La estudiante (2)

Empieza el horror para Marta, es violada por sus dos compañeros, pero solo es el inicio de su calvario.

LA ESTUDIANTE (2)

Los días transcurrieron entre la monotonía de las clases por las mañanas y las tardes dedicadas al estudio, solo interrumpidas por las vacaciones de Navidad. La verdad es que Marta era muy buena estudiante, y pensaba que había tenido mucha suerte al encontrar unos compañeros tan buenos como Pedro y Manu. Eran un poco raritos, nunca los había visto traer chicas a casa, la verdad la única que había traído a una chica a casa era ella, aunque solo una vez, la noche que pasó con Carolina. Después de esto le había dicho que lo de esa noche no se iba a volver a repetir, Marta estaba convencida que no se repetiría, no se iba a convertir en una lesbiana, a ella lo que le gustaban eran los tíos, y en cuatro meses que llevaba en Madrid, no había conseguido que ninguno le tirara los trastos, pero bueno esperaría a las vacaciones de Semana Santa para buscar un compañero adecuado.

Manu y Pedro estaban encantados con su nueva compañera, era más de lo que podían haberse imaginado, no solo tenían el video más caliente en mucho tiempo sino que además podrían sacar un plus, normalmente hacían un montaje con música y demás y lo vendían a un conocido que tenía una pequeña productora de video amateurs, pero esto era distinto, su mojigata amiga, no podía consentir que ese video saliera del piso, y arriesgarse a que alguien de su familia lo viese, entonces fue Manu el que dijo en voz alta lo que a Pedro le llevaba dando vueltas en la cabeza más de tres semanas.

—Por este video podemos sacar más si no lo vendemos, por lo menos sino lo hacemos inmediatamente, podemos convertir a esa pequeña fulana en nuestra esclava— dijo Manu.

Pedro no dijo nada pero la idea le encantaba, el había pensado otra cosa — pero, que cojones—pensó —seguro que más adelante también lo podemos hacer.

Y así empezaron a idear como lo harían, decidieron que la primera vez lo harían los dos juntos, un fin de semana, y el mejor era dentro de dos semanas, que era fiesta en la facultad el Viernes y tendrían tres días, luego los Lunes, Miércoles y Viernes serían para Manu y los Martes, Jueves y Sábado para Pedro, los Domingos podría descansar.

Si Pedro era un fanático de los ordenadores Manu lo era del sexo violento, le habían dejado sus tres novias por pedirles sexo, vamos a decir poco convencional, esta era su oportunidad, se hizo a lo largo de las dos semanas hasta la gran fiesta, con una serie de objetos y materiales necesarios, aunque es muy probable que no los usase hasta el Martes siguiente cuando fuera para el solo.

El Jueves por la noche Manu y Pedro habían comprado todo lo necesaria para no tener que salir de casa, incluidas dos cajas de condones, —a ver si empieza a tomar la píldora, porque salen carísimos los putos condones— dijo Manu a Pedro, que asintió, con la mente ya en otras cosas. Habían pasado el video a VHS para poderlo ver en el reproductor del salón, estaba todo listo.

Viernes 9:30

Marta como cada día se levanta, Manu y Pedro llevan levantados desde las nueve, preparándolo todo.

—Buenos días chicos, cómo es que ya estáis despiertos— preguntó mientras entraba en el baño, se lavó la cara, orinó y salió hacia la cocina, estaba vestida con el chándal que llevaba normalmente en casa, nada sexy, pero que importaba eso, echo la leche en un taza y se hizo unas tostadas mientras Manu y Pedro, tomaban su tercer café.

—Tenemos una sorpresa para ti, algo increíble, aunque bueno ya lo verás— dijo Pedro con un risita nerviosa.

— Qué es— dijo Marta sorprendida.

—Ya verás, no se si te va a gustar, pero te va a sorprender—, contestó Manu.

La curiosidad de Marta crecía por momentos —venga no seáis así decidme lo que es, o me enfado— dijo dando una palmadita en el brazo a Pedro.

