La falsa pero pervertida historia de Dragon Ball 2
Conocemos al maestro Roshi y Ulong. El segundo se une a Goku y Bulma, recibiendo una pequeña recompensa por los peligros que exige su viaje.
Cuanto más avanzaban, más cerca estaban por llegar a su destino. Sin embargo, los caminos llenos de aventuras suelen estar llenos de peligros. Se hallaban tan contentos en su viaje que no esperaron la intrusión de un desconocido.
Tras detenerse a ver el mapa para cerciorarse que iban en dirección correcta, apareció ante ellos un oso, dotado de una armadura y espada. Subestimando las habilidades de Goku, se lanzó a la batalla en la que Bulma y la tortuga optaron por hacerse a un lado. La tortuga se hallaba preocupada ante el enemigo, pero Bulma le confío que en manos de Goku cualquier adversario era obsoleto. Fue en cuestión de segundos que Goku le dio una paliza a aquel oso, después, continuaron su viaje sin problema alguno.
Más tarde, la playa estaba ante ellos. Goku estaba fascinado por lo basto del mar y la tortuga agradecida por la ayuda. Bulma anhelaba su partida para que ella y Goku pudieran disfrutar desnudos de la playa y rodar sobre ella hasta consumar una gran cogida. Pero la tortuga tenía otro planes, agradecida, hizo la promesa de una recompensa por su ayuda desinteresada, y se fue, dejándolos sin más opción que esperar.
Algunas horas después, la tortuga volvía con la presencia de un hombre mayor sobre su caparazón. Llevaba unas gafas de sol puestas, un caparazón en su espalda y un bastón, se notaba demasiado acabado. Tras hacer las presentaciones y saber qué se trataba del maestro Roshi. Este les agradeció la ayuda a su fiel amigo y entregó la recompensa prometida. A pesar de que en su primer intento de llamada fracasó, momentos después apareció una nube, una nube voladora, así se hacía llamar. Parecía recibir las órdenes de quien fuera su dueño en turno, además de muy cómoda. Después de mostrarles de forma fallida el cómo funcionaba, Goku se subió contento y extendió la mano a Bulma, a ella no le pareció buena idea tanto como a Goku, así que optó por confiar en las capacidades de los inventos tecnológicos.
Cuando Bulma vio la recompensa de su compañero de viaje, le pareció prudente recibir una recompensa por igual, a pesar que sólo había sido generosa con la tortuga dándole a beber agua salada. Se fijó a detalle en el cuello del anciano y notó que colgaba de él una esfera del dragón. El hombre se mostró reacio a entregarla, pero Bulma acostumbrada a las miradas de hombres como él, sabía que bastaba un probada de su belleza para que cediera tu tesoro. Con Goku dando vueltas en el aire sobre su nube, y esperando que no la viera por temor a despertar sus celos, se levantó la falda para mostrarle su vagina expuesta. La brisa del aire la excito un poco, el hombre soltó chorros de sangre de la impresión. Bulma, disfrutando del deseo y desconcierto en él, se levantó un par de veces más la falda y rápido. Después de recibir la esfera, compartió con Goku su alegría. Se despidieron y se fueron.
En el viaje que tomaron de regreso a la búsqueda de las esferas del dragón, tuvieron que pasar por una aldea donde conocieron a un cerdito de nombre Ulong, quien la atemorizaba transformándose en monstruos para reclamar chicas lindas. Con ayuda de Goku, lo atraparon y para que no hiciera más maldades lo incluyeron en su viaje, a pesar de todos sus intentos fallidos de escape. El cerdito estaba muy interesado en Bulma, quien siempre se negaba a cualquier invitación que este le daba. Ella no estaba muy de acuerdo con su inclusión, sobre todo porque podría interferir con sus encuentros sexuales. De hecho, desde aquella primera vez que ella y Goku habían cogido, había pasado tiempo.
