La Extraña Chica Nueva (2)
Me vine sobre mi mano, pensando e imaginando que todas esas caricias me las había proporcionado Awilda, ammm niña, donde estas.
Era la dulce y tierna voz de Awilda,
Awilda: Mariela ¡ amm, si quieres puedo acercarte a la parada en la cual tomas el auto bus. Siempre llevo a las chicas a sus respectivas paradas, así que, porque no vienes, claro, si estas de acuerdo?
Aparte de la jefa que tenía su jeep, Awilda era la única que tenia carro.
Yo: amm, claro, no hay problema. Quise disimular un poco la sonrisa que se formaba en mi rostro. Por fin me tomo en cuenta (pensé).
Me pareció muy ágil al volante aunque solo dispusiera de una sola mano para conducir.
En los días venideros Awilda se mostro mas amable conmigo. Siempre que llegaba en las mañanas pasaba por mi cubículo y me saludaba con una gran sonrisa, me pedía favores, y en la hora de almuerzo conversábamos acerca de muchas cosas de nuestras vidas y nuestros gustos.
Me encantaba mirar su boca cuando me hablaba, me encantaban sus gestos, en muchas ocasiones me perdía en el limbo mientras ella hablaba, yo me quedaba callada, y solo la contemplaba.
Awilda se convirtió en mi aire, no podía sacarla de mi cabeza, las noches eran un tormento, daba vueltas y vueltas en mi cama, pensando en esa chica, pensando en escapar con ella, pensando en una vida juntas, haciéndole el amor en mi mente, ufff.
Esta situación me ponía bastante caliente y me excitaba mucho, quizás nunca me había acostado con nadie, pero si había explorado mi cuerpo y ya conocía mis zonas de placer, el simple echo de recordar el aroma de su perfume me ponía bien caliente, no aguantaba tenia que tocarme para poder sofocar las llamas que quemaban mi cuerpo.
A mi suele darme mucho calor así que duermo con muy poquita ropa, una blusita de tiritos muy holgada y unos shorts cortitos también holgados, no me gusta dormir con pantaletas, así que solo uso el short.
Estando en mi cama ya súper caliente, baje mi mano acariciando suavemente el centro de mi vientre, el lugar donde se encuentra mi ombligo y fui bajando lentamente a mi vagina en donde sentía un cosquilleo muy rico y ya pues estaba muy mojada.
Comencé a acariciar mi clítoris lentamente, arriba y a bajo, lo presionaba, movía mi dedo en forma circular, eso me causaba un placer inmenso, sentía temblar mis piernas, baje mi dedo a la abertura de mi vagina abrí bien mis piernas y lo introduje allí, comencé el mete saca muy lentamente y me di vuelta, quedando mi mano debajo de mi cuerpo, comencé a mover mi cintura sobre mi mano, sintiendo como mi dedito recorría mi vagina y me daba un placer inmenso, unos jadeos y leves gemidos escaparon de mi boca, mmm, mmm..
Me vine sobre mi mano, pensando e imaginando que todas esas caricias me las había proporcionado Awilda, ammm niña, donde estas.
Me dormí inmediatamente, como un bebe estuve soñando en mi princesa tan hermosa, soñaba que corríamos por un gran jardín y que nos tumbábamos en las flores a darnos muchos besitos, jajjajjaja ay Dios, estaba súper clavada con esa chica.
Después de esa noche tan rica, me desperté con mucho ánimo y una nueva meta fue trazada junto con mis otros objetivos, estaba decidida a votar el miedo y la timidez y contarle a Awilda que me encantaba y me traía loca.
Ufff ¡ pensaba en eso sentada en mi cama antes de irme al trabajo.
Yo: coño ¡ despierta, y deja la timidez ( me dije a mi misma).
Estaba decidía a hacerlo ese día, aunque me arriesgaba a muchas cosas, pero no me importo, ese era el día que había elegido para hacerle saber a esa chica que me traía loca.
Llegue al trabajo, temprano como siempre e inmediatamente me puse a revisar los pendientes que tenia, el trabajo era tedioso, para colmo Sharon trajo un montón de folders para que los revisara, en eso llego Awilda y nos saludo a las dos con una gran sonrisa.
En la hora del almuerzo estaba un poco callada y pensativa, Awilda estaba conmigo, y estábamos solas, creí el momento propicio para contarle de mi atracción hacia ella.
Quería hablar, ashh, si quería, pero amm, en ese momento no tuve valor para hacerlo, hablamos de la cotidianidad y ahí se nos fue la hora, cada quien regreso a su trabajo, diablos ¡ deje pasar mi oportunidad, pensé.
Luego del almuerzo las horas se me hicieron eternas, ashh ¡ suspiraba y miraba el reloj a cada rato, estaba loca por irme a mi casa, me sentía pesada.
La jefa salió temprano, así que Awida nos dijo que ya podíamos irnos.
Sharon: bueno, Alexandra, Olga y yo vamos a aprovechar y vamos a ir al sastre a encarga unos pantalones, así que no nos iremos contigo Awilda.
Awilda: aahh bueeenoo, y tu Mariela, te vienes conmigo??
Yo: amm, claro que sii. ( ufff, íbamos a estar solas en el carro, pensé, ahora si le cuento)
Salimos del edificio y nos dirigimos a su carro, me senté en la parte de atrás, y bueno encendió el auto y emprendimos la macha.
Ella miro por el retrovisor y me vio muy pensativa,
Awilda: ya esta hecho, así que no lo pienses jejjejeje.
Yo: jejejjej
Awilda: porque tan callada y pensativa?
Yo: amm, es que quisiera decirte algo.
Awilda: a ver, cuéntame.
Yo: amm, es que no se si sea prudente (le dije, bajándola mirada)
Awilda: a ver señorita, cuéntame de que se trata y luego yo juzgo si fue o no prudente.
Yo: bueno, ok, pero con una condición.
Awilda: jejje a ver cual? (estaba un poco impaciente)
Yo: que no le cuentes a nadie, porque lo que diré me puede traer problemas. (Aquí todavía es un tabú ese asunto de la homosexualidad, el lesbianismo y esas cosas, así que podría tener problemas en el trabajo.
Awilda: oooook, mira, prometo no decirlo a nadie siii???
Yo: ook, (respire hondo, la mire a los ojos y lo solté). Tú me gustas.
Awilda: jeje, te gusto? En que sentido?
Yo: en el sentido que me atraes, en el sentido que no dejo de pensarte, en el sentido que quiero algo contigo.
Lo que le dije no causo el mas mínimo en efecto en ella, no se sorprendió, no se exalto, ni nada, simplemente sentí que no le dio nada de importancia a lo que dije.
Awilda: bueno, mira, soy una mujer casada, tengo un niño, y para nada me gustan las mujeres.
Trague saliva en seco, bueno, por lo menos lo intente y me sentí bien conmigo por haber tenido el valor de expresarle lo que me pasaba.
Yo: amm, bueno, solo quería que lo supieras, estoy a tu disposición para lo que necesites, aun si quisieras experimentar por curiosidad. (Le dije un poco triste)
Awilda: jeje, la curiosidad mato al gato, gracias, pero no, gracias.
Yo: amm, bueno pues, espero que no cambies conmigo, por lo que te he contado.
Awilda: nahh, para nada y ya no hablemos de eso.
Ninguna hablo luego, estuvimos el resto del camino calladas, me sentía incomoda….