La feria (2)

Mientras mi pareja se reía y disfrutaba de la atracción, el gitanillo empezó a agarrarse a mi cintura pero por debajo del vestido, me tenía cogida por la cuerda del tanga.

LA FERIA-II

Llegamos al recinto ferial, era bastante grande y con mucha gente, en el camino habíamos hablado poco y no congeniamos mucho, así que la cosa de momento no iba muy bien, eso si, el no me quitaba ojo de encima y yo de reojo ya había visto como alguna vez se había ‘empalmado’.

Salimos del coche y empezamos a caminar por en medio del recinto, el chico cada vez me parecía mas tímido y le costaba entablar conversación.

De pronto se le iluminaron los ojos, vio su atracción preferida, el toro mecánico.

En realidad era un toro con tres posiciones para sentarse, y que la gracia estaba en aguantar lo máximo posible encima.

Enseguida compro las entradas, yo insistí en que no quería subir, que no me apetecía, pero la realidad es que pensaba que con el vestidito que tenia puesto y lo poco que llevaba debajo no era la mejor atracción para subir.

Pero no hubo manera de convencerlo, así que el subió en el primer lugar y en el tercero se subió un gitanillo, cosa que no me hizo mucha gracia, a mi me habían reservado el del medio.

Intente subirme, apoye las dos manos en el asiento para darme impulso pero no conseguí subirme, lo volví a intentar pero nada, ni mi acompañante ni el gitanillo me ayudaban, eso si, el gitanillo no quitaba ojo del escote que se habría en canal en el momento de hacer fuerza para poder subirme, sin duda alguna desde la posición del gitanillo, mis pezones erectos por el nerviosismo y la vergüenza quedaban descubiertos, y el no perdía detalle.

Cuando ya iba a desistir, oí una voz que decía – tampoco es tan difícil -, era el dueño de la atracción que debía ser el padre del gitanillo, ya que le guiño el ojo antes de acercarse.

Era un hombre grande gordo y con manos enormes o eso me parecieron, porque sin mediar palabra me cogió por la cintura con sus dos manos , y me levanto por encima del asiento , pero claro al levantarme a mi, estaba también subiéndome el vestido , cuando estaba de pie encima del asiento tenia el vestido casi por el ombligo, pero el ni corto ni perezoso al ver que o no reaccionaba me dio con toda la mano abierta una palmada en el culo, prácticamente su mano cubrió mi culo descubierto, acto seguido me dijo – ábrete de piernas o sino no te podrás sentar- yo obedecí porque estaba muy cortada, y entonces me dejo caer.

El toro se puso en marcha.

Con el movimiento del toro yo me inclinaba hacia delante y me agarraba con fuerza a mi pareja para no caerme, lo mismo hacia el gitanillo que se había sentado detrás de mí, sin duda el vestido era demasiado fino y note sus manos por todo el cuerpo, apretaba con la excusa de no caerse, pero con la vergüenza que había pasado no pensaba decir nada.

Mientras mi pareja se reía y disfrutaba de la atracción, el gitanillo empezó a agarrarse a mi cintura pero por debajo del vestido, me tenía cogida por la cuerda del tanga y yo esperando a que terminase aquello, cuando estaba apunto de terminar la atracción, lo hizo, se atrevió a deslizar un dedo por debajo del tanga y soltó un JODER, QUE DEPILADITA QUE VAS que todavía me suena en los oídos.

El día anterior me fui a depilar para poder llevar un tanguita muy pequeño y me había dejado solo una rayita, que con los dedos acaricio el gitanillo de marras. Mi pareja ni se entero.