La estudiante (4)

Capitulo de transición pero imprescindible para seguir la historia, Marta debe someterse a nuevas humillaciones.

LA ESTUDIANTE 4

Marta permaneció inconsciente toda la noche, no logró descansar, ya que las pesadillas la asaltaron durante el sueño, notaba el dolor de su culo y vagina, pero no podía despertar, era como en esos casos donde el paciente entra en el quirófano le anestesian pero siente toda la intervención sin que pueda decir nada. Notaba el culo dilatado, y el coño destrozado, todas las heridas le palpitaban y solo imaginaba las perrerías que podrían llegar a hacerle a la mañana siguiente.

Afortunadamente Manu y Pedro tenían otros planes para Marta y decidieron dejarla descansar, hasta mediodía. Marta se despertó, pero no se movía, solo se concentraba en su dolor, no era capaz de identificar el núcleo pues este no existía era un dolor generalizado por todo el cuerpo, la boca, las piernas, el pecho, y sobre todo el culo, el culo le dolía horrores.

Con sumo cuidado dirigió su mano al agujero trasero, y pudo palpar los tampones insertados en él, estaban húmedos, como pudo se reincorporó, y se puso de pie en el suelo, a continuación se puso en cuclillas, y extrajo uno a uno los tres tampones llenos de sangres de su trasero, fue un alivio, pero estaba muy preocupada por la cantidad de sangre que veía, y además una vez quitados notó como un hilo de sangre le corría por el muslo. Sin pensárselo mucho se dirigió andando torpemente al baño, no había nadie despierto aún, aprovecharía para tener un momento de intimidad.

Hizo uso del bidé, se limpió bien el coño, y el culo, del cual salieron unos coágulos de sangre que se fueron por el sumidero, a continuación se dio una ducha con agua fría para desentumecer su pecho, que estaba amoratado por lo mordiscos y pellizcos recibidos, a pesar de todo el dolor no desaparecía, era algo más que físico, estaba incrustado en su alma.

Marta notaba, que no podía cerrar las piernas, por el dolor de su culo, era algo humillante debería caminar como un pato por toda la casa, y lo peor es que mañana tendría que ir a clase, ¿o no?.

Una vez limpia, se secó y hizo sus necesidades, cagó a pesar de no tener muchas ganas, no quería que la volvieran a poner una lavativa, uso el papel higiénico, y al ver los restos comprobó que aún sangraba. Se dirigió a su habitación y a pesar de las molestias se puso un tampón en el culo para evitar ir goteando por ahí, lo introdujo hasta dentro, ocultando el hilo, para evitar que sus violadores lo vieran.

Y se volvió a echar en la cama. Al cabo de dos horas Pedro y Manu aparecen en su habitación.

—No te asustes, hoy no te vamos a follar, hoy es tu día de descanso—, le dijo Manu a una asustada Marta, que trataba de cubrirse con la manta.

—Venimos a ver como esta ese culito tuyo, que tanto placer nos dio ayer—, continuó Pedro, a la vez que volteaba a Marta, está apretó el culo para que no viesen que ella misma se había colocado un tampón, era humillante,—relájate, que hoy no toca—, siguió diciendo a la vez que apartaba los cachetes de Marta.

—Anda mira si ya se ha lavado, muy bien, y se ha cambiado de tampón, así me gusta que mantengas esta zona—, le dijo Manu, a la vez que Pedro, sacaba el tampón, con restos de sangre.

—¡Ahhhhhhhhhhhh!, por favor, no, me dijisteis que hoy no me haríais nada, por favor, para—, dijo Marta al notar como Pedro la hurgaba con un dedo en el culo.

—Calla puta, es solo para vez como estás de abierta—, dijo sacando el dedo del culo, satisfecho, e introduciéndolo en la vagina de Marta.

—Casi ha recuperado la estrechez, al igual que el culo, muy bien—, le dijo Manu. —Mira vas a descansar, toda la semana hasta que te recuperes de las heridas, vas a ir al médico a que te recete la píldora anti baby, y si te dice de examinarte, te niegas. Durante esta semana podrás llevar ropa en casa, y solo nos la mamarás cuando queramos, entendido—, le preguntó Manu a una aliviada Marta.

Esta asintió, aunque no le gustaba ni un pelo tener que ir al médico, —espero que no se de cuenta de mi situación—, pensó.

—Pues todo aclarado, y ahora, chúpamela—, dijo Manu que ya tenía el pene erecto en la mano.

Marta dudó durante unos segundos, pero una mano detrás de su cabeza la empujó hacía la polla de Manu. Este permanecía de pie en un lado de la cama, y Marta se sentó en esta con las piernas abierta apoyadas en el suelo, entre las cuales se situó Manu.

