La fiesta
Natalia una estudiante de psicologia acude a la fiesta de fin de curso y allí conoce a un chico con el que vive una increible experiencia.
LA FIESTA.
Mi nombre es Natalia y soy estudiante de psicología en la Universidad de Barcelona. Ahora tengo 23 años, y estoy a punto de terminar la carrera. Hace cinco años, cuando estaba en primero de carrera y el curso estaba apunto de terminar fue cuando sucedió lo que os voy a contar. Faltaban sólo cuatro semanas para terminar el curso cuando empecé a oír algunos comentarios sobre una fiesta. Dos semanas después todo el mundo en nuestro curso y en segundo hablaban de la famosa fiesta, unos decían que no irían, otros que no se la iban a perder por nada del mundo y a mi continuamente me preguntaban si iría a dicha fiesta a lo que yo respondía que no lo sabía. Así que decidí preguntarle a Joaquín, mi mejor amigo en aquel curso que además estaba repitiendo, que era eso de la fiesta y si él iba a ir.
Es una fiesta que hacen en una gran casa a las afueras de la ciudad, para despedir el curso. me aclaró cuando le pregunté.
Y tú, ¿irás?.
Por supuesto, siempre y cuando tú vengas conmigo me invitó.
Vale acepté.
Nerviosos esperamos la llegada de la fiesta y del final del curso. Hicimos los exámenes finales y por fin llegó el esperado día. Joaquín vino a recogerme a eso de las diez. Ambos nos pusimos nuestras mejores galas y él nada más verme me dijo:
Estas guapísima. Si no tuviera novia te pediría para salir ahora mismo.
Hasta ese momentos, Joaquín y yo habíamos sido sólo amigos pues ninguno de los dos se sentía atraído por el otro, teníamos muy claro que lo que había entre nosotros sólo era amistad. Además yo estaba loquita por un chico de clase que ni siquiera me hacía caso, se llamaba Nacho, era moreno, alto, de ojos negros y muy guapo (por lo menos a mí me lo parecía), y Joaquín tenía una novia en su pueblo, con la que solía pasar los fines de semana y las vacaciones.
Bueno, nos fuimos a la fiesta y nada más llegar mis amigas, Elena, Ana y Marta se dirigieron hacía mí.
Tenemos que darte una mala noticia me anunció Marta Nacho ha ligado.
¿Con quien? les pregunté.
Con Barbara dijo Elena.
¿Con esa pija? pregunté yo un tanto incrédula.
Si, si quieres puedes verlo, están en el jardín bailando.
Las cuatro juntas nos dirigimos al jardín y efectivamente, Nacho estaba bailando con Barbara, muy agarradito y haciéndole carantoñas. En ese momento pensé que mis esperanzas de tener algo con él se habían diluido por completo. Joaquín se acercó a mí y me dijo al oído:
No te preocupes, tú vales mucho más que ella, así que él se lo pierde.
Ana, Elena y Marta salieron a bailar con sus respectivas parejas, mientras Joaquín y yo nos quedábamos observando. Entonces se acercó un chico moreno, de ojos negros y bastante guapo.
¿Puedo invitarte a bailar? me dijo cortésmente.
Primero no supe que contestarle, miré a Joaquín y él me indicó que aceptara con la cabeza. Luego miré al chico, era un chico de segundo al que había visto varias veces por la facultad, pero nada más.
Vale acepté.
El chico me tendió su mano, yo se la cogí y salimos a bailar. Mientras bailábamos me preguntó:
¿Cómo te llamas?
Natalia ¿y tú?
David. ¿Cómo te han ido los exámenes?
Bien le contesté- ¿y a ti?
Bien.
Yo de vez en cuando miraba a Nacho y observaba lo que hacía. David se dio cuenta y me dijo:
Deja de mirarle, es un estúpido engreído. Y Barbara también, hace unos meses intenté enrollarme con ella y la muy estúpida me dijo que no se mezclaba con mediocres como yo.
