La excitante paga extra de Melissa (2)
En menos de una semana Eduardo contactó conmigo para jugar juntos a cambio de lo acordado si era capaz de cumplir algunos requisitos. Cada vez me parece una forma más fácil y divertida de conseguir algo extra sin dejar mi carrera.
En menos de una semana, el lunes cuando empezó a anochecer me llegó un mensaje suyo "Hoy quiero jugar ¿Quieres que te pague esa tintorería?" Mi plan era pasar la noche descansando en casa pero un cosquilleo me recorrió las piernas, al menos tenia curiosidad
- "Me vendría muy bien cubrir ese gasto ¿Es que te apetece un juego nuevo?"
- "Así es. Si quieres saber más vas a tener que salir de casa"
- "¿Salir a donde?"
- "Al pub donde nos conocimos. Le he dejado al barman una bolsa para ti. Solo tienes que ir a recogerla"
- "De acuerdo. Cuando la tenga hablamos"
Estaba bastante cerca, cogí una chaqueta para salir y en pocos minutos estaba sentada en la barra.
- ¿Qué quieres?
- Hola. Parece que han dejado una bolsa para mi aquí. Soy Melissa
- Melissa. Si. Tu amigo la dejó aquí -buscó bajo la barra y me entregó una bolsa cerrada con cremallera- y también te dejó algo más -esperé extrañada viéndole sacar una copa y echar tequila generosamente junto a otros licores hasta ponerla ante mi- tequila sunrise. Está pagado
- ¿Ha pagado el coctel?
- Y también a mí. Por ahora no trabajo como mensajero. Que la disfrutes -volvió a su trabajo y acepté eso de disfrutar mi copa.
Dudé sobre abrir la bolsa allí. Venía cerrada y acompañada de alcohol, además estaba en un lugar público. Pensé en mandarle un mensaje mientras bebía, incluso le busqué con la mirada por si era algún tipo de prueba.
Mejor no pensar demasiado. Abrí la cremallera discretamente, pude ver tela de color oscuro, algo de ropa; apartándola e intentando distinguir qué era noté una hoja de papel y saqué un folio doblado. Agarré de nuevo mi bebida para ver qué decía.
"¿Crees que sabrías actuar como una verdadera actriz? No será un papel demasiado difícil, seguro que lo desempeñas bien. Si crees que eres capaz estos son los requisitos:
- Vestirás únicamente la ropa de la bolsa y un par de tacones negros sencillos y altos.
- Lleva poco maquillaje
- Recógete el pelo en una coleta baja
- Perderás tu actitud descarada, eres una chica decente y discreta
- Mantener tu trabajo es tu única motivación"
Terminé de golpe la mitad de mi coctel y espere sentada un minuto que se pasará el mareo momentáneo. Y caminé de vuelta a casa a paso veloz, en cuanto crucé la puerta ya había abierto la bolsa y estaba sacando las prendas. Una chaqueta, una camisa blanca y una minifalda. 200€ por la fantasía de la secretaria. Joder, si. Cogí el movil sin dudar, esa copa había sido un buen plan por su parte.
- "Ya tengo todas mis pistas. Y mi copa. ¿Cuándo quieres que te visite?" -empece a desmaquillarme para cumplir el requisito del maquillaje y me serví una copa de vino en mi cocina cuando contestó rápidamente.
- "En cuanto estés preparada y te hayas aprendido los requisitos, no tardes demasiado"
- "Bien. Dame 30 minutos"
Me peiné y coloqué el atuendo sin ropa interior, ya que no había nada de eso en la bolsa, me miré en el espejo y la camisa era casi trasparente, podia casi verme perfectamente los pezones contra la tela ya que sin querer, o no, la talla era un poco más pequeña de lo que debía y los botones del busto los llevaba abrochados con bastante dificultad.
La falda negra también era de lo más ajustada y acababa justo bajo mi trasero, cerré el botón de la chaqueta y mis pechos quedaron cubiertos. Pensaba ponerme encima un abrigo para ir a su casa, pero ya que iba a tener que actuar como una niña buena, preferí ser yo misma durante el camino. Terminé mi copa de un sorbo y salí así de casa hacia la suya repasando mentalmente mi nueva actitud.
Llamé al timbre de su apartamento y abrió de nuevo en traje, sin chaqueta. Me observó de abajo a arriba y sonrío, dándome una mirada de aprobación.
