La fiesta de Alicia (3)

Se torna más frenética.

Camilo y Javier se alejaron de nosotros en búsqueda de drogarse. Ante mi estaba los coños de Claudia, Débora y Natalia acompañados de sus apetitosas tetas y nalgas. Me atreví. Sin permitirles moverse un tanto, mi lengua pasaba de un coño al otro, de un pezón al otro de un ojo negro al otro. Estaba excitado, pero mi verga no me acompañaba. Sin embargo mi trabajo dio sus frutos. Cada uno acabó con la intensidad posible. Nuevamente me dirigí al baño, enormes deseos de orinar tenía.

Una vez descargado mis necesidades, intenté regresar. En el camino, oí movimiento en el cuarto donde dormitaba mi esposa junto a Alicia y su esposo. Esta vez el ruido era producto de lo normal, producto de cualquier persona al despertarse. Igual me inmiscuí.

Me acosté junto a Alicia que estaba cerca de uno de los bordes. Dafne se encontraba en el medio abrazada a Vinicio. Violentamente empecé a meter y a sacar mis dedos del coño de Alicia. Sus gemidos y espasmos lograron que nuestros consortes se levantasen. Dafne se levantó con una enorme sonrisa y me besó, luego lo hizo con Alicia. Volvió su cara hacia el cuerpo de Vinicio y viendo que este aún se encontraba ausente lo empezó a mamar. Ante tal estimulo a el marido de Alicia no le quedó otra que dedicarse al igual que yo. Alicia y Dafne intercambiaban posiciones, unas veces mi esposa me mamaba, otra lo hacía Alicia y viceversa. De pronto yo frotaba mi verga entre las tetas de Alicia mientras veía como Dafne mamaba el culo de Vinicio que no dejaba de frotar su verga. De pronto Alicia se colocó sobre sus rodillas, empinado el culo y a la vez acompañando a Dafne en su mamada sobre la verga de Vinicio. No quise penetrar a Alicia, preferí disfrutar un poco de la saliva y labios de mi mujer sobre mi boca. A la vez no perdía de Vista los dedos de Vinicio entrando y saliendo sin trabas del culo de Alicia. Ante nuestras posiciones, puse a Dafne en cuatro patas y mi verga inició su paseo frenético de entrada y salida de su húmedo culo. Vinicio hizo lo mismo con Alicia. La puso en cuatro patas y comenzó a penetrar su culo a un ritmo más acompasado. Mi verga entraba y salía del culo de mi esposa para entrar y salir de su coño. Mi verga estaba gruesa y dilatada por la imagen que nos brindaban nuestros anfitriones… ¿o éramos nosotros los anfitriones? A esta hora no importaba. Situé a Dafne de espaldas sobre la cama, y volví a introducir mi verga en su culo. Invité a Vinicio a que se situara entre mi pelvis y la de mi esposa y le metiera su verga al fondo de su coño y, es más, el llevara el ritmo. Sentía como la gruesa verga de Vinicio se rozaba con la mía, como nuestros movimientos hacían gemir y acabar a Dafne y estuve a punto de venirme. Me contuve, tampoco tenía tanta leche. Le cedí el culo de Dafne a Vinicio y fui a metérsela a su mujer. Esta, a estas alturas, se había convertido en una puta; tan puta como mi esposa. Lo comenté en voz alta y mientras nos agradecían – a Dafne y a mí – por haberles permitido – a él y a Alicia – pensar positivamente sobre su relación, ambos acabaron y nosotros tras ellos. Entonces Dafne chupó para extraer mi semen del culo de Alicia e Alicia hizo con lo propio con el de Vinicio dentro del de Dafne. Nuestras observaciones "post-coito" fueron maravillosas.

Dafne y Vinicio tocaron a la puerta para hacer valer su turno en el uso del baño. Alicia y yo salimos, pensantes y felices, a afrontar una velada que, por lo visto, continuaba.

Cada quien preparó su desayuno a su conveniencia, otros los preparamos en parejas. Lo cierto es que ya era casi medio día cuando pude percibir cierta incomodidad por parte de Natalia. Se quejaba que Dafne, ni yo, la habíamos atendido lo suficiente, más aún siendo abandonada por su marido - ¿Quién sabe dónde estaba? Nadie lo discutió. Camilo, en su estúpida sabiduría, proveyó la solución. La coca y las bebidas espirituosas ya mostraban signos de escasez, por lo que llamó a nuestro jibaro y luego de explicarle la situación nos informó que la fiesta seguía y, tal vez, mucho más intensa. Y así fue.

