La fiesta de mi hermana Marta 5

Comienza el viaje con mi hermana y sus amigos, después de cumplir con mi parte del trato, es hora de recibir mi premio y disfrutar de estos días que prometen ser intensos.

Suena el despertador, las 5 de la mañana, apago ese infernal ruido alargando la mano. Un brazo rodea mi cuello, es Mónica, a estas alturas de verano ya no me sorprende cosas como la de anoche. Me acerco un poco a ella buscando su calor corporal, ella me hace un hueco entre sus brazos para que acomode mi cabeza.

En pocos minutos se acaba la tranquilidad, Laura y mi hermana entran a la habitación y anuncian a voces que nos vamos de viaje. Se suben a la cama y nos increpan por estar tan perezosos. Secuestran a Mónica sin dejar que se despida de mí, están ansiosas por conocer más detalles de nuestra noche.

Con las chicas encerradas en la habitación de mi hermana, aprovecho para colarme en el baño. Una ducha y un buen desayuno es lo que necesito. Sin tiempo para nada más, sacamos las maletas fuera a la espera de que llegue Oscar, uno de los chicos del viaje. No vive muy lejos de casa y será nuestro conductor. Mientras en el otro coche Sandra, Verónica y los otros 3 chicos serán el coche número 2.

Sentado en el asiento del copiloto no puedo evitar mirar atrás por el retrovisor, mi hermana sentada en una esquina me mira y sonríe, seguro que está deseando un momento a solas para conocer mi versión.

Después de varias horas conduciendo, paramos en un área de servicio, ir al baño, refrescarse con alguna bebida y estirar un poco las piernas antes de continuar el viaje. Marta me aparta del resto del grupo, no aguanta la espera de conocer mi parte de la historia.

-Marta: Cuéntame ¿que tal anoche?

-Marcos: Si ya lo sabes, lleváis todo el trayecto murmurando con Mónica

-Marta: Si, pero quiero saber que te pareció a ti

-Marcos: Estuvo bien, aunque distinto

-Marta: ¿Distinto?

-Marcos: Si, no llego al punto salvaje si lo comparo con otras experiencias recientes

-Marta: jajaja ¿por eso la bajaste a la piscina?

-Marcos: Puede ser, necesitaba un poco de emoción

-Marta: Ten cuidado, eso engancha

Me hizo un gesto con su cara muy sensual después de esa frase, por desgracia el viaje debía continuar y no pude responder de la forma adecuada. Oscar nos interrumpió indicando que ya nos íbamos y volviéramos al coche.

El viaje continuaba entre la música, charlas y los típicos juegos de cuando vas en coche durante un largo trayecto.

Era las 2 de la tarde, varias horas seguidas sin parar, gente muriendo de hambre, con ganas de ir al baño y algunos que ya no sentían las piernas. Por fin paramos a descansar durante un par de horas. Tiempo suficiente para hacer de todo.

No había hablado casi nada en todo el trayecto con Mónica, pero raro era el momento que no la tenía cerca de mí, miradas, sonrisas y algunas palabras en voz baja fue lo que tuvimos durante el resto del viaje.

Llegamos a la casa alquilada sobre las 8 de la tarde, no sin antes dar varias vueltas para intentar localizar el lugar exacto, el gps no parece reconocer el terreno.

Una gran piscina y un inmenso jardín con su barbacoa, una mesa y sillas de madera muy rusticas nos daban la bienvenida. La fachada de esa casa centenaria no tenía nada que ver con su interior. Totalmente reformada con un concepto de espacio abierto muy de moda en estos tiempos. Una cocina grande con su barra americana para 4 personas, una mesa para 8 y al otro lado de la casa un gran salón, varias butacas con pinta de ser muy cómodas al igual que el sofá.

En la planta de arriba, 5 habitaciones, algunas con camas dobles, otras con camas de matrimonio, entre tanta habitación 2 baños que completaban la casa con una guardilla secreta que accedes a través de una escalera de estas que suben y bajan con un interruptor.

