La Finca. Isabel estrena trabajo (3ºB) (5 de 15)

A una finca llegan unos nuevos vecinos, aunque nada presagia que la vida de todos cambiara radicalmente. Contiene Amor Filial, Control Mental, Interracial, Bisexuales, Dominación, Orgias.

A una finca llegan unos nuevos vecinos, aunque nada presagia que la vida de todos cambiara radicalmente. Contiene Amor Filial, Control Mental, Interracial, Bisexuales, Dominación, Orgias.

5.- Viernes Tarde. Isabel estrena trabajo (3ºB)

Isabel entro por la puerta de su casa pasadas las 5 de la tarde después de todo el día en la universidad. Era una chica responsable, como decía su padre, y pese a vivir entre ricos no se le había subido a la cabeza el nivel de vida de su entorno. Siempre fue aleccionada por su padre que no se sintiera inferior a nadie, pero que siempre recordara de donde venía, así tendría una base sólida de donde partir.

A sus 19 años, había entrado en la universidad gracias a una beca por sus notas, y tenía claro que debía estudiar para no perderla, además se apoyaba en trabajos esporádicos para no cargar excesivamente la economía familiar, por ello limpiaba en cómodos horarios las casas de Vanesa y Elena y hacia la plancha en la de María.

Busco a su padre, pero no contesto así que se sumergió en una ducha rápida, y después asalto la nevera todavía recubierta con la bata de baño y una toalla en la cabeza. Allí sentada cayo en la cuenta de una nota sobre el tapete.

“Hola Isa, he tenido que salir a comprar unas cosas, el nuevo vecino quiere que le limpies la casa, me ha dicho que a partir de las cinco subas y hablas de honorario, le he dicho lo que cobras, pero quería hablar lo contigo, para ver que hacías y las horas que te iba a costar. Un beso. Pa”

Isabel sonreía mientras leía la nota, lo de pa siempre le hizo gracia.

Haciendo cábalas sobre como encajar otro día de limpieza dentro de su limitado tiempo, se dirigió a su cuarto a vestirse, le interesaba disponer de más dinero, eso era evidente, pero tampoco podía descuidar el tiempo que el dedicaba al estudio y a los trabajos, cada vez más exigentes.

Al despojarse de la toalla apareció un cuerpo esplendido que rara vez exhibía, los vaqueros y los suéteres holgados eran su uniforme habitual, quizás por ello pocos chicos se habían fijado en ella, eran más deseadas las que mostraban de forma generosa parte de su anatomía, lo cual a ella no le importaba. Bueno, alguna vez si, como aquella lista que le aparto a un chico con el que estuvo saliendo, si bien es cierto que su negativa a tener sexo a las primeras de cambio, tuvo algo que ver, pero era de las que pensaba que hay más cosas que hacer que meterse en una cama.

Y no es que fuera virgen, recordaba con cariño a Alex, el consolador que en un arranque de pasión entro más de lo necesario y rompió su himen, pero fue un mal menor, aquello le permitió explorar más a fondo su sexo y dio paso a roco, su actual compañero de placeres inconfesables, y con el que más de una vez había tenido que ahogar sus gemidos para no armar un escándalo Si al primero le puso el nombre de aquel novio que luego la dejo, el segundo tenía un sentido algo más profundo. Un día se quedó a dormir en casa de su amiga Laura, solas, sin su padres, le puso una película porno donde salía el, y mientras su amiga no paraba de decir que tenía una buena polla pero que era un cerdo, ella mojaba las bragas en silencio, y aquella noche tuvo que masturbarse en silencio para calmar las imágenes que la atormentaban en su cabeza.

No tardo en vestirse, con su estilo habitual, se secó el pelo y haciéndose una coleta, partió hacia el tercer piso por las escaleras. Cuando llegaba al segundo reconoció las voces de Carla y Mario y poco después como cerraban la puerta de su casa, no le dio tiempo a saludarlos, pero tampoco le dio importancia y siguió subiendo mientras el ascensor bajaba. “menudo trafico pensó” esperando que no fuera el del tercero el que se iba en él.

Cuando llego a la puerta y llamo, no tardaron en abrirle

Ketu – hola

Isabel – hola soy Isabel, me dijo mi padre que necesitaban una persona para la limpieza general

Ketu – ah, sí, pasa – dijo Ketu que después de dejarla entrar cerró la puerta tras de si

Isabel – pues dígame

Ketu – en principio van a ser tres meses, que son los que durara la gira en la ciudad, aunque quizás compremos la casa y nos establezcamos aquí, pero aun no es seguro. Somos tres hombres solos, y aunque no somos descuidados necesitamos a alguien haga una limpieza general de vez en cuando.