Marta sintió un gran asco al darse cuenta que acaba de orinar, le sabía la polla a mil demonios, pero no le quedaba otra, lo trató de hacer lo más rápido posible, mientras Pedro se situó a su lado, y se extrajo la polla, las iba a tener que chupar alternativamente, las lágrimas, por la humillación, volvían a rasgar sus ojos, mientras solo notaba los gemidos de placer de sus dos violadores.

—Eres una putita magnífica, vas a tener que chupármela, por lo menos cinco veces al día, porque sino no se si voy a poder aguantar y volver a romperte el culito—, decía Pedro, mientras Marta se la chupaba.

—¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!, sigue así, lo haces casi como una profesional, más adentro, que te llegue a la garganta—, decía Manu en su turno.

Estuvieron en esta situación durante más de treinta minutos, a Marta le dolía la mandíbula debido, sobre todo al tamaño de la polla de Pedro, hasta que este se corrió en la boca de Marta, que tuvo que tragárselo todo, como siempre limpió la polla a su violador.

Manu mientras se había tumbado en la cama, y se masturbaba para no perder la erección, Marta sabía lo que tenía que hacer, se dio la vuelta y comenzó a chupársela, dando la espalda a Pedro que podía ver el culo y el coño abiertos y aún con restos de sangre, de una Marta que se sentía la más puta entre las putas. Estuvo así otros veinte minutos hasta que entre grandes gemidos de placer, Manu se corrió en abundancia en la cara de una humillada Marta que debió aguantar como le llenaban la cara con lefa como si fuese la actriz principal de una película porno.

—Por ahora vale, ve a preparar la comida que el follar da hambre.

Marta se incorporó con la cara llena de semen, que se limpió con una mano, se vistió y se dirigió a la cocina, eran las dos de la tarde.

La comida se prolongó durante más de dos horas pues tuvo que volver a hacerles una felación a cada uno por debajo de la mesa, ella comió más tarde sola en la cocina.

—Cuando acabes de comer, limpia la casa y lava las sábanas, y luego vienes a mi habitación por si me apetece que me la vuelvas a chupar—, le dijo Pedro a Marta, que solo podía asentir, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Marta hizo lo que se le ordenó, como pudo, y a pesar del dolor, aseó la casa, puso la lavadora y limpió el baño, prolongó lo más que pudo estos quehaceres y se dirigió a la habitación de Pedro, que estaba con el ordenador. No dijo nada se quedó allí detrás de él con la esperanza que no notara su presencia y poder marcharse, pero este la había oído, aunque al principio hizo como si no.

Estaba viendo los videos de su violación, era el momento cuando la habían roto el culo, se veía como este se abría y al poco tiempo comenzaba a sangrar, era algo horrible, solo con verlo recordó el dolor que había sentido.

—Son unas escenas estupendas, es una maravilla lo que se puede hacer con una cámara digital, y un programa de edición de video, ¿eh?—, dijo Pedro.

Marta no contestó permaneció allí de pie, contemplando su violación, como era desgarrada por dentro, hasta que por fin Pedro se dio la vuelta con el sillón, y miró a una agotada Marta, —desnúdate—, le dijo mientras se incorporaba del sillón y cogía de nuevo la cámara de video, —sabes de todas las compañeras que hemos tenido tú eres, por ahora, la mejor, deja que te enseñe una cosa.

Se dirigió a una estantería que tenía encima de la cama y cogió un disco DVD, y lo introdujo en el reproductor de su ordenador, mientras Marta permanecía de pie desnuda en medio de la habitación.

En la pantalla apareció su habitación y una chica, dormida, de repente entraron Manu y Pedro en escena, la sacaron arrastras de la cama y entre horribles gritos la violaron, la escena duró unos treinta minutos Pedro y Manu, la porculizaron provocándole una terrible hemorragia, que empapó las sábanas.

—Esta fue nuestra primera compañera, se llamaba Lorena y estudiaba Historia del Arte, fue su última violación, el culo le quedó tan dañado que no podía retener la mierda, tuvo que ir al medico y decir que era prostituta y que un cliente negro la había roto el culo, fue algo humillante para ella, pero no podía decir nada. Cuando regresaba a casa se arrojó a las vías cuando pasaba el metro, nadie la vio arrojarse y todo el mundo pensó que fue un accidente, la policía, los testigos y sus padres nunca sospecharon, fue una verdadera lástima.

La historia que le estaba contando hizo que las lágrimas se agolparan en los ojos de Marta, era algo horrible, la pobre muchacha no lo resistió y se suicidó, ella no había pensado en el suicidio, hasta ahora.

