La familia numerosa 21

Mi primer momento con Adelina y Julia. De la segunda fue una sorpresa para mi, que me llevara a momentos muy emocionantes conociendo muchos secretos de las mujeres de la casa.

Mi familia numerosa 21

Al cabo de pocos minutos soltaba exclamaciones, en grandes cantidades y con más fuerza. ¡Siii... yaaa... siii …! ¡Me voyyyy … ! diciendo esto callo encima de mí como si le hubiera dado un rallo en el cuerpo, y la hubiese matado. Nos quedamos mirándonos unos a otros asombrados, al ver lo sucedido, viéndola encima de mí que no daba señales de vida.

De todo lo que había sentido, tenido y pasado, se quedo traspuesta en una sensación de tranquilidad, calma y amor, que parecía que estaba en un sueño y no quería despertar.

Fue lo que nos contó después del susto que nos dio, pues pensamos que le había dado algo, al quedarse como muerta encima de de mi cuerpo.

Yo le acaricie la cabeza y su gran melena rubia, pues lo tenía más largo que las otras dos (Sabina y Pino). Sentía su respiración muy tranquila sobre mi pecho, en el cual estaba apoyada por su parte derecha de su cabeza.

Sabina y Pino, se retiraron de nuestro lado sigilosamente, en dirección al otro lado del vestuario. Nos vestimos y nos vamos, dice Sabina bajito, como para no molestar aquel momento de intimidad que teníamos los dos.

De reojo las puede ver como se vestían, y antes de salir me tiraron un beso volado cada una, devolviéndoles una sonrisa y otro beso para ellas. A lo que me respondieron, con un adiós de sus manos.

Estuve tumbado en el banco durante media hora aproximadamente, con Adelina sobre mí. Se le veía en su cara relajada y feliz, cosa que me agrado mucho, pues eso podía influir en su animo para llevar acabo lo que pretendía.

Ella suspiraba y acariciaba mi pecho con sus manitas, ¡Cessaer!

Dime, le conteste.

Me has hecho la mujer más feliz del mundo en estos momentos, aunque al principio estaba asustada por lo que te iba a pedir, por temor a que me rechazaras, pero ahora estoy muy contenta de haber dado ese paso, además de haber conocido cosas que nunca me imaginaba que me fueran a suceder. Gracias te doy de todo corazón.

Dándome un beso en medio de mi pecho.

Después de aquel momento tan hermoso que tuvimos, y que estuvimos gozando con mucha pasión y ternura, lo repetimos varias veces más, poniendo la disculpa por si no estuviera todavía embarazada, aprovechando aquellos momentos muy fértiles para ella.

Al final se quedo embarazada, llevándonos una alegría todos en casa, pero sobre todo por parte de Adelina y de su marido.

Cuando me entere sentí una cosa extraña, pues había participado a traer una criatura al mundo, y ayudado a una familia que no podían tener hijos. Todos me felicitaron y unas cuantas me dijeron en broma o en serio, que ella sería la próxima. Me sentí como un semental, que se utilizaba para preñar, pero que al final mi hermana Sabina supo quitarle hierro al asunto, diciendo que lo decían en broma, para ponerme enfadado y saber que hacía, pero yo no estaba tan seguro, y pensé que más de una lo decía bien en serio.

Esa noche al final dormimos poco, con tanta gente por la casa, y que no parábamos de hablar y comentar lo bien que lo habíamos pasado, nos dio la mañana charlando unos con otro.

Pasaron unos meses desde nuestro cumpleaños, se podía ver a Adelina con una hermosa barriguita, pues tenía ya seis meses y medio, era finales del mes de septiembre y estábamos muy atareados mi hermana Sabina y yo con los estudios, todos ayudábamos a Adelina en sus cosas, tratando de que no tuviera un trabajo agotador. Todas las mañanas después de saber que se había quedado embarazada, en el desayuno le pasaba la mano por su barriga y le daba un beso, alegrándose mucho ella.

