La Forma Del Amor - Capitulo 11 -

Tras la tempestad viene la calma. Las heridas sanaran y nuevas oportunidades aparecen

Cap XI

Catarsis

- Sergio/Uriel –

“I hurt myself today

To see if I still feel

I focus on the pain

The only thing is real”

“Hurt” – Johnny Cash

Sergio llevaba rato recostado en su cama y mirando el techo, jugueteando con una idea que no lo dejaba tranquilo: Si, Bryan se había comportado como un patán, pero después de la plática que habían tenido lo entendía mejor, y no dejaba de pensar que, de alguna manera, le recordaba a Erick; había algo en su forma de ser, en su actitud que le recordaba mucho a su amigo y amor.

  • Las cosas pasan por algo, Todo tiene que ver con todo. – Se dijo mientras volvía la mirada al buró, donde Erick, en una fotografía, lo miraba sonriente. – solías decirme eso muy seguido. Podría empezar de nuevo, darme una oportunidad.

De un brinco se levantó de la cama y tomó su celular; con dedos agiles buscó el número de Bryan y marcó.

  • Lo jodi todo. – Le respondió la voz de Bryan, rota.

  • ¿Bryan? ¿Estás bien? – Preguntó Sergio preocupado ante tan abrupta respuesta.

  • Fui a Buscar a Kyan, peleamos, dije… ¡Hice cosas horribles! ahora sí, lo perdí de la peor manera posible.

  • Bryan, ¿Dónde estás? – Con cada palabra Sergio sentía una angustia creciéndole implacable en el pecho.

  • En mi carro, creo que estoy en periférico, no sé, no estoy poniendo atención.

  • ¡Por dios! Bryan, cálmate, estaciónate, voy a buscarte, pero por favor no hagas ninguna tontería…

Entonces ocurrió lo que Sergio mas temía. El sonido de un impacto, cristales rompiéndose, metal doblándose, un grito ahogado, los reconocía todos, era el mismo ruido que escuchó tiempo atrás cuando el carro en el que viajaba con Erick había chocado.

  • ¿Bryan? ¡Bryan, por favor respóndeme! - La sangre se le heló en las venas al escuchar el silencio plagado de incertidumbre y luego la línea cortarse sin mas.

El pánico se apodero de el, instintivamente tomó sus llaves, salió corriendo de su casa y subió a su auto. Justo cuando arrancaba la lógica se impuso. - ¿A dónde voy? – Bryan necesitaba ayuda, pero ¿Dónde estaba?

Ansioso saco su celular, por un momento se quedó viendo la pantalla negra sin saber que hacer. Intentó llamar a Bryan de nuevo, pero le respondía el buzón. Tras unos minutos su mente se iluminó, buscó en el directorio y marcó nuevamente; el teléfono timbró al menos cinco veces antes de que una voz dudosa contestara

  • ¿Bueno?

  • ¡Uriel! ¡gracias a dios que contestas!

  • ¿Sergio? ¿Qué pasa?

  • Bryan acaba de tener un accidente

  • ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿No estabas con el? – Preguntó Uriel incrédulo

  • Después de platicar lo deje solo. Le llamé después y estaba muy alterado, dijo que venía de casa de Kyan y que habían tenido una discusión muy fuerte; En verdad se oía muy mal… Y luego oí un choque y la llamada se cortó. Ni si quiera se dónde está.

Un silencio ominoso llenó la línea, Sergio sujetó el teléfono con toda la fuerza de sus manos, como si fuera lo único que lo mantenía anclado a la realidad.

  • ¿Uriel…? – repitió Sergio cada vez mas asustado

  • Aquí estoy. – Respondió Uriel con la voz ahogada. - ¿Dices que discutió con Kyan?

  • Eso me dijo, honestamente no se… Iba a ir a buscarlo, pero ni si quiera se donde vive Kyan, no sé que hacer. Estoy muy asustado. – Agregó con un hilo de voz

  • Nosotros nos encargamos de buscarlo.

