La familia y uno más (3): LAS CUÑADAS.
Una familia con muchos secretos ocultos, que van a salir a la luz y yo, que soy ese uno más, un mero eslabón dispuesto a sacrificarse por ayudar.
Primer día de trabajo después del encuentro con Marc y Emma. Mi intención era actuar como si nada hubiera ocurrido o no dándole importancia a lo ocurrido. Marc cuando me vio se hizo el despistado para no saludarme y Emma cuando la vi, me regalo una amplia sonrisa. Lo que me indicaba que todo seguía de la misma manera. Lo que yo no sabía que iba a ser un lunes intenso. Porque en la academia, nada más llegar Gloria me entro a saco al igual que su suegra Pilar y si eso no fuera bastante, también tuve a Erica y Oriana revoloteando.
Como Erica vio que me entendía muy bien con su prima, se me acerco y fue muy directa, diciéndome, “¿Qué tengo que hacer para que me hagas caso de verdad y me invites a tu casa a tomar algo?” me hice el dubitativo y le respondí, “pues es muy sencillo, te vienes mañana por la noche a mi casa y ya está” con una sonrisa me dijo, “¿Así de fácil?” y entonces le solté el bombazo, “bueno, es así de fácil, pero hay una sorpresa, también estará otra mujer próxima a ti y ya sabes, si te ves capaz”. Me sorprendió porque no dijo nada de lo que yo esperaba, se limitó a preguntarme quien era esa otra mujer y no la respondí. Mas tarde cogí aparte a Gloria y luego a Pilar para quedar de la misma forma que con Erica, Gloria me dijo que no contara con ella y Pilar me exigió saber quién seria y no la respondí. De todas formas les pase mi dirección en un papel a las tres.
Si el lunes había sido “entretenido” el martes empezó peor de lo que yo esperaba. Me había levantado eufórico, pensando en si saldría lo de la noche bien o no. Al jarro de agua fría me lo lleve al llegar al trabajo. Como todas las mañanas antes de entrar fui a tomar el café y cuando me acerqué a mis compañeros, fueron desapareciendo apresuradamente con excusas tontas, pero no llegue a pensar que era por mí. La confirmación de que era por mí me la lleve a la hora del almuerzo que sucedió lo mismo. La diferencia que esta vez se quedó uno con el que me llevaba bien y le pregunte, contestándome, “es que ha estado mal el que te propasaras con Emma, porque Marc que te apreciaba mucho se ha quedado muy tocado” y mi respuesta, para no descubrir la madeja fue, “no sé de qué va, porque yo no me he sobrepasado con Emma, por lo menos que yo sepa o de forma voluntaria, lo mismo él ha interpretado algo erróneamente”
Fui al encuentro de Emma y le conté lo sucedido. No me gustaba estar en boca de todo el mundo. Ella delante mía y poniendo el altavoz llamo a su marido y le dijo cabreada, “vamos a ver Marc, eres tonto o eres tonto, como vas diciendo por ahí a todo el mundo que Pelayo se sobrepasó conmigo, ves arreglando el entuerto porque si cuenta lo que sucedió, al final todo el mundo se enterara que eres un cornudo, ¿Es lo que quieres?” y Marc quiso quitarle importancia a todo y ella le corto y le dijo con tono más rotundo, “Ya estás buscando a Pelayo, pidiéndole disculpas delante de todo el mundo y para demostrar tu equivocación, le invitas a comer o cenar un día y procura que acepte, te lo aviso tienes lo que queda de mañana” esta vez el bajo el tono, “bien le pediré disculpas, pero y si acepta ¿Qué hacemos?” ella más relajada le contesto algo que no se esperaba, “pues lo que hare yo, será mejorar lo de la otra noche y tú, si eres listo te quedaras a ver y participar” Marc no supo que decirle y solo dijo que tenía que seguir trabajando. Cuando acabaron de hablar ella con una amplia sonrisa me dijo, “no seas muy malo con el”
Me fui a mi puesto de trabajo y desde mi sitio veía a Marc. Estaba luchando por ver como se acercaba y hacia lo que su mujer le dijo. Lo veo de reojo, como respira profundo y se levanta de su sitio y se viene hacia mi mesa y justo ene se momento aparece mi amigo Juan Carlos, que no me lo esperaba. Porque no vivía allí. Así que Marc reculo y volvió a su sitio. Nos dimos un abrazo como siempre y algunos hasta se creían que era mi hermano, esa era la creencia general. Nos fuimos un momento a la cafetería de abajo y como le avise que no podía escaparme mucho él fue al grano.
