La fiesta de Chicago. Segunda Parte

La fiesta es cada minuto que pasa más interesante. Imprescindible leer la primera parte si quieres disfrutar de cada personaje.

Mini capítulo VIII. Volvemos a la carga.

La que más agradeció la interrupción del juego fue Eva que necesitaba un pequeño descanso para volver a ser ella misma.

Alyson llamó por teléfono al servicio que rápidamente nos traían bandejas de canapés y toallitas húmedas para las manos.

-. ¿Qué estás bebiendo cariño?.- Me preguntó Diana

-. Un refresco de limón.- contesté.- Tenía sed

-. Vaya fiesterita buena que se ha montado tu jefe en un momento. No me esperaba yo esto, te lo digo de verdad

-. Pues anda que yo. En qué hora dejamos marchar el taxi.

-. Anda, mentiroso, pues no te está gustando a ti ni nada esto del jueguecito

-. A ti parece que te gusta también, así que no me hagas sentir culpable, que yo no he organizado nada.

-. Si, si, pero bien que le has metido mano a tu compañera Eva, a ver si te crees que no se ha dado cuenta todo el mundo. Me he dado cuenta hasta yo, así que imagina Nicolás lo que habrá pensado.

-. Pues no habrá pensado nada, porque al final esto es un juego.

-. ¿Te has fijado que la china le ha hecho un dedo?

-. Ya me he dado cuenta. La pobre se ha quedado desarmada con la chinita. No sé si tenía la mirada perdida de placer o por no mirarnos a ninguno a los ojos.

-.  La chinita es una máquina. Tiene una piel suave, suave. Aquí, el vaquero se debe gastar cuartos en cremitas para la niña. Porque ya te digo que esta acaba de cumplir los 30 años. El tendrá 50 y ella como mucho 32 o 33.

-. ¿Te ha gustado besar a la china?

-. No me ha gustado, me ha encantado. No besaba yo a una chica desde el instituto.

-. No me fastidies. ¿tú te habías liado antes con una chica.?

-. Si te lo conté, ¿No te acuerdas?

-. Pues no.

-. Voy a llamar a Eva que la veo un poco perdida. ¡EVA!, ven un segundo cariño.

-. ¿Qué tal chicos?.- Susurró Eva al llegar.

-. Vaya  fiestecita Eva.- Dijo Diana.- ¿Tú como estás?

-. Un poco desorientada. Apenas he bebido, pero me siento así como si flotara.

-. Le estaba diciendo a Fernando que la chinita besa de maravilla, y tiene una piel de escándalo.

-. Y acaricia tus partes íntimas como una profesional, te lo digo para que vayas tomando posiciones si va a volver a hacer otro. Cuando me he corrido me han fallado las piernas, te lo juro. Y es que me daba igual si me miraban como si no. He perdido la orientación por completo un buen rato.

La conversación se relajó lo suficiente hasta que Alyson volvió a la carga.

-. Chicas, chicos, si estáis dispuestos volvemos a jugar.

Diana se acercó a mi oído y me susurró algo realmente inquietante.

-. Cariño, quiero que la siguiente mano pierdas. ¿Lo harías por mí?

-. Depende de la apuesta, vamos, digo yo.

-. La próxima me toca decirla a mí. Te prometo que va a ser muy Light.

-. ¿Habrá tocamientos?

-. Te prometo que no es de tocamientos. Además he pensado algo muy tonto porque la gente ahora estará de nuevo un poco fria.

-. Bueno, voy a perder, pero confío en que no hagas tonterías.

-. Te lo prometo.- Terminó Diana.

Alyson, nuestra anfitriona comenzó una pequeña charla recordando los mejores momentos vividos hasta ese instante, y finalmente le instó a Diana a proponer una prueba.

-. He pensado que como estamos un poco frios y para no acelerar más de la cuenta, la perdedora mostrará su ropa íntima.

-. Pero casi ninguna llevamos sujetador.- Dijo Alyson sonriendo.

-. Perdón, me he explicado mal. Me refiero solo a las braguitas. La perdedora se sube la falda y muestra sus braguitas.

