La Fantasia de Angel...Esther las infidelidades...

Hola mis bellos lectores, saben que? Les escribo porque acabo de públicar mi último relato del tema que ofreci especialmente y con todo el cariño a ustedes, mis fieles lectores. Ustedes que toman un poquito de su tiempo para compartirlo conmigo. Es por esto que de veras y de corazon me siento obligada con ustedes, siii a cada día tratar de escribir mejor, a tratar de plasmar en un relato momentos increíblemente apasionados que he podido vivir, y esos momentos los quiero seguir disfrutando con todos. Y en mi más reciente tarea, el tratar de escribir lo que podrían vivir aquellos que compartieron conmigo su fantasia, y si decidieran seguirla, para convertir la misma en una realidad. Para los que entraron a mi tema: Quieres un relato erótico, especialmente para ti?... pues a ellos tratar de crear la mejor de sus fantasias...

Hola soy Esther como siempre contándoles mis travesuras. Hace muy poco me sucedió algo, que pensé les gustaría saber. Como saben trabajo en una empresa de ventas, y donde hay ventas siempre hay metas, y estas traen consigo mucha presión. Como ya saben las presiones conducen definitivamente a un alto nivel de estrés, que si no logras eliminar, te puede provocar hasta la muerte misma. Yo estaba acumulando mucho y necesitaba eliminarlo de mi sistema pronto, antes de que él terminara conmigo.

Llevaba un tiempo probando diferentes alternativas, para liberar el estrés, estuve haciendo yoga, aeróbicos, incluso hasta kickboxing pero que va, nada lograba ayudarme a eliminar el estrés que las metas mensuales me estaban generando.

Una tarde al salir de mi oficina me dirigí a un parque cercano. El mismo era bordeado por un hermoso lago, habían patos silvestres, y también varios caminitos por donde varias personas corrían. Esa tarde me urgía paz, por lo que busque un banquito frente al lago y me senté dejando mi vista vagar.

Casi sin darme cuenta, comencé a fijarme en cuantas personas se estaba ejercitando, ya sea corriendo por el parque o simplemente caminando. Llevaba un rato observando todo cuando vi. un caballero que capturo mi atención. Se notaba que era mexicano, su piel dorada, su pelo tan negro como el azabache, esos ojos pequeños que por un momento tropezaron con los míos, no dejaba lugar a duda, era un mexicano. Me fije en el ya que comenzó a hacer ejercicios de calentamiento muy cerca de donde estaba sentada. Su cuerpo era sólido, a simple vista se notaba las horas que pasaba ejercitándose. No me había dado cuenta con cuanta fijeza le estaba observando hasta que inclinando un poco el rostro me saludo con un "Señorita"—dejando me saber que sabía que estaba siendo observado por mi. Me sonroje sin poder disimular, nerviosa mire mi reloj fijándome en la hora, un "Ahh que tarde se me hizo" – me levante dando gracias a Dios por tener una excusa para irme, pero a la vez, un poco decepcionada de no haber podido detenerme y disfrutar un poco más de la "Hermosa vista" que tenía.

Al día siguiente me encontraba ansiosa por que las labores en la oficina terminaran pues le había comentado a mi marido que comenzaría a caminar y correr, obviamente no le dije donde, no vaya a darle por aparecer en el lugar. Tan pronto dio la hora de salida, me dirigí al baño, cambiando mi ropa de oficina, por un conjunto de pantaloncitos lycra negros deportivos que bien moldeaba mi cuerpo como una segunda piel.

De prisa me dirigí al parque, con la vista recorriendo el lugar. Suave comencé a caminar suave, simulando que estaba ejercitándome, mientras mi vista se paseaba buscando… vi. a varios deportistas, pero él no estaba por ningún lado. El tiempo volaba, y pronto me senté donde mismo lo había hecho el día anterior. Mirando hacia el lago, deje escapar un suspiro, cuando una sombra de pronto me cubrió, inmediatamente seguida de "Buenas tardes señorita, soy Ángel, es un placer verla de nuevo."—al decir esto me tendió su mano, increíble pero solo pude observar sus dedos… largos, justo como me gustan. No es que yo sea golosa, pero mis pensamientos comenzaron a volar pensando en esos dedos… "Buenas tardes Ángel," – tartamudee, un poco por mis pensamientos, un poco porque aunque deseaba verlo una vez más, no tenía nada programado. "Ayer no pude dejar de notar su presencia, es usted muy hermosa, y resplandecía entre todos." Una vez más en tan solo dos días este hermoso ejemplar, me hacía sonrojar… "Trabajo en una empresa muy cerca de aquí y aprovecho siempre en las tardes para ejercitarme, ya que me preparo para unas carreras importantes." – me comento al notar mi sonrojo.