Ya lo he hablado con Amparo y ella está de acuerdo, aunque también dice que no sabe cómo enfocarlo.
¿Pero Juan Carlos sigues con el mismo tema? Sabes que por ti haría lo que fuera, te daría hasta un riñón y lo sabes.
Pues en vez de un riñón danos un hijo.
Es que pienso que esto al final nos puede separar más que unir.
Por nosotros no será y mucho menos por mí. Que lo he pensado muy bien y no ha sido de forma apresurada, que le he dado vueltas durante meses. Y para que la inseminen de vete a saber quién, prefiero que sea de ti.
Con esto no quiere decir que este aceptando. Pero, ¿Qué dice Amparo exactamente? ¿Y cómo se haría todo?
A Amparo le ocurre como a ti, que le da mucho apuro, pero al final por mi ha aceptado. De cómo seria, pues esperaríamos a sus días fértiles. Ella prefiere que todo sea a oscuras y no quiere nada de preliminares. Habíamos pensado que tú te “prepares” y cuando estés pues ya sabes el resto, no hace falta que te explique más. Como también sabemos que no es llegar y ya está, sería bueno repetirlo esos días.
Y tú, ¿Qué harías mientras?
Pues que voy a hacer, estaré allí también.
¿Déjame pensarlo.
¿Pero todavía no lo habías pensado?
La verdad que no, pensé que era un arrebato tuyo por la desesperación y que luego lo olvidarías. Pero esta vez te prometo que lo pensare.
Dame tu palabra de que hoy me contestaras.
La tienes hoy te contestare sin falta.
Subí a mi sitio lleno de dudas y bastante contrariado. Hasta que apareció sin darme cuenta Marc que con voz para que todos le oyeran me pidió disculpas por haber interpretado mal todo y me invito a cenar ese fin de semana, ya fuera el viernes o el sábado. Parece que todo se tranquilizó y luego me pidió que teníamos que hablar a solas y que quedara entre nosotros, diciéndole que cuando quisiera. En ese momento mi cabeza estaba con la respuesta a dar a mi amigo a mi hermano. La mañana fue pasando y no sabía que decirle, ya eran las tres de la tarde y le llame, diciéndole que lo podíamos intentar pero que no le aseguraba mucho más, su voz sonó feliz y quedamos en hablar. Después llame a Pilar para excusarme porque esa tarde no podría ir, pero le dije que la propuesta de la noche seguía en pie.
Me fui a mi casa y después de una buena siesta, que me vino bien para relajarme y sobre todo para descansar, dejé todo preparado para la noche. Era una quiniela saber si vendría alguna o si no y en el caso de que viniera más de una quienes serian. Hice en mi mente todas las combinaciones posibles, lo que me llevo a ponerme como un burro. Porque entre otras cosas Gloria se llevaba a matar con su suegra y su cuñada. Sería un espectáculo. Calculaba que estarían como muy pronto sobre las diez, porque las clase terminaban a las nueve, mientras se despedían, alguna persona que se enrollaba y cerraban, pues las diez de la noche. Pero a las nueve sonó el telefonillo y era la voz dulce y tímida de Erica.