- ¿Puedo pasar? Creo que tengo trabajo que terminar y ya es muy tarde -se apartó a un lado dejándome paso y observando cada movimiento. Después de cerrar me pegó contra su cuerpo y me besó con fuerza.
- ¿Quieres preguntar algo? Después no me gustaría que te salieras de tu papel.
- Quiero ver el dinero -sacó el dinero en billetes de 50 del bolsillo, casi parecía estar esperándolo, lo dejé con mi bolso sobre la mesa
- ¿Contenta?
- Nerviosa... -cambie ligeramente mi actitud- No se por qué me ha llamado con tanta urgencia.
- Esta semana acaba su contrato y se enfrenta a una posible renovación -su tono se volvió mucho más estricto de forma natural, debía hablar así a sus empleados y era mucho más excitante- y como sabe hay muchos candidatos que quieren su puesto, y no tiene el mejor currículum, ni las mejores habilidades entre ellos.
- Puedo mejorarlo, puedo hacer horas extra.
- Bien, eso has venido a hacer.
- ¿En su casa?
- De mi depende si te quedas o te vas, así que a partir de ahora trabajas para mí mi y cumples lo que te pida, de ti depende el tiempo que te llevará completarlas. Siéntate en el escritorio y empieza a pasar el informe que tienes delante. -Me dirigí al escritorio y comencé esa tarea sencilla cuando volvió con dos vasos con hielo y puso uno a mi lado.
- Gracias, pero no puedo beber, necesito estar concentrada.
- Cuando se trabaja tan tarde, hay que beber.
- Pero... -olía fuertemente a whisky sin necesidad de acercarme- es demasiado fuerte para mí, no es necesario -lo acercó a mi brazo de golpe.
- No voy a beber solo -lo recogí y di un sorbo notando como me ardía la garganta- y quítate la chaqueta, vas a pasar calor -al quitármela aun sentada la camisa estaba mas justa que antes, podía entreverme el escote cuando miraba al teclado. Cuando di el siguiente trago vi sus manos pasar sobre mis hombros y abrirme un par de botones de la camisa que quedó muy abierta. Di un salto atrás chocando con él y cerrando el segundo botón de nuevo avergonzada.
- ¿Qué hace?!
- Hace calor -retiró mis manos y volvió a desabrocharlo- llevas la camisa muy cerrada
- Pero no quiero--
- Quieres trabajar, sigue trabajando -me acercó de nuevo al escritorio. Unos segundos después volvieron sus manos, esta vez empezó a rozar mis pezones con los dedos por encima de la fina camisa, intenté volver a echarme atrás pero tenia la silla bloqueada con su cuerpo, dejándome pegada al escritorio.
- No, déjeme -aparté sus manos cubriéndome con los brazos- basta, no puede hacer esto
- Relájate, no te ocurre nada, estás perdiendo tiempo -me mantuve tapada y volvió a hablarme mucho mas seriamente- Retira los brazos, bebe un poco más, y continua con tu trabajo, ya.
- Por favor
Me jaló de la muñeca de nuevo. Retiré los brazos y le dejé volver al roce, ya se me habían puesto duros cuando bloqueó la silla por lo que era mucho mas efectivo y tuve que esforzarme en no demostrar que me estaba gustando. Rodeo mis pechos con las manos apretándolos juntos para asomarlos entre la camisa hasta pellizcarme los pezones sin dejar de apretarlos.
- No puedes hacer esto ¡Para! Lo contaré si no me dejas irme
- Y yo llamaré ahora mismo a mis compañeros para contarles como has venido a mi casa, casi desnuda y de noche, a ofrecerte para no perder tu puesto -metió la mano en la camisa manoseándome directamente- y te fuiste despechada y amenazando ¿Probamos a quién creerán?
- Bien, no dire nada pero deja que me va ya a casa
- Y perderás tu trabajo, no voy a dejarte ir y si te quedas te aseguro que continuarás 3 años más con nosotros -me sacó las tetas por la abertura de la camisa- y no volverás a pasar por mi apartamento, si te mantienes calladita.
- No se...
- No tienes que saber nada. Abre la boca -obedecí despacio y metió una bola en mi boca- deberías mojarlas muy bien
Eran unas bolas chinas, un poco mayores que la media, comencé a lamerlas y chuparlas bien mientras él seguía dedicado a mis tetas. Poco después me las quitó y me dio el vaso para que acabara su contenido.
