La felicidad es breve, la pena dura largamente

Los esclavos de Cleopatra se organizan para poder darse un buen homenaje a escondidas. Pero por desgracia un viejo recuerdo hace aparición para provocar incertidumbre en la vida de Charmión.

Vini, vidi, vinci (VII): Felicibus brevis, miseris hora longa.

Shabaka a duras penas cumplía con sus obligaciones y en todo momento evito la mirada de Charmión. Era un sentimiento de culpa, de vergüenza que era insoslayable. Tras realizar el turno del almuerzo en el cual sirvieron a la plana mayor de los romanos pudo volver a su pequeña habitación a volver a sus pensamientos, a su culpa.

Por su parte Charmión no terminaba de comprender el porque Shabaka le volvía a rehuir. Aquella mañana se disponían a preparar el almuerzo de la reina y de su consorte Marco Antonio. Las sirvientas habían recibido ordenes respecto a los gustos romanos. Así que aprendieron diversos platos y exquisiteces de la urbe de las siete colinas. De entrante flamenco engordado con pan mojado con aguamiel. De segundo salmonete rebozado con harina. Acompañado de altramuces y leche de cabra. Nada que ver con las habituales recetas egipcias por lo que el servicio se vio obligado a contratar a un cocinero romano para elaborar esos platos a modo de chef.

  • ¿Iras?
  • ¿Que te ocurre Charmión?- respondió en griego
  • A mi no, a Shakaba. No sé que le pasa.

Iras mantuvo silencio y desvió la mirada.

  • ¿Iras? ¿Tú también? ¿Pero que os he hecho?
  • No Charmión. No has hecho nada. Tú no tienes la culpa de nada
  • ¿Culpa? ¿Qué culpa?
  • Dejaros de chachara. Echale más sal a esa cazuela- grito en Latín el cocinero a Charmión

Charmión obedeció pero no estaba dispuesta a que sus amigos le ocultasen lo que estuviese ocurriendo. De pronto tuvo como una sensación de adivinar lo que ocurría.

  • Te has follado a Shabaka. Confiesa.

Iras se quedo helada al ser descubierta. De repente se puso a llorar lastimosamente

  • ¿Os queréis dejar de hacer tonterías y estar en lo que tenéis que estar?- volvió a gritar el cocinero.

Charmión e Iras volvieron al trabajo en silencio pero a los pocos minutos como un susurro la primera insistió en su interrogatorio.

  • Somos amigas mi amor. Tuvimos una tarde preciosa que nunca olvidaré y que me gustaría volver a repetir. Así que no se porque os ponéis así tú y Shabaka.
  • Por favor Charmión. Para, nos va a escuchar y tendremos problemas.- dijo Iras mirando al cocinero.
  • No te preocupes de este. Es un bárbaro romano que solo sabe hablar su idioma. No tiene ni idea de griego. Venga, desahogate.
  • Lo que pasa amor mio es que Shabaka te ama.
  • ¿Y eso es el problema? Vaya dos.
  • No lo entiendes. Yo le quiero y si, me lo folle. Pero el luego se arrepintió al acordarse de ti.
  • Empiezo a entender. ¡Ay! Que tontos sois. ¿Algo tendremos que hacer? ¿No?
  • No te entiendo cariño
  • Si se dejo follar es que tú también le gustas. ¿No te parece?

Iras se detuvo y pareció por sus gestos estar de acuerdo con su amiga.

  • Pero te hemos traicionado.
  • ¿Que me habéis traicionado? ¿Por qué? ¿Por follar? Yo te amo y también quiero a Shabaka. Me alegro por vosotros. Amores míos. Así que me siento halagada.

Iras no pudo evitar una leve carcajada. El cocinero volvió a mirarlas aunque esta vez no se enfurruño.

  • Así me gusta. Verte reír. - Charmión le dio un sutil beso en el rostro teniendo cuidado de no ser observado por el cocinero.
  • Estoy agobiada de estar siempre teniendo cuidado de no ser pillados. - continuo Charmión
  • Yo también he pensado en eso. Creo que tengo una solución.
  • Cuéntame- pidió entusiasmada la egipcia.
  • He preguntado a compañeros de la corte. Uno de ellos me comento que yendo al barrio de los pescadores se podría alquilar una de las casas.
  • ¿Alquilar? Pero si somos esclavas y no tenemos dinero.
  • Observa alrededor. Todo esta lleno de cerámicas y objetos valiosos. He visto algunos que están almacenados en una habitación como abandonados criando polvo. Nadie se dará cuenta. Los vendemos sutilmente y sacaremos dinero para eso y para más.
  • Es muy arriesgado. Nos pueden pillar.
  • Confía en mí. Solo tenemos que ser cuidadosos en que cuando vallemos allí no nos siga nadie.¿Te apuntas?