Venia como si vinera del gimnasio pero se veía que no, traía un top y unas mallas ajustadas, que dejaban ver claramente su figura perfecta. Maquillada totalmente y con cara de niña buena. Entro muy delicadamente y cuando le fui a servir la bebida que me pidió, se agarró a mi cuello y nos dimos un beso muy ardiente, tenía una lengua muy juguetona. Cuando vi que más lanzada estaba, la aparte y le terminé de dar su bebida haciéndola sentar. Me miraba incrédula y me dijo, “¿No te gusto? ¿Lo vamos a dejar así?” y le respondí, “tranquila es pronto tenemos mucho tiempo por delante y es de mala educación empezar sin estar todos” la cara de incredulidad se cambió poniéndosele cara de asombro y diciéndome con cierta rabia, “No puede ser cierto ¿Es que en verdad has invitado a otra?” y le dije que sí. Hizo amago de marcharse y dio unos pasos, se dio media vuelta y me pregunto, “¿Quién es a la que has invitado?” y le respondí, “Quien no, di mejor a quienes. La respuesta es sí vendrá alguien más”
Después de mi respuesta fue un torbellino, me hablaba muy deprisa, diciéndome que ella no estaba dispuesta a prestarse a ese tipo de situaciones, que eso se consulta antes, que quien me había dicho a mí que iba a aceptar, que como podía suponer que a ella le gustaban las tías, que ella no se acostaba con la primera persona que pasaba y muchos supuestos más que me soltó, pero al tercer o cuarto supuesto ya no la preste atención y como se me quedo mirando en cuanto se calló, como esperando una respuesta por mi parte, lo único que la pude decir fue, “mira, Erica, esto es sencillo, si quieres te quedas y si no te vas, nadie te obliga a nada, es cuestión de si te lo quieres pasar bien o no” y se volvió a sentar y con mucho énfasis me dijo, “no pierdo nada por esperar a ver si viene alguien, porque si no, estaremos solitos los dos” puso una sonrisa de traviesa.
Pasaba el tiempo y cada vez me daban más ganas de empezar y no esperar, porque mi calentura estaba al máximo. Me estaba costando y mucho. Lo tenía pensado y me había puesto las 10 como hora tope. Poco antes de las 10 sonó el telefonillo y Erica dio un brinco en su asiento como si se hubiera asustado, me miro muy fija y se quedó sin saber que decir. Conteste y era Gloria, Erica me pregunto quién era y me limite a decirle, “nuestra compañera de juegos, si te quieres quedar y te digo que es muy buena en lo suyo”. Erica no podía ver quien entraba así que cuando abrí la puerta no vio a su cuñada. Que venía para quitar el hipo. Nos dimos dos besos muy sugestivos y pasamos al salón. Gloria al ver a su cuñada se quedó un poco cortada, pero se le paso pronto, sin embargo Erica cuando vio a Gloria se le escapo un, “¡¿TU?! Menuda pieza” y Gloria riéndose respondió, “Pues te has traído a la alegría de la huerta, porque mira que es sosa la niña” corte la conversación diciéndoles, “si no os habéis dado cuenta estamos en mi casa y no tengo una piscina de barro para que os peléis, que no me importaría veros en el barro, pero lo más parecido que tengo es una bañera” les hizo gracia y se tranquilizaron.
Servi otra bebida a Gloria y cambie el chip, si había que empezar a hacer algo tenía que ser ya, porque si aparecía Pilar ahora todo se podía ir al traste, que ya estaba jugando con fuego y no sería lo mismo si estábamos en faena cuando viniera Pilar. Me senté en medio de las dos, para poner paz entre ellas y para poder manejarme mejor. No perdí el tiempo y poco a poco las iba acariciando. Con Gloria era más sencillo porque llevaba faldas y con Erica más complicado. Gloria me dijo al oído que quería ir al aseo para quitarse lo que le sobraba y le indique donde estaba. Nada más irse Erica me dijo, “¿Has visto que zorra y que guarra que es? Ha ido a su casa a cambiarse y a vestirse como lo que es” le di un morreo y al principio le costó pero luego se arrebató, metiéndome la lengua hasta la garganta, le tocaba sus tetas y estaban durísimas como sus pezones. Le dije que le sobraba ropa y ella me contesto que despachara a su cuñada.
Gloria regreso toda sonriente, se sentó a mi lado y cuando metí mi mano por debajo de su falda comprobé que no llevaba nada y que estaba mojada. Erica estaba cortada, no quería hacer nada y quitaba mi mano cuando trataba de tocarla, estaba enfadad, celosa, con rabia. Entonces le dije a Gloria, “tu cuñada dice que eres una zorra y ella no lo sabe bien, cómeme el rabo para que vea donde esta una verdadera mujer” sabía que eso la picaría y Gloria no se lo pensó, me desabroché el pantalón vaquero y con ayuda de Gloria me lo quite. Se puso entre mis piernas y empezó a lamer mi rabo de arriba abajo y se metía mis pelotas en su boca, jugando con su lengua. Erica no quitaba la mirada de lo que hacía su cuñada. Conseguí pasar un brazo por detrás de ella, de tal manera que mientras miraba atónita, podía tocar una teta por su costado y su pezón estaba a reventar.
