La estudiante y el vagabundo
Despues de haber sido engañada y follada por su maestro, Estrellita se dirige a su departamento, el numero 69, sin saber que en su trayecto se encontrará con un vagabundo que la hará revivir los momentos que su maestro habia sembrado en ella.
Eran las 10:00 de la noche cuando salía de la escuela, hace algunos momentos había pasado la peor experiencia de mi vida, uno de mis maestros me había follado y me había dejado abandonada en los vestidores de la alberca de natación.
Aun dolida por lo que me había hecho, me dirigí hacia la parada del camión, que me llevaría hasta mi casa. Cuando llegue no había nadie, muy pocos carros transitaban la ciudad, me sentía un poco asustada, pero por suerte el camión no demoró tanto.
El viaje en el camión no fue muy tranquilo, no iba muy lleno, así que no me dejaban de acosar los momentos que había sufrido, muchas imágenes de lo que me paso en esos vestidores llegaban a mi mente reviviendo las sensaciones que sentí y que aun podía sentir, los asquerosos comentarios que el maldito viejo me decía y los sentimientos de culpa por haber disfrutado de aquellos orgasmos originados de manera no consentida.
Por fin, después de una hora de viaje, llegue a mi parada, eran alrededor de las 11:10 pm cuando me bajé en el parque que está cerca de mi casa, me detuve un momento para pensar si atravesar el parque o rodearlo, ya que si me adentraba en él, llegaba más rápido, pero me daba miedo porque es un lugar muy oscuro y las luces de las calles casi no llegan por los grandes árboles que hay, a pesar de todo, yo conocía muy bien el lugar, de niña siempre me escapaba de casa e iba a jugar con mis amigos y algunos niños que venían de otras colonias, empecé a divagar en el pasado y recordé que en ese lugar había plantado un árbol y que todos los días visitaba para regarlo; cuando ya había crecido un poco, grabe mi nombre en su tronco para reconocerlo de los demás. Pero conforme crecía me fui olvidando de él y de ir a jugar, volví otra vez a la realidad y pensé que de seguro ese árbol que plante ya debería estar mucho más grande, así que por mi seguridad decidí tomar la ruta más larga, el clima no era muy favorable, ya empezaba a hacer frio y no traía un suéter que me cubriera, y desgraciadamente mi ropa para la práctica era muy delgada y casi no me cubría bien.
Llevaba un rato caminando, cuando de pronto veo que alguien viene caminando por la misma acera que yo, se me hizo un poco raro que alguien anduviera afuera tan tarde y con tan espantoso frio, pero por precaución me cruce hacia el otro lado para evitar pasar cerca de él.
Cuando había llegado note que él también había hecho lo mismo, y estaba casi muy cerca de mí, me detuve en seco y me puse blanca del miedo, me le quede mirando un instante y note que aceleraba su paso, no la pensé dos veces y corrí en sentido contrario, desgraciadamente me alcanzo en un instante y me tomó por mi melena rojiza, paso su brazo por mi cuello y colocando una navaja en mi mejilla me dijo.
–Quieta preciosa, si no gritas y me das tu todo dinero todo saldrá bien. –Estaba paralizada del miedo y no me quedo más que hacer lo que me decía. Aun tomándome de mi cabello, saque como pude el dinero de mi bolso y se lo entregue, en ese instante me empujó hacia enfrente y caí al suelo. Rápidamente quise ponerme de pie pero mi cuerpo no reaccionaba, estaba temblando, yo pensaba "vamos levántate" pero no reaccionaba.
En ese instante vi que el tipo que estaba contando el dinero, por desgracia no le podía ver bien la cara, pero por su altura le calcule que medía 183 cm, era delgado y traía ropa sucia y un poco rasgada, tenía una barba como si tuviera días sin rasurarse y sin mencionar que olía fuertemente a alcohol.
