La Farmaceutica
Lo que parecia un mal día, se convierte en un excelente polvo.
Aquel día estaba echo polvo y encima a última hora de la tarde recibimos una llamada urgente de Susana, la farmacéutica, diciéndonos que no podía imprimir facturas desde las 5 de la tarde y como tenía guardia toda la noche, necesitaba que le fuésemos a arreglar el problema.
Así que como todos estaban de vacaciones menos yo, me tocó a mi por omisión tener que ir a la farmacia a ver qué problema tenía ahora, cogí el portátil y el móvil y me puse en camino, al llegar Susana ya estaba despidiendo a su ayudanta y cerraba la tienda con la puerta metálica con su habitual fuerza, para despachar a los clientes a través de la mirilla. Susana medía unos 1.65 m piel morena de playa, pelo castaño oscuro y una boca increíble, me abrió la puerta y entramos en el despacho del fondo donde tenía el ordenador, allí empecé a trabajar y ella siguió despachando en la tienda. Alguien había apagado el sistema a la brava y se habían perdido varios ficheros. Al poco tiempo, para más joder, el sistema de aire acondicionado se apagó sin más. Susana seguía despachando a la clientela, al poco vino a la oficina y me dijo que estaba bañada en sudor y que tenía que cambiarse de ropa para no caer desmayada yo le dije que no me importaba y ella se fue detrás de una cortina pensando que quedaba oculta de mi vista, pero el reflejo de un espejo y un haz de luz me permitió observar lo que hacía. Empezó a desabrocharse la bata blanca, debajo llevaba una camiseta empapada de sudor, se la quitó y liberó así sus tetas de aquella sauna, luego se quitó sus pantalones cafés y se quedó con unas bragas verdes, dudó un poco, la piel morena le brillaba con todo aquel sudor y una aroma de perfume y sudor a mujer llegó hasta mí. Después de colgar la camiseta y el pantalón para que se secaran, se sacó también las bragas verdes; Susana tenía un cuerpo voluptuoso y desnuda parecía más mujer, se agachó para recoger las bragas del suelo y le pude ver bien su hermosos muslos y su culo del 42, tenía unas nalgas muy bien desarrolladas, no en vano Susana hacía aeróbic tres veces por semana. Se sentó en una silla y empezó a sacarse las medias blancas que aún le obligaban a llevar, abrió sus piernas y pude ver su ingle depilada y la marca blanca en su piel dejada por su bikini, separó sus piernas y mostró su sexo con un poco de pelo cuidadosamente recortado que hasta ahora había estado apretado por sus bragas, se giró y mostró de nuevo sus glúteos marcados por las gomas de sus bragas.
Era difícil concentrase en aquella situación, mi polla empezó a dar señales de descontrol. Cogió una toalla y se empezó a secar primero sus tetas, su vientre, se frotó vigorosamente sus nalgas continuó frotándose sus piernas, subiendo y secándose sus muslos, cuando llegó a la entrepierna ví como se secaba su sexo por un rato y empezaba a jadear, un timbre anunció la llegada de un cliente.
Rápidamente se puso su bata blanca sin nada debajo y salió disparada hacia la tienda, no sin antes sonreírme y mirarme dubitativamente por un instante, ¿qué cómo va eso?, seguí tecleando para disimular.
Al poco rato volvió y me dijo que lo de la informática no lo entendía mucho, que le parecía un rollo y que quisiera que le diese algunas clases, como no había trabajo nos sentamos juntos y le comencé a explicar algunas cosas del Windows XP. Susana se había sentado a mi lado y llevaba la bata blanca con algunos botones sin abrochar, mostrando sus muslos morenos, yo seguía vestido con la reglamentaria camisa y corbata, ella me dijo que me pusiese cómodo y que si quería me podía poner la bata blanca del farmacéutico, tomé su palabra ya que estaríamos a 39 grados dentro de aquel cuarto y me levante y fui detrás de la cortina, empecé a desnudarme y me quedé en pelotas, levanté la vista para recoger la bata y pude ver a Susana mirándome el paquete por el espejo y sonriéndome (quería esto decir que ella sabía que antes la había visto quedarse completamente desnuda?, la duda me invadió y un sudor frío invadió mi frente). Me vestí con la bata prestada y puse cara seria y volví a sentarme junto a ella para seguir, parece que en mi ausencia ella se había desabrochado un botón más de abajo y dos de arriba, ya que ahora se podían ver la redondez de sus pechos y lo voluminosos que parecían sin sostenes y sus mulos hasta la mitad.
Traté de seguir con el Windows XP, pero su proximidad y su olor a sudor y perfume hacían difícil seguir. Sabía que Susana había tenido medio novio o algo así, le pregunté y me dijo que lo había tenido que dejar por que no le daba caña y era un poco paludo en la cama, intrigado le pregunté por qué decía eso y me contesto que en año y medio saliendo, todavía era la hora que hiciesen sexo oral, que le dijo que esto le hacía ascos y me dijo entonces mirándome con sus ojos marrones, que a sus veintiséis años aún no se había comido una polla.
