La Fiesta
Una sencilla fiesta donde conocí al alguien muy especial.
La Fiesta
Una amiga me invitó a una fiesta de alta sociedad en casa de un prominente ejecutivo conocido de ella. Como no quería ir sola decidió invitarme. Ella me dijo que fuera muy bien arreglada con vestido de noche porque iba a haber mucha gente importante e influyente.
Aunque no me animaba mucho la idea pense que podría ser divertido, además hacia mucho tiempo que no salía a eventos de este tipo así que comencé a prepararme.
Tuve que ir a la peluquería donde me recogieron mi cabello en un hermoso moño que dejaba caer una cola hacia atrás de mi cabeza y conseguí un vestido negro de seda con un profundo escote en la espalda y en la pierna derecha para poder moverme. El vestido llevaba un trenzado en los senos para servir de sujetador ya que no permitía el uso del mismo y solo una tira lo sostenía detrás de mi cuello. Me coloque unos guantes negros hasta los codos y unos zapatos altos, y para terminar un chal negro de tul y encaje para el frío.
Espere a mi amiga que me recogió en un lujoso automóvil y nos dirigimos a la fiesta. Al llegar fuimos recibidos por dos anfitriones quienes chequearon nuestros nombres mientras se acercaba un mesonero de negro con guantes blancos y nos ofrecía una copa de champaña. Pasamos por un largo pasillo con cuadros a ambos lados y de ahí a un enorme salón donde habían alrededor de 500 personas conversando en grupos, sentados o caminando por allí o por allá.
Había varias entradas como comprobé después que llevaban a diferentes sitios de la gran casa. Mi amiga atino a presentarme algunos conocidos de ellos sin embargo yo estaba exhorta viendo el despliegue de lujo y de los bocadillos que pasaban frente a mí, así como los vestidos y joyas de todas las grandes señoras que se pavoneaban por el salón.
Entre saludos y saludos fuimos recorriendo el salón, cuando ya aburrida de tanto parloteo le dije a mi amiga que saldría hacia la piscina. Ella me sonrío con mirada picara dándome a entender que me deseaba suerte en mi cacería. Devolví la sonrisa, tome mi cuarta copa y salí por unos amplios escalones que me llevaban a una terraza sobre la piscina. El cielo estaba despejado y la noche clara brillaba sobre el agua haciendo el lugar muy agradable.
En la otra esquina de la terraza había una pareja charlando, al igual que alrededor de la piscina, sin embargo mi mirada encontró una joven sola entre los arboles de pino detrás de la piscina. Llevaba un vestido rojo ceñido al cuerpo y caminaba lento como meditando, también con una copa en la mano. Parecía una muchacha normal y sin embargo no dejaba de llamarme la atención. Así que sin pena ni gloria decidí bajar a ver si podía abordarla. Camine bordeando la piscina para irme acercando y mientras más grande se hacia su imagen pude descubrir una hermosa mujer como de mi edad con una tupida cabellera roja y unos ojos verdes que me perforaban. Ya estaba mas cerca y sentía como la duda me ablandaba y no podía decidir que decirle.
Cuando logre alcanzarla se volteo y me miro. Una mirada melancólica esbozó una sonrisa y siguió en sus pensamientos. Algo le pasaba. Así que me acerque, me presente dándole la mano y le explique que no conocía a nadie en la fiesta y que como la vi sola pense en hacernos compañía. Ella me miraba de arriba abajo devolviéndome el saludo y me dijo que se llamaba Isabelle.
Comenzamos a charlar de trivialidades mientras bajamos por un jardín que bordeaba la casa. Se notaba que ella conocía el lugar así que me deje llevar por sus pasos. No estoy segura de entender que paso después ya que nos encontramos sentadas frente a un jardín diferente al anterior con unas arbustos de mas de 1 metro de alto y cuando mire hacia atrás, note que la casa, la piscina y la gente ya no eran visibles. Estabamos solas entre jardín que despedía una agradable fragancia cuando Isabelle me tomo de las manos y comenzó a sollozar mientras me contaba como la había decepcionado su pareja y ahora se encontraba entre la espada y la pared con cierto problema en su trabajo que no logre entender.