En eso volteo a verme y me dijo. –¿Qué? No me digas que esto es todo el dinero que traes, solo unos míseros $50 pesos, ni siquiera me alcanza para una botella de tequila. –Estaba muy enojado, tenía miedo de que fuera a golpearme o peor, a un a matarme. De pronto se calmó como si nada hubiera pasado y noté que me miraba. Bueno preciosa tal vez no me pueda comprar una botella de tequila, pero me vas a calmar las ganas de tomar. Cuando lo escuche decir eso, me quede helada y por un momento recordé las palabras que me dijo aquel maldito viejo, así que no supe como lo hice pero me puse de pie y estaba a punto de correr cuando el maldito borracho me tomo mi brazo y me jalo hacia él, estaba a punto de gritar cuando me tapo la boca y me amenazaba con su navaja. Ahora camina maldita o si no aquí mismo te mueres, no tuve más que hacerle caso y me llevo hacia adentro del parque.
El lugar era oscuro y se sentía más frio del que hacía antes, era un lugar muy tétrico de noche, ya no era aquel parque hermoso en el que solía jugar de pequeña, ahora era un lugar abandonado y olvidado, al que ya nadie visitaba, me llevo casi a la mitad del parque y me tiro al suelo, desesperada empecé a gatear para tratar de huir de él, pero el burlándose de mí, me siguió, me toma del brazo y me voltea dejándome boca arriba en el suelo.
Yo le suplicaba, que por favor no me hiciera daño, que si quería podía ir a mi casa y traerle más dinero, pero que por favor me dejara irme. Me contestó diciéndome –cállate maldita perra, ya no quiero tu dinero, ahora lo único que quiero de ti, es sentir tu rico cuerpo brincando encima de mí.
No lo podía creer, cuando creía que podría recuperarme de lo que me hicieron, ahora otro tipo que ni siquiera conozco también se va a provechar de mí. Con lágrimas en los ojos empecé a gritar desesperadamente.
–Ayúdenme, auxilio, por favor alguien. –pero era inútil, como aquella ocasión nadie vendría a rescatarme.
De pronto se acercó hacia mí y sin previo aviso me empezó a besar, era horrible, podía sentir el sabor de alcohol en mi boca, trataba de quitármelo pero se aferraba a mí, su lengua entraba y salía de mi boca y de vez en cuando su lengua tocaba la mía, de pronto sentí una de sus manos tocándome los senos y con la otra tocándome mi sexo por encima de la calza.
Después de un rato dejo de besarme y me dijo. –Que ricas tetas tienes mi amor, son las mejores que me eh conseguido en meses, que suerte la mía poder encontrarme a una putita tan rica de noche, ahora si no tendré que preocuparme por pasar frio esta noche.
En eso saca su navaja y poniendo el filo de la misma en mi mini top lo rasgo por la mitad dejando mis pechos al descubierto, rápidamente y sin darme tregua hizo lo mismo con mi calza y dejándome completamente desnuda.
Pero mira nada más en verdad que eres una puta, vas al gimnasio con esa ropa tan provocativa y encima vas sin ropa interior, de seguro te ha de gustar calentar a los hombres verdad putita, pero lo que él no sabía es que antes que él, alguien ya había abusado de mí y me había destrozado el bikini que llevaba debajo.
El miedo y el coraje me invadían y le tira una bofetada en la cara, me le quede viendo con cara desafiante y en eso me tomo de los brazo y me recostó otra vez, no me los soltaba y estaba lastimándome. –Bueno maldita perra veo que no quieres cooperar, en ese caso será por las malas.
Comenzó por besarme el cuello y lentamente fue bajando hasta llegar a mis pechos, en el primer instante en que sus labios comenzaron a apretar mis pezones, sentí un escalofrió por todo mi cuerpo, de pronto mis pezones comenzaron a dolerme y a ponerse duritos, no puede ser pensé, me está pasando de otra vez, mientras él se había percatado de lo que sentía y comenzaba a chupármelos muy rápido, su boca se movía muy rápido de uno hacia el otro ocasionándome más y más escalofríos, de pronto empezó a disminuir su ritmo y ahora en vez de chupármelos me empezó a darme pequeñas mordidas en ellos, eso ocasiono que me excitara al máximo y se me escaparan unos pequeños gemidos.