—No seas impaciente, termina de desayunar y ven al salón— y dicho esto los dos se retiraron mientras Marta continuaba con su desayuno, bebiéndose de un trago el vaso de leche.

Fue al baño, se lavó la cara, y se dirigió al salón donde Pedro y Manu le esperaban en el sofá, estaban excitadísimos y muy nerviosos.

—Muy bien, dónde está esa sorpresa, chicos.

—Pon el video— dijo Pedro con una sonrisa en la cara, —y siéntate aquí entre los dos.

La cosa estaba empezando a poner nerviosa a Marta, ya no sabía que esperar de sus compañeros, pero siguió con el juego y encendió la tele y el video, se sentó en el sofá, y le dio al play. Al principio no se veían más que rayas, pero luego se empezó a ver claramente en blanco y negro, una habitación, que enseguida reconoció, era su cuarto.

—Qué significa esto, si es una broma no tiene ninguna gracia— dijo con la voz un tanto entrecortada, pues temía que le mostraran lo que ella había hecho con Carolina, y trató de levantarse.

—Dónde vas, pequeña fulana— dijo Pedro, que había tomado la iniciativa, mientras tiraba de ella de su brazo derecho obligándola a sentarse nuevamente entre ellos —aún no hemos visto nada, y queda lo mejor.

Marta estaba asustadísima, nunca se esperaba esto de ellos, qué querrían de ella, el video continuó y apareció lo que ella más temía, la fatídica noche, Carolina, Marta, unas copas de más, y lo que al principio era oposición acabó en deleite. Marta tenía los ojos llenos de lágrimas, en parte por el coraje y en parte por la vergüenza de que dos chicos la vieran en esa situación, estos no paraban de frotarse, por encima del pantalón, sus cada vez más abultadas pollas. El video duró unos 25 minutos, habían recortado su duración, y solo contenía lo más explicito, pero aparecía claramente como se corría entre los dedos de Carolina, y como esta se había corrido con su ayuda. Era una situación muy tensa, los chicos no paraban de frotarse, ella estaba helada, y con los ojos llorosos, sin saber que decir.

—Me pregunto, qué dirían tus padres si les llegara una copia de este video— dijo Manu, a la vez que apoyaba una de sus manos en la pierna de Marta, que la apartó en un movimiento reflejo.

—Espero que a partir de ahora seas más cariñosa con nosotros— dijo a la vez que la agarraba la cara y la miraba fijamente.

Marta trató de soltarse pero Pedro la sujeto de los hombros mientras Manu continuaba hablándola. —A partir de ahora te vas a convertir en nuestra puta particular, en tu vocabulario no va a existir la palabra "no" para nada de lo que te pidamos que hagas, o si no ya sabes el video empezará a circular, primero a tu casa, luego a tus amigos, luego al decano, y veremos el tiempo que aguantas la presión, has entendido, golfa.

Marta estaba destrozada, lloraba desconsoladamente sin poderse retirar, la situación era dramática para ella, trató de volver a levantarse para salir de allí pero era imposible, Manu y Pedro la triplicarían en peso.

—Veo que no te ha quedado claro, ¡puta!—dijo Manu, que a continuación le dio un bofetón en la cara, que la tumbó. Ella se hizo un ovillo y comenzó a llorar desconsoladamente.

—Por favor dejadme en paz, no me hagáis daño, os daré dinero, pero no me hagáis daño— sollozaba Marta.

Pero Pedro y Manu no estaban dispuesto a renunciar, y este la agarró por el pelo y la tiró al suelo, y la arrastró por todo el piso, mientras Marta continuaba llorando cada vez más asustada.

—¡Por favor soltadme, que alguien me ayude!—, gritaba, era inútil, el plan era perfecto, la mayoría de los vecinos no estaban en su casa, o bien trabajaban o estaban de puente fuera de la ciudad.

