La Estación del Celo 3 (1)

Volviendo al ruedo, mil disculpas por el atraso, espero les guste esta parte ;). Aprecio los comentarios.

La Estación del Celo.

Capítulo 3. Espera

Primera parte.

El cuarto se encontraba en semi-penumbra, sólo la luz de la luna se asomaba por la ventana dando un poco de brillo a la habitación. Verónica permanecía inerte, aferrada a la almohada como si lo poco de vida que le quedaba dependiese de ello. Sus ojos ya estaban hinchados y rojos de tanto llorar, había llorado todas las lágrimas que tenía y ahora sólo quedaba ese vacío enorme que no lograba llenar. Se sentía vacante, ya nada le importaba… Empezó a tararear muy suavemente una canción de cuna, como para mimarse a sí misma y lograrse dormir, estaba agotada… su cuerpo no daba a más, su corazón latía despacio, demasiado despacio, su mente estaba invadida por una nube gris de absoluta nada, y se sentía drenada de toda emoción... Y así, auto-arrullada se dejó llevar por los brazos de Morfeo.

Abrió pesada e incómodamente los ojos, la luz del sol le pegaba directamente y la había logrado despertar… Se sintió aún peor que el día anterior, si eso era siquiera posible. No había descansado, y peor aún no había soñado… nada de nada… debía confesar que esperaba volverla a ver, aun así fuese sólo en sueños-¿Dónde estás niña mía?- se preguntó con lágrimas, que renovadas, amenazaban con rebosar sus párpados, sacudió su cabeza como para despejar su mente, pero solo logró que ésta le doliera, se sentía como si tuviera una goma (resaca) terrible -Patético, tengo "goma de amor"- se dijo burlándose de sí misma.

Apesadumbrada, se dirigió hacia el baño por costumbre, se miró al espejo, y se rió crudamente de sí misma – ¡Mírate! Estás hecha un desastre- Su pelo anudado asemejaba un nido, sus ojos todavía resentidos de tanto llorar se mostraban rojos y achinados de la hinchazón, sus labios estaban secos y hasta se notaba pálida. -¿Qué me has hecho mi niña?- se lamentó en voz baja.

Respiró profundamente, todavía mirando a la extraña en el espejo. Abrió el grifo y haciendo un huacal con las manos, llevó un poco de agua a su rostro. Se sentía bien, el agua tibia contra su piel de alguna manera la hacía sentir un poco más en su cuerpo, el cual en su mayor parte todavía se sentía vacante. Se sintió desnuda, desprotegida, había abierto las compuertas hacia su corazón, sólo para que éste se sumiera en decepción. Se colocó una pequeña bata de seda color perla, que le llegaba hasta la mitad del muslo como para tratar de contrarrestar la desnudez de su alma.

Caminó hasta la sala, y ahí se sentó con las rodillas en su pecho, se abrazó recostando su cabeza en ellas. Distraída, vio el reloj de la sala y se percató que eran las 11:12 am, exhalo derrotada, ni siquiera recordaba qué día se suponía que era, no sabía si tenía que trabajar o no, y no lograba recoger las fuerzas para levantarse y fijarse qué tenía que hacer el día de hoy… y es que ¿Qué importaba? ¿Qué sentido tenía levantarse y estar en un mundo en el que ella no existía? Sin poder evitarlo las lágrimas le ganaron, y volvió a sollozar abrazándose con más fuerzas

La melodía "J'y Suis Jamais Alle" de Yann Tiersen, inundaba la habitación interrumpiendo sus lamentos, era su celular que le indicaba que la estaban llamando. Levantó la cabeza lentamente como para ubicarlo, pero luego recordó que era imposible que la chica de su sueño tuviera su número, y por lo tanto, no valía la pena contestarlo. Hizo lo que nunca se atrevía a hacer: Lo dejó timbrar hasta que mandara a casillero de voz, y así unas tres, cuatro… no sabía cuántas veces. Simplemente no le importaba nada del cruel mundo que osaba llamarse "real"… no lo aceptaba -¿Qué más real que tus ojos pardos princesa? ¿Qué más real que tus pezones de chocolate? Mi mundo no es real sin tu abdomen, sin tus labios de manjar, sin esa sonrisa que me regalaste y me hizo suspirar…- Se dijo en una voz baja, quebrada por la falta de uso.

