La fantasía de mamá
Si tu madre te pide ayuda para que le busques un amante ¿la ayudarías?
Vivimos mi madre y yo solos desde que tengo memoria. Nunca me dijo que fue de mi padre. Supongo que cuando era joven tuvo una noche loca de pasión y algún cabrón la dejó preñada. Fuese como fuese aquí estábamos los dos. Recuerdo que desde que yo era muy pequeño ella tuvo que buscar trabajo e intentar llevar una casa y criarme a la vez. Teníamos una buena relación y bastante confianza para ser madre e hijo.
No teníamos casi ningún secreto el uno para el otro, salvo el de mi padre y que yo cuando cumplí los dieciséis años dejé de verla como madre y empecé a verla como la mujer de treinta y cuatro años que era. Y todo por un día que me encontré unas bragas suyas en el cuarto de baño. Se las había quitado y aún estaban calientes. Las llevé a mi nariz y sentí mi primera erección a causa del olor de mi madre. Desde entonces la he espiado, pero con el tiempo he controlado la situación.
Ahora tengo veinte años y mi madre treinta y ocho. Ella sigue estando igual de buena, no es que sea una modelo, pero en más de una paja la he usado de inspiración. Seguimos teniendo la misma confianza, con nuestros secretos de siempre, yo no se que fue de mi padre y ella no sabe que le echaría un polvo a la menor indicación por su parte.
Hace unos dos meses ocurrió algo que intentaré contaros. Se casó un primo mío. Un tipo pedante con mucho dinero, de esos que te consideran por el dinero, no por lo que eres. Fuimos con muy pocas ganas y más por la insistencia de mi tía que del novio. De la novia solo contaros que está buenísima y que el muy gilipollas se la lleva al altar de blanco, pero no virgen, pues en una fiesta hace un año la vi que se lió con dos o tres en la misma noche. Yo no la conocía en aquel entonces, pero cuando me enteré que era la novia de mi primo y que en la fiesta ya llevaban varios años juntos, no le dije nada a mi primo, a fin de cuenta es un tipo que medirá un metro setenta, y como todos saben los ricos como él deben ser altos y guapos y este era por sus cuernos el más alto, eso seguro.
En fin, que después de la fiesta nos volvimos a casa. Mi madre había bebido algo más de la cuenta y parecía que aquella noche su lengua hablaba sin freno y de muchas cosas. Entonces empezamos hablar del sexo y de cuando eres joven. Era mi oportunidad. Empecé a hablarle del tema de las chicas en la universidad e intenté que me hablara de mi padre, pero nada fue posible. Cuando llegábamos al tema se entristecía y tenía que cambiar de tema para que se le alegrara el ánimo.
Seguimos hablando de sexo y la conversación se encaminó a las fantasías sexuales de cada uno y con que nos masturbábamos. Como no me confesó lo de mi padre, yo le dije que para mis pajas usaba a mis primas y algunas maduras para excitarme, en ningún momento le confesé que últimamente ella era mi inspiración.
Ella de buenas a primera me confesó que para excitarse usaba a la persona que le era más accesible, o sea, a su hijo. No es que le gustase el incesto, pero las situaciones que se le ocurrían en plena calentura la ponían a mil. Me comentó si no me había fijado que a veces estando los dos en el sofá y con mi cabeza en su regazo, se levantaba de golpe e iba al baño, tardaba un poco y volvía al sillón. Me dijo que aquello no era más que se excitaba pensando que yo le levantaba la falda, le abría las piernas, apartaba sus bragas y le comía el coño. Al momento se tenía que ir toda mojada al baño para desahogarse.
Yo, para seguir escuchándola, le confesé que por el mismo motivo usaba a mi tía Pilar, una mujer de treinta y dos años que estaba bastante buena, pero que nunca se me ocurriría pensar en mi madre para esas cosas. Ella siguió hablando y me confesó que si de verdad lo hiciera con alguno lo haría con uno de mis amigos. Su elegido era Antonio. Él era de la misma edad que yo y nuestro aspecto físico era bastante parecido. Éramos de la misma altura y unos cuerpos casi iguales.
No sé por qué pero mi madre empezó a contarme que le gustaría que entrara de forma furtiva en casa y la cogiera durmiendo en la cama. La atara y la follara hasta que no pudiera más. Mi madre empezó a sentirse agitada por la excitación de la conversación y de repente paró y se despidió de mí yéndose a la cama.
Yo quedé en el sillón sentado recordando la conversación de mi madre. Me había puesto a mil cuando me dijo que me usaba para masturbarse. Mi polla estaba totalmente dura y deseosa de soltar su carga. Me levanté para ir a mi cama, apagué las luces y caminé en silencio por el pasillo.
