La fruta prohibida (3) La exmonja
Si aprendes a follar con la madre de tu amigo, no dudes que buscarás en tu vida relaciones prohibidas. En esta ocasion será La cama de mis padres el escenario en donde me follé a una exmoja convertida a testigo de Jehová 30 años mayor que yo. Aquel domingo Dios me la sirvió en bandeja.
No cabe duda de que mis inicios con la madre de Alberto despertaron en mi el deseo de follar con toda mujer "prohibida". El hecho de tener que escondernos hacía que los encuentros con ellas fuesen explosivos, además los instantes previos en los que iba de caza a por ellas, me causaban un gran morbo, sobre todo si había peligro de ser descubierto en mi juego. Después de unos meses de abstinencia de Lucía, un domingo a media mañana estando solo en casa llamaron a la puerta. Al abrir encontré a dos señoras que se presentaron como testigos de Jehová. - Buenos días, nos gustaría informarle de... No les dejé hablar y cerré la puerta de un portazo. "Menudo coñazo de tías", pensé, pero acto seguido se me encendió una luz. Dos marujonas, una de ellas bien parecida, "voy a jugar un poco". Abrí la puerta y las encontré metiéndoles el rollo a mi vecina. La guapa miró y echó a andar hacia mí, mientras su compañera seguía el sermón. - Lo siento, he cambiado de opinión y me gustaría escucharte. ¿Te parece que entremos y así estaremos más cómodos? - Bueno, esto no durará más de 5 minutos, si no te importa te comento rápidamente aquí fuera. -Contestó algo cortada por mi propuesta. - Casi prefiero en el salón, estoy un poco cansado de la marcha de anoche y no tengo cuerpo para andar aquí en pié. - Bueno, si es así, no tengo ningún inconveniente en entrar. Miró a su compañera con cara un tanto asustada y le hizo un gesto de que estaría ahí dentro. Entraron y se sentaron cada uno en un sillón. Él llevaba una camiseta y un pantalón corto de pijama a rayas; ella era morena de pelo negro como el azabache, seguramente tintado, tendría unos 45 años pero mantenía una figura muy bien conservada, parecía una mujer que hacía deporte, a juzgar por cómo se le definían los músculos de sus piernas y sus brazos, y ver cómo sus pechos parecían duros como rocas. Después de un vistazo y una valoración rápida, mientras ella iniciaba su discurso hablando con pasión de los testigos de Jehová, me fui directamente al grano. No había tiempo que perder. - Eres una mujer de ensueño. ¿Te apetecería que follar conmigo? Estoy solo Los ojos de aquella mujer se pusieron como platos, pegó un brinco del sofá y salió como alma que lleva el diablo de aquel salón. Antes de que alcanzace la puerta de la calle le cerré el pasó, y le dije: - ehhh tranquila... Piénsatelo - Pero qué dices, niñato...!! Que te has creído...!! Podría ser tu madre...!! - Piénsatelo, no te vas a arrepentir. - Estás loco chaval, quita de enmedio si no quieres que empiece a gritar.. - Ok, no te enfades. Ha sido una propuesta sincera, porque he visto a una mujer enormemente guapa, atractiva, pero con una mirada triste, sin chispa, y si no me equivoco necesitas a un hombre que te haga disfrutar un poco. - Aparta...!! Estás enfermooo...!! Me aparté y salió de casa en dirección a su amiga que aún seguía dándole a la lengua. La cogió de un brazo y la sacó del bloque de pisos en un santiamén. Al quedarme solo estuve pensando en Lucía. No podía quitarme de la cabeza aquellos momentos en los que estaba metido en aquel coño húmedo. Estaba con un pollón tremendo provocado por aquellos pensamientos y por la idea de follarme a una testigo de Jehová; me apetecía marcha, pero la soledad es mala y me propuse jugar. Mi madre había comprado un melón días atrás que aún andaba sin empezar. No era muy grande. Lo cogí, y lo metí en el microondas un minuto, le hice un agujero por el que meter mi enorme polla y me hice la paja más alucinante que nunca me haya hecho... El calor, las pepitas, la humedad simulaba a la perfección una vagina cachonda.. Era la primera vez que lo hacía, pero no la única. Mis amigos lo habían probado desde que alcanzaron la adolescencia. Yo lo probé ya entrados en los 20 años, porque me parecía deprimente follarse un melón; eso era para niñatos que no podían encontrar a una tía. Esa mañana me hice 5 pajas con él, al que llegué a hacerle tres agujeros de distinta medida hasta que dí con el agujero perfecto para mi polla. El sonido que producía sus jugos al meterla y sacarla era igual al de un coño mojado. Su textura y las pepitas al fondo me provocaban una sensación tan placentera que me corría la mar de bien; era como estar dentro de Lucía... que gustoooooo!!. Por la tarde, mientras tomaba una ducha escuché que llamaban a la puerta. Salí de un salto y fui a abrir, sin secarme y con solo una toalla tapándome el nabo. Mi sorpresa fue ver a aquella mujer de la mañana, sin folletos y con una vestimenta más sexi y provocativa que la de la mañana. - Hola..