LA FOGOSA VIDA DE ROSA EN EL CAMPO ( 3ª Parte )
Rosita entrega su virginidad anal a su primo ... la sorpresa.
Los secretos encuentros incestuosos entre los primos, continuaron. Cada vez que Alberto la pillaba por ahí, le metía mano descaradamente, le agarraba las tetas, se la punteaba, le metía la mano entre las piernas , por sobre o por debajo del vestido. En su casa, o en la de él, en el establo, en el gallinero, cualquier lugar era bueno para manosear a su prima, que se dejaba hacer lo que él quería.
A veces rápidamente entraban al gallinero y mientras Rosa vigilaba por las rendijas que nadie viniera, Alberto le subía el vestido , le corría los calzones y se la cogía parado , o se iban detrás de un cerco cerrado , donde Alberto se colocaba a mirar y Rosa arrodillada se la chupaba. Cualquiera que mirase de lejos, solo vería de los hombros para arriba del cuerpo de él, sin saber que Rosa estaba también ahí y si en caso de que alguien viniera , fácilmente Rosa salía gateando por detrás de unos fardos para que no la fuesen a pillar. Entre las matas de choclo, detrás del establo, en el gallinero, cualquier lugar servía para pegarse un buen polvo, pero el lugar preferido de ambos, era el escondite secreto en el río. Ahí estaban seguros, podían desnudarse y coger a gusto por horas sin que nadie los molestara.
Rosa estaba obsesionada con la verga de su primo, llegaba hasta soñar con ella. Cada vez que él se lo pedía, se la metía en la boca sin ningún problema, al contrario lo ansiaba, le encantaba, colocándose una experta en el arte de mamar.
Llevaban casi un mes de esos clandestinos encuentros, cuando una tarde , estando en su escondite, Alberto le pidió que lo dejara acabar en su boca. Rosa ya en ese tiempo estaba enamorada de él, aunque nunca le dijo nada. Sin problema aceptó esta nueva morbosa idea de su primo, sin siquiera pensarlo. Ya más de alguna vez había sentido el sabor, con los restos de semen que le habían quedado en las manos y que había llevado a su boca para saborearlo. No eran tan malos, claro que ahora sería una dosis mucho mayor, pero estaba curiosa de ver lo que se sentía.
Luego de un buen rato de tener ese pedazo de carne en la boca, obviamente después que se la habían cogido en todas posiciones, Alberto se coloco de pie y le comenzó a follar la boca. Rosa chupaba y chupaba, sabía lo que venía, cuando de un momento a otro, Alberto le avisó y comenzó a sentir la leche de su primo llenándole la boca y entrando por su garganta.
Se llego atragantar con tanta leche que recibió, que le quemo la garganta por dentro cuando la trago. Alberto se reía diciéndole que no era necesario que la tragara si no quería, pero al cabo de todo no le molestó hacerlo, es más le gustó. Ya de ahí se fue perfeccionando, a veces las escupía, otras veces la tragaba, aprendiendo a disfrutar de la leche de su primo que cada vez que podía, se la daba.
Había convertido a su prima de 18 años en su puta personal. Cada vez que quería abusaba de ella, tratándola violentamente, follándosela como un animal y ella, nada, solo se entregaba a sus perversiones sin decirle que no a nada. Por lo mismo fue tanteando el terreno.
Estaba aburrido de acabar en su boca o en sus tetas, y comenzó a trabajarle el culo. Cada vez que follaban, se lo comía con la lengua, le metía un dedo, hasta que le pidió a su prima que le entregara su virginidad anal. Rosa como siempre, lo dudó solo un poco , pero se sometió sin poner resistencia a los cochinos deseos de su primo y haciéndole caso, adopto la pose que él le pedía. Alberto le chupó el ano un buen rato, le hurgueteó esa cavidad con sus dedos y cuando ya entraban sin dificultad, le apuntó la verga a esa estrecha entrada y comenzó a tratar de metérsela.
A Rosa le dolía, pero aguantaba. Alberto la tenía muy grande y era su primera vez por esa prte de su cuerpo. Le pedía que se lo metiera despacio y Alberto fue consciente, con mucho cuidado fue penetrándola, hasta consiguió lo que quería.
El ano de su prima era de él, la mitad de su verga metida en ese gordo culo y Rosa gimiendo de dolor. Le ardía el culo, trataba de acallar su dolor, pero no hacía nada por quitárselo, como mujer de campo resistía. Sin ser muy brusco, Alberto se la cogió por el culo no mucho rato , sabiendo del dolor que ella sentía y como sabía que no había riesgo de embarazo, descargo su leche en el interior de Rosa. No fue muy placentero para ella, le dolió mucho, solo al final comenzó a sentir algo de placer cuando ya con la lubricación del semen de su primo, la verga ya no entraba tan en seco.
Quedó adolorida, pero contenta de ver a Alberto tan satisfecho. Le hizo el comentario de que al final le había gustado, más que nada porque no entraba tan en seco y Alberto le dijo que la próxima vez, le colocaría crema, pero que estuviese segura que si o si volverían a coger por el culo, ya que era mas seguro. Y así fue, cada vez que volvían al escondite, Alberto llevaba una crema, se la cogía por harto rato y al final terminaba dándole por el ano, colocándole la rema que siembre llevaba. Rosa aprendió también a disfrutar de este ritual y ya con el tiempo, gozaba como loca cuando era enculada, incluso sin crema.
Pero pasó lo que tenía que pasar, tarde o temprano. A pesar de que Alberto se preocupaba de acabar afuera o en su culo, cuando Rosa estaba por cumplir los 15 años, quedó embarazada de su primo. Hasta ahí acabo la diversión, ahora se les venía un enorme problema. Alberto consiguió el dato de una mujer que hacia remedios caseros para que las muchachas abortaran, pero el destino no los ayudo, la mujer había fallecido apenas hace una semana de un infarto.