Era hora de repartir las habitaciones, decidieron que las 2 habitaciones con cama de matrimonio las ocuparan las chicas que al ser más pequeñas dormirían más cómodas que los chicos, 2 habitaciones con camas doble fueron para los 4 chicos y quedaba una habitación libre que sería para mi hermana y un servidor.

El reparto de las habitaciones fue algo provisional, ya que pensaban hacer algo divertido con ellas, pero estaban muy cansados como para proponer nada en ese momento. En esa zona del país refresca por la noche y disfrutar de un baño en la piscina a esas horas no era la mejor idea.

Después de instalarse, de hacer turnos para una ducha y de cenar, ya era demasiado tarde como para hacer algo y casi por unanimidad, decidimos ir a dormir para recuperar fuerzas, teníamos una agenda de actividades muy saturada para esos días.

Circulando por el pasillo ya con todo el mundo encerrado en su habitación, escucho una puerta abrir y cerrarse detrás de mí, me agarra del brazo, me empuja de espaldas contra la pared y empieza a besarme. La primera impresión fue que se trataba de Mónica, pero no, era Laura con una camiseta diminuta y un tanga de lo más pequeño.

Me sigue besando a la vez que una de sus manos me agarra la verga, no dejo de mirar hacia los lados por si alguien nos sorprende, en especial mi hermana o Mónica. Después de un par de minutos me deja libre.

-Laura: No será esta noche, tal vez tampoco mañana, pero tú y yo haremos temblar las paredes de esta casa

-Marcos: Espero que la tengan asegurada

-Laura: Tengo en mi maleta unas esposas…

-Marcos: ¿Me quieres esposar a la cama?

-Laura: No, quiero ser yo la esposada

-Marcos: Eso ya lo he vivido varias veces en mi mente

-Laura: Pues dile a tu mente que esta noche debajo de mis sabanas hare travesuras

-Marcos: Lo tendré en cuenta mientras intento dormir

Una breve despedida y con un escalofrió al escuchar sus últimas palabras, puse de nuevo rumbo a mi habitación. Al entrar, mi hermana estaba tumbada boca abajo en su cama con el móvil, no pude evitar mirar su trasero, llevaba unas braguitas blancas de tela muy fina. Le quedaban muy estrechas, tanto que le marcaba bien su culo, casi transparentaba.

No sé de que forma iba a poder dormir con semejantes vistas y con el encontronazo de Laura. Me tumbe en la cama de espaldas a mi hermana, una ventana me dejaba ver lo despejado que estaba el cielo. Tal vez contando estrellas podría dormir. Después de contar más de 20 veces las mismas estrellas porque las cortinas no me dejaban ver, se apagó la luz y Marta se tumbó en mi cama detrás de mí.

Sin pensar mucho, mi hermana puso su mano sobre mi cadera para deslizarse hasta mis pantalones. Encontró un hueco por donde meter su mano y agarrar mi polla que, a pesar de mis intentos por relajarme, aún seguía dura.

-Marta: Joder hermanito, es que tu juguete siempre tiene ganas de fiesta

-Marcos: Si entro en la habitación y te veo tumbada marcando culo, que otra cosa puedes esperar

-Marta: Tal vez lo hice aposta, para que al entrar tú, te lanzases a por el

Empezó a masturbarme despacio, pero agarrando fuerte mi verga, casi cortando la circulación de la misma

-Marta: Anoche al verte con Mónica en la piscina me moría de la envidia

-Marcos: Tuviste la oportunidad de hacerlo en la piscina y no quisiste

-Marta: Shh calla y disfruta

Todo iba perfecto hasta que unas voces en el pasillo hicieron a Marta salir corriendo hacia su cama. Eran los chicos gastando una broma a Verónica y Mónica que estaban en la habitación de al lado. Una vez más me quedaba a medias.

Me levanté de la cama, fui a la puerta y comprobé que se podía cerrar con llave y eso hice. Marta se había llevado tal susto pensando que podían a ver entrado a nuestra habitación que ya no le apetecía volver a mi cama y no tuve otra opción que ir yo a la suya.

