La Estudiante Ladrona
Una joven estudiante debe incrementar sus ingresos para solventar el estudio y lo hace de una manera poco convencional (o muy convencional)
La Estudiante Ladrona.
Estaba en Veracruz, México, enviado por mi empresa para controlar unos embarques. La tarea me tomaba solamente unas horas por día, por lo cual el tiempo sobrante lo dedicaba a vagabundear por Veracruz y Dos Ríos. Por las mañanas indefectiblemente desayunaba con un "lechero" en el Café de la Parroquia.
La asiduidad de mi presencia en el lugar me familiarizó con los meseros del lugar. Una mañana vi a un caballero que se acercaba a uno de ellos y que luego de hablar unas palabras me señalaron. El visitante se dirigió a mi mesa y luego de pedir permiso, se sentó en la misma.
-Perdone usted, pero quería contarle una historia, ya que me he enterado que escribe en sus ratos libres algunas historias.-
Otra vez se acercaba alguien a contarme alguna historia en este lugar. ¡Adelante! Le dije con entusiasmo.
Me contó una larga historia. Mientras hablaba, yo tomaba algunas notas y me decidí a escribir sobre esa misma historia, que paso a relatar, pero agregando algo de mi propia cosecha, para hacerlo un poco más morboso.
Este relato no tiene relación alguna con mis anteriores ni sus personajes, y sus nombres los he elegido para preservar a los verdaderos protagonistas.
Julieta había comenzado con sus actividades prostibularias muy joven, que lo hacía a la salida del colegio al cual concurría. Cuando finalmente ingresó en la universidad, no abandonó la actividad por dos razones fundamentales.
Le gustaba coger aunque fuera con seres completamente desconocidos
Los ingresos que así lograba le venían muy bien ya que sus gastos se habían incrementado.
En este contexto continuó algún tiempo hasta que, para hacer un trabajo práctico de una de las materias, debió concurrir varias veces a una tienda de ropa interior femenina.
Allí había, como puede suponerse, todo tipo de bombachas, camisones, corpiños y otras prendas íntimas. Julieta las miraba con una mezcla de lujuria y envidia. Le hubiera gustado usar esas bombachas sugerentes diminutas, de finos encajes, en especial cuando debía desnudarse frente a alguno de sus "clientes" nocturnos. Estaba segura que podría cobrar más por un polvo si se mostraba como una puta buen nivel, que usaba ropa cara.
Una de las veces que estaba en el local, disimuladamente tomó una de las prendas y se dirigió al baño. Una vez allí se colocó la bombacha robada encima de la que usaba y volvió al local. Nadie advirtió su maniobra.
Unos días más tarde se acercó a uno de los cajones que guardaban los conjuntos de bombachas y corpiños más caros de la tienda. Tomó uno de ellos y repitió la operación. Doble bombacha y doble corpiño. Las tetas le apretaban un poco con la doble prenda, pero se retiró del local minutos más tarde. Decidió que la próxima vez que debiera concurrir, lo haría sin sostén y se retiraría con uno puesto.
Efectivamente recibió propinas más altas cuando los eventuales clientes descubrían las finas prendas que cubrían las intimidades de Julieta. Imaginaban que se trataba de una puta cara, que además tenía estudios universitarios. El "negocio" marchaba a las mil maravillas.
Como suele ocurrir en estos casos, viendo que no advertían su robo pequeño pero constante, se llevó de la tienda no menos de media docena de conjuntos, siempre los más caros y atractivos. Sin embargo la jefa de la sección comenzó a notar que le faltaban algunas prendas.
De inmediato se lo comunicó al gerente, un hombre de unos 32 años.
