La exhibición de Jess
Una mujer espectacular se exhibe ante un desconocido con el consentimiento de su novio.
LA EXHIBICIÓN DE JESS
Vacaciones ¡por fin! Después de un duro año de trabajo, la pareja se tomaba unos días de relax. Y lo hacían en una pequeña población costera del sur de España. La intención era desconectar de cualquier obligación y disfrutar de la playa, las noches de copas y el sexo, sobre todo, mucho sexo.
Aquella noche decidieron salir a dar un paseo hasta el centro de aquel pequeño pueblo. Jessica había utilizado demasiado tiempo en el baño, según Israel (su novio), pero salió espléndida. Vestía un vestido rojo que apenas cubría la parte alta de sus piernas con un generoso escote. Anudado a su nuca, apenas podía contener su volumen pectoral.
Jessica tenía unas medidas que rayaban la perfección, 110, 62, 91. Con su porte elegante podría haber lucido sus 175 centímetros de altura en cualquier pasarela. Israel la observó y no pudo evitar que su entrepierna reaccionara:
-Joder Jess, vas a poner cachondo a medio pueblo.
La mujer rió antes de ponerse un poco de perfume y anunciar que estaba lista.
Decidieron que irían paseando desde el hotel hasta el centro del pueblo. La excelente temperatura y la cantidad de gente en las calles hacían que el paseo fuera la mejor opción pese a la distancia. Por las distintas calles, Jessica se convirtió en objetivo de miradas. Lascivas las de ellos, envidiosas las de ellas.
El ruido de sus tacones de 10 centímetros anunciaba la presencia de una despampanante mujer con cuerpo de diosa. A cada paso, sus senos se movían con un baile hipnótico. Ayudaba la libertad de no llevar sujetador. El gran tamaño de sus mamas, en conjunto con la escasa tela del vestido hacía que parte de ellas saliesen por los laterales. Provocando las indiscretas miradas de todos. A Jessica esto no le incomodaba. Al contrario, le gustaba provocar esa reacción. El vestido tampoco lograba disimular su maravilloso culo. A cada paso, el vuelo de la prenda hacía que durante un segundo sus piernas quedasen más expuesta de lo que las normas púdicas aconsejan. Incluso no dudaba que alguien sentado hubiese llegado a ver parte de sus prietos glúteos.
Junto a ella caminaba Israel, su novio. Lejos de sentir celos se sentía orgulloso de pasear junto a semejante pibón. El tipo tenía un cuerpo trabajado en horas de gimnasio. La camiseta blanca se ajustaba a su torso definiendo su musculatura. Su altura, superior al metro noventa, tampoco pasaba desapercibida. Un tatuaje a modo de brazalete sobre su bíceps derecho y su cara angulosa le daban un aspecto de tipo duro terriblemente atractivo. Eran una pareja de anuncio.
Tras 15 minutos de caminata, llegaron a una terraza de ambiente agradable. Distribuidos en varias mesas, una clientela animosa, de edad similar a ellos, hablaba, reían y oían la música ambiente del bar. Israel y Jessica encontraron una mesa libre en una de las esquinas de la terraza. Al sentarse, Jessica dio un suspiro/gemido a medio camino entre el placer y el dolor:
-¿Qué te ha pasado...? -Le preguntó lascivo Israel.
-Se me acaba de clavar el plug anal muy adentro. -Contestó Jessica casi en susurro a su oído.
Su novio le había pedido que saliese a la calle con aquel juguete sexual puesto. Ella no lo dudó y antes de salir de la ducha, lubricó aquel ariete de silicona con un poco de vaselina y se lo introdujo en el ano. A medida que entraban aquellos 15 centímetros no pudo evitar excitarse. Sintió como su coño se humedecía con ardiente flujo vaginal. La mujer se acarició con su dedo corazón su rajita mojándolo antes de llevárselo a la boca. Ahora, sentada en aquel bar, la silla empujaba hacia dentro aquel juguete abriendo un poco más su ojo del culo.
El camarero llegó con los dos gin tónics que había pedido Israel antes de tomar asiento. El tipo, de pie frente a ellos, no pudo evitar echar una mirada lasciva a Jessica. Ella, haciéndose la despistada, cruzó sus piernas con lo que su corto vestido subió dejando al descubierto parte de su culo. Cuando el camarero se alejó Jessica quedó frente a una mesa donde había tres parejas. Justo frente a la mujer había un hombre de su edad que disimuladamente no le había quitado la vista de encima. Se lo hizo saber a su novio:
-Isra, el tipo de enfrente se está poniendo malo. No me pierde de vista aunque nadie de la mesa se ha dado cuenta.
