La fiesta de presentación (2)
Lo que pasó en el taxi... posterior a la orgía de la fiesta.
Pues bien, como ya adelante en el relato anterior, estaba esperando un taxi para irme a casa, cuando Carlos me cogió de la cintura y se metió en el taxi conmigo. Comenzó a hablarme de lo sexy que estaba y que me había visto durante toda la sesión de sexo que había tenido. Inmediatamente empezó a tocarme todo el cuerpo, me sobaba los pechos y no tardó en quitarme la chaqueta que llevaba dejando ver al taxista mis encantos. Comenzó a besarme con furia y fue bajando hasta que se encontró con mis doloridos pechos, los besó y lamió para luego bajar hasta meter su cabeza por debajo del mantel que me había puesto como falda. Así empezó una comida espectacular de mi coño, el cual, entre lo cachonda que estaba esa noche, y lo morboso del taxi, no tardó en empapar la cara de Carlos con mis jugos. El coche paró, y el taxista abrió la puerta, yo ya había empezado a mamarsela a Carlos cuando noté una polla gordísima entrándome en el coño con una fuerza bestial y empezó a meterla y sacarla bruscamente, notaba como sus testículos chocaban contra mi agujero y los labios mientras me sobaba las tetas como si las ordeñase. Sentía un dolor muy intenso y no pude menos que gritar. Pero Carlos lo solucionó rápidamente metiendome su polla en la boca, la cual seguí chupando, lamiendo y succionando como una loca junto con sus testículos, que me los metí en la boca como una posesa.
El taxista sacó su polla de mi concha y empezó a correrse en mi espalda y en mi culo. Metió un dedo en mi ano y me lo acercó a la boca junto con su semen para que lo chupase, cosa que hice con mucho gusto mientras me gritaba lo puta que era y lo que me pensaba hacer, algo que no entendí, ni me molesté en escuchar, debido a la excitación del momento.
Seguía dedicándome a la polla de Carlos cuando le escuche reírse y decir "ya verás que bien se lo va a pasar la zorrona esta", gire la cabeza y vi al taxista con un bote de lubricante que me empezó a esparcir alrededor del ano. Carlos me giró la cabeza y me volvió a meter su polla de un golpe en la boca:
-No seas tan hija de puta. No me dejes así, acaba tu trabajo puta
Y seguí mamándosela como nunca. Estaba completamente excitada y caliente, olía el sudor del taxista y de Carlos, incluso el mío propio y con todo eso me corrí una vez más, casi en el mismo instante que lo hizo Carlos, sacó su polla de mi boca, llenando mi cara y mi pelo de su semen.
Carlos salió del coche y dio la vuelta. Me dolía todo el cuerpo, y pretendía cambiarme de posición cuando el taxista me agarró por la cintura fuertemente:
-Ni se te ocurra moverte, puta, te voy a demostrar de que sirve hacerle la compra a la parienta
Y comenzó a meterme un pepino enorme por mi culo causándome un terrible dolor y haciéndome gritar tan fuerte que apenas pude oír las risas de ambos hombres. Me sentía como una verdadera puta, humillada, sucia... pero la cosa no acabó ahí. Me metió otro pepino por el coño, e intentó meter otro más en mi ano. Yo pensaba que me iba a morir, me sentía taladrada por mis dos orificios, no podía aguantar el dolor y gritaba que me dejasen en paz, incluso llegué a llorar del dolor.
Parecía que me habían hecho caso y sacaron los pepinos de mi ano, pero no de mi coño. Noté como entraba aire en mi ano, que debía estar enormemente dilatado. El taxista metió entonces su polla en mi culo, la cual casi no note a pesar de tener un grosor grande, pero Carlos la metió en el mismo agujero apenas unos segundos después y ambos empezaron a moverse casi al compás, incluso al compás del pepino, el cual uno de ellos debía estar moviendo, metiéndomelo hasta arriba del todo.
Perdí la noción del tiempo y fueron incontables los orgasmos que tuve pues, a pesar de ser un dolor insoportable, el placer también lo era.
A partir de ahí ya no recuerdo nada, sólo que Carlos me subió en brazos a mi casa y se despidió de mí con un " Ya verás que bien nos lo vamos a pasar a partir de ahora en la oficina"