La estudiante de intercambio
Más allá del idioma hay lenguajes universalmente hablados, el lenguaje del cuerpo. Los cuerpos saben y hacen.
Este es mi primer relato aqui, y mi primer experiencia escribiéndolos. Espero les entretenga.
Todos vimos esas películas estadounidenses de la clásica vida universitaria y sus descontroles. Los primeros meses me pareció una mentira, pero en solo un par de noches se iría todo al demonio.
Tenía 22 años recién cumplidos cuando viaje a cumplir una beca de intercambio a la Universidad de California en San Diego. Durante los primeros meses me enfoqué fuertemente en el estudio, estaba asistiendo a una clase de posgrado y no quería fallar. Había notado que mis compañeros eran muy competitivos entre sí, un tanto groseros y raramente podía obtener ayuda de ellos por lo que evité relacionarme con ese grupo. La única excepción era Cyanna. Cyanna era bajita, el cabello corto, la voz suave y risueña y una sonrisa que me desarmaba rápido. Jamás me habia sentido atraida a una mujer como ella, durante clases fantaseaba besarle el cuello, bajar hasta sus tetas perfectas, rodear con mi lengua sus pezones, esos que habia visto a través de su blusa pues tenía la bella costumbre de no usar sosten. En mi cabeza la escuchaba gemir rendida ante mi boca y mis manos y eso me ponía a mil.
La suerte (o el destino) hizo que formemos parte del mismo grupo para la entrega del trabajo final del curso. Fueron dias angustiantes de trabajo, redacción, cálculo y más cálculo. Aquel día tenía mi departamento libre, pues mi roommate estaba de viaje. Así, todo el equipo trabajo en mi casa hasta altas horas de la noche, uno a uno comenzaron a irse hasta que en un momento, sin darme cuenta, Cyanna y yo quedamos solas. Sin quererlo, la tensión sexual fue en aumento. Los cálculos ya no salían, pero ella se levantaba cada 5 minutos moviendo su culo redondo y bien formado con la excusa de preparar café o tomar agua. Los cálculos ya no salían, pero ella se inclinaba con descaro sobre mi computadora dejando esas tentadoras tetas a la altura de mi boca. Me levanté a estirar las piernas, tratando de ignorar lo que, yo pensaba, estaba en mi cabeza. En ese momento, escucho un ruido de exasperación a mis espaldas, lo ignoró pensando que estaba molesta por el trabajo. Pero no, en ese momento siento unas manos que me cogen por la cintura y me obligan a girar bruscamente.
-¿Cúanta más vamos a seguir así?- me pregunta
- ¿Así, como?- le respondo sorprendida, asustada, excitada
Me empuja delicada y firmemente contra la pared y en un arriesgado movimiento pasa su mano por mi coño, acariciándome sobre la ropa, deteniéndose en mi clítoris. Apenas creo lo que está sucediendo, ya me tenía excitada desde hacía rato pero sentirla encima tan imprevistamente lo incrementó exponencialmente.
-¿Vas a decirme que no me estabas mirando? ¿que no tenías ganas de mi?
No alcancé a responderle nada, porque deslizó su mano por mis holgados pantalones llegando a mi coñito que a ese momento estaba empapado. Cuando pudo comprobarlo, una sonrisa de malicia se dibujó en su cara y ya no pude negarme a nada. Estaba rendida, habia perdido esa batalla desde que la conocí.
Empezó besando mi mandíbula, jugando con la comisura de mis labios, besándome suave y sensual, sin llegar jamás a mi boca. Hizo que deseará como una loca un beso que jamás llegaba a concretar, con una mano masajeaba mis tetas y con la otra mi culito. Cada vez que intentaba besarla yo, me daba una nalgada haciendo que me calentara más. Hasta que llegó el elixir, me besó profundamente explorando con su lengua mi boca al tiempo que metía dos dedos adentro mío. Me empujó a la cama, dejándo caer de su cuerpo el vestido que la cubría, sobre mi arrancó su tarea de besarme sensual y castigar, bajó con sus besos intercalando pequeños mordiscos hasta llegar a mi pubis. Allí jugó con su boca, calentándome sin llegar a pasar su lengua por mi coño, sentía que me moría, que explotaba de tanta calentura, del deseo de sentir la lengua de esa mujer por mi rajita, succionando mi clítoris. Y nuevamente el paraíso, me lo comió de una manera que un hombre jamás podría. Apostó más y comenzó a hacer círculos con su pulgar en la entradita de mi culo, ya no podía pensar. Cuando tomé consciencia un momento me habia puesto en cuatro y me estaba comiendo el culo, su lengua iba desde mi rajita hasta la entrada de mi culo, así hasta que metió un dedo allí, luego dos en mi coño y comenzó a follarme diciéndome lo mucho que le calentaba. Acabé de una manera explosiva, como nunca lo había hecho hasta ese momento. Ella sonrió extasiada, me besó con ternura en los labios y me dijo:
- Los cálculos no están saliendo porque tomamos valores incorrectos de la tabla, me dí cuenta hace dos horas, pero realmente quería follarte.
¡Gracias por leerme!