La fiesta de sexo

Mis aventuras sexuales en fiestas de sexo.

La fiesta de sexo.

Uff.. Hace mogollón de tiempo que escribí mi anterior relato. Seguro que está descatalogado ya, ja, ja, ja.

Me llamo Masc (apodo, por supuesto). Siempre me ha gustado mucho el sexo y no pierdo la oportunidad de tenerlo siempre que puedo. Además, como no me duran mucho las parejas estables, pues yo saco todo el partido que puedo a las oportunidades que se me presentan.

En Madrid, de vez en cuando y coincidiendo con los puentes festivos que solemos tener, se organizan fiestas muy sexuales en discotecas habilitadas para ello. Son fiestas de sexo, de sexo más bien duro, aunque no todo el que va se involucra como debería en el sarao. El acceso a la fiesta está restringido a un tipo de vestimenta determinada, lo que llamamos "El código". Ya sabéis, leather, rubber, skin, desnudo, etc. Esto que os cuento es lo que me ocurrió en una de estas fiestas a las que soy habitual, siempre que el trabajo me lo permite.

Llegó uno de los deseados puentes festivos. Se organizó la correspondiente fiesta y yo decidí asistir, pues para mí son una pasión. Me vuelve loco el ambiente que se vive en ellas. Se celebraba un domingo, ya que el lunes era festivo. Llegada la hora correspondiente, llamé a los amigos para saber si querían ir, pero como son un poco flojos, no quisieron, les van más los locales de gays flojitos. Yo me preparé para asistir, mí look es del tipo skin (me encanta esa estética), así pues me coloqué un suspensorio, pantalones vaqueros deteñidos, botas de cuero altas casi hasta las rodillas con las punteras de acero, polo "Fred Perry" negro con las rayas blancas, los correspondientes tirantes y la cabeza bien rapada. Solo de verme a mí mismo así, me empalmo. No solo me da morbo verme a mí, sino que me encantan los tíos que van así, son mí debilidad, aunque cada vez los skin lo disimulan más, para no tener problemas por las calles.

Salí de casa con esas pintas, en dirección a la discoteca de turno. La gente me miraba por la calle, había gente que se alejaba de mí al cruzarse conmigo por la acera. La verdad es que casi daba miedo. Si ellos supieran, ja, ja, ja. Llegué a la puerta del local. Tuve que esperar un poco, ya que había mucha gente para entrar y se formaba una fila de gente casi toda vestida para la ocasión. Algunos se cambiaban dentro del local, los más decididos íbamos vestidos desde casa.

El local era grande, decorado para la ocasión con todo lo que pudieses desear, para desatar la pasión del sexo duro. Como era pronto aún, decidí ir a una barra a tomarme algo. Allí estaba con el vaso en la mano, cuando se acercó un tío de unos 35 años, vestido únicamente con un suspensorio. Empezó a tocarme por todos lados, yo me dejé ya que el tío estaba bueno, normalmente me gusta la gente más joven que él, pero como estaba bueno y a esas fiestas no suelen ir muchos tíos de mi gusto, pues le dejé.

Me manoseaba por todas partes y por supuesto terminó en mí polla. Empezó a abrirme los pantalones, yo me quité los tirantes de los hombros, ya que no se bajaban los pantalones, metió su cara lamiéndome la polla por encima del suspensorio que llevaba. Cuando la tuve bien dura, la sacó por un lado y comenzó a hacerme una rica mamada. Como no tengo un pollón kilométrico, se la comió entera, casi se come los huevos también.

La gente, que es muy curiosa, se empezó a arremolinar en torno a nosotros dos. Ninguno de los mirones participó en nada. Solo observaban como me comía el rabo. Así estuvimos como diez minutos, hasta que una de las veces que se la metió hasta el fondo en la boca, yo me corrí y le llené la boca de lefa. Como no le dije nada y le pilló de sorpresa, la corrida le atragantó y empezó a toser escupiendo la leche que tenía en la garganta. Al girarse a toser manchó de lefa los pantalones de uno de los mirones, que salió corriendo de allí, supongo que a limpiarse, me descojoné de la risa. El mamador me dio un pico y se marchó. Tengo que reconocer que me gustó mucho la mamada.

