La extraña clase de yoga
Una amiga de mi esposa,nos invita a acudir a una de sus clases de yoga.O al menos eso creiamos nosotros que ibamos a ir
Esta historia se basa, en un hecho totalmente ficticio. Me gustaría, que el lector, al leerla, cambiara los papeles, e imaginara que mi esposa, es su esposa. Por ello, no describo excesivamente al personaje, para facilitar con ello el intercambio de papeles.
A diferencia de otros textos míos, en este caso, este texto va dirigido a parejas, que lleven ya tiempo de relación, y que si bien la chispa inicial este muy apagada, a veces, esta surge de nuevo con fuerza. Como dice la copla….”Son las cosas de la vida, son las cosas del querer”
Mi esposa, Carolina, con la que me encuentro casado desde hace unos 5 años, mas un noviazgo de 2, siempre ha sido una mujer digamos, recatada. Antes de conocerla, ella tuvo varias historias con otros hombres, por lo que se le suponía una cierta experiencia, pero la realidad es que es bastante “normalita” en cuestiones de sexo. Para mi, esto nunca ha significado un problema, ella me gusta tal como es, y la verdad, nunca la cambiaria, pero he de reconocer, que a veces la relación se vuelve monótona, por la falta de esa chispa, que al menos teníamos al principio. Yo le he propuesto siempre alguna experiencia algo mas intensa, pero ella siempre se ha negado a ello, si bien, al menos lo ha intentado hacer, pero sus “vergüenzas” no se lo han permitido. Entiéndase experiencia mas intensa, simplemente hacer sexo anal, o decirle que saliéramos a dar una vuelta, sin que ella lleve ropa interior. Hace 7 años, lo hubiera hecho, con mas o menos entusiasmo, pero hoy no, con la rutina de los años, hacer esas cosas… le parece… cosa de otra edad.
Tampoco con esto quiero decir, que a ella sea una monja. Por ejemplo, a mi me gustan muchos las playas nudistas, y solemos ir con frecuencia. Carolina, tiene un cuerpo, para su edad, magnifico, y no tiene problemas para tomar el sol en top less, sin embargo.. quitarse algo mas, le cuesta, si bien, tras mi insistencia a veces lo hace, y puede pasearse delante de otros hombres y mujeres desnuda, pero en ocasiones contadas, ya que el pudor le puede, (lo hace, porque si bien en otros aspectos de la vida es bastante insegura, respecto a su cuerpo si es mucho mas segura, tal vez porque sabe que su cuerpo es muy hermoso), si bien eso también depende del momento en que la pille, porque a veces, mi insistencia puede acabar en bronca. Cuando lo hace, me encanta fotografiarla, a la luz del sol, y dejar plasmada su sonrisa, en el archivo digital de la camara. Lo que suele pasar, cuando atravesamos esa raya, es que mi deseo por ella aumenta, y su pudor aumenta en la misma proporción. Normalmente en estas situaciones, la cosa suele terminar, en que me echo boca abajo, ella mete su mano bajo mi cuerpo, y yo froto mi sexo contra su mano mientras ella me besa, hasta que la excitación hace que me corra mientras ella no para de besarme y meter su lengua en mi boca. Esta sensación tan gratificante, tiene su contrapartida, en el hecho, de que una vez terminada la faena, ella no quiere que la toque, de hecho, el único que se desahoga soy yo, y da una sensación amarga, de que ella solo lo hace por mi, para que deje de darle guerra, y así no pasar mas vergüenza delante de los demás visitantes de la playa, que seguramente ni se habrán fijado en nosotros.
Tal vez, lo que ocurre es que no he dado un dato importante, y es que quizás los 2 estemos en “momentos distintos” .Yo tengo 39 años, mientras ella tiene 49. Las mujeres con la edad, su deseo sexual va cambiando, y siempre a menos. Pero como os he dicho al principio, eso no me importa, ya que no cambiaria por nada a mi chica.
A veces salimos, con una pareja amiga nuestra, Noelia y Javier, con los que nos llevamos muy bien. Noelia, es digamos, una amiga reciente de mi esposa, que conoció hace unos 5 años en un trabajo en el que coincidieron ambas, y desde entonces son muy buenas amigas, de esas que se cuentan todo, que tienen muy buena complicidad, y que sobre todo, se ríen mucho. Me encanta verla cuando se ríe, y agradezco que Noelia, le saque tantas carcajadas, si bien hacer reír a mi mujer no es una tarea complicada.
Esta historia debió de empezar un día que Carolina, le haría un comentario a Noelia de nuestra vida de pareja. Seguramente le contó, que estaríamos pasando una leve crisis, en la cual yo querría probar cosas nuevas, y a ella no le apetecía. Noelia tiene 37 años de edad, pero aparenta por físico y por mente, menos, es una mujer muy abierta a conocer nuevas experiencias, y abrir su mente, siendo muy característico de ella, que siempre se esta sonriendo, por lo que le comento a mi esposa, que porque no íbamos un día con ella a sus clases de yoga. Ella llevaba haciendo yoga y algo así como “tantra” unos años, y le iba muy bien. Tenia ganas de que Javier acudiera a ellas, pero el nunca fue, si bien, lo que ella aprendía allí, lo aplicaba en su vida marital, y parece que con espectaculares resultados. Noelia le dijo, que a veces trataban en las reuniones, del como sacar mejor partido a las relaciones sexuales, aprendiendo nuevas técnicas de estimulación, de masajes, de aproximación a tu pareja, de estimulación etc. etc. etc. Carolina, le llamo la atención, sobre todo porque últimamente estaba bastante estresada, sobre todo con la idea de la menopausia, y Noelia le dijo, que las técnicas que ellos aprendían allí le iría muy bien, para mejorar algunas de sus sensaciones y retrasar el climaterio.