-Marcos: Ya está todo controlado, por donde íbamos

-Marta: Un despiste así nos podía a ver costado muy caro

-Marcos: Pero no eres tú a quien le pone cachonda el peligro

-Marta: Si, pero…

-Marcos: Shhh mira, tengo aquí una amiguita que quiere saludarte

-Marta: Tu amiguita viene muy dura

-Marcos: Es que las sabanas y tus braguitas no la dejan pasar

-Marta: Pues deberá meterse dentro de las sabanas y bajar mis braguitas

Fue precisamente lo que hice, meterme debajo de las sabanas y bajarle las bragas hasta las rodillas. Pasé mi mano por su cintura hasta la entrepierna, estaba empezando a mojarse mucho, le subí la camiseta para acariciar sus pechos a la par que frotaba mi verga por su trasero. Estábamos de lado, ella dándome la espalda, una postura que parecía gustarle porque empezaban a sonar algunos gemidos.

-Marcos: Bufff déjame que encienda la luz, enserio me mata no poder verte

-Marta: Ya entra luz por la ventana

-Marcos: Venga lo haremos así, dándome la espalda

-Marta: Bueno vale… pero cerrare los ojos

-Marcos: Ya veremos si eres capaz de mantener tus ojos cerrados

Por fin luz, esto se ponía interesante. Volví a la cama a colocarme en la misma postura, con mi brazo pegado al colchón lo pasé por debajo de su cuerpo para agarrar un pecho, mientras con el otro le introduje un par de dos en su mojado coño. Suspiraba fuerte y empezaba a mover sus caderas notando mis dedos dentro de ella, le besaba el hombro y disfrutaba con mis ojos de su cuerpo. Estaba tan excitado, que solo de frotar mi polla en su culo acabe corriéndome sobre este llenando sus muslos de leche.

Marta: ¿Qué ha pasado?

Marcos: Buff no he podido aguantarme

Marta: Entonces, ¿ya está?

Marcos: Ni lo sueñes, dale un par de minutos y veras como crece otra vez

Marta: Pues que se dé prisa, lo necesito dentro de mi rajita

No me sorprendió correrme de esa manera, tenía mi verga encajada entre su culo y sus muslos, con los movimientos de mi hermana y la excitación de ver su cuerpo moverse no era para menos.

Tal y como dije, no pasaron ni 2 minutos y ya volvía a estar dura, saque mis dedos de su rajita y fueron sustituidos por mi polla que se abría paso de forma muy fácil. Empecé un leve mete y saca, pero mi hermana ya estaba muy caliente y empezó a correrse. Tuvo que taparse la boca por miedo a que alguien nos pudiera escuchar. Continúe con el movimiento de atrás hacia delante viendo como Marta se retorcía de placer, para mis ojos era todo un espectáculo.

Le deje recuperarse un poco para aumentar el ritmo, Marta tenía ganas de más. De nuevo empezaban sus gemidos pero esta vez en lugar de taparse la boca con su mano, lo hizo con la mía. Me mordía los dedos, pero no importaba yo le devolvía ese pequeño dolor agarrando una de sus tetas aún más fuerte.

La pedí cambiar de postura, ella se tumbó boca abajo en la cama, yo me senté sobre sus muslos ligeramente inclinado hacia delante para clavar mi polla nuevamente en su coñito mojado que pedía a gritos ser penetrado. En esa postura, agarre sus nalgas abriendo lo más que podía para ver mi verga entrar dentro de mi hermana, esa perspectiva me parecía de lo más morbosa. Marta se llevó una de sus manos a su entrepierna para empezar a tocarse y hacer compañía a mi miembro que no paraba de embestir cada vez con más fuerza.