-¿Crees que nos están robando esas prendas?-
-No veo otra opción. Periódicamente reviso los cajones y hace dos días conté los conjuntos. No vendimos ninguno de ese tipo y ahora me falta uno.-
-¿Quién puede ser? Nunca hemos tenido problemas con nuestro personal y me parece difícil que alguna clienta pueda robarse esas prendas.-
-Señor, tengo una sospecha. Puede ser Julieta, la chica que viene por el trabajo práctico para la universidad.-
-Me parece extraño. Es una joven estudiante, no creo que sea una ladrona.-
-No sé, pero Le pido que hagamos un inventario juntos y apuntemos la cámara de video a ese cajón. Creo que luego se pone la ropa robada y se va.-
-Eso tendrá que hacerlo en el baño o en los probadores.-
-En los probadores es imposible. Tiene que ser en los baños.-
-Haré instalar una cámara de video en los baños.-
-Señor también seremos vistas las otras empleadas cuando vamos por nuestras necesidades.-
-Creo que es necesario. No creo que ninguna de ustedes pueda pensar que yo me voy a quedar mirando cuando ustedes están haciendo pis.-
Dos días después había una cámara disimulada filmando lo que ocurría en el baño de mujeres, para deleite del gerente, Damián, que pese a sus dichos se entretenía mirando cuando las empleadas se bajaban las bombachas.
Dos días más tarde volvió Julieta a la tienda para continuar con su trabajo. En un momento Damián observa que se acerca a los cajones de prendas, los abre y saca un par de conjuntos que disimuladamente lleva hasta el baño.
Ya en ese lugar se quitó totalmente los pantalones y se calzó las dos bombachas encima de la que tenía puesta. Luego se quitó la camisa, mostrando sus tetas desnudas. Damián no apartaba los ojos del monitor. ¡Qué tetas espectaculares! ¡Qué ganas de magrearlas!
Luego observó cómo Julieta se ponía ambas prendas y finalmente la camisa. Así disimulaba el robo. Sin perder tiempo salió de su oficina y cuando Julieta abandonó el baño, el gerente la llamó a su despacho.
-Señorita Julieta, me parece que usted tiene algunas partes de su cuerpo excesivamente abrigada. ¿Puede bajarse los pantalones y mostrarme las dos bombachas nuevas que acaba de ponerse?-
-¿Cómo? ¿Qué me baje los pantalones? ¡Es usted un abusador!-
-¡Y usted una ladrona! Le digo más, tiene dos bombachas y dos corpiños nuestros que pensaba llevarse sin pagar. ¿Tiene algo que decir? ¿Llamo a la policía?-
-No, por favor, veamos cómo lo podemos arreglar.-
-¿Qué me propone?-
-Que vayamos esta misma noche a un hotel y estoy dispuesta ser suya.-
-Julieta, habla como una puta que intercambia prendas por en polvo.-
-Le voy a confesar algo, ya que estoy en una situación compleja. Además de estudiante y para ganarme algún dinero, pues me prostituyo. Si luzco prendas caras y de buena calidad, las propinas son más altas y también mis "honorarios"-
-Es decir que es estudiante, puta y ladrona. ¡Qué combinación!-
-Las prendas que me llevo de aquí me resultan necesarias. Le ofrezco pagarlas con unos buenos polvos.-
-Eso no alcanza. Primero quiero que te desnudes completamente. Quiero ver si lo que me ofreces, justifica todas las prendas que te has llevado.-
-¿Sabían que me había robado algunas prendas?-
-Lo sospechábamos paro ahora lo tenemos grabado, tengo pruebas para enviarte al calabozo.-
Mientras tanto, Julieta, conciente de su situación comenzó a quitarse la ropa con rapidez. Poco después estaba completamente desnuda frente a Damián.
-Veo que tienes tu concha depilada. ¿Por qué?-
-Hay dos motivos. Es más higiénico para que no quede nada entre los pelos y porque a los clientes les gusta más cogerse una concha depilada, quizás porque sus mujeres suelen ser más peludas.-
-¿Cuántos clientes tienes por noche?-
-Dos o tres, depende.-
-¿Haces buenas mamadas?-
-Puedo demostrárselo. Siempre me elogian las chupadas.-
Julieta se arrodilló y bajando el cierre el del pantalón dejó libre la pija de Damián. De inmediato se la puso en boca y comenzó la tarea que tantas veces había hecho. Damián no quiso correrse en la boca de la muchacha, tenía otros planes.
-Es suficiente por ahora. La mamás muy bien. Dime, ¿la recibes también por atrás?-
-Si se refiere a si me culean, le digo que sí. La mitad me la mete por el culo.-
-¿También coges con tus compañeros?-
-Ellos no tienen dinero. No me interesan.-
-Quiero manosear tus tetas. Acércate.-.