Hablando de cosas triviales fue pasando el tiempo hasta que tuvimos que partir, no sin dejar en mi la huella de su elegante coquetería que caló sin duda en mi. Pronto se volvió costumbre y cada tarde, esperaba ansiosa mi salida, para ir al encuentro de Ángel… quien definitivamente me ayudaba a liberar el estrés. Mi esposo para nada se preocupaba, ni tenía la más mínima sospecha.

Una tarde caminando junto a Ángel, ya comenzando a caer la noche, Ángel me agarró por la cintura al pasar bajo las ramas de un gran cedro, y empujándome contra el mismo, acerco su boca a la mía, a la vez que sus ojos buscaban los míos. Me sentí casi hipnotizada con su mirada ansiosa, con sus labios que se acercaban a los míos, y sin poder contenerme mordí mi labio inferior como hago cada vez, que algo me excita, que deseo algo, o sencillamente cuando deseo provocar. En Ángel no quedaron dudas y su boca se adueño de la mía, su lengua entraba profundo, la mía fue al encuentro de la suya uniéndonos en un beso cargado de erotismo, lleno de sensualidad. Aquel beso nos estaba transportando, sentí como comenzaba a humedecerse mi conchita. Nuestras lenguas, en una apasionada guerra donde ambos perdíamos el aliento. Busque sus ojos, el busco los míos, a la vez que sentía una de sus fuertes manos buscar mi centro. Abrió toda su palma queriendo abarcar toda mi cosita y comenzó a palpar. En más de una ocasión les he dicho como me pone una mano recorriendo mi chochito. Ufff me sentía en una tensión sexual que estaba provocando temblores en todo mi cuerpo. Apenas lograba respirar y pude escuchar un gemido escapar de los labios de Ángel, quien también estaba perdido en un mar de emociones, envuelto en un volcán de pasiones.

Su mano subió hasta el top que llevaba, lo bajo dejando mi seno en el aire, se echo hacia atrás observando como firme se erguía, y lo durito que se encontraba mi pezón quien muy derecho exigía atención. Su boca pronta, bajo al manjar de mis botoncitos de carne y comenzó a lamer, "Aaahhh." – gemía yo ya descontrolada, no pensaba, solo sentía. Ángel una y otra vez me succionaba el pezón, cuando me sentí de pronto presa de unos espasmos que recorrían todo mi cuerpo, sentí que caía en ese viaje sin retorno del que no queremos escapar, mientras estallaba en el más intenso orgasmo que había disfrutado en mucho tiempo. "Ahhh."—gemía una y otra vez, cuando de pronto escuche unas risitas y un "Mamiiii mira lo que hace ese señor… Parece que le duele a la señora su teta mami, porque el señor se la esta besando. Yo también se la podría besar" – gritaba un niñito que estaba presenciando nuestro encuentro, sin que nos hubiéramos dado cuenta. "Ven aca niño, ven aca, a lo mejor a la señora se le perdió un lente de contacto, debe ser que el señor se lo esta buscando, vente que nos vamos a casa."—dijo la señora a la vez que agarrando al chico se lo llevo. Mientras todo eso pasaba yo presa de la verguenza, había escondido mi rostro en el hombro de Ángel quien muy caballerosamente me resguardaba con su ancha espalda, de cualquier mirada indiscreta. Al escuchar las voces y los pasos ya lejos levante mi mirada buscando su rostro.

"Ángel hay algo que debo decirte, soy casada. Nada puedo ofrecerte." – al decir esto vi como una sombra nublaba su vista, un poco de pena quizás. "Esther desde que te vi, sentí un calor recorrer mis venas, sentí lava, un torrente de fuego que me quemaba… Esther no puedo evitar el desearte, pero igual yo soy casado." –al decirlo se sonrojo. "La verdad llevo quince años casado, mi esposa es toda una señora, pero ha tomado tan en serio el papel de madre y ama de casa, que ha olvidado el de esposa y amante…" – al decir esto un asomo de tristeza recorrió el rostro de Ángel. "No quisiera que pienses que lo digo, por decir, solo para atraparte…" "Ángel nada tienes que jurar, te entiendo perfectamente pues vivo lo mismo día a día. Miles han sido las veces que le he hablado a mi marido, que le he pedido mil cosas, sencillamente abre sus ojos muy grandes y me dice: "Te has vuelto loca. No te voy a engañar no dejaré a mi marido, pues lo amo, son muchos años juntos y mil cosas lindas." – al decir esto Ángel no pudo evitar sonreír, "Quizás tú marido y mi mujer se deberían unir." "Ángel te diré algo, y no sé como vayas a reaccionar, ni lo que puedas pensar de mí, pero Ángel yo quiero estar en tú cama aunque sea una sola vez. No exijo nada, porque nada puedo ofrecer, a excepción del momento, de un poco de pasión, así que si decides que quieres estar conmigo te diré que yo también lo anhelo" Al decir esto, él me abrazo con fuerza. "Esther mi reina, no sabes cuanto deseo lo mismo." -- diciendo esto se apodero de mis labios una vez más. Su mano volvió al centro de mi feminidad, sintiendo yo como inevitablemente me volvía a humedecer.

