La Familia Joyce (2)

Segunda parte. Colita necesita ir a su veterinaria y yo a darle un chequeo a ella....

Para entender mejor este relato es necesario haber leído el anterior

La Familia Joyce: Sol Joyce

Luego del aquel encuentro mi mente volaba hasta Fernanda. Y es que a pesar de no haber podido intimar de la manera que yo deseaba con ella, para eso estaba Helen (Enjoy para los íntimos) quien suplía esas faltas de sentir mi verga en un espacio estrecho de mujer que sabe lo que desea y que lo toma sin mayor miramiento. Además que Enjoy era idéntica a su mamá, menos una talla de sostén y sin el gusto sexual por Colita. Y me recibía gustosa en la cama cuando ella quería gozar de alguien.

Aun así la novedad era Fernanda y no me la podía sacar de la cabeza. Intentaba encontrar un pretexto para regresar al departamento de la familia Joyce. No podía simplemente ir a tocar la puerta del departamento, pues la loca de Fernanda me había prohibido regresar a buscarla. Y dicha sea la verdad no le gusto nadita que aprovechara las llaves que me había confiado Helen para cometer una violación

  • ¡Violación! ¡Fernanda!

  • Señora Joyce para ti-corrigió Fernanda toda seria

  • Mire señora. Lo que ha pasado aquí no es una violación. Ha sido algo mutuo.

  • Yo no lo creo así….

Ven lo que les digo, ¡esta loca! Pero esta rebuena la loca. Mire a Colita y en sus ojos marrones pude leer Viste, ¿para que te agarraste a la loca? Ahora jodete ¡Y para colmo no me la pude comer como Dios manda! Tuve que compartirla con Colita (que se llevo la mejor parte) simplemente no es justo

- Honey , ¿te conté que Colita esta en el veterinario?

  • ¿Perdón?

Perdón por esta divagación, me encontraba en las nubes, pensando en Fernanda. Estaba acompañando a Helen y sus amigas a comer unas pizzas antes de irse a la casa de una de ellas para un trabajo de la universidad

  • Si, le dio alergia pues comenzó a rascarse a pesar de no tener pulgas.

  • Seguro que son pulgas- afirme

-Que no - rechazo de plano Helen- Mamá siempre cuida bien de Colita, además estaríamos infectados de pulgas debido a la alfombra de la sala.

  • Alergia- afirme entonces

  • Mamá piensa lo mismo- sonrió Helen mientras llevaba la gaseosa a su boca- ha llevado a Colita para que lo revisen y que le den su baño. Se supone que debo de recogerlo pero

  • El trabajo del grupo- complete su frase- ¿tanto va a tardar?

  • Bastante- informo Helen mientras abría su mochila en busca de sus llaves

  • Vale, iré a recoger al estúpido perro- resolví mientras recibía las llaves de Helen

¡Al fin! Una excusa para regresar al departamento. Helen y las chicas apuraron sus pizzas y luego de pagar me dejaron solo en el paradero. Pare un taxi y me dirigí a la veterinaria. Al llegar pensé ver a Colita en aquellas jaulas de espera. Pero la recepcionista no supo darme explicación del porque Colita aun no estaba listo, a pesar que en su hoja indicaba que su tratamiento ya estaba hecho al igual que su baño.

  • ¿Usted viene por el pastor alemán?- pregunto una mujer a mis espaldas

Gire a ver quien me había hablado y casi me caigo de la sorpresa. Era Fernanda y detrás de ella la veterinaria a cargo de Colita y era ella la que me había dirigido la pregunta

  • Señora Joyce, Helen no me informo que usted venia por el perro- balbucee, asustado, en busca de una disculpa

  • No debiste venir sin llamarme antes- respondió un tanto divertida Fernanda- Sol, él es el chico de que te hable- agrego dirigiéndose a la veterinaria.

  • Me han contado maravillas de ti- respondió Sol mientras estiraba su mano

Solo atine a devolver el saludo y luego de un segundo algo incomodo para mi, Fernanda tomo las riendas del asunto.

  • Lo estas asustando, Sol- comento Fernanda mientras que quitaba mi mano de la de Sol

  • Sigue igual de posesiva- me dijo Sol mientras me guiñaba el ojo- Que dices, ¿te llevo a ver a Colita?