¡Qué estúpida! le comenté.
Si, lo es y mucho.
¿Por qué me has sacado a bailar? le pregunté con curiosidad.
Por que me gustas. me respondió con claridad.
Vaya, pues yo siento decirte que hasta ahora nunca me había fijado en ti.
No te preocupes ya estoy acostumbrado, además has aceptado bailar conmigo, lo que significa que no te soy indiferente.
Tienes razón.
Así hablando y bailando se nos pasó el rato y poco a poco, fui olvidando que Nacho estaba allí. David me invitó a tomar algo, así que tuvimos que entrar en la casa para dirigirnos a la barra. Poco a poco David consiguió que me olvidara de Nacho y la fiesta se convirtiera en algo divertido para mí, sabía como hacerme reír y entretenerme. Repentinamente sentí unas enormes ganas de ir al lavabo y así se lo dije a David.
Esta bien, te espero aquí. me dijo.
Vale, no tardaré le dije dirigiéndome al baño.
Lamentablemente el baño del piso inferior estaba ocupado y había una gran fila, así que me encaminé hacía el piso superior esperando tener más suerte. Y gracias a Dios, cuando llegué allí, sólo había un par de chicas esperando. Entré en el baño y mientras hacía mis necesidades oí voces en la habitación contigua, grititos y suspiros. Me lavé las manos y entonces me pareció oír la voz de Barbara diciendo: " Oh, Nacho". Salí del baño y me acerqué a la puerta de la habitación para escuchar, la puerta estaba un poco entreabierta y se oían suspiros y gemidos, la curiosidad me corroía y a pesar de decirme a mi misma que no debía hacer aquello, miré a mi alrededor comprobando que no hubiera nadie y abrí un poco más la puerta. Vi a Nacho acostado sobre la cama, completamente desnudo y a Barbara sobre él también desnuda cabalgando a un ritmo frenético. Lejos de molestarme aquella visión me excitó y en lugar de alejarme de allí, me quedé observándoles sin poder evitar sentir un fuerte deseo que me obligó a acariciarme el sexo por encima de la ropa.
¿Te gusta? me preguntó la voz inconfundible de David en mi oído.
Quería escapar de allí al ser descubierta, pero no pude, las manos de David se dirigieron hacía mis senos y los acarició por encima de la ropa.
Te excita verles, ¿verdad? me preguntó David.
Sí respondí excitada.
Entonces sentí como una de sus manos descendía por mi cuerpo hasta mi sexo, David apartó el vestido y acarició mi sexo por encima de las bragas. Entretanto Nacho abrazado a Barbara había conseguido ponerse sobre ella y empujaba con fuerza una y otra vez, ofreciéndome una perfecta perspectiva de sus culo redondito. La mano de David se había metido dentro de mis bragas y acariciaba mi sexo con suavidad, mientras yo sentía su sexo erecto descansando sobre mi culo. Me sentía acalorada y excitada, deseaba que alguien me poseyera allí mismo y como si hubiera leído mis pensamientos David se bajó la cremallera del pantalón.
¡ Oh, sí! musité.
Tranquila, mi vida me susurró él al oído.
David me bajó las bragas y entonces sentí su sexo erecto y desnudo deslizarse hasta mi entrepierna, David restregó el capullo por mi sexo húmedo y finalmente me penetró.
¡Aahh! suspiré al sentirle por completo dentro de mí.
Nacho y Barbara, ajenos a lo que sucedía en la puerta seguían moviéndose y gimiendo presas del placer. David empezó a moverse, primero muy despacio, y luego aumentando el ritmo poco a poco y haciéndome gemir de placer. Primero trataba de acallar mis gemidos, para que Barbara y Nacho no me oyeran, pero con cada embestida de David el placer aumentaba y me era casi imposible silenciar mis gemidos, lo que evidentemente llamó la atención de ambos amantes que me miraron divertidos.