Vinicio, por medio de la pareja de conserjes, se enteró que hasta este momento, ninguno de los otros propietarios se encontraba en el lugar. Por lo que la piscina estaba a nuestra entera disposición y antojo. Todos conquistamos el área. Excitante música sonaba, mientras los presentes nos emparejábamos sin compromisos. Yo bailaba alrededor de la piscina con Débora; Dafne – a pesar que suene contradictorio – restregaba su culo sobre la verga de Javier con sumo placer. Vinicio frotaba la espalda de Claudia y Camilo hacía lo propio con Alicia. Natalia, seguía contrariada intentando hablar con su marido vía celular.

En eso llegó nuestro amigo Enrique – nuestro jibaro – acompañado de otro tipo (quien resultó ser Jorge) y de tres mujeres. La más resaltante era Anaïs. Anaïs estaba embarazada de 6 meses, aparte de su panza tenía unos senos enormes, un culo redondo y unos labios carnosamente envidiables. La otra (Beba) hubiese podido pasar por enana, pero su culo y personalidad desbordaban la escena. Por último se trataba de una señora (Sandra) de más de 40 años, que emanaba mucho sexo con tan solo verla.

Natalia, debido a su malestar tomó la iniciativa. Hizo que los recién llegados se desnudaran con suma prontitud. Y al final, viendo la morena y muy gruesa verga de Jorge erecta no más salir, se lo empezó a follar.

La llegada de Enrique nos alegró a todos ya que él nos proveyó de "estímulos" muy diversos. No podíamos servirlos en la mesa – cualquier extraño podría darse cuenta y comprometernos. Subimos al apartamento: Alicia (la dueña de la llave), Enrique, Anaïs y yo. Desnudos por completo – excepto Anaïs tan solo cubierta por una franela blanca que protegía su vientre de los rayos solares – nos sentimos muy cómodos en medio de la privacidad de la sala tan solo perturbada por algunas muestras de júbilo provenientes de la fiesta que dejamos atrás. Llegado el silencio habitual, me fui hasta el bar para ofrecer bebidas a los presentes. Enrique se levantó tras de mí y luego de decirme su preferencia alcohólica, comenzó a desplegar su arsenal de drogas sobre la mesa del comedor. Nos había traído: éxtasis, hierba y más cocaína. Aún este se hallaba envuelto en su distribuir la exhibición que había traído consigo cuando empecé a yo distribuir los tragos: Vodka Tonic para Enrique y para mí; Bloody Mary para Alicia y una copa de vino blanco para nuestra preñada Anaïs.

Al finalizar la entrega me senté a un lado de Anaïs y tras brindar por nuestro encuentro le pregunté: ¿Es nuestro Enrique el padre de la criatura en tu vientre? Entre risas nos dijo que no y agregó: no estoy muy segura de quién pudiese ser el padre. Alicia repreguntó: ¿algún chance de que sea Enrique? Nuevamente risas para responder, esta vez muy serio Enrique, que no. Nos explicó que Anaïs era una de sus clientes más apreciada – de alta cuna – agregó. Pero que nunca se estableció "relación sexual" alguna. Sorpresivamente agregó de inmediato: eso sí, es bien puta. Anaïs se sonrojó y entonces Alicia tomó la iniciativa diciéndole: "Estas entre amigas muy putas". Todos reímos con la ocurrencia. Enrique se sentó entre nosotros y declaró: "la mesa está servida". Yo fui a servir unos pases. Mientras lo hacía se acercó hasta a mí, Anaïs, desprovista de su franela ridícula. Sus hinchados y enormes marrones aureolas que contenían sus pezones y resaltaban sus tetas me distrajo de mí accionar. Me recompuse y tras aspirar mi última línea, invité a Alicia a que viniese por las suyas. Alicia se unió a nosotros. Alabó las tetas y el culo de Anaïs; aspiró sus líneas de perico y con la misma rapidez con que acudió, regresó al lado del cuerpo desnudo de Enrique sobre el sofá. De reojo, noté que la verga de Enrique comenzaba a mostrar reacciones positivas a su entorno.