"Ángel, programemos un encuentro pero que sea privado. No me gustaría que nos vieran nuevamente, menos aún niños."—diciendo esto nos dimos a coordinar todos los detalles, pronto ya sabíamos que día, iba a ser nuestro día. Organizamos todo en nuestros hogares y trabajos para no levantar sospechas, pues para ambos lo más importante era no dañar, ni perjudicar a nuestras parejas, ni nuestro hogar.

Habíamos planificado nuestro encuentro en una playa lejana, como a una hora y media de mi hogar, bastante solitaria, sobre todo muy discreta que tenía una cabañas ubicadas para dar a cada quien, la privacidad necesaria. Ese día puse especial cuidado en mi vestimenta, deseaba que de tan solo verme Ángel se calentara, que a su mente de inmediato llegara el deseo de cojérme bien rico, de hacerme suya como tanto yo deseaba.

Escogí una blusa blanca que se amarraba al cuello pero de un material tan transparente que mis pezones relucían a distancia, la misma tenía un profundo escote por donde se asomaban mis senos. Una falda floreada roja y blanca que se ceñía a mis caderas sin dejar lugar a dudas de todo lo que había debajo, o quizás debo decir, de lo que no había. Mis cabellos largos lacios, los había rizado un poco para tener la imagen perfecta de la sensualidad, caían largos, sobre mis hombres, danzando con el viento. Para rematar esta imagen me puse un lápiz labial rojo intenso. Ángel ya había llegado a nuestro lugar de encuentro cuando arribe, saliendo a mi encuentro.

Al bajar de mi auto, lo primero que note fue la boca de Ángel, abrirse y cerrarse al notar mi atuendo, no pude disimular una sonrisa traviesa. "Hola Ángel, como estas?"—pregunte, picara. El abrió la boca, y la cerro. "Ghh ehh bien mi reina, bien." – tomó mi mano mostrándome el camino, me guió hasta lo que sería nuestro nido de amor. Una vez cerrada la puerta, se volteó, llevando sus manos a mis senos, atrapándolos… "Ahhh" – gemí muy bajito. "Esther, Dios mío, es que te has propuesto enloquecerme?" – susurró suavecito en mi oreja, a la vez que una mano se deslizaba por mi falda, "Dios, que caliente me has puesto, es que el solo imaginar que hoy te haría mía y ver como has llegado, ufff no puedo contenerme." – sus manos se habían dedicado a recorrerme, a explorar cada una de mis curvas. Sus labios se apoderaron de los míos mostrándome la urgencia que sentía. Me abracé a su cuello, buscando acercarlo más, quería sentir entre mis muslos esa polla, que muy dura levantaban el pantalón de Ángel no dejando a lugar a duda sobre su excitación.

Sus manos me agarraron por los muslos y de un solo tiro, me levanto, abriendo mis piernas con las que rodee su cintura, a la vez que sentía su falo rozando mis nalgas. Conmigo abrazada a su cintura se dirigió a una mesa que había en el centro de la sala, de un manotazo tiro lo que sobre ella había. Ya sentada en la mesa, se aparto un poco mirándome, notando mi excitación, aturdida levante mi mirada, vi. como dirigió sus ojos a mis senos, los pezones muy erectos. "Ángel, yo quiero," – gemí muy suave. Sus labios buscaron mis botoncitos de carne, lamiendo sobre la tela.

"Mi reina te daré eso que necesitas tanto como yo," –susurro a la vez que sus manos llegaron a mi blusa, suave sus dedos comenzaron a palpar mis pezones, un escalofrío intenso recorrió mi cuerpo. Empezó muy suave, pero pronto mis gemidos y su urgencia le hicieron darme mordiscos, me mordía y yo sentía que me derretía de placer.

Entreabrí mis labios, el miro hacia abajo notando que mi falda se había corrido lo suficiente para notar mi chochita, "Esther, Esther." –gimió levantando mi falda, abrió mis piernas. "Quieres mi reina, quieres."—pregunto acercando sus dedos a mi entrada. Abrí mi boca, quería contestar, cuando sentí su dedo entrando, deslizándose fuerte por mi entrada. "Ahh que ricooo," –lo mire, sintiendo como entraba más profundo en mi, y entonces lo saco. "Ángel eso me mata, me fascina sentir las manos de un hombre entrando en mi cuevita."

