La fantasía con Olga... Parte I

El relato de la fantasía que siempre habíamos tenido, con la participante elegida, Olga.

Todo habia sido dispuesto, estaba todo planeado para ese dia, ese dia que se habia organizado hacia mucho tiempo pero siempre faltaba la pieza final para completer la obra maestra… pero al fin, ahi estabamos, expectantes…

Habiamos decidido que fuera en el hotel de siempre, en el cuarto de la copa, con jacuzzi, para tener mas espacio y mas tiempo.

La idea era comenzar con un masaje y de ahi esperar que se dieran las cosas de acuerdo a la situación.

Yo la fui a buscar, Olga solo sabía que le íbamos a dar un masaje, pero yo sabía que ella se imaginaba más, y solo el hecho de aceptar venir ya decía mucho, tu estabas en el cuarto esperando.

Cuando llegamos, se saludaron como si no hacia mucho se hubieran visto.

“Hola Olga, como has estado?” dijiste tu estampándole un beso en la mejilla, pero en ese instante sentiste algo que comenzaba a moverse dentro de ti, una curiosidad cubierta de malicia y morbosidad.

“Hola Angela, bien y tu? “ te contestó ella mientras aceptaba sumisa un poco el beso que le dabas… quizas en ese momento empezo a entender el orden de los papeles de la reunion.

Luego de mostrarle el cuarto y hacer un par de bromas que generaron una risa nerviosa, nos dispusimos para lo que habiamos venido.

“ahí está el baño Olga, ves y prepárate para tu masaje…” le dije en el tono mas tranquilo que pude encontrar…

Al ella entrar al baño, aprovechamos para darnos un beso, un beso que comenzo a encender tu interior… sabiamos que de como saliera del baño dependian muchas cosas que podrían o no pasar….

Fueron unos minutos eternos… la mesa estaba lista, esperandola, los aceites preparados, las velas encendidas, como siempre, te habías lucido en los detalles…

Al fin salio del baño…. Con la toalla cubriéndose… aún no sabíamos que esperar.

“Acuéstate en la camilla boca abajo, y quítate la toalla” le dije en el tono mas profesional que encontré…

Ella sin decir palabra, me obedeció… se acostó y se deshizo de la toalla…. Bajo ella, sólo quedaba una tanga, no brassier… ibamos bien, pero esperábamos mas… lentamente me acerque a ella, y al oído le dije “ te voy a quitar el panty para que no se moje con los aceites, está bien?”, sin decirme nada simplemente levantó un poco su caderas, y yo deslizo su panty por las piernas hacia abajo…

Ahí estaba ella… desnuda, boca abajo, entregada a nosotros.

Al fin el cuerpo que queríamos para producirle placer lo teníamos a nuestro alcance… nuestra prueba estaba por iniciar.

Comenzaste a llenar tus manos de aceite, y yo te seguí… juntos colocamos las manos en su espalda y comenzamos a masajear… yo seguí tus instrucciones silenciosas, tus manos hábiles comenzaron a recorrer su espalda, y las mias te seguían…

De repente, nuestros ojos se cruzaron y comenzamos a besarnos… tu sentiste que te mojabas… y eso le hizo cambiar la intensidad a tus masajes… de masajes comenzaron a ser caricias.

En ese momento, quité mis manos de ella y solo me dediqué a observarte… estabas acariciando a otra mujer desnuda delante mio… y tus ojos me gritaban que lo estabas disfrutando…. Tus manos recorrieron toda su espalda… hasta llegar a sus nalgas… las cuales comenzaste a acariciar lujuriosamente… en ese instante, sin esperarlo, Olga soltó un suspiro, un suspiro que nos dijo que le estaba gustando todo… ahí me miraste y tus ojos me dieron permiso de actuar… me dijiste sin hablar que la podia tocar… que siguiera tu ejemplo.

Tus manos tomaron todas sus nalgas y las recorrieron todas… las comenzaste a abrir… y ahí, entre ellas, pudiste apreciar su ano abriéndose y su vagina mojada ya…. Al ver eso, me miraste, pidiéndome guia… mis manos reemplazaron las tuyas… y te mostraron que hacer…. Poco a poco mis dedos comenzaron a jugar con su parte interna…. Rodeaban el ano y llegaban a a puerta de esa vagina mojada.