Al pasar por la puerta del dormitorio de mi madre, salía un poco de luz de su habitación. La puerta no estaba totalmente cerrada. Miré y mi madre estaba en medio de la cama gruñendo y agitándose. No la podía ver por completo, pero ver su cara de placer al masturbarse me hizo que me sacara la polla y me masturbara viéndola. Los dos disfrutábamos, ella con su fantasía y yo al verla gozar. Al poco la escuché gemir levemente y sentí que toda mi leche salía... y salió... y no se donde daría pero la cosa es que la solté en medio del pasillo y me marché, ya la buscaría por la mañana para quitarla. Vi como mi madre acababa de correrse y seguí por el pasillo sin hacer ruido.
Al día siguiente era domingo. Cuando escuche a mi madre que estaba levantada me levanté yo. Se había duchado y yo entré en el baño justo después de que ella saliera. Volví a encontrar las bragas usadas. Las cogí y olí el perfume de su coño. Tenía el olor intenso del orgasmo de la noche anterior.
Fui a la cocina para preparar algo para desayunar. Mi madre acabó de recoger el cuarto de baño y se unió a mí para desayunar. Le empecé a hablar de la conversación de la noche anterior. Ella quiso pedirme perdón si me había ofendido con algo. Le dije que me gustó la sinceridad de la noche anterior y que había estado pensando en el tema de mi amigo Antonio.
Le comenté que Antonio era un chaval que tenía fama de follar mucho. Que si quería le propondría tener sexo con una madura, siempre y cuando fuera discreto y que si quería le montaría el numerito que ella quisiera. Mi madre quedó pensativa y no dijo nada más. Cuando acabamos de desayunar me dijo que hiciera las gestiones para ver si Antonio estaría dispuesto.
Aquella misma noche le comenté a mi madre que Antonio estaba dispuesto a lo que ella le pidiera, le había parecido buena idea la de montarle un numerito. A ella también le agradó la noticia y me pidió consejo para idear algo que la pusiera a cien. Después de pensar un buen rato, y ponerme a cien con lo que se le ocurría, se decidió por hacer que Antonio estuviera robando en casa para, de esta manera, él pudiera follarla. Todo fue hablado y acordado para el viernes por la noche, yo me iría de marcha y le dejaría la llave a él.
Sobre las doce de la madrugada del sábado, como se había acordado, Antonio llegó a mi casa. Entró con la llave que le di. Iba con ropa oscura y un pasamontañas. Mi madre estaba en el baño hasta que lo viera entrar en su habitación. Entró ella detrás de él y comenzó el espectáculo que estaba grabando con una cámara que había colocado en un rincón de la habitación.
Mi madre se hizo la sorprendida al ver al hombre dentro. Él la agarró y la arrojó a la cama. Mi madre estaba muy excitante, llevaba un camisón transparente y debajo unas bragas y un sujetador.
-Estate quieta si no quieres que te haga daño. habló él con una voz que intentaba distorsionar.
-No me hagas daño... no tengo dinero ni joyas... por favor, no me hagas daño... decía ella y la verdad es que hubiera servido para actriz.
-No me mientas... dame lo que tengas de valor.
-Por favor, estoy sola y no tengo nada para darte. le dijo y él se acercó a ella mirándola.
-Pues tendrás que darme tu cuerpo... por las buenas o por las malas. le dijo y sacó una navaja de su bolsillo.
-¿Qué quieres que haga?
-Arrodíllate delante de mí. dijo y con la mano que tenía libre sacó su polla del pantalón. Empieza por chuparme.
Mi madre se arrodilló delante y con una mano comenzó a acariciar la polla. La acariciaba y miraba su glande mientras se pasaba la lengua por los labios para humedecerlos. Empujó el pellejo atrás y salió un glande gordo. Acercó los labios y comenzó a besarlo.
-Dime tu nombre. le pidió él.
-Me llamo Raquel. y abrió su boca y se metió el glande dentro.
-¡Uuuuf Raquel! ¡Que bien la chupas!
Mi madre se metía la polla toda dentro y chupaba con sonoras mamadas. El tipo le acompañaba el movimiento de la cabeza con la mano que tenía libre y la forzaba, a veces a metérsela un poco más. Dejó la polla y le quitó por completo los pantalones. Puso una mano en el culo y con la otra agarró la polla para volver a chuparla. Le lamía los huevos y subía por el tronco duro y venoso de la polla hasta llegar al glande y engullirla de nuevo.
Mientras una mano de mi madre tocaba el culo de él y le imprimía el ritmo con que tenía que follar su boca, la otra la llevó a su coño y comenzó a tocarse. Él tiró la navaja y agarró con las dos manos la cabeza de ella y comenzó a moverse follando su boca. Mi madre intentaba seguir el ritmo que él le imponía y de vez en cuando tenía que sacarse la polla al darle arcadas por las penetraciones profundas que le obligaba.