Con su culito abierto con mis manos, también tenía un primer plano de su ano, me estaba pidiendo a gritos que le metiera algún dedo y fue precisamente lo que hice. Lleve un par de dedos a su boca para que los mojara bien, una vez empapados de saliva, los lleve a la entrada de su culo con intención de meterlos allí. El primero entro fácil, por sus gemidos de placer noté que le gustaba, no tanto cuando metí el segundo. Puse esa mano pegada a mí, de tal forma que cuando embestía con mi verga, también lo hacían mis dedos, como si de un trio se tratara.

Marta dejo de tocarse para llevar la mano a su boca, era tal el placer que no podía reprimir sus gemidos. Con su otra mano se agarraba al cabecero con fuerza para frenarse con cada embestida que recibía de mi cuerpo.

Al poco rato, un gran chorro de semen salió disparado hacia el interior de mi hermana, casi al mismo momento, me acompaño ella y su orgasmo en ese trayecto de placer en la que nuestros cuerpos se habían embarcado.

Totalmente rendidos, quedamos los dos el uno sobre el otro, sin decir nada. Poco despues, me levanté para apagar la luz y volver a mi cama, pero Marta me ofreció dormir con ella esa noche y no pude rechazarlo.

La mañana siguiente, teníamos una ajetreada agenda de actividades para ese día.  Tirolina, escalada, circuito de pruebas, todo lo que os podéis imaginar. Si alguien destacaba en casi todo, era yo. Una gran dosis de autoestima por tantos años de atletismo que no solo me hacía ser rápido sino también tener mucho aguante en las piernas.

Durante el día fui haciendo buenas amistades con los chicos, con las chicas, tenía la complicidad de 3 de ellas como es lógico, pero con Sandra y Verónica aún no había hecho un acercamiento.  Solo me interesaba Sandra y sus labios carnosos, sin olvidarme de ese culito prieto que lucía.

Llegamos una vez mas muy cansados a nuestro hogar veraniego, también era muy tarde. De vuelta, paramos a comprar en un supermercado porque fuimos con lo justo de comida para pasar el primer día. Al llegar, duchas, cena y poco más, a las 12 de la noche la mitad del grupo estaba dormido, algunos viendo la televisión y yo acompañando a Sandra en el jardín.

Estaba en un rincón sentada mirando su Tablet, a 5 metros mirando el móvil como si tuviera algo interesante estaba yo. Los dos solos en un inmenso jardín al lado de la piscina. No sabía si acercarme a entablar conversación o confiar que en algún momento fuera ella quien lo hiciera. Tanto me lo pensé, que Mónica que era una de las 3 personas que estaba en el salón viendo una película, salió hacerme un poco de compañía.

Tuvo que ser ella la que iniciara una conversación y rompiera el silencio que hasta entonces había. No tenía mucho sueño e intento convencer a su amiga Sandra para dar un paseo, sabía que se negaría y me lo pidió a mí con una mirada cómplice. Acepte y nos pusimos a ello, no sin antes recibir una advertencia de Sandra de que nos lleváramos las llaves porque no tardaría mucho en ir a dormir.

Paseando por el camino, con la única luz de la luna, iniciamos una conversación sobre lo que había sucedido entre nosotros la otra noche. Fue una conversación de esas en las que das muchos rodeos para decir algo.

La conclusión que saque después de casi una hora hablando, fue que a pesar de disfrutar mucho conmigo esos 2 días en mi casa, no quería cometer errores del pasado y quería tomarse su tiempo e ir sin prisas. Aunque nos conocíamos desde hace años, en realidad sabemos poco el uno del otro y antes de dar un paso lo mejor era ser “amigos especiales” e irse conociendo.

Estaba enfadado, pero no con Mónica, con mi hermana. Su brillante plan me hacía estar en el punto de mira de su amiga para una posible relación, no me hubiera parecido mal si estuviéramos en casa, pero estando aquí, ante la posibilidad de que en cualquier momento surja una orgia o juego de los que ellos organizan, me hacía estar atado de pies y manos.

