La flor de Jalisco

El autor refiere comportamientos tópicos de habituales en los chats de sexo.

ALGO COMPLETAMENTE INESPERADO (a)

La flor de Jalisco

Quienes tengan el vicio de navegar en internet al través de los chats del sexo, y acostumbren a embarcarse con frecuencia en ellos, por cualquiera de sus categorías o salas de encuentro, y que, en su soledad y o aburrimiento, se enganchen cual posesos, en platicar con unos y con otros, en ese enorme suburbio universal, tan poblado de compulsivos maniacos masturbacionistas, febrilmente poseídos de onanismo perpetuo, eso que el vulgo llama pajilleros: en mayúscula, servidores de la Paja, hacerse una Paja; también una Mandolina o una Gallarda, ítem más: una Manduca; y en abreviando, con una sola palabra y basta: meneársela, cascársela, machacársela…

Todos ellos, asiduos a visitar y entretenerse en esos barrios baxos donde luce, reina y da esplendor el lenguaje soez, lo más chabacano, lo más puerco, lo que más llame la atención de los espectadores, de los lectores, eso que a fin de cuentas es literatura baxuna, de la que se consume teniendo en la diestra el libro(1) (ok, también el móvil sirve o la tableta); y en la siniestra la polla, que, según el cuento discurra y avive o amortigüe calentura, sentirá caricias, sacudidas, apretones o parones, según convenga…

Siendo tales, en su inmenso porcentaje, conjunto de hombres de muy diverso pelaje y condición; o sea: viejos, adultos (en el argot: maduros, si bien los hay, más cursis que una diadema de bisutería, que se auto nombran o definen como maduritos), jóvenes y también adolescentes; lo mismo heterosexuales que bisexuales u homosexuales, (2) revueltos según afinidades, fantasías y morbos: a uno le excita hablar de su mujer, a otro follársela; al de más allá su obsesión consiste es mamarla o que le den por culo, del mismo modo que hay quien se lo monta aspirando encontrar en Barcelona o en Montevideo: un matrimonio liberal, no importa la edad, que guste los servicios de un hombre educado y capaz de proporcionar placer a los dos miembros de la pareja…

Ya ven, hay de todo, incluso de lo que ni siquiera se imagina; pero suele suceder y sucede, la muy mayor parte de las veces,  por más que la excitada verborrea de los charlantes,  fantasee situaciones de placer inauditas, tan inesperadas como afortunadas; que si la conversación concluye en corrida, ya sea de uno o ya sea de ambos, ahí acabe todo y san pedro te la bendiga…

Tanto es así que algunos de estos intrépidos come coños, come culos o come pollas del lugar, en sintiendo su leche salpicando, derramándose a chorros o a goterones, apagado el volcán en erupción íntima y solitaria, parece como si se les viniera encima el pesado techo de la culpa, y súbitamente abandonan la escena del paraíso, con el rabo recién lánguido entre las piernas, avergonzados y arrepentidos. El dicho clásico: “si te vi no me acuerdo”, aquí se traduce: “sí, me corrí… pero lo lamento”.

Ni que decir tiene que diálogos de esta catadura, están zurcidos de mentiras, tejidas con encaje de lencería fina o ingenuas suspicacias tontas, falsas declaraciones, ocultamientos pueriles, valentías que después lo son menos, exageraciones vanas; por lo cual es acostumbrado que, entre los espacios abiertos al disfrute, por esta vía digital, bien pocos, muy pocos, sean antesala de una relación duradera, satisfactoria y cómplice,  y no queden, como ráfaga de plástico no reciclable, en las sucias cunetas donde todo se abandona.

Y es por esto que, celebrando excepción que confirma regla, y para dar fe de que es posible, a pesar de su tremenda rareza, que en las secas arenas de un hosco desierto, valga la imagen, crezca lozana, perfumada y bella, la flor de Jalisco; quiero referirles, trasmitirles según me llegó y mejor sepa, un caso reciente, insólito, desusado, inusual pero cierto, dado en estos tiempos de pandemia, a consecuencia de una azarosa charla en la red, una entre miles, que no solo concluyó en mustio silencio sino que perdura…


(1)  Obviamente la acción puede ser, según cada cual acostumbre, con una u otra mano.

(2) Por orden alfabético: Casados, Divorciados, Separados, Solteros o Viudos

(Continuará)