Me lo comento lo que había hablado con ella y yo accedí a que fuéramos los 2 juntos, si bien no tenia muy claro a que íbamos allí, ni lo que teníamos que hacer en ese lugar.
Llegamos allí un jueves tarde, después de recoger a Noelia en su casa.
Entramos en una sala bastante bonita, con un suelo de tarima, y una temperatura ideal, teniendo en cuenta el frío que hacia fuera. En la sala se respiraba allí mucha quietud. Esa fue la sensación que mas me impacto al llegar…. la quietud. Esa sensación te ayudaba a sentirte mas en paz, y estar mas predispuesto a mejorar en tu vida interior y a relajarte.
Cuando fuimos recibidos, nos presento Noelia, como anfitriona. Se ve que allí se conocían todos, quizás por el tiempo que llevaban juntos haciendo yoga. Era un grupo de unos 13 personas, incluidos nosotros 3. Había 6 mujeres y 4 hombres, de edades muy dispares.
Me llamo la atención porque se presentaron a nosotros diciendo su nombre, su edad, y el tiempo que llevaban en el grupo, lo que me hizo ironizar en mi interior, ya que me recordaba un poco a las reuniones de alcohólicos anónimos. Hola soy Antonio, tengo 39 años y soy alcohólico, desde hace 11 años, solo que este caso, hago yoga desde hace 11 años. Esa confraternidad entre ellos, le hacia tener al grupo un cierto tufillo a secta, pero me dije a mi mismo, que me olvidara de todos mis prejuicios, y que en todo caso, al terminar, valorara lo que allí se daba.
Creo recordar, que las edades de las chicas eran de 24, 27,36, 47,55, y 59, mientras que la de los hombres era de 33, 43, 49 y 51, siendo 2 de ellas parejas, el chico de 33 con la de 27, y el de 51 con la de 47.
El ambiente era muy agradable, y uno se sentía inmediatamente aceptado e integrado en el grupo. Al poco apareció la profesora, era una chica de 43 años llamada Rosa, muy bien conservada para la edad que tenia, en torno a los 40 estime, pero que representaba mucho menos, pero lo más característico, era que eso de representar menos edad, les pasaba todos. De hecho, Noelia, como dije al principio, representaba tambien menos edad de la que realmente tenia. Todos parecían tener unos 5 o 10 años menos de los que tenían, por lo que al ocurrirles a todos, pensé que tal vez esa juventud de las que todos gozaban se debía a la paz que allí aprendían.
Noelia, nos dijo que a esa clase en concreto había que llevar un pareo, como el que llevan las chicas a la playa, y que dicho pareo tenia un simbolismo muy importante al ser una especie de “halo”. Una vez que eligiéramos ese pareo, siempre tendría que ser ese, y no otro, el que lleváramos a la clase. Me sorprendió ese detalle, así que tanto mi mujer como yo llevamos el nuestro.
Una vez que nos conocimos, fuimos a los vestuarios, en mi caso a los masculinos y vi las taquillas para dejar nuestras cosas, comprobando ninguna tenia cerradura, lo que me hizo pensar que había un sentimiento de hermandad entre todos ellos. Lo que ocurrió después, ya me hizo sentirme un tanto extrañado y absorto. Empecé a ver que todos los chicos empezaban a desnudarse totalmente y a cubrirse solo con el pareo, al estilo de las tribus de la polinesia, en forma de falda, unas más largas y otros mas corta. La sensación de “que esta pasando aquí” se acentúo, porque el silencio fue apoderándose de todos ellos entrando como en un pequeño ritual de cómo colocarse el dichoso pareo.
Uno de los hombres, el mas mayor, me dijo que no me asustara, y si me habían explicado de que iba aquello.
No se… Noelia nos dijo que hacíais yoga, y poco mas… no se… me ha sorprendido esto.
No te preocupes, con este gesto lo que hacemos es quitarnos las defensas, y sentirnos mas en sintonía con el universo, me contesto. Tu tranquilo, me dijo con una sonrisa, que me hizo que me relajara.
Comencé a desnudarme, y me coloque mi pareo naranja a modo de larga falda. Me sentía un poco ridículo, pero….allí todos estaban igual así que el ridículo en esas circunstancias desaparece rápido.
Salimos de los vestuarios descalzos, y nos dirigimos a la sala. La luz, había bajado un poco, haciendo mas intimo el lugar. Había una música de tipo chill out, de fondo que ayudaba más a relajarse.
En ese momento empezaron a entrar las mujeres. Todas iban también con su pareo, y descalzas. Los llevaban anudados al cuello, tapando así sus pechos, pero….. las trasparencias eran demasiado evidentes. Mi mujer entro haciéndome una mueca como queriéndome decir, “¡¡¡donde nos hemos metido!!!” La mire y me sonreí, devolviéndole la mueca haciendo un gesto de “salimos corriendo y nos largamos de aquí?" la seguí observando y note como sus pezones se marcaban en la trasparente tela azul de su pareo. Noelia, estaba a su lado, y me miro con otra mueca. La observe, y podía perfectamente verle las curvas de sus caderas, y los pliegues de su ingles. Con un cierto pudor, observe que no se le notaba el monte de venus poblado, por lo que estime que tenía que llevar su sexo finamente depilado. Las 2 estaban sentadas frente a mí, pero no directamente enfrente.
Nos sentamos en el suelo, y llego la profesora también con un pareo verde pistacho. Rosa, era una mujer morena, de piel oliva, que costaba ver sus orígenes, ya que parecia por un lado gitana, y por otro árabe. Lo que no había duda, es que era una mujer alternativa, una “hippy” pero con una gran educación, y seguridad en sus expresiones.