Asentí y Sol sonrió. Le dijo algo a la recepcionista y luego Sol me guió por su veterinaria. Podíamos ver a los animales a su cuidado en el trayecto, unos en estado más lamentables que otros. Yo estaba sorprendido de lo que veía pero pude notar que Fernanda sabía a donde nos dirigíamos pues se nos adelanto El paseo no duro mucho pues salimos a un patio techado, pero que podía hacer pasar la luz del sol, a pesar que desde arriba no se pueda ver nada del patio. Y aquello tenía una razón, y Colita estaba usando aquellas instalaciones.

  • Maldición, ¡Colita!- grito Fernanda a su perro, pero este no le hacia caso

  • No debimos dejarlos solos- agrego sonriendo Sol mientras se cruzaba de brazos

Compartí la sonrisa con Sol. La molestia de Fernanda era que Colita estaba bien agarrado del lomo de una hembra de pastor alemán (que dicho sea de paso era muy linda) y le estaba dando duro. Fernanda, si bien veía como su perro se la clavaba a otra perra que no era ella, se le notaba molesta. En cambio Sol parecía divertida por todo esto. Yo simplemente me quede viendo como Colita seguía meneando la cola en cada embestida que le daba a la perra, que se quedaba bien quietecita mientras se la ensartaban. Luego de unos instantes Colita dejo de moverse y se bajo del lomo de la perra y ambos se quedaron pegados de las colas.

  • Con esta es la tercera vez que nos hace la misma jugada- me comento Sol en voz baja para que no nos escuchara Fernanda- Bueno, supongo que habrá que esperar unos 10 minutos

  • 15 minutos en realidad- comento Fernanda quien había escuchado nuestra conversación

  • Eso será contigo Fernanda- rectifico Sol- Y en eso nuestro amigo me dará la razón ¿no?

Fernanda cambio de todos los colores al mismo tiempo que intentaba dejar de fijar su vista de la mía.

  • ¿Usted sabe que yo…?- pregunte atónito

  • ¡Claro! Fernanda no deja de hablar del enamorado de mi sobrina, que la tomo por sorpresa y la violo- comento entre risas al ver que Fernanda seguía cambiando de colores

  • Que no la viole, si no se deja… ¿Cómo? ¿Usted es tía de Helen? ¿Son hermanas?- volvía a preguntar extrañado

  • Si, ¿Helen no te lo comento? Bueno, ella es así de distraída. Viendo que va a tomar tiempo ¿no desean entrar a tomar un café?- pregunto viendo que Colita y la perra intentaban separarse.

Yo accedí a tomarme una taza de café con Sol, pero Fernanda se impaciento por Colita y dejo la veterinaria con la orden de que tenía que llevar a Colita a casa. Sol me hizo entrar por una puerta del patio y me dejo por unos instantes en una pequeña sala mientras iba a despedirse de Fernanda. En aquella sala solo había un sofá, una mesa de centro sin ninguna revista para matar el rato y un televisor grande, con su reproductor de dvd y un vhs que se veía que le daban uso a diario. Decidí prender un rato el televisor cuando me quede quieto por el miedo: Un rottweiler del tamaño de un pony entro como Pedro en su casa en la sala. Al verme el perro se quedo parado donde se encontraba mientras ladeaba la cabeza intentando reconocerme.

Por instinto le mostré las manos y el perro se acerco a olfatearlas. Pero pronto dejo de olfatear mis manos y su gran hocico bajo hasta llegar a mi entrepierna y estuvo entretenido allí por unos instantes hasta que sin decírselo se retiro tal y como vino. Yo por mi parte me había quedado turulato pues ya me imaginaba los titulares de los periódicos Universitario muere desangrado por ataque de Rottweiler a los huérfanos . Cuando Sol entro a la sala con un par de tazas en una bandeja me encontró aun de pie con las manos extendidas, cubriendo mi bulto de un posible ataque perruno

Sol no dejo de reírse hasta que se dio cuenta que en verdad el miedo no se me iba de la cara. Me hizo sentar y ella se sentó muy cerca de mí y cogiendo mi mano la llevo hasta su pecho. Aquello hizo que reaccionara y rápidamente saque la mano del gran pecho de Sol, como si aquella teta fuera una brasa ardiente.