Ahora Gloria me lo mamaba de verdad, se lo metía hasta donde podía y cuando lo sacaba salía lleno de saliva, disfrutaba tanto o más que yo. Atraje la cabeza de Erica hacia mí y el beso fue profundo, húmedo y muy caliente. Gloria al verlo y en cuanto paramos, se quitó mi rabo de la boca y con voz, suave, sensual y conciliadora le dijo a su cuñada, “no seas tonta ven a probarlo, que tú y yo no tenemos por qué hacernos nada, que de ese palo yo no voy, pero si podemos compartir, venga mujer” lo dijo de tal manera, que hasta a mí me hubiera convencido de comerme mi rabo. Fue tan embaucadora que Erica se puso de rodillas a su lado y se puso a comerme el rabo, lo hacía con mucha más delicadeza que Gloria, como con miedo de hacerme daño. Como la posición no era muy buena, Gloria se apartó y dejo que ella se colocara entre mis piernas. Subió me dio un morreo y me dijo al oído, “ya verás lo que hago con mi cuñadita, la volveré una putita” se quitó, se desnudó rápidamente y se puso detrás de su cuñada, empezó a tratar de quitarle las mallas y Erica se revolvió, ella con la misma dulzura de antes le dijo que no se asustara que era solo para que estuviéramos más iguales.
Le bajo y quito las mallas y la dejo solo con unas bragas culotte. Cada vez estaba más animada Erica y me fijaba en Gloria, que miraba con lascivia a su cuñada. Acariciaba con mucha suavidad las nalgas de Erica y ella no protestaba, se acercaba a su oído y le decía palabras suaves y calientes, “que bien lo haces, mira lo cachondo que lo tienes, métetela más a fondo y aguanta, que eso le va a poner como un burrote, sigue así preciosa, da gusto verte, como me pones” y ahora con mucha cautela le quitaba las bragas y cuando lo consiguió me las enseño como si fueran un trofeo. Vi como ella miraba embelesada el culo de su joven cuñada y se lo acariciaba con lujuria. Erica fue relajándose y eso hizo que Gloria se animara en tocar su coño, porque en ese momento justo, su cuñada dejo de comerme el rabo, dio un respingo se me quedo mirando con su mano bien enganchada en mi rabo, su mirada era de placer y puse mi mano sobre su cabeza hice un pequeño movimiento y ella volvió a comerme el rabo.
Ahora veía perfectamente el movimiento de su brazo, estaba tocando a tope a Erica, que empieza a gemir ruidosamente. Cuando me miraba Gloria le hacía señas sacando y moviendo mi lengua, para que le comiera el coño a su cuñada, pero no me hacía caso. A mí me traía loco Erica, me estaba haciendo una mamada muy buena. Gloria cada vez tenía su cara más “desencajada” de vicio y sin ya decirle nada, se puso detrás de ella completamente, se agacho y metió su cabeza por detrás, Erica soltó un gran “Aaauuuggghhh” de puro placer, poniéndose a comerme el rabo con más virulencia, me hizo daño cuando empezó a correrse, su cuñada era muy buena con la lengua.
Me quité la dije que no se moviera mientras me colocaba un condón, luego en esa posición me puse detrás de ella y empecé a meterle mi rabo, era de las mujeres que me había encontrado más estrechas, era increíble que aun estando empinadísima, me estaba costando meterle el rabo y eso que ella no se quejaba. Gloria se puso delante y tarto de morrearse con ella, pero Erica apartaba su cara hacia el otro lado, Gloria no se rendía, empezó a comerse las buenas tetas de Erica y a eso sí que no ponía reparos dejándose comer las tetas. Pero Gloria no estaba dispuesta a quedarse solo en eso, me miro y me hizo unas señas que entendí perfectamente. Se coloco en el sillón delante de su cuñada y se empezó a tocar el coño ella sola, tanto Erica como yo la veíamos perfectamente, mucho mejor ella.