Con una voz delicada, pero segura, nos comento lo que íbamos hacer hoy. Parecía que el temario de hoy consistía en como masturbar a tu pareja, consiguiendo que esta pudiera llegar a tener variados orgasmos de poca intensidad. En el caso de los hombres, seria igual, para llegar a tener unas sensaciones similares al orgasmo, pero sin llegar a ser tan intenso, como para eyacular. En ese momento…trague saliva al darme cuenta donde estabamos. Una intensa sensación de miedo, se apodero de mí, pero… que la voz de Rosa la fue diluyendo poco a poco. No deja de sorprenderme, la capacidad que tiene un tono de voz, para asustar, tranquilizar, apaciguar, ordenar,…..Rosa tenia una voz, que hipnotizaba y podía tranquilizarte tanto, que en esa sala, el resto del mundo no existía.
Mientras la escuchaba, observe a los demás miembros del grupo. Todos escuchaban en silencio y con atención lo que Rosa decía. Empecé a analizar a cada uno de ellos. Por ejemplo me fije como el chico de 33 años estaba sentado junto a su joven novia de 27, la cual, en la postura que tenia, con sus piernas cruzadas, hacia que tuviera un ángulo perfecto para ver su sexo a través del hueco que mostraba el pareo. Sin embargo curiosamente, la visión de su coñito perfectamente depilado, no me produjo una excitación intensa, sino más bien una excitación latente, que creo que era la que todos teníamos en esa sala. Esa excitación que no provoca que uno se empalme, sino mas bien, que se te ponga “morcillona” y en una mujer, que se le abra discretamente su sexo, mientras se humedece tibiamente.
Ese pensamiento desapareció cuando la profesora dijo;
Comencemos ya, aunque antes que nada… nos relajaremos como hacemos siempre.
Nos tumbamos y ella empezó hacer unos ejercicios de relajación muscular y mental.
Si bien estaba tumbado, podía mirar a mi lado, y ver a la señora de 55 años con sus ojos cerrados y con una enorme sonrisa, relajarse. Daba la sensación del sueño que tiene un niño, cuando se queda placidamente durmiendo… tan a gusto que cierra los ojos sonriendo. En el movimiento de tumbarse, el nudo de su pareo se le soltó, cayendo hacia un lado, y provocando que uno de sus pechos asomara, mostrándome un pezón, pequeño, para el tamaño de su pecho. A pesar de la edad, era una mujer hermosa y que se veía que se cuidaba. Estaba ligeramente maquillada, pero se ve que la experiencia haciéndolo, había hecho que lo hiciera con tal grado de perfección, que apenas era apreciable.
Cerré los ojos y evite volverlos abrir para llegar a relajarme tal como pedía la profesora, llegando casi a un estado onírico, al ser bastante profunda la relajación mental a la que llegue.
No se cuanto tiempo paso, pero quede traspuesto, sin saber ni donde estaba ni que hora era.
La profesora cambio el tono y dijo que la clase comenzaba
En ese momento todo el mundo menos mi mujer y yo, se quito el pareo y lo deposito en el suelo. Me quede petrificado, seguramente mi tez paso a tomar un color de blanquecino a helado.”Mi mujer me miraba diciéndome… que hacemos?” Yo me encogí de hombros, y hice un gesto de “no tengo ni idea que hacer”.Sin embargo, cuando uno entra en un grupo, inconscientemente se deja llevar por el, por lo que me quite el pareo y lo deposite también en el suelo.
La sensación de estar totalmente desnudo frente a toda esa gente que acababa de conocer, me hacia sentir intimidado, pero a la vez excitado. Además, ver a mi esposa desnuda en un lugar cerrado frente a 4 hombres, me excito muchísimo. Ninguno de ellos se quedo embobado mirándola, cosa que no acaba de entender. Ella estaba allí en pie, con sus pechos mostrándoselos a todos ellos, duros como estacas sus pezones, mas del miedo, que de la excitación. Note como una enorme opresión me agarraba mi pecho, al ver el cuerpo de mi esposa, con su sexo depilado a la parisina, es decir, depilado, con solo un pequeño bigote de vello, allí, delante de todos ellos, los cuales merodeaban a su alrededor con una total naturalidad, sin ni tan siquiera mirarla de reojo. Cada vez que la miraba, ella bajaba el rostro de vergüenza, incapaz de cruzar la mirada conmigo. Eso lejos de apaciguarme, hacia que mi corazón latiera con mas fuerza, notando las palpitaciones retumbar en mis oídos. Sin embargo, me sentía a la vez cómodo, y esa dualidad emocional me hacia embotarme mas aun, al no saber hacia que lado decantarme. Todo aquello se hacia con un silencio, solo acompañado de ligeras risas similares a las que se ofrecen por educación, en los actos sociales.
Si bien la sala era grande, estábamos bastante juntos, y era fácil que en los movimientos nos rozáramos. A mi lado tenia a la señora mayor, que estaba ya sentada. Se había cruzado de piernas, y seguía manteniendo su sonrisa. Me fije más en su cuerpo. Y vi que era una mujer más hermosa de lo que antes había pensado. Tenía un pecho bastante grande, pero unos pezones casi diminutos, sus muslos eran blancos, y fuertes, y cabello rubio. Tenía bastante vello cúbico, pero al ser rubio, no parecía tan velludo. Tenía pinta de ser extranjera, quizás francesa o belga, y era tal vez, la que mas disciplina mostraba de los que estábamos allí a la hora de hacer lo que la profesora mandaba. A mi otro lado estaba un hombre de unos 43 años, era de mediana estatura, y con una barba de 2 o 3 días. Su cuerpo era delgado, pero sin ser flaco, y tenia pinta de ser oficinista o funcionario. Aun estaba de pie, a mi lado cuando me senté, y al levantar mi mirada me impresiono el tamaño de su sexo, el cual era sin exagerar de unos 20cn y en estado de flacidez! La tenia como yo, morcillona, pero, la suya me superaba con creces en grosor y longitud. Esa sensación me hizo sentir un poco abochornado, por lo que rápidamente empecé a mirar a los otros chicos y hombres que había en la sala para compararme y salir más airoso en la comparación, pero lejos de ello, me sentí peor. En aquella sala, estaba claro que el que la tenia mas pequeña era yo, y daba igual que se tratara del señor de 51 o el de 33, todos estaban mejor dotados que yo. Aquello me hizo sentir pequeño, ridículo, avergonzado, y debió de notarse mucho, porque la profesora se dirigió a mi sonriente, como siempre, y en un tono conciliador dijo en voz alta, para que todos lo escucharan….
