La fiesta (1)

Voy a una fiesta en casa con una amiga... las cosas que pasan son mmuy extrañas.

El pasado fin de semana visitamos, mi primo y yo, a un amigo que vivía solo, se encontraba algo enfermo, pero el muy golfo, una vez que nos recibió nos invitó a una fiesta en casa de una amiga suya que vivía por el centro de la ciudad.

Mi primo aceptó directamente, y para celebrarlo comenzó a liarse un cigarrillo, de esos que luego dan risa. Tras unas cervezas y un par de canutos nos dispusimos a marcharnos a la fiesta en cuestión. La verdad es que nuestro aspecto distaba mucho de lo que marcan los cánones festivos, pues unos pantalones y unas sudaderas eran nuestros atuendos.

Antes de salir de casa llamé a mi novia, para quedar a medio camino y que se me viniera ella también. La llame al móvil y debió darle sin querer al botón de recibir llamada, porque sólo escuche unos suspiros bastante preocupantes. Tras un rato intentando adivinar qué ocurría se cortó la conexión y las siguientes llamadas que realicé fueron en vano, porque había apagado el móvil. Entonces llamé a su casa y me lo cogió su hermana, y me dijo que se había ido al cine con unas amigas de clase.

De modo que nos dispusimos a ir a casa de Patricia, la anfitriona.

Llegamos allí a las 10 de la noche, una buena hora para empezar a golfear a nuestros 20 años. Mi primo y mi amigo se fueron directamente a servirse unas copas, y a saludar a la gente. Yo, les seguía como un perrito faldero.

Apenas conocíamos a nadie, había cinco amigos de Patricia, y una amiga llamada Noelia que era bastante guapa, aunque demasiado cortada, pues solo hablaba con uno de los chicos.

Patricia, como siempre, estaba espléndida. No paraba de hablar con la gente y de tontear con algunos chicos. Era muy calentona, y la verdad es que daba gusto verla, una morena de largo pelo suelto, que vestía a la última moda. Llevaba una falda larga abierta a los lados que dejaban ver sus largas piernas, y la camiseta era amarilla y ceñida al cuerpo dejando notar unos grandes senos amenazadores. Es de esas chicas que cuando te hablan se te acercan mucho, y aprovechan cualquier ocasión para darte abrazos y besos.

No conozco a nadie que no se la quisiera follar si pudiera, aunque tampoco conozco a muchos que lo hayan logrado, la verdad.

Viendo el percal, dos chicas para los cinco amigos de Patricia, más el añadido de nosotros tres (que poco podíamos hacer) decidí llamar otra vez a mi novia a ver si se ya había salido del cine, y si quería venirse. Esta vez sí descolgó el teléfono: -Hola Javi! Que tal? Antes no te he contestado porque estaba en el cine con las de clase…- esta fue su primera frase… debía desconfiar por aquello de excusatio non petita acusatio manifesta, pero me pareció algo habitual que ella fuera al cine, así que no le di más vueltas.

Rápidamente aceptó en venir a la fiesta, acompañada de dos amigas suyas que se llaman Susana y África. Las dos bastante guapas. Me pareció un buen recurso para equilibrar la balanza de sexos que había en la estrecha casa en la que estábamos.

Durante el tiempo que tardaron en llegar nosotros continuamos bebiendo y riendo, e intentando estar el máximo tiempo con Patricia, que era una gozada. El salón en el que estábamos era bastante pequeño, con un par de sofás y algunas sillas, puestas en disposición circular. Todos estábamos sentados y aprovechábamos la estrechez para calentarnos con aquellas dos chicas.

Al estar algo borrachos era fácil, a veces sacábamos a bailar a las chicas y nos acercábamos más de lo necesario. Incluso en una ocasión me llevé a Noelia al baño para que me ayudara a quitarme la etiqueta de la camiseta, que me picaba bastante. Realmente era una excusa para intentar estar a solas con aquella preciosidad, yo me senté en el water y ella se puso de rodillas delante de mí. Su carita de ángel, con unos grandes labios y unos ojitos almendrados, estaba tan cerca de mi paquete que se me puso bastante dura. Ella, sabedora de la situación, comenzó a jugar con mis sentimientos –son tan malas las chicas…- arrodillada delante mía, parecía que me iba a hacer lo que todos estáis pensando. Ella levantaba mi camiseta y al hacerlo ponía sus pechos en mi paquete. Se acercó mucho más para arrancar la etiqueta de la camiseta con sus dientes, restregando de un modo alarmante sus medianos pechos.