Cuando regresábamos, a unos 20 metros del refugio, Mónica me agarro de la mano y me llevo hacia el bosque. Fuimos hasta una zona con mucha vegetación, paramos a los pies de un gran árbol, se apoyó de espaldas y me atrajo hacia ella para besarnos. Desde donde estábamos, se podía ver perfectamente la casa, pero no fue eso lo que me llamo la atención. Sandra continuaba allí sentada con su Tablet.

Mónica me besaba mientras me rodeaba con sus brazos, mis manos la agarraban fuerte de su trasero y mi vista estaba enfocada en Sandra. Lo mejor de nuestra ubicación, era que por la oscuridad y la maleza no podía vernos Sandra, pero nosotros a ella si.

-Mónica: ¿Quieres que lo hagamos aquí?

-Marcos: Pensaba que querías tomártelo con calma

-Mónica: Cuando te dije de irnos conociendo poco a poco, no me refería a esto

-Marcos: Sabes lo que me gusta de ti

-Mónica: ¿El que?

-Marcos: Que eres así tan delgadita, que en momentos como este eres muy manejable

-Mónica: jajaja anda calla y bésame

-Marcos: Ahora mismo quiero besarte, pero no en la boca

-Mónica: Entonces ¿Dónde? Aiii

Le bajé esos pequeños pantalones de deporte que llevaba, su tanga y empecé a besar su coño. La agarraba de la cintura hacia a mi mientras la parte superior de su cuerpo se apoyaba en el tronco del árbol. Cuando estuvo lo suficientemente mojada, metí un dedo en su rajita para acompañar a mi lengua en el minucioso trabajito que le estaba haciendo a Mónica. Al poco llego a su climax, agarrando fuerte mi cabello con sus manos y acompañado de unos breves pero intensos espasmos.

Me puse de pie y la besé para que probara sus fluidos, notaba sus manos en mis pantalones desabrochando el botón para devolver esos minutos de placer que había pasado.

Bajo mi pantalón hasta las rodillas y de una sola vez, se tragó mi polla hasta el fondo. Veía a Sandra mientras disfrutaba de la mamada, allí sentada, cruzada de piernas con ese fino pijama que hacía transparentar su ropa interior. Desde mi posición no podía ver tanto detalle, pero lo tenía grabado en mi mente del rato que estuve con ella a solas en el jardín. Me sentía un poco culpable por estar pensando en otra mientras me chupaban la verga, pero me era imposible evitarlo.

Pasado unos minutos, vi a Sandra levantarse, se agacho para recoger algo del suelo y pude ver ese culo tan perfecto en la lejanía. Levante a Mónica del suelo y la hice apoyarse de cara al árbol, se inclinó un poco hacia atrás y clave mi polla en su rajita. No me ande por las ramas, desde el primer momento impuse un ritmo alto, agarrando fuerte su cintura la atraía hacia mí para propinarle unas fuertes penetraciones.

Mónica estaba al borde de un nuevo orgasmo, y yo no pude evitarlo cuando vi a lo lejos a Sandra meneando su culito mientras hablaba con Verónica que había salido acompañarla. En lugar de continuar el mete saca, la deje dentro e hice a Mónica moverse con la ayuda de mis manos en su entrepierna. Ante el incesante chorro que recorría su interior, mi pareja del árbol alcanzo su orgasmo casi dejándose caer al suelo.

Minutos más tarde, volvimos al camino, por suerte ya no había nadie en el jardín, de lo contrario, hubiera sido difícil disimular la cara de placer que aún seguía en nuestro rostro. Subimos a la segunda planta, nos despedimos y entre a mi habitación.

Esperaba encontrarme a mi hermana dormida, pero no fue así.

