La finca
Un viaje de fantasias en donde el amor puede fluir a traves de la naturaleza. Dos amigas encuentran mas que la amistad y el amor.
La Finca.
Habíamos ido un grupo de 2 chicos y 3 chicas a pasar el fin de semana en la finca del padre de uno de ellos.
El viaje inicio temprano sin embargo llegamos a media mañana, y ya el calor común del campo comenzaba a hacerse inclemente conforme se acercaba el mediodía. Conocimos a la pareja que vivía en la finca y que se encargaban de mantenerla en funcionamiento. El encargado nos explico donde estaban nuestras habitaciones y por donde debíamos ir para no perdernos o tener problemas por esos parajes.
La finca esencialmente producía varios tipos de frutas tropicales e hortalizas, sin embargo mantenían un reducido grupo de gallinas, cerdos y 4 vacas, en un costado de la casa principal. Hacia el sur se abrían camino los arboles frutales y se perdían de vista hacia una pequeña colina a lo lejos. Los chicos se dedicaron a descargar las cosas de la camioneta por lo que decidimos ir a cambiarnos porque el calor ya tenia mi franela pegada a todo mi cuerpo. Al entrar al cuarto vimos dos literas separadas por una mesa con una lámpara, y un pequeño escaparate donde acomodamos nuestras cosas. Un viejo ventilador comenzó a girar desde la esquina así que tome mi franela del borde inferior y la tire hacia arriba sacándomela por mi cabeza y el frescor del aparato refrescó mi pecho haciéndome suspirar. Claudia se me quedó viendo sorprendida mientras Karla me imitaba y dejaba sus senos al aire. Claudia debía de sentirse intimidada o nerviosa ya que no dejaba de vernos o tal vez seria porque de las tres era la que los tenia de menor tamaño.
Me coloque un vestido corto de algodón con tiras, sin nada abajo, para disfrutar de la brisa, mientras Karla uso un short que mostraba porque tenia la mejor cola de las tres. Sus nalgas realzaban dentro de la pieza y llamaba mas la atención que el top que ajustaba sus senos. Claudia decidió un vestido parecido al mío.
Salimos al estar para encontrarnos con lo chicos que quedaron boca abierta al vernos y por la cara de sorpresa de ellos, se notaba que estabamos impactantes. Ellos ya iban de short largo y franela así que continuamos una charla amena mientras nos destapaban unas cervezas y bebíamos. Claudia comenzó a revisar la cocina para preparar el almuerzo, mientras los chicos revisaban la casa por las conexiones de luz, gas y agua, así que le propuse a Karla de ir a dar una vuelta para conocer la finca, quien acepto con una sonrisa. Apuramos nuestras cervezas para tomar dos nuevas botellas, y salimos hacia unos arboles como de roble el parte posterior de la casa. Comenzamos a caminar viendo de lado a lado y como no había camino definido simplemente continuamos en línea recta. Le pregunte si recordaba donde estaba el río, a lo que me dio las mismas indicaciones que nos había mencionado el cuidador de la casa. Caminos como 10 minutos buscando un sederos que nos llevara, sin embargo no encontramos nada. A lo lejos se podía ver algunas personas sembrando un terreno ya preparado para ello, pero no nos vieron. Seguimos bordeando el terreno cruzando los arboles cuando pudimos escuchar un pequeño caudal de agua. El calor me hacia sudar y la cerveza hacia rato que se había acabado por lo que dejamos las botellas al pie de un árbol bajito. Caminamos mientras conversábamos trivialidades siempre en busca del ruido que evidenciaba agua, pero nuestra frustración iba en aumento cuando dejábamos de oírlo. Paso un buen rato hasta que hallamos una naciente de rocas y al pasarlas un pequeño riachuelo se abrió ante nosotros. El agua clara corría con calma dando pequeños remolinos, y empozándose en los bordes. Seguimos por el borde del río, entre piedras de diferentes tamaño, cuando al ver un pequeño pozo como de tres metros de ancho Karla me sugirió de tomar un baño. Yo no había traído ropa de baño así que me limite a acercarme al borde para beber agua. Al subir mi cara, pude ver el cuerpo desnudo de ella con su short en los pies y desenredando su cabellera del top, para dejarlo sobre su short y zambullirse en el pozo. Al salir a la superficie me hacia señas de que la siguiera que el agua estaba divina.