Isabel - ¿una vez a la semana?

Ketu – por lo que me ha dicho tu padre, ya limpias casas en esta finca y sabes más o menos cuanto tiempo hace falta para mantenerlas.

Isabel – bueno, creo que con una tarde a la semana será más que suficiente, ¿tienen artículos de limpieza o los pongo yo?

Ketu – por favor de tú, y no, no tenemos, pero compra lo necesario y después me pasas el detalle de los artículos y del tiempo que pierdas en ir a por ellos.

Ketu llevaba una bata de estar por casa y por la abertura se podía ver parte de su pecho desnudo. Desde el primer momento sus ojos no dejaron de observar aquella abertura, la negrura de su piel atraía su vista e intentaba no parecer indiscreta.

Isabel – y cuando le, perdón, te parece mejor que venga

Ketu – bueno, nosotros tenemos funciones los martes y los jueves, y esos días nos vamos a las 4 y no volvemos hasta la madrugada, así que cualquiera de esos dos días, así tendrás la casa para ti sola.

Isabel – el jueves me viene bien

Ketu – pues hecho entonces, el jueves, si quieres el primer día ves las horas que inviertes, y ya me dices lo que te debo. Me dijo tu padre que cobrabas 9 euros la hora.

Isabel - ¿le parece bien?

Ketu - ¿le?

Isabel – perdón, es la costumbre de hablar de usted a las personas. . .

Ketu - ¿mayores?

Isabel – no quería decir eso – dijo sonrojándose

Ketu – bueno, me parece poco, que tal 20 euros la hora, y aparte los productos, y sin peros. Venga, te enseño la casa, como veras tenemos pocos muebles, los justos para vivir.

Ketu llevo a Isabel por las habitaciones y efectivamente los dormitorios eran de colchón y armario

Ketu – nos gusta dormir cerca del suelo

Isabel – ¿y eso? – dijo señalando unas figuras

Ketu – entra  las veras

A cada lado del colchón había dos figuras de madera, que al acercarse confirmaron lo que le pareció de lejos, dos falos tallados en madera, simétricos de un color rojizo que parecía brillar.

Ketu – es madera de bubinga, artesanía de mi país, ¿te gusta?

Isabel - ¿son?

Ketu – si son falos

Isabel se encontró pensando que a su lado roco era un juguetito sin importancia, y acerco la mano para sentir su tacto

Ketu – después de tallarlo se recubre con una serie de barnices naturales que le dan ese tacto tan especial

Al agárralo noto que los matices que se veían se habían tallado con gran precisión, dándole un realismo que sin poder remediarlo la excitaba. Verse traspasada por aquel ariete era algo que su mente ya idealizaba.

Ketu – la tradición dice que las mujeres de los cazadores los tallaban a semejanza, para consolarse cuando no estaban.

Isabel – pero estos son de decoración

Ketu - ¿tú crees?

Isabel se levantó intentando reconducir aquello, pero su vista volvió a quedarse clavada sobre el pecho de Ketu, donde sus pectorales eran claramente visibles.

Ketu – ¿tú lo utilizarías para consolarte?

Isabel – no, yo no – dijo nerviosa

Ketu – ah, no claro, que tienes a roco -dijo mirando fijamente a la pasmada Isabel – para ser tu quien maneje la fuerza y el movimiento, porque lo que realmente te da miedo es pensar que harían contigo si te dejaras llevar

Ketu se puso a su lado y sin más su lengua recorrió el cuello de Isabel desde la base a la oreja, haciendo que el cuerpo de su presa se erizara con completo.

Ketu – porque sabes que el día que te dejes llevar no vas a tener limite

Isabel negaba en su mente racional

Ketu – si, aquella noche, recordando la película, te corriste pensando en ser tratada como un mero objeto, un agujero donde los hombres descarguen su semilla o las mujeres beban tus jugos.

