LA FOGOSA VIDA DE ROSA EN EL CAMPO ( 1ª Parte )

Una joven campesina comienza a descubrir su sexualidad con su primo

Alejados de la civilización, en terrenos familiares, Alberto andaba entre los cerros, buscando una oveja que no volvió con el rebaño. Tenía la esperanza de encontrarla, por lo que montó a caballo y comenzó a recorrer los cerros, donde no encontró nada. Seguramente había sido presa del puma que debe haber bajado y se comió el animal. Ya sin rastro alguno, el sol pronto se ocultaría por lo que prefirió regresar a casa, mirando las tierras de su abuelo, padre y tío.  A lo lejos se veían las casas colindantes y la vasta extensión de terreno, sembradíos de todos tipos, animales pastando, todo lo necesario para sobrevivir en esas lejanas tierras, casi todas de su misma familia, salvo  una que otra familia por ahí. Comenzado a descender, a lo lejos ve a la que parecía ser su prima Rosa que caminaba con un muchacho mayor que ella, que no lograba reconocer.

Mientras bajaba le llamo mucho la atención que anduviesen tan lejos de la casa. En eso el tipo abraza a su prima y le da un beso.  Se notaba que jugaban, cuando de un momento a otro, pasando por el sembradío de choclos, mas alto que ellos, se meten entre ellos, perdiéndose de vista. No era de su incumbencia, pero de todas formas era su prima, que a pesar de ser grande de cuerpo, alta y robusta, apenas recién tenía 18 años, para andar con un tipo mayor que ella y decidió ir a investigar que estaba sucediendo. Dejó su caballo amarrado a un árbol,  como a 100 metros donde los había visto perderse y silenciosamente caminó, adentrándose en las matas, cuando se encuentra a su prima Rosa que estaba  de espalda, la falta levantada y el tipo entre sus piernas,  agarrándole el culo y chupándole las tetas, que a pesar de su corta edad, estaban excesivamente desarrolladas. Al igual que la tetona de su tía, Rosa había heredado sus genes y poseía unas tremendas tetas que eran chupadas por el desconocido.  Le agarraba el culo y se la puenteaba y su prima se dejaba.  El tipo le sacó  los calzones y se bajo los pantalones, recién ahí se dio cuenta que era  Camilo,  un  zángano de  19 años , mayor que ella. Ahora lo encontraba ahí, cogiéndose  ahora a su prima chica.

Agarrándole el culo a Rosa, Camilo alcanzó a metérsela y a darle unas cuantas penetradas, cuando por detrás, Alberto recogió una varilla y acercándose rápidamente a donde estaban los amantes, le plantó un fuerte varillazo en el culo pelado. El que gritó de dolor , cayó a un lado y viendo que era Alberto, a duras penas consiguió colocarse los pantalones y salir huyendo de ahí como alma que lleva el diablo. Alberto lo siguió solo un par de metros, amenazándolo que ya lo pillaría, mientras Camilo no dejaba de correr.  Se fue ahora contra Rosa, que aun con una teta afuera trataba de excusarse, completamente asustada al ver a su primo mayor hecho una furia. Trató de pararse y Alberto la empujo hacia atrás, haciéndola caer sentada con las piernas abiertas, dejando ver una peluda vagina que había quedado sin verga. Le recriminó que como se podía meter con un tipo así, que cuantas veces lo había hecho, que como se le ocurría, que podía quedar embarazada, mas encima de un tipo como Camilo. Rosa asustada aceptaba la reprimenda de su primo mayor y recién ahí se dio cuenta que tenía una teta al aire , guardándosela de inmediato.

Rosa se levantó y trato de alcanzar sus calzones que estaba tirado en el piso, pero Alberto no la dejo, los pisó y luego los recogió, diciéndole que se los mostraría a su tío como evidencia de cómo la había pillado. Su prima le suplico casi llorando que no lo hiciera, sabía que su padre reaccionaria muy mal y que la azotaría fuertemente como castigo.  Era verdad, el padre de Rosa era un huaso bruto, maltrataba a su mujer y a sus hijas, aun sin motivo.  Era conocido en el pueblo como “El loco Willy”, hombre rudo, muy serio, bueno para agarrarse a golpes.  Si Alberto le contaba como había pillado a Rosa, le daría una paliza que ni a un animal se le daba.

Su prima le rogaba que no le contara a su padre, mientras Alberto con los calzones en la mano, se daba cuenta que tenía a su prima a su merced. Comenzó a pensar en cómo sacarle provecho a la situación, fijándose en las tetas de su prima, grandes que aun no estaban del todo acomodadas entre sus ropas.  En su mente, el culo de su gorda prima, nalgas blancas, las tetas al aire y la corta visión que tubo de su intimidad, obviamente lo calentaron, decidiendo cual sería el futuro de su primita.

Haciéndose el hermano mayor, la tomo fuerte de la mano y le preguntó si Camilo había acabado dentro de ella, que eso era lo que más le preocupaba que la haya podido dejar preñada. Su prima sumisa, casi llorando le dijo que no, que ni siquiera la había penetrado cuando él había aparecido. Alberto le pegó otro manotazo, diciéndole que no le mintiera,  que él había visto la verga de Camilo dentro de ella, que no le volviese a mentir, porque si no el mismo le daría una zurra y que de seguro su tío lo apoyaría.