Yo la miraba con cara de cordero degollado, con uno de los mayores empalmes de la historia; y ella a mí con cara de niña mala, con el trozo de etiqueta aun en la boca. Colocó de nuevo mi camiseta, aprovechando para pasar sus dos manos alrededor de mi hinchado paquete. Para a continuación levantarse y salir del baño contoneando su culito dentro de unos desgastados vaqueros.

Al salir del año tras recuperarme un poco del dolor de huevos vi que Noelia estaba ahora calentando a mi primo, pues se había sentado sobre sus piernas y le reía las gracias. Mi primo ponía sus manazas sobre las tiernas piernas de aquella calentona. La verdad es que verla ahora, con las tres o cuatro copas que se había tomado, y compararla con la modosita muchacha que vimos al entrar, era para hacer un estudio de los efectos des alcohol.

Al llegar nosotros solo hablaba con uno de sus amigos, al que creímos que era su novio, aunque luego nos dijo que su chico no había venido. A medida que iba tomando se iba comportando de un modo más interesante (para nosotros) llegando al clímax cuando propuso hacer una competición de besos.

El juego consistía en que ella besaría a todos los chicos, pero para darle un tono más picante nos obligaba a bebernos una copa de un trago justo antes del beso. Pero para ser más imparcial ella se mantendría siempre en el mismo sitio, delante de uno de los sofás, arrodillada en el suelo sobre un cojín, y un pañuelo le cubriría los ojos para no poder ver a cada candidato al mejor besucón. Patricia aceptó su papel, que consistía en ir llamando a los chicos para que se sentaran en el sofá, delante de Noelia y observar que se tomaban la copa íntegramente.

El primero que se sentó fue uno de los amigos de Patricia, un chico algo gordito llamado Carlos, parecía algo nervioso ante tal situación. La copa se la tuvo que tomar de tres tragos porque continuamente paraba para mirar a nuestras caras impacientes. Tras tomarse la copa acerco su gorda cara a la preciosidad que tenía delante y le dio un veloz beso en los labios. Tras lo cual se puso todavía mas rojo de lo que era y se tumbó d golpe en el sofá. A lo que Noelia respondió: Eso es todo? Patri, ya tenemos un perdedor.

Era toda una declaración de intenciones. Los tres siguientes en sentarse pusieron más alto el listón, con apenas nervios, besaron con brío a la caliente muchacha, la cual incluso llegó a abrazar al último para alargar el beso. Estaba claro que en los besos del concurso que estaba organizando la zorrita era obligatorio usar la lengua.

Cada vez que besaba a un chico le daba la puntuación a Patricia en voz baja.

Nosotros tres éramos los últimos del concurso. Mi amigo Ismael, el primero de los tres, se sentó, se tomó de trago la copa entera y se abalanzó sobre la diablilla. Aprovechando la calentura que ella estaba evidenciando comenzó a tocarle las tetas por encima de la camiseta. Ella al principio se asustó un poco, pero se relajó disfrutando de la situación. Pero el beso terminó, e Ismael tuvo que retirarse de su jugoso turno para dar paso a mi primo.

Mi primo, envalentonado por lo fácil que parecía disfrutar de aquella joya de niña soltó entre dientes, mientras se sentaba un: -Te vas a enterar-, lejos de acobardarse, Noelia se pasó la lengua por el labio superior de un modo muy erótico. A su vez apoyaba sus manos en las rodillas de mi primo Ángel.

Mientras se daba lugar el ritual de tomarse la copa de un solo trago, y guiándose del sonoro garganteo que provocaba tal rito pagano, Noelia lanzó su mano sobre el paquete de Ángel y apretó con fuerza. Mi primo, pillado por sorpresa y con la boca llena de alcohol no pudo hacer otra cosa que expulsarlo todo como si fuera el aspersor de una piscina. Mojando por entero a nuestra jueza preferida. Como castigo por no tomarse la copa descalificó a mi primo.