Una prueba más que asumible, pensé. Después de lo vivido, el que Diana enseñara sus braguitas era sin duda una prueba de transición para calentar motores.

Miré a los ojos a mi mujer y asentí con la cabeza, en un gesto de aprobación. Y fue justo en ese instante cuando recordé la conversación del taxi.

“-. No me he fijado qué braguitas te has puesto para este vestido tan espectacular.

-. Pues era una sorpresa para cuando volviéramos.

-. Qué sorpresa... ¿tampoco llevas bragas o que?

-. No. Sólo llevo estos pantys que son espectaculares, me han costado 14 dolares, una ganga.

-. Entonces no llevas ropa interior.

-. Que antiguo eres. Con los pantys no hace falta ropa interior y no te preocupes que el vestido llega hasta los pies. ¿Quieres que me suba la falda y ves cómo me queda?”

Mi mujer no llevaba braguitas, es decir, al levantar su falda otros tres hombres iban a poder contemplar su sexo.

Y lo peor es que yo lo había consentido y es más, lo había ratificado después de escuchar la prueba. Me empezó a subir calor por el pecho hasta la nuca. Se me pasó por la mente tratar de ganar, pero sabía que Diana quería hacerlo, quería mostrar su sexo.

También se me cruzó por la mente la idea de que ella llevaba puesto un panty, muy caro pero quizás algo taparía. Maldita sea, que puede haber visto en el taxi si se transparentaba o no, y le dije que no quería verlo.

-. Me planto.- Dijo Roger.

Volví a levantar la mirada y Diana no quitaba sus ojos de mí. No le iba a quitar ese deseo, a pesar de que iba a ser la primera en mostrar su cuerpo. “ Espero que no sea el único coño que se vea esta noche ”, pensé.

-. Carta.- Pedí con un 17, pero tenía que salirme. Y me salió 20, no lo podía creer. Estaba en mi mano no concederle el deseo a Diana, pero volví a pedir carta. Miré el naipe y era un as. Tenía 21, pero dejé la carta boca abajo en la mesa y dije.- Me he salido, lo siento cariño.

Todos aplaudieron, ya que sabían que Diana daría un poco de espectáculo enseñando sus braguitas. Si supieran que en realidad le iban a ver su coñito arregladito... Maldita sea.

-. SI te parece.- comentó Alyson.- En lugar de ponerte en el centro y levantarte la falda, podrias acércate a cada uno de los hombres y dejar que ellos mismos te suban la falda. Así sería más interesante ¿no crees?.

-. Yo también quiero ver sus braguitas.- Dijo Sririta.

-. Yo también quiero verlas, Sririta. Si te parece nos sentamos juntas y vemos que hay ahí debajo de esa falda.- Comentó entre risas Alyson.

Mi visión, al igual que la del resto era bastante limitada. De hecho la mía quizás era la mejor, puesto que al menos veía de lado a Diana, con lo que iba a conseguir ver hasta qué altura se iba a subir la falda. Para el resto de los hombres, colocados en un sofá tras ella tan solo les quedaba esperar a que las chicas se hartaran de ver los pantys de mi mujer.

Diana comenzó a subirse la falda poco a poco y prácticamente llegó hasta la altura de la cadera, con lo que sin duda mostraba completamente su sexo.

Las dos mujeres sonrieron ligeramente al comprobar que Diana no llevaba ropa interior.

-. Eva, ven por favor, no te debes perder esto.- Dijo Alyson.

Eva se acercó curiosa y al ver el sexo de Diana a través de los pantys sonrió y por supuesto entendió el por qué Diana se había autoimpuesto esa prueba.

-. Quítate los zapatos.- Dijo Sririta.

Diana obedeció al instante, y la tailandesa se acercó lo suficiente para tomar con sus manos el borde de los pantys y comenzar a bajarlos muy despacio.

Aquello no estaba planeado en la prueba y estaban yendo mucho más allá. La idea era mostrar la ropa interior a los tres hombres, y no el sexo.