  • Ya volviste en si- dijo Sol mientras se quitaba la bata de veterinaria

Sin la bata Sol era una mujer distinta. Era una morena linda, aunque no tan linda comparada a Helen o Fernanda. Sus pechos eran, al ojo de tasador, del mismo tamaño que los de su hermana Fernanda la loca . Pero había algo distinto en ella que la diferenciaba de su hermana y de su sobrina. Tiene unas piernas de infarto y lo sabe muy bien pues aquel día llevaba puesta una falda que no llegaba a las rodillas y cuando se volvió a sentar a mi costado la falda subió sus buenos centímetros y me pude ganar con aquellos muslos. ¿Te gusta lo que estas viendo? Me dijo al ver que estaba viéndoles las piernas ¿ te molesta que haya visto el mejor par de piernas de mi corta vida? Le respondí y ella me obsequio una sonrisa al par que cruzaba aquellos monumentos de piernas para mi gozo. Nos quedamos viéndonos por unos instantes, intentando saber quien haría el primer movimiento cuando una sombra peluda volvió a aparecer en medio de la sala.

  • Por la puta madre

  • Tranquilo. Si Fernanda tiene a Colita, yo tengo a Sombra- comento mientras el perro llevo sus patas hasta los hombros y comenzó a darle lengüetazos en toda la cara de Sol

  • ¿Tu también le entras al zoo?

  • ¿Quieres saberlo?- pregunto de forma coqueta Sol mientras devolvía las lamidas que le daba el perro.

Sol llevo una mano hasta aquella cabeza roja que comenzaba a sobresalir de su estuche y comenzó a sobarlo con cuidado al mismo tiempo que la lengua de Sol buscaba la gigantesca lengua de Sombra. Vi como aquella tranca roja comenzó a crecer y crecer al mismo tiempo que Sol dejaba de lamer a Sombra y con la otra mano busco mi entrepierna, que ya se encontraba tiesa desde que Sol comenzó a masturbar a su perro delante de mí. Viendo que estaba un tanto incomoda, le propuse que echara panza arriba al perro mientras lo masturbaba (y de paso podía meterme entre ellos). Sol vio que era una buena idea y con una orden hizo que Sombra se sentara mientras ella iba al cuarto en busca de algo para Sombra. Tardo unos segundos, pero cuando volvió a la sala ya me encontraba totalmente desnudo y ella sonrió, pues también ella estaba desnuda y en sus manos llevaba un par de mitones de lana gruesa.

  • Esto es para evitar que Sombra me hierra con sus garras- me explico Sol mientras le poníamos sus "jebes" a Sombra

Luego de colocarle los mitones gruesos a Sombra, Sol hizo que se pusiera panza arriba, se arrodillo al costado mío y de Sombra y llevando sus manos a cada verga comenzó a masturbarnos al mismo tiempo. Lo hacia con tal cuidado, como si quisiera que aquello tomara su buen tiempo. Además me fascina cuando una extraña me comienza a masturbar.

Sombra comenzó a jadear cuando Sol llevo a su boca aquel pedazo de carne al mismo tiempo que dejaba de masturbarme para poner toda su atención en la mamada que le practicaba a su perro favorito. Yo por mi parte senté tras de ella y comencé a amasarle el par de tetas mientras veía como Sol llevaba las dos manos hasta la tranca de Sombra, que era mas larga que la de Colita, y comenzó a acariciarle los huevos al mismo tiempo que masturbaba la mitad de aquella tranca y con el espacio restante le pasaba la lengua con unas ganas que hizo que le presionara con fuerza sus pezones que ya estaban crecidos y duros como un par de peñones, para que recordara que me encontraba detrás de ella. Y se dio cuenta pues se abrió de piernas mientras seguía con su mamada y pude meter mi mano hasta su raja que estaba comenzando a expulsar sus jugos y me puse a buscar a tientas el tesoro del placer en aquella cueva tan calida y húmeda. Y cuando comencé a masajearle su pequeño botón al mismo tiempo que mantenía una presión constante en su pezón derecho comenzó a venirse de tal manera que apoyo su espalda en mi en mi pecho, pero seguía con la vergota de Sombra en su mano. Aproveche el pánico y seguí masturbando a Sol mientras que Sombra viendo que su dueña había dejado de masajearlo dio un ladrido suave, como llamándole la atención por detenerse en su faena. Sol, estaba totalmente ida, al menos eso parecía por la expresión de sus ojos, comenzó mecánicamente a seguir masturbando a Sombra al mismo tiempo que comenzaba a besarme mientras que mis manos se intercalaban entre sus melones y su coño totalmente húmedo. Sus pezones estaban mojados por los propios jugos que había expulsado desde su raja y no resistí a llevármelos a la boca, aunque para eso tendría que dejar el culo de Sol al aire, en una posición muy cómoda para que Sombra la atravesara. Pero Sombra comenzó a botar toda su simiente aguada entre los dedos de Sol al mismo tiempo que ella volvía en si. Viendo lo que había ocurrido me dio otro beso y mientras me daba la espalda, aunque la verdad me ofrecía todo su culo, volvía a mamar de tremenda tranca. Viendo que me dejaba puerta libre lleve mi polla hasta su coño y sin miramientos lo metí lo mas profundo que se me fue posible con mi humilde verga en su calida raja, total, Sol estaría acostumbrada tremendos pedazos de carne, viendo el tamaño de Sombra.