Me tomo medio segundo pensarlo, mire alrededor para asegurarme que estábamos solas y solté las tiras de mis hombros dejándolo caer sobre la ropa de Karla y mi cuerpo desnudo y caliente entro en el pozo. Ciertamente el agua estaba divina, y rápida refresco mi cuerpo. Estaba fría pero agradable y mis pezones rápidamente reaccionaron así como los de Karla y ambas bromeábamos sobre lo grande que se veían. Luego jugamos un rato en el agua, mientras chapoteábamos y reíamos. Luego nos quedamos en silencio acostadas en un piedra por donde corría el agua dejando nuestros senos hacia el cielo. Me sentía divina, y Karla me hacia sentir muy bien y desinhibida. Charlamos sobre lo rara que habíamos visto a Claudia, mientras cerré los ojos para dejar que la brisa me cobijara. Al rato sentí los dedos de Karla jugando con mis cabellos mientras me decía lo linda que yo era. Me sentía tan bien y relajada que no le di importancia, sin embargo pude sentir como se erizaba mi piel cada vez que sentía el calor de su cuerpo tan cerca del mío.
Al abrir los ojos tenia su cara a menos de 20cm de mi y me miraba con esos ojos tiernos que me sabían endulzar. Su mano salió de mis cabellos, para acariciar mis mejillas y bajar hacia mis pechos sin tocar mis pezones ya erectos. Yo suspiraba. Mi mirada se perdía en el cielo mientras dejaba sus manos recorrer mi abdomen y mis pechos. Sin embargo en sus caricias no habían nada sexual. Su roce era tierno y dulce como la brisa que no bañaba. Trate de mantener mi concentración para controlar mi excitación, hacia mucho tiempo que una chica no me hacia sentir así, pero sus mano recorrían mi cuerpo entero. Al pasar por la parte interna de mis muslos me hizo separar un poco las piernas, y mi autocontrol se perdía conforme el agua corría por mi espalda para perderse rió abajo. Su mano pasó por mi vientre a centímetros de mi vagina y eso me hacia temblar. Quería que me tocara, que me chupara, que me penetrara pero sus dedos solo recorrían mi piel sin darse cuenta de mi desesperación. Me sentía fría por el agua y ardiendo a la vez. Mi vagina palpitaba y me sentía encendida.
Con sus dos manos me hizo poner boca abajo, así que mis senos se apoyaron sobre la loza fría de piedra aunque mis manos sostenían mi cabeza para que el agua no me mojase la cara. Nuevamente separo mis piernas y continuo sobando mi cuerpo. Ahora su mano pasaba entre mis nalgas dando pequeñas pulsaciones en mi ano, lo cual me hacia hervir. Ella lo sabia.
Una mano acariciaba mi espalda erizada y otra abría cada vez mas mis nalgas, a veces pasando por mi vagina, pero para aumentar mi desesperación ningún dedo se coló entre mis agujeros ya expectantes.
Estaba temblando...
Me reincorpore y me sumergí en el pozo para salir alisándome el cabello mientras ella me veía desde la piedra. Tenia los labios encendidos y sus pezones mostraban tanta excitación como los míos.
Me acerque a ella acariciando la superficie del agua y cuando estaba a menos de un metro, salto sobre mi. Nuestros senos se abrazaron y nuestras bocas se fundieron en un profundo beso. Su piel estaba divina y cálida. Al separarnos quedamos viéndonos mientras yo acariciaba su espalda y ella apretaba mis nalgas. Me pregunto si quería que me hiciera algo en especial pero mi boca solo pudo decir:
Soy tuya.