Julieta se acercó y puso sus tetas a unos pocos centímetros de la cara de Damián, que comenzó a magrearlas y jugar con los pezones. Su pija se ponía cada vez más dura, por lo cual decidió que sería mejor penetrarla por la concha y satisfacer su calentura y erección.
-Acuéstate sobre la alfombra y separa las piernas. Quiero cogerte.-
Julieta obedeció de inmediato ofreciendo su húmedo capullo para ser penetrado. Pensaba que las cosas iban por buen camino. Sería cogida por Damián y todo quedaría en el olvido. Hizo su mayor esfuerzo para que "cliente" gozara y quedara conforme.
Damián la penetró y lentamente comenzó el movimiento mientras acariciaba las turgentes tetas de Julieta. Ésta, a pesar de su entrenamiento en ser cogida, comenzó a calentarse, para que llegaran casi juntos al orgasmo.
Julieta comenzó a vestirse, pero Damián la detuvo.
-Debes pagar las prendas que te llevas.-
-Sabes que no tengo dinero y estas prendas, son muy caras. Entendí que eran a cambio de dejarme coger.-
-No puedo dejar robar del negocio del cual soy el gerente. Aquí tienes el dinero, llevas a la caja las prendas y las pagas.-
-Muchas gracias Damián.-
-Espera. Esta noche te espero en el Hotel Rivera, donde tendré el gusto de cogerte nuevamente, pero en una cama, no sobre el piso. Prepara tu culito porque quiero metértela por allí. Nos encontraremos en la recepción a las 8 en punto.-
¿El pago de estas prendas es otro polvo?-
-Serán varios otros polvos. Una vez por semana te quiero coger cuando salga de esta oficina.-
-Estás loco si crees que voy a coger gratis todas las semanas por unas bombachas y unos corpiños.-
-Puedes no hacerlo, pero me sospecho que al Rector de la Universidad no le gustará ver los videos cuando intentas robarte las prendas.-
-¡No! Si el Rector se entera me echa de la Universidad.-
-Eso es justamente lo que pienso, por lo cual no tienes otra alternativa que bajarte las bragas todas las veces que yo te indique. Por ahora te espero a las 8 en el Hotel Rivera.
Luego de abonar las prendas con el dinero de Damián, Julieta se volvió a su casa. Ésta era una situación complicada. No le quedaba otra alternativa que presentarse esta noche en el hotel. Haría todo lo posible para dejar conforme a Damián y no la molestara más.
Como le había dicho que quería cogerla por el culo, tuvo la precaución de higienizarse escrupulosamente, más de lo habitual cuando debía salir a buscar clientes.
A las 8 en punto entraba al hotel. Damián lo hizo unos minutos después. La tomó de la cintura y se dirigió al mostrador.
-Una habitación. Nos quedaremos tres o cuatro horas.-
Julieta abrió los ojos como platos. ¡Tres o cuatro horas! Supuso que Damián la usaría de todas las maneras posibles y algo más. ¡Era un tiempo impensado para pasar con una puta!
El conserje les dio la llave y ambos se dirigieron a la habitación. Ya en el ascensor Julieta sintió la mano de Damián apoyada en su culo.
Conocedora de su profesión, Julieta, luego de cerrar la puerta de la habitación preguntó:
-Qué quieres que haga, ¿que me desnude o quieres desnudarme tú?-
-Te desnudaré yo. Espero que tengas puestas alguna de las bragas que se venden en nuestro local.-
-Pues averígualo. Ya me has estado tocando el culo en el ascensor. Quizás al tacto reconoces las prendas.-
Damián no respondió. Se acercó a Julieta y comenzó a levantarle la falda y acariciarle el culo por encina de las bragas, que eran bastante diminutas por cierto. Julieta dejaba hacer. Conocía su profesión y lo mejor era complacer al cliente y demostrar que se calentaba con las caricias.
Poco después Damián le quitó la falda y la camisa, dejándola con la bombacha y el corpiño. Comenzó a acariciarle las tetas y poco después aflojó el gancho del sostén dejando las turgentes y juveniles tetas a la vista.
-Debo reconocer que nuestras prendas pocas veces son ocupadas por unos senos como los tuyos. ¡Es un honor!-
-Gracias Damián, también para mí es un honor que tus manos me tomen los pezones,- mintió.