–Vaya, vaya me dijo tan rápido y ya estas excitada preciosa, que acaso nunca te complacen bien, pero desgraciadamente mi cuerpo aún no se recuperaba de la sesión anterior y es por eso que me excite muy pronto.
En ese instante, empecé a sentir un gran bulto en mi entre pierna, el borracho me soltó y se puso de pie, empezó a quitarse el cinto y a bajarse los pantalones, dejando al descubierto su pene, me puse muy nerviosa al vérselo. Era demasiado grande, mucho más que la del viejo estúpido que me follo antes.
–Jajaja parece que acabas de ver un fantasma me dijo, mira nada mas como me tienes preciosa, de seguro así se las has de poner a los del gimnasio verdad. –no le conteste, estaba espantada, de pronto me tomo del cabello y me puso de rodillas frente a él, ahora me las vas a mamar bien rico preciosa, quiero que me la chupes muy rico preciosa, me tomó de la cabeza y comenzó a pasar su pedazo por toda mi cara, cuando por fin quiso metérmela a la boca me la acomodo en mis labios y me dijo.
–Besamela maldita zorra –pero lo que hice fue cerrar más la boca
–Que me la beses estúpida –pero no le hice caso.
En eso me jaló del cabello e hizo que gritara de dolor, en ese momento aprovecho para metérmela a la boca, era desagradable lo que sentía, y el olor de su pedazo era nauseabundo, cerré los ojos y comencé instintivamente a mamárselo, no lo creía, mi lengua se movía por todo su tronco y sentía como sus venas se ponían duras, me estaba denigrando yo misma, pero tomé el control y de repente le di un mordida a su pedazo, rápidamente me soltó y saco su verga de mi boca, aprovechando que se quedó tirado de dolor me puse de pie y me aleje corriendo del lugar.
Había corrido por lo menos cinco minutos cuando me detuve cerca de un árbol a tomar un poco de aire, estaba casi a otros 5 minutos de llegar a mi casa y ya no había rastros del borracho.
Por unos instantes tom aire y me recuperé de la huida cuando me percate que estaba desnuda, del nerviosismo se me había olvidado tomar mi ropa del suelo, pero de nada serviría porque ese estúpido la había hecho pedazos. Decidí no darle más importancia y regresar a mi casa, cuando de pronto noté algo en el árbol, aprovechando que había luna llena y un pequeño haz de luz entraba entre los árboles, vi que estaba grabado el nombre de Estrella, era el árbol que había plantado de niña y como imagine había crecido mucho, sus ramas estaban muy altas y fácil se podía construir una casa del árbol en él, me quede un instante contemplándolo, pero en ese momento algo me empujo y caí boca abajo al suelo, rápidamente me di la vuelta y trate de levantarme pero me paro en seco con una bofetada.
–Maldita estúpida –me dijo –¡cómo te atreves a morderme, pero ahora no tendré piedad de ti. –Estaba muy paralizada del miedo, no podía creer que me encontrara tan rápido, en eso me empezó a decir muchas cosas.
–que ricas tetas tienes puta, en eso me abrió un poco las piernas dejando mi conchita expuesta ante él y aprovechándose metió dos de sus dedos, cuando lo hizo, di un pequeño grito de dolor y note que le había gustado.
–Mira nada más como estas preciosa, estas toda mojada de la excitación, que puta eres mi cielo, lo mire con lágrimas en los ojos, todo eso me parecía horrible, en eso saca sus dedos empapados de mis líquidos y comienza a chupárselos, mmm mamacita que rica miel produces, es más deliciosa que un trago de tequila. Y es así como mi conchita quedó a su merced para seguidamente comenzar a dedearme con sus dedos, con una mano me amenazaba con el cuchillo y con la otra tocaba frotaba mi clítoris furiosamente.
