La fabrica

Como todos los lunes los pendientes se acumularon y todo era un caos en la oficina; había que hacer presupuestos, cotizar materiales y para colmo mi jefe quería que fuera a hacer una presentación de ventas a la fabrica donde el se encontraba negociando en ese momento. A mi jefe no le gusta...

Muchisímas gracias a todos los que leyerón mi relato anterior El departamento, como les comente soy nueva en esto y ha sido agradable y super excitante leer sus correos y comentarios. Pronto escribire la segunda parte, pero ahora les cuento una historia diferente, espero les guste.

Para los que me leen por primera vez y para los que no, les recuerdo que aunque mi nombre no es importante y prefiero que cada uno me llame como guste, en todos mis relatos me llamare Sofia. Soy morena de estatura promedio 1.63 creo, mi cabello es negro, lacio y largo como mis piernas, en realidad no soy muy voluptuosa, pero mi pasión por la danza mantiene mi cuerpo en forma y mi trasero muy firme según me comentan muchos, mis tetas son pequeñas pero bien puestas y decoradas con unos pequeños y oscuros pezones.

Era lunes por la mañana y me preparaba para ir al trabajo. Una minifalda de tablones color azul de tartán, blusa blanca de moda y unos zapatos bajos y cómodos eran el atuendo escogido para iniciar la semana, me hice media cola en el pelo con unas pinzas y me dirigí a la empresa donde trabajo.

Como todos los lunes los pendientes se acumularon y todo era un caos en la oficina; había que hacer presupuestos, cotizar materiales y para colmo mi jefe quería que fuera a hacer una presentación de ventas a la fabrica donde el se encontraba negociando en ese momento. A mi jefe no le gusta esperar así que fui a mi oficina por el material necesario para la presentación y de inmediato corrí a mi auto para atravesar la ciudad y buscarlo en la fabrica.

Detesto cuando el no me avisa con tiempo sobre estas reuniones, la minifalda de tartán que usaba ese día puede estar a la moda pero no era lo más apropiado para la ocasión, por fortuna traía unas medias negras, tacones y un saco en el coche que evitarían que pasara por colegiala. Aun así, la falda era demasiado corta.

Al llegar a la fabrica el guardia me indico que no podía ingresar con el auto, tuve que estacionarlo y caminar hasta las oficinas del fondo en zapatillas y con la falda mas corta del mundo. Durante mi recorrido atravesé varias secciones de la fabrica llenas de hombres que no dejaban de mirarme y decirme de cosas.

-Uno: Niña... estás más apretadita que los tornillos de un submarino.

-Otro: ¡Morena!, ¡Necesitas señalización!, ¡Qué con tantas curvas, uno se mata

-Varios: ¡Mamacita!

Los ignore y seguí corriendo hasta llegar a las oficinas donde finalmente encontré a mi jefe. Apenas me vio me grito que era tarde y que había demorado demasiado, me arrebato los documentos del brazo y se dio la vuelta, no me quedo mas que seguirlo. Por fortuna la presentación salió muy bien, pero recién termino mi jefe salió corriendo y me dejo sola. Tenía que atender otros asuntos según el, así que me quede a hacer el papeleo y comencé a recopilar los documentos necesarios para empezar la relación comercial.

Para terminar con el papeleo necesitaba la firma del encargado de uno de los talleres de la fábrica, me preocupaba tener que entrar vestida como iba porque sería presa fácil para las miradas morbosas y los comentarios vulgares una vez más. No es que me moleste demasiado, en realidad me gusta saberme deseada, pero ese día estaba muy molesta y lo ultimo que quería era tolerar a algún patan.

Por fortuna el taller estaba vacío, solo un hombre grande y fuerte con unas herramientas en la mano se encontraba ahí. Entre y le pregunte por el encargado, ni siquiera me volteo a ver y solamente me dijo que era el pero que estaba ocupado. Insistí y le comente que necesitaba su firma en unos documentos, molesto soltó las herramientas y levantó la mirada, me recorrió de arriba abajo varias veces.

  • Encargado: Ya te dije que estoy ocupado zorra.

Me quede atónita y sin saber que decir, me enfurecí por el desprecio que mostraba, pero algo dentro de mi recorría mi cuerpo, un cosquilleo que endureció mis pezones y en un instante hizo escurrir mi interior dejando empapado el diminuto tanga que celosamente protegía mi sexo. Sin decir palabra, temblorosa de rabia y nervios me quede paralizada frente al hombre.

  • Encargado: Es que además de zorra eres tonta, ya te dije que estoy ocupado. ¡Lárgate de aquí!

Una vez mas mi cuerpo fue invadido por ese cosquilleo que me erizo la piel y doblo mis rodillas. Como pude me di la vuelta y cuando me disponía a salir:

  • Encargado: ¿A dónde vas zorra?

  • Yo: Amm voy a, regreso después cuando pueda atenderme.

  • Encargado: (Me da un tirón del brazo) No vas a ningún lado zorra. Ya me hiciste perder el tiempo así que ahora tendrás que pagar.