Charmión se detuvo a pensar temerosa de las consecuencias.

  • Si, me apunto.
  • Asi me gusta preciosa.

Entonces Iras no pudo reprimirse en dar un fugaz beso en los labios a Charmión. El cocinero se percató de la escena.

  • ¿Pero que coño pasa con vosotras dos? Me estáis hartando. ¿Sois tortilleras o que os pasa? Os quiero alejadas la una de la otra y como volváis a hablar ordenaré que os den latigazos. Vosotras lo que necesitáis es una buena polla y mi morcilla es bien gorda. Si fuerais mis esclavas os daría un buen matute y sabrías lo que es un buen macho.

Las esclavas decidieron separarse y mantener un prudente silencio. Pero de manera casi simultanea pensaron lo mismo al mirarse la una a la otra. “¿Contigo? ¡Ja! Seboso de mierda. Nosotras tenemos un macho al cual no le llegas ni al talón del píe”.

~ ~ ~ ~

Los días pasaron y Charmión volvió a interrumpir a Shabaka en su trabajo. Aquel día le correspondía el turno de limpieza. Con lo cual trabajosamente limpiaba con un paño uno de los suelos. Charmión se dispuso a ayudarle tomando otro de los trapos para fregar.

  • Shabaka. Tenemos que hablar.

El egipcio mantuvo el silencio y apenas se atrevía a mirarle.

  • ¿Así tratas a tu amante?
  • Lo siento, amada mía. Perdoname
  • No te tengo que perdonar por nada. Es más me alegro. Iras necesitaba un buen polvo.- le consoló Charmión con un guiño.

Shabaka quedo anonadado al ser descubierto pero a la vez … perdonado. O algo así.

  • ¡Venga! No pongas esa cara. Que somos amigos y no tenemos porque ocultarnos nada. Iras ya me confeso que te tenia ganas. Aunque la cochina. Mira que acorrarlarte en el baño de hombres. - dijo divertida la esclava.
  • Lo siento amada miá. No volverá a suceder.
  • Pues me decepcionas. - le dijo seriamente.- quiero que suceda muchas veces más.
  • ¿No entiendo nada?
  • Cariño. Tú fuiste el primero que nos descubriste a las dos dándonos amor. Pero en vez de chivarte y ponernos en peligro aceptaste hacerlo conmigo también

El esclavo asintió al recordar el excitante momento.

  • Así que – continuó Charmión- se me ha ocurrido la posibilidad. Que la próxima vez que Iras tenga un calentón lo que deberías hacer es no dejarme al margen.

El esclavo estaba anonadado ante la proposición de su amada.

  • Piénsalo. Cariño. Yo tampoco voy a dejar de querer hacerlo con ella. No pongas esa cara de tonto. Di algo.
  • ¿Es una prueba? Te juro que no te traicionaré.
  • Lo estoy diciendo en serio. ¿Que me dices? ¿Te apuntas?
  • Creo … creo … creo – balbuceaba Shabaka- que sí

Charmión le respondió con un beso apasionado estando los dos de rodillas. Shabaka no pudo reprimirse en revolcar por el suelo a su amada en abrazo lleno de pasión.

  • Quieto, quieto campeón. Reservaté para esta noche.
  • ¿Esta noche?
  • Hemos conseguido una pequeña casa en las afueras de la ciudad. Allí podremos retozar tranquilos.
  • ¿Una casa? ¿Estáis locas?
  • Si, estamos locas de … amor. Así que si no quieres perderte una noche inolvidable te espero al anochecer por la salida norte del palacio. Sé puntual.

Charmión se despidió de Shabaka lanzandole un beso que “atrapo” Shabaka. Se dirigió a la cocina donde tendría que volver a ayudar aquel insoportable y tiránico cocinero. Pero al acercarse a uno de los pasillos se encontró a una cara familiar. Llevaba años sin verle. Tuvo un estremecimiento de asco al comprender quien era. Era un centurión romano que estaba realizando servicio de guardia. Este también se sorprendió al verla pero al reconocerla cambio su gesto por uno de una risa maléfica.

  • ¡Vaya, vaya, vaya! ¡Mira quien tenemos por aquí! Cuanto tiempo sin verte. ¿No te acuerdas de mi?