Se lo que estas pensando, pero no te preocupes…. Es natural que sea así.
Yo me quede absorto como si no entendiera lo que me quería decir, pero entendía perfectamente que ella se había dado cuenta de mi pensamiento y de las consecuencias que en mi autoestima había causado.
También aquí hemos hecho ejercicios para aumentar el tamaño del sexo de los hombres, y ellos han sido buenos alumnos. Han sido muy aplicados haciendo los deberes en casa.
Creo que las clases de jelging, han sido una de las clases que mas ha gustado a los chicos de esta sala ¿verdad?
Se oyeron unas risas, y todos asintieron bromeando
Un día volveremos a repetir la clase, con nuevas técnicas y ejercicios que hacen los árabes para conseguirlo.
Evidentemente no lo había dicho para hacerme sentir mejor, sino que realmente aquello debía de ser verdad, a la vista de los resultados, y de que todos asintieran.
La señora de pecho grande y pezones pequeños, miro mi sexo directamente, con toda la naturalidad del mundo, y me susurro con un acento francés;
Tampoco esta usted tan mal, dijo sonriendo.
El saber que aquella mujer me había mirado mi sexo descaradamente a solo unos escasos palmos de mi, y de mi mujer, y había opinado de el, con esa naturalidad, hizo que un rubor tomara todo mi cuerpo, entrándome unos intensos calores, y un gran aporte de sangre hacia mi entrepierna. Notaba como la sangre afluía a mi polla al mismo ritmo que marcaban mis palpitaciones.
Mire hacia mi mujer, con cierto sentimiento de culpa, por lo que estaba sintiendo, y la imagen que vi, me turbo totalmente. Ella estaba arrodillada, al contario del estilo como estaban casi todos, que estaban con las piernas cruzadas, sus manos estaban apoyadas en sus muslos y a su lado estaba un hombre de pie que se ve que le habría preguntado algo. La cara de mi mujer, estaba justo a la altura del sexo de aquel hombre, ella le intentaba mirar al rostro, alzando la cara mientras le respondía, pero no habría mas de 25 cn entre el rostro de mi mujer y la enorme polla de aquel hombre de unos 51 años. Tenia que esforzarse en no mirarsela, y se la miraba.. claro que se la miraba. Me sentí violento, a la vez que una sensación de celos que nunca había tenido con ella, empezó a invadirme. Carolina siempre había sido muy coqueta hablando, no es que lo hiciera con mala intención, simplemente es que ella es así, y eso a veces me jodía, pero lo admitía, pero otra cosa es que pareciera que coqueteaba con la polla de ese tío, casi a punto de metérsela en su boca cada vez que ella la abría para responderle algo.
El se sentó y ella me miro. Volvió ha hacerme una mueca, apretando los labios, y abriendo mas los ojos, sonriéndome con ellos y la comisura de sus labios. Yo le devolví la sonrisa, pero de una manera pasiva, que creo que ella no advirtió. Es curioso como somos… en aquel momento, viéndola a ella, frente a la entrepierna de otro hombre, me di cuenta de lo muy enamorado que estaba de ella, tal vez, porque ver esa polla tan cerca me hizo ver, que tendría que seguir amándola mucho, para no perderla.
Me sentía muy turbado, tanto, que no me fije hasta ese momento en Noelia. Estaba al lado de Carolina, sus menudos pechos, me resultaban tremendamente deseables, siendo la 1º vez que se los veía, ya que cuando íbamos las 2 parejas a la playa juntas, jamás, ninguna de las 2 se puso en top less. Su cabello, era largo y moreno, y las puntas de el llegaban hasta casi rozar sus pezones. Como siempre, sonreía, y me miraba intensamente, intentando de esta manera, averiguar como me sentía, y por otra tranquilizarme en esta situación tan violenta. Su cuerpo menudo, tenía unas curvas que la hacían más femenina. Las redondeces de sus caderas, y sus muslos rechonchos, la hacían parecer una musa para la fertilidad. Si bien era delgada, ya se anticipaba, que dentro de unos años su cuerpo engordaría, y perdería ese toque de juventud, pero aun así, seguía teniendo un cuerpo muy agradable de ver.
Seguí recorriendo la sala, viendo a los demás miembros del grupo. Generalmente, en frío, un cuerpo puede llegar ser feo, si no esta bien cuidado, esta gordo, o excesivamente delgado, no fibroso, viejo y arrugado etc. Sin embargo, todo es una gran mentira. Hemos sido presa de unos patrones estéticos que nos dicen, que es lo bonito y que es lo feo, despojándonos muchas veces de nuestro propio criterio. En aquel grupo no había top models, ni hombres que anuncian calzoncillos en las paradas del autobús. El grupo que allí había, era un compendio de gente “normal” que iba desde los 24 años de la más joven, a los 59 de la más adulta. Había mujeres delgadas, y hombres más o menos gruesos, una chica con un poco de barriga, y un hombre que cojeaba un poco al andar, sin embargo…. había mucha belleza en todo aquello. La sensación de libertad, de aceptación, de vernos como iguales… contrarrestaba cualquier tendencia a sentirnos mejor que el de al lado. En esa variedad, había una belleza intrínseca, tal y como la plasma en fotografía Manabu Yamanaka, en sus imágenes de ancianos. Solo había que permitirnos ver la belleza, para encontrarla en cada uno de nosotros. Aun así, he de reconocer, que mi mujer brillaba con luz propia. Es como si toda la luz de aquella sala, la iluminara solo a ella… o al menos así lo sentía yo.