—Qué me vais a hacer, por favor dejadme, no se lo diré a nadie—, pero sus suplican no obtenían contestación. La llevaron a su habitación y cerraron la puerta, nadie la oiría chillar, y es que iba a chillar como un cerdo en la matanza. La levantaron del pelo haciéndole un gran daño y la tumbaron en su cama aún deshecha, ella trató de reincorporarse, pero un nuevo bofetón la hizo desistir, bajaron la persiana y ya estaba todo listo.

—Muy bien zorra, esto lo podemos hacer por las buenas o por las malas, así que tu decides— le espetó a menos de dos centímetros de su cara Manu, que ya estaba en estado de máxima excitación.

Ella no contestó y permaneció hecha un ovillo, para ver si la olvidaban, mera ilusión.

—Lo que tú quieras— dijo Pedro, que se echo encima de la cama, y la agarró de los pies, ella empezó a patalear, y le dio una coz a Pedro, —¡será puta, te vas a enterar!— y levantándose salió de la habitación mientras Manu trataba de sujetarla. Pedro volvió con un cinturón en la mano, —quítate Manu, que voy a enseñar a esta guarra lo que le hago yo a los animales que sueltan coces—, y dicho esto empezó a soltar correazos a diestro y siniestro, Marta estaba gritando, se tapaba la cara y se encogía, pero Pedro estaba fuera de sí, —¡puta, fulana, ves lo que has conseguido, te vas a arrepentir de todo, pedazo de golfa!.

Marta estaba desesperada, los correazos no amainaban, estaba cada vez más dolorida, y los gritos eran ya alaridos de dolor, si alguien la hubiese escuchado, aparte de sus violadores se le partiría el alma.

—¡Ah, ah, ah!, por favor no me pegues más, me vas a matar—, decía con la esperanza que parara.

Mientras Manu, se había desvestido, y mostraba un cuerpo muy bien formado, los músculos bien marcados, pero sin excesos, y tenía una polla grande, ya empalmada, de la cual asomaba un capullo rojo intenso humedecido por la excitación, y es que como ya dije antes, a Manu era esto lo que le ponía de verdad como un burro, la violencia.

—Déjala ya, que yo creó que ya se va a portar bien, ¿verdad?—, dijo Manu mientras se sentaba en la cama, y acariciaba la cabellera de Marta, —verdad que ahora nos vas a hacer caso en todo, y te vas a portar bien—. Le decía mientras acariciaba a Marta, por fortuna no sangraba, por lo menos no se veía. —Buena chica, ahora quítate la ropa.

Marta no se movió solo se la oía gimotear, mientras Pedro también se había desnudado, su cuerpo no estaba tan bien formado como el de su compañero pero lo que si tenía era un pollón impresionante, enorme, para él era un problema, ya que muchas chicas al verlo no habían querido acostarse con él, lo que le había dejado con dolor de huevos en más de una ocasión, pero con Marta esto no iba a ocurrir, ella no se negaría, y si lo hacía peor para ella.

—Vamos zorra no has oído lo que te he dicho, ¡quítate la ropa!—repitió Manu, que estaba empezando a ponerse nervioso. Ante la pasividad de ella, Manu y Pedro la agarraron y la empezaron a desnudar arrancándole la ropa.

—Por favor no lo hagáis, no me hagáis esto— suplicaba, mientras Pedro y Manu le habían arrancado el pantalón dejando a la vista una braga, bastante fea, por donde asomaban unos pelos negros, y las piernas sin depilar, era época de exámenes no pensaba salir a ligar, y era invierno y no iba a ir a la piscina.

Pedro le arrancó las bragas, mientras Marta trataba de evitarlo pataleando, pero esta vez no hubo suerte, ya que este le tenía agarrada las piernas a la altura de las rodillas, su coño quedó expuesto, —mira la guarra ni siquiera se ha depilado desde que estuvo con el otro putón— dijo este, mientras metía la mano entre las piernas de su compañera, —tiene el coño reseco, ¿no te corres como con tu amiga?, so zorra—, le dijo a la vez que introducía varios dedos en su interior sin ninguna consideración.

—¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!, por favor dejadme, me vais a matar— chillaba Marta, en un mar de lágrimas, —¡que alguien me ayude, por favor, socorro, me están violando, ahhhhhhhhhhh!—, gritaba mientras Pedro continuaba con su tortura, le había introducido tres dedos, sin preparar la zona, y al sacarlos vio el fruto, una pequeña mancha de sangre.

Manu mientras tanto le había arrancado el top que llevaba, con una mano mientras que con la otra la agarraba las manos a Marta. —Mira la muy puta no lleva sujetador, se ve que tenía ganas de marcha— dijo Manu. Ya estaba totalmente desnuda y a merced de los dos sátiros.

Mientras Pedro se concentraba en el coño de Marta, Pedro se dedicó a sobarla las tetas, unas tetas no muy grandes pero tremendamente firmes, bueno como todo el cuerpo de Marta, los correazos que le había propinado Pedro, estaban concentrados en la zona del pecho, lo que excitó sobremanera a Manu.

Marta no dejaba de llorar, y de chillar, eran auténticos alaridos de dolor, por las perrerías que la estaban haciendo.

Manu le pellizcaba con saña los pezones, pero no lo podía hacer a gusto pues solo podía usar una mano. —Pedro sujétala—.

Este extrajo los dedos del coño de Marta con la misma consideración con que los había introducido, provocando más dolor a la pobre, que ya estaba empezando a agotarse, se tiró encima de ella sujetándola los brazos, y con las piernas metidas entres las de ella para evitar un rodillazo en los huevos, y la comenzó a besar en la boca, y a pasarle la lengua por la cara, —no sabes lo que he sufrido estas últimas semanas pensando en lo que te vamos a hacer, llevó sin pajearme más de 15 días y tengo los huevos a reventar— le decía a la pobre Marta, que solo podía llorar.

Manu volvió a los pocos segundos con una bolsa, de ella sacó unas esposas con una cadena en medio, —sujétala, que la voy a atar al cabecero de la cama—, y dicho esto agarró sus muñecas y las esposó, ante la resistencia de ella, Pedro, apretó su cuerpo contra el de ella, hasta que casi se asfixia y se relajó, facilitando la labor de Manu, que ya estaba pasando la cadena por el cabecero de la cama, quedando los brazos estirados. A continuación extrajo unas tobilleras con unas cadenas, puso cada tobilleras en su tobillo, y estiró la cadena hasta engancharla cada una en una pata de la cama, quedando estirada y abierta de piernas, ahora si que estaba totalmente indefensa, solo le quedaba chillar, y ya casi no tenía fuerzas.

Pedro y Manu se colocaron de pie a los pies de la cama observando el cuerpo desnudo y maltratado de Marta que tenía los ojos cerrados, y no paraba de llorar, —es magnífica, Manu, — dijo Pedro mientras se sobaba su enorme polla, — un poco pelula, pero me la voy follar ya—, y dicho esto se abalanzó sobre la pobre Marta, estaba aterrorizad.

—Por favor no me hagas nada, dejadme que me marche—, decía la pobrecilla, sin que sus súplicas hicieran mella en sus compañeros de piso.

—¡Cállate, so zorra! —, le espetó Pedro a la vez que la soltaba un bofetón, tenía la cara colorada, a Marta le dolía ya todo el cuerpo y aún no habían hecho nada. Este comenzó a sobarle las tetas con una violencia innecesaria, le estiraba de los pezones hasta el límite, —estás más caliente que el palo de un churrero, ja, ja, ja—, se burlaba de ella.

—¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh!, ¡ahhhhhhhhh!, por favor no me hagáis daño, dejadme, me iré de la casa, pero no me hagáis nada, ¡ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh! —, chillaba mientras Manu le castigaba sus doloridas tetas, que estaban siendo mordidas, por su compañero, los dientes de Pedro se hundían en la tierna carne de Marta, que estaba sufriendo la peor experiencia de su vida, era una tortura inhumana, la mano derecha de Manu se deslizaba hacia la entrepierna de su victima y empezó a frotar sin ninguna consideración esa zona tan delicada de la anatomía femenina, mientras la besaba con lascivia.