  • ¿Nosotros?

  • Estoy en casa de mi… De Christian, un amigo. Se donde vive Kyan y podemos empezar a llamar hospitales. ¿Podrías pasar por nosotros?

A Sergio le sorprendió escuchar como la voz de Uriel adquiría una frialdad y dureza particular. Las veces anteriores que había tratado con él su tono había sido suave, cordial y algo dubitativo. Ahora se mostraba diferente, como si las dificultades lo pulieran poniendo de manifiesto su lado mas adulto

  • Si. – Respondió Sergio aun confundido por tratar con este Uriel. – mándame la ubicación y enseguida salgo para allá

  • Gracias. – Tras un brevísimo silencio durante el cual ambos expresaron su preocupación sin decir nada, Uriel agregó: - Y Sergio, gracias por avisarme, todo va a estar bien. - Sergio finalizó la llamada tras dar un angustioso suspiro; había algo en la forma en la que Uriel había dicho esa última frase que no le gustaba nada, como si la estuviera diciendo mas para si mismo que para el, como si quisiera aferrarse a esa idea.

Sergio intentó apartar los oscuros pensamientos que empezaban a nacer en su mente, agradeció cuando el timbre de su celular lo devolvió a la realidad. El mensaje que le indicaba a donde dirigirse había llegado. Sin poder deshacerse del desagradable vacío que sentía en su estómago arrancó su coche y condujo con manos temblorosas.

Al cabo de 20 minutos, que mas bien le parecieron 20 años, Sergio llegó a su destino. Frente a el estaba un modesto edificio de departamentos y en la esquina, haciéndole señas con las manos, estaban Uriel y Christian.

  • Perdón por hacerlos esperar. – Se disculpó Sergio tras acercarse hasta donde los chicos lo esperaban

  • No tienes porque disculparte y gracias por venir por nosotros

  • ¿Ya sabes algo? – Replicó Sergio con brusquedad

  • Si, está en el hospital de San Rafael, no me pudieron dar muchos detalles por teléfono, está estable, pero no sé nada mas

¡Que bueno! – replicó Sergio con evidente alivio en su rostro. – Pero súbanse, vamos al hospital

Tras abrirles la puerta, Uriel se acomodó en el asiento del copiloto y Christian atrás

  • ¡Por cierto! El es… - Uriel se quedó mudo un segundo durante el cual batalló con su mente intentando decidir cual era su relación con Christian después de lo que había pasado hacia unas horas y, al mismo tiempo, reprochándose por preocuparse por algo tan vanal en un momento como este.

  • Soy Christian. – Interrumpió el otro tendiéndole la mano a Sergio. – Trabajo con Bryan y Uriel en el corto que piensan hacer. Mucho gusto.

Uriel, apenado, solo atinó a dirigirle una mirada culpable a Christian por el retrovisor, el chico le guiñó un ojo como respuesta y le apretó el hombro en un gesto de entendimiento que enterneció a Uriel.

  • ¿Deberíamos avisarle a su familia? – Interrumpió Sergio arrancando el auto

  • ¡No! – Respondió Uriel con brusquedad

  • ¿Por qué?

  • Es complicado. - Exclamó Uriel con un suspiro resignado. – No soy quien debería contarte esto y si se lo dices a Bryan lo negaré, pero creo que es importante que lo sepas. Tiene que ver con la muerte de su hermano. ¿Sabes cómo se apellida Bryan?

  • Luna. – Respondió Sergio sin quitar los ojos del camino.

  • Su apellido legal es Nardozzi, Luna es el apellido de su padre biológico. – Explicó Uriel mientras negaba con la cabeza y reunía fuerzas para continuar con el relato. – Verás, Bryan es adoptado, Héctor no era su hermano si no su primo. Tras la muerte de sus padres Bryan fue adoptado por sus tíos y no fue muy feliz con ellos; su tía y su prima lo maltrataban, eso acabó cuando Héctor cumplió los 18 años, se independizó y se llevó a Bryan con el.

