La fantasia del otro lado del mar

Es un relato corto, omito los nombres de los protagonistas. A pesar de la distacia reviven su amor por medio de una fantasia. Aclaro es sin ninguna pretencion.

LA FANTASIA DEL OTRO LADO DEL MAR

Era una noche tranquila llena de luz, sintiendo la brisa, el viento, el ruido de las olas de aquel mar azul imponente, de aquella arena sedosa que envolvía sus pies, dándose el gran paseo deseado por esa playa soñada bajo la luz del sol.

De pronto fijo sus ojos en ella, ahí estaba sola luciendo su traje de baño de dos piezas color blanco. Fue una sorpresa allí verla, me acerque, la salude de beso en su mejilla, sonrojado; empecé a charlar animadamente en una fracción de segundos sentí una sensación de calor en mí cuerpo sin dejar de observarla. Aquí es donde ella se fijo en mí, nuestras miradas se cruzaron muy detenidamente, ella en ese momento se fue acercando al igual que yo a sus labios dulces entrelazando nuestras bocas en conjunto con las lenguas.

A ella le entusiasmo la idea de quedarnos todo el día para poder intimar volviendo hacer la travesía que tanto deseaba, pero ahora aquí junto al mar, acordando que nos quedáramos todo el día en la playa a solas con la chica que me fascinaba y en mis terrenos.

Estando en la fresca brisa ya recostados en la arena muy agusto con la combinación de humedad y el agua al romper a tierra, ella le dijo con emoción ¡no sabes cómo me gusta el mar, la sensación de la libertad… y aventura!.

Después ella quedo mirando hacia al cielo recostada luego de un oleaje leve se echo entre mis brazos, me éxito muchísimo verla así en esa postura tocando ligeramente sus curveadas nalgas, sentí un ligero temblor de ella en el cual hizo que estrilara apretándola más contra mí, mirándonos a los ojos me disponía a abrir la boca, ella llevo uno de sus dedos a mis labios, pidió así mi silencio.

Así lentamente acerco sus labios a los míos; cuando los separo me dijo: ¡hoy no sé qué me pasa, será porque el lugar están mágico, pero es una fantasía que tengo desde hace un tiempo!... Pero esta idea me excita muchísimo. Yo si que me había excitado escuchándola, por mi parte le comenté que también era mi fantasía.

Entonces la tome de la cintura, ella se apretaba mas a mí, no aguantando mas comencé a besarla, acariciarla tan apasionadamente y cuando estaba súper caliente rápidamente me saqué el bañador a su vez despojando su biquini blanco.

Doblegándome a mi voluntad azotándola hasta que estuviera bien domada; la azotaba por el trasero mmm… empezaba a escuchar sus gemidos, pude contemplar su mezcla de excitación conmoviéndome profundamente me situé detrás de ella, lo cual se produjo un nuevo gemido que hizo subir la adrenalina.

Le acaricie, le susurre al oído que me lo había parado, frotándole mis dedos entre su culo y vagina e introduciéndolos poco a poco con mucha facilidad; su cuerpo comenzaba a contraerse hasta aumentar la intensidad de los movimientos; ella comenzó a jadear de placer. Y me eche sobre ella empujando mi polla asta al fondo de su hermoso culo, cogía, cogía, cada vez mas fuerte; ella jadeaba frenéticamente, pegando así su culo contra mis huevos, a su vez acariciando sus maravillosos pechos, ricos y duros pezones, mmm… desafeada mente como su dueña, gritaba, otra vez jadeaba, su respiración aceleraba .

Hasta que culmino con una infame corrida; la sed era salvaje; quedando luego de frente la empecé acariciar, se estremeció y acercando mi pene a su entrepierna comencé a juguetear rozándola por las ingles, de nuevo con mis manos sentí su clítoris, su raja, sus líquidos e introduciendo mi pene en su húmeda y caliente vagina, hacia que recorriera mis impulsos mas frenéticos, viendo su cara hasta que la empuje dentro de ella con unas cuantas arremetidas para llegar al clímax y al punto más glorioso entre las aguas, explotando mmm… haaa!!.. Los dos al mismo tiempo.

Caí rendido a un lado, ella siguió con mi polla limpiando los restos de semen mezclados con sus jugosos líquidos. De inmediato nos incorporamos, besamos; ella pensativa y yo rodeándola tiernamente entre mis brazos, le dije: ¡volveremos a vernos hasta que el tiempo, la distancia y las circunstancias nos unan aunque estemos del otro lado del charco! .