Seguía sin inmutarse, la tela de su bata, se pegaba a partes de su piel por las lágrimas que habían caído desde sus ojos de miel. No sabía cuántas horas habían pasado, y no le importaba, no se atrevía a volver a ver el reloj. En eso un golpe en la puerta la sobresaltó ligeramente, era fuerte, constante y profundamente molesto.

-Verooooo, Veeeeroooo, ¡¡VERÓOONICAAAA!!!- Se escuchaba la voz que se iba impacientando e incrementando cada vez más- ¡Abríme la puerta mujer, que me tenés preocupada!!

El sonido de la voz de su mejor amiga le taladraba el cerebro, por lo que decidió levantarse a abrirle, ya que de seguro si no le abría llamaría a los bomberos o algo por el estilo. Por lo menos ya tenía la respuesta, si Ángela estaba tocando la puerta era porque de seguro era sábado y todos los sábados tomaban café juntas para conversar y vacilar. Ángela era con la única persona con la que se atrevía a ser ella misma.

-¡Verónica Alejandra Hernández Cruz!!!- Se oía mientras Vero buscaba las llaves de la puerta en el bolso- ¡Hágame el favor y me abre esta puerta, que estoy a un paso de llamar a los bomberos!!

Ante esto Vero no pudo evitar sonreír, de verdad que conocía a Ángela, sin hacerla esperar más abrió la puerta. En el pasillo se encontraba una morena de ojos oscuros, facciones suaves, pelo lacio, castaño oscuro, recogido en una cola, llevaba un vestido veraniego en tonos amarillos que le llegaba hasta la rodilla y un bolso blanco de tela que hacía juego con unas sandalias de tacón. Pero su peculiar belleza se veía nublada por la expresión de fastidio, preocupación y exasperación. Gesticulando le dijo de un solo:

-¿¡A usted que le pasa, estúpida!!?? No ve que la he llamado una docena de veces, me dejó esperando como hora y media en la cafetería y ahora dura una eterni…- En eso, Ángela se percata de la apariencia de Verónica y sus razones para enojarse se disipan de golpe- Pero, ¿Qué me le pasó??- Corrió a abrazarla y Verónica no pudo hacer más que continuar su lamento en el hombro de su mejor amiga.

-Na…a…da…a-Dijo entre sollozos, aún con lo vulnerable que se sentía y con la confianza que le tenía a Angie, no podía confesarle su situación, simplemente no podía… Aunque tenía que admitir que el aroma familiar a cítricos de su amiga le infundía un poco de paz y la ubicaba en la realidad.

-¡Ah bueno! y yo me tengo que creer eso… pues si estarás loca- Decía Angie entre pequeñas risas nerviosas y haciéndole cariño en el pelo, mientras que su amiga temblaba en lágrimas- Vamos Vero, qué te pasa, no recuerdo haberte visto nunca así…-Dijo mientras cerraba la puerta, sin dejar de abrazarla.

-No te preocupés- le respondió tercamente Verónica, tratando de componerse.

-¡Demasiado tarde! ¿Cómo querés que no me preocupe lela?- Dijo acomodándole la bata, y llevándola hasta el sillón- Ok, hagamos esto, yo voy a llamar a pedir comida y helado, que veo que te hace falta, y yo me estoy muriendo del hambre y mientras llega te hago un tecito para que te tranquilicés, y me digás qué te pasó… ¿Ok?- Angie veía con preocupación a su amiga, pero trató de llevar el control de la situación, ¿Qué le pasaría? en los 12 años que tenía de conocerla jamás la había visto tan destruida, sí había llorado en su hombro un par de veces a través de los años, pero nada como esto.

Vero un poco resignada asintió, no sabía qué le iba a decir, pero lo que si sabía era que no iba a ser posible que Angie la dejara en paz después de verla cómo estaba… ¿Qué le podría decir? No se hallaba diciéndole la verdad a su mayor confidente, no ésta vez… era demasiado absurdo como para decirlo en voz alta. En eso se le acercó Angie con una taza humeante que parecía ser de té de manzanilla por el aroma que despedía.

-Tenga mi chiquita- Le dijo con ternura entregándole la taza, en la frente se le dibujaba la preocupación, pero su voz era tranquila, como para demostrarle lo contrario- Cuidado se quema, que está un poco caliente. Pedí comida china, fresco de té verde y helado napolitano, llegan como en 20 minutos.- Dijo mientras se sentaba en el sillón de enfrente, sin quitarle la vista de encima.