Al acercarse a una zona desértica y debido a que Bulma había perdido sus cápsulas, no les quedó otra opción más que atravesar a pie. Cansada, Bulma decidió descabezar un sueño. Solo al despertar, vio lo que parecía el final de una pelea entre Goku y un tipo al cual vio huir, pareciendole guapo. No sabía si era debido a la falta de sexo, pero ahora los demás hombres parecía tener algo. Aún así desistió de cualquier posibilidad, sabiendo que aunque Goku no era tan guapo, tenía capacidades insuperables. Ulong, desesperado por no conseguir el afecto de Bulma, les reveló una cápsula con la que hizo aparecer un remolque. La noche había llegado y Bulma no tenía más ropa. El cerdo les ofreció toda su comida y a ella un cambio. Por supuesto, se trataba de un traje sugestivo. A ella le molestó que el cerdo pensara con qué facilidad lo iba usar para su disfrute, pero recordó que no sólo él la vería, también Goku. Un traje así sería suficiente para despertar el deseo en él.
Después de cenar decidió tomar un baño invitando a Goku. Ulong no pudo disimular la sorpresa, y mientras Goku avanzaba rumbo al baño, Bulma se sentó frente a él para explicarle -creo que no tiene mucho sentido ocultarlo, tarde o temprano te darás cuenta, el caso es que Goku y yo somos algo así como una pareja.
-¿Qué? Pero si es solo un niño.
-Tal vez lo sea, a decir verdad, nunca le he preguntado cuántos años tiene. Solo te puedo asegurar que tiene una polla demasiado grande, y con eso me basta.
-Yo también tengo una polla grande -el cerdito estaba por bajarse los pantalones, pero Bulma le mostró el tamaño aproximado de la verga de Goku separando sus palmas poco a poco -¡eso no puede ser posible!
-Pero lo es. ¿Ahora te das cuenta que no hay forma de competir con algo así? -el cerdito no pudo disimular su cara de decepción -pero sabes, no soy tan mala, a pesar que a veces soy algo impulsiva...
-Y gritona.
-¡Déjame hablar! -le dijo a Ulong molesta -como te decía, no soy tan mala. Tal vez no te deje participar, pero te dejaré ver. Siempre y cuando te asegures que el tipo y su compinche al que se enfrentó Gokú, no vengan a robar las esferas del dragón.
-¿En serio? -Ulongo estaba contento, sabía que con sólo ver un instante, podía jalarsela muchos días usando el recuerdo del cuerpo desnudo de la chica.
-¿Qué te parece mi oferta? ¿Estás de acuerdo?
-Por supuesto que sí. Cuenta con que nadie nos molestara mientras tu lleves a cabo tu pequeño show.
-Es un trato -le extendió la mano y prosiguió -yo te avisaré cuando estemos listos -Bulma se subió en cuanto escuchó a Goku decirle que se apresurara.
Cuando empezaron a bañarse, a Goku se le hizo agua la boca al recordar lo sucedido anteriormente. Bulma podía sentir todas sus terminaciones nerviosas en total desasosiego. Los jugos de su vagina volvían a mezclarse con el agua de la bañera. No obstante, se aseguró que las caricias sobre el cuerpo desnudo no provocarán toda su excitación. Tallo su cuerpo, removiendo la espuma, mojando y secando sin pasión alguna. El entusiasmo de Goku poco a poco se apagó, pero su pene no evadía las reacciones que provocaba rozar el cuerpo desnudo de Bulma. Al finalizar el baño, ella notó su decepción -descuida Goku, lo qué pasó aquella noche se volverá a repetir. Pero esta vez tengo preparada una sorpresa -al instante, él recuperó su alegría a través de una sonrisa de lado a lado.
Fueron a la improvisada alcoba donde Goku volvió a saltar y saltar sobre la cama, sin despegar la mirada de ella, vio cómo subía una de sus piernas a un taburete y pasó la toalla. Hizo lo mismo con su otra pierna y segura de haber secado su cuerpo por completo, sacó el cambio de ropa que Ulong le había dado.