—Fue una gran pérdida, llevaba a nuestro "servicio" tres meses, nunca hasta ese día la habíamos dado por el culo, pero nos traicionó, escribió una carta a una amiga suya contándole todo lo que le estaba ocurriendo, sin saber que nosotros lo vemos todo,—dijo señalando a la cámara—, nosotros no queríamos que ella muriese, es más ella estaba acabando la carrera y al finalizar el curso pensábamos dejarla en libertad, pero las cosas sucedieron de otra manera y ya no se puede solucionar. Con todo esto quiero decirte que no trates de delatarnos pues nos enteraremos de todo lo que haces y digas, que dentro de un tiempo quedarás en libertad, no se cuando pero que sepas que hay una salida a todo esto.

Marta lloraba ya desconsoladamente, no había escapatoria, pero por lo menos le daban una esperanza y se atrevió a preguntar, —¿cuándo me dejareis irme?.

Pedro la miró de arriba abajo, —no sé, no sé, eres muy buena follando y tenemos grandes planes para ti, pero bueno, hagamos un trato, todo dependerá de ti—

Estas palabras hicieron que Marta levantase la cabeza, —había una posibilidad—, pensó, pero la respuesta la dejó helada y horrorizada.

—Solo tienes que hacernos ganar 200.000 euros en un año, el año que lo consigas quedarás libre.

—¿Cómo queréis que gane tanto dinero?, eso es imposible—, dijo, pero la mirada de Pedro la hizo comprender de que modo pretendían que lo ganase.

—No pienso hacerlo, no me protituiré para vosotros, ni hablar.

—Bueno yo creo que si lo harás—, y se dirigió a su escritorio y tecleó algo en el ordenador, era el hotmail, y puso una dirección de correo electrónico, se apartó y dejó que Marta se acercará y viera que era un mensaje bastante corto.

—"Les envió el video de lo que hace Marta en Madrid"—, y un archivo adjunto de video titulado, —"Marta y su amante"—, la dirección al principio no la identificó como alguien a quien ella conociese, pero enseguida se dio cuenta era la de la empresa donde trabajaba su padre, ¿cómo lo habían averiguado?, ¿cómo sabían donde trabajaba su padre?, Dios si esto lo veían en su trabajo, no podría volver a su casa jamás.

—Bien, le doy a "enviar" o a "cancelar", todo depende de ti—, dijo situando el puntero del ratón sobre el botón aceptar.

Marta continuaba mirando pero no viendo la pantalla del ordenador, al cabo de unos segundo se alejó un par de pasos, y bajó la cabeza en señal de sumisión.

—No te oigo, qué hago.

—Esta bien lo haré—, dijo con un hilo de voz y lo ojos inundaos en lágrimas.

—Qué harás que.

El muy cabrón quería humillarla, —os haré ganar 200.000 euros.

—Muy bien, ahora ve a llamar a Manu—, le ordenó mientras cancelaba el mensaje y guardaba los videos.

Marta llamó a Manu, que fue a la habitación de Pedro, —que cabrón, otra vez te la está chupando, yo tengo la polla roja como una sandia.

—No, no todavía no me la ha chupado, te he llamado porque Marta quiere decirte algo.

—¡Ah sí!, ¿y qué es? —,contestó en un tono que no dejaba lugar a dudas que ya lo sabía pero que quería oírselo decir a ella.

—Os haré ganar 200.000 euros en un año y me dejareis marchar—, contestó con la voz quebrada y escurriéndole las lágrimas por las mejillas.

—Estupendo, ¿y cómo piensas hacerlo, eh?—, volvió a preguntar con el mismo tono de voz anterior.

—Me....

—Me... ¿qué?—, dijo con sorna Pedro que no podía ocultar su satisfacción.

—Me prostituiré—, contestó.

—Eso me parece estupendo—,dijo Manu dando una ligera palmada en la nalga de Marta, que no podía parar de llorar.

—Te dije que dependería de ti, y de ti dependerá, te ofrezco ganar tus primeros 50.000 euros ya.

La cara de Marta reflejó la sorpresa que sentía pero no dijo nada.

—Sí, como lo oyes, ¿quieres saber cómo?

Marta no sabía que contestar, pero asintió con la cabeza.

—Vendiendo los videos que tenemos grabados hasta ahora, no te preocupes son para un circuito muy privado, y no creo que nadie que conozcas los vea nunca, casi todos los que están interesados son extranjeros, japoneses, sobre todo, los muy cabrones son unos pervertidos, ja, ja, ja.

Marta estaba alucinando, no sabía que hacer, allí estaba ella desnuda observada, por dos cabrones, que la iban a obligar a prostituirse y ahora le decían que iban a vender "sus" videos.

—Si no nos das permiso, distorsionaremos tu cara y la nuestra, con el ordenador, y venderemos los videos igualmente, pero tu no sacarás ningún "beneficio"—, le dijo Manu a una indecisa Marta.

—Esta bien, haced lo que queráis—, contestó por fin Marta, que no dejaba de llorar.