- Pon las manos sobre la mesa y no las despegues de ahí -retiró la silla hasta hacer que me levantara- la cara sobre la mesa y levanta las caderas todo lo que puedas -dudé un momento y me empujó poco a poco hasta que lo hice, mis pechos quedaron colgando al borde fuera de la camisa y debía poder ver perfectamente entre mis piernas- separa los pies, más -introdujo un dedo a lo que respondí con un respingo, lo metió de nuevo un par de veces y después abrió antes de empezar a presionar la primera bola dentro de mi coño.
- Despacio, por favor cuidado -la giró suavemente y entró del todo.
- Tranquila -movía la bola que aun quedaba fuera en círculos frotando la otra dentro de la vagina, lubricando para introducir la segunda que se resistía un poco más, empujando la primera más al fondo, me quejé con los labios apretados y doblé las rodillas involuntariamente
- Es muy apretado -me azotó con fuerza haciendo que volviera a levantar la cadera de golpe y la segunda bola rebotara saliendo de mi agujero
- Arriba -colocó la bola de nuevo y cuando empezó a presionar hacia dentro de nuevo también me rozaba suavemente el clitoris con un par de dedos haciendo que entraran las dos completamente dejando fuera solo el hilo- cierra las piernas y siéntate.
Me acercó la silla y obedecí despacio sintiendo las bolas acomodarse. Giró la silla dejándome de cara a él, se abrió los pantalones y sacó su polla a pocos centímetros de mi cara. Respiré hondo, resignándome a las órdenes de mi jefe y abrí un poco la empecé a chupar y acariciar con los ojos cerrados.
Un minuto después me cogió las muñecas y me agarró dejándome de brazos abiertos, dio un paso adelante dejándome sin espacio, con la espalda de la silla contra el escritorio y su verga dentro de mi boca, empezó a empujarla dentro y fuera, yo solo podía mover levemente el cuello concentrándome en respirar hasta q me soltó dejando el mismo espacio y libertad en mis brazos. Tosí recuperando el aliento.
Continué la mamada mientras repetía el proceso dos o tres veces más haciéndome chupársela largo rato, entonces la sacó de golpe y apuntó hacia mis tetas empezando a cubrirlas con chorros de su semen, estaba bien cargado, me caía entre ellas. Me llevé las manos e intenté limpiarlo repartiéndolo sobre mi pecho, el me retiró y abrochó mi camisa de nuevo, dejándola pegada a mi piel
- Vuelve a colocarte con las manos y la cara en el escritorio
- ¿No hemos terminado? -dije en tono inocente.
- Colócate -el se sentó en la silla para ver directamente mi coño al inclinarme. Dio un par de tironcitos a las bolas- no dejes que las saque -seguía tirando cada vez mas fuerte, yo apretaba con fuerza en contra de su movimiento sintiendo la bola escaparse por mi apretado agujero hasta q consiguió sacármela haciendo que diera un grito
- Tiras muy fuerte
- A tu coño le gusta, mira como babeas -paso los dedos empapándoselos y los llevó a mi boca- ¿Te has probado antes?
- No...
- No, señor.
- No, señor -mientras hablaba me metió los dedos en la boca frotándolos en mi lengua
- Límpialos -mientras lo hacia volvió a empujar la bola hacia dentro haciéndome dar otro grito- has notado lo fácil que ha vuelto a entrar ¿verdad? -volvió a tirar hacia fuera- aprieta fuerte -tiró despacio hasta volver a sacarla por la fuerza, parecía hambriento de aquellos grititos que provocaba- ahora no pongas resistencia
Devolvió la bola adentro para volver a sacarla con menos dificultad. Volvió a repetir el proceso dos veces más, me ardía la vagina. Entonces las volvió a meter y me puso en pie, me giró de cara a él.
- ponte en cuclillas y apoya los brazos en el escritorio, que vea bien tu rajita -la falda ya se me había enrollado en la cintura- ahora empuja, veamos si tienes fuerza para el puesto, saca las bolas de tu interior solo empujando.
- No se si podré
- Esfuérzate, empieza -empece a empujar, el volvió a mojarse los dedos y hacérmelos chupar mientras ponía todas mis fuerzas en expulsar aquello de dentro hasta que empecé a notarlas salir y golpear el suelo.