Primero estiró unas mallas azules en sus manos, para ponerselas repitió casi el mismo proceso al secar sus piernas, poniendo una pierna y luego otra sobre el taburete, Goku veía como poco a poco su desnudez fue adquiriendo el tono azul. Cuando estaban a la altura de la cintura estiró tanto como pudo la tela hasta amoldarse perfectamente a su culo. Tomó del tocador frente a ella el cuello y los puños. Miró brevemente el corsé color negro frente a ella, antes de comenzar a subirlo sobre su cuerpo. Cuando estaba dentro de él, abotonó la parte bajo su entrepierna. Acomodo sus tetas en las copas sonriendo por lo acertada de la talla. Había unas zapatillas rojas con amarre de lazo a su lado izquierdo, metió sus pies en ellas y aseguró. Se sentó para colocarse las orejas de color negro y darle algunos repasos a su cara con el maquillaje. Goku había cesado sus saltos y estaba sentado sobre la cama con las piernas cruzadas y agarrando sus talones, viendo lleno de maravilla y deseo la preparación que Bulma ponía en cada acción. Paso el labial rojo por sus labios y después de un pop lucían tan rojos como una manzana. Se levantó y fue rumbo a Goku y le dijo -¡tada!
-Guau Bulma. Te ves hermosa.
-Verdad que si, ¡ay Goku! Viniendo de tus labios no sabes lo feliz que me hace escuchar eso -subiendo una pierna sobre la cama recordó -ay, casi lo olvidaba -Goku no entendió nada, solo la escuchó gritar -¡Ulong! ¡Ya puedes subir! -al chico no pareció importarle la orden, tenía los ojos fijos en las tetas de ella. Caminando a cuatro patas en dirección a él con la mirada fija en su polla, parecía un animal a punto de devorar su presa. Abrió las piernas sintiendo la proximidad de su boca que se abrió para con sus labios tomar el pene, Goku se sostuvo de las manos sujetando las sábanas. Después de un tiempo, volvía a sentir esa calidez, solo comer y pelear parecían igualar el placer que le daba Bulma en los ratos de intimidad. Tenía los ojos cerrados y la boca abierta, la baba comenzaba a escurrir por su barbilla. Las orejas de Bulma rozaban su abdomen en el sube y baja de su boca.
Ulong estaba tomando una taza de té cuando escuchó el grito de Bulma. Ni tardo ni perezoso, escupió la bebida apresurandose a subir. La luz estaba en tono medio, sus ojos se abrieron como platos cuando vio la cola esponjosa del traje de Bulma a la altura del rostro de Goku. Parecía una nube cubriendo, subiendo y bajando lentamente frente a él. Los labios de su vagina se marcaban a la perfección en el traje y ¿podía ver la humedad de ella expandirse en la tela? No lo podía creer. Goku seguía suspirando de placer, algunos cabellos intentaron cubrir el rostro de Bulma, pero ella con su mano derecha los recorrió hacia una de las orejas. Ulong comenzó a avanzar hacia ellos, incrédulo, con envidia del chico. Su mano derecha se levantó lentamente, intentando alcanzar los cachetes de aquel trasero. Se debatió un instante antes de palpar suavemente uno de ellos. La reacción de Bulma fue instantánea, golpeándole y gritando -¡Oye Ulong, te dije que podías ver! ¡Pero tienes prohibido tocar! ¿Has entendido?
-Lo siento Bulma -el cerdito se dolió la mano y bajó la mirada un instante. Goku estaba por salir del trance de placer al que estaba sometido cuando los labios de la chica atraparon de nuevo su polla. Su mente no estaba consciente de nada a su alrededor, el grito había sido como un eco lejano para él -Bulma, ¿me la puedo jalar?