—Ahora siéntate y escucha lo que vas hacer a partir da ahora—, le dijo Pedro, —eres una puta muy buena, follas estupendamente, por lo menos eso demostraste con tu amiguita, tienes el culo casi intacto, aunque te hallamos follado Manu y yo, ja ja, ja, podemos pedir por ti un mínimo de 500 euros por noche, que sumado a otros tres o cuatro videos más bastará para cubrir tu deuda.

—Vas a entrar en un mundo muy interesante, —continuó Manu—, solo 30 ó 40 personas con dinero, y con digamos, peculiares gustos en la cama, no creo que debas preocuparte porque alguien conocido reclame tus servicios, irás siempre a un hotel o a casa del cliente, nunca aquí.

Creo que con 80 o 90 noches tendremos suficiente—, lo relevó Pedro—. Los videos, lo siento pero deberán ser igual de violentos, e incorporando nuevos elementos, que probablemente no te agraden pero... ya se sabe, el que algo quiere algo le cuesta.

Como a los clientes no les gustan los cuerpos llenos de moratones y arañazos, aunque alguno te hará cosas peores que nosotros, en seis u ocho meses debes haber conseguido unos 35.000 ó 40.000 euros, para que podamos rodar los videos en los cuatro o seis meses que quedan, ¿está claro?.

Marta asentía, estaba espantada, iba a ser un año horrible, a pesar de prostituirse no iba a poder librarse de los malos tratos de sus compañeros que iban a vender más videos suyos.

—Muy bien, ahora quiero que firmes esto, es un contrato por el que nos cedes los derechos de imagen de las películas, no hace falta que lo leas

Marta miró a Pedro que le tendía un folio y un bolígrafo, lo cogió y lo firmó, —acababa de convertirse en una actriz porno—, pensó, mientras que las lágrimas se estrellaron en el contrato.

—Como no queremos que tengas moratones seguirás chupándonosla y te follaremos, pero como si fuéramos una pareja normal, pues de lo contrario perderías noches de trabajo. Pero no te preocupes esta semana no te la clavaremos más, nos conformaremos con otras cosas—, y dicho esto Pedro se quitó el pantalón y la camiseta quedando desnudo, colocándole a la altura de la boca a Marta una flácida polla.

Marta sabía lo que tenía que hacer, y con resignación se la introdujo en la boca y empezó a chupar, Pedro la agarraba de la cabeza, introduciendo el rabo ya semierecto hasta lo más profundo de la boca de Marta. No tardó mucho en notar que la polla estaba totalmente tiesa.

—Despacito, que no tenemos ninguna prisa.

A Marta se le caían unos lagrimones por la mejilla que iban a estrellarse en su maltratado pecho, que Pedro ahora sobaba con cuidado, casi con delicadeza, pero Marta no se dejaba engañar, no querían que su valiosa mercancía se dañara.

Marta chupaba y chupaba, pero la lentitud impuesta por Pedro, y las tres mamadas anteriores hacían que este no terminara de correrse, ella tenía la boca dolorida por el tamaño de la polla de Pedro, y para su desgracia, Manu había comenzado a tocarse y se notaba ya un bulto tremendo en su entrepierna.

—Mira, ya estoy cachondo, yo que no quería....—, dijo con inquina Manu mientras se desprendía de su pantalón.

Al cabo de más de cuarenta y cinco minutos Marta notó como la polla de Pedro se endurecía y engordaba más, y como las contracciones anunciaban una corrida inminente, y así fue,—Ahhhhhhhh!, me corro, me corro—, tres grandes chorros de semen se estrellaron en el paladar de una agotada Marta, que se tragó como de costumbre toda la lefa que seguía saliendo en menor medida de la polla de Pedro, que mantenía agarrada la cabeza de Marta para que no se sacara su polla, —eres magnífica, venga límpiala como tu sabes—, le dijo con suavidad un relajado Pedro.

Marta se aplicó a su misión con la seguridad que una nueva erección de Pedro era poco probable. Por fin acabó, había estado casi una hora con la polla en la boca, y tenía la lengua insensible, pero notaba el desagradable sabor del semen de su violador.

—Ahora yo, —dijo Manu, que ya tenía una erección considerable,—no te preocupes, yo no tardaré tanto, estoy muy cachondo.

Y efectivamente a los veinte minutos y tras grandes gemidos, Marta recibía en su cara los frutos de su trabajo, una abundante corrida, que la humillaba aún más. Como siempre limpió la polla de su violador.

Una vez acabado todo, recogió su ropa y se fue a su habitación a llorar, y a reflexionar sobre lo que le esperaba de aquí en adelante. Eran solo la ocho de la tarde pero ella estaba agotada, antes de dormir, oyó a los vecinos de arriba, habían regresado de su fin de semana, un fin de semana en el que había sido violada hasta la extenuación, convertida en actriz porno y en prostituta. A partir de ese fin de semana su vida no volvería a ser la misma.

CONTINURÁ AQUILEXX.