Verónica, cerró los ojos e inhalo el vapor que despedía la infusión de manzanilla, lo sopló un par de veces y luego empezó a tomarlo lentamente. Mientras la bebida corría por su garganta, y le calentaba el ser, Vero comenzó a tranquilizarse. Sin embargo no dejaba de tomar porque sabía que Angie la estaba mirando, y aunque estaba callada, sabía que apenas terminara de beber iba a proseguir con el interrogatorio, y todavía no se le ocurría nada que decirle.

Se terminó el té, pero mantuvo la taza entre sus manos, pensando en qué le diría a los ojos café oscuro que la atacaban con interrogantes. El silencio se hizo presente, Ángela estaba esperando a que Verónica tomara la iniciativa, pero conocía a su amiga, y sabía que ésta vez no soltaría sus preocupaciones tan fácilmente. Ángela se aclaró la garganta y como era de esperarse, Vero levantó su mirada, pero todavía no hacía contacto visual.

-Bueno, Vero… ¿Qué es lo que te está pasando?- Dijo Ángela con calma.

A Verónica se le puso la mente en blanco, se le acabó el tiempo… ¿Qué le diría?-Ay Angie… lo que pasa es que, que…- Dijo titubeante Verónica, tratando de encontrar las palabras adecuadas, en eso, suena el timbre.

-Qué cálculo el de estos chinos, ¿Eh?- Dijo Ángela levantándose un poco molesta por la interrupción. Tocó el botón para que pudieran subir la comida. Esperó un par de minutos para que subieran, y cuando al fin tocaron la puerta, recogió la comida, se fue a la cocina y se sirvió.- ¿Tenés hambre o comés luego?- le dijo desde la cocina prediciendo la respuesta.

-Luego- se escuchó la voz baja de Vero.

Verónica estaba nerviosa, no sabía que decirle a su amiga, dentro de más tiempo lo pensaba, más complicado lo veía… En eso sintió la suave mano de su amiga que en un cariño le desenredaba el cabello.

-Aquí te traje refresco y unas galletas de soda, no es bueno que no comás y apuesto que no has desayunado- Dijo poniendo la comida en la mesita y dándole un cepillo- y cepillate que no soporto verte con ese pelo…- Vero no pudo evitar reírse ligeramente al escuchar esto y es que Angie siempre supo hacerla reír.

Quizás sí podía decirle, por qué le ocultaría algo a su mejor amiga… qué era lo peor que podría pasar, que pensara que estaba loca nada más

-Bueno, Verónica, no te he querido presionar, pero ya es suficiente, decime de una buena vez que es esto- Dijo Ángela un poco exasperada- Por Dios, llevamos toda una vida de conocernos, no hay nada que te esté pasando que no podás decirme, sabes que para eso estamos las amigas, en las buenas y en las malas, por dicha hemos vivido más cosas buenas que malas, pero sabes que aquí estoy. Ahora, usted decide si me lo dice ya o después pero de aquí yo no me voy hasta saber que está bien.- A Vero le dolió un poco el "usted" y sabía que Angie estaba perdiendo la paciencia

Respiró profundo- Bueno, Angie, la verdad esto no es nada fácil para mí… pensarás que estoy loca y que soy una tonta…- Empezó a decir Vero en voz quedita y viendo hacia el piso.

Ángela se levantó, dejó la comida en la mesita y se sentó al lado de su amiga, la rodeó con el brazo y le dijo- Sabes, ya sé que estás loca y que sos una tontuela, y siempre he sido tu amiga, nada va a cambiar eso, vos tranquila, desahógate.- Verónica levantó la vista y sólo pudo ver en los ojos de su amiga sinceridad. Respiró profundo y se recostó en el pecho de su amiga que la abrazaba. Cerró los ojos y nada más empezó a contarle.

-Desde hace tiempo lo sospechaba, pero hasta ahora estoy segura… no te había dicho nada porque no quería tener ni la más mínima duda antes de decirlo en voz alta- Verónica decidió empezar desde lo básico… hacia lo loco- la cuestión es que… es que yo… a mí… la cosa es que me gustan las mujeres

Ángela soltó una risotada un tanto aliviada, no sin antes sentir una pizca de nerviosismo, el cual disimuló rápidamente- Hasta que por fin te diste cuenta, ¿Por eso estás así? ¿O es una chica qué no te alza a ver?- Verónica, anonadada se despegó de Angie y la vio a los ojos.