Diana no solo no puso ningún impedimento, sino que además sus movimientos denotaban que deseaba que eso ocurriera.

Sririta se quedó con los pantys en la mano y era evidente que no se los iba a volver a poner. Cogió los zapatos de Diana y se los volvió a colocar con delicadeza, como los zapatitos de cristal de Cenicienta. Después puso una mano en uno de sus muslos y la subió hasta acariciar levemente el clítoris de Diana que miraba fascinada a las tres mujeres que disfrutaban de aquella escena.

Alyson se levantó para dar un beso en los labios a Diana y le susurró.- Ya puedes acercarte a los chicos.

Diana se bajó de nuevo la falda y se acercó a Nicolás, que justo me pillaba enfrente, por lo que me fue imposible ver su reacción. Solo pude ver como las manos de Nicolás se pasearon ligeramente por las piernas de Diana.

El siguiente fue Raven. Diana se puso delante y antes de empezar a subirse la falda, el tejano le cogió las manos. Era evidente que era él quien quería subirle la falda y aprovechar para acariciar la piel de mi mujer.

Al terminar de subir la falda quedó mirando el coño de mi mujer como si de una puta pintura del Louvre se tratara. Después pasó sus manos por detrás para tomar sus nalgas y tirando de ella le obligó a dar un pasito adelante, dejando su boca lo suficientemente cerca para llegar a besar el sexo de Diana.

En aquel momento creí que iba a estallar, cuando Roger, un poco para tratar de parar aquello pidió poder contemplar el cuadro.

Diana se acercó a Roger quien no pudo evitar posar también sus manos sobre las caderas de mi mujer y hacer movimiento que acercaron sus dedos al clítoris.

El cuarto y último era yo y tenía dos opciones, lo natural que era no hacerle mucho caso y por tanto sentirme un poco despechado o bien actuar como los demás.

La opción más dolorosa era actuar como los demás, tratando a mi mujer como si fuera un juguete, pero pensé que si no lo hacía así, en la siguiente prueba la vería follando con los otros tres. Ella quería jugar, quería disfrutar de una fiesta inesperada y no le fallé.

Tomé sus nalgas como lo hizo Raven, pero en lugar de besar su sexo, puse mi lengua en él y comencé a jugar con su clítoris, que estaba más caliente, húmedo y excitado como nunca antes lo había estado.

Al concluir la prueba todos aplaudimos a Diana que por supuesto se olvidó por completo de sus pantys.

Alyson quiso elegir la siguiente prueba y nadie dudaba que a partir de ese momento los juegos ya fueran a pasar a ser algo más.

-. La próxima perdedora tendrá que poner su mano en la polla de nuestros hombres y masturbarles. ¿Os parece que 30 segundos por chico es suficiente?

-. Tal y como están, quizás alguno se podría correr.- Soltó Diana muy integrada en el juego.

-. Si alguno se corre, se perderá la siguiente prueba.- Respondió Alyson.

A mí, particularmente esta prueba ya me superaba. Sinceramente pensé que si perdía, me relajaría tranquilamente e iba a disfrutar viendo a mi mujer como les acariciaba a todos los hombres y por supuesto a mí.

Se repartieron las cartas. Pedí una más arriesgando más de lo debido y obtuve 21. No sé quien sería el perdedor, pero a mí me daba ya igual quien me masturbara.

Pensé que Alyson podría ser una buena opción. Me encantan las pelirrojas y esta mujer, a pesar de estar por encima de los 40 años era un bombón. Se me vino a la mente el momento en que Sririta le tocaba los pechos dejando entrever sus pezones y pensé que será muy buena opción.

-. Sririta, te ha tocado.- Dijo Roger al ver los naipes de Raven.

La tailandesa se levantó y nos pidió con su tono elegante que nos quitáramos toda la ropa de cintura para abajo.

-. ¿No te vale con que la saquemos?.- Preguntó Roger entre risas.

-. Vamos chicos, quiero pantalones, calzoncillos, zapatos.. todo lo que haya por debajo de la cintura, fuera.- Contestó Sririta.