Rosa, era la única que no estaba completamente desnuda, llevaba puesto el pareo, si bien, lo usaba solo a modo de falda, dejando sus pechos al aire. No se apreciaba bien si el tono moreno de su piel era de tomar el sol desnuda, o simplemente que sus orígenes étnicos la hacían tener ese tono moreno, aceitunado.
Tenía el pelo recogido, y sus pezones casi negros sobre un pecho pequeño, pero muy bien sostenido. He de reconocer que me parecía espectacular la belleza exótica que irradiaba.
Le dijo a Noelia que se acercara, y que se pusiera delante de ella, los demás nos acercamos más, para ver mejor que iba a hacer...Tiro el pareo de Noelia a sus pies, y ella se tumbo. Le dijo que se incorporara, para que su cuerpo descansara sobre ella apoyando su espalda en el pecho de Rosa. Al hacerlo era vidente que Noelia, sentía en su espalda, la dureza de los pezones de Rosa. Dijo que se relajara y que abriera las piernas. En ese momento apareció un espectáculo fascinante.. ante mi,.. y ante todos nosotros, apareció el sexo abierto de Noelia, ligeramente humedecido. Note como de nuevo, la sangre rellenaba mi cuerpo, y como mis pulsaciones volvían a subir. No podía creer que Noelia estuviera allí delante de nosotros de esta manera, no daba crédito a lo que veía, Tenia su sexo abierto frente a mi, a solo 1,5mt de distancia, una de las mejores amigas de mi esposa estaba allí, abierta de piernas frente a todos nosotros, y no solo eso… yo estaba desnudo, y medio empalmado… y mi mujer poco mas o menos estaba igual. Hubiera dado lo que fuera por saber que pensaba mi mujer en ese momento, y me pregunte, si Javier sabría que hacia su mujer en aquel lugar.
Rosa la tomo desde atrás, y hablando suavemente empezó a acariciarla, con la yemas de sus dedos. Mientras lo hacia, le preguntaba a veces a Noelia, si sentía placer, o si le molestaba algo, teniendo siempre como respuesta que se encontraba muy bien. Empezó a pajearla delante nuestra, y mientras lo hacia iba explicando la técnica, movimientos siempre circulares con la yemas de los dedos, alrededor del clítoris, pero sin llegar nunca a tocarlo. Mientras lo hacia, notaba como el sexo de Noelia, se iba abriendo mas y mas, y como la humedad se tornaba en gotas, que chorreaban desde los pliegues de su sexo hasta su perineo... Mientras, Rosa seguía explicando todo aquello con una absoluta indiferencia frente a lo que hacia, era casi como un cirujano explicando a otros médicos como debía de hacer una incisión en un tejido, pero a la vez que mostraba esa profesionalidad, se mostraba cariñosa con Noelia. Mientras ella había cerrado los ojos y se dejaba hacer, notando desde mi angulo, como sus piernas se tensaban y se relajaban. Cuando se tensaba, Rosa le decía… relájate, relájate.. consiguiendo que Noelia cada vez se tensara menos por el placer que sentía. Una vez que había llegado a ese clímax, dijo que teníamos que empezar a dar pequeños roces a su clítoris, pero siempre, sin centrarnos en el. Y sin que la chica se tensara… todo se tenía que hacer con una absoluta relajación. Empecé a notar como con tanta relajación, tanta paja lenta y tanto roce, mi polla empezó a ponerse algo más que morcillona, me estaba empalmando allí delante de todo el mundo y delante de mi mujer, menos mal que ella no se había fijado en mí. No quería mirar, pero no podía hacer otra cosa, Si miraba a mi lado, veía la mirada intensa de mi compañera de la izquierda atendiendo las explicaciones, y no podía olvidar lo que me dijo que no estaba tan mal dotado. Si miraba a mi frente, veía a mi mujer, desnuda con un hombre detrás, que le rozaba su polla en sus nalgas, mientras ella, ni se molestaba frente a ello, y todo lo mas que hacia por evitar la situación era cerrar las piernas, y pese a ello, asomaba su vello pubico entre sus muslos apretados. El sonido de los gemidos de Noelia, indicaba que ya habían llegado al momento de tener esos pequeños orgasmos, suaves, y no intensos, pero yo ya no podía mirar mas, no sabia que hacer. Notaba como mi mujer miraba atentamente como hacer el ejercicio, mientras el hombre de 51 años, no paraba de rozarse contra ella, pero controlando la situación, haciendo que su polla a media asta, se frotara contra el culo de mi esposa, dándoles pequeños toques según le llegaba mas sangre o no, a la punta de su capullo. Yo me hallaba totalmente empalmado, y me fije que era el único que estaba así en es sala, y me dije a mi mismo… pero a estos tíos que les pasa, que no se empalman!!! Es que no es suficiente esto para ellos. Luego pensé, que se debía al enorme tamaños de sus pollas, que necesitarían mas sangre para mantener la erección, pero la razón no era ni la una ni la otra. Simplemente es que ellos llegaban a controlar su excitación, para de esta manera ser mejores amantes con sus parejas.