Ketu desabrocho el pantalón de Isabel, que al ser holgado no tardo en descansar en sus tobillos, y estirando sus bragas hacia arriba la introdujo forzada mente entre sus nalgas, arrancando un gemido ya que la tela también presiono su sexo. Casi al instante comenzaron a caer fuertes golpes con la palma abierta sobre sus redondeadas nalgas, cada golpe era acompañado un quejido que levemente iba creciendo en intensidad. El blanco de sus nalgas no tardo en convertirse en un rojo intenso, que adema se traducía en una mayor sensibilidad y cada golpe ya era un suplicio de dolor, claro que las bragas introducidas en la raja de su sexo estaban empapadas.

Las piernas de Isabel temblaban mientras la mano de Ketu acariciaba su maltratado trasero, y más aún cuando bajo sus bragas y sus gordos dedos se aventuraron dentro de su mojado sexo. Desde atrás, el dedo gordo entro sin ninguna dificultad dentro de ella, y comenzó a moverse, provocando oleadas de placer que la llevaron al borde del orgasmo, pero justo antes de explotar, el tratamiento paro de repente. Entonces las manos de Ketu le sacaron el suéter y le dejaron sin sujetador en rápidos movimientos. Las zapatillas y los pantalones de sus tobillos también desaparecieron, y cuando las manos volvieron a su cuerpo sonó el timbre.

Ketu – puedes vestirte si quieres, si no cuando vuelva voy a usar tu cuerpo – y desapareció por la puerta.

Isabel solo pensaba en tocar su sexo, el placer rompía en la orilla pero sin llegar a inundarla, le daba miedo vestirse porque si lo hacía sabía que lo de la película, sería un juego de niños en comparación con el recuerdo de aquella situación

Oyó con claridad como Ketu y una mujer, le pareció que teresa, hablaban en la puerta, aunque no pudo centrarse en la conversación, porque por la puerta aparecieron Mbe y Yembe, la mano de este último se introdujo en el sexo de Isabel y dos dedos la penetraron follando la

Mbe – ¿vas a gritar para que la señora sepa lo puta que eres?

Isabel – no, por favor, me corro, no, parar por favor

Mbe agarro los pezones de sus pechos y comenzó a presionarlos mientras su cuerpo ya convulsionaba de placer, pero su boca no emitía ningún sonido, cosa que ilumino la sonrisa de su torturador, el cual presiono con fuerza antes de soltarlos. Cuando acabo de digerir el dolor de sus pechos y el orgasmo, abrió los ojos, junto a los dos hermanos, estaba Ketu también sonriente

Ketu - veo que has conocido a mis hijos, chicos, esta es la chica de la limpieza, Isabel. Mbe ven conmigo, con Yembe va servida

Ketu se acercó y susurro al oído de Isabel una letanía, que le hizo abrir los ojos pero, no más que sentir como su sexo comenzaba a ser penetrado por detrás, como una serpiente se arrastraba dentro de ella abriéndola de una forma aterradora, pero nada detenía su avance. Sus pies comenzaron a flaquear pero una mano fuerte la cogió de la cintura para que no cayese y utilizándola como apoyo la termino de empalar.

Isabel era un trapo en manos de Yembe, su pene la traspasaba hasta lo mas hondo de su ser, su sexo ardía, por el inusual tratamiento, pero no tardo en inundarse con el primer orgasmo que la invadió al poco de empezar aquel martirio, ahora cada envestida encontraba su sexo receptivo y cálido, y sus gemidos iban acompañados de chapoteo en el entrechocar de sus cuerpos.

Yembe la llevo hasta encima del colchón y la soltó, quedando boca abajo, por un momento Isabel sintió el vació, pero pronto el peso de Yembe cayó sobre ella y con él su herramienta, las manos ahora apresaban sus pezones con fuerza mientras notaba como  su espalda era mordida salvajemente.

El cuerpo de Isabel estaba  a punto de estallar de nuevo cuando noto que  algo crecía en su interior, y de pronto lo supo, iba a correrse, cosa que al poco comenzó a hacerse audible son los bufidos de Yembe en cada embestida. Y su cuerpo estallo, su vagina se contraía sobre aquel pene escurriendo cada centímetro y llevando sin remedio toda la semilla a lo más recóndito de su ser.

En cualquier otro caso se hubiera resistido, pero su cuerpo no respondía, estaba desfallecida.

Cuando abrió los ojos, seguía en la misma postura, boca abajo sobre el colchón y su entrepierna era un mar de líquidos, a su lado Yembe dormía plácidamente Se incorporó dispuesta a irse, cuando la voz del hombre sonó en la habitación

Yembe – ¿Dónde vas zorra?