Charmión intento evitarle pero el romano le tomo del brazo.

  • Parece que se te olvidado. Pues yo no me olvidé. Fue aquí mismo. Hace unos años. Tu, tu ama y otra putita más. Veo que ya te estas acordando. ¡Ah! Que grato recuerdo. Seguro que disfrutaste igual que yo. Porque a mi me encantó joderte. ¿Necesitas que te de un repaso a tu coño. Y te lo folle otra vez?
  • Dejame en paz.
  • No te dejo en paz, ¡puta! Por culpa tuya y la de tu reina perdí a mi comandante en jefe. Y ahora estoy aquí atrapado en esta ciudad de putas. Porque para eso es lo único para lo que sirve este país. Para que sus mujeres nos chupen las pollas. Todo mi regimiento nos pasamos los días en los lupanares. Pero quiero algo distinto. Carne de palacio. Y me acuerdo de ti. Y de lo bien que lo pasamos juntos. ¿Verdad? ¿Charmión? ¿Porque ese es tu nombre? ¿Cierto?
  • Suéltame Numicius.
  • Veo que te acuerdas de mí
  • No seas imbécil. Soy propiedad de la reina. Y si abusas de una propiedad de la reina puedes perder la cabeza. ¡Gilipollas!
  • ¡Zorra!
  • Veo tu cabeza cortada en poco tiempo si sigues diciendo esas cosas de Cleopatra. Marco Antonio no te perdonará.
  • ¿Y creerá a una esclava?
  • ¿Quieres jugarte la cabeza por ello?

Numicius soltó a la esclava que salio corriendo por el pasillo con la respiración agitada por el miedo. Pero el centurión no estaba dispuesto a dejar las cosas así. Investigaría más sobre la esclava. Tenía que volver a ser de él.

~ ~ ~ ~

La oscuridad dominaba el ambiente de la ciudad de la orilla sur del mediterráneo. Shabaka no terminaba de estar convencido de aquello pero salio de las habitaciones de la servidumbre masculina de forma furtiva para llegar a la cita. Consiguió alcanzar el objetivo y encontró a Charmión esperándole.

  • Venga vamos. Debemos volver antes del amanecer.- inquirió la esclava a su compañero.
  • No entiendo como es que nadie este aquí en guardia.
  • Los soldados romanos se están volviendo muy indisciplinados al parecer. Yo los oigo a menudo. Solo piensa en ir a burdeles. Lo más probable es que el que debiera estar aquí este con una calentándole la cama. Cosa que nosotros vamos a hacer también.
  • Pues si la cosa esta así que los dioses protejan a Egipto.
  • ¿Y a nosotros que nos importa? Creo que lo mejor que podemos dedicar nuestros tiempos es amarnos. La vida es muy corta ¿No te parece?
  • No entiendo como puedes estar tan tranquila. ¿Es que ya no te importa nada?

Charmión pensó un poco la respuesta. Recordando el percance que tuvo con Numicius por la tarde.

  • Creo que ya no. Quien sabe amado mio. Es posible que mañana este muerta. Así que aprovechare cada hora de lo que me queda de mi vida en dar alegría a mi y a mis seres queridos.

Shabaka intentaba descifrar tan peculiares palabras de su amada. Pudo ver un cierto deje de amargura en su voz y un amago de tristeza en su rostro mientras la seguía por las calles en dirección al barrio más marginal de la ciudad. Tras una larga caminata llegaron a aquel suburbio de casas abarrotadas entre calles estrechas. Era todo lo contrario a la ordenadas avenidas diseñados por los griegos a ordenes de Alejandro el libertador. Un barrio humilde de trabajadores del mar que se construyo de manera desordenada y caótica. Tras girar una buena tanda de esquinas llegaron a aquella vivienda. Era muy pequeña. Había una candela que iluminaba el interior. Charmión golpeo la puerta de una manera peculiar. Como si de una clave se tratase. Iras les abrió la puerta y Charmión fue a besarla en la boca con una pasión desenfrenada.

  • Cuanto tiempo estaba esperando este momento- dijo angustiosamente Iras.
  • Y yo, amada mía

Shabaka estaba un poco fuera de lugar mientras veía como tras cerrar la puerta ambas mujeres se desnudaban la una a la otra mientras se regalaban besos y caricias. La imagen le descolocaba al no comprender como es que le habían invitado. Pero a la vez era … tan excitante. Su pene pugnaba por salir y endurecido deseaba formar parte de la acción. Pero tímidamente no se atrevía más que a mirar.