El local se iba llenando de gente poco a poco, cuesta, ya que el ropero de la entrada se colapsa de tanta gente y va despacio. Decidí irme a una de las zonas oscuras habilitadas para tener sexo. Allí había como ocho o diez personas. Una de ellas encendió un mechero para ver quien había. Con esa breve luz vi a un chico guapísimo, jovencito, era muy alto y extremadamente delgado. "Este es para mí", pensé en un segundo. Me acerqué y me coloqué delante de él. Le toqué y dio un respingo, pero no se movió del lugar como si aceptara. Le toqué el rabo, no parecía que tuviese una gran polla pero bueno, el resto de él si me gustaba, así que seguí. Aquello empezó a crecer y terminó siendo una polla bastante buena de unos dieciocho centímetros. Me arrodille, le bajé el pantalón y los calzoncillos de un tirón. La polla del tío me dio un golpe en la cara, mojándome los labios de lubricación natural.

Me metí ese rico rabo en la boca, estaba muy limpio y sabía únicamente a polla, sin ese sabor de las pollas poco aseadas con las que te encuentras de vez en cuando. Yo no soy capaz de meterme un rabo así entero en la boca, pero la hago ciertas cosas con la lengua que le hace estremecerse, señal de lo bien que se lo estaba pasando. Le comí el rabo y los huevos durante mucho tiempo. El me levantó del suelo y me pegó un morrero de antología.

Acto seguido desabrochó mis pantalones, me los bajó y tocó en la oscuridad el suspensorio que llevaba, que me cubría la polla y dejaba desnudo mí culo. Me tocaba la raja del culo, se chupó un dedo de su mano y la volvió de nuevo a mi trasero, metiendo ese dedo en mi agujero. En ese momento pensé: "Lo que más me gusta, un tío jovencito y activo".

Cuando él pensó que ya estaba bastante abierto, me colocó frente a la pared inclinándome hacia adelante, quedándose él en la zona por la que la gente pasaba, parecía como si no me quisiera compartir con nadie. Apuntó su polla a mí agujero, metió la cabeza y daba pequeños empujones, de pronto sacó un poco y me la metió hasta el fondo. ¡Joder que dolor!. Pronto me acostumbre a sus embestidas, estaba disfrutando mucho con su polla en mi culo. De pronto se apartó un poco y dejó paso a otra persona que se colocó de espaldas a la pared delante de mí. Ese nuevo participante me dijo al oído:

  • ¿Con que liándote con mí novio?. Yo también quiero jugar.

Se bajó los pantalones y sacó una polla que me pareció enorme. Me daba golpes con ella en mí cara y se le iba poniendo durísima. Cuando lo consideró oportuno, me dijo:

  • Venga zorra, chupa mí polla mientras te folla mí chico.

Desde luego no perdí la oportunidad. Me metí el capullazo en la boca, casi no me cabía de lo gordo que era. Empezó a dar golpes de cadera metiendo cada vez más polla en mi boca. Me daban arcadas, ya que no soy un mamador nato. Mientras tanto las envestidas de su novio en mí culo, hacían que me metiese más polla de otro en la boca. Me caían grandes lágrimas de las arcadas que me producía.

De pronto el chico que tenía detrás, empezó a dar embestidas muy fuertes, su novio me sacó la polla de la boca y me levantó un poco para decirme en el oído:

  • Ahora se correrá en tú culo, pero no te creas que ya hemos terminado, solo te está dejando su leche en tú agujerito como lubricante, pues ahora te voy a follar yo.

Cuando el de atrás se vació, se retiró un poco, cambiaron de lugar y el follador se colocó delante de mí. Me metió su rabo en la boca, estaba un poco flácido, ya que acababa de correrse. Su novio colocó el capullo en el culo y me la clavó de golpe. Me dolió un poco, pero lo aguanté debido a la excesiva lubricación que el otro dejó en mí culo. Me bombeó aproximadamente unos cinco minutos nada más, ya que con la mamada previa estaba casi listo para vaciarse. Entre gritos me envistió con energía y me llenó de nuevo el culo de lefa calentita. Yo no aguanté y también me corrí sin haberme tocado.

Se colocaron los dos detrás de mí, encendieron un mechero y me dijeron:

  • Haz fuerza y tira la leche de tú culo.

Yo lo hice, salió una gran cantidad, eran dos corridas juntas. Ellos se descojonaron de risa. Nos vestimos y salimos los tres fuera de la zona oscura. Una vez en la luz nos vimos con claridad, eran guapísimos, como hechos el uno para el otro. Me invitaron a una copa y yo acepté. En la barra hablamos un poco.