-Hagamos un sesenta y nueve, quiero comerte ese coño que tiene que estar totalmente mojado.
El tío la levantó y le quitó el camisón. Ella le quitó la camisa e intentó quitarle el pasamontañas, pero él la detuvo y la besó en la boca metiendo su lengua y jugando con la suya. Mientras se besaban, mi madre acariciaba la polla y él le tocaba el culo con una mano y la otra la metía por dentro de sus bragas y le acariciaba el coño. Ella estaba entregada, hacía tiempo que no tenía sexo con un hombre y aquel le estaba dando lo que ella necesitaba.
Él se tumbó en medio de la cama boca arriba. Mi madre abrió las piernas sobre su cara y le puso el coño a la altura de su boca. Introdujo la lengua en la raja de ella y comenzó a lamerlo por todas partes. Mi madre gimió de placer y agarró la polla para masturbarlo. Abrió la boca y se tragó toda la polla. Los dos se daban placer y estaban disfrutando. Poco duró mi madre con la polla en su boca. La saco y comenzó a gemir al sentir que se corría.
-¡Aaaah, me estoy corriendo! ¡Uuuuf que gusto! ¡No puedo más, méteme la polla!
Se levantó de él y se puso boca arriba con sus piernas abiertas todo lo posible. Su coño rosado se ofrecía para que la polla le entrara hasta el fondo. Él se puso sobre ella e intentó penetrarla. Ella agarró la polla y la dirigió a la entrada de su vagina. Se dejó caer sobre ella y las paredes de la vagina se amoldaron a la polla que le entraba.
-¡Aaaah, que bueno! Fóllame.
Mi madre comenzó a lamerle los pezones a él mientras éste le metía y sacaba la polla follándola.
-¡Sí so puta! ¡Chúpame los pezones que me pones caliente!
-Clávamela hasta el fondo, lléname entera de polla.
Mi madre gemía y gruñía mientras era follada. Él le mordía el cuello y la chupaba a la vez que la penetraba. Mi madre empezó a sentir que se iba a correr.
-¡Dame más rápido! ¡Me corro!
Él aceleró las penetraciones y ella chillaba con cada penetración de la polla. Sus uñas se clavaban en la espalda de él y entre los gemidos se escuchaba los chop del coño mojado cada vez que le entraba la polla. Poco aguantó mi madre que se corrió con espasmos producidos por el tremendo placer del orgasmo.
-¡Esto es la gloria! Nunca me había corrido de esta forma. dijo cuando ya las lentas penetraciones de él no le daban tanto placer.
-Pues date la vuelta que te follaré por detrás.
Él sacó su polla y mi madre se puso boca abajo. Se echó sobre ella y pasó varias veces su polla por la raja del culo. Con una mano la empujó un poco hacia abajo y presionó sobre el cuerpo de ella. Sintió que su glande había dado con un agujero muy estrecho, había encontrado el ano de mi madre.
-¡No, por favor, por ahí no! Nunca me ha gustado.
Hizo retroceder su polla y la empujó más abajo. Dejó caer su cuerpo para que presionara y sintió como se abría paso entre los labios del coño de ella.
-Raquel, pon tu culo en pompa para que te folle mejor.
Ella levantó un poco el culo y su coño quedó totalmente expuesto a la acción de la polla de él que le fue entrando a un ritmo cada vez más rápido por la excitación que sentía al tener el hermoso y grande culo de mi madre para follarla. Mientras la penetraba comenzó a morderle el cuello a ella. Mi madre empezó de nuevo a sentir placer por las penetraciones y los mordiscos. Los dos gemían de placer. Él aceleraba cada vez más las penetraciones.
-¡Siento que me corro! dijo entre gemidos.
-Hazlo dentro de mi coño, yo también me voy a correr.
Entre gemidos los dos consiguieron el orgasmo a la vez. Cada vez que empujaba su polla contra el culo de ella, dentro de su vagina se depositaba un chorro de leche. Ella volvía a convulsionarse con el orgasmo. Unos minutos después, él se bajaba de ella y se echaba boca arriba a su lado. Ella se incorporó un poco y se abrazó a él para besarlo.
-Me has vuelto loca, me has follado como nunca lo habían hecho. Gracias. le dijo mi madre y comenzó a besarlo y acariciarlo por encima del pasamontañas. En una acción que fue visto y no visto le quitó el pasamontañas. - ¡Aja! Así que eres tú.
-Pero mamá, yo... es que... no sabía que decir. Me había quitado el pasamontañas y había descubierto mi juego.
-¡Dios, me has follado! mi madre empezó a llorar, volviéndose y hundiendo la cara en la almohada. No se si podré soportarlo... follada por mi propio hijo.