-Haz lo que quieras -dijo Bulma en tono apenas audible, sus labios no se separaban ni un instante, sorbía su saliva y los líquidos preseminales que comenzaban a salir de la polla, algunas veces ocupaba las manos para sostenerla y pasar la lengua de sus testículos hasta el glande del chico, donde daba círculos lentos y rápidos. Ulong acercó un banco para sentarse frente a ellos, se bajó los pantalones por completo y jalo el prepucio de su pene. Se la estaba jalando sin vergüenza delante de la pareja, se imaginaba ser Goku, pero su mente no la apartaba del culo de Bulma. Nunca, al comprar ese traje, imaginó qué se vería tan bien y lo usaría la mujer más guapa hasta ahora conocida.
Si bien había intentado escapar y estaba consciente de los peligros que implicaba el viaje de la pareja, cuando escuchó acerca de la recompensa que ofrecía juntar todas las esferas, concentró todos sus esfuerzo por estar a la par de ellos. Cada quien tenía sus intenciones y las de él permanecían ocultas. Bulma había sido mala con él, grosera y demandante. Pero tal vez si pidiera el deseo de forma correcta, se convertiría en la mujer ideal. Ella era joven, y eso sólo podía asegurar que con el correr de los años su cuerpo maduro superaría las formas de las que ahora gozaba. Si, Ulong por ahora se conformaba con imaginar qué era ese pequeño chico con cola de mono.
Bulma cesó el ataque a la polla y levantó la vista hacia la cara de Goku. Sintiendo el abandono la volteó a ver -¿por qué te detuviste?
-Vamos Goku, ya deberías saber qué se es solo el preámbulo. Ahora sigue lo mejor -Goku sonrió imaginando -ahora, recuéstate un poco -Goku no necesitó más palabras, inmediatamente se dejó caer sobre la cama con la polla parada y apuntando a lo más alto. Bulma se levantó, de pie frente a él, Ulong pudo ver el tamaño de aquella polla, la longitud y grosor no eran ajenos a la comparación que Bulma había hecho instantes atrás. Había detenido su masturbación cuando vio como Bulma desabotonaba el corsé, tomaba lugar sobre la polla de Goku y rasgaba las mallas, como si fuera a cagar estilo águila, fue sentándose poco a poco sobre la polla
-¿Acaso se la va a tragar toda? Eso es imposible. Bulma está loca -Ulong pensaba, detenido por lo asombrado del ímpetu de Bulma. Su coño estaba goteando, y junto a la saliva con que había embadurnado la polla no necesitaba más lubricante. Había sentido la dimensión abrir sus paredes en otra posición, pero sabía que con esta llegaría más profundo. Había algo de miedo en sus ojos entrecerrados, pero el placer superaba cualquier duda. Al primer contacto, una descarga eléctrica sobre su cuerpo doblegó su voluntad encajandose el pene tanto como pudo. Sin llegar a metérsela hasta la base, comenzó el sube y baja, sus manos se aferraron a las sábanas para sostenerse un poco, el movimiento de sus nalgas eran constantes. Ulong volvió a masturbarse frenéticamente. Aquellas nalgas lucían imponentes, se acercó más para ver cómo el coño de la chica se expandía con cada entrada y salida de la verga. El rosa de su interior quedaba a la vista solo un instantes, lo suficiente para que Ulong pudiera imaginar como sería meter su nariz y aspirar aquella humedad embriagante.
-Si Goku, eso es, eso es, sigue así, tan profundo como sea posible -Goku escuchaba los gritos de Bulma, ahora sabía qué era de placer y no dolor, sus manos y pies estaban extendidas, simulando la crucifixión, aguantando el peso de sus nalgas chocando contra su pelvis. Los ojos cerrados y la boca abierta, el hilo de baba sobre su barbilla parecía formar un charco sobre los costados de su cuello. Bulma no hacía mucho ejercicio, pero tenía la fuerza suficiente para soportar su cuerpo con los brazos y piernas flexionadas en su afán por llegar solo a los puntos del placer más cercanos. El miedo a que le rompieran la vagina por completo estaba latente, no obstante, a veces bajaba solo un poco más, milimétricamente, calculando cada movimiento.