El contacto con mi clítoris fue fugas y rápidamente comencé a temblar en el suelo húmedo por el placer que sentía. Eso preciosa disfrútalo, mmm que rico te retuerces los estoy disfrutando al máximo, me decía mientras seguía masturbándome. Lo mire con cara de vergüenza y me dijo ohhh así que quieres más y dicho eso me empezó a apretar mi clítoris, repentinamente el placer inunda todo mi cuerpo e instintivamente comencé a acariciarme mis pechos, no, pensé, que estoy haciendo, acaso mi cuerpo se mueve solo.
En eso escuche que me decía: quiero oírte gemir putita, pero yo no le obedecía no quería darle ese placer. Así que no quieres gemir me dijo y volvió a meterme los dedos a mi vagina, pero esta vez ya no me dolía, ya estaba demasiado húmeda y entraban fácilmente, los metía y los sacaba rápidamente, el placer era insoportable, el mundo me daba vuelta, mi respiración era muy rápida y seguía retorciéndome en el suelo.
Mientras el vagabundo me proporcionaba placer mi cuerpo desnudo se llenaba de polvo y lodo del parque, en mi cabello ondulado se enredaban hojas secas que habían caído del árbol que plante, cuando abría los ojo podía ver como la oscuridad nos envolvía y solo algunos rayos de luz podían atravesar las gruesas ramas del árbol.
Mi vagina estaba explotando de placer, el leve silencio del parque era interrumpido por el squirt de mi humedad ocasionada por la penetración de los dedos del vagabundo.
–Bueno preciosa como no quieres gemir te tendré que hacer gemir por la fuerza, saco sus dedos de mi conchita y hundió su cara en la misma y con su lengua siguió haciendo estragos en mí.
Sentía su lengua áspera recorrer toda mi vagina y como en pequeños instante su lengua jugaba con mi clítoris, era insoportable, a mi mente llegaban los recuerdos de cuando el viejo me hacía lo mismo y de lo mal que la había pasado también esa vez. Ya no aguantaba, por más que me había resistido comencé a gemir. El maldito borracho solamente se dedicaba a seguir jugando dentro de mí con su lengua cuando de pronto hice algo que me sorprendió, comencé a acariciar su cabeza presionándola contra mi conchita, no sabía porque lo hacía, todo el mundo me daba vueltas mi cuerpo estaba poseído por todo el placer que me estaba dando, en eso comencé a gemir más rápido y de pronto a estaba teniendo un orgasmo intenso.
Mientras tenía el orgasmo empezó a estimular más rápido con mi clítoris y los pelitos de su barba me picaban los labios vaginales y todo eso hacía que la intensidad del orgasmo aumentara.
Tomándome de mis piernas me abrió completamente y con una habilidad que nunca había sentido comenzó a penetrarme con su lengua, al sentir su aspereza un segundo orgasmo llego de manera mas intensa, mi espalda se arqueo al sentir semejante orgasmo, encajé mis uñas de la mano en el lodo de la fuerza con la que estaba recibiendo tal placer. Mis gemidos fueron gritos de placer, por ese breve instante deseaba que no se terminara y que alguien escuchara mis gritos de placer.
Al cabo de un rato comencé a calmarme, estaba muy agotada pero el mendifo aún seguía tomando todo lo que mi conchita le daba. El mundo seguía dándome vueltas y no sabía que me había pasado pero aún seguía sintiendo la viscosidad de su lengua dentro de mí.
Fue así como de pronto deje de sentir su lengua en mí, pero estaba desconcertada, tenía la vista nublada, de pronto sentí un calor cerca de mi rostro, sentí un golpecito suave en mi frente, luego en mi nariz y logre darme cuenta que era su verga jugando en mi cara; la paso por toda mi cara pero imaginaba lo que quería. Lo colocó en mis labios y dio unos golpecitos como si tocara la puerta para que le abrieran, aun confundida y sin saber que pasaba abrí la boca instintivamente.
Comencé a mamar su verga y a mover mi lengua sintiendo algo viscoso dentro de mi boca, puso sus manos en mi cabeza y empezó a follarme rápidamente la boca. A los pocos minutos volví en sí y me di cuenta de lo que me estaba haciendo, desesperada traté de sacármela pero no me dejaba, me tenía agarrada firmemente y no se le veían ganas de soltarme. Comencé a chupárselo como si fuera una paleta y horriblemente sentía como eso le agrada, en eso sentí que su verga se ponía firme y aumentaba de tamaño, empecé a sentir que se ponía caliente mientras él me decía –si puta sigue que buena eres.