  • Yo soy Alberto. Dijo presentándose el primero que me folló. - Yo Paco. Dijo el del pollón. - Yo soy Masc. Les dije, dándoles un pico a cada uno.

Charlamos un buen rato, mientras bebíamos. Yo casi aún estaba anonadado de haber follado con semejantes tíos, y menos siendo yo un tío del montón. Si hubiese podido, me hubiese ido con ellos a otro sitio para seguir follando los tres solos, pero me dijeron:

  • Tenemos que irnos a dormir un poco. Mañana temprano salimos de viaje.

Me despedí de ellos y se marcharon. Yo no sabía que hacer, ya estaba bien follado y no sabía si me apetecía mucho seguir. Miré el reloj y aún eran las dos de la mañana. Demasiado temprano para irme. Pedí otra copa y me apoyé en la barra mirando hacia la zona de los camareros.

De repente noté unas manos sobándome el culo. Giré un poco la cabeza y vi a un tío un poco mayor para mí gusto. Me dijo con voz muy sugerente:

  • He visto como te han follado. Te lo has pasado de puta madre, cabrón.

Me pegó el pecho en la espalda y rodeándome con sus brazos me desabrochó el pantalón. Lo bajó y quedó mí culo al aire. El tío se agachó y comenzó a comerme el culo. Me puse cachondo de nuevo, hice un poco de fuerza y salió algo de la leche que aún quedaba en mí culo. El tío se la zampó sin ningún problema. Cuando me dejó el culo bien limpio, se levantó y se fue sin más.

Una vez terminada la consumición, me fui a dar una vuelta por el local, para ver que se cocía por ahí. Llegué a una especie de barra que no se utilizaba y estaba oscura. Dentro estaba de pie un tío de mediana edad que se estaba follando a un chico joven apoyado en la barra como si fuese un camarero. Como esa barra era muy baja, yo le vi el rabo al chico y me gustó mucho. Me tumbé en la barra boca abajo, quedando mi culo y piernas colgando hacia fuera. Metí la polla del chico en mí boca y me dediqué a mamar ese manjar que estaba expuesto.

En esto estaba, cuando un tío apareció por detrás y sin mediar palabra me la clavó de un golpe, sentí cierto dolor, pero yo seguía con mí mamada como si nada. El tío que me follaba terminó y se fue, pero el lugar fue ocupado por otro que estaba esperando su turno. Igualmente me la metió sin miramientos. Yo me corrí con el gustazo que me estaban proporcionando desde atrás. El chico al que se la mamaba comenzó a convulsionarse y se corrió en mí boca, yo no desaproveché su lefa y me la tragué toda. Todos fueron desapareciendo y cuando de quedé solo quise recomponer mi ropa.

Se acercaron dos tíos, con cara de pocos amigos y me dijeron:

- Ahora disfrutaremos nosotros.

Me tumbaron encima de la barra, de espaldas, quedando estirado como si estuviese tumbado en una camilla. Uno se puso detrás, levantó mis piernas hasta sus hombros y me la clavó. A pesar de notar que era una polla de tamaño más que respetable, no encontró ningún obstáculo y entró como si nada, comenzó a follar como un desesperado. Su amigo, arrodillado en la zona de mí cabeza, me metió su polla en la boca.

Hacía mucho tiempo que no me follaban tanto, dicen que hay más pasivos que activos, pero ese día parecía que los activos se pusieron de acuerdo para dejarme el culo y la boca destrozados. Continuaron por mucho tiempo con sus envestidas. Yo gozaba como un salvaje. El de detrás pegó un grito y se corrió en mí culo. El otro hizo lo propio pero llenándome de lefa la boca. Una vez me las sacaron, se pusieron en pie en la barra, permaneciendo yo tumbado descansando un poco. Allí estando de pie comenzaron a mearse sobre mí. Cuando terminaron, se marcharon. Yo me fui a una zona habilitada para el aseo. Me lavé y me compuse lo mejor que pude. Como ya era una hora más razonable, decidí irme. Estaba realmente cansado. Cuando llegué a casa, me di un duchazo más profundo y me fui a la cama.

Espero que os haya gustado el relato. Podéis hacer comentarios en: masc_mad@hotmail.com