-Pues ya sabes lo que tienes que hacer... -Su novio le daba luz verde para jugar con él.
Jessica tomó su copa y dio un sorbo mientras miraba al tipo. Sus miradas se mantuvieron enganchadas durante un par de segundos. Luego volvieron a disimular. En la mesa del tipo alguien contaba una anécdota y todos rieron. Jessica se movió cambiando el cruce de piernas con el consiguiente suspiro/gemido al sentir otra "enculada" del plug. Su reacción fue cerrar los ojos y morderse el labio inferior. Se acercó al oído de Israel para decirle que estaba muy caliente. Su novio sonrió.
Israel se levantó para ir al baño dejando a Jessica sola en la mesa. La mirada del desconocido se volvió a posar sobre ella. La mujer se la aguantó. El hombre se relamió los labios muy lentamente. Ella levantó su ceja izquierda antes de morderse sensualmente el labio inferior. Luego cerró los ojos y se echó levemente hacia atrás. Sus tetas hicieron presión contra la poca tela que las cubría descolorándose y dejando a la vista más de lo necesario. El tipo logró ver como una de sus aureolas llegó a insinuarse. Los pezones se endurecieron y se marcaron. El tipo asintió levemente dando su aprobación a aquel espectáculo de exhibicionismo. Jessica le dedicó media sonrisa antes de dar otro sorbo a su gin tónic.
Israel llegó del baño y su novia le puso al día:
-El tipo está apunto de caramelo. Me lo voy a llevar al baño.
Su novio rió levemente. Estaba encantado con que un desconocido se excitara con su espectacular mujer. Sabía que ella estaba totalmente enamorada. El sexo no era más que un juego del que disfrutaban de muchas maneras. Y ésta, el exhibicionismo, el coqueteo, el calentar a un desconocido o desconocida en su caso, era algo habitual entre ellos.
Jessica, en un acto de imprudencia consciente inclinó si cuerpo hacia delante para colocar una tira de su zapato. Esto hizo que sus tetas fueran incontrolables por el débil escote del vestido y se salieran al aire. Todo esto sucedió ante la mirada del tipo desconocido que se mordió el labio en señal de excitación ante el espectáculo:
-Upss.... -Fue lo único que acertó a decir Jessica antes de apresurarse a recolocarlas en su sitio. Luego rió junto a Israel. El tipo de enfrente subió su ceja y volvió a asentir. Sin duda su nivel de excitación era máximo. Llegó el camarero con una segunda ronda a la mesa de las parejas. Se agachó para comentar algo al oído del tipo y ambos rieron. Jessica entendió que el comentario era sobre ella.
A estas alturas la entrepierna de Jessica estaba inundada. Su coño era un volcán en erupción. El plug anal llevaba violándole el culo casi dos horas y un completo desconocido no le quitaba la vista de encima. La mujer miró fijamente a su admirador. Él le aguantó la mirada. Ella levantó su ceja y le hizo un leve movimiento de cabeza, casi tan imperceptible como el asentimiento de él. Israel disimulaba mirando su móvil. Jessica le anunció que tenía que ir al baño. Se puso de pie y le dedicó una rapidísima mirada al desconocido. Un minuto después el tipo se levantó en la misma dirección
Dentro del bar la luz era escasa. El baño se encontraba en una de las esquinas y la cola para entrar hacía que las personas se arrimasen indistintamente. Jessica ocupaba el último lugar cuando sintió la llegada de otra persona. Al mirar vio que era el tipo desconocido. Se dedicaron una leve sonrisa sin mediar palabra. Al salir alguien del baño la cola se movió incontrolada y Jessica se vio empujada hacia atrás topando contra el cuerpo de su admirador. Era un tipo muy alto, ancho de espalda. Su cuerpo era duro y caliente. De facciones suaves tenía una belleza interesante.
De repente, Jessica sintió que el tipo acercaba una mano a su culo. Ella se mantuvo quieta concediéndole el beneficio de la duda. Este saltó por los aires cuando la mano buscó debajo del corto vestido y alcanzó uno de sus glúteos desnudo. Ni siquiera llevaba tanga. De su coño comenzó a emanar fluidos calientes y su clítoris palpitaba de excitación. La cola avanzó y ella se separó de él, luego se giró y le dedicó la misma sonrisa con la que le saludó. El tipo dio un paso al frente y se volvió a colocar pegado a ella. Otra vez su mano busco debajo del vestido. Jessica echó su culo hacia atrás facilitándole la maniobra. El tipo puso su mano en el culo y comenzó a acariciarlo. Apretó, pellizcó, masajeó y paseó la mano por las podaderas de la mujer. Con un dedo buscó la raja en dirección hacia el ano. Se topó con el plug. Su reacción fue impulsarlo hacia dentro. La mujer volvió a dar un suspiro/gemido. Ella giró la cara hacia él que la demandaba con una ceja levantada. Ella asentía con la cabeza afirmando lo que él suponía.