-Se quedó sin respiración al verme de esa guisa, mojado, semidesnudo- Me lo he pensado, como podrás ver. - Eso es estupendo... Entra, por favor...verás como lo que te prometí se va a cumplir. Nada más cerrar la puerta dejé de taparme la polla, que, de presentir lo que venía después, estaba cogiendo tono, y a pesar de estar morcillona su volumen se había duplicado con respecto a momentos anteriores. - Madre mía, esto es una locura, -dijo ella casi en un susurro. - No digas eso, el señor me ha puesto en tu camino, y tienes que seguirlo... - Por eso he venido, creo que nuestro jesucrito nos pone pruebas, y esta es la mía.. Me acerqué a ella, le cogí la mano y se la puse en mi polla. La cara de sorpresa de aquella señora era todo un poema. En esos momentos creí que hacía tiempo que no cogía una de ese tamaño. Mientras la ayudaba a pajearme y romper el hielo, le desabrochaba con mi otra mano la camisa dejándo ver aquellos pechos enclaustrados en un sujetador negro de encaje muy bonito, si, pero estorbaba mucho, y de un clic se lo desabroché. Su respiración estaba empezando a tomar un ritmo perfecto, notaba su excitación, y sus pezones se dejaban ver bajo el sostén que aún no había quitado del todo. Guauuuu... aquella señora estaba tremenda...!! La conducí al dormitorio de mis padres, aprovechando que estaban de puente en Zamora. La tumbé y la fui desnudando poco a poco. La venía un tanto cortada, y a pesar de estar excitada, parecía no estar puesta en esto de follar. Yo tenía 30 años menos que ella y la estaba dirigiendo en todo... aquí algo pasa.., pensé para mi... - Estás bien? -le pregunté- - Si, bueno.. la verdad es que estoy un poco cortada. Nunca he estado con un joven como tu.. Me siento una asaltacunas... No se si debo, estoy muy confusa. - Cierra los ojos y déjate llevar... Hizo lo que le pedía. Le quité los zapatos, los pantalones, y allí, sobre la cama pude comtemplar la figura de aquella mujer. Para tener 50 años estaba como una jovencita, sin barriga, ni estrías, con curvas, con pechos turgentes. Sin duda hacía deporte, o se hacía algún retoque que otro. Antes de dejarla desnuda la acaricié de arriba a abajo, besando suavemente todo su cuerpo, en una práctica para escanearlo y dejarlo impreso en mi memoria. Eso le hizo empezar a disfrutar aquello de verdad. Con las yemas de mis dedos acariciaba levemente aquellos puntos de su cuerpo que consiguen erizar la piel de una mujer. Notaba que sus movimientos sobre la cama se iban pareciendo a los de una serpiente. Poco a poco mi mano fue para su coño; solo lo rocé y seguí rumbo hacia sus tetas que ya estaban libres. Me tumbé sobre ella, cuerpo desnudo y aún algo mojado sobre el suyo que por esos momentos comenzaba a necesitar un buen meneo. Me movía sobre ella de manera sensual, suavemente, mirándola fijamente a los ojos, apretando mi polla sobre su pubis. - Dime lo que quieres, -le dije- - No se.. - Cómo no sabes, no lo creo, ¿para que has venido?. Mírame, estas desnuda en la cama de mi padres, con un joven guapo, fuerte y desnudo sobre ti, y me dices que no sabes que quieres?? - Bueno, supongo que disfrutar como nunca lo he hecho.. - Mmmmmm.... Bueno, vamos bien... Y qué quieres que te haga para hacerte disfrutar como nunca lo has hecho?? - No lo se, porque nunca lo he hecho... El flash que aquello me produjo me dejó unos segundos paralizado sin reaccionar - Cómo?? No lo creo, perdona, pero una mujer como tu es imposible que siga siendo virgen. - Créelo. De joven entré en la orden de monjas de la caridad y estuve allí cerca de 30 años. Nunca conocí a un hombre. Hace cuatro años, decepcionada y con necesidad de buscar otro camino me salí y me acerqué a los testigos de Jehová. Sigo siendo virgen. Uff... aquello hizo que mi polla se convirtiera en un brazo de gitano, pero duro como una roca. Me iba a follar a una virgen cincuentona, sin catar, sin saber lo que es tener un pollón dentro de ella. Menuda responsabilidad, pensé para mis adentros!!