Isabel – a mi casa, tengo que ducharme y…

Yembe – ven aquí – dijo mientras se acariciaba su polla que se erguía de nuevo amenazante

Isabel miraba aquel mástil que la había martirizado, y se acercó hasta poner sus piernas a los lados de Yembe y fue sentándose hasta que la entrada de su sexo volvió a tener como inquilino aquel trozo de carne, y poco a poco, sin que le dijera nada comenzó a meterlo dentro de sí, en cada movimiento se encajaba un poco más, y no tardo en volver a gemir saltando sobre él.

Yembe – muy bien, sigue así, pero más manos a la espalda

Mientras Isabel se empalaba una y otra vez, las manos de Yembe azotaron sus pechos, para después magrear los generosamente.

Yembe - ¿te gusta eh putita?

Isabel apenas podía acompasar un si en cada movimiento de su pelvis, mientras su garganta solo pugnaba por gemir ruidosamente. No tardó mucho en sentir de nuevo ese tipo de orgasmo que había descubierto y que la derrumbaba por dentro, fue entonces cuando Yembe le agarro las caderas y comenzó a moverse dentro de ella, mascullando palabras inteligibles mientras volvía a llenarla por dentro.

Cuando termino, Yembe la aparto a un lado y cogiendo sus bragas de suelo se limpió con ellas su miembro.

Yembe – ahora ya te puedes ir

Isabel temblaba encima del colchón, sus dedos apretaban su clítoris que ardía, intentando apaciguar su desbocado deseo, pero debía intentar no parecer desesperada ante aquel hombre que la había usado sin ningún tipo de delicadeza.

Cuando se hubo calmado, se levantó y a duras penas fie poniéndose la ropa, sabía que estaba sucia pero quería llegar cuanto antes a su casa para poderse dar una ducha. Al salir de la habitación no paro hasta llegar a la puerta deseando no cruzarse con nadie. Y dio gracias cuando al entrar en su casa su padre aún no había llegado, su pantalón mostraba una evidente humedad.

Así que vestida se metió dentro de la ducha y fue desvistiéndose y limpiando bajo el chorro los restos de aquella locura en sus prendas. Cuando ya desnuda comenzó a limpiar su cuerpo no tardo en verse masturbada con sus dedos hasta caer sentada en la ducha mientras volvía a inundarla un terrible placer.


Personajes:

(1º A) María (Ama de casa 29) Y German (Empresario 33)

(1º B) Francisco (Bróker 32) (novia Dunia 26, medico)

(2º A)  Vanesa (Ama de Casa 43) y Juan (Empresario 51)     Hija: Lisa (estudiante 19) (novio Gero 19  estudiante)  (Leo 19, Haziz 18, Ahmed 20 amigos)

(2º B) Elena (Ama de Casa 47) y Fabio (Empresario 52)  Hija: Carla (estudiante 21)  Mario (estudiante 23)  (novia Cris 18, estudiante)

(3º A) Teresa (Empresaria 34) y Fernando (Empresario 39)   (Familia Teresa Madre: Concha 55, hermana Carmen 30)

(3º B)  Ketu Ngo (Mago 52)  Hijo: Mbe 30 Hijo: Yembe 33 (ayudantes espectáculo)

(Portería) Luis (Portero 48) Hija: Isabel  (estudiante 20)

Capítulos:

1.- Jueves Noche. La cena de las vecinas

2.- Viernes Mañana. Vanesa ejerciendo de madre (2ºA)

3.- Viernes Mañana. María de negocios (1ºB)

4.- Viernes Mañana. Las reparaciones de Elena (2ºB)

5.- Viernes Tarde. Isabel estrena trabajo (3ºB)

6.- Viernes Tarde. Invitación Inesperada (3ºB)

7.- Viernes Noche. Cena de agradecimiento de Teresa (3º A)

8.- Viernes Noche. Velada familiar en la portería (Portería)

9.- Viernes Noche. Los chicos se divierten (2º B)

10.- Sábado Mañana. Limpieza general (1º A)

11.- Sábado Mañana. Invirtiendo en el porvenir (1º B)

12.- Sábado Mañana. Comida de agradecimiento de Elena (2º A)

13.- Sábado Noche. Cena de agradecimiento de Vanesa (2º A)

14.- Sábado Noche. Teresa y su familia (3º A)

15.- Domingo mañana. Fin y Principio.