Yo me quedé cortado unos instantes sin saber qué decir ni cómo interpretar todo aquello, luego le dije que eso no me parecía normal en nuestros tiempos y que había hecho bien en dejarlo ir.
Me preguntó entonces si me parecía atractiva, se levantó de la silla y girándose se levantó la bata por encima de las rodillas mostrándome sus muslos por atrás, no llevaba nada y me llegó el olor de su coño, se puso frente a mí y me dijo si no me importaría si me mostraba sus pechos para conocer sólo mi opinión.
Se desabrochó los botones que faltaban y tiró al suelo la bata; su cuerpo era increíble, se lo dije así como alabé las formas duras de sus pechos y la belleza y redondez de su estómago, marcado por el agujero de su ombligo.
Susana era feúcha de cara, pero su cuerpazo compensaba de lejos cualquier otra deficiencia, entonces para mi sorpresa me tomó de una mano y me la puso en uno de sus pechos, aquello era demasiado y ya perdí la compostura, me levanté y empecé a acariciarle aquel pecho luego pasé al otro y con la otra mano la agarré de la cintura y la aproximé hacia mí, mi miembro ya estaba delatando mi interés, ella empezó a desbotonarme la bata blanca y la dejó caer al suelo, me quedé en pelotas, mi miembro mirando al techo, ella puso una extraña mirada que nunca antes le había visto y con una gran sonrisa me empujó y me hizo sentar en la silla, se arrodilló frente a mí y empezó a besarme y lamerme la parte interior de los muslos, hizo que reclinase la silla y empezó a subir con su lengua, muy lentamente hasta que llegó a mis ingles, empezó a besar mi escroto y se lo puso en la boca y con la mano agarró mi polla erecta y comenzó a masturbarme, de pronto se paró y me pregunta: ¿cómo es que a mi ex novio nunca le gustaba que le hiciese esto?
Yo me desperté de mi trance, y le indique con un ademán que siguiese y que lo estaba haciendo muy bien y que su pregunta era irrelevante en aquel momento. Susana introdujo mi glande entre sus labios y empezó a succionarlo como si se tratase de un chupa-chups, con una mano me manoseaba mis testículos y con la otra me empezó a meter su dedo índice por mi culo, aquello me propulsó una erección como nunca, al poco le dije que parase, le pedí que se sentase encima, se levantó con la cara congestionada y llena de sudor, tenía todo el pecho, piernas y muslos empapados, cogí mi miembro y lo dirigí hacia su sexo, ella se sentó suavemente encima de mi polla y se la metió lentamente toda dentro, la acariciaba sus muslos y no pude evitar subir mis manos hasta agarrarla por sus nalgas, sujetándola por debajo, empecé a besar y lamer su boca, nuestras lenguas se encontraron en una sucesión de chupadas a cuál más fuerte, sus pechos saltaban de gozo, busqué uno de sus pezones color cereza oscuro y me lo puse en la boca, chupándolo como nunca había chupado un pezón, ella empezó a jadear de placer, seguía subiendo y bajando y golpeaba cada vez mis testículos con el característico zchap-zchap frotándolos impunemente con sus nalgas sudadas. Al fin le dije que parase, que me iba a correr, ella se bajó, me dijo que no quería que me corriese dentro de su coño, ambos nos tiramos al suelo enmoquetado de la oficina, ella se puso a comerme el glande y se giró mostrándome su culo arqueado, abierta de piernas me puso a medio palmo de mi cara su sexo, sus tetas presionaban mi estómago y empezó a manosearme mis testículos de nuevo, yo ya tenía mi cara enterrada entre sus piernas erguí la cabeza un poco y le separé los muslos, empecé con la lengua a explorarle sus muslos salados de sudor, seguí hacia arriba y marqué con mi saliva el territorio preciado: su ano y su coño, mi lengua paseaba de arriba a abajo como si tratase de limpiar su sudor, sus labios eran una delicia, separé con las manos sus dos glúteos y empecé a succionarle el clítoris, ella estaba fuera de sí, había logrado tragar mis 15cms hasta su base en un frenesí de chupadas y yo me iba a correr, hice ademán de retirar mi polla de su boca, pero ella intensificó sus succiones y se quedó con toda mi leche en su boca, casi pierdo el conocimiento, mientras ella se había corrido encima de mi nariz y cara. Un olor a sexo invadía la estancia.
Ella se incorporó y empezó a chuparme los pezones, me metió su lengua en mi boca y ambos saboreamos nuestros fluidos. Pedí una caja de alkaseltzer y me fui sin pagar no sin antes anotar el número de su teléfono móvil.