- Vale, no te preocupes, cierra los ojos y disfruta. Los cerró y le besé en los labios que me devolvieron el beso más cándido que había probado nunca. La verdad es que no me gustó mucho, yo soy más de pasión y furia, y aquello me hizo pensar que era mi madre a la que morreaba. Me incorporé haciendo rozar mi polla por toda su barriga, entre sus pechos hasta ponerle los huevos en la boca. Sin decirle nada ella los empezó a lamer, suavemente, mientras yo me pajeaba con una mano, y otra se abría camino hacia su coño encerrado en una maraña de vello. Nunca había estado con una mujer con tanto vello púbico, era suave, algo rizado, tupido, largo, tanto que podía anudarlo en los dedos. Me resultaba una sensación muy nueva para mi, y durante un rato jugue con él dándole tironcitos que parecía gustarle. Comenzaron a salir los gemidos de la garganta de la virgen cuando uno de mis dedos coló dentro de su coño. Sus movimientos se estaban haciendo cada vez más sensuales, y la comida de huevos que me estaba haciendo me estaban llevando al cielo. Me incorporé sobre ella y le metí la polla en la boca. Efectivamente, no tenía la destreza de otras zorrillas con las que me topé, ni que decir tiene en comparación con Lucía, una maestra en comer pollas. No quise continuar con aquello, porque además parecía que no le gustaba mucho aquella sensación; me volví a tumbar sobre ella y colocando sus piernas sobre mí, con la típica postura del misionero, me dispuse a taladrar aquel coño intacto. En ese momento me vinieron a la cabeza los comentarios que hacíamos entre los amigos sobre lo de follarse a una virgen de 30 años, que si se necesitaría un cincel y un martillo, que si un martillo compresor.. en fin... dejé a un lado mis pensamientos y me dispuse a ello.
- Estás nerviosa??
- Un poco si
- Quiero que te relajes, te voy a follar muy, muy despacito, para que lo disfrutes de principio a fin, -le dije, mientras le pasé la lengua por sus labios-
- Estoy preparada Nada más terminar de decirme aquello, mi polla ya estaba lista a las puertas de su vagina, con unas ganas locas de colarse entera dentro de aquel coño. No pude hacerlo como le prometí y de un empujón, fuerte, rápido y sin piedad le atravesé el coño de principio a fin. Un grito de placer y dolor mezclado se dejó sentir en toda la habitanción, mientras me apretaba fuerte contra sus tetas. Me quedé parado dentro de ella, lo más al fondo que podía, y al cerrar los ojos me acordé del melón que me había follado por la mañana; era una sensación parecida, aunque a decir verdad el melón estaba más caliente que aquella mujer, y también más húmedo. Empecé a sacar la polla y a meterla, primero despacio, una y otra vez, una y otra vez, aumentando el ritmo y la intensidad de la embestida. Quería que aquella mujer se corriese, pero parecía que iba a ser una tarea ardua. Empecé a decirle cosas guarras, obscenas, y parece que la cosa comenzó a causar efecto.
- Que le pasa a esta guarrilla... ¿que ya no es virgen?..Ohh... pobrecita... ¿Sabes que tienes 22 centímetros de polla dentro..?? ehhh... zorra...?? Ya tenías tu ganas de una buena follada, ehhh?? Mete las manos y ábrete más los labios del coño...!! -le ordenaba- No quiero dejar ni un milímetro de polla fuera..!! Te voy a meter una descarga de leche que la vas a estar saboreando toda una semana...!!
- Si, si.. respondía ella, cada vez más excitada.
- Si, si??.. ya verás lo que es una buena corrida, so perra, muéveteeeee!! Y empezó a mover su pelvil dándole gusto a su coño. El roce de mi vello púbico con su clítoris parecía estar dándole mucho gusto, porque no cesaba de restregarse con él, hasta que le hizo correrse de gusto, soltando un Ahaahhhahhhhhhhaaaaaaaaaaaaaaaaaa...!!! largo que la dejó casi sin sentido. Yo seguía a lo mío. Su coño se había ido mojando más y más y la verdad es que estaba en esos momentos delicioso. La incorporé poniénla a cuatro patas y agarrándola del pelo y tirando hacia atrás le volví a hincar la polla, mientras le metía un dedo por el culo...
- Zorra... te gusta, nooooo?? Ya lo habías probado tu esto antes... no?? Lo hiciste tu misma, o fue alguna de esas monjitas lame coños con las que compartías vida, ehhh??