-¿Sabías?- Dijo olvidando el resto de preguntas, ¿Cómo era posible que lo supiera, y no le dijera nada?- ¿Por qué no me dijiste nada?- Le exigió dándole un pequeño golpe en el brazo.

-¡Auch!- dijo Angie sobreactuando con una pequeña risita. Pero al ver que Vero la miraba con cara de pocos amigos decidió responderle- ¡Ay Verónica!- dijo poniendo los ojos en blanco en expresión de "obvio"- por supuesto que sabía, sos cómo… una hermana para mí, y te conozco mejor que nadie. En lo que llevo de conocerte, sólo has tenido tres novios, con ninguno has durado más de seis meses y ni te importaron… Además he visto cómo mirás a las mujeres, supuse que te gustaban, pero no estaba segura y pues no quería ser yo la que te dijera… asumí que cuando te dieras cuenta o te sintieras cómoda me lo dirías...

Verónica se quedó sin palabras.

-Pero bueno, seguí contándome… que no veo cómo el simple hecho de que te gusten las mujeres te tenga así…- Dijo Ángela ya más tranquila y un poco inquieta por saber qué… o quién tenía así a la usualmente inquebrantable, Vero. Esta última opción la hacía sentir un apretón en su corazón que le incomodaba, pero tapándolo, sólo prestaba atención a lo que Veo tendría que decirle.

-Bueno, ahora sí te vas a reír de mí…- dijo Vero tratando de exponer el resto, pero ya se sentía más tranquila porque Angie no la hizo a un lado, ni la despreció… más bien parecía estar feliz por ella, de hecho se veía genuinamente feliz.

-No te prometo lo contrario- dijo entre risas Angie- Pero no tiene nada de malo reírse

Vero comenzó a contarle con lujo de detalles todo lo que le había sucedido, el sueño, cómo la hizo sentir, la exactitud del mismo con respecto a la realidad de la estación, cómo buscó a esa chica en el metro, cómo después de horas no la encontró y cómo esto la había derrotado… no se le olvidó mencionar lo absurdo que encontraba su propio comportamiento y cómo no se podía explicar que no pudiese evitar actuar de esa manera.

Ante esto Ángela, que había procedido a continuar con su comida mientras escuchaba, nada más asentía y hacía pequeñas preguntas cuando lo consideró necesario. Cabe mencionar que no río ni una vez, y muy al contrario se puso muy seria pues la ocasión lo ameritaba, y la verdad lo que oía no le hacía gracia en lo más mínimo.

-Yyyyy eso es todo… ¿Cuál es el veredicto?- Preguntó Verónica un poco angustiada por el silencio de su amiga, pero aliviada de haberlo soltado todo, se sentía mejor ahora que alguien más sabía.

-¡¿Fuiste a la estación del tren?!- le dijo Ángela tratando de amenizar un poco la situación.-Con lo que odiás las turbas y con lo claustrofóbica que sos… wow.

-¿En serio? ¿Eso es lo que sacás de todo lo qué te dije?- le respondió Verónica ofendida.- Y pues no pensé mucho en eso, como comprenderás estaba ahí por otras razones

-No Vero, es que la verdad no sé qué decirte… -continuó Angie, sintiéndose inútil, ¿Qué le tendría que decir?… ¿Qué era normal acaso? ¿Qué era sano?... no sabía qué decirle… jamás pensó que fuera tan complicado por lo que estaba pasando Vero, le dolía verla así… tan irracional, pero por el otro lado cuando le habló de la chica del sueño pudo ver cómo sus pupilas se dilataban, e inconscientemente se le dibujaba una sonrisa realmente genuina, el sólo recordarlo le hervía la sangre de los celos, pero no se permitía demostrarlo… ¿Quién era ella para decirle que dejara de buscar a su "amada"? porque si algo era cierto era que estaba enamorada, eso se le notaba… pero era un faux pas , ¿Cómo alentarla a seguir por un camino que no la llevaría nada más que a una mayor decepción? ¿Cómo podía estar enamorada de una ilusión, más bien de una idea? A lo mejor se le pasaría eventualmente…- Mirá… Vero, no sé si te gustará lo que te voy a decir, pero supongo que lo esperás… no te voy a decir que la olvidés, pero tampoco te diré que te hagás ilusiones…mmm, mejor lo dejo en tus manos, yo voy a estar acá para apoyarte con lo que sea que decidas… pero así va a ser, tiene que ser tu decisión, porque siento que esto va a ser un paso demasiado importante en tu vida y es esencial que seas vos la que lleve la batuta. Sólo quiero recordarte que acá estoy, tengo dos hombros para compartir tus penas, y todo mi ser para compartir tus alegrías ¿Qué querés hacer?