Noelia, daba pequeños gemidos, mientras con su lengua intentaba humedecer su boca, seca de tanto éxtasis, sus ojos estaban cerrados, y a la vez había una profunda paz en su rostro. Rosa dijo en voz alta, que las chicas empezaran a estimularse su sexo, de la misma manera, siempre suave, y sin intención de buscar el orgasmo. Mire a todos lados y empecé a ver como todas ellas, llevaban sus manos a su entrepierna y comenzaban a tocarse, despacio, mientras seguían mirando como Noelia seguía corriéndose despacio, y suavemente. La señora que estaba a mi lado, se metió sus manos en la entrepierna y comenzó a estimularse, mientras cerraba los ojos para sentir más. En unos segundos, un olor a sexo femenino, inundo la sala, ese olor acre de los efluvios que salían de las entrañas de todas esas mujeres, provocaba en mi un tremendo éxtasis, pero nada, absolutamente nada, comparado cuando alce la vista y vi, como Carolina, estaba abierta de piernas frotándose con la punta de sus dedos su sexo, que ayer mismo se había rasurado, dejándolo suave y terso, y a la vista de todo el mundo, mientras, su compañero de al lado, seguía mirando a Noelia, con su mano agarrando su enorme tranca moviéndola despacio. No me podía creer que mi mujer estaba haciendo eso… allí delante de tanta gente… no daba crédito a lo que veía. En ningún momento me miro, ni busco mi aprobación, simplemente obedeció las indicaciones que había dado Rosa. Esa imagen de mi esposa, tocándose su sexo, de rodillas, y semiabierta, escuchando las explicaciones, y cerrando los ojos, para sentir mas, tal y como decía la profesora, seria una imagen que difícilmente olvidare.
Tras una sesión de mas o menos unos 12 minutos, y numerosos suaves orgasmos, la profesora dio por concluido el ejercicio con Noelia. Ella se levanto, y nos sonrío a todos, y todos aplaudimos su “show”. Aquello de aplaudir me pareció surrealista, pero el hecho de aplaudir, lo único que hizo que las fragancias de los sexos de aquellas chicas, se hiciera mas intenso, y se expandiera aun más. Ese olor, a tierra mojada, con ese toque de orina, casi me hace desmayarme.
Rosa pidió ahora a Julio que se acercara a donde ella estaba. Julio era el chico de 49 años. Era alto, y fuerte, aunque quizás un poco grueso. Se acerco, a donde estaba Rosa y le dijo que se tumbara. Al acercarse pero sobre todo al tumbarse, pude apreciar perfectamente lo que ese hombre llevaba colgando entre sus piernas. Sin exagerar, aquello era un enorme pepino flácido, que no puedo estimar si mediría 23 o 26 cn, pero, si puedo casi asegurar, que pesaría un Kg. Rosa le dijo como tenia que tumbarse, y aquello le llegaba y superaba su ombligo.
Rosa miro alrededor y dijo… a ver.. la nueva… vente aquí.
Intente tragar saliva, pero en mi boca tenia la sensación de haberme tragado un saco de cemento. Parecía que la ultima gota de saliva que me tragué, bajaba por mi traquea, como una carga pesada que cae por unos escalones, despacio, y dando golpes.
Carolina se levanto, despacio, mientras se acercaba al cuerpo de dichoso julio. La tenia frente a mi, y ella no sabia que hacer,… si mirarme, bajar la mirada, o mirar al chico. Al final decidió mirar a los ojos al chico. Estaba de rodillas frente a su enorme polla, como cuando un comensal se sienta a la mesa para comer un majar. Sus manos estaban agarrando sus muslos, y notaba como los agarraba con fuerzas presa del nerviosismo.
Rosa empezó a explicarnos, como había que hacer una paja a un hombre para que llegara a correrse lentamente, y en repetidas ocasiones. En ese momento Carolina me miro con una mirada triste, imagino que pensando que estaría yo pensando de ella. Mi reacción fue sonreírle, y asentir con la cabeza… queriéndole decir; Adelante… no te preocupes por nada…. Todo va a salir bien.
Rosa comenzó a explicar que para llegar a esa sensación , había que tomar el sexo del varón y masajearlo despacio… muy despacio, igual que en el caso de la mujer, no buscando el orgasmo, sino simplemente masajear buscando solo la estimulación nerviosa de de los tejidos de esa área.
Indico a Carolina que tomara el sexo de Julio y comenzara a frotarlo contra el propio vientre de el.
Ella acerco su mano, y comenzó con la palma de su mano abierta, a frotar su sexo, como si estuviera haciendo pan. Me dolía la garganta, parecía que junto con el cemento, me había tragado un vaso de alfileres que se me clavaban a lo largo de todo mi esófago. Conforme ella iba agitando y frotando su mano, el sexo de aquel chico empezó a cobrar vida, levantándose despacio.
Rosa indico a mi mujer que lo tomara y que lo empezara a pajear, poco a poco. Daba la impresión que mi mujer no sabia lo que era una paja, pero lo que ocurría realmente, es que lo que no sabía es que existían miembros de tales dimensiones. Cada vez aquello se erguía mas, y Rosa indico a mi esposa, que usara las 2 manos si hacia falta, para mantener el ritmo.
Conforme aquello se erguía, y mi mujer lo hacia crecer mas, empecé a darme cuenta que ella iba tomando mas seguridad en lo que hacia, y que le gustaba la respuesta que encontraba en el. Conforme el empezaba a gemir, ella sonreía mas, orgullosa de hacer un buen trabajo, y de hacerlo bien. Sea como sea, ella era ahora mismo la protagonista, en aquella sala y todos estaban pendientes a lo que hacia, siendo yo quizás su primer fan. Cada vez movía mejor sus manos, y Rosa le indico que debía de hacer un pequeño giro de vuelta y vuelta, con la mano, como si su mano fuera una tuerca que se aprieta y se desaprieta a un tornillo. Rosa le dejo un poco de lubricante, que ella uso generosamente en la cabeza del capullo de Julio. Note como mi esposa, le pregunto entre susurros a el, si se lo estaba haciendo bien, a lo que el respondió que maravillosamente.