Trate de consolarla por lo que la abrace mientras acariciaba su cabello, y pude notar ese agradable aroma a mujer que tanto me gusta. Nuestros senos estaban pegados calentando nuestros cuerpos ya fríos por la noche, y lo ligero de nuestros vestidos. Nos separamos para quedar cara a cara. Sus ojos verdes me atravesaban otra vez mientras una diminuta lagrima bajaba por su mejilla dejando sus ojos brillantes. Con mis dedos sequé sus lagrimas antes de que dañaran su maquillaje y cuando baje la mirada para ver mis dedos sentí como sus labios se fundieron sobre los míos.
Fue un beso sorpresivo, instantáneamente sentí como mi cabeza se nubló, y un corrientazo recorrió mi cuerpo de arriba a abajo, estaba excitada de una extraña que no conocía y mi cuerpo respondió a su beso con tal ternura que no podía entender porque no podía o no quería separarme. Ella me soltó dejando un suspiro en boca y con mis ojos cerrados escuche su voz tímida pidiéndome perdón. Tarde un segundo en reaccionar para decirle que no se preocupara que yo podía entenderla aunque la verdad no podía, y luego se me escapo de mi boca el decirle que fue muy excitante (culpa del licor supongo)
Entonces nos quedamos viéndonos unos segundos mientras sentía como trataba de acercarse nuevamente a mi y no pude hacer nada. Mis ojos se cerraron nuevamente para sentir la calidez de sus labios sobre los míos besándome. Fue un profundo beso, mientras su lengua recorrió todo mi interior y cuando lograba sacar la mía, se veía atrapada entre sus labios.
Me sentía ahogada, sin voluntad, a su merced
Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda desnuda dejando pequeños latigazos de placer en su recorrido y cuando llegaron a mi cuello lograron soltar mi vestido que callo sobre mis piernas, dejando mis senos libres al aire frío de la noche.
Mis ojos seguían cerrados, y mi cuerpo era un mar de sensaciones emitidas por los dedos de esa desconocida e intrigante mujer que me osaba recorrerlo con la yema de sus dedos como palpando cada centímetro de mi ser. Abrí los ojos y note que me miraba como evaluando si podía continuar, trate de abrir la boca para hablar pero solo salió mi lengua para humedecer mis labios y ella comprendió que podía seguir. Coloco su mano sobre mi cuello y la deslizo hacia abajo entre mis senos solo para hacerme suspirar
Su mano acarició mi abdomen y volvió a subir hacia mi pezón rozándolo suavemente. Tenía la piel erizada por el frío y por sus mimos, pero cuando sus labios humedecieron mis pezones una ola de calor comenzó a inundarme. Primero beso con sutileza mis pezones, para luego darle paso a las lamidas de su lengua húmeda. Yo estaba extasiada por su suavidad. Mi espalda arqueada hacia atrás y mis ojos cerrados me permitían sentir sus dientes apretando mis pezones. Con ambas manos juntó mis senos con fuerza y tenia mas cerca cada pezón para estimularlos casi simultáneamente.
Mis piernas flaqueaban cuando se levantó para soltar sus zapatos. Soltó los broches detrás de los tobillos y se descalzó. Siempre mirándome sin desviar la vista. Yo seguía sentada con mis pechos al aire, así que abrí mis piernas y la tomé por la cintura para acercarla a mí. Mis manos fueron a sus tobillos para levantar sus vestido hasta encontrar los broches que sujetaban sus medias, los abrí para ir enrollando las medias hacia abajo mientras besaba la piel de su pierna ya descubierta. Luego la otra pierna pero al llegar abajo volví a subirle el vestido hasta la cintura mientras mi lengua lamía toda sus pierna hasta llegar a vagina, fragilmente tapada con un tanga de encaje del mismo color del vestido que dejaba ver unos finos pelillos color rojo amarillentos.
Nunca había visto semejante belleza en una vagina así que me demoré en admirarla. Mis manos deslizaron su tanga por debajo de la rodilla y dejarla caer, y mi boca se acercó a esa maravilla que nos hace mujer.
Mi lengua comenzó a saborearla mientras sentía sus dedos soltar mi moño del cabello para enredarse en mi cabeza y comenzar a jugar entre ella. Poco a poco fui calentándola, hasta que la sentía mas húmeda.
Espera, me dijo.