Marta: Así que… paseíto nocturno con Mónica

Marcos: Joder, como te has enterado tan rápido

Marta: jajaja porque le di la idea para que pudierais hablar

Marcos: Entonces imagino que sabes el contenido de la conversación

Marta: Si, pero no te preocupes, os conozco a los 2 y no tenéis mucho en común, cuando se dé cuenta te dejara libre

Marcos: Ten amigas para esto

Marta: ¡¡¡Pero bueno!!!, hace unos días estaba con la autoestima por los suelos y ahora está feliz, necesitaba algo como esto para superar sus complejos

Marcos: Bla bla bla

Marta: Aun queda algo por contarte que… al igual te enfada un poco

Marcos: Sorpréndeme

Mi hermana, Laura y un par de chicos, hablaron de hacer un poco más divertidas las noches, cada chico apuntaría su nombre en un papelito y lo metería en un bote. Las chicas por turnos irían cogiendo uno y el nombre de la persona que le tocara, sería su compañero de habitación esa noche. Lo que pasara en su intimidad ya era cosa de cada uno.

Esto se lo había contado mi hermana a Mónica, pero no quería participar y por tanto yo tampoco debería. Como no ibamos a participar, compartiríamos habitación durante el resto de las noches, porque se entendía que ninguno de los dos queríamos hacer nada.

Para Marta era la forma fácil de quitarse un problema, porque si yo participaba podía crear un conflicto con Mónica y todo lo que hemos conseguido hasta ahora no hubiera servido para nada. Que yo pudiera acostarme con alguna de sus amigas, le daría a entender a mi “pareja” que una vez más “su chico” prefiere a otras.

La oportunidad de tener una noche con Sandra, se esfumo, lo que prometía ser una semana de juegos y orgias, también.

Estaba tan enfadado que preferí guardar silencio y meterme en mi cama. Me sentía estafado, a pesar de que hace un mes hubiera firmado por verme en esta situación, ahora me sabia a poco.

-Marta: Te has enfadado mucho ¿no?

-Marta: ¿No dices nada?

-Marta: Prometo que buscare la forma de compensarte, de verdad confía en mi

No respondí en ningún momento, me sentía decepcionado y utilizado por mi hermana. Esto si parecía más una venganza y no la que tuve en su día.

Desperté a la mañana siguiente algo más calmado, echando la vista atrás, había conseguido más de lo que nunca hubiera soñado. Con la mente más positiva baje a desayunar. Estaban todos reunidos, los planes de hacer las noches más divertidas estaban a punto de salir a la luz.

Como siempre, mi hermana era la voz cantante, la que les iba a explicar de que iba a tratar el juego. Fui mirando las caras de los allí presente para ver cómo iba reaccionaban ante la noticia, todos parecían muy entusiasmados, a excepción de Mónica y de mí que no íbamos a participar, pero a esa parte aún no había llegado.

Gire la cabeza un poco a mi derecha para ver la cara de Sandra, me estaba mirando, tal vez me estuviera montando una película en mi cabeza, pero su mirada parecía de deseo. Me miraba fijamente, hasta el punto de intimidar. Posiblemente haya tenido sexo con todos los chicos de esa casa y yo sea el caramelito por probar, o tal vez solo miraba si me escandalizaba de lo que mi hermana seguía contando.

Marta llego a la parte en la que les comunicaba que ni Mónica ni yo íbamos a participar, por tanto, compartiríamos habitación el resto de días. Todos se sorprendieron, aunque era comprensible, no siempre Mónica se prestaba a jugar y yo era el chico nuevo que le podía sobrepasar ese tipo de juegos.

Sandra me seguía mirando, aunque esta vez a su mirada penetrante se sumaba una leve sonrisa. Sin querer mi hermana me había puesto el cartel de “prohibido tocar” y eso podía provocar en ella el efecto contrario.

Después de un primer día de coche y un segundo día de actividades físicas, hoy tocaba relax. Nos íbamos a la ciudad de turismo, de compras, a comer una buena hamburguesa y como no, visitar la playa.

Disfrutamos mucho del día, necesitábamos algo de relax para recuperar fuerzas. Por desgracia estando en la playa sobre las 4 de la tarde, el cielo amenazaba tormenta y decidimos volver a casa a pasar el resto de la tarde allí. Al poco de llegar, volvía a salir el sol y aprovechamos para estrenar la piscina.