Iba a ser difícil que se lo comiera pero no imposible, si no había querido darle un beso, al principio quitaba la mirada para no ver a su cuñada, que era una imagen muy excitante y caliente, pero poco a poco la iba mirando y cada vez se quedaba más tiempo, hasta que ya no dejaba de mirarla. Empecé a embestirla con más furia y ella gemía más, pero la empotraba de tal manera, que casi daba con su cara en la entrepierna de su cuñada. Hasta que en uno de esos empotramientos, me quede sin moverme y empuje un poco más, su cara dio en el coño de su cuñada, que se quedó como yo expectante si le hiciera lo que ella le había hecho hacia un momento, Gloria me miro con deseo y perversión, cerrando sus ojos, dejando la boca medio abierta y resoplando, su cuñada había entrado en el juego.
Seguí follándola con más tranquilidad, para que no perdiera la posición que tenía. Oía como Gloria ke decía, “así mi amor, no pares, que voy a llegar ya, eres una diosa, no pares preciosa” lo que hacía que Erica se moviera con más ganas hasta que le arranco un orgasmazo a su cuñada, que grito desaforadamente. Embestí ahora más potentemente a Erica, la empotraba sin piedad y se corrió casi igual que su cuñada. Ya solo faltaba yo y me daba mucho por culo correrme en un condón, así que le saqué el rabo y me puse cerca de Gloria que enseguida supo lo que quería y se puso a comerme el rabo como ella sabía, metiéndoselo profundamente, como pocas podían hacerlo. Ahora era Erica quien le comí a su cuñada sus inmensas tetas. Paro de hacerlo cuando me oyó como descargaba mi corrida en la boca de gloria. Chillé de puro placer, de lo cachondo que estaba y cuando terminé, Gloria se fue hacia su cuñada y esta vez sí se morrearon de una forma cachonda y compartiendo mi corrida.
Les dije de ir a mi cama y Gloria me dijo que ella no podía quedarse más tiempo, que otro día con más planificación si queríamos toda la noche. Erica dijo que ella se iba también, pero miro con extrañeza a su cuñada y le preguntó, “¿Y cómo has logrado y como lograrías escabullirte de mi hermano? Porque toda la noche cantara mucho” Gloria con una sonrisa maliciosa le respondió, “Para mí ya eres más que mi cuñada, así que te diré la verdad. Tu hermano si quiere vendrá a mirar o no vendrá. Él es un cornudo muy bueno y generoso” y Erica frunció el ceño con incredulidad no con enfado y le dijo, “no te creo”. Gloria se fue hacia su bolso le dijo a su cuñada que no hablara en ninguna circunstancia y llamo a su marido poniendo el altavoz.
Hola cariño. En un rato estoy ahí.
Ya me estaba preocupando, que habías dicho que media hora.
¿Es que no me conoces? Parece mentira. Sabes que cuando me pongo a follar se me va el tiempo y con este semental no te digo. Ya le he dicho que tenemos que planificarlo mejor.
Si mejor en fin de semana. (Alce la voz diciéndole que otra vez venga el también)
¿Le has oído? Que le gusta que estés tu presente para que veas lo que me hace.
Es tan golfo como tú.
Jaja, como eres. Bueno amor, ahora nos vemos.
Erica estaba estupefacta, no se lo creía y luego dijo, “que bien os lo montáis” y yo insistí, porque quería seguir la marcha, pero no hubo manera, se fueron. Habíamos estado los tres, una hora justa, me había sabido a poco. Me iba a dar una ligera ducha y cuando estaba a punto de meterme dentro, sonó el telefonillo con insistencia, me sonreí y sabía que como mínimo una de las dos quería seguir la noche. Me acerque y ni me moleste en preguntar, pulse el botón de apertura para que subiera y al abrir la puerta de mi casa, que estaba en pelotas, me coloqué detrás de la puerta, por si algún vecino pasaba por el descansillo no me viera de esa guisa, la sorpresa me la lleve cuando vi a Pilar, venia ataviada con un tres cuartos de cuero marrón y anudado a la cintura.