Al fin eran los primeros de la cola.
El baño tenía una puerta que daba a un pequeño espacio con un lavabo. Desde ahí se accedía a otras dos puertas. Una para cada sexo. Entraron cada uno en la suya. Desde el váter, ella le envió un selfie a Israel en la que se veía sentada, con el vestido subido hasta el pecho y las piernas abiertas. Se apreciaba la estrecha tirita de vellos en su coño del que salía un chorro de orina. Junto a la foto un texto: "casi me folla en la cola del baño".
Jessica salió del váter y se colocó frente al lavabo para lavarse las manos. En ese momento salió el tipo de la puerta de al lado. Ella lo miró a través del espejo. El hombre se acercó por detrás y colocó sus manos en las tetas de ella. La mujer suspiraba con aquel abuso del desconocido al que llevaba provocando toda la noche. El tipo apretaba aquellas grandes tetas al tiempo que buscaba el cuello de ella para besarla. La mujer se giró y le dio un beso apasionado agarrando su nuca. El hombre dirigió su mano hacia la entrepierna de ella. Acarició su tirita de vellos sobre el Monte de Venus y hurgó con sus dedos entre los labios vaginales. Los introdujo en el coño de Jessica. La lubricación permitía que los dedos del hombre entraran con facilidad. La mujer agarró el paquete de él mirándolo a los ojos. Con la respiración entrecortada por aquella violación con los dedos consiguió cruzar palabra con él por primera vez:
-¿Vienes mucho por aquí? -preguntó ella.
-Todos los días. -Respondió el hombre.
-Debo irme. - Se zafó ella de los dedos de él.
Jessica volvió a la mesa junto a Israel. Ella le dijo algo al oído. Llegó el tipo y se sentó en la mes de enfrente junto a sus amigos y si mujer. La pareja de vacaciones se levantó para irse. Jessica no volvió a mirar al desconocido. Aquella noche prometía una sesión de sexo salvaje en el hotel...
Israel abrió la puerta de la habitación y permitió que Jessica entrase por delante. Cerró la puerta tras de sí y agarró a su novia por una mano atrayéndola hacia él. Sin darle tregua la besó apasionadamente mientras deshacía el nudo del vestido. Ella intentaba quitar la camiseta de él. Israel por fin dejó caer el vestido dejando a la mujer totalmente desnuda ante él. Sin pensárselo agarró sus impresionantes tetas y mordió sus pezones. No pudo dejar de pensar que apenas media hora antes un desconocido las había agarrado. Israel mordía y succionaba alternativamente cada una de aquellas mamas impresionantes. Jessica echaba la cabeza hacia atrás deleitándose con aquella comida de tetas. A su mente vino la imagen del desconocido del bar en la cola del baño metiéndole mano.
Su novio trilló uno de los pezones con sus dientes y tiró de él hasta arrancar un grito de dolor a ella:
-Agggg, bruto, que te lo quedas.
El hombre se quitó la camiseta y se apresuró a bajarse los pantalones. Jessica admiraba el cuerpo de gimnasio de su novio. Al bajarse el bóxer su tremenda polla saltó como un resorte:
-Me la vas a comer, zorra.
La novia se arrodilló, ante ella una polla de dimensiones desproporcionadas lucía erecta. El miembro de Israel medía más de 25 centímetros de un grosor impresionante, Las venas se le marcaban de manera excitante. Jessica, miró a su novio con cara de guarra antes de escupir en el capullo y comenzar a lamerlo con ansias:
-Come, perra, come. –Israel insultaba a su novia.
Ella abrió la boca intentado abarcar el diámetro de aquel trozo de carne. Le era casi imposible. Su mandíbula se resentía ante la excesiva apertura para acoger aquella polla de caballo. Volvió a escupir para lubricarla y volvió a intentar metérsela en al boca. Ahora, con el capullo entrando y saliendo de entre sus labios comenzó una mamada casi profesional. El ruido acuoso era excitante y su coño estaba cada vez más mojado. Israel, le agarró la cabeza y comenzó a penetrarle la boca con su polla:
-Venga abre bien la boca que te la tienes que tragar.
Aquello era misión imposible. El tamaño era descomunal y su boca tenía una cabida limitada. El hombre le dejó la polla dentro y presionó la cabeza contra ella. Jessica empezó a tener problemas para respirar, la saliva le salía por la comisura de los labios y le manchaba la barbilla. Al final, ella tuvo que morderle para evitar asfixiarse. Su novio le retiró la polla de la boca:
-No me muerdas, puta. –Y cruzó la cara de su novia con un par de bofetadas.