Sus manos habían encontrado mi centro, palpaba, sintiendo lo húmeda que yo estaba. Me reí, le susurre, "Siente, toca, mi amor, todo esta humedad es por ti, todo porque te deseo, y no he dejado de pensarte poseyéndome sin dejar un solo rincón de mi sin recorrer. Dime Ángel, me darás tú polla hoy." Sentí como tembló, preso de un éxtasis y excitación increíble.

"No quiero perder tiempo mi niño, ambos estamos igual de limitados, y ambos sabemos a lo que vinimos, lo que quiero es sentirte." –le susurré a la vez que buscaba sus labios en un beso cargado de emoción, de excitación nuestras lenguas apoderándose una de la otra, empezaron una batalla sensual. Se nos acababa el aliento con cada beso, pareciera ser que buscábamos traernos el alma del otro en el mismo. El calor era tan intenso, el fuego que sentíamos no se apagaba, todo lo contrario parecía intensificarse con cada caricia.

Mi cuerpo se contorsionaba a su antojo, mis caderas enfebrecidas subían y bajaban buscando acercarme más a aquella polla que sentía grande acercándose a mi entrada. Ángel tomo unos minutos se deshizo de toda la tela que le impedía llegar hasta mi, y tomándome por los muslos me atrajo hacia su falo duro, con sus dedos abrió mi concha llevando su polla hasta mi entrada, impulso un poco, lento, cuando lo sentía entrando, lo retiró, "Ahh Ángel, sigue." – suplique ya completamente sumergida en la pasión, en el deseo. Una vez más sentí la polla entrando, aquella polla tan gorda me estaba penetrando, cuando de pronto la saco una vez más. Para entrar de inmediato en una brutal embestida, Ángel comenzó un entra y saca con fuerza. Con cada embestida me sacudía, mis gemidos y susurros parecían calentarlo más y más. "Culeame mi rey, clávame bien duro, como me gusta." – lloriqueaba mientras el me sacudía una y otra vez, clavándome su polla hasta llegar a mi ombligo. "Vamos Ángel quiero, dame papi, dame esa polla." – le suplicaba. "Esther te siento tan caliente mi vida, tienes esa cueva que hecha humos." – gemía Ángel envuelto en el delirio que le provocaba estar comiéndose mi chochita. Pronto comencé a sentir un torrente por mis venas, sentía puro fuego recorriendo mi chochita, vibraba con intensidad mientras caía presa de un orgasmo intenso.

Temblando aún sacudida por el orgasmo que Ángel me había provocado, sentí sus manos agarrar mi trasero, con fuerza me volteo, halando mi culito. "Ángel me vas a comer mi culito?" – gemí casi sin aliento, "Esther ese culo tiene que ser mío, a la vez que me tomaba por las caderas, bajo su rostro y comenzó a mamármelo bien rico, "Ahhh ahh Ángel coño," –susurraba suavecito. De pronto sentí un dedo entrar en el mismo provocando dolor, pero dando paso a una sensación de placer, a la vez. "Este culo tiene que ser mío, Esther te lo voy a comer bien rico mamita, ya verás." – al decir esto su verga entro duro en mi culo. "Ahhhh, coñooo, me duele."—lloriquee… Ángel no parecía escuchar, pues cada vez me embestía más y más fuerte, me clavaba esa polla que pareciera, romper mi culito en dos. "Que ricooo, que ricooo, dame mi amor, dame esa polla. Pronto me uní a él buscaba cada una de sus embestidas, gritaba sin poder contenerme. "clávame, clávame bien rico mi amor, méteme hasta las bolas, te quiero todo dentro." – no dejaba de repetir, envuelta en la pasión. Comencé a sentir como su verga vibraba dentro de mi culito, sentí que iba a explotar, y sintiendo el semen caliente llenándome, comencé una vez más en espasmos de placer, grite como una loca, sintiendo ese orgasmo que sacudió hasta la última fibra de mi ser. "Aaahhhhh, ahhhh que ricooooo. Ángel me has comido toda, que rico, puñetaaa… Ángel me miro sonriendo, "Eres toda una golosa ehhh, Esther si que te gusta coger bien rico." – dijo Ángel. "No sabes nada, ya quiero más, puedes?" – le dije relamiéndome de gusto, mordiendo mi labio inferior. "Vamos a la cama ahora… pues te dije que yo quería estar en tú cama mi rey, y todavía no me has llevado ahí." – le susurre coqueta… Anticipando el día que teníamos por delante.

Amigos espero les haya gustado esta, mi más reciente aventura, y recuerden espero con ansias sus comentarios… Besos Tú Fantasia…Esther