Comencé a menearme con fuerza mientras Sol estaba lamiendo todo vestigio de leche de Sombra que quedaba entre la verga del perro y sus manos. Sombra seguía jadeando, pero ahora una mano de Sol recorría todo el cuerpo de Sombra, en especial el pecho de aquella bestia negra de pelo corto y aquellos graciosos puntos naranjas de sus cejas. Viendo que Sol estaba a punto de terminar de limpiar a Sombra, saque mi tronco de las entrañas de la veterinaria justo a tiempo, pues el gran rottweiler se puso de pie y fue detrás de Sol, quien meneo el culo para su perro, como si fuera una bienvenida. Y Sombra en agradecimiento comenzó a lamerle la raja con aquella gigantesca lengua rosada antes de intentar trepar por la espalda de su dueña, que ya comenzaba a jadear de verdadero placer ante la idea de hacer el amor con su perro delante de un hombre. Llevo su mano hasta la cabeza roja de Sombra y lo guió hasta su entrada, donde sus labios interiores parecían alas de mariposa que esperaba ansiosa un tronco donde reposar. Desde mi ubicación pude ver como Sombra se aferro de la espalda de Sol mientras comenzaba sus embestidas con fuerza, pero los dedos de Sol, en forma de v, seguían en su raja, para evitar que aquella bola se metiera de una vez y ella pudiera gozar un rato mas de ese juego. Mantuvo los dedos de aquella forma por unos minutos hasta que, llevada por la excitación, dejo que aquella bola que comenzaba a crecer entrara en ella

Sol cerró los ojos y se mordía los labios de gusto. Sombra seguía embistiéndola pero aquella bola duplicaba el placer que le estaba otorgando aquel pony de aspecto perruno. Sin mentir Sombra hubiera podido atravesar a Sol sin necesidad de prenderse de la espalda de Sol, solo se hubiera necesitado que ella se metiera por entre sus piernas, y en cuatro, para que su perro la cogiera como ella quisiera. Pero a ella le agradaba sentir el contacto y el peso de Sombra cada vez que la ensarta.

Me había estado masturbando viendo como Sombra hacia su trabajo y Sol gemía de gusto. Abrió los ojos y me guiño un ojo, dándome permiso para acercarme a ella. Mi primera idea fue que ella comenzara a mamarme la verga, pero estábamos cachando en el piso. Y dicho sea de paso no me gusta arrodillarme en el suelo así que me metí debajo de ella, para acariciarle su raja, que recibía los embates cortos de Sombra, a la vez que le dejaba mi verga en una posición mas cómoda para que ella me la mamara con gusto.

La lengua de Sol comenzó a lamerme los huevos y lentamente subía hasta la punta de mi obelisco antes de sentir sus labios rozando mi verga y la cabeza de mi cíclope rozar su garganta. Lleve mis dedos hasta su raja y busque con dificultad su clítoris y comencé a masajearlo de la misma forma que lo hice el otro día con Helen y aquella tarde con Fernanda. Quería devolver todo el placer que Sol me entregaba en ese instante, a pesar que Sol ya se encontraba en las nubes, no por mis dedos, sino por Sombra, que acababa de bajarse de la espalda de Sol y se mantenía de pie.

Las succiones de los labios de Sol se hicieron más fuertes y rápidas. Mis huevos se sentían húmedos por la saliva que ella había dejado al besarme los huevos y me sentía en otro nivel. Su lengua repasaba cada parte de mi verga y se detenía a jugar unos instantes en la cabeza de mi cíclope, para luego volver a tragar mi obelisco con ganas.

Mis dedos seguían estimulando el pequeño botón de Sol, mientras que mi otra mano le acariciaba la cadera y la parte interior de los muslos de Sol, pero de una manera suave, intentando prolongar el tiempo para que Sombra se pudiera "soltar" de Sol para poder hacer todo lo que quisiera con ella.