Por fin me tocaba a mí, y debía tener sumo cuidado, pues, además de la trampa que podía colocarme a mi, tenía que tener en cuenta que mi novia no tardaría en llegar, y no quería que me pasara el turno.

Cuando me disponía a sentarme en el sofá, enseñando un empalme quizá algo más exagerado que el resto por lo ocurrido en el baño, entró en escena Patricia, que parecía algo alterada.

A lo largo del concurso ella no perdía detalle y tampoco perdió el ritmo de beber. Para mi sorpresa se levantó poniendo una mano en mi pecho para detenerme y llevándose un dedo a los labios como señal de silencio. A continuación, y sin decir nada, se sentó en el sitio que debía ocupar yo, justo delante de Noelia. Lentamente se tomó la copa. Reinaba el silencio, pues todos nosotros esperábamos impacientes lo que creíamos que iba a ocurrir. Ver a dos chicas besándose, en directo, tan preciosas… era el sueño de cada uno de nosotros.

Patricia tomó la cabeza de Noelia y acercó sus labios lentamente para por fin darse un tierno beso. Sin duda, Noelia notó que estaba besándose con una chica, pues al principio puso un gesto extraño en la cara. Pero debió gustarle la idea, porque tomó confianza y, levantando una de sus manos, acarició el prominente pecho de nuestra caliente anfitriona. La temperatura del diminuto salón debió subir varios grados, porque, sin excepción, todos nosotros levantamos la copa que teníamos (mi primo tuvo que coger directamente una botella de vodka porque no tenía copa) y nos la bebimos de un trago, cuales marineros. El beso continuaba, y casi parecía que se iban a ir a un cuarto a seguir ellas solas, pues Noelia se tumbó un poco sobre el cuerpo de Patricia, a la que se le estaba subiendo la larga falda peligrosamente.

En ese preciso instante, yo dudaba de si me tocaría mi dichoso turno de besarme con aquella ex-modosita zorrona; pero mis dudas se desvanecieron, al igual que el beso lésbico, cuando sonó el timbre. Mi novia y sus amigas habían llegado.

Al principio todos sentimos una gran decepción, puesto que las más sucias ideas ya daban vueltas sobre nuestras cabezas, pero al ver entrar a las chicas nuestros corazones volvieron a alegrarse.

La verdad es que, para venir del cine venían muy arregladas, ni que fuesen ellas las actrices! Ángela, mi novia vestía una minifalda negra con zapatillas blancas y un top amarillo. Estaba bastante guapa, pues se había pintado un poco, su pelo castaño largo, recogido en dos trenzas daban un toque muy erótico a su cara. África era de las tres la más estilizada, venía con una faldita blanca, y un palabra de honor también blanco. El frío de la calle la había dejado con sus pezones bastante marcados, de hecho hicimos bromas sobre que nos pinchaba cuando nos saludaba con dos besos. Las bromas no se las hicimos a ella, claro, porque con esa cara de mala hostia que tiene (y de putón verbenero) no apetecía. Nadie dudaba de que acabaría con alguno de nosotros (yo no, claro) dentro suya. Siempre se las ingenia para acabar con alguno, lo malo es que sea amiga de mi novia, porque sino

La tercera zorrita que entró en la casa era Susana, una morena de grandes tetas, bastante grandes. Está un poquito gorda, mejor dicho, tiene bastantes curvas, y con esas pedazo de berzas nos tiene a todos bastante contentos. Llevaba una camisa blanca apretadísima y algo desabotonada que dejaba ver sus rebosantes pechos.

Tras los besos y saludos rutinarios invitamos a las chicas a tomar tantas copas como pudieran, para que se adaptaran a nuestra cogorza. Y la verdad es que respondieron bien, porque una hora más tarde ya estaba la luz baja, la música alta y todo el mundo bailando o hablando demasiado cerca.