—Como no te humedezcas va a ser peor para ti, guarra, y no te creas que vamos a tener paciencia para prepararte —le interpeló, Pedro al contastar que Marta seguía tan seca como al principio.

Mientras Manu había salido de la habitación y había regresado con los condones y una cámara de video, que ya había instalado en su trípode, lo estaban grabando todo, además las cámaras de la habitación, estaban conectadas, —por esto nos van a dar una pasta —pensó Manu, mientras sacaba un primer plano de la cara de Marta, con el gesto contraído por el dolor, Pedro acababa de meterle varios dedos por el coño.

Este comenzó un mete saca con los tres dedos en el interior de Marta, terrible, la sequedad de esta hizo que los dedos, al friccionar con las paredes vaginales, las rasgaran y provocaran un gran dolor en Marta, que no pudo contener un alarido.

—¿Te ha dolido so puta?, pues ahora verás —dijo Pedro a la vez que se incorporaba, y abría una de las cajas de condones, y se ponía uno, le quedaba un poco estrecho, —mejor —, pensó —así aguantaré más. Pedro apuntó la polla hacia la entrada de Marta, —abre los ojos, —le dijo, quería además de follársela, humillarla. Ante la negativa de esta, Manu dejó la cámara sola, y le estiró de los pezones, hasta que casi se los arranca, Marta abrió los ojos, y fue entonces cuando lo vio, el enorme miembro de su violador.

—No por el amor de Dios, me vais a matar.

—Sabes una cosa, solo se la he podido meter entera a putas, y eso después de untarse el coño con crema, a ti te la voy a meter al natural —dijo al tiempo que apoyaba la cabeza del ariete en la entrada de la fortaleza. Y empezó a empujar.

—¡Nooooooooooooooooooooooo! —chilló Marta, al sentir como se abría, se quedaba sin respiración, a medida que la tremenda polla de Pedro la ensartaba, era horrible, el dolor era indescriptible, —¡para, por Dios, me vas a matar!, ¡ahhhhhhhhhhhh!, ¡nooooooooooooooooooo!, seguía chillado, mientras Pedro empujaba cada vez con más fuerza.

—¡Diosss!, lo cerrada que está, te voy a dejar el coño como un bebedero de patos, jajaja, —le chillaba Pedro a Marta. Este daba fuertes empujones, para metérsela hasta los huevos, —y ahora la estocada final —y dicho esto, dio un último empujón, más fuerte que los anteriores, y la ensartó del todo.

—¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh!, ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh! —lloraba Marta, ya no le salían palabras, notaba que se quedaba sin respiración, el dolor era algo inhumano, lo que hubiera dado ella por desmayarse, pero el cuerpo humano no siempre hace lo que nosotros queremos. Marta notaba como le escurría sangre de entre las piernas, cuando Pedro sin darla tiempo a acostumbrar el cuerpo a semejante intruso empezó a follarla, como un animal, las embestidas, eran acompañadas de cachetadas y mordiscos en las tetas, que incrementaban el sufrimiento de Marta.

Pedro estaba desatado, parecía que quería atravesarla, mientras Manu había soltada lo cámara y se masturbaba en la cara de Marta, que solo soltaba esporádicos gemidos de dolor, estaba reventada, su coño sangrando, y a punto de explotar, y no le permitían cerrar los ojos, tenía la cabeza girada, delante de la polla de Manu.

—¡Abre la boca! —le soltó este, mientras continuaba meneándosela, —y mucho cuidadito con morderla —dijo a la vez que le retorcía un pezón.

Estaba claro, todo podía empeorar, Marta se resistía a abrir la boca, nunca se la había chupado a un tío, pero Manu no estaba dispuesto a aceptar un "no " por respuesta, así que volvió a retorcerle el pezón, pero con más saña, Marta decidió que era mejor colaborar, así que abrió la boca y sin miramientos la sintió llena. Manu la introdujo hasta la garganta provocando arcadas en Marta, que no tenía intención de colaborar más, Manu tampoco tenía esa intención, y comenzó a bombearla, como si la estuviese follando.