Le serví otra copa de vino a Anaïs y tras sentarme a su lado en la mesa de "provisiones", le pregunté: ¿Has tenido sexo durante tu embarazo? Tan sólo una vez, respondió. Ni siquiera sabía de la criatura, pero puedo decirte que fue maravilloso y salvaje. Intrigado pregunté; ¿Qué fue lo maravilloso? ¿Qué fue lo salvaje? ¿Me permites? Preguntó tomando un éxtasis de la mesa y acercándola a su boca. "Es tu problema" dije y agregué, tu hij@ no puede decidir. Sin inmutarse se tragó la píldora vaciando su copa a la vez. Yo seguía mirando sus tetas y ya comenzaba a frotar con mis manos mi verga.

No sé realmente cuántos minutos transcurrieron cuando cerré mis ojos al terminar mi copa, lo cierto es que al abrirlos nuevamente observé, "muy vívidamente" como los dedos de Anaïs entraban y salían de su coño. Tampoco sé cuánto tiempo mi mirada estuvo fijada en su accionar. Recuerdo que un lejano gemido entremezclado con los gritos provenientes de la piscina me distrajo. En segundos supe que se trataba de Alicia. Dirigí mi mirada al sofá para ver a mi amiga, mi ex novia, hincada sobre sus rodillas, de espalda a todos los presentes, facilitando la mamada de cuca que le brindaba Enrique. Interrumpí sin problemas el "viaje" que comenzaba nuestra preñada amiga y tomándola de la mano la trasladé hasta acomodar nuestros cuerpos muy cerca del de Alicia y Enrique. Anaïs, automáticamente, continuó frotando sus dedos sobre su dilatado clítoris. Luego tomó una de las manos de Alicia y la hizo introducir y sacar acompasadamente sus largos dedos dentro de su hinchada vagina. Al Enrique repara en mí, me azuzó: "Te dije que es una puta, aprovéchala".

Los dedos de Alicia abandonaron la cuca de Anaïs luego de que esta tuviese su locuaz primer orgasmo. Yo seguía, tan solo, frotando mi verga erecta frente al espectáculo. Alicia se acercó a mí luego de desprenderse de Enrique. Luego de mamar mi polla profunda y brevemente, dijo en voz alta: "Me cojeras después que me inundé la verga de tu amigo; pero antes, Enrique y yo queremos ver cómo te comportas ante tanto volumen". Me sonreí. Aparte mi verga de la boca de Alicia y postrándola nuevamente sobre el sofá le indiqué a Enrique: "mete tu verga primero en su coño". Agregué: Anaïs merece pagar la "novatada", así no le guste a ella o a ustedes, este polvo quedará registrado en video. Nadie objetó, eso sí; Alicia y Enrique detuvieron su accionar esperando que yo pusiese a "tiro" la cámara.

Coloqué la cámara sobre el trípode y le pedí a Alicia que me representara ante Anaïs para poder enfocarla. Alicia se relamió entre los jugos de nuestra abultada amiga mientras mi excitación crecía viéndolas por el lente de la cámara. Mientras Enrique hurgaba y observaba reconociendo el apartamento. Me declaré listo tan pronto, tanto Anaïs como Alicia declaraban con gemidos profundos sus orgasmos.