También hubo momentos, que compartimos ratos íntimos entre Sabina, ella y yo. Sobre todo mi hermana Sabina, no dejaba que me subiera en ella, siempre la ponía a ella encima de mi o de ella, dependiendo de las circunstancias, y como mínimo lo hacíamos una vez al mes, donde ella quería aprender de todo, y ponía esa disculpa para estar con nosotros, decía que así enseñaba a su marido. Sus relaciones ahora eran más entretenidas, y les gustaba más, pues practicaban todo lo que hacíamos con ella. Inclusive le dijo una vez, que le gustaría vernos a los tres juntos, pero ella le dijo que le daba vergüenza y se sentía como si hiciera una traición, negándose a ello, pero según hemos hablado mi hermana y yo, pensamos que como se siente atraída por mí, no podría comportarse igual estando su marido, no pudiendo disfrutar de esos pequeños momentos, que para ella eran muy felices, después de descubrir nuestro mundo y mi cariño.

Julia, la jardinera, es la hija de Carmen nuestra camarera y ayudante de cocina. Es una chica rubita de ojos verdes, pero con buena figura, tres años mayor que nosotros. Muy buena trabajadora, teniendo nuestro jardín principal como un paraíso, entre ella y nuestra madre, hacían que todo el que lo visitara se quedara maravillado. Tiene unas manos para las plantas extraordinaria, como dice mi madre, parece que habla con ellas y sabe lo que le ocurre a cada una. Nuestra madre la alaba mucho y nadie se puede meter con ella, hasta a nosotros nos regaña si hacemos algo que no le guste a Julia. Mañana sería su cumpleaños (21), y nuestra madre quería hacerle una pequeña fiesta, pues se lo merecía mucho, había cambiado nuestro jardín de tal forma, que hasta una revista específica de jardines querían hacernos una visita, por los muchos comentarios que les habían llegado de lo bonito de nuestro jardín, tanto en variedad como en gusto y diseño. Entre las dos estaban haciendo un trabajo estupendo, haciendo que nuestra madre se sintiera cada vez más contenta, e inclusive habían preparado una zona del jardín para cultivos especiales, donde nadie podía entrar y siempre nos decía cuando le preguntábamos,  que era una sorpresa.

Muchas veces me la había encontrado a Julia, cuando iba a dar un paseo por sus dominios, el jardín, tratando de inspirarme para hacer alguna pintura o escultura donde ponía algunas flores, de las que veía allí. Aquella zona de la casa me daba tranquilidad, por lo cual iba de vez en cuando, donde me encontraba con ella. Dialogábamos de todo, pero siempre terminábamos con el tema del jardín y las flores, donde ella se encontraba más a gusto. Estaba estudiando también Botánica, además de todo lo que caía en su poder con referencia a ello. Era muy inteligente, y tenía unas cualidades fuera de lo normal, para el mundo vegetal.

Aquella mañana paseaba tranquilamente por la zona de los estanques, donde había una variedad de peces, aves y plantas bastante grande. Normalmente llevaba algún trozo de pan duro, que hubiera sobrado del día anterior, para tirárselo a los peces y a los pájaros. Me sentaba en un banco que teníamos a un lado del camino, en medio de una jungla de plantas, que mantenía el lugar bastante húmedo y fresco, que inclusive te daba frío, según la temporada del año. Iba caminando hacía aquel lugar, pensando en que tipo de escultura podría hacer, para ponerla en el jardín, por encargo de mi madre, como también en la fiesta de Julia, que mi madre me había pedido que organizara un pequeño grupo de amigos, para asistir a ella. Tenía varias ideas, con las que estaba estudiando como quedarían, y las personas que invitaríamos para participar en el cumpleaños de Julia.