  • Mira Charmión, - intervino Iras- Creo que estamos dejando alguien de lado.
  • De eso nada. En esta fiesta todo el mundo interviene- dijo entre risas Charmión

Ambas mujeres fueron al introvertido Shabaka que inicialmente intento bloquear las manos de sus compañeras que le desnudaban poniendo de relieve su pudor. Pero allí estaba Charmión, su amada. E Iras que tenía un cuerpo escultural que también era muy apetecible. Así que base de tocarle y ósculos dejo de resistirse.

  • Veo que tu polla tiene ganas de fiesta- se burlo Iras- así que deja de resistirte. Mejor dejate llevar por tu deseo que tu pene marca de manera voluptuosa.

Charmión no tenia más ganas de hablar y llevaba su boca a los pezones de Iras y de Shabaka alternativamente. Sus seres queridos empezaron a dejar escapar leves gemidos.

  • Creo que esta es la mejor forma de poneros cachondos.
  • Vamos Shabaka. Demosle su merecido a esta.

El esclavo entendido el mensaje y al mismo tiempo lamieron los pezones de la egipcia.

  • Si, si, si. No paréis.

Charmión llevo sus manos a los sexos de sus amantes. Masturbandolos con suavidad y recompensando de esta forma las deliciosas caricias que con sus bocas le propinaban a sus menudos pechos.

Shabaka alzó el ligero cuerpo de la joven y lo llevo al camastro. Shabaka e Iras se lanzaron sobre Charmión como fieras hambrientas. El egipcio busco como si hubiese estado en el desierto el coño de la joven para saciar su sed. Su lengua recorría el pequeño bulto de su clítoris para darle brillo y esplendor. Charmión poso su mano en la cabeza de su amado acariciando su pelo. Mientras Iras seguía alimentándose del pecho de su compañera como deseando extraerle leche materna. Los grititos de placer retumbaron en la diminuta habitación.

  • ¡Seguid! ¡Si! ¡No paréis! ¡Si! -animaba Charmión a los otros dos vértices del triangulo.

Los resultados de tantas caricias empezaban a hacer acto de presencia. Shabaka acelero las atenciones penetrando con uno de sus dedos la vagina de Charmión. Charmión notaba como el dedo juguetón entraba en su intimidad y rozaba las más delicadas partes que le transmitían maravillosas sensaciones. Se estaba acumulando la carga, era inevitable. La gloria de los dioses volvía a tomarla presas. Y así quiso que sus amados lo supieran. Un buen grito dio la señal de su orgasmo.

  • Te has corrido, te has corrido- se jactó de manera infantil Iras.
  • Ha sido fantástico. Pero ahora te toca a ti. A por ella Shabaka. Me pido su coño que tu has tenido tu dosis con mi miel.
  • Pues a comertela. - le invito Shabaka

Ahora la que era presa del ardor culinario era la griega. Lo que para ella era una gran noticia y abrio sus piernas de par en par.

  • Vamos cariño. Date un atracón de almeja.
  • Gracias amor, te la voy a dejar más limpia que un jaspe con mi lengua.
  • Si, si, si, comeme.

Por su parte Shabaka no se descuidaba en comerse los pezones de las generosas tetas de la griega. Las lenguas traviesas recorriendo sus partes más sensibles fueron muy efectivas en llevarla por los caminos del goce en dirección directa al clímax.

  • Sois maravillosos los dos. La vida es una bendición con la compañía de personas tan fantásticas como vosotros.
  • Venga, no es para tanto- comento Charmión.- Lo que si somos es un buen equipo.¿No Shabaka?

El esclavo asintio.

  • Bueno querido Shabaka. Es tu turno. A por él, Charmión.
  • Venga, que somos un par de leonas hambrientas que te van a devorar.

Shabaka no podía dejar de sonreír mientras las manos y las lenguas recorrían su cuerpo. Ambas parecían querer saborearle.

  • ¡Uhm! Que rico estas. Pero yo quiero la parte más preciada- dijo Iras mientras dirigía su boca al pene erecto del joven.

Saco su lengua e hizo un leve roce en el descapuchado glande. La caricia dio lugar a un buen gemido por parte de Shabaka que fue acallado por un beso de Charmión. Está observaba detenida como realizaba aquella mamada. Quedaba sorprendida por la técnica de como recorría todo el tallo para bajar los testículos a pasarles la lengua. Alli estuvo un buen rato mientras masturbaba el pene.