Al ver que Raven era el primero en obedecer, me decidía a levantarme tratando de no ser “el primero” en desear que le masturbaran.

Una vez que los cuatro nos habíamos quitado toda la ropa que Sririta nos había pedido, las otras 3 chicas recogieron todo para que no estorbara, dejándolo en un rincón, precisamente junto a los pantys de Diana.

Era una situación un tanto ridícula, vernos sentados evidentemente con la polla totalmente excitada a la espera de acontecimientos.

La tailandesa se paseó, tratando de aparentar que pasaba revista a todos nosotros. Era curioso como hacía un momento había sido un drama que mi mujer enseñara su sexo y de alguna manera se dejara acariciar y en cambio yo no había dudado un instante en enseñar mi polla y esperar que otra mujer me la acariciara.

Esa pequeña lección de machismo absurdo me llevó a la conclusión de que si yo iba a disfrutar de la mano de Sririta, no iba a poner el más mínimo impedimento en que Diana hiciera lo que quisiera hacer de aquí al final de la noche. Imaginé que al final acabaría follada por uno o más de mis compañeros de juegos, pero en aquel instante y justo antes de empezar la sesión de masturbación me prometí que esto no iba a afectar para nada en nuestras futuras relaciones. Esto era solamente un juego, en el que se iba más allá de lo normal, pero era solo eso.

Cuando volví a centrarme en lo que ocurría a mi alrededor vi como la tailandesa se subía a la mesita de te y comenzó a quitarse las pulseras, anillos y los iba colocando junto a sus pendientes que ya estaban sobre la mesa. Después llevó su mano a un lateral y comenzó a desabrochar los botones que sujetaban su vestido. Al dejarlo caer sobre la mesa apareció el cuerpo de una diosa oriental.

Su piel era perfecta, suave, de un tono canela brillante que le hacía emitir luz. Sus pechos, sus pezones algo oscuros eran un conjunto perfecto.

Después llevó sus manos a la braguita de encaje negra que apenas tapaba su sexo y las bajó sin dudarlo un instante, dejando su cuerpo desnudo ante nosotros.

Después bajó de la mesa de té, por supuesto sin quitarse los tacones y se dirigió a mí. Se arrodilló junto a mis rodillas, separó mis piernas y paseó sus manos por mis muslos hasta llegar a mi polla. En ese momento pensé que sería imposible aguantar 30 segundos aquellas caricias, pero al instante la cosa empeoró cuando Sririta tomando mi miembro con una mano se la introdujo en la boca suavemente.

Apenas movía la cabeza, pero notaba perfectamente como su lengua jugaba con mi capullo caliente, y enrojecido de excitación.

En un momento determinado pensé que iba a empezar a eyacular y me vino la duda de si avisar o no, como se hacía en los tiempos de novios.

-. Tiempo.- Dijo Alyson cuando ya pensaba que era irremediable que me tendría que correr dentro de su boca.

Sririta me miró sonriendo.- ¿Te ha gustado?.- Preguntó.

-. Ha sido maravilloso.- Le dije como si no hubiera nadie más en la salita.

Al levantar la mirada pude ver los rostros de envidia de todos y cada uno de los asistentes. Me acababan de hacer sexo oral delante de 6 personas más, como si de una espectáculo porno en vivo se tratara, delante de mi propia mujer, pero no sentí el más mínimo remordimiento ni vergüenza. Solo pensé que algo similar iba a acabar viendo en Diana.

Sririta cumplió el mismo trámite con Roger y más tarde con su propio esposo, siendo algo más efusiva con Raven.

Mientras hacia lo propio con Nicolás miré a Eva, tratando de ver qué sentía en ese momento y descubrí su mirada en mí. Me extrañó tanto que le hice un gesto indicando.- ¿Qué pasa?

Eva me hizo un gesto típico de -. Luego hablamos.

Al acabar la prueba Sririta recibió una ovación por parte de todos los presentes, dado que era evidente que había ido mucho más allá de lo que Alyson había propuesto.