Para Marta era algo horrible estaba a punto de asfixiarse, el sabor era de los más nauseabundo, y para más inri, las embestidas le estaban destrozando la cara.

—Uhm, uhm, —era lo único que podía entendérsele a Marta.

Pedro había redoblado los embates. —¡Ahhh!, ¡Ahhhhhhhhhhhh! —gemía, estaba a punto de acabar, los últimos segundos, embestía como si en ello le fuera la vida, mientras que recostado sobre la pobre Marta le mordía las tetas,. La corrida era increíble en su vida había expulsado tanto semen como estaba haciéndolo ahora, pero a la vez fue algo terrorífico para Marta pues Pedro la mordió con más violencia.

Marta no pudo evitar un alarido gutural, Pedro la iba a arrancar un pedazo de carne, por lo menos esa era su sensación, no podía dejar de llorar mientras notaba como la polla de Manu se contraía en el interior de su boca.

—Me voy a correr, ya no aguato más —gritó Manu—¡ahhhhhhhhhhhhhhhhh!—gimió, un gemido más parecido al de un animal que al de un ser humano, a la vez que un río de leche surgió de su polla y fue a dar a la boca de Marta, está no daba a vasto para sentir repugnancia, primero Pedro y ahora Manu la habían mancillado, Manu continuaba corriéndose, una eyaculación prodigiosa, Marta estaba a punto de ahogarse, cuando Manu saco la polla aún expulsando semen, que fue a estrellarse en el rostro demacrado de Marta.

Marta escupía sobre la cama los restos que quedaban en la boca, mientras Pedro se retiraba de su interior y se sacaba el condón, lleno de lefa, Manu estaba sentado en su silla de estudio agotado, había sido increíble y eso que solo se la había chupado.

—Mira a la guarra, parece que no le gusta tu lefa, —le dijo Pedro a Manu, a la vez que se aproximaba al rostro de Marta, con el condón en la mano, — qué pasa solo te gusta lo que sale de un coño, pues te vas a tomar mi lefa, so guarra, como si fuera un flash.

La agarró de la cara con una mano haciéndola abrir la boca, y volcó el contenido del preservativo en su interior, —¡no quiero que se derrame ni una gota! —la pobre tuvo que tragárselo todo haciendo ímprobos esfuerzos para no vomitar. —Muy bien, ahora nos vas a limpiar las pollas con esa boquita tan glotona que tienes.

—Por favor, dejadme ya, soltadme— dijo sollozando, su estado era lamentable, su cara y pelo llenos de lefa, el cuerpo lleno de mordeduras y correazos, el coño sangrando por las heridas provocadas por Manu, y ahora tenía que limpiarles las pollas a sus dos compañeros. Trató de negarse pero unos pellizcos en los pezones la hicieron desistir, abrió la boca, y Pedro ayudándose con una mano le introdujo su medio flácida polla en la boca.

—Venga usa la lengua como con tu novia —le dijo en medio de la carcajada de Manu.

A Marta no le quedó otra opción y trató de hacerlo lo más rápido posible, pero la polla empezó a crecer en su boca, provocándole un dolor muy intenso en la mandíbula, no la estaba limpiando, le estaba haciendo una mamada. Marta al darse cuenta comenzó de nuevo a sollozar, pero la mano de Pedro en la parte trasera de su cabeza impidió que se sacara la polla de la boca, el tamaño de la polla impedía que fuera rápido, así que estuvo chupando durante más de diez minutos, hasta que Pedro entre grandes gemidos se corrió en su boca.

—Eres una perra muy golosa, —le dijo—, venga límpiala.

La escena había calentado a Manu, que ya se frotaba la polla con deleite.

—A mi ya me la ha chupado, así que me la voy a follar—, y dicho esto se puso entre las piernas de Marta, le limpió un poco la sangre con una sábana, y después de calzarse el condón la penetró.