Yo estaba sentado en uno de los dos sofás que había en el salón. A un lado estaba mi novia, que no paraba de beber y bromear, y a mi otro lado estaba Noelia. En el otro sofá, algo mas grande estaban un par de amigos de Patricia tonteándo con ella, mi primo y el putón de África, que ya había elegido presa. Por la casa andaba el resto de gente. Mi novia se acabó hartando de mí porque yo solo prestaba atención a la putita de Noelia. Aprovechando la luz baja la tocaba un poco las piernas al levantarme a por la copa, y ella también se hacía la borracha apoyándose sobre mí. Al final, Ángela decidió irse por ahí y se puso a hablar con uno de los amigos de Patricia que se llamaba Santiago. El tipo era el típico guaperas de gimnasio y bailaba y charlaba continuamente con mi novia. Me puso algo celoso, pero tampoco me podía quejar porque yo ya estaba preguntándole a Noelia cuándo me tocaría el turno para mi beso, y ella me vacilaba diciendo que me tenía reservado algo especial. Mi borrachera ya era sublime y no me importaba abrazar y meter mano (todo lo que me dejaba la muy perra) y sabiendo que mi novia no se enteraba mucho porque estaba muy ocupada con el Santiago ese. Quien por cierto, daba la impresión de estar ligándosela.

Al cabo del rato, mis conquistas se fueron al traste cuando Susana, la amiga tetona de mi novia, se sentó a mi lado. Aunque estaba muy borracha y parecía que se había sentado allí para descansar, tuvo el efecto disuasorio que tienen las amigas de las novias y provocó que Noelia se largara de allí para irse a hablar con un amigo gordo de Patricia.

Imaginaos la putada, hacía media hora estaba con mi novia a un lado y con la zorrita de Noelia al otro. Y ahora estaba solo al lado de una borracha, con grandes tetas, pero al fin y al cabo, amiga de mi novia. El resto de la gente de la fiesta parecía pasárselo muy bien, incluida mi novia, que en esos momentos se dedicaba a comprobar cuál de los chicos tenía el culo más duro. La verdad es que se estaba comportando como un verdadero putón porque (supongo que para no revelar la identidad de los "concursantes") ella se ponía de espaldas al tío de turno y desde ahí se dedicaba a apretar el culo de cada uno. Ni qué decir tiene que, al hacerlo de tal manera los chicos disfrutaban por cómo Ángela rebozaba su enfalditado culo sobre sus paquetes.

Pensé levantarme para decirla algo, pero como justo acabó aquél morboso concurso ya no tenía sentido y como venganza me propuse conseguir algo con Susana.

Como estaba tan borracha no me costó mucho conseguir ciertos privilegios, como que me dejara mirarla directamente a sus brutales pechos, o sobarle las piernas mientras hablaba con ella.

Como no sabía muy bien de qué tema hablar, y como ya la estaba aburriendo con mi monólogo patatero se me ocurrió preguntarla que qué tal en el cine, para que fuera ella la que me diera coba y mientras yo ocuparme en meterla algo de mano.

-qué tal el cine, Susana?

-bien, ha estado muy divertido…-dijo con gran dificultad debido a la borrachera que tenía

-ah sí? Y qué película habéis visto?- pregunté mientras pasaba mi mano por debajo de su espalda.

-no sé… no me acuerdo..

-joder, pues sí que estás borracha… que ni te acuerdas. Dime de qué iba, av er si saco el nombre

-pues iba de un vampiro, que era negro y con mucha música techno y se dedicaba a… (parón para tomar un tragazo que me dejó flipando para lo borracha que estaba) se dedicaba a matar a otros vampiros.

-joder, esa es la de Blade, no? La de "Wesli Esnaip"

-sí, justo! Ahora recuerdo.-incluso borracha guardaba ciertas capacidades, aunque eso no evitaba que con el brazo que la estaba rodeando hubiese llegado ya a uno de sus pechos.

-ah, pero esa peli es muy antigua, ya no está en los cines… no habéis ido al cine?- pregunté curioso

-no, al final no. Íbamos a haber ido pero antes de salir de casa me llamó Bruno, que estaban en su casa con Jose y Dani, y que iban a ver una peli. Así que nos fuimos para allá.