Nos tomamos unos minutos de descanso para relajar un poco la tensión de los hombres y así poder seguir disfrutando de la noche.

La escena era algo surrealista, ya que Sririta estaba desnuda con sus tacones, y los cuatro hombres, desnudos de cintura para abajo, pero así era este juego.

Me acerqué a la zona de bar a ponerme un refresco y Eva aprovechó para pedirme que le sirviera otro.

-. ¿Me pones una coca porfa?.- Me dijo Eva, ya junto a mí.

Cogí un vaso, le puse dos hielos y abrí la botella de coca. Según se la servía se acercó a susurrarme.

-. Quiero que me folles tú.

-.¿Perdona?.- Había entendido perfectamente la frase, pero quería que me la confirmara.

-. Sé que al final nos vamos a repartir y supongo que haremos de todo con todos. No sé cuantos me la van a meter esta noche, pero quiero que me prometas que tú serás uno de ellos.

-. ¿Por qué?

-. Por que sí. Por que me apetece hacerlo contigo. Tu mujer me ha dicho que quiere follarse a Roger y yo le he contestado que yo quería contigo. Le he pedido permiso y me lo ha dado.

-. ¿Y Nicolás?

-. No lo sé, no le he preguntado.

Alyson, nuestra querida anfitriona nos devolvió a la realidad.

-. Chicos, espero que hayáis descansado porque esto continua. La situación es la siguiente. Os veo un poco ridículos enseñando vuestras cositas, así que os propongo que voluntariamente terminéis de desnudaros. Total, ya os hemos visto lo más interesante.

Los cuatro comenzamos a quitarnos lo que nos quedaba de ropa, esperando que las 3 mujeres hicieran lo propio, excepto Sririta que ya estaba desnuda, pero no fue así.

-. La siguiente prueba será para que una de nosotras pueda disfrutar.- Comenzó hablando Sririta.- Alyson, pide que te traigan lo del masaje.

-. De acuerdo. Chicos y Sririta, meteos en el almacén hasta que nos traigan todo. No quiero que el servicio piense que estamos haciendo una orgía.- Dijo Alyson mientras tomaba el teléfono y daba las instrucciones pertinentes.

Los cinco obedecimos al instante. El almacén, donde se guardaban los libros que no estaban expuestos o estaban desordenados no era muy grande y apenas cabíamos dentro. En ese instante la tailandesa, sonriendo juguetona apagó la luz y comenzó a acariciarnos las pollas sin saber cual era de quien.

-. ¿Eres Roger?.- Dijo

-. No cariño, soy tu marido.- respondió Raven.

Yo me arrimé mi polla para tratar de ponerla junto a la mano de Sririta, pero me encontré junto a ella de espaldas. Coloqué mi miembro entre sus nalgas y traté de cogerle los pechos. Descubrí que no era el único que estaba amasando los pechos de la tailandesa ya que podía tocar manos y pezones indistintamente.

Sririta entonces cogió mi polla y se la acercó hasta la entrada de su coñito depilado. Pude notar la humedad, el calor y como mi capullo se adentraba ligeramente dentro de ella, que trató de elevar su culito todo lo posible para facilitar mi entrada.

Pasaban los segundos y ella no parecía cansarse de ese jugueteo de entrada y salida así que me acerqué un poco más e introduje completamente mi polla en la tailandesa que al notar mi presencia comenzó a agacharse entre la oscuridad hasta quedarse a cuatro patas.

En ese momento noté que alguien había introducido su polla en la boca de Sririta. No podía precisar quien, pero yo no iba a sacar la mía de donde estaba, así que empecé a empujar, notando el resto el sonido de los golpes de mi cuerpo en las nalgas de la mujer.

Poco después de empezar a follar con todas las consecuencias se abrió ligeramente la puerta del almacén.

-. Veo que no habéis perdido el tiempo.- Dijo Alyson.- Salid cuando estéis listos.

Yo me levanté algo avergonzado al notar que Raven era el único que me miraba como sacaba la polla del coño de su mujer.