Se notaba el ambiente tenso, una noche muy movidita estaba empezando a llegar. Después de la cena, empezaron con el sorteo. Sandra y mi hermana parecían contentas con su pareja, Laura indiferente y Verónica mosqueada. Para no hacer cada noche sorteo, mañana se irían cambiando, la chica de la habitación 2 iría a la 3, la de la 3 a la 4 y así sucesivamente, todas menos mi habitación, que siempre seria la misma chica.

No tardaron mucho las parejas en ir a sus habitaciones, con la excusa que mañana nos tocaba caminata, mi hermana y Sandra fueron las primeras en subir con sus parejas. Al poco fue Laura que ya tenía a su pareja esperando. En el salón nos quedamos Mónica y yo junto a la otra pareja, Verónica y Oscar el chico que había sido nuestro conductor.

No parecía que fueran hacer nada, y de postre iban a provocar que yo tampoco pudiera hacer. Mónica sabía que esta pareja no se llevaba muy bien y en un momento a solas me lo explico, la chica había rechazado en más de una ocasión a Oscar como pareja formal y era forzar mucho dormir juntos. Mónica nos propuso que, si queríamos y sin que nadie se enterase, ella se iría a dormir con su amiga y el chico rechazado a mi habitación.

Por si fuera poco, el no poder participar, ahora tampoco tendría posibilidad de sexo.

Se acabaron yendo todos dormir, me quede allí solo terminando de ver una película que para mí desgracia empezaba una escena intensa de sexo salvaje. Un poco abrumado apagué la televisión y fui al jardín a ver si con un poco de aire fresco me despejaba.

Sentado en una hamaca, miraba al cielo, en mi cabeza me imaginaba lo bien que debían de estar pasándolo arriba. De repente escuché abrirse la puerta, lo primero que pensé es que se trataba de mi nuevo compañero de habitación, o tal vez Mónica, pero me equivocaba, era Laura.

-Laura: ¿Que haces aquí tan solo?

-Marcos: Me he quedado compuesto y sin novia

-Laura: jajaja imaginaba que a estas alturas estarías con Mónica dándole al tema

-Marcos: Yo también, pero ha querido echar una mano a su amiga porque le había tocado Oscar

-Laura: Y os ha metido a los dos en la misma habitación

-Marcos: Si, me ha dicho que Verónica ha rechazado en varias ocasiones al chico este y …

-Laura: Pobre y te ha dejado a dos velas. Al final no vas a follar ningún día como sigas así

-Marcos: Bueno siempre nos quedaran las esposas

-Laura: Ahora mismo… están ocupadas

-Marcos: ¿Lo has dejado atado arriba?

-Laura: Si, pero tranquilo ya hemos terminado

-Marcos: Te ha durado poco

-Laura: Si, este chico las 2 veces que hemos follado nunca dura mucho y lo peor es que no es de los que repiten

-Marcos: Mira el lado bueno, así puedes dormir más esta noche

-Laura: O no… ¿quieres follar?

-Marcos: Bueno, si insistes

-Laura: jajaja anda ven

Me agarro de la mano y me llevo a la parte de atrás de la casa. Una vez allí, como si de un striptease se tratara empezó a quitarse la ropa, solo llevaba una camiseta larga y su tanga. Resulto ser el show más corto que recuerdo, pero fue de los mejores. Se quito primero la camiseta dejándola caer al césped, se restregó las tetas y se llevó una a la boca para lamerla. Continuo con su tanga, se lo iba bajando al ritmo del movimiento de sus caderas y al igual que hizo con la camiseta lo dejo caer.

Era mi turno, no resulte ser tan mal stripper, Laura estaba tan cachonda que le parecí el mejor de todos. Me quité la camiseta e hice el típico movimiento de pasarla por mi entrepierna, resultaba ser muy cómico. Me puse de espaldas a ella, momento que aprovecho para acercarse y lamerla desde abajo hasta mi nuca.

Me desabroche el pantalón de espaldas a Laura, me los baje inclinándome hacia delante para marcar bien mi trasero, no pudo evitar darme una cachetada a una nalga. Me di la vuelta de cara a ella y cuando me disponía a bajar mi calzón me freno, eso era cosa de ella, aparte mis manos y deje que los bajara.