-Perdona mamá... es que la idea de que otro te...
-¡Calla! No querías que ninguna polla entrase en mí y me metes la tuya... ¿no te da vergüenza?
No sabía que decir. Mi madre de espaldas a mí no dejaba de sollozar. De momento se volvió. Yo agaché la mirada incapaz de mirarla a los ojos.
-No sabía si sería capaz de follar con tu amigo Antonio... Estaba dudando mucho... Cuando entraste y me pediste con esa voz que te la chupara lo dude, pero cuando vi el lunar que hay junto a tu glande mis dudas desaparecieron. Iba a hacer realidad mi fantasía. Follaría con mi hijo.
Levanté la mirada y su cara era de burla. Todo su llanto y vergüenza no era más que puro teatro para asustarme. Tenía una sonrisa y se acercó a mí y me besó.
-Cada vez que quieras follaremos... y si quieres haremos los numeritos que sean necesarios. Pero dime, ¿no has estado más excitado creyendo que me follabas sin yo saberlo?
-¡Pues claro! Ha sido el orgasmo mejor que he tenido. He follado con algunas tías de película, pero eso de follarte creyendo que no sabías que era yo me ha puesto a cien.
-Pues ahora me follaras en condiciones.
Mi madre bajo a mi polla y comenzó a chuparme. Pocos chupetazos hicieron falta para que volviera a levantarse. Se puso de rodillas en la cama, abrió las piernas y se sentó sobre mi polla que le entró hasta el fondo. Agarré su hermoso culo y ella saltaba sobre mí. Veía como sus tetas botaban al ritmo que se metía la polla. Gimoteaba y se echó hacía mí para que le lamiera las tetas. Con una mano acariciaba su culo y con la otra sujetaba la teta para poder mamársela.
-¡Pero que bien follas hijo!
-No soy yo, somos los dos que nos acompasamos y nos damos todo el placer posible. Te quiero Raquel.
-Y yo a ti.
Hundió su lengua en mi boca. Con una mano la sostuve por el cuello y la forcé a seguir besándome, mientras la otra la puse sobre su culo para que lo parara. La tenía inmóvil sobre mí con mi lengua en su boca y mi polla en su coño. Me empecé a mover y a meterle y sacarle la polla todo lo rápido que podía de su coño. Ella cerró los ojos y me empujó para poder sacar mi lengua de su boca. Aceleré mis folladas todo lo que mi resistencia física podía y ella, sin moverse, cambiaba la expresión de su cara a cada momento por el placer del orgasmo que le llegaba. Al poco agarró las sábanas con ambas manos, abrió los ojos de par en par y comenzó a gritar de placer al sentir el orgasmo. Yo la seguí follando rápido hasta que me pidió que parara que se iba a desmayar. Bajé el ritmo de las penetraciones pero no paré.
-¡Oh, que gusto más grande! ¡Estoy mareada! dijo y se echó hacia mí para descansar.
Acariciaba su culo y todo su cuerpo. Ella reposaba sobre mí.
-Ahora te toca a ti. ¿Qué quieres que te haga?
-Mueve ese hermoso culo y fóllame.
Ella comenzó a moverse y mi polla le entraba y salía. Movía las caderas haciendo círculos sobre mi polla y yo sentía un gran placer. La acariciaba. Tocaba sus tetas y sus enormes pezones erectos. Acariciaba sus muslos subiendo hasta su culo y ella seguía bailando sobre mi polla para que me corriera. Al poco empecé a sentir más placer. La agarré por la cintura y la presioné contra mi polla para que le entrara lo máximo posible. Ella movió su coño de atrás adelante para que me corriera. Ya me quedaba poco. Yo gritaba y ella me miraba con cara de pedirme que me corriera o se correría ella otra vez.
-Córrete Raquel, córrete que te quiero volver a ver.
Mi madre comenzó a gritar mientras yo la presionaba para que mi polla estuviera tan adentro como fuera posible mientras ella comenzaba a gritar y suspirar.
-Cabrón, otra vez me estoy corriendo.
-Pues ahora va mi leche.
Sentí como mi semen subía por mi polla y salía para llegar todo lo dentro de mi madre que fuera posible. Ella gemía al sentir mi esperma caliente llenarla y nos corrimos a la vez. Ella no se bajó de mí hasta que mi polla salió de su coño por menguar hasta la posición de reposo.
-Me ha encantado hijo.
-Desde ahora cada vez que necesites un hombre, yo estaré junto a ti.
-Nada de eso. A partir de ahora todas las noches estarás junto a mí y me darás el mismo placer que hoy.
Nos besamos y abrazamos. Apagamos la luz y dormimos juntos desde ese día. Hubo otras fantasías que hicimos más adelante, pero lo contaré si queréis en otro relato.