Olga al sentir esa cercanía de unas manos que no sabia de quien eran, comenzo a levantar sus caderas y a moverlas en círculos… eso me permitió a  mi comenzar a acariciar su vagina… al tocarla primero, ella gimió… ahi tome tu mano con la mia y la lleve al centro de esa vagina mojada… la tocaste y sentiste como si un choque eléctrico hubiera levantado tu piel… me acerqué a ti, y te besé… mientras tu mano y la mia entrelazadas la seguian acariciando.

Olga estaba disfrutando… sus gemidos crecían y su movimientos eran más rápidos… lo que hacíamos le gustaba…. y tú estabas encantada con la situación, sentías el placer de otra mujer en tus manos por primera vez. Te sentías realizada, tu fantasía tomaba una ruta hacia la realidad.

En ese momento, yo retiré mis manos y te dejé acariciando, sentías esos labios abrirse ante tu caricia, la punta de tus dedos entraban un poco y se mojaban con sus jugos. Yo me acerqué a ti por detrás y te bajé los pantalones del uniforme. Como habíamos planeado, no tenias nada abajo, así que enseguida tus nalgas se mostraron para mi, bellas, redondas, sensuales. Sin darte tiempo a pensar y aun con tus pantalones enrollados en tus tobillos, abrí tus nalgas y metí mi cara entre ellas, mi lengua recorrió todo tu longitud, desde el final de tu espalda hasta la entrada de tu vagina, pero demorándose más en tu ano. Lo saboreé y mi lengua lo mojó todo. Esa caricia trajo un gemido a tus labios y eso hizo que Olga levantará mas su trasero y tus dedos entraron en su vagina sin problemas gracias a la lubricación que ya tenía. Olga gimió mas fuerte y tus gemidos con los de ella hicieron una sinfonía en esa habitación.

Allí estabas, con mi lengua en tu ano y tus dedos en la vagina de otra mujer. Estabas en el paraíso sexual.

Pero faltaba más, aún no tenías la respuesta a tu pregunta más frecuente. Y yo lo sabía. Así que me dispuse a ayudarte a resolver tu misterio.

Me levanté y te quité los zapatos y el pantalón, estabas desnuda de la cintura hacia abajo. Te retiré un poco de la camilla, y sin en realidad quererlo, sacaste tus dedos de la vagina de Olga, ella a su vez bajó sus caderas y soltó un suspiro de queja. Quería seguir, pero yo no iba a pararlo. Sin decirle una palabra a Olga, tomé la venda que habíamos traído, la coloqué sobre sus ojos, ella simplemente me dejó hacer. Ahora vendada, le dije, voltéate sobre la camilla. Ella giró su cuerpo y quedó boca arriba, sobre la camilla. Sus senos estaban sueltos, desafiantes a la gravedad, con unos pezones rosados coronándolos. Su abdomen era plano y bien marcado, se notaban las horas de gimnasio. Sus piernas torneadas y en medio de ellas, su vagina, rosada, abierta por tus caricias, con un pequeño montículo de vellos sobre ella, casi como una moneda de 3 pulgadas de diámetro, era una delicia de mirar.

Yo acerqué mis manos a las rodillas de Olga y las levanté un poco, coloqué una almohada bajo sus nalgas y puse sus pies a cada lado de la camilla, así de esa manera su sexo quedaba completamente expuesto, abierto, mostrando su humedad. Sus labios abiertos dejaban ver su piel interna rosada, estaban mojados, su clitoris ya había salido y estaba esperando caricias.

Ahora si llegaba tu momento, la duda que siempre has tenido la ibas a resolver, me acerqué ahora a ti, ya te habías quitado la camisa y estabas complementos desnuda, tome tus manos y te besé, mi lengua entró en tu boca y acarició la tuya. Me separé un poco y te dije “aquí la tienes, como la querías”. Me miraste y me preguntaste “No me vas a dejar sola?” Y yo, “no, aquí estoy a tu lado”. Te acerqué a Olga que esperaba atenta con su venda en los ojos sin saber que iba a pasar. Tu me miraste y al recibir mi aprobación, acercaste tu rostro a su sexo, era un movimiento lento, suave, femenino, tu boca antes de llegar a su vagina, se abrió y tu lengua salió, colocaste tu lengua sobre sus labios mojados, y lamiste hacia arriba, hasta llegar a su clitoris. Olga se crispó del placer, su gemido fue profundo, y sus manos se aferraron a la camilla. Te vi meter tu lengua en tu boca y probar su sabor. Cerraste los ojos como degustando un vino. Y cuando los abriste, la expresión de felicidad de tu mirada me gritó que te gustó. Al fin, tu duda resuelta, probaste el sabor de otra mujer y te gustó, estabas feliz.

Continuará...