La Estación del Celo

A sus 27 años, Verónica no ha conocido el amor, siempre se ha refugiado tras las barreras de la razón, convenciéndose que es lo mejor... Pero ahora su corazón, harto de que lo dejen en segundo plano, va a hacer lo posible por tomar las riendas de su vida.

La Estación del Celo.

Capitulo 1. Esperanza.

Marchaba a paso apurado, a lo que soportaban sus piernas entaconadas, su respiración agitada le traía el recuerdo de la noche anterior y con sólo pensarlo sentía el calor de sus pezones, endureciéndose contra el blanco encaje de su sostén. Apuró la marcha para tratar de olvidarse de lo que estaba ocurriendo en su cuerpo, pero el frotar de sus labios al sur de su anatomía la estaba excitando con cada paso y el incremento en la velocidad la estaban llevando a un extraño frenesí, cogió fuerzas que no sabía que tenía y apuró un poco más, ya iba casi corriendo, sus piernas le gritaban dolor, pero ella sólo pensaba en culminar lo que había empezado… no fue hasta que recordó su rostro canela en leche, sus ojos pardos, su cabello negro y su carnosa boca que tuvo que detenerse y sostenida de una baranda ahogó un grito y sintió un orgasmo profundo que le movió el cuerpo desde su centro, irracional, pero delicioso como la vida misma. Trató de recuperar el aliento y, sonrojada, siguió su camino aminorando la velocidad y sumida en sus pensamientos, las personas a su alrededor se tornaron grises, eran sólo parte del fondo de la ajetreada ciudad, y poco le importaba si alguien la había visto en su momento de descontrol.

Sin siquiera pensarlo, se dio cuenta que estaba entrando al andén, su cuerpo tomando las decisiones que su dueña no aceptaba la había llevado hasta ahí, y por fin se dio cuenta que el deseo de verla estaba tan calado en sus huesos, en lo profundo de su ser, que un magnetismo extraño la guiaba hacia ella.

Respiró profundamente sin entrar al andén ¿Qué le estaba sucediendo? se sentía en otro mundo, ésta no era la Verónica de siempre, no se sentía en su propio cuerpo, se vio sus manos y las frotó la una contra la otra tratando de ubicarse en el sentir, sí… era su cuerpo… pero, por qué entonces se sentía tan vacante, alzó su mano hacia la frente y borrando pequeñas gotitas de sudor cerró los ojos y trató de buscar claridad… ¡Qué demonios estaba haciendo! Sería que perdió la cabeza… nunca en su vida se había sentido tan en descontrol, pero para ser sinceros, su vida no era la mejor. Siempre había sido la chica responsable, acatando las normas sociales aunque no se lo pidieran, huyendo de sus sentimientos por miedo interno más que el al qué dirán… simplemente se había reprimido toda la vida… y ahora que decidía liberarse, era tan estúpido… tan irracional… tan, tan… absurdo… que se sentía fuera de lugar.

Pensó en ir a internarse en un psiquiátrico, porque de verdad la única explicación que encontraba era que se había vuelto loca ¿Loca de qué? ¿Amor? ¿Pasión? ¿Deseo? ¿Qué era lo que sentía por esa mujer?... –No importa lo que sientas por esa mujer, tonta- se dijo a sí misma- no existe, fue sólo un sueño-. Pero ¡Qué sueño había sido!… totalmente real, o quizás más bien surrealista, sinceramente lo que había sentido en ese sueño sobrepasaba todas las vivencias que en sus 27 años había tenido… y tristemente todo era un sueño… ¿Qué hacia ahí?… no le gustaba el metro, odiaba las turbas, pensaba en ellas como enjambres de molestas abejas que tenía que soportar, por eso se había comprado carro, y por eso mismo nunca siquiera había tomado el metro, entonces ¿Qué rayos estaba haciendo ahí? -Fácil… ahí la vi... bueno aquí, la soñé…- suspiró al recordarla, el ceño que tenía fruncido se relajó y una sonrisa boba apareció en su rostro, y cómo si esa sonrisa fuera un catalizador, su corazón se llenó de alegría y… ¿Esperanza??, si, eso era, ESPERANZA!! y recordó lo que sin pensar, cómo poseída, había escrito la noche anterior:

"Estoy dispuesta a rodar de sol a luna, y luego refugiarme en el eje, después de todo, creo que por fin he llegado al centro del universo. Es hora de relajarme, zambullirme de cabeza en las profundidades de lo desconocido y aceptar la voluntad divina... No voy a perder, pero voy a entregar la razón a las emociones; a partir de hoy, pongo mi mente en la voluntad de mi corazón."

¿Había sido esto un presagio a su sueño? ¿Debería aceptar qué quizás en este mundo se podría vivir de otra manera? que quizás la razón no siempre gana… quizás lo que estaba haciendo sería lo más fundado que hiciera en toda su torpe vida… ESPERANZA… sí, iba a hacer lo que había escrito, porque el mundo no tendría sentido sin ella… -Mi mundo no tendría sentido sin ella, la chica misteriosa que inesperadamente se coló entre mis sueños y me enseñó a querer… a… ¿Amar??-... su corazón empezó a desbocarse, latía con frenesí… sí, eso era… AMOR… no lo decía su cabeza, de ahora en adelante el que mandaba era su corazón.

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¡Hola!

Es mi primer relato, usualmente no escribo historias. Lo mío es más la poesía y la prosa académica o de opinión… pero el leer acá, cómo que lo contagia a uno, y éste relato es producto de mi asidua lectura por esto lares. Así que se lo dedico a mis autores favoritos y a otros y otras que con sus palabras me han inspirado.

Si les gusta lo continuo, acepto todas las críticas que tengan (sé que está un poco desordenado, pero es sólo el inicio, además así se siente Vero, entonces así se retrata mejor… creo, jejeje). Y pues si no es de agrado, regresaré a leer no más =D.

Por favor comenten y gracias por tomarse el tiempito de leerme.

Besos desde Costa Rica.

Daniela.