La profesora seguía con sus indicaciones, y mi mujer a dos manos, pajeaba despacio y sin frenesí a aquel desconocido, mientras nos miraba a todos nosotros buscando nuestra aprobación. Yo me preguntaba que debía de sentir ella teniendo todo eso entre sus manos, y me sentía extrañamente y tremendamente excitado.
La maestra, dijo que aumentara el ritmo, pero que mientras lo hacia, intentara que el movimiento hacia abajo fuera mas intenso que hacia arriba, ella asintió, y el chico empezó a gemir de manera intensa, muy intensa, lo que indicaba que estaba llegando a un orgasmo, justo en ese momento, Rosa le dijo que cuando sintiera que la polla de el temblara, y diera latigazos, solo realizara el movimiento hacia abajo, y no hacia arriba. Carolina lo hizo, y el chico se corrió sin eyacular. Mi mujer se mostró sorprendida, agradablemente sorprendida. Me fije mas en ella, y me di cuenta que estaba muy excitada, sus sexo estaba totalmente abierto, aunque me resultaba difícil de ver, pero lo que mas la delataba era lo erguido que tenias sus hermosos pezones.
Rosa dijo que a partir de ese momento, los chicos, y las chicas si lo deseaban, comenzaran a tocarse ejercitando lo que mi mujer hacia. Mientras ella seguía pajeando a aquel hombre, el resto de los hombres, incluido yo, nos acariciábamos el sexo lentamente. Yo sin embargo lo hacia mas lentamente aun, porque el solo hecho de pensar, que mi mujer tenia agarrada esa enorme polla, mientras que otros 3 hombres se masturbaban mirándola, a la vez que unas chicas la miraban con atención, podía hacer que me fuera en un instante
Este ejercicio lo repitió 2 veces mas… llegando en poco tiempo a sentir 3 orgasmos, sin eyacular. Rosa dijo que ya bastaba ya que en el hombre no era bueno abusar, por no seque daño se le podía hacer a la próstata, así que dijo que en el ultimo, cuando sintiera los latigazos, lo continuara haciendo normalmente, sin ir solo hacia abajo para que se descargara.
Mientras llegaba ese momento, algunas chicas ya se metían sus dedos en su raja, y el resto de los hombres se frotaban o se pajeaban con mayor o menos intensidad, en ese momento advertí un gesto de retirada de mi mujer, y unas fuertes convulsiones en todo el cuerpo de el y tras ello una enorme descarga de semen sobre el vientre de este hombre, pero que llego a manchar el pecho de mi esposa, y alguna que otra gota que alcanzo a alguna de las presentes. Rosa indico que eso era normal, al haber espaciado tanto los orgasmos, las vesículas seminales habían producido más y más semen, y el orgasmo final era más intenso. Para mi aquello no era normal. Aquello era un grifo abierto y no había una explicación fisiológica que lo pudiera explicar
El ritual termino, igual que el de Noelia, unas sonrisitas de los protagonistas, un aplauso, y unas toallitas húmedas para limpiarse las pruebas del delito. Mi mujer, sonreía a todos, llena de satisfacción de lo que había hecho, orgullosa de sentirse la protagonista, aunque su único merito fuera haber sido una pajillera, eso si.. una muy buena pajillera. Su sexo, al levantarse pude apreciarlo con mejor ángulo, y notaba como se iba cerrando, pero las masas carnosas de los pliegues que tenia, denotaba lo muy abierto que había estado. Me miro, se encogió de hombros, y me sonrío como lo hace una niña pequeña. Dios!! Cuanto la adoraba. El chico se dirigió a su sitio, con su miembro aun goteando, pareciendo más una tripa que se le había salido del cuerpo, tan roja, y brillante que casi le llegaba la rodilla, que un miembro viril.
Rosa se dirigió de nuevo a nosotros, diciéndonos que ahora iba a enseñarnos a todos, la diferencia, entre lo que habíamos visto, y una “relación” normal, sin usar estas técnicas, y que apreciáramos las diferencias.
Te toca, me dijo mirándome…..
Me levante, sin una especial sorpresa, ya que imaginaba que al ser el nuevo, me tocaría salir a la pizarra. Además… necesitaba desahogarme.
Hizo que a mi lado se sentara la señora mayor que estaba a mi lado, llamándola por su nombre.
Valentina, va hacerle un masaje como los que siempre se hacen… y quiero que todos os fijéis en las diferencias que el va sentir con respecto a las técnicas que os he indicado.
No se porque, pero me apetecía que fuera ella la que me lo hiciera. El toque de saber que ella era mayor que yo, en casi 16 años, le hacia dar aquello un morbo especial. Valentina, como explique antes, tenia 55 años, era rubia, con un pecho bastante grande y unos pezones pequeños. Estaba maquillada, pero, de una manera que apenas era apreciable, que permitía ver algunas de sus arrugas, y patas de gallo, que lejos de hacerla menos bonita, para mí, la hacían más bella. No era una mujer ni delgada ni gruesa, y la verdad.. le veía, o quería verle un cierto parecido a Norma Duval. Yo permanecía tumbado, con mi polla a media asta, caída sobre mi vientre, como dormida. Ella se acerco a mí, andando, y desde abajo pude ver, como si bien tenía el pubis lleno de vello, su vulva si estaba muy bien afeitada. Tal vez parezca una tontería, pero me pareció que su coño era hermoso, grande y carnoso. Debido a los ejercicios anteriores, en los que ella se había estado tocando durante el proceso, su sexo, estaba bastante abierto, con ese tono brillante que deja la humedad en la carne. Al acercarse a mi, me vino su fragancia, ese olor a sexo que en el caso de ella, me recordó un poco al olor del champán seco.
Se sentó a mi lado, y tomo mi polla delicadamente. Me miro y me sonrío, y empezó a agitar la mano… despacio, pero de manera intensa. Rosa le decía que lo hiciera a su “bola” tal y como ella quisiera, ya que lo que teníamos que ver era el proceso habitual.