Rosa algo llorosa, le dice que sí, que no le mentiría mas, que si alcanzo a penetrarla, pero que solo había sido uno o dos minutos cuando él la descubrió, que no había acabado.  “ No te creo ” le dijo, déjame ver si no me estas mintiendo de nuevo y diciendo eso, le metió la mano bajo la falda. Rosa dio un paso atrás bajándose la falda y Alberto le ordeno que se quedara quieta, que tenía que cerciorarse que Camilo no había acabado dentro de ella. No  tuvo más opción que dejarse revisar. Su primo metió la mano bajo la falda y con un dedo, se lo metió en su concha, según él para notar si había o no leche en su interior.  Rosa estaba asustada, creyó tontamente , ingenua,  que su primo lo hacía solo  por verificar nada mas que no le hayan echado leche en su interior, y ella se quedó de pie , sintiendo los dedos de su primo trajinar su intimidad.

Pero la inspección duro más de lo que debía, le dijo que si había comprobado que no había nada y Alberto sínicamente le dijo que aun no estaba seguro. Ya las caricias de su primo  en esa parte de su cuerpo , la estaban excitando e involuntariamente  abrió un poco más las piernas para dejar que su primo continuase con la revisión.

Alberto se dio cuenta que Rosa estaba disfrutando y continuó su inspecciçon.   Le recriminó tratándola mal , preguntándole si acaso le gustaba que le agarraran las tetas así, apretándole una fuertemente , Rosa dijo que no, pero le llegó una leve cachetada le dijo que como que no, si él había visto como Camilo se las chupaba y a ella le gustaba.  No tuvo más opción que decir que si le gustaba y Alberto sin soltarle la teta, y con la mano en su sexo, le preguntó cuantas veces había cogido y que no le fuera a mentir, que sabía lo que le pasaría si le mentía. Rosa choqueada por lo que estaba pasando le dijo que 3 veces, jurándole que solo habían sido tres veces nada más. Alberto volvió a poner en duda lo que le decía, argumentando que la encontraba muy abierta para ser solo tres veces y que la única forma de saber si no le mentía, era cogiéndosela el mismo, para cerciorarse de que no estuviese muy usada. Rosa no pudo decir nada, no podía llevarle la contra, aparte que los dedos de su primo la habían calentado mucho y solo siguió las instrucciones de Alberto que le ordeno acostarse en el pastó.  Vio como Alberto se bajaba los pantalones y mostraba una verga de un tamaño mucho más grande  que al de Camilo.

Acostada en el pasto, con las piernas abiertas, tuvo que acepta que su primo mayor se metiera entre ellas y sentir como esa gran verga que había visto, ahora la tenia dentro de su cuerpo. Sintió las manos de su primo agarrándole las nalgas y al poco rato, ya disfrutaba de la lección de su primo mayor, mucho más hombre que Camilo.

- Bueno primita , parece que era verdad , estas apretadita

- Ahhh!!! ..si solo fueron 3 veces no mas

- ¿parece te gusta esto?

- Si , me gusta …mucho

- Que bien , estas rica , mojadita ..

- ¡Tu me colocaste asi!

- ¿te gusta más la mía o la de Camilo?

- Ahhhh la tuya .. se siente rico ahhh

- Sácate las tetas , te las quiero chupar

- Ya …  ahhh que rico

Rosa volvió a liberar sus grandes tetas a petición de su primo, que de inmediato  fueron saboreadas por Alberto, que sin dejar de penetrarla, le comenzó a chupar las tetas fuertemente, mientras la pequeña  Rosa,  con sus ojos cerrados gemía, se dejaba tocar y coger por su primo mayor, sintiéndose completamente mujer.

Alberto era mucho mejor amante que Camilo, más fuerte, mas hombre, mas dotado y se notaba con mucha más experiencia. Duró  mucho más que Camilo, la inundó de placer, sintiéndose deseada. No tuvo reparo cuando Alberto le ordenó que se colocara en cuatro patas,  incluso al principio no entendía lo que Alberto quería, pero lo hizo. Como una perra adoptó la posición que su primo le pedía. Alberto le levantó la falda sobre su espalda, se quedó unos instantes contemplando el gordo culo de su prima, se lo sobo por completo y se la volvió a guardar sin contemplación.  Aferrado a sus anchas caderas, Alberto disfrutaba de su gorda prima a su antojo, dándole y dándole,  mientras ella gozaba como loca, hasta que no aguantó más ,  alcanzando un tremendo y exquisito orgasmo.

Nunca había sentido un orgasmo así, tan exquisito.  Si había alcanzado algunos con sus masturbaciones nocturnas, en su cama,  en silencio,  durmiendo al lado de su hermano menor.  Con Camilo si había disfrutado,  pera nada se comparado con esto, nunca llegando al orgasmo. Ese delicioso cosquilleo en su interior y la verga de su primo mayor aun entrando y saliendo,  continuando dándole placer. Siguió disfrutando, Alberto no se cansaba, pero para ella era mucho mejor. Se dejaba agarrar las tetas que colgando chocaban entre ellas , hasta que Alberto comenzó a quejarse más y cuando esperaba sentir como su primo la llenaría con su leche , sorpresivamente Alberto se la sacó y acabó entre sus nalgas y espalda, algo diferente para su poca experiencia.

Alberto se sentó a su lado, diciéndole que había disfrutado mucho con ella.  Rosa ya con más confianza con su primo, le confesó que jamás había disfrutado tanto, que le había gustado mucho. Conversaron un rato, donde Alberto le explico que acabando afuera no había riesgo de quedar embarazada.  Le hizo prometer que no volvería a coger con Camilo, que ese culito  suyo ahora le pertenecía, que obviamente no podía contarlo a nadie  y Rosa aceptando sin reparo la orden de su primo mayor.

Se vistieron y se fueron a casa, primero Alberto a caballo y atrás Rosa, que sentía su sexo algo adolorida, pero contenta y completamente satisfecha del abuso que había sufrido de su primo mayor.