Me volvió la poner en pie y desabrochó la camisa del todo desplegándola de mi piel por el semen ya casi seco, la dejó abierta y me colocó de nuevo con la cara en el escritorio y las piernas algo abiertas. Le oí sentarse de nuevo en la silla y acercarse, rozó y pellizcó mis pezones que caían a su alcance para separarse y colocar las manos en mis caderas, levantándola un poco más hasta verme claramente
Lo siguiente que noté fue su lengua que me recorrió por completo dándome varias lamidas, silenciaba mis gemidos evitando que los oyera, que supiera que estaba ardiendo. Se centró unos segundos en mi clítoris y seguidamente metió un par de dedos despacio dentro de mi. Me moví intentando sacarlos pero avanzó volviendo a meterlos del todo y acelerando el movimiento
- Para... -me costaba encontrar aliento para hablar- no quiero q me hagas correrme, por favor -no paró sin contestar, miré hacia atrás como pude en mi postura y pude ver cómo había empezado a tocarse y se le estaba poniendo dura- volveré a chupártela, pero no quiero correrme.
Repetí el intento de escapada pero solo conseguí dirigirme al orgasmo por la forma en que me frotaba sabiendo perfectamente dónde quería tocar y acelerando cada vez más. Paró antes de que llegara a correrme dejándome esperando más y volví a sentir su lengua.
Rápidamente dirigió su atención a mi clítoris y lo succionó suavemente sin dejarme ir, comenzando a hacerlo mas intenso y lamiendo, me faltaba el aire y solo me sentía temblar. Soltó y volvió a introducirme los dos dedos a la misma velocidad anterior haciendo que em costara mantener las piernas rectas y en pie.
- Voy a hacer que te corras aunque no quieras -sin darme cuenta me encontré agarrada con fuerza al borde del escritorio intentando aguantar- incluso vas a gritar
Aguante cuanto pude pero no era mucho más, empecé a temblar manteniéndome en la postura con dificultad y empezando a doblar las rodillas, pero me sostuvo sin detenerse agarrada por su mano en el aire. Ya solo podía respirar de forma entrecortada y no podia sostener mas los gemidos.
Él continuaba sin dejarme bajar el ritmo cuando sentí una oleada que me subía por las piernas que ya me temblaban sin control, y descargaba todo mi cuerpo, volví a correrme con mas fuerza, me hizo gritar como amenazaba, y ni siquiera tuve que fingirlo. Por fin me dejó relajarme unos segundos.
- Debes estar cansada, vamos, puedes sentarte -cogió mis caderas llevándolas hacia abajo, por supuesto no había colocado la silla de nuevo, pronto noté como mi concha llegaba directamente sobre su glande.
- No, basta, ya he cumplido muchas de sus ordenes, por favor quiero irme a casa, por favor, por favor no me la meta
- No, no, estás equivocada, no voy a metértela, vas a hacerlo tú solita.
- ¿Como?!
- Siéntate -empezó a jugar de nuevo con mis tetas, pellizcando con suavidad, iba a tener que esforzarme por no sentarme y metérmela de golpe como estaba deseando.
Sin volver a quejarme apreté el coño todo lo posible y bajé el trasero muy despacio sintiendo cómo iba entrando apretada, gimiendo con pequeñas quejas entre dientes mientras recorría toda su longitud hasta tenerla completamente dentro. Dio un jalón de mis caderas que me hizo soltar un pequeño grito y me sentó por completo.
Junto mis rodillas poniéndolas entre las suyas, sentía perfectamente como me golpeaba el fondo de la vagina con su verga y aun tenía leves espasmos. Me levantó despacio, yo no podía levantarme por mi misma fácilmente y sacó la mitad de su polla para soltarme y volver a dejarme caer de golpe y gritar con algo de dolor y muchas ganas de que me follara de una vez. Repitió el proceso un par de veces mas.
- ¿Ves? Solo necesitas rellenarte bien de polla para espabilar -agarró mi pelo por la coleta tirando hacia atrás y dirigiendo mi mirada al techo, clavada completamente sobre él- No han debido follarte nunca como debe ser.
- Sácala por favor, me duele un poco -tiró un poco mas del pelo y metió la mano entre mis piernas frotando suavemente.
- Te gustará, solo tienes que acostumbrarte, hacerle hueco -se movió en círculos y sentía cada centímetro ceder dentro de mí- Seguro que nunca te has corrido como hace un momento, ni siquiera en privado ¿Verdad? -dio una embestida más.