-claro, ya decía yo que ibais muy guapas para ir al cine

-sí, contestó ella, al menos me dio tiempo para avisarlas antes de que salieran de casa, sino, para qué se iban a poner estas dos perras unas minifaldas?- en ese momento los dos nos miramos. Yo atando cabos rápidamente: los sonidos de su móvil cuando la llamé y que luego colgase… (Eso en un cine tenía sentido, pero en casa de un amigo, no. A no ser que estuvieses muy ocupada como para hablar con tu novio) la provocadora minifalda que llevaba no es habitual para comer palomitas en un cine.

Susana se me quedó mirando con cara de preocupación, esperando que quizá no hubiese prestado atención a su comentario desafortunado. Pero mi borracha amiga acababa de soltar la lengua y ya no tenía nada más que aceptar mi interrogatorio.

La acerqué una copa, en plan de buen rollo.

-No pasa nada, tranquila, si algo me ha contado Ángela –mentí vulgarmente-. Dime, de dónde conocéis a esos tíos.

-Pues…, -desconfiaba de que yo supiera nada, pero aun así se sentía obligada a cantar- son amigos de un chico que conoció Ángela por en un chat de Internet, y tenían cierta relación porque siempre quedaban en el mismo chat. A nosotras nos lo iba contando, y se mandaban fotos y esas cosas. Incluso un día que estaba con Ángela pusimos la cámara y le veíamos a él, y él a nosotras. El tío estaba muy bueno, y yo le gusté a él, así que desde entonces siempre nos veíamos por internet.

-Ah, y sus dos amigos? Que coño pintan en todo esto? Y qué coño pinta mi novia? –se me escapó un tono un poco violento, porque la borrachera que llevaba no me permitió aguantar con la sutileza de que "Ángela me había contado algo".

-Pues verás, yo quería conocerle personalmente, pero como me daba miedo, le dije que si quedábamos con más gente. Así que yo siempre iba con Ángela y con África, y él con sus dos amigos.

-Y qué cosas hacíais? Para qué quedabais?

-Pues nos íbamos de bares, o a casa de alguno de ellos, a ver una película… incluso un fin de semana nos fuimos a la casa de Jose.

-Y quién cojones es Jose?!? Pregunté ya algo cabreado.

Ella respondió rápido: -Jose es el de Áaan… el de África!

Cagada completa… ya tenía toda la información necesaria, porque, veamos, si ya dudaba sobre "de quién" era Jose, significaba que bien podría ser el de Ángela, y que me estaba mintiendo. Así que sólo quedaba una pregunta.

-Entonces qué pintan mi novia y el otro tipo? Pregunte conociendo la dolorosa respuesta

Seguro que la muy puta se lo estaba follando desde hacía tiempo. Ya notaba yo un comportamiento raro, y que quedaba demasiado con sus amigas. Cuando iba con ellas nunca me cogía el móvil cuando la llamaba, o lo apagaba directamente. Incluso se enfadaba muchísimo si intentaba leer sus mensajitos. Cuando un día me dejó leerlos, para tranquilizarme, resulta que sólo había míos. Seguro que acababa de borrar los mensajes delatores.

Tras un rato pensando, mirando a la perra de Susana con cara de cabreo, me levanté dispuesto a echarle la bronca a mi novia. A preguntárselo directamente, porque quería verle la cara que ponía.

Una vez de pie recorrí el salón con la mirada. Me di cuenta de que sentado estaba mejor que de pie, porque todo me daba vueltas… observé que varias botellas vacías yacían por el suelo. Haciendo un esfuerzo sobrehumano continué de pie, y no encontraba a mi novia por el salón, se debía haber ido a la cocina o algo.

Tambaleándome, recorrí la casa preguntando dónde estaba mi dulce y puta novia, y nadie sabía nada… tras un rato buscando se me pasó el cabreo y comencé a notar la necesidad de visitar el baño. Todo estaba tan a oscuras que me costó encontrarlo.

Llegué a la puerta, y al intentar abrirla noté que estaba cerrada.

Golpeé para que abrieran y sólo escuché unas risas. Demasiado familiares para mí. Mi novia estaba dentro riéndose, quién sabe por qué. Pegué la oreja a la puerta y poco a poco comencé a distinguir entre la música y el ruido una conversación.