Estaba a punto de venirse dentro de mí boca cuando decide sacarme su verga de la boca y en ese instante un hilo de semen salía disparado de su verga y cae en mi ojo derecho, mi frente y parte de mi cabello, lo escuche gemir de placer y de pronto lo vi apuntando hacia mis pechos. Varios hilos de semen fueron a parar hasta mis pechos y no parecía que tuviera fin, se descargó completamente en ellos hasta dejarlos completamente cubiertos de su esperma. Aprovechando que estaba ido aproveche para escapar. Sin embargo, se recuperó rápido y me tomo del cuello y me aventó hacia el árbol.
Rápidamente me voltee para darle otra cachetada pero él fue más rápido y me tomó mis brazos con sus manos y levantándolos por encima de mi cabeza dejó mis senos a su merced.
–Maldita hija de puta me dijo, eso que me hiciste me gustó mucho, ahora te toca a ti disfrutar, y enseguida comenzó a besarme y lamer mi cuello, de pronto con su pierna derecha empujo mi pierna para separarla de la otra en ese momento capte lo que venía, forcejee para evitar a toda costa que me penetrara pero sus mordidas en mis orejas ocasionaban que me excitara de nuevo y no pudiera oponer mucha resistencia, con una de sus manos tomo su verga y la acomodo en mi conchita, el borracho podía sentir como estaba temblando y en eso puso su glande en mi conchita y empujo hacia adentro y es así como contra el árbol que jugué de niña en el parque me metieron por segunda vez una verga muy dura y caliente esa misma noche.
Aprovechando que mi vagina se encontraba húmeda por el orgasmo que había tenido, me la metía una y otra vez sin parar cada vez más y más rápido, me pregunto si me gustaba pero me limite a gemir. Me la metía cada vez con más fuerza, entraba y salía, mi respiración era agitaba y gemía como una perra mientras mis pechos se movían al ritmo de sus embestidas.
–Mmmmmm q rica conchita tienes me decía. Mis lágrimas comenzaron a recorrer mi cara y note que estaba sangrando. Paró de penetrarme y llevo su mano hacia mi sangre, empapo sus dedos en ella y me obligo a que se los lamiera, le encantaba humillarme.
Ya no me importaba nada, primero me habían follado por la fuerza en los vestidores donde entreno para la competencia de natación y ahora donde tenía los mejores recuerdos de mi niñez, en ese parque, quedaron destruidas en el mismo árbol en el que jugaba. Sin tomarle importancia empecé a chupar mi sangre de sus dedos. Me sentía la peor mujer del mundo.
Tras metérmela por un rato, sentí que su miembro empezaba a aumentar de tamaño y eso solo significaba que estaba a punto de correrse, me pregunto que si en donde quería su leche, pero no le conteste, en ese momento sentía que yo también estaba a punto de tener otro orgasmo, trate de sacarme su verga de mi pero no me dejaba y cuando menos lo esperaba sentí que algo muy caliente comenzaba a llenarme mi conchita, escuche al tipo como gemía y sentía sus embestidas más fuertes y de repente comencé a tener un orgasmo mas, comencé a gemir más fuerte que las veces pasadas y el tipo me decía eso mi putita, gime de placer como la perra que eres.
Al cabo de unos minutos caímos exhaustos al piso, tarde un momento en recuperarme y trate de levantarme apoyándome en el árbol, pero mis piernas me dolían y no pude sostenerme sola. En eso el tipo se levantó, se acercó hacia mí y me dijo: eres una buena puta mi amor, cuando quieras que te rompan me encuentras en este mismo parque perrita y sin decir más se alejó dejándome desnuda en medio de la noche.
Estaba destrozada, ya no me importaba nada, me levante como pude y seguí mi camino hasta mi casa completamente desnuda y a la merced de cualquier otro sicópata que anduviera cerca.