Yo: Pero no hice nada, lo único que quiero es su firma en unos documentos.

  • Encargado: (Me toma de la cintura) Te voy a firmar las nalgas con mi polla maldita perra, eso es lo que buscabas y ahora lo tendrás.

Yo me retorcía e intentaba alejarlo de mi, pero el era más fuerte y no podía hacer nada contra sus enormes brazos. Bajo su mugroso overol manchado de grasa y sudor, podía sentir como su miembro se ponía duro como roca, yo estaba asustada y excitada, me daba miedo lo que podía pasar pero me prendía la forma en que el tipo me trataba. Como a un trapo me dio la vuelta y restregó su tranca contra mis nalgas protegidas únicamente por mis medias y el diminuto tanga que llevaba puesto. La falda era muy pequeña y para lo único que servía era para excitar mas a la bestia que me aprisionaba. Sus manos recorrían mi cuerpo y yo cada vez ponía menos resistencia.

  • Encargado: Mira lo puta que eres. Te atreves a venir a la fabrica con ese atuendo de golfa de sociedad a calentarnos la polla. Eso requiere valor niña.

Yo seguía luchando pero lejos de conseguirlo solo lograba provocarle placer con mis movimientos. Me sujeto fuerte de la cintura con su brazo izquierdo mientras con la mano derecha recorría mis piernas por la parte interior hasta llegar a mi conchita.

  • Encargado: Pero mira lo mojada que estas puta, puedo sentir lo caliente y mojada que estas.

El hombre estaba como loco y sorprendido por lo que acababa de descubrir, yo aproveche su descuido para soltarme. Di media vuelta y me plante frente a el:

Yo: ¿Querías una puta?

Deje caer mi saco sobre el piso, desabroche uno a uno los infinitos botones de mi blusa mientras volvía a sus brazos, puse la cara mas sexy que podía y tomando una de sus manos lleve uno de sus dedos a mi boca.

Lo inunde con mi saliva y lo recorrí con mi lengua, lo saque lentamente apretándolo con mis labios para dejarlo bien limpio. Volví a mojarlo pero esta vez lo saque húmedo para llevarlo dentro de mi sostén y empapar mi pezon con mis propias babas. El hombre no entendía que pasaba.

Yo estaba como una fiera y empezaba a marcar mi territorio. Me aleje un un poco y dando pasos firmes con las zapatillas lo rodeaba mientras me contoneaba como leona acechando a su presa, haciendo resonar mis tacones y moviendo sensualmente las caderas.

El me tomo de un brazo y volvió a sujetarme con fuerza mientras me decía lo puta que era. Yo seguía contoneándome y buscando su tranca con mis nalgas. El juego de roles siguió su curso, ambos queriamos el control. Lo empuje y corrí hacia una de las mesas que había en el taller, me subí sobre ella y empuje todo al suelo, me puse en cuatro y gateando sobre ella exhibía mi trasero meneandolo de un lado a otro, arqueando la espalda para dejar que mi sexo se asomara bajo la falda.

Llegue a una de las esquinas, me acomode de frente a el y abrí las piernas para exhibir lo que había debajo de mi falda, sentada con las piernas abiertas sobre la mesa lleve mis manos a mi conchita y sobre las medias me acariciaba con fuerza, ya estaba muy caliente y en ese punto no había forma de parar.

Usando las uñas desgarre las medias y viéndolo directamente a los ojos le ordene que se arrodillará y me comiera la conchita. Sin pensarlo dos veces llevo su lengua hasta mis labios vaginales y haciendo círculos alcanzaba cada milímetro de mi intimidad, llevándome al cielo en un instante.

Con ambas manos logre liberar mis pequeñas tetas del sostén que las aprisionaba. Todo mi cuerpo ardía, mis pezones respondían a las caricias del hombre poniéndose cada vez más duros, yo apretaba mi clítoris para intensificar el placer que me provocaba, empezaba a gemir y a disfrutar como loca, lo sujetaba del cabello y lo obligaba a meter su lengua hasta el fondo mi sexo.

No supe como, pero el hombre aquel ya se encontraba desnudo y con su enorme tranca en las manos, me di la vuelta y apoyando una piernas sobre la mesa abrí mi chochito lo mas que pude. Me envistió como perra y de un empujón me empalo hasta el fondo. Comencé a moverme para disfrutar de su polla, sentía sus enormes huevos rebotar en mis nalgas con cada embestida, estuvimos así hasta que me corrí por primera vez.

Saco su polla empapada de mi interior y de inmediato me abalance sobre ella, podía sentir el dulce sabor de mi coñito impregnado en su tranca. Seguí mamando y chupando hasta que el no pudo mas y se vino sin control sobre mi rostro. El se desparramo en una silla y con la mirada perdida se quedo seco y sin decir nada.

Yo tenía ganas de más, pero ahí ya no había nadie para complacerme. Me limpie como pude, acomode mi atuendo y sali del taller...

Continuará

Gracias por llegar hasta aquí, espero sus comentarios.