—¡Ahhhhhhhhhhhhhh!, ¡por favor no más, dejadme, por el amor de Dios!— dijo Marta entre sollozos una vez dejó reluciente la polla de Pedro, que se ocupaba ahora de la cámara.

Manu la penetró de una sola vez, su polla a pesar de ser más pequeña que la de Pedro, estaba causando también estragos en la intimidad de Marta, que no paraba de chillar y de pedir clemencia y auxilio. Como ya hemos dicho Manu era fan del sexo duro o violento, así que además de penetrar a Marta sin ninguna consideración le mordía los pezones y las tetas. En un momento determinado decidió que su polla no era suficiente e incorporándose sin sacarla, le introdujo dos dedos más, tirando de la raja hacia arriba, provocando que las heridas se reabrieran, y volvieran a sangrar.

Marta dio un alarido de dolor y cerró los músculos de la vagina, lo que apretó aún más la situación. Manu estaba en la Gloria, la sangre de Marta hacía que la penetración no fuera tan dolorosa como la anterior pero era horrible para Marta. Manu tenía los dedos llenos de sangre del coño de Marta y seguía estirando, parecía como si quisiese abrirla en canal, los dedos provocaban que la tremenda polla de Pedro se quedara pequeña.

Al cuarto de hora Manu estaba a punto de correrse, y sacó la polla y se quitó el condón, corriéndose en la cara de Marta, que estaba agotada. Fue una corrida generosa que le lleno la cara de lefa, parecía una actriz de una película porno.

—Límpiala—

Marta sabía lo que tenía que hacer, solo esperaba que no se volviera a excitar, hizo lo que le mandaron, tragándose toda la inmundicia. Estaba destrozada, tanto física como psíquicamente, estaba en un estado como catatónico.

—Muy guarrilla, ahora vamos a solucionar lo de esos pelos inmundos, —dijo Manu, sacando de la bolsa una navaja de afeitar y espuma de barbero.—Te aconsejo que no te muevas.—Y dicho esto extendió la crema en la vulva de Marta, que estaba aterrorizada.

—Sabes lo que ocurre que la cuchilla es bastante vieja y no corta muy bien así que tu verás si te mueves.—

La vejez de la cuchilla hizo del afeitado una tortura, ya que tenía que pasar muchas veces la hoja por el coño, lo que hizo que sangrara y se irritará aún más, la estuvieron rasurando durante más de veinte minutos, a todas luces prolongando la agonía de la pobre Marta innecesariamente, cuando por fin acabaron, rociaron la zona con alcohol.

—¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!,—fue un chillido impresionante, le quemaba el coño por el alcohol, que penetró en las heridas interiores, lo que provocó una carcajada de los dos sátiros.

—Esta bien las piernas te las puedes hacer tú, pero antes de mañana porque si no ya sabes, —le dijo Pedro.

Pedro apagó la cámara y se vistió al igual que Manu, este fue el que habló.

—Hemos grabado todo, a partir de hoy eres nuestra esclava, sino ya sabes, este video junto con el otro lo recibirán tus padres, hermanos, profesores y amigos. Te voy a explicar las reglas.

Marta no podía creerlo, estaba atrapada, y ella sabía que no había salida sino quería quedar marcada de por vida, —cuánto duraría aquello—,pensó, era horrible, las lágrimas volvieron a rasgar sus ojos mientras Manu le explicaba unas reglas que a ella no le quedaría otro remedio que cumplir.

—Lo primero va a ser que empieces a tomas la píldora anti-baby, hasta que te podamos follar sin riesgo comprarás todos los lunes tres cajas de condones. Segundo a partir de ahora harás todas las tareas del hogar, que harás, si no hay indicación de lo contrario, desnuda. Los estudios para ti son, a partir de ahora, algo secundario, continuarás yendo a la Universidad como si nada ocurriese. No traerás a casa a nadie sin previa autorización de Pedro o mía. Y por último hemos decidido que te vamos compartir a lo largo de la semana, así los Lunes, Miércoles y Viernes, estarás a mi servicio exclusivo, y Martes, Jueves y Sábado al de Pedro, los Domingos descansarás, aunque este descanso puede cancelarse sin previo aviso. Espero que haya quedado todo claro.