Ante esto Vero se quedó muda, sólo atinaba ver a su amiga, cómo esperaba una respuesta que no podía darle, porque simplemente no la tenía… bajó su mirada sin ver nada en específico. Se dejó perder por lo que sentía… Sentía que se venía despertando de un letargo de toda una vida… y que hasta ese momento podía sentir de verdad… Se sentía hecha mierda para ser sinceros, pero nunca había sentido tanto, el vacío, el dolor, la desesperación… todo calaba en su pecho, la atravesaba como un puñal… pero mezclado a todo eso sentía el esbozo de la chica de su sueño, lo que la hacía sentir… tan diferente, tan irreal… de otro mundo por completo… y no pudo evitar sentirse de nuevo feliz, una sonrisa se escapó de sus labios, haciendo que le doliera por la resequedad de los mismos… pero no le importaba. Alzó la vista, con la expresión renovada y viendo a Angie a los ojos, y con los de ella salándose de una agitación que amenazaba con recorrer de nuevo sus mejillas le dijo-Tengo que buscarla…-Con una emoción y una energía renovadas se levantó de golpe, mareándose un poco al hacerlo.

Ángela sobresaltada se levantó y la tomó de los brazos, deteniéndola por un momento, la pura verdad no esperaba que esa fuera la respuesta de Verónica, tan calculadora tan fría ahora iba a buscar un fantasma… ¡Ni eso! Hasta los fantasmas están basados en algo real…. Esto era un simple sueño y no pensaba que Verónica estuviera pensando con claridad, tenía que detener esta locura, porque no la podía perder por una ilusión, una fantasía… un castillo en el aire. Cerró los ojos y respiró profundo – ¿Estás segura? Es decir Vero… pensalo- Tenía que apelar a su racionalidad, tenía que conseguir que esta mujer comprendiera lo que iba a hacer, tenía que lograr que lo pensara bien, pero no había terminado de hablar cuando Verónica la interrumpió.

-Ya pensé lo suficiente, toda la vida me he pasado en esas, ¿¡Por qué no me puedo guiar por mis sentimientos por una maldita vez en la puta vida!?- De alguna forma las palabras de Angie la hicieron enojar desproporcionadamente.- ¿Ah? Dime ¿Acaso no es mi vida, acaso no me dijiste que era mi decisión?

-Sí, pero…-Intentó interrumpirla Ángela.

-Pero nada, pensé que habías dicho que ibas a estar acá para mí ¿O acaso sólo lo decías por decirlo?- Verónica se veía realmente molesta, incluso un poco dolida, y Angie sólo hallaba lamentable que hubiera tomado sus palabras tan mal.

-No, espera- le dijo con firmeza antes de que no la dejara seguir hablando- No tergiverses mis palabras, sí estoy acá para vos, por eso mismo estoy cuestionándote, quiero lo que sea mejor para vos ("y para mi…" no pudo evitar pensar) creo que estás leyendo más de lo debido en este sueño que tuviste, piénsalo bien, como si fuera un caso que te ponen, no pienses que es sobre ti, sólo analízalo, inténtalo, por favor.-Se quedó viendo a Verónica, que nada más permanecía callada mirándola con ojos llenos de lágrimas, Vero cerró sus ojos con fuerza, e inevitablemente de éstos resbalaron un par de gotas saladas, que dejando un caminito, amenazaban con resbalarse desde su mandíbula, cerró los puños y bajó la cabeza sintiendo una rabia e impotencia, y Ángela le partió el alma, saber que la había puesto así, se acercó a su mejor amiga y la abrigó entre sus brazos. Ángela era ligeramente más alta que Verónica, unos 2 ó 3 cm no más, pero al estar ésta última descalza, la diferencia era más notable. Verónica sólo podía llorar, se sentía confundida y sólo acató a aferrarse al torso de su amiga, recostando su cabeza en el pecho de ésta última. Ángela por su parte cerró los ojos y se sintió definitivamente más allá del paraíso al inhalar la deliciosa fragancia que despedía Vero aún sin haberse retocado con su perfume regular "Beyond Paradise", era cómo si le acariciara la piel el aroma fragante. Empezó a pasar su mano por el pelo de ésta que parecía que sólo sería su amiga, aunque el sentirla, recostada a su cuerpo, tomándola con esa pasión, la hacía sentirse inquieta- No, no es pasión- se recordó a sí misma, sin que las palabras se le escapasen de los labios, y manteniendo con dificultad la compostura. Inhaló profundamente, y prosiguió, decidida a no perderla.