Hace dos años, cuando Bryan cumplió 18, Héctor le hizo una fiesta, salimos muy tarde del lugar; en el último momento Bryan regresó al local porque quería ir al baño, yo me subí al auto y Héctor estaba en la puerta del conductor, esperando a su hermano con una sonrisa satisfecha.

Mientras esperábamos unos hombres se acercaron e intentaron asaltarnos, pretendían llevarse el auto de Héctor, intenté ayudarlo, pero solo logre llevarme un par de golpes que me dejaron en el suelo. Nuestros gritos ya habían alertado a los guardias del lugar, Bryan venia corriendo con ellos, pero ya era tarde, uno de los asaltantes había apuñalado a Héctor en el estómago y cuando se dieron cuenta de que los guardias se acercaban lo lanzaron contra el auto; Al caer Héctor se golpeó la cabeza… aún recuerdo el sonido del golpe, seco, casi como un crujido.

Llamaron a una ambulancia, nos llevaron al hospital, yo solo tenia un ojo morado y algunos golpes, pero Héctor estaba inconsciente… ya no despertó. La contusión había sido muy severa y los doctores le dieron pocas esperanzas.

Bryan se culpó de todo, aun lo recuerdo parado en la sala de espera, con esa horrorosa luz blanca resaltando su rostro demacrado, su ropa cubierta con sangre, explicándole entre lágrimas a sus tíos lo que había pasado.

Durante el siguiente año Bryan prácticamente vivió en el hospital, le leía y conversaba con Héctor diario esperando a que despertara. Los pronósticos no mejoraron, al cabo de un año se tomó la decisión de desconectar a Héctor. Sacaron a Bryan a rastras del hospital, y en el velorio Ofelia le reiteró a Bryan su culpa… no se han hablado desde entonces. Evidentemente Bryan sigue culpándose por la muerte de Héctor

Es por eso que Bryan no se presenta con su apellido legal, y es por eso que notificar a su familia no sería prudente… tal vez a su tío Oscar si fuera un caso muy grave, siempre se llevó bien con el, pero por ahora creo que lo mejor es que nosotros manejemos la situación

Un silencio ominoso llenó el auto cuando Uriel terminó de hablar. Fue Sergio, tras un par de minutos quien volvió a hablar

  • Debes estar bromeando, eso parece sacado de una telenovela

  • Lo sé, - Respondió el chico frotándose las manos con ansiedad. – Yo tampoco lo creería si no lo hubiera visto, Y Bryan no le cuenta esto a nadie, es muy hermético con su vida

  • Bueno, me alegra haberte contactado. – Exclamó Sergio tras un breve silencio. – hubiera sido imposible encontrarlo, ni si quiera sabía su nombre real

  • Gracias por preocuparte por el

Sergio asintió, pero no dijo nada mas, los tres se sumieron en un necio mutismo que duró hasta que llegaron al hospital. Tras estacionarse y entrar, fue Uriel quien se acercó a la recepción a pedir informes; Sergio se quedó atrás, esperando confundido

  • Es mucho para digerir, ¿Verdad? – Preguntó Christian amablemente, Sergio se volvió para ver al chico tendiéndole un vaso desechable donde humeaba un aromático café. Sergio lo tomó confuso, el calor del vaso le entibió las frías manos, tras darle un sorbo respondió.

  • Si, mucho... Pero no se porque me molesta, en este momento lo importante es que Bryan este bien. Gracias por el café

  • Parecías necesitarlo. – Agregó Christian amablemente. – No te lo tomes tan a pecho, Uriel te lo contó porque cree que eres importante para Bryan

Sergio solo atinó a enrojecerse, intentó replicar, pero Uriel lo interrumpió

  • ¡Está bien! Tiene algunas fracturas, pero ya lo intervinieron y está fuera de peligro. – Uriel hizo una brevísima pausa, durante la cual Christian le extendió un vaso con café. – Gracias, me hacía falta. – Christian le sonrió como respuesta, Sergio notó el brillo que había en los ojos de ambos cuando se miraban, la sonrisa se le contagió. - ¿Quieres pasar a verlo primero?