Allí agachada, empezó a mamar mi verga, se la metía a lo que daba su longitud, pero a veces, se la sacaba y pasaba su lengua por debajo, desde los testículos hasta el glande para una vez más tragársela.

Después de unos minutos de mamada, se fue para atrás apoyando su espalda contra la pared, me tenía agarrado de la polla y me atrajo hacia ella. Se mojo la mano con saliva y se la restregó por su rajita, para después acercar mi verga y metérsela poco a poco. La sujete una pierna en alto, para facilitar el movimiento, Laura me miraba mientras se agarraba sus pechos.

-Laura: ufff Marquitos como me pones, la tienes muy caliente

-Marcos: Tan caliente como tu

-Laura: Vamos dame más fuerte, como tú sabes

Empecé acelerar el ritmo a pesar de lo complicado de la postura, el ser más alto que ella tenía que agacharme un poco. Laura noto este inconveniente y me pidió cambiar de posición. Se tiro al césped boca arriba y me tumbe sobre ella. Al momento note sus pies en mi espalda sujetándome para que no me fuera a escapar, agarre sus manos con las mías y las estire sobre la fina hierba a la par que comenzaba a besarla.

Con Laura disfrutaba a cada embestida, era puro placer el tacto de sus tetas contra mi pecho. Deje de besarla solo para escuchar sus gemidos, cada vez más altos a medida que avanzaba el tiempo. Sus pies liberaron mi espalda para poder embestir con más recorrido y fuerza, a veces la dejaba metida dentro y me movía haciendo que mi polla se moviera en su interior.

A pesar de evitar correrme en un par de ocasiones, a la tercera no pude resistirme, ella ya había empezado a correrse y todo el interior de su coño estaba inundado de sus fluidos lo que provocó que yo aún la llenara más con mi leche.

Después de un rato recuperando el aliento, nos volvimos a vestir y fuimos yendo al interior de la casa.

-Laura: ¿Estas más contento ahora?

-Marcos: Si, me has alegrado la noche y puede que el resto de las vacaciones

-Laura: jajaja no creas que me olvido de las esposas eh

-Marcos: Resérvame un hueco en tu apretada agenda, porque creo que estos días la tienes llena

-Laura: No te preocupes, te hare un hueco

-Marcos: Sera difícil con tanta gente por casa

-Laura: No me importa, aunque te tenga que secuestrar delante de todos tendrás tu momento

Apagamos todas las luces y acompañé a Laura hasta su habitación, después de un beso bastante intenso y de quedarme solo, me di la vuelta para ir a dormir, cuando parada delante a unos metros de mí estaba Sandra, llevaba una camiseta que dejaba ver su ombligo y un tanga blanco, pero también una expresión muy seria en su rostro.

No sabía hasta donde había visto, tal vez solo vio como entraba Laura a su habitación o también vio el beso. Camine por el pasillo hacia ella en dirección a mi habitación, pero no se movía, solo me miraba, al llegar a su altura me esperaba un ataque sexual o por lo menos fantaseaba con eso, pero no fue así, solo me siguió con la mirada. Ni siquiera mi gesto que se podía interpretar como un “hola” fue respondido por su parte.

Delante de mi puerta, giré mí cabeza y di un último vistazo a Sandra, pude ver lo bien que le quedaba el tanga por detrás, ella no se giró, pero si lo hizo su cabeza mientras me seguía mirando. Desconozco lo que le pasaba a esta chica conmigo, pero me intimidaba cada vez más, nunca me había mirado así salvo hoy.

Una vez dentro, me sentía a salvo, con un compañero que ya dormía a pierna suelta, me tumbe en mi cama y deje que el sueño me alcanzara. Aún quedaba 3 días con sus 3 noches de estancia en esa casa, a diferencia de lo que pensaba anoche cuando me enfade con Marta, no iba a resultar ser tan decepcionante.

CONTINUARA