Le pedí a Alicia que me mamara junto a Anaïs. Ambas lo hicieron. Sin pedir permiso para retirarse, Alicia abandonó mi verga con prontitud. Entonces pude relajarme para sentir e identificar las capacidades bucales de la amiga preñada. Me defraudó un poco, no por el efecto o calidad de su mamada, sino por el hecho de que ella se encontraba lista desde hace mucho tiempo y lo que más le interesaba era que mi verga la penetrase. Accedí. Le pregunté cuál posición le resultaba más cómoda. Hincándose e invitándome con su enorme trasero; con sus propias manos abrió su vulva para mi verga. Mi primera reacción al sentir sus jugos e hirviente temperatura interior fue compararla con mi propia esposa. El sexo de Anaïs era completamente diferente. La carnosidad y voluptuosidad de su interior no podía compararse con la de Dafne cuando estaba embarazada. Además la situación era muy distinta. Los gritos de placer, sus movimientos por un momento me distrajeron e intentaron que mis huevos acabasen. Me detuve. La postré sobre el sofá y comencé mi vulgar reconocimiento de su sexo. Me distraje sorbiendo sus labios vaginales, le introduje tres de mis dedos dentro de su coño. Por último, empecé a lamer y a hurgar con mi lengua su culo. Anaïs acababa por cuarta vez y su culo se abría cada vez más ante mí invitándome. Yo seguí lamiendo, chupando y estrujando tanto su sexo como sus enormes tetas, cuando escuché a Alicia exigirle a Enrique, entre gritos de placer, que le metiera su verga en el culo. Pocos segundos transcurrieron entre su demanda y el cumplimiento de la orden. Cuando vi la gruesa verga de Enrique desaparecer entre las nalgas de mi amada, casi eyaculé. Por suerte me contuve. Anaïs aprovechó mi distracción para acercarse a la mesa a tragarse otro éxtasis junto a otra copa de vino. La lascivia que mostraba su cara mientras se acercaba a mi fue suficiente. La besé correspondiendo su actitud para luego acostarla suavemente sobre su espalda en el sofá. La abrí de piernas, le pedí que lubricara su culo y lo relajara para recibir, dulcemente mi verga. Cumplió como la experta que era. Mi verga se deslizó sin trabas y enardeciéndose aún más con la calidez inigualable de sus entrañas. No pude resistir más, una vez ella acabó y acompañada, al poco tiempo con los gritos de mi amiga, derramé mi leche entre sus tetas y su abultado vientre. Me aparté bruscamente por el paroxismo buscando servirme otro trago. Una vez lo hice, volví mi mirada a la escena abandonada y pude ver como Enrique manipulaba la cámara de video realizando acercamientos sobre Alicia lamiendo y recogiendo con su lengua mis restos sobre las tetas de Anaïs que seguían estremeciéndose.

El show terminó. Enrique se acercó hasta a mí para agradecerme la invitación, notificarme que las "drogas" corrían por la casa y pedirme que le sirviera un trago de whisky. Le serví, vi como Alicia y su nueva amiga se dirigía al baño a asearse. Reparé en los binoculares y tomándolos me dirigí al balcón. Ya eran casi las cuatro de la tarde. No había nadie en la piscina. Se lo comenté a Alicia y esta jocosamente me dijo: "mejor así, aún te tengo ganas sólo para mí". Medio en broma, medio en serio le repliqué diciéndole que tan solo tenía tiempo de probar a las amigas de Enrique. Que si Sandra y/o la Beba era la mitad de buenas de Anaïs me vería comprometido. En medio de sus carcajadas, sentí la puerta principal abrirse de par en par.

De pronto ahí estaban todos los restantes, con sus cuerpos muy bien bronceados, distribuidos por la sala y, como hienas, merodeando la mesa del comedor. Vinicio y Dafne entraron de últimos cargados de paquetes llenos de comida para aquel que le aprovechara. Me acerqué a Dafne preguntándole cómo se sentía. "Maravillosa" respondió. ¿Seguimos por nuestra cuenta? Pregunté mientras ella desplegaba los envases de comida junto a las drogas. "Por supuesto" dijo. Mientras la ayudaba le pregunté por el estado de ánimo de Natalia. "Es toda una puta" "puedes creer que cada verga erecta en la piscina la penetró" "pero no creo que se sienta muy satisfecha" a cada tanto se pregunta a si misma por el paradero de su esposo. Nos interrumpió Javier, alabando la fiesta mientras se servía comida.

Los comentarios de mi esposa fueron suficientes. Busqué a Natalia entre la gente. La ubiqué sentada en la barra, acompañada de la Beba. Serví unas 8 líneas de perico adornándolas con 2 pepas de éxtasis y me acerqué hasta ellas. Interrumpí su conversación invitándoles acomodarse con las drogas. Natalia aspiró al menos cuatro de las líneas servidas mientras la Beba solo aspiró dos y trago una pastilla. Le pedí a Natalia que me presentara formalmente a su nueva amiga. Luego de hacerlo me dediqué, con verdadero entusiasmo, a alabar el cuerpo desnudo de la Beba. Esta tan solo me dijo: "Espero que tus capacidades no me decepcionen". Yo tampoco dije. Continuamos charlando.

La Beba no contaba con más de un metro y medio de estatura, pero su falta de altitud era compensada con creces, por la hermosura de su rostro, la simpatía de su carácter, y; a mi modo muy particular de ver, un par de tetas de espanto: 36D. La firmeza y textura de las mismas se explicaron al Natalia informarme que la Beba tan solo contaba con 20 años de edad.