Entro cerré y no se anduvo con prolegómenos, se agacho y empezó a chupar mi rabo y cuando me lo puso duro. Se lo saco de la boca y me dijo, “sabe a chocho de zorra, no sé cuál de a esas dos, pero me da igual sabe bien” y siguio chupando y me dijo que había estado con el coche aparcado esperando a ver si salía alguien cuando las vio. Me hice el duro, me aparté de ella y le di un bofetón, diciéndole que como se le ocurre hacer eso, que tenía que haber subido. Quiso agarrarse otra vez a mi rabo y la párate con brusquedad. Sabía que eso le gustaba, porque ella se ponía más zorra. Me fui desnudo hacia el salón y ella vino detrás como una dulce corderita. Se puso delante de mí y se desanudo el cinturón y se quitó el tres cuartos, quedándose prácticamente desnuda.
Llevaba unas bragas de cuero, con el culo al aire, un sujetador que sujetaba y mantenía las tetas, pero las dejaba fuera y libres, también de cuero, lo último unas medias negras con adornos. Del interior del tres cuartos saco una fusta y me dijo que merecía ser castigada, que lo sabia y que estaba dispuesta a recibir su castigo. Se quedo de pie, con las piernas bien estiradas, que los tacones las realzaban y sin doblarlas ni un milímetro doblo su cintura, apoyándose sobre un mueble, lo que hizo que su culo quedara bellísimo y expuesto. Pero le hice quitarse esas bragas que llevaba, quería ver bien su culo y su coño, disciplinada obedeció mis órdenes.
Ni su marido podía sospechar como era en realidad, solo imaginaba una pequeña parte. Se me estaba descubriendo ante mí. No me aguante más deje la fusta a un lado y le metí todo el rabo de golpe, volviendo a sacarle un grito gemido fuerte, se quejaba pero me recibia muy sumisa. Me eche un poco sobre ella, para que poder estirar mis brazos y que mis manos cogieran con fuerza sus pezones. Solo puedo decir que cuando empecé a apretarlos, a estirar de ellos, se puso frenética y nada más decía “SIIIIII” una y otra vez. Si aflojaba ella es como si se cabreara porque empujaba su culo hacia atrás con rabia y virulencia. Se corrió de una forma poco habitual, se quedó como quieta, como si no estuviera disfrutando y sin más, se puso a gritar de forma eufórica, parecía una loba.
Saqué mi rabo, me fui por la fusta y otra vez empecé a darla, esta vez no me contenía y la castigaba por haberse corrido sin avisar, ella me pedía perdón y recibia con mucho gusto el castigo. Según le daba también le decía que era por no haber subido a follar con su hija y su nuera, me volvía a pedir perdón, pare con los fustazos porque me preocupaba el cariz y el color de su culo. Me puse de nuevo detrás y empecé a follarme su culo, lo hice con “rabia” me dolía al metérselo sin compasión, se notaba demasiado el roce, como me apretaba el rabo y a ella también le dolía, pero aguantaba con sumo placer. Mientras le iba diciendo que quería verla follar con su hija y ahora la azotaba con mis manos, ella gritaba, me decía que sí, que me lo juraba y contra más le hacía, empezaba a decirme todo lo que harían, lo que me ponía muy cachondo.
Nos corrimos los dos juntos y esta vez sí doblo sus piernas, es que parecía que se meaba cuando se corría. Nos fuimos a lavar, el primero que lo hice fui yo y luego la deje sola, mientras yo limpiaba el desastre en el salón. Cuando la vi ya preparada para irse, le recordé lo que había jurado y pensando que me diría que fue en el fragor de la follada, me respondió, “lo que juro lo cumplo, si no se da, no será por mi parte, será porque mi hija no quiera”, yo esperaba alguna excusa pero cuando me dijo eso tan seria, le respondí, “pues eso espero, porque si no, no volveremos a follar y si es que si, con la ayuda de tu hija te daremos la mundial y luego le enseñaremos a ella, como se debe de gozar” a Pilar se le iluminaron los ojos y nos dimos un buen morreo de despedida.