Todavía no sabía con quién hablaba mi novia… rezaba para que fuera con mi primo o con mi amigo Ismael.

Di dos sonoros golpes a la puerta, reclamándola a que saliera. Pero ella me dijo: Cállate capullo, que estoy ocupada!

Cabreado, decidí darme una vuelta por la casa para ver quién faltaba a parte de mi novia. En el salón estaba mi primo, enrollándose con el putón de África. También estaba Carlitos, el amigo gordo de Patricia que intentaba camelarse a Noelia. Otros dos amigos de Patricia, junto a mi colega Ismael intentaban convencer a las chicas a jugar a la botella entre todos. De modo que el único que faltaba era Santiago, el guaperas de gimnasio que había estado ligoteándo con Ángela.

Volví al baño para armar un escándalo, pero las ganas de mear eran tan fuertes que tuve que correr por la casa para encontrar dónde mear. Al final opté por la cocina, me pareció en ese momento, más digno mear donde se lavan los platos que en cualquier maceta. Noté que estaba bastante empalmado, lo cual dificultaba la meada bastante, dejando todo un poco perdido. Y tras terminar me seguí amasando un poco la polla, porque además me llegaban unos gemidillos familiares que me estaban poniendo como una moto. Rápidamente caí en la cuenta de que esos gemidos bien podían provenir de mi chica. De modo que, tras guardar rápidamente mi polla, volví corriendo a la puerta del baño. Acerqué el oído y, efectivamente… los gemidos venían del baño.

Sin darme cuenta, me llevé una mano al paquete y comencé a prestar atención a lo que ocurría dentro del cuarto de baño, en el que mi novia, y un recién conocido estaban –presuntamente- follando a mis espaldas. El tipo ese debía tener un buen cacharro por cómo hacía gemir a mi chica, la cual no podía aguantarse y de vez en cuando soltaba un gritito, incluso algún insulto.

Tras cinco minutos así, se oyó a Santiago resoplar y dar algunos alaridos… debía estar a punto de correrse. Mi novia, dijo: no!! Para!!! No te corras ahí dentro!!! Y a continuación se dejaron de oír gemidos femeninos para escuchar sólo los masculinos. La muy puta seguro que le estaba comiendo la polla.

Se me ocurrió putearles llamándola al móvil para despistarles de su corrida. Comenzó a sonar el móvil dentro del baño, y noté que paraban. Dibujé una media sonrisa en mi cara. Pero de repente me sorprendí porque cogió el teléfono mi novia.

Y dijo: -qué quieres imbécil?

A lo que yo respondí: -que abras la puerta del baño!

-Es que no puedo, porque no quiero que me veas así-. Respondió.

-¿porqué no, qué estás haciendo?

-espera un momento… te paso a Santiago.

Sonó cómo le daba el móvil. Los gemidos de él volvieron a sonar, mientras hablaba conmigo.

-perdona tío, ummmmph pero es que tu novia no se encontraba bieen[***uff] y la estaba ayudando. Supongo que no te molestaaaahh.

-Pero qué cojones hacéis, gilipollas…!!!??

-aaaaaaahh ahora te lo cuenta ella

Colgó el teléfono. Comenzó una brutal mamada que sonaba desde fuera, mi novia debía seguir cachonda, porque también se la oía gemir con la polla del tipo dentro de la boca. Al final, se oyó un gran gemido del tío, que se debía estar corriendo dentro de la boca de mi niña.

Tras un corto rato salieron del baño. Mi novia estaba muy sonriente y me saludo muy efusiva. La muy perra se había dejado aún una gotita de lefa cayendo por la comisura de sus labios. Y la cara del tío era un poema.

Como única explicación, bastante tajante, me dijo que se encontraba mal y que Santiago la había ayudado a vomitar metiéndole los dedos en la garganta.

Fue en ese momento en el que se lamió la comisura de los labios para recoger los restos de la mamada.

Yo, sin saber qué cojones hacer, superado por las circunstancias, sólo pregunté: -quién es Jose?.

Ella respondió. -Un amigo de Susana.

Primera parte…..