-¡Bulma! -decía Ulong, el pene le dolía de lo erecto que lo tenía. Probablemente estaba superando sus propios niveles de excitación. ¿Cómo era posible que Goku aguantara tanto sentones?
Bulma seguía una y otra vez, aunque la tela cubría sus nalgas el sudor iba bajando por su vagina para mezclarse con sus jugos. El sudor de su frente rafageaba las sábanas. Los puños del traje estaban completamente húmedos de tanto secarla. A veces, cuando subía la cara del placer, las orejas rozaban su espalda. Goku ya no podía más, pero aún así esperaba, esperaba qué Bulma diera indicó para acabar.
-Bulma -decía Goku. Parecía cómo si al chico le hubieran dado la paliza de su vida. Las extremidades de su cuerpo parecían sólo un molde de agua, inútiles, todo su control estaba centrado en el aguante de su pelvis.
-Solo otro poco Goku. Solo otro poco. Me estás lastimando, pero me encanta. Cada día te superas más. Eres el mejor Goku -las palabras de Bulma llenaban de orgullo al chico -eso es, se un chico bueno, solo otro poco, solo.. Otro… -de nuevo sentía la sensación en su vientre, como se expandía tomando la forma de su polla. Ansiosa por sentir su semilla expandirse hasta los intestinos, imaginando como el chorro saldría de golpe hacia ella, anunció su corrida -ahora Goku. Vente hagámoslo juntos cariño -Goku tomó fuerza en los puños, apretó las sábanas cerrando los ojos y boca, soltando enseguida todo su esperma dentro de Bulma. La cara se le desencajo unos instantes de todo el placer que experimentaba. La fuerza del chorro era tal que había incluso elevado su pelvis fuera de él sólo un poco.
Ulong no había dejado pasar desapercibido su propio placer, sentía que estaba por arrancarse el pene de tanto jalarsela antes de que juntos, se vinieran. Los chorros quedaron al pie de la cama, sin alcanzar a rozar el trasero de Bulma. Sin fuerza en él, su mano se levantó una vez más pretendiendo alcanzar el trasero, perdiendo el conocimiento. El mismo resultado era para Goku, sin fuerza en el, no vio como Bulma caía sobre su pecho con el rostro descansando al costado derecho de su cuello. Un instante después, buscaba el rostro de Goku para besarlo tiernamente en la frente. La enorme dimensión comenzaba a abandonar su forma en el interior de su vagina, derramando todo el semen sobre las sábanas, Bulma cayó exhausta junto a él, con el cuerpo extendido, respirando con dificultad. La semilla estaba abandonando poco a poco su vagina. Acercó la mano derecha a su cara, palpó una mejilla del chico y acarició su cabello. Miró hacia el frente para ver a Ulong quien estaba inconsciente, después al techo, antes de apagar la luz por completo y quedarse dormida.
La jornada sexual que tuvieron les hizo olvidar por completo a las esferas del dragón. Y aunque sus nuevos adversarios de nombre Yamcha y puar estaban decididos a hacerse de ellas, cuando estaba mirando a través de la ventana trazando su plan, perdieron el conocimiento por el asombro de lo que fueron testigos. Sobre todo porque al parecer él era muy tímido en lo que se trataba a cualquier clase de trato con las mujeres.
Al día siguiente, nadie hizo comentario alguno sobre lo sucedido. Por supuesto, Ulong, no podía evitar mirar a Bulma con el ansia de su libido multiplicarse, esperando cualquier instante a solas para masturbarse con el recuerdo de lo visto.
Cuando había decidido reanudar su viaje, con Bulma vistiendo el mismo traje de conejita para placer de su amante, sufrieron el ataque de Yamcha destrozando el remolque vía un proyectil. Desorientada, Bulma no se percató de como Goku le ganaba a Yamcha y con el remolque destrozado era cargada por Goku. Tampoco, como mientras reanudaban su viaje Yamcha tenía un cambio repentino de actitud y les proveía un auto.