Me tomo por la cintura y me sentó nuevamente en la roca. Y finalmente comenzó a chupar mis senos. Su boca caliente estremeció mi cuerpo frío y su lengua recorrió mis pezones lentamente. Estaba perdida en el tiempo y en el espacio. Solo podía sentir. Mientras su boca seguía exprimiendo mis senos, Una mano llego a mis piernas abriendo mi vagina bajo el agua y poco a poco comenzó a presionar mi clítoris y ha introducirse dentro de mi vagina. Un dedo entraba y luego volvía a salir para enfriarse en el agua y volver a entrar a calentarse en mi. No aguantaba, estaba gimiendo, y así me acosté en la piedra nuevamente. Abrió mis piernas y llevo su boca directo a mi clítoris, húmedo y frío por el agua, y recibió su lengua caliente que me estremeció mientras me chupaba. Su lengua recorría mis labios vaginales de arriba abajo para luego apretar mi botón con sus labios. Estaba excitada y gemía por el frío del agua en mi espalda mientras su lengua calentaba mi cuerpo. Cada cierto momento ella tomaba aire y seguía chupando con ansiedad mi vagina. Ahora su lengua era la que recorría mis labios para luego perderse dentro de mi.
Yo apretaba mis senos para tratar de controlarme mientras arqueaba mi espalda y el agua bañaba mi cara. Mis pies apoyados en el borde de la piedra lograban abrir completamente mis piernas así que ella no dudo en meter nuevamente sus dedos dentro de mi vagina mientras seguía chupando. Luego los saco y tanteo la entrada de mi ano. Todavía estaba cerrada pero se dilato fácilmente para dejar entrar un dedo que luego se convirtió en dos y tres y así mientras ella seguía bebiendo de mi fuente y empalada por su mano comencé a temblar sobre la piedra a la par que experimentaba un profundo orgasmo que me dejo extasiada sobre la piedra.
Me sentía divina y profundamente relajada. Ella se dedicó a acariciar mis piernas mientras me dejaba disfrutar mis regreso a la normalidad. Me senté sobre la piedra y le dije que quería chuparla. Ella sonrío y me dijo mientras se alejaba que seria mía si la lograba alcanzar. Salió del pozo y camino por el borde del río. Yo la miraba absorta desde la piedra y sin pensarlo me levante y salí tras de ella. Al acercarme salió corriendo, así que tuve que perseguirla. Aunque tratábamos de correr las piedras y el agua no nos dejaban.
Me costaba darle alcance pero era una delicia verla correr, mientras sus grandes senos saltaban sobre su pecho y su cabello mojado se pegaba a su espalda. Unos metros mas abajo se abría una curva en el río que dejaba una playa de tierra como arenosa y arcillosa y cuando trato de cruzarla logre alcanzarla tomándola de una de sus muñecas, ella cayo de rodillas jadeando por el ejercicio, así que me arrodille frente a ella y trate de besarla pero opuso resistencia. Estaba excitada y cansada pero al sentir su oposición comenzamos un rico forcejeo dando vueltas en la arena.
Sabia que a ella le gustaba que la dominaran, así que no me lo pondría fácil, seguimos dando vueltas mientras nuestros cabellos se enroscaron y la arena nos envolvía. Logre colocarme sobre ella abriendo sus brazos con mis manos y apretando su cintura con mis piernas. Trato de patalear pero al acercarme a su boca se fue quedando quieta y jadeando nos dimos un profundo beso. Nuestras manos siguieron su camino solas, buscándonos, acariciándonos, y aunque la arena o tierra nos raspaba nuestra excitación no nos dejaba pensar, solo sentir.
Di media vuelta y seguimos besándonos mientras ambas apretábamos nuestros senos con nuestras manos. Cuando de pronto sentí un ruido y levante la cabeza para mirar. A lo lejos como a 30 metros vi como 3 obreros se venían acercando y uno de ellos silbaba o tarareaba. Obviamente no nos habían visto. Mi reacción fue instantánea al taparle la boca para que no gritara y luego nos deslizamos hacia agua. Comenzamos a subir por el río solo con nuestra cabeza fuera del agua, debíamos subir rápido y pasar la próxima curva antes de que llegaran o si no seriamos vistas.
Seguimos arrastrándonos por el agua ahora más nerviosas que nada sin mirar a atrás llegamos donde estaba nuestra ropa. Así mojadas nos vestimos y salí corriendo por los arboles cuando karla me tomo de la mano y empezó a correr también.
Pocos minutos ya estábamos en la casa, y nos dimos cuenta que Claudia tampoco la había pasado mal, pero esa es otra historia.
Lynn