Pedro se levantó de la silla y desató a Marta que se hizo un ovillo llorando, —ahora prepáranos algo para comer— le dijo.

Eran las 15:30, la habían estado violando durante casi cuatro horas, y estaban cansados y hambrientos, comerían algo, dormirían la siesta y continuarían con Marta.

Marta se levantó resignada, e hizo amago de coger el chándal, pero Manu lo apartó y le hizo un gesto negativo con la cabeza, recordándola que a partir de ahora era lo más parecido a un animal, posó los pies en el suelo y se le doblaron las piernas que no podía cerrar, tenía el coño muy irritado e hinchado por el castigo recibido al igual que la boca. Con toda la dignidad de la que fue capaz caminó hacia la puerta, con si fuera un pato, recibiendo una cachetada de Manu al pasar por su lado, estaba humillada, salió de la habitación y se encerró en el baño donde al verse en el espejo no pudo evitar que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas, se dio una ducha para quitarse todo la lefa del cuerpo, estuvo todo el tiempo que pudo en el baño hasta que Manu y Pedro irrumpieron en él para exigirle su comida, cabizbaja salió de allí y sin decir ni una palabra fue a la cocina mientras Pedro y Manu se sentaban en el sofá a ver el nuevo video.

La comida fue humillante para Marta que debió comer en un plato en el suelo como un perro y fue objeto de las burlas de sus compañeros-violadores. Mientras no dejaban de pasar una y otra vez el video, de sus últimas hazañas, lo que provocó que Marta no pudiese evitar derramar nuevas lágrimas al ver lo que la había hecho.

—Mira la cara que puso, en ese momento fue cuando se la metía hasta el fondo, parece que le dolió a la muy zorra, jajaja— se reía Pedro al comentar su violación. —Se ve la sangre, esto te pasa por no colaborar, la próxima vez espero más cooperación de tu parte— de decía a una humillada Marta, que mantenía la cabeza gacha para que no la vieran.

Manu se levantó de la mesa, y se dirigió hacia Marta que viéndolo llegar se apartó, pero no le valió de nada, Manu se abalanzó sobre ella, y notó el bulto de su pantalón, estaba otra vez empalmado, sabía lo que le esperaba. Se colocó a su espalda y se bajó el pantalón, se colocó el condón y sin ninguna consideración la penetró de nuevo.

—¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh!, por favor no más, no más—, chillaba Marta, lo que le costó un puñetazo en los riñones, que la dejó sin respiración, mientras Manu la culeaba.

—¡Qué bien que entra, ya está más dada de sí!, Dios que caliente estᗠy seguía bombeando con fuerza. Marta lloraba y se quejaba, cuando vio que Pedro se aproximó a ella y se colocó enfrente, con el rabo erecto.

—Ya sabes lo que tienes que hacer— le espetó mientras le restregaba la polla por la cara, Marta abrió la boca y comenzó a mamarla, tenía los labios cortados por el volumen de la polla y le dolían las mandíbulas de las mamadas anteriores.

—Esta zorrita ya la mama estupendamente– dijo a la vez que de un empujón llevó la polla hasta la garganta, provocándole arcadas, se la estaba follando de nuevo por la boca.

Manu mientras tanto seguía bombeando y dando cachetadas en las nalgas de Marta que ya le quemaban, afortunadamente para ella, la película porno les había excitado mucho y no tardaron en correrse ambos en su cara, nuevamente estaba llena de semen y debía limpiar las pollas de sus compañeros, era horrible se dejó caer en el suelo mientras los dos sátiros se retiraban a descansar.

—Por hoy ya está bien, recoge todo y descansa porque mañana será otro día.

Continuará Aquilexx