Cada vez me la iba agitando mas y mas,,, y mi polla se le hacia grande entre sus dedos. La sensación de estar allí delante de 13 personas, todas observando como me pajeaba Valentina, hizo que las sensaciones fueran mas intensas de lo habitual. Observe como Rosa iba repartiendo toallitas húmedas entre los chicos que allí estaban, mientras indicaba a Valentina que con su otra mano libre, se tocara, de la manera que a ella le diera mas placer, pero que a mi solo lo hiciera sin usar ninguna técnica.
Desde el suelo observe a mi mujer, que me miraba atenta, muy atenta, y girando la cabeza como un ave, para no perderse detalle. A su lado estaba Noelia, con la misma actitud. Las 2 se fijaban en todas mis reacciones, en como mi vientre subía y bajaba, en como mi respiración se hacia mas o menos intensa. Vi como todo el mundo empezaba a tocarse, ellas metían sus manos entre sus piernas, y movían sus dedos entre los pliegues de su sexo, mientras ellos hacían lo mismo, agitando su mano sobre su sexo mientras estaban sentados o algunos tumbados. Mi mujer, se acariciaba despacio, seguramente usando la técnica que la profesora había indicado, y a su lado Noelia hacia lo mismo. Ninguna den las dos, ni nadie en particular miraba a otro, solo a nosotros dos o cerraban los ojos. En sala solo reinaba el silencio, algún comentario de Rosa, y un rumor de gemidos de todos nosotros, sin ser intensos, solo un rumor….
El olor del sexo de Valentina me embriagaba, y cada vez se hacia mas intenso conforme ella se tocaba mas. Lo hacia a la manera tradicional, haciendo movimientos rápidos y circulares. Los 14 cn de mi polla, le cabían en una sola mano, a pesar de tener una mano pequeña, lejos de mi mujer, que debió usar las 2 manos en algún momento con el semental con el que estuvo.
Estaba a punto de reventar, y para evitarlo intentaba pensar en otra cosa, pero no podía… había demasiado estímulos para poderme concentrar en otra cosa. Lo que más me excitaba era pensar que mi mujer estaba allí, mirando como me pajeaba Valentina, y empecé a imaginar que la mano de Valentina era la de Carolina, mientras la miraba como arqueaba su espalda mientras se tocaba mirándome
Empecé a escuchar algún gemido mas intenso, y vi. como uno de los chicos, se la agitaba de manera violenta, con mucha fuerza, hasta correrse… fue el 1º, la 2º fue mi meretriz, valentina, y el 3º fui yo casi al instante, de notar como ella se corría, y a pesar de ellos, seguía machacando mi polla porque lo importante para ella no era su propio placer, sino terminar bien el ejercicio. Ese toque de indiferencia, proveniente de ella, fue lo que desencadeno mi orgasmo. He de reconocer, que si bien no eche tanta leche como el semental anterior, el hecho de haber estado excitado durante tanto tiempo, en aquella sala desde que llegamos, provoco en mi un diluvio de semen, que mancho mi pecho, y el rostro de valentina, sin notar yo en ningún momento que esto le molestara. Siguió meneándomela hasta sacar la última gota de mi leche, dejándome extasiado. Cerré los ojos, para saborear lo que sentía, mientras escuchaba uno detrás de otro, los orgasmos de mis compañeros. Es curioso, como habíamos llegado a esa sintonía todos que practicamente hacia que todos llagáramos al clímax casi a la misma vez.
Alce mi vista, y vi. como Carolina, se limpiaba el semen que el compañero de su lado había escupido sobre sus nalgas y espalda..
¿Todos bien? pregunto rosa…. Nadie contesto, pero eso significaba que si.
Nos invito a tumbarnos y descansar un poco… al menos 10 minutos. Parecía que todos estábamos hipnotizados. Me tumbe… y casi podría decir que me dormí, hasta que Noelia se acerco a mi y dijo
Muchacho.. que tenemos que irnos!!
Nos levantamos y nos fuimos a los vestuarios unos desnudos y otros con el pareo. Y nos duchamos, casi todos a la misma vez, ya que había duchas de sobra.
Al salir todos nos reímos, y comentamos que íbamos hacer mas tarde.
Curiosamente, todos estaban deseando llegar a sus casas y abrazar a sus parejas. No se si alguno le haría también el amor, si aun le quedaban fuerzas, pero todos, tanto chicos como chicas, deseaban llegar a casa y buscar el reposo en sus parejas.
Nos invitaron a que volviéramos, y nos despedimos
En el coche, llevamos a Noelia a su casa, y no hablamos mucho de lo que había pasado, pero si le pregunte si Javi sabia que hacia ella allí, y dijo que si, que lo sabia y que no le importaba. Al fin y al cabo, en ningún momento se podía decir que aquello era infidelidad o había un vínculo emocional entre los miembros del grupo. Simplemente se iba a aprender. Yo no podía discutir aquello, porque realmente era así.
Es mas, decía que cuando ella se tocaba, es cierto que ver a otras chicas tocarse, o ver un hombre desnudo junto a otra chica, la excitaba, pero solo era como un desencadenante, ya que para llegar a su orgasmo mientras se masturbaba allí, cerraba los ojos y pensaba en Javier. Si no pensaba en el, no llegaba. Lo que allí se veía, no era suficiente. Por eso decía, que allí es donde realmente se daba cuenta de lo mucho que amaba a Javier. Carolina asintió diciendo que la entendía, porque a ella le habia pasado exactamente igual. Yo me quede pensando también, y realmente tenían las 2 razon. Lo que realmente me excitaba era pensar en mi mujer cuando hacia el amor con ella, o cuando Valentina me la meneaba.
Esa noche nos acostamos tremendamente abrazados, yaciendo uno al lado del otro.
No volvimos a ir, pero…nunca lo olvidaremos