  • Sigue, sigue. - clamaba entre jadeos Shabaka.
  • Venga, no te quedes ahí – incito Iras a Charmión a compartir el pene.

Charmión bajo y tímidamente pasaba la lengua en la superficie que dejaba a su alcance la golosa Iras. Esta quiso pasar a cosas más intensas y abrió sus tiernos labios para engullir aquella sabrosa polla que degustaba en su paladar sin dejar de apretar con los labios y los mofletes. La pobre Charmión quedo estupefacta al quedar sin polla que mamar ya que Iras se la estaba tragando entera.

  • Joder, Iras ¿Como te la metes tan profunda?- pregunto con curiosidad la egipcia.

La griega no articulaba palabra pero con su mirada se adivinaba una satisfacción que le llenaba tanto como aquella polla en su boca. Charmión tuvo que conformarse con atender a los testículos que agradecidamente recibieron esa doble atención por parte de Shabaka. El cual empezaba a retorcerse de placer. Iras adivinaba el cercano orgasmo de Shabaka con lo cual era buena idea detener la doble felación de la cual era objeto para así poder seguir disfrutando.

  • ¡Ya no puedo más, necesito tu lanza partiendo mi coño en dos!. - grito Iras empujando a Shabaka sobre la cama.

Iras tomo el pene del egipcio y lo apunto a su hambrienta vagina. Estaba muy húmeda lo cual facilito una penetración ansiosa. De una estocada precisa se autoclavo la polla que rozo la entrada de la matriz.

  • Charmión ponte encima de mí, dejame que te coma ese coñito precioso.- pidió Shabaka

La egipcia se alegro profundamente de la propuesta y abrió sus piernas de par en par poniéndose en cuclillas para que su amado le comiera el chichi a placer encarándose frente a Iras. Esta la tomo para darle un beso apasionado mientras las manos no paraban de acariciarse mutuamente los pechos. Los tres estaban sintiendo la gracia de esa postura que les permitía darse placer al mismo tiempo. Como un acto de amor total.

  • ¡Me encanta esta polla! ¡La quiero para mi! - gritaba enloquecida Iras
  • ¡Yo también la quiero! - protestó Charmión

La vagina pulsaba en los estertores del orgasmo apretando inconscientemente el sexo de Shabaka que deliraba de esa sensación de presión sobre su pene. Los orgasmos en las mujeres se sucedían hasta que al fin Shabaka se unió a ellas en su explosión derramando su esperma en el útero de la griega que palidecía al sentir la sensación de su deseado compañero derritiéndose en su interior. La unión de los cuerpos perfecta mientras los gritos de placer se concatenaban el uno con el otro.

Una vez los deliciosos calambres de disfrute se difuminaron se derribaron sobre la desordenada cama en un caos de piernas, brazos y cuerpos sin orden ni criterio al mismo tiempo que solo se oían respiraciones fuertes.

Iras se despego de Shabaka y fue a su adorado pene para lamerlo como limpiando la combinación de los benditos jugos que se habían fusionado.

  • ¡Eh! Egoísta, dejame un poco. Que quiero probar. - protesto Charmión

Iras llevo su boca a su compañera para besarla con la lengua profundamente, de esta forma Charmión reconoció por primera vez los sabores de los jugos sexuales. El sabor le resulto un poco desconcertante pero se prometió a si misma que para ella seria el mejor de los elixires. Iras fue luego a besar a Shabaka que aunque protesto un poco también acepto ese intercambio de líquidos.

Aquel fue el primero de muchos en aquella noche. En aquel cuchitril pudieron al fin desahogar el fuego que les quemaba. Shabaka pudo cumplir apenas ya que era dos mujeres ardientes las que querían acabar con él.

La mañana se acercaba y aunque con los cuerpos molidos Iras reclamo su atención.

  • Vamos, chicos, no hay tiempo que perder. Debemos volver antes de que nos echen en falta.
  • ¡Jo! Estoy echa polvo.
  • Y yo no puedo con mis piernas. Vosotras dos me habéis dejado para el arrastre.
  • Venga remolones. Sed conscientes y no me hagáis arrepentir de lo de esta noche.

Charmión y Shabaka obedecieron aunque un poco a regañadientes. Los tres tenían los cuerpos molidos de una noche tan larga. Se arreglaron y volvieron otra vez furtivamente con la protección de la oscuridad.

Charmión al salir tuvo una extraña sensación. Un miedo repentino. Miro alrededor para percatarse de que era infundado. Tenían que darse prisa y al galope recorrieron las calles de los arrabales de la ciudad.

Continuará …