-Vero, no quería hacerte sentir mal, de verdad que ese

nunca

es ni será mi objetivo.- Dijo resaltando claramente la palabra, y buscando una forma de persuadirla, pero este no era su fuerte, siempre había admirado cómo Vero lograba leer tanto en las personas, en las situaciones… -Bueno, excepto conmigo, nunca se ha dado cuenta…- Se dijo así misma pensando en lo ridículo que era, pero después de todo, nunca le había dado razones para hacerlo... no la podía culpar por su punto ciego. Respiró profundamente y cómo una candela que decide arder por sí misma, se le ocurrió la explicación perfecta para alejar a esta molesta ilusión.- Mirá, Vero, yo no soy experta en esto, pero no te parece que este sueño es nada más una forma de tu subconsciente de llamarte la atención, a que te aceptes como sos, a que comprendas lo que eres, y te despiertes… No creo que sea tan literal como lo has interpretado… es un sueño no más ¿De cuándo acá los sueños son premoniciones? Vos misma me lo dijiste una vez, son la manera del cuerpo para asimilar el día a día, de "entrenarse" para la vida real… no son la vida real- La abrazó más fuerte, ya que Vero sólo seguía llorando y prosiguió.- Tu cuerpo te está llamando a vivir, no a buscar una fantasía

Esto último fue el catalizador, Verónica soltó a Ángela y se alejó furiosa de nuevo. Cuando escapó de su boca, su voz no era fuerte, si acaso era un hilo, sólo le lograba salir temblorosa - No entiendes, simplemente no lo entiendes… Ella es lo más real que hay… no lo sientes, como la siento yo…-Levanto la vista y su voz, y viendo a Angie a los ojos le dijo segura-Ella es la mujer de mi vida, así de simple… y la voy a encontrar… sin importar lo que me cueste… aunque no lo aceptes.

Era ahora o nunca, Ángela llegó a don de estaba Vero de dos zancadas- Yo soy real- Le dijo tomándola del cuello y sin pensarlo dos veces la besó, sintiendo al contacto con esos labios que tanto deseaba, cómo una corriente recorría todo su cuerpo, erizándole la piel, y endureciéndole los pezones. Pero así como empezó… terminó, Verónica no le estaba correspondiendo el beso, y por el contrario de le despegó. En su cara sólo se le dibujaba incredulidad… el silencio inundó la habitación.

Ángela sintió cómo se desgarraba su corazón, quería salir de ahí y sólo acató a decir en una voz apagada y débil- Perdona, no debí… sólo disculpa…- Y sin poder decir nada más tomó su bolso del sillón y salió a paso apresurado. Dejando a Verónica cual si fuera una estatua en el medio de la habitación.

Primero quisiera disculparme con tod@s aquell@s que han estado esperando la continuación de éste relato. Primero no tenía tiempo de continuarlo por la U y la vida, jejejeje, luego perdí las ganas de continuarla (Gracias a Fran07 que me alentó a continuar) y pues espero que les guste esta continuación.

Gracias a KAD y a sashis, mis money fans, particulares disculpas para ustedes chicas. A Tuxedo Mask, Hombre FX, AndreA, a Daniel a quien admiro muchísimo, a sonzuz, a Danii2 otra autora, mucho más talentosa y que pone nuestro nombre más en alto que yop, jejeje. A artwork y a todo el resto de las personas que se han tomado el tiempo de leer esta historia.

De verdad disculpas a tod@s, espero no volverlos a hacer esperar tanto. Todo tipo de comentario es bien recibido.

Daniela.

Nota aclaratoria: por cierto, el acento que están usando es cómo se tiende a hablar acá en Costa Rica, por si les suena medio raro, jejeje. Ambas son ticas que viven en el extranjero.