Poco después las manos de Damián bajaron hasta la cintura y calzando los elásticos de las bragas, comenzó a bajárselas. La depilada concha apareció ante sus ojos y un perfume a mariscos, proveniente de la húmeda vagina, llegó hasta Damián.
Un dedo se introdujo subrepticiamente en concha para luego salir y pasar una y otra vez por el clítoris. Julieta se estaba calentando sin lugar a dudas. Ya habían pasado muchos dedos y pijas por su concha, pero por alguna rara razón esta excitación no la había sentido cuando debía coger por trabajo.
Damián no tenía apuro, pero se quitó la ropa y la muchacha pudo apreciar nuevamente el pene que la iba a penetrar. Le pareció más grande y larga que en la mañana y comenzó a preocuparse pensando en que también la recibiría por el culo, cuando justamente sintió un dedo se abría paso por el ano.
Así continuó bastante tiempo Damián magreando el cuerpo de Julieta al tiempo que introducía dedos tanto en la concha como en el culo. Poco después la acostó sobre la cama y se dispuso a penetrarla.
Damián tenía una capacidad que le permitía demorar la eyaculación por bastante tiempo, aunque estuviera muy excitado, por lo que comenzó a ponerla y sacarla lentamente pero con ritmo. Julieta no pudo aguantar más y se corrió.
Fue entonces cuando Damián le indicó que quería metérsela por el culo. Julieta se puso en cuatro, con su cara sobre la cama y con sus manos se separó los cachetes.
-En la mesita he visto que hay lubricante. Por favor úntame la entrada para que penetre mejor y no me duela.-
-Pero si estás acostumbrada a que te culeen.-
-Pero siempre me duele la penetración y la tienes grande.-
Damián pasó la crema por el ano e introdujo un dedo en agujero para asegurarse una buena lubricación. Luego se acercó, ubicando el glande en la entrada. Fue empujando con suavidad pero con firmeza. Pocos segundos más tarde Julieta estaba empalada.
Comenzó el movimiento de vaivén. A pesar del lubricado y del mayor esfuerzo de Julieta por relajarse, no pudo evitar cierto dolor. Damián ahora sí estaba dispuesto a dejar su leche en el recto de Julieta. Nunca lo había hecho antes, ya que las pocas veces que había logrado culear a alguna de sus amigas, apenas había podido penetrar parte del glande.
Ahora estaba satisfecho de haber usado todos los agujeros de Julieta, pero esta vez pensaba penetrarla sucesivamente en los tres lugares. Luego de eyacular en el recto, le propuso que tomaran un baño juntos para luego acostarse nuevamente.
Mientras caía el agua sobre ambos, Damián no dejaba de de pasarle las manos por el culo y la concha. Quería prepararla para el "segundo raund".
Una vez que salieron de la ducha, se secaron y recostaron en la cama.
-Tienes experiencia en levantar pijas. ¡Vamos! Chúpala hasta que esté bien dura y te la pueda meter en la concha.-
Julieta, con cierto odio, bajó su cabeza hasta el miembro flácido de Damián y comenzó a pasar la lengua por el mismo. No tardó en reaccionar y comenzó a endurecerse.
Conocedora de cómo hacerlo, continuó pasando la lengua, chupándola y agarrándola con la mano. La pija crecía cada vez más. Cuando Damián sintió que ya estaba en forma, le indicó que se pusiera en cuclillas, se la metiera en la concha y comenzara a cabalgar. Así lo hizo Julieta, sintiendo la penetración muy a fondo.
Mientras tanto Damián acariciaba las tetas, y apretaba ligeramente los pezones que se ponían cada vez más duros y más rojos. El cuerpo joven y flexible de Julieta le proporcionaba un placer pocas veces sentido con anterioridad. Era un gusto cogerse a esta joven. ¡Que suerte que se había ocurrido robar algunas prendas de la tienda! ¡Ahora podría extorsionarla para cogerla todas las veces que quisiera!
Pero todo llega a su fin. Damián satisfecho por haber gozado del cuerpo de Julieta y ésta con una mezcla de odio y agradecimiento. Odio porque era extorsionada y, además, había perdido algún cliente más rentable y agradecimiento porque el asunto del robo de las prendas no llegaría a conocimiento del Rector.
Al despedirse Damián le indicó que la semana siguiente la esperaba en el mismo lugar a la misma hora.