  • ¡Te deseo, Sol, quiero clavarte ya!

Una risa franca de Sol me puso en las nubes. Su risa fue como escuchar el cielo

  • Creo que no será posible, darling. Sombra es celoso. ¿Por qué crees que no estoy comprometida?

  • ¿Será porque te aloca el Zoo?- pregunte a su vez mientras presionaba su clítoris

  • mmm… en parte, pero si Sombra ve a alguien montándome se pone una fiera- respondió sincera.

  • Eso quiere decir que si saco al perro de aquí ¿te dejas clavar?

Aquello hizo pensar a Sol, incluso dejo de mamar mi verga que apuntaba a sus labios. Para influir en su decisión decidí llevar mi lengua hasta su botón y comencé a repasarla de arriba y abajo, de la misma manera que había visto hacerlo Colita con Fernanda el día que le entre al zoo. Mis manos ahora se dedicaban a acariciarle el culo, no de la manera que quisiera, pero haciendo el intento. Aquello hizo que Sol tomara una decisión.

  • Si puedes sacar al perro, podemos estar toda la tarde cachando- respondió gimiendo Sol- aunque lo dudo, Sombra solo obedece mis ordenes….

¡Al diablo! ¡Me voy a comer un hembron! ¡Para algo tengo cerebro, ya ocurrirá algo!

  • Una es esclava de sus palabras, Sol- respondí, mordiéndole juguetonamente el clítoris

Por suerte de ambos, Sombra pudo separarse de Sol casi al mismo tiempo que dejamos de comentar si podía o no sacar al perro de aquella sala. Sombra se alejo unos pasos de nosotros y se lamió la verga en un rincón. Aproveche el tiempo y mientras Sol se volvía a sentar en el sofá, totalmente desnuda, estiro sus brazos por lo largo del respaldar y cruzo sus piernas. Aquella imagen me puso al cien y se hizo evidente en mi polla que volvió a ponerse en erección. La sonrisa que me regalo hizo que mi cerebro trabajara mas a prisa de lo normal, pues Sombra parecía dispuesto a repetir el round con Sol. Di una rápida ojeada y vi colgando un arnés con su cadena. La cogí en el acto, pero Sol me negó con la cabeza.

  • No vas a poder ponérsela a Sombra- me advirtió Sol

  • ¿Y quien dice que es para Sombra?- respondí con una sonrisa

Salí casi corriendo de la sala, dirigiéndome al patio. Al llegar pude ver que aquella hembra de pastor alemán estaba sentada, para evitar que Colita la volvía a ensartar. Y la verdad Colita al parecer se había aburrido ya del asunto, pues no estaba rondándola para poder montar de nuevo. Abrí la jaula y Colita salio obediente y se dejo poner el arnés. Lo jale hasta la otra esquina y lo ate a una tubería que sobresalía de la pared. Regrese a la jaula y con poco de miedo lleve mi mano hasta la raja de aquella hembra que estaba olfateándome el culo y que se dejo meter mano. Regrese a la casa justo a tiempo, pues Sombra parecía que estaba preparado para la faena.

  • ¡Sombra! ¡Ven sombra!

El perro giro al escuchar su nombre y se acerco un poco. Estire mi mano, que antes hubiera estado en el coño de aquella perra y aquello puso en alerta a Sol. Sombra comenzó a agitar su pequeño muñón de cola y con un trote que no le había visto salio al patio. Sol y yo nos acercamos, desnudos hasta la puerta y vimos como la perra alemana comenzaba a inquietarse a ver a tremendo perro, y le mostraba el culo. Sombra se acerco a ella y la monto de golpe. Yo sonreía, pero al parecer a Sol no le hacia gracia

  • ¿Qué tienes?- pregunte al ver su expresión

  • Eres malvado, porque me has hecho esto.

  • ¿Qué tiene de malo? ¿No te reías de eso hace una hora?

  • Si, pero me reía de Fernanda

  • En el sexo todo vale, Sol. Eres esclava de tus palabras- comente mientras de improviso la levante en vilo y me la coloque sobre mi hombro.

Me sentía un guerrero antiguo, desnudo, raptando a una ¿virgen? Sacerdotisa y no dude en dar un grito de guerra. Sol giro para verme un tanto asustada, pero al ver mi sonrisa juguetona también sonrió. Le di una nalgada mientras ella daba una última vista a su perro antes de cerrar la puerta

¿Y Fernanda? ¡Que espere a que le lleve a su perro!