Pensando en todo ello sin darme cuenta, llegue a la zona de los estanques, fijándome en el estanque mayor, me encontré con una imagen  que me impacto mucho al no esperarla. En medio del estanque estaba Julia, tenía una camiseta pequeña roja de algodón, de manga de hueco y escote redondo, su pelo rubio le caía como una cascada en dirección al agua, lo tenía suelto, liso y bastante mojado, a igual que su camiseta, que la llevaba pegada al cuerpo como si de una segunda piel fuera. En la parte de abajo, llevaba unos vaqueros cortos de color azul, los cuales estaban también mojados y pegados completamente a su cuerpo. Sus formas se podían ver al detalle, al estar sus ropas mojadas y no llevar nada más debajo, según se podía apreciar a simple vista. Estaba metida en el estanque hasta la altura de medio muslo, recogiendo unas plantas acuáticas o eso me parecía a mí. La tenía de perfil, pudiendo ver con bastante detalle sus pechos, y unos pezones en punta por el fresco del lugar y el agua que le caía por la camiseta. Su pelo tocaba el agua, con su cintura doblada hacía adelante, para luego levantarla con un movimiento de cabeza y tórax, formando un arco como un abanico con el pelo y el agua que sacaba con el, que al darle los rayos solares formaba un arco iris. En su pelo llevaba gran cantidad de agua, que con el impulso caía y se pegaba a su cuerpo, sobre todo en su camiseta, haciendo que corriera por su cuerpo como una cascada y pequeños ríos de agua que la iban bañando, haciendo que su ropa se pegara más como de una segunda piel se tratara. Esto lo hacía con frecuencia por que le gustaba, según pude observar en el tiempo que la estuve mirando, pues le refrescaba mientras trabajaba, se veía que le agradaba por la expresión que reflejaba en su cara.

Estaba alucinando viendo aquel cuerpo precioso con unas formas espectaculares, como se iba refrescando al irle cayendo el agua desde su gran melena rubia. Unos rayos del sol pasaba entre las ramas dando en el agua, formando una aureola alrededor de su cuerpo, junto al arco iris que formaba su pelo cuando salía del agua. Me estaba dando un espectáculo magnífico, que me tenía como hipnotizado, estaba preciosa digna de un cuadro, que enseguida me trajo la idea de lo que necesitaba para la petición que me había hecho mi madre.

La estuve mirando durante bastante rato, llenando mi retina de aquellas imágenes dignas de recordar, para luego plasmarla en la obra que ya había pensado hacer. La verdad que era una mujer preciosa, sobre todo el hermoso culo que tenía bien marcado, que lo movía con mucha gracia. Ella no se daba cuenta que la estaba mirando, por eso sus movimientos eran naturales y hermosos, para satisfacción mía.

Cuando ya llevaba más de una hora mirándola, le pareció notar que no estaba sola, se paro y miró a su alrededor hasta descubrirme apoyado en la palmera. Se me quedo mirando con los ojos abiertos como plato, pues no sabía que tiempo llevaba allí, y por la postura en que estaba se imaginó que llevaba rato.

¡Hola Cessaer! ¿Llevas tiempo ahí?

Ya llevo más de una hora, pero no te preocupes, imaginate que no estoy y sigue con lo tuyo.

No creo que pueda hacerlo, al sentirme observada. ¿Estarías gozando con el espectáculo que te he dado?

Si cierto, la verdad que me has dado un precioso espectáculo, nunca pensé que tuvieras tan magnífico cuerpo.

Jooo si que eres malo, tu disfrutando y yo sin enterarme.

Los dos reímos por la broma picaresca que dijo, dejándome maravillado por su risa cantarina.

¿Porque no te mojas tu también? y así estamos iguales.

¿Te apetece que lo hagamos junto?

Si claro, sino no te lo diría. Anda ven aquí a mí lado, para que veas lo fresca y rica que esta el agua. Así nos podemos divertir los dos, y no tu solo.

Lo que ocurre es que mi ropa no es la adecuada para meterme, como la tuya que has venido preparada para ello.

No importa eso, tranquilo que no me voy a asustar si te quitas la blusa y el pantalón, quedándote en slip ¿si lo llevas? Me dice riendo, mientras yo me acercaba a donde estaba ella, pero sin entrar en el estanque.

Si llevo para tu información, y me parece bien de ponerme cómodo. ¿Me ayudas a quitármela?

Ella vino hacía la orilla del estanque, donde estaba situado yo. Al caminar directa hacía mí, pude ver sus pechos con sus pezones marcados, la camiseta pegada a ella dejaba ver toda su anatomía. Me miraba a los ojos y luego a mi entrepierna, para conocer mi situación. Por mi parte no estaba empalmado, pues en aquel momento veía una escena como profesional del arte, y no como deseo sexual, aunque ahora por la nueva situación algo más estaba cambiando en mí.