-¿Me vas a seguir cogiendo para ocultar el robo?-
-Por supuesto. No tienes alternativa. Debes seguir ofreciéndome tu cuerpo todas las semanas.-
-Eres un hijo de puta, eso eres. Abusas de una joven estudiante.-
-Olvidaste algo, estudiante, puta y ladrona.-
Salieron juntos y Julieta, sin siquiera saludar, se encaminó a su casa.
Viendo que tenía pocas alternativas de evitar ser usada nuevamente, Julita se presentó nuevamente en la oficina de Damián unos días después.
-¿Te estás robando otras prendas otra vez?-
-No me trates así. Ya te he dicho que esas prendas las necesitaba para trabajar. Creo que no vendré más a esta tienda, de manera de no molestarte más.-
-Como quieras. De todas maneras el miércoles te veré en el Hotel Riviera. Quisiera que uses uno de los conjuntos que te has llevado de aquí. Seguro que se adapta a esas tetas que tienes.-
-¿De verdad me dices que quieres encontrarte otra vez en el hotel?-
-Sí. Ya te lo había anticipado y espero que no te olvides de ese compromiso y de los siguientes.-
Julieta no supo qué contestar. Estaba claro que Damián quería cogérsela y ella esta casi obligada a hacerlo.
-Bueno, te veré en el hotel.-
A la hora convenida ya estaba Julieta en el vestíbulo del hotel esperando que su "cliente" llegara, cosa que ocurrió unos minutos más tarde. Mientras subían en el ascensor, nuevamente una mano de Damián acariciaba el culito de la muchacha, mientras la otra esta acariciaba la entrepierna.
-¡Que suaves son las bragas que vendemos! Tienes buen gusto en elegirlas.-
Julieta lo miró de reojo pero dejó hacer. No era la primera vez que la tocaban de esa manera.
-Hoy quiero que te desnudes tú misma y que me ofrezcas tus pezones para que los chupe y te los excite.-
-Eres insaciable. No te alcanza con cogerme, quieres humillarme haciendo que me ofrezca como una puta cualquiera.-
-No es exactamente así, pero no importa. Quítate la ropa y acércame tus tetas.-
Entre las chupadas y el roce de la lengua por los pezones, éstos crecieron en tamaño y se pusieron duros. La concha se le había humedecido y estuvo muy cerca de pedirle que la penetrara de inmediato.
Damián no demoró en ofrecerle su verga para que se la mamara y poco después se abría paso entre los labios vaginales. Si el polvo de la semana anterior había sido muy bueno, éste lo superaba. Damián agradeció al destino que quiso que Julieta le robara algunas prendas.
Cuando finalmente se retiraron del hotel, Damián le recordó que la esperaba la semana siguiente en el mismo lugar. Julieta asintió con la cabeza.
Así siguieron tres semanas más pero cuando ya se despedían, Julieta le comunicó que el miércoles siguiente tenía un examen y que no podría concurrir.-
-Pues busca una reemplazante, pero no una puta cualquiera, quiero una como tú.-
-¿Y cómo quieres que consiga una puta que lo haga gratis?-
-Yo no he dicho que lo haga gratis. Tú le pagarás lo que pida. Pero quiero una puta de calidad, no una barata que ande callejeando.-
-No solamente dejo de trabajar por dinero una vez por semana sino que además debo cubrir un día que no puedo venir, pagándote una puta-
-Me parece más que razonable. Seguramente alguna de tus compañeras puede reemplazarte. Alguna de ellas que han venido a la tienda, creo te imitan ejerciendo la profesión.-
-¡Que dices!-
-He dicho que alguna de tus compañeras, de esas que tienen buen cuerpo, puede reemplazarte por un día.-
-¿Cómo te enteraste que Pilar es puta?-
-Pues no lo sabía pero tú acabas de confirmarlo. Las prendan que llevan alguna de ellas me hacían sospechar Dile a Pilar que la espero la semana que viene y que prepare también el culo porque la cogeré por adelante y por atrás,-
-Déjame hablar con ella para ver cómo arreglo. Ella es más cara que yo y es difícil que me haga un favor por nada.-
-Ese es un problema tuyo, no mío. El miércoles a las ocho quiero una puta con buen culo y buenas tetas esperándome en el hotel.-
-Te llamaré para confirmarte que Pilar me reemplazará.-
-Sabía que llegaríamos a un acuerdo -
-No me queda otra alternativa. Me tienes agarrada del culo.-
Efectivamente la semana siguiente una joven esperaba en el vestíbulo del hotel. Conocía de vista a Damián y ni bien lo vio entrar, se dirigió a él.