A Jessica, lejos de molestarle, le excitaba aún más esa actitud pendenciera y violenta de su novio. Se sentía sometida por su macho.
Israel la levantó y la cogió en vilo con sus poderosos brazos. Ella se agarró a su cuello y se dispuso a soportar la penetración de aquel ariete descomunal. Su novio la penetró violentamente contra la puerta de la habitación. El primer puntazo hizo que gritase de dolor. El glande se abrió paso sin compasión en el interior de su vagina. El segundo golpe de cadera le llegó más adentro incluso. Jessica gemía, suspiraba y jadeaba de manera incontrolada, sintiendo como la polla le llegaba a lo más profundo de su coño mientras el plug anal seguía sodomizándola. Aprovechó una mano para jugar con el juguete. Lo metía y sacaba de su culo a modo de follada provocándose una doble penetración.
Antes de correrse, Israel paró y llevó a su novia a la cama:
-Ponte a cuatro patas que te voy a dar por culo.
La mujer gritó emocionada. El sexo anal era algo que le excitaba especialmente, sobre todo con el tremendo pollón de su novio. El hecho de pensar que aquellos 25 centímetros entraban enteros en su ano era algo que la hacía sentir íntimamente orgullosa. Había que ser mucha mujer para estar a la altura de un miembro como aquel. Y ella soportaba de manera satisfactoria las penetraciones de aquel miembro de actor porno.
Colocada a cuatro patas, se extrajo el plug anal lentamente, mirando a su novio que esperaba con un bote de gel lubricante. El ano de Jessica lucía enrojecido y abierto después de horas con el juguete dentro. Israel se acercó y vertió un chorro de líquido desde la grupa de ella para que corriese por toda la raja del culo. Al llegar al ano el gel se introdujo dentro. Jessica sintió el frio en su esfínter. Su novio lo masajeó introduciendo un par de dedos. Después colocó la cabeza de su polla en la entrada y comenzó a ejercer fuerza hasta superar el anillo anal.
Jessica gritaba agarrada a la almohada, de vez en cuando hundía su cabeza en ella para ahogarlos. Cada vez que la penetraba el dolor se le hacía insoportable. Pero sabía que era cuestión de segundos el disfrute. Por fin, la cabeza de la polla atravesó el ano de la mujer. El hombre se mantuvo inmóvil durante unos segundos dejando que el ano se acostumbrarse al tamaño:
-Joder, Jess, te voy a partir el culo.
Dicho esto, dejó caer todo su peso contra el culo de su novia haciendo que su polla lo conquistar por completo. El grito de Jessica fue terrible. Se debió oír en toda la planta del hotel. Israel comenzó a bombear lentamente oyendo a su novia sufrir una profunda enculada. Israel se acomodó, se agarró a las caderas de su novia y comenzó un continuo movimiento de cadera. Aumentaba el ritmo con cada penetración. Notaba que cada vez llegaba más al fondo:
-¿Te gusta, Jess? ¿Te gusta que te de por culo?
-Sí, cabrón, me gusta que me la metas por el culo.
El hombre volvió a acelerar el ritmo de la sodomía:
-Me has puesto muy cachondo cuanto te has ido al baño con el tío ese.
-¿Sí? Me lo hubiese follado allí mismo.
-¿Te gustaría montártelo con él?
-Sí, joder
-¿Te gustaría que estuviera aquí?
-Sí, me encantaría que ese desconocido estuviera aquí mirándonos. Viendo como me das por culo con ese pollón, viendo lo que me cabe por el ojete.
Israel entró en trance. Comenzó a penetrarla de manera frenética. Dio un cachetazo en el culo de su novia y tiró de su melena rubia hacia atrás. Jessica empezó a gritar mientras su novio no atendía a sus suplicas y estaba dispuesto a romperle el culo de verdad. En la habitación se solapaban los gritos de Jessica con los resoplidos de Israel. Hasta que este anunció que se corría. Jessica llevaba un rato masturbándose. Con un grito, el hombre eyaculó abundantemente en las entrañas de ella. La penetración hacía que la polla no dejar de escupir semen muy adentro de las tripas de Jessica. Rendidos cayeron sobre la cama.
A la mujer el dolía el culo mientras se lo notaba latir intentando volver a su estado natural. El hombre permanecía tumbado boca arriba con la polla enrojecida por la enculada que acababa de darle a su novia. Del culo de ella salía una gran cantidad de semen que no se preocupó en limpiarse. Ambos quedaron dormidos.