Se separo de mi para dejar caer su vestido y quedar completamente desnuda frente a mis ojos. La noche brillaba sobre su piel blanca, y dos firmes y hermosos senos me llamaban como encantada. Su cabello rojo caía sobre sus hombros casi tapando la única prenda de perlas que engalanaban su cuello, y sus ojos verdes penetrando mi mirada me intimidó mucho mas.
Me levanté dejando deslizar también mi vestido, solté mi liguero de encaje y me lo quite junto con mi bikini. Cuando fui a quitarme los zapatos para sacar mis medias, ella me detuvo pidiéndome que me los dejara. La mire sorprendida ya que quería estar desnuda para ella también aunque solo me faltaran las medias y los zapatos. Se acerco y me tomo de las manos y unimos nuestros senos, siguieron nuestros brazos, y nuestras bocas cerraron en un profundo pero apasionado beso. Mientras nos besábamos no dejaba de apretarme mis nalgas y yo de acariciar su espalda.
Finalmente nos separamos y ella me acostó sobre el banco donde nos habíamos sentado. Luego paso su pierna sobre mí, para entregarme toda su vagina, y separó mis piernas para comerse la mía. Metió su cabeza entre mis muslos para darme la mamada mas delirante de toda mi vida. Comenzó a chupar lentamente mientras halaba mis pelillos hasta que su lengua abrió mis labios ya húmedos y mostrarle una entrada palpitante por donde se coló su lengua. Mientras metía su lengua cada vez mas adentro sus labios apretaban mi clítoris mientras sus manos abrían cada vez mas mis piernas. Yo lamía sus labios impregnados de su sabor mientras con una mano separaba sus nalgas y la otra penetraban su vagina, dos dedos primero comenzaron su vaivén. Luego baje sus nalgas con mi manos para chupar su ano mientras 4 dedos entraban con frenesí por su vagina. Mis movimientos eran rápidos y solo quería darle placer, pero su lengua dentro de mi vagina y mi clítoris presionado por sus dedos no dejaban concentrarme.
En un respiro de ansias, saque mi mano al mismo momento que saque mi lengua, levanté sus caderas, para chupar su clítoris y una vez que lo tuve prisionero entre mis labios introduje lentamente dos de mis dedos en su ano. Ella no se lo esperaba y como mi lengua ya lo había dilatado entraron con bastante facilidad. Ensartada como estaba dejo de comerme por dentro para tratar de maniobrar pero no la dejaría. Siguió un tercer dedo para expandir su ano, y noté como comenzó a convulsionar. Su explosión de placer estaba cerca.
Yo no aguantaba mas, ella comenzó a lamerme con desesperación y a perforar mi vagina con sus dedos mientras jadeaba, casi gritaba, pero no la soltaba. Mis tres dedos dentro de su ano, entrando y saliendo junto con su clítoris en mi boca eran demasiado para que ella pudiera coordinar sus movimientos.
Mi mano libre levantó un poco más sus caderas y pude meter mi mano en su vagina para penetrarla con dos y luego tres dedos. Sentía mis dedos calientes dentro de su cuerpo como se rozaban entre sí por cada orificio. De repente se contorsionó todo su cuerpo mientras gemía cada vez mas fuerte y sentí como alcanzaba su orgasmo. Las piernas le temblaban y vibraba con locura, y como clavo sus uñas sobre mis piernas, fue el éxtasis. Quedo como muerta sobre mis piernas.
Estaba helada, pero se levanto y volvió a abrir mis piernas ahora sentada frente a mi y comenzó a chuparme ahora mas calmada. Su dulzura llego de nuevo a mi clítoris, y sus dedos entraron nuevamente en mis ya hinchados labios para penetrarme mientras me chupaba, pero en esa posición le fue muy difícil alcanzar mi colita así que se concentro en mi clítoris.
Tuve que taparme la boca para no gritar, aunque estabamos solas en medio del jardín, nunca se sabe, mi cuerpo se estiro hacia arriba y hacia abajo por lo que ella me tomó por la cintura y me metió casi toda su mano dentro de mi. El orgasmo sobrevino como una ola que me inundo por dentro, electrizando cada parte de mi cuerpo. Caí sobre su cuerpo agotada por el delirio, y así nos quedamos un rato...
Solo nuestra respiración y la brisa nos acompañaba....
En silencio nos incorporamos para vestirnos y tomadas de las manos regresamos a la fiesta.
Rachel Lynn.