-¿Usted es Damián?-
-Sí. ¿Quién eres tú?- Preguntó sobreentendiendo la respuesta.
-Pilar. Julieta me dijo que quería verme.-
Pidieron una habitación y ambos se dirigieron a la misma.
-Julieta me contó todo lo que pasó. Estoy a su disposición.-
-Mira, Julieta lo hace muy bien y tiene un cuerpo espectacular. Quiero que te desnudes con sensualidad, como seguramente sabes hacerlo.-
Pilar comenzó a quitarse la ropa. Se sentía extraña con la situación. Poco después sus bragas estaban en los tobillos.
-Julieta no me ha defraudado. Tienes un cuerpo magnífico. Tetas firmes, redondas, una delicia para chupar.-
Pilar acercó sus pechos a la cara de Damián que comenzó a mordisquear los pezones, que comenzaron a endurecerse. Sus manos acariciaban frenéticamente el culo redondo y firme de Pilar. ¡Que cuerpazo!, pensó.
Poco después la pija de Damián estaba penetrando las profundidades de la vagina de Pilar. ¡Una delicia!
Si bien no pensaba sodomizarla, la tersura de la piel y la firmeza de los glúteos le hicieron investigar el ano y no puedo resistirse. Luego de recuperar la energía y lubricar el agujero del culo, comenzó a penetrarla.
Pilar dejaba hacer. ¡Lo había hecho tantas veces! Por lo menos Damián era un tanto delicado en su trato y no la maltrataba como otros hacían por tratarse de una puta.
Finalmente, completamente satisfecho con Pilar, se vistieron y abandonaron el hotel.
Al despedirse y mientras la besaba en la boca le agradeció el polvo que le había brindado.
-Muchas gracias Pilar. Lo haces muy bien y te felicito. Si quieres pasar por la tienda, te puedo regalar uno de esos conjuntos que tanto gustan a Julieta.-
-Pasaré un día de estos. He visto las bragas que usa Julieta y me gustaría tener una de esas.-
-OK. Te espero en la tienda.-
Así finalizaba el reemplazo de Julieta.
Al día siguiente Julieta llamó a Damián.
-¿Cómo te ha ido con Pilar?-
-Muy bien pero ¿cómo te ha ido en tu examen?-
-Muy bien también, pero dime, ¿te hizo lo que querías? ¿Quedaste conforme?-
-Ya te he dicho que me fue muy bien. Tiene un cuerpo espectacular y coge como una verdadera profesional del polvo.-
-Bueno, eso era todo.-
-Te recuerdo que el miércoles que viene te espero en el hotel.-
-¿No he terminado de pagar las prendas que me llevé de la tienda?-
-No. No sé cuándo terminarás de pagar, pero por ahora no.-
-Me pones en una situación complicada. Una noche sin trabajo para mí es mucho. No me alcanza el dinero.-
-Te sugiero dos cosas. Debes cobrar más por cada cliente y debes tener más clientes.-
-Es difícil conseguir más clientes. No sé cómo hacerlo.-
-Yo te puedo ayudar. Podemos hacer una sociedad en la cual yo te aseguro los clientes y cobro una comisión por eso.-
-¿Me propones ser mi chulo o algo así?-
-No te ofrezco protección de matón. Te ofrezco se tu gerente de marketing.-
-¿Crees que puedas hacer algo?-
-Confía en mí. Trabajarás de puta como no imaginaste en tu vida y aumentaremos los precios. Yo me quedaré con el 50 %, y tú con el otro 50 y las propinas.-
-Deberá trabajar el doble para ganar lo mismo que ahora.-
-De ninguna manera. Se compensará ampliamente por los precios. ¡Eres una puta de mucho valor!-
Así comenzó una relación comercial entre ambos. Los ingresos de Julieta se incrementaron notablemente.
Un mes más tarde Damián recibió la llamada de Pilar. Quería que hablaran de negocios
FIN