Sonrió al notar el cambio en mí, moviéndose mas sensualmente al saber que la estaba mirando con más detalle, sobre todo ciertas partes de su cuerpo, como su busto que no le quitaba ojo de encima, eso hizo que sus pezones se pusieran más grandes, al percibir mi deseo hacía ella, se mordía los labios sacando un poco la lengua, en señal de deseo y lujuria.

A través del agua pude ver que estaba descalza, cuando se quedo a mí lado. Extendió los brazos hacía mi blusa, mojando parte de ella al tener las manos empapadas. Despacio me la fue quitando, recreándose en aquel momento a igual que yo lo hacía con ella. Mis manos fueron hacía su camiseta, para liberarla de ella y poderla contemplar bien sin nada, aunque como se le veía ahora estaba muy erótica y sensual, cada segundo que pasaba, notaba como mi entrepierna subía en dimensión. Era una mujer preciosa, cada detalle de su cuerpo desprendía una lujuria y sensualidad fuera de lo normal, o por lo menos en aquel momento eso me lo parecía a mí.

Fuimos desnudándonos el uno al otro, despacio, recreándonos en cada momento del cuerpo del otro. Cuando libere su camiseta y tuve delante de mis ojos aquellos pechos duritos, mi pene ya estaba a la mayor longitud que podía crecer, cosa que le agrado mostrando interés en el con las caricias que le daba.

Sus pechos estaban coronados con unos pezones preciosos, bien levantados y duros, me quede como un tonto mirándolos como el agua pasaba por ellos, levantándole más el animo para gratificación mía.

Ella agarro mi cabeza atraiéndola hacía su pecho para que lo besara y jugara con el, cosa que hice rápidamente, para satisfacción de ella, que comenzó a soltar exclamaciones de gozo.

Sii... me gusta que me los chupes como lo hago yo pensando en ti, sobre todo cuando te veo con tu hermana o con alguna amiga en la piscina, deseo estar con ustedes, pero las obligaciones y el tener casi siempre a tu madre a mi lado, me ha impedido acercarme. Se por Adelina que eres un amante extraordinario, además de que te he podido observar varias veces en acción sin tu saberlo, poniéndome a disfrutar con mis caricias y masturbaciones, pensando que me las das tu.

La verdad que estaba asombrado oyendo todo aquello, no lo esperaba de ella, pero me estaba gustando todo lo que oía.

Al final nos encontramos desnudos los dos, mirándonos uno al otro. Me gustaba mucho lo que veía, desde la cabeza a los pies descalzo. Su melena mojada le caía por su espalda y pecho, tapando uno de ellos, mientras gotas de agua bajaban por el, la cuales las seguía con mi mirada, maravillado por los caminos que pasaba. Su vientre era plano, el ejercicio del trabajo y la gimnasia que hacía, pues se lo notaba en el cuerpo, aunque nunca la había visto haciéndola, pero más tarde me entere que con Adelina, Rebeca y Pino, las cuatro hacían ejercicios juntas, contándose cosas entre ellas, por eso Julia sabía muchas cosas mías y yo poco de ella. Pues Pino nunca me había contado nada, se ve que saben guardar sus secretos entre ellas, aunque yo si sabía que Pino hacía gimnasia.

Nos pusimos a acariciarnos mutuamente, dándonos besos y abrazos, los cuales nos estaba llevando a una excitación mayor.

¡Ven! Me dice ella tirando de mí con una mano, mientras con la otra recogía toda la ropa, a lo que le ayude con mi mano libre, metiéndome entre unos arbustos bastante cerrados que al final hacían una especie de cueva bastante amplia.

¿Y esto como lo descubriste? Le pregunto intrigado.

Lo hice yo misma, cortando y poniendo arbustos y enredaderas, dándole una forma de cueva, para más intimidad si quiero que nadie me vea, o observar a alguien. No te imaginas todo lo que puedes ver desde aquí, sin que te vean. Te llevarías muchas sorpresas, de las cosas que ocurren en este estanque.