- Si, si... sigue... Eso me estaba poniendo a cien, pensar en dos monjas comiéndose los coños. Uff... mientras lo imaginaba, más fuerte le daba por detrás. De las embestidas que le metía la estaba mandando al cabecero de la cama, pero a tenerla agarrada del pelo, evitaba que se corneara allí mismo. Su culo estaba preparado para perder la virginidad, aunque dudaba de aquello, al ver lo bien que había reaccionado aquella guarrilla salida del armario. No iba a andarme con remilgos, y sin pensarlo la enculeé hasta el fondo, no sin antes pegarle un par de escupitinajos a mi rabo, para que resbalara bien hacia dentro. Aquella metida le hizo flaquear las manos y las piernas sobre las que se apoyaba y calló sobre el colchón casi sin respiración. Yo me deje caer con ella, y sin sacarla del culo me quedé, mientras le apartaba el pelo de la cara para lamer su cuello; la verdad es que aquella golfa me gustaba cada vez más. Empecé a morder su cuello, a chuparlo con fricción mientras me movía sobre ella, follándomela por el culo que se iba abriendo cada vez más. La presión que notaba al principio había pasado, y ahora la sensación no era tan gustosa pero a ella parecía molarle cada vez más, por la manera en cómo movía sus caderas.
- Mírala ella, como disfruta... Tenías ganas, verdad, de una buena polla en tu culo, ehhh??
- Si, me gusta mucho...
- Más que en el coño...
- Si... más...
- Bueno.. ya te irás acostumbrando a que te folle el coño, y verás como te vuelves loca por abrirte de piernas para que te haga una buena hincada.. Ahora, disfruta de este agujero - y le metí tal empalada de culo que pegó un grito tan fuerte como si la estuvieran matando. Tuve que ahogar aquel sonido con la mano, para evitar que los vecinos llamasen a la puerta alarmados por aquello.
- Gritas...?? Quieres más.. ??
- Si, si... dame más..
- Te vas a quejar..? No, verdad, que no...??
- No, no... La follada que le hice de culo me llevó a descargar mucha leche, tanta, que la pude repartir entre el culo, el coño y la boca, algo a lo que se negó en principio, volviendo la cabeza. En estos momentos no estaba yo para negativas, necesitaba terminar esa corrida y era en su boca donde yo quería. La cogí del pelo le volteé la cara y se la metí entera dentro. No podía hacer otra cosa que aguantarse mi lechazo dentro. Veía cómo por la comisura de su boca resbalaba mi leche mezclada con su saliva; sin duda era algo que no le gustaba tragar, no como a Lucía que se la bebía con mucho gusto, relamiéndose los labios cada vez que le eyaculaba en la cara, y buscaba todas aquellas gotas que se escapaban sobre nuestros cuerpos. Nada más terminar de correrme en su boca se la saqué y me tumbé junto a ella, mirándo su cuerpo.
- Que tal -le pregunté.
- No se que decirte. Creo que estoy en una nube ahora mismo.
- EStas bien..? Te ha gustado..??
- Si claro.. Lo siento, es que estoy un tanto desubicada. No se si al ponerme en pié me voy a poder sostener.
- Descansa y disfruta de la sensación de tu cuerpo. ¿Sabes que tienes un cuerpo muy bien mantenido?
- Siempre he hecho deporte, y me mantengo gracias a las sesiones diarias de footing y natación.
- Vaya... corres... la verdad es que creo que la mejor corrida de tu vida ha sido la de esta tarde..
- jajajja... No lo dudes... sin duda la sido una corrida de medalla... Nunca me había hecho disfrutar una como la de hoy.
- Si quieres podemos empezar de nuevo... -Se lo dije, pero solo para seguir en mi papel de chico insaciable, pero la verdad es que estaba fundido. No sé si me quedaba más leche en mis huevos, porque esta era la sexta vez que me corría en el día.
- Bueno, mejor lo dejamos para otro momento -dijo ella incorporándose- Se me ha hecho un poco tarde y tengo que volver a casa. Se vistió, no sin antes pasar por el baño, en donde estuvo lavándose el coño y resfrescándose el culo en el bidé. Una vez arreglada, me miró y con expresión relajada me dijo: Lo he pasado muy bien, ha sido una experiencia inolvidable, y espero poder repetirla.
- Aquí tienes una polla para tu coño, guapa... -le dije señalando a mi nabo, que yacía en aquel momento sobre mi muslo, totalmente abatido. Aquella noche dormí como Dios, con una sensación extraordinaria de haber desvirgado a una exmonja de 50 años. Me dormí con el recuerdo de aquel tremendo empujón, mientras agarraba mi polla con la mano. Ese día, sin duda, había triunfado.