La experiencia de ser un travesti

Algunos sentires de nuestra vida de travestís

La primera vez que tienes puesta una falda, la primera vez que te colocas unas medias, cuando te abrochas el brasier, la excitación, el morbo, el miedo a que te encuentren, ese pene que se niega a ser parte del encanto y se levanta, cuando tú quieres tener esa pantaleta planita como la tienen ellas, es desbordante cuando por fin logras estar en un atuendo completo, ropa interior, ropa de salir, alguna falda o pantalón que te encanta, esos zapatos de tacón, los labios pintados, viendo algún video donde se cogen a alguien, imaginar que eres tú a la que tienen a cuatro, o la que le abren las piernas, recibiendo encima a tu hombre, pero no, solo estas tú y tu excitación, cuando llega a tal grado que no aguantas más y te masturbas, cuando terminas y viene esa sensación de recuperación, de retomar el control, cuando algo te dice que guardes todo, que ya no quieres saber más de esto, cuando la culpa se apodera de ti y te obliga a tirarlo todo, cuando todas las cosas que has juntado con tanto esmero son desechadas, recuerdas esa sensación de no más tensión, no más miedo de que en una salida, tu madre, o alguien encuentre tus cosas, bajo la cama, en algún armario, en alguna bolsa en algún cuarto abandonado, vives una feliz temporada, pero que al mes, a los dos meses, o en algún tiempo, al verle una falda a alguien, las medias de alguien más, el escote a alguna compañera, alguna prenda intima en el supermercado, algún programa de tv donde alguna de las chicas trae alguna lencería provocativa, algo despierta en ti, algo que parecía ya no estar, que no querías más, está ahí excitándote, la prenda de mama, de una hermana, de alguna vecina, olvidada, a la mano, nos hace tomarla, llevarla a nuestro cuarto, sentirla nos despierta eso que estaba dormido, la guardamos y a la primera oportunidad nos la probamos, pero no queda ahí, empezamos una carrera de acumulación, de búsqueda, no solo queremos esa prenda obtenida, queremos más, y nos valemos de múltiples medios para irnos allegando de nuestro nuevo guardarropa, inclusive con un mayor conocimiento, escogiendo mejor lo que queremos, en esos momentos de excitación que nos da, mientras que todos creen que estás pensando en el trabajo, la familia o alguna cosa así, tu solo piensas como hacerte de algunos paquetes de medias del supermercado, como rellenar el sostén con encaje que le robaste a tu tía en un descuido en el tendedero, como conseguir unos zapatos que en verdad te queden, cuando consigues, poco a poco cada prenda y en un pequeño momento te pruebas cada prenda de forma fugaz, eso contribuye a aumentar más y más la excitación y las ganas de vestirte, pero conforme se acerca el momento lo planeamos todo, estudiamos a las mujeres a nuestro alrededor, como lo hacen ellas, como se mueven, que combina con que, todos pensaran que la mujer a la que ves con tanta insistencia te ha gustado, pero no es del todo cierto, muchas veces vemos las prendas que traen puestas, no excita la forma de vestir de algunas, y eso nos pone a mil. Nuestras noches son para pensar en nosotras como mujeres, imaginando salir a la calle, estar en la cama haciendo nuestras cosas vestidos de mujer, salir a la escuela de mujer, ir al supermercado de mujer, y sentir lo que siente una mujer…

Cuando finalmente nos vestimos, fantaseamos con salir, con comportarnos como ellas, e irremediablemente aunque no todos, terminamos queriendo una parte que ellas tienen y es el de ser tratadas como tal, el máximo logro es que un hombre nos vea como mujer, si pasamos como tal sería un logro sublime, pero todo ese pensamiento nos lleva a la pregunta más interesante y complicada en nosotros, ¿Qué siente una mujer al estar con un hombre?, que siente ella, y lo interesante que debe ser sentir eso, si esto es femenino, entonces al igual que las prendas que me acercan a ser mujer, el que me guste o quiera ser penetrada me hará más mujer, el trato de un hombre a una mujer, en ello tenemos tantos gustos, algunas queremos, ser tratadas como amas de casa, como esposas, fantaseamos  con el marido, algunas queremos ser dominadas por algún macho, ser abusadas, etc.

Buscamos ser penetradas, experimentamos con el agujerito con el que nosotros contamos, además cuando vemos videos de chicas siendo penetradas por ahí, parecen disfrutarlo, así que adhieres a tus sesiones esta práctica, con todo tipo objetos, sean verduras, velas, objetos, etc.

Y así poco a poco se va dando nuestra vida de travestis, algunas seguiremos el camino de tv de closet, otras saldrán al mundo, algunas tendrán la suerte de una familia o esposa comprensiva, algunas no, algunas buscaran hombres, algunas ni siquiera les llama la atención, pero todas tenemos un común que es el adorar las prendas femeninas y el traerlas puestas el mayor tiempo posible…