-. Y bien, Sririta.- Dijo Alyson.- Aquí tenemos la camilla de masajes, aceites, toallas. Dime si necesitamos algo más.

-. Necesitamos jugar. La perdedora deberá recibir un masaje. A 4, 6, 8 manos, las que ella quiera.

La primera mano que jugábamos desnudos creo que ya no había ninguno de nosotros que calculara las posibilidades del resto.

Roger pidió una tercera carta y se salió. Sería Alyson quien recibiera el masaje. La pelirroja se levantó, se quitó el vestido dejando sus enormes y magníficos senos al aire, con sus pezones pequeños y sonrosados, pero no se quitó el tanga que llevaba. Se puso una tolla, se tumbó boca abajo y se enfundó un antifaz de terciopelo para no ver lo que se le venía encima.

Raven fue el primero en reaccionar. Tomó un poco de aceite y comenzó a darle un masaje por los hombros. Nicolás fue el siguiente en coger un poco de aceite, comenzando a trabajar por las piernas.

Me gustaba tanto aquel espectáculo que decidí esperar un poco. Nicolás poco después introdujo las manos hasta el tanga y comenzó a quitárselo sin levantar la toalla.

Raven ya estaba acariciando lo que podía del lateral de sus pechos cuando vi a Nicolás con el tanga de Alyson en la mano.

Roger, su marido, se puso una copa y se sentó divertido a ver el espectáculo.

Raven le pidió a Alyson que se dieran la vuelta y esta obedeció siempre con la toalla puesta. Las manos de Raven se metieron por dentro de la toalla, amasando los enormes senos. Nicolás entre tanto subía poco a poco la toalla hasta dejar al descubierto el sexo de nuestra anfitriona que dejaba ver una tira de vello rojizo-anaranjado que daban ganas de besar.

Y eso es lo que hizo el compañero de Eva, se agachó y comenzó a introducir la lengua en  aquella maravilla.

La propia Alyson, notando la lengua del primer hombre cogió la toalla y la dejó caer, dejando ya su cuerpo a merced del que lo quisiera tomar.

Raven acercó su polla a la cara de Alyson y esta, notando esa presencia junto a ella, la tomó con la mano.- Vaya, diría que eres mi amigo Raven.- dijo con los ojos tapados por el antifaz, y suavemente introdujo aquel miembro en su boca.

Nicolás tomó las caderas de Alyson y comenzó a comer delicadamente el coño de su anfitriona, que de poco en poco hacia un movimiento de excitación y placer, con los gemidos parcialmente ahogados por tener dentro de su boca la polla de su amigo.

No quise acercarme, era evidente que los 3 estaban perfectamente conjuntados. Alyson se incorporó un poco para poder facilitar ser penetrada, y Nicolás no perdió la ocasión para colocar la punta de su miembro junto a la abertura de Alyson y comenzar a follársela delante de todos nosotros.

Aquello pareció ser un pistoletazo de salida, porque Diana se levantó, pidió a Eva que le ayudara a quitarse el vestido y lo dejó caer quedando completamente desnuda. Se acercó a Roger, se arrodilló junto a él y comenzó a comerle la polla con toda la dulzura y delicadeza que había visto antes en Sririta.

Eva a su vez, viendo aquello, pensó que era el momento de empezar a follar. Se quitó todo lo que llevaba encima, su vestido de colores, su braguita y directamente se vino hacia mí. Puso las piernas en el sofá y cogiendo con la mano mi polla se sentó en ella.

Sus pechos, no muy grandes, pero de forma perfecta quedaron a la altura de mi boca.

-. ¿Recuerdas la mirada que me echaste al escote al empezar la noche?.- Me dijo Eva, comenzando a mover sus caderas rítmicamente.

-. Vaya, han pasado muchas cosas desde entonces.- Contesté.

-. ¿Quieres que antes de seguir te coma la polla?- Me dijo sin dejar de moverse.

-. No te preocupes, tenemos mucho tiempo. Yo también tengo ganas de probar tu sabor.