Mira, como se divierte la mosquita muerta esta a nuestra costa dijo Barbara des
Parece que se lo pasa bien. agregó Nacho y su amiguito también añadió refiriéndose a David que seguía tras de mí empujando una y otra vez, mientras me sujetaba por las caderas.
¡Aaaaahhhh! es todo lo que pude decir alcanzando el orgasmo.
Vamos, entrad nos invitó Nacho no os quedéis ahí que os puede ver cualquiera.
David sacó su sexo aún erecto de mí, y me empujó hacía el interior de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
Lo siento me disculpé yo.
¿Por qué? me preguntó Nacho Te lo has pasado bien, ¿no?. Entonces no tienes nada que sentir.
Entonces Nacho se bajó de la cama y completamente desnudo como estaba se acercó a mí, y mientras daba una vuelta a mi alrededor observándome me dijo:
Nunca me había fijado en el cuerpo tan hermoso que tienes.
Tras eso, me desabrochó el vestido y lo dejó caer al suelo dejándome completamente desnuda.
Realmente eres hermosa agregó.
Y su amigo tampoco está mal dijo Barbara sentada sobre la cama.
Miré a David, tenía el sexo aún erecto sobresaliendo por su bragueta.
Y todavía no se ha quedado satisfecho observó Nacho porque no haces algo por él bonita me dijo Nacho.
Yo miré a David y él acercó su boca a la mía y me besó pegándose a mí, lo que aproveché para acariciar su sexo erecto.
Hoy tendremos espectáculo gratis y desde la primera fila dijo Nacho sentándose en la cama.
Entonces le quité a David la camisa sin dejar de besarle y luego poniéndome de rodillas frente a él le despojé de su pantalón dejando libre su erguida polla que tomé con delicadeza y comencé a chupar con afán, primero chupando el glande y lamiéndolo en círculos y metiéndomelo después hasta la mitad en la boca, luego lo saqué y lamí el tronco hasta la base. Subí mi vista hacía David para verle la cara y tenía los ojos cerrados mientras suspiraba entrecortadamente a la vez que echaba la cabeza hacía atrás. De pronto sentí unas manos tocando mi culo y la presencia de alguien tras de mí, las manos acariciaron mis nalgas y luego se dirigieron hacía mi sexo húmedo y lo acariciaron. Sentí unos labios besando el lóbulo de mi oreja y luego la voz de Nacho me susurró:
Muy bien, putita, lo estas haciendo muy bien.
David me sujetaba fuertemente por los hombros y apretaba sus manos sobre ellos, era la señal inequívoca de que iba a correrse, por lo que dejé de chupar su miembro. Entonces David se alejó de mí y Nacho me empujó hacía adelante para que me pusiera a cuatro patas sobre el suelo, noté el erecto falo de Nacho luchando por abrirse camino hacía el interior de mi vagina y cuando por fin lo consiguió se recostó sobre mi espalda, dirigió sus manos hacía mis desnudos pechos y sujetándose en ellos empezó a arremeter una y otra vez.
¡Aaaaah, ah, ah! comencé a gemir al sentir el agradable placer que me producía.
Eso es, putita, disfruta.
¡Aaaaah, ah, ah! oí un gemido tras nosotros y giré mi cabeza hacía la cama. Allí vi a David comiéndole el sexo a Barbara y esta, sujetándole fuertemente la cabeza, se estremecía de placer suspirando.
Aquella visión aún me excitó más y empecé a recular hacía Nacho, para sentir más profundamente sus embestidas. Nacho, dio un fuerte empujón hacía mi tratando de que su verga me entrara por completo y luego atrayéndome hacía él ambos nos erguimos quedándonos de rodillas.
¡Toma, putita, toma! me increpó empujando con fuerza su sexo hacía el interior de mi vagina.
¡Aaaahhhh, ah, aaaahhh! gemí yo estremeciéndome a punto de lograr mi segundo orgasmo de la noche.