La mire intrigado, pues no sabía nada de eso, y la verdad que nunca había venido a este lugar sino era a pasear, descansar, meditar, o a concentrarme en algún proyecto. Pero por lo que me estoy enterando ahora, se usa para muchas más cosas por los demás. Sería cuestión de observar también en este escondite, que muy bien se había hecho Julia.

¿Oye a que hora suele ocurrir con más frecuencias esos espectáculos?

Normalmente es por la tarde-noche, cuando están la gente más ocupadas con sus pasatiempos. Pero si quieres cuando vea algo interesante te hablare por el walkie talkie, diciéndote que cuando quieras puedes recoger las azucenas, eso quiere decir que tienes que venir por la otra parte del camino, metiéndote por el hueco que forma la enredadera de color violeta, el cual te traerá hasta aquí, pero cuidado con decir tu algo, te en cuenta que varios lo oirán.

Si que te lo tienes bien montado, ¿quién conoce estos secretos?

Por ahora solo tres personas, tu y tu madre, y yo claro esta, las dos personas que más quiero en esta casa.

No sabía yo eso, nunca habías mostrado interés por mi, ni tampoco me lo habías dado a entender, por lo menos que yo sepa.

Es que es difícil llegar a ti, siempre tienes a alguien a tu lado, sobre todo a Sabina, por ello no he podido demostrarte nada, ni acercarme a ti con el propósito de hacértelo saber.

Entiendo y comprendo que lo que dices es cierto, rara vez estoy solo, y la mayoría de las veces estoy con Sabina, o con alguna de mis mejores amigas. Lo siento, pero debes saber que mi amor en estos momentos es mi hermana Sabina, cosa que mucha gente lo ve mal o extraño, pero así ha sido desde pequeños, sera por haber estado juntos esos nueve meses, o porque la vida nos ha llevado a ello. Así que no quiero engañarte con falsas promesas, ni decirte nada que te pudiera lleva a un equivoco, eso es lo que siento en estos momentos, pero no puedo negar tampoco que me gustas mucho, pues eres una mujer preciosa.

Si entiendo todo lo que tu me dices, y respeto tus sentimientos, pero me gustaría que tu fueras mi primer hombre, pues todavía no he estado con ninguno, no he conocido ni amado a ese hombre, que me quite la virginidad. Solo he tenido un amor platónico, que eres tu, y al tu no saberlo, y como tu tampoco buscabas una persona para querer, pues ya eres correspondido, para mí es un amor imposible, y solo te podía amar en mis pensamientos.

Quisiera que fueras ese hombre que me haga mujer, por llamarlo de alguna forma, aunque se que tu no tienes los mismos sentimientos hacía mi, para mi sería un momento maravilloso, y seguro que a ti te gustara también, y más sabiendo que te gusto como mujer, por lo que me acabas de decir antes. ¿quieres ser esa persona?

Me siento muy alagado, pero no quisiera que pensaras que por ello ibas a pasar a ser mi amor, pues no me gusta mentir, y menos en ese campo. Pero si tu lo deseas sabiendo mis sentimientos, no te niego que por mi parte sería muy afortunado el ser esa persona que tu quieres que te convierta en mujer.

¡Si, por favor! Me gustaría mucho que tu fueras el primer hombre de mi vida. Gracias.

En ese momento sonó el

walkie talkie

de Julia, anunciándole que mi madre la requería.

Lo siento lo vamos a tener que dejar para otro día, tu madre me llama. De todas formas cuando vea algo interesante, te lo comunicare.

Nos vestimos rápido y salí por el sitio que Julia me había indicado, por donde tenía que entrar si me llamaba, así lo conocía y no tendría problema para llegar la próxima vez.

También ya tenía la idea de la escultura que quería poner en aquella fuente, Julia me había inspirado sin saberlo, seguro que a mi madre le gustara cuando le enseñe el boceto que voy a hacer, para el diseño de la fuente.

Agradecemos a todos nuestros seguidores que nos dan animos, y nos apoyan con sus comentarios y valoración de nuestros relatos. Gracias de parte de los dos.