  • Ve tu primero. – Declinó Sergio. – Necesito un momento.

Uriel asintió extrañado, le regresó el café a medio beber a Christian, dio media vuelta y se perdió entre los blancos pasillos del hospital

Sergio siguió al chico con la vista y una vez que se aseguró que estaba lo suficientemente lejos le preguntó a Christian

  • Entonces, Uriel y tu… - Christian se atragantó con el café, la pregunta lo tomó por sorpresa

  • No se que somos en este momento. – Fue la respuesta de Christian una vez que recuperó el aliento

  • Gracias por lo que dijiste hace un momento, me diste la claridad que necesitaba y me gustaría corresponderte con la misma cortesía

  • ¡Vale! – Replicó Christian apenado. – creo que también necesito hablar con alguien y tenemos algo de tiempo


Uriel caminó por el hospital con aprehensión, al igual que a Bryan no le gustaba el ambiente del lugar, habían pasado demasiado tiempo en sitios así, sufriendo junto a sus seres queridos. Pero esta vez era diferente, Uriel no pudo evitar pensar que tanto mas incomodo y desesperado se sentiría Bryan en un lugar así. Haciendo acopio de fortaleza puso su incomodidad a un lado, encontró el cuarto de Bryan y entró

La imagen era un tanto desoladora, Bryan yacía vendado y enyesado, con varios aparatos monitoreando sus signos vitales. Uriel no pudo evitar recordar a su madre, yaciendo en una cama similar casi consumida por el cáncer.

  • Ya se que me veo fatal. – Exclamó Brian en un susurro desde la cama. – Perdóname, sé que esto no es grato para ti

  • Dudo que para ti lo sea. – Respondió Uriel acercándose a su amigo. - ¿Cómo te sientes?

  • Tan mal como me veo

  • Entonces podría ser peor

  • ¿Y Sergio? – Preguntó Bryan con culpa en su voz

  • Esta afuera, con Christian.

  • Seguramente no quiere verme… Soy un necio, lo arruiné todo, con Kyan, con Sergio, - Lagrimas empezaron a brotar de sus azules ojos mientras hablaba, Uriel lo dejo continuar mirándolo compasivamente y tomando con suavidad su mano. – Le he hecho la vida imposible a todos por aferrarme a Kyan. Tenias razón, siempre la tuviste, pero no te escuché. Lo jodi todo

  • No todo lo que jodes sale mal. – Le respondió Uriel con una media sonrisa. – Después de todo Kyan te permitía quedarte en ese estado en medio de la nada, sin avanzar ni retroceder; donde estabas seguro, pero a la larga nada saldría de ahí. Pero eso es algo que no podías saber, hubiera querido evitar que llegaras a este punto, que hubieras visto las oportunidades que se te dieron, pero… bueno, la vida es así y lo importante es que éstas bien

Bryan no respondió, las lagrimas de años empezaron a salir en torrente, con esfuerzo se incorporó y abrazó a su amigo, Uriel hizo otro tanto procurando no lastimar el herido cuerpo de Bryan

  • Esta bien, llora, las lagrimas no son malas, deja salir todo lo malo para que las buenas cosas puedan entrar. Sergio esta allá afuera, esperándote, Tus amigos también, Adrián, César, Irene, Jesús… les llamé y vienen a verte, deja entrar lo bueno en tu vida

Bryan lloró como no lo hacía en años, terminó completamente saturado, con el rostro hinchado, pero con paz en el alma y una incipiente sonrisa naciendo en su rostro.

  • Los extrañé mucho

  • Y nosotros a ti