Nacho dio un par de empujones más y yo me corrí en medio de una gran convulsión, cuando Nacho sacó su sexo de mí y me giré hacía David y Barbara. Él estaba acostado sobre la cama, con su sexo enterrado en el de Barbara y esta sobre él cabalgaba como una posesa. Nacho se acercó hacia ellos y poniéndose detrás de Barbara dirigió su erecta polla hacía el culo de ella y la penetró.
¡ Uuuhmmmm, sí, maravilloso! exclamó Barbara con voz de viciosa.
Yo sentada en el suelo frente a ellos observándoles, empecé a acariciarme el sexo. Sentía un calor especial en mi cuerpo y la necesidad de sentirme llena, por eso me introduje un par de dedos y jugueteé con ellos en mi interior. Barbara me miró y con su mano me pidió que me acercara a ellos, así lo hice, me puse en pie y me acerqué a ellos. Barbara, dirigió su mano hacía mi sexo y empezó a acariciarlo delicadamente, como sólo una mujer sabe hacer, me ofreció sus labios y nos besamos. Entonces sentí unos dedos abriéndose paso en mi ano, era la mano de Nacho. Así sintiendo el dedo de Nacho entrando y saliendo de mi ano y los delicados dedos de Barbara hurgando en mi clítoris mi cuerpo volvió de nuevo a estremecerse de placer. Entretanto David y Nacho se follaban a Barbara, cuando uno empujaba hacía ella el otro se alejaba y así alternativamente, haciendo que Barbara, gimiera y suspirara extasiada. En pocos minutos todos gemíamos por el placer y la excitación que inundaban la habitación.
¡Aaaaaahhhh, aaaaahhhh, aaaahhh! empezó a gemir Barbara al sentir como el éxtasis le llenaba.
David y Nacho por el contrario trataban de soportar el embite sin correrse y en cuanto mi compañera dejó de estremecerse ambos sacaron su sexo de ella y la dejaron tumbada sobre la cama agotada por el placer.
Ahora te toca a ti dijo Nacho mostrándome su erecto falo, para que me sentara sobre él, y así lo hice.
Me puse frente a él, me introduje su sexo en mi vagina y empecé a cabalgar sobre él, pero no por mucho tiempo, ya que enseguida sentí como David se colocaba detrás de mí y dirigía su pene erecto hacía mi agujero trasero. Con mucho cuidado me penetró y sentí como ambas pollas me llenaban, era una sensación sublime, indescriptible. Enseguida David empezó a empujar, lo que hacía que el sexo de Nacho entrara y saliera de mí, los movimientos de David eran lentos, mientras sus manos masajeaban mis tetas y yo trataba de besar a Nacho de acariciaba mis nalgas también suavemente. Barbara a nuestro lado exclamó:
¡Chicos, como me estáis poniendo!
Así que dejé de besar a Nacho, le indiqué a Barbara que se acercara y se pusiera en pie junto a nosotros y entonces, haciéndole abrir las piernas comencé a lamer su tierno y húmedo clítoris. De nuevo en pocos minutos, los cuatro gemíamos de placer. En cada embestida que mis compañeros me arreaban mi cuerpo se convulsionaba, lo que hacía que mi boca se cerrara sobre el clítoris de Barbara y también esta gimiera. Decidí entonces usar mi lengua como un pequeño pene sobre su vagina introduciéndolo una y otra vez, al mismo ritmo que era penetrada por Nacho y David. Así conseguí que Barbara se corriera, tras lo cual me concentré en el placer que los dos chicos me proporcionaban. Sentí como Nacho empujaba con fuerza, como se hinchaba su sexo en mi culo y como tras un fuerte empujón me llenaba con su semen, eso hizo que también el pene de David se hinchara y me llenara con su semen, lo que provocó un nuevo orgasmo en mi cuerpo que me dejó agotada.
Segundos después los cuatro permanecíamos tumbados sobre la cama. Nacho y David fumaban un cigarrillo, mientras Barbara y yo hablábamos de nuestras cosas.
A partir de aquel día una bonita amistad nació entre los cuatro, y aún hoy perdura en el tiempo.