-. ¿Te parece que paremos un momento y hacemos un 69?

-. Me parece una magnífica idea, pero espera unos segundos más por favor. Quiero seguir viendo tus pezones. Me encantan. ¿Cómo consigues estar tan morenita?

-. Tengo mis trucos. ¿Te has fijado en tu mujer que bien se lo pasa?

Diana estaba en el suelo, con Roger detrás de ella penetrándola y Raven había cambiado la boca de Alyson por la de mi mujer.

-. Parece que se ha integrado bien en la fiesta.- Contesté mientras seguía follándome a mi compañera de trabajo.- ¿me permites que te muerda los pezones?

Pero antes de que pudiera llegar, Sririta se colocó detrás de ella, tomando con sus manos esos pezones. Eva se giró y al ver a Sririta comenzó a besarla. Las dos tenían una química maravillosa.

Eva se levantó, se fue al suelo, se puso a cuatro patas y buscando mi polla volvió a introducírsela desde atrás. Sririta se acercó y suavemente me apartó para ponerse detrás de Eva poniendo las manos en sus nalgas y la lengua en su coñito. Eva soltó un gemido al notar la lengua de la tailandesa, momento que creí oportuno para ponerme arrodillado frente a ella e introducir mi polla en su boca.

Poco después Sririta se levantó y me apartó animandome a colocarme de nuevo detrás de Eva. Volvió a ponerse a 4 patas pero esta vez delante de Eva, de tal manera que comenzaron a besarse y a intercambiar sus lenguas. Roger, viendo que Sririta estaba libre, se colocó detrás de la tailandesa para penetrarla desde atrás igual que yo lo hacía.

Busqué la mirada de Diana, pero era imposible. Estaba teniendo un orgasmo por las embestidas de Raven.

Eva comenzó a tener un orgasmo, pero no permití que sacara mi polla de su coño.

-. Lo siento Eva, hasta que yo no me corra, de aquí no me muevo.- le dije al oído, mientras incrementaba la fuerza de mis embestidas.- Al acabar prometo ser más cariñoso.

Noté que Eva estaba algo agotada, pero eso me inspiró aun más para golpear con más fuerza si cabe. Pocos segundos después noté como Eva volvía a correrse y ya me dejé llevar para sentir sus contracciones mientras yo también me corría.

Al terminar tuve el acto reflejo de besarla, acariciarla, abrazarla. Ella se dejó caer en el suelo, se tumbó boca arriba totalmente derrotada y como lo prometido es deuda, me tumbé junto a ella para tratar de sumir todo lo que había ocurrido.

-. Hola chicos.- Nos dijo Diana tumbándose junto a nosotros.

-. Hola Diana.-Contestó Eva.- Luego te ayudo a buscar tu vestido, que como le pase algo, te quitan la fianza.

-. Vale, luego lo buscamos. No veo a Nicolás.

-.¿Has follado con él?.- preguntó Eva

-. No, he estado con Raven y con Roger. ¿Y vosotros?

-. Yo soy un clásico, solo he estado con Eva.- Contesté.

-. Alyson me ha dicho que te has follado a la china en el almacén.- Dijo mi mujer

-. Ah! Es verdad, no me acordaba.

-. ¿Y tu Eva? ¿Con quien has estado?

-. Con tu marido y con la china.

-.Pues sigo sin ver a tu Nicolás.- Dijo Eva.- ¿Alguien ha visto a Nicolás?

-. Le ha acompañado Roger a un dormitorio.- Comentó Alyson.- Creo que al final el alcohol le ha sentado mal y necesita dormir un poco.

Diana se incorporó un poco.- Oye Eva, al final te puedes quedar con los pendientes de la china, mira, se han quedado en la mesa. Qué suerte, tienen pinta de ser caros.

-. Quédate tú con ellos. No me va ese tipo de pendientes.

-. Luego les echo un vistazo más de cerca que ahora me da un poco de apuro. Bueno chicos, a lo que interesa. ¿qué os perece si les pedimos un dormitorio a Alyson y nos montamos un trío a la española?