- No...
- ¿Crees que tengo razón? ¿Que nunca te han follado como debe ser?
- Por favor, por favor, no lo hagas -dio un nuevo empujón que cortó mi frase.
- ¿Tengo razón? ¿Crees que te han follado como voy a follarte ahora? -gemí intentando quejarme antes de responder, disfrutando lo llena que me sentía y el saber que iba a hacérmelo por fin.
- No... no lo creo...
Me soltó el pelo quitándome la goma y me puso en pie de golpe agarrando mi cintura me sentó sobre el escritorio; mantuvo levantada una d mis piernas metió su polla por completo sin esfuerzo, empezando a bombear sin piedad haciéndome gemir desde el primer momento. Se agarró a mis tetas y dio un par de mordiscos sobre mis pezones algo más fuerte de lo normal y no pude evitar sonreír de placer y salir del papel un segundo.
Empujó hasta tumbarme ante él y levantando mis piernas en el aire y acariciándolas hasta los tacones, dobló un poco mis rodillas manteniendo mis muslos juntos con su miembro dentro y continuó el vaivén un rato más metiendo un par de dedos entre mis labios.
Cuando debía estar a punto de correrse comenzó a frotarme el clitoris sin dejar de entrar y salir provocando que me acelerara más aún sin poder evitarlo hasta volver a venirme. Sin llegar a recuperarme, me bajó del escritorio y me arrodilló delante suya meneándosela ante mi cara. Mantuve la boca cerrada mirándole falsamente ofendida, agarró mi pelo fijándome hacia él y tiró hasta que la abrí y pudo meterla.
- Aguántala... y luego dejarás que te caía sobre las tetas...
Justo cuando terminó de hablar noté el primer disparo en la garganta, continuó agarrando mi pelo yo me dediqué a complacerle y ayudarle a terminar. Finalmente la sacó despacio de mis labios, me costó que no se escapara nada o llegara a tragármelo, por suerte ya le había descargado hacía poco. Me observaba fijamente aun tocándose mientras, como pedía, abrí la boca dejando que su leche cayera sobre mis tetas goteando desde mis labios.
Tras descansar un segundo, volvió a ponerse tan solo los pantalones, yo me quedé sentada sobre mis rodillas unos segundos más, me sentía agotada, mi plan este lunes no incluía tanta actividad. Al levantarme y cerrar la camisa noté la rigidez de la tela.
- Puedes ducharte si quieres -señaló una puerta de la sala- mientras te serviré una bebida ¿Que te apetece?
- No me importa. Pero si me importa esta camisa, es tuya, pero vine con ella.
- Te dejaré otra para cuando salgas de la ducha
Entre al baño y me deshice de la ropa para ducharme. Salí a coger la toalla cuando se abrió la puerta y Eduardo entró con una camisa en la mano y se paró observándome desnuda y aún mojada. Avanzó hasta mi agarrando mi cintura y me pegó contra él volviendo a besarme como cuándo llegué, era casi agresivo pero en cambio era atrayente para acabar agarrando uno de mis pechos.
- Has cumplido muy bien tu papel. Gracias.
- Tu tono de jefe duro me excita, eso ayuda
Volvió a besarme y me puso la camisa en la mano. Salió del servicio y me quedé con el sentimiento de tener un pequeño calentón. Al salir tenía preparada mi copa y bebía en la barra así que me senté a su lado y empecé a beber.
- Voy a dormir muy profundo hoy.
- Por dormir satisfechos -brindó.
- Por cierto, ¿has comprado esa ropa para hoy?
- Casi. Ya la tenía pero si la compré.
- ¿Por eso no diste con la talla?
- No, la talla era tal y como quería que te quedase -reí bebiendo ya la mitad de mi vaso.
- Dime, es alguien real ¿verdad? La oficinista reprimida
- Algo así. Pero si llevaría ropa interior, y no se dejaría como tú.
- Es peor estar reprimida -bebí de golpe lo que me quedaba y me acerqué a besarle y rozar su paquete contra mí mientras tanto- me voy ahora que aun puedo caminar. Llámame cuando vuelvas a necesitar una compañera de juegos y no te olvides de la propina.
Recogí el dinero metiéndolo en el bolso y salí hacia mi casa con bastante prisa deseando irme a dormir. No hubo ningún contacto durante días, ni siquiera el fin de semana, hasta poco más de una semana después con un nuevo mensaje.