La esposa puritana misión pintor (parte 4)
A Teresa se la follaba su marido, casi todos los días, el somnífero había abierto nuevos horizontes de placer para su marido, follarse su culo dejó de ser tabú, pero Teresa aún no le hubiera dejado de la forma que a él le gustaría. Tenía de ampliar horizontes!
Como había dicho al principio, me daba morbo imaginar situaciones en que otros hombres, conocidos o ficticios, se follaban a mi mujer de la forma que a mi no me consentía, y, poder observalo todo, me calentaba, a sabiendas que ella era muy puritana, por eso era una fantasía!
Sin embargo, mis experiencias con el incremento del somnífero habían funcionado tan bien para mí, que empecé a indagar nuevas posibilidades, y los caprichos del destino trajeron la oportunidad que estaba buscando.
Cierta vez, el pintor que acostumbrámos a contratar para pintar en casa, se pasó de la ralla con mi mujer. Le dijo que estaba enamorada de ella, tipo en broma, pero a Teresa no la cayó nada bien, se sintió muy incómoda y yo, para evitar discusiones, simplemente nunca más lo contraté. Además, nos enteramos que una vecina tuvo un problema parecido, no sabemos los detalles, pero donde hay humo, acostumbra a haber fuego.
Teniamos de pintar la casa de nuevo, ya hacia algunos años que no lo hacíamos y le dije a mi esposa de contratar al pintor Juanito, claro que a Teresa no le gustó ni un poco la idea. Pero le dije que era el más barato y el servicio era muy bueno, los pintores que utilizamos después nos dejaron la casa un asco. Y como ya había pasado mucho tiempo, seguro que no ocurriría de nuevo y, habiendo cualquier problema, lo despediría y hablaría con él, pero que no creía que ocurriera. Por su actitud mujeriega, había perdido muchos clientes, así que seguro que hoy día debía ser un profesional mucho más cuidadoso y respetuoso con sus clientes. Además, nunca robó nada de la casa. Al final, aceptó, así que organizé el servicio, si no lloviera, tardaría 2 meses para acabar el servicio, tenía otro servicio e intentaria encajarlo dentro de ese plazo estimado. Empezaría ya el lunes, a las 8 de la mañana, probablemente por la parte externa.
Puse un montón de micrófonos y cámaras escondidas en nuestra habitación, en los lugares más impensables, un amigo técnico me ayudó, claro que no le dije que las iba a poner en mi habitación, así que yo mismo lo instalé todo. Tenía capacidad para gravar más de 4 horas y escondí la unidad donde guardaba las maletas, programé para que gravara de las 8 al mediodía, de lunes a viernes, además tenía acesso por internet si tuviera una buena conexión, pero lo ideal era cambiar el disco todos los días, en el almuerzo, y verlo en la oficina por la tarde. El sistema de construcción permitía pasar cables por dentro de las paredes, así que no aparecía ningún cable, quedó perfecto.
Acercándose el lunes, durante el fin de semana, me asombraron las dudas, no estaba nada tranquilo, una cosa es una fantasía, otra muy diferente ponerla en práctica y traspasar las fronteras de lo socialmente aceptado. Sería capaz de hacerle esto a mi esposa? Cuál serían las consecuencias de tan ultrajante e infame plan? Pero seguí adelante, no había vuelta atrás.
Después de la última sesión de sexo con mi esposa, que había ya relatado, tuve una conversación franca con ella, que sería bueno para nuestro casamiento que fuera más coqueta y se aproximara más de mí. Aunque no hiciéramos nada, sólo al ponerse algunas ropas más picantes ya sería motivo de mi alegría. Así, le comenté de sus braguitas, que bien podría utilizar de vez en cuando alguna de las piezas que tenía escondidas en el fondo del cajón de lingerie, no le pareció mal, así que el domingo se puso unas bragas totalmente transparentes, de encaje negro, que hacía años que no usaba, se le veía todo, tanto por delante, como por detrás. Plano en marcha!
Nuestra habitación estaba en el piso de arriba de la casa, daba a un tejado que daba a la piscina, de la piscina se podía ver la ventana, pero no la cama. Ahora, desde el tejado, agachándose, se vería toda la habitación, pues en casa no teníamos cortinas, teníamos sólo persianas y como nos gustaba la iluminación, sólo las ventanas en el piso de bajo que daban a la calle tenían cortinas. La cama estaba frente a la pared opuesta al de la ventana, dejé a mi esposa boca abajo, para resaltar su mejor atributo físico: su maravilloso y perfecto culo respingón. Como hacía calor, puse el ventilador en posición fija hacia la cama, levanté un poco la sábana para cubrirle parciarmente el cuerpo, como si hubiera sido el viento del ventilador que hubiera levantado parcialmente la sábana, para dejar a muestra un muslo y parte de su tentador trasero, con el muslo expuesto con la pierna un poco flexionada con la rodilla hacia fuera, de tal forma que se pudiera tener una mejor visión de su chocho si a alguien se le ocurriera de levantar la sábana totalmente. El viento del ventilador levantaba un poco la sábana, lo suficiente para tener una visión maravillosa y tentadora. Dejé la persiana a media altura, para no ser tan descarado y dejé la puerta un poco abierta (por la abertura que dejé, no se veía la cama, que estaba más a la derecha).
Llegó el lunes, Juanito llegó puntual como siempre acostumbraba a hacerlo, vino sin ayudantes lo cual me pareció mejor. Dejé los portones laterales de la casa abiertos y también la puerta de correr de vidrio del comedor, que da al jardín y a la piscina en el fondo de la casa, para que pudiera entrar en la casa cuando lo necesitara, para usar el baño y asimismo para sus servicios de pintura en el interior de la residencia. Además, necesitaba un lugar donde cambiarse la ropa y un microondas para calentarse su almuerzo.
Me preguntó por mi esposa, le dije que estaba durmiendo, comentó que iba a hacer ruido con los andaimes y que si no la iba a molestar. Le dije que no se preocupara, que Teresa empezó a tomar somníferos para dormir y sólo se levantaba al mediodía y que no se preocupara con el ruido, ni un terremoto la despertaría, los somníferos eran muy fuertes y seguro que no se enteraría de nada. Aun que quisiéramos despertarla ahora, seguro que no lo conseguiríamos.
Me fui al trabajo y dejé a Juanito con sus tareas.
Juanito descargó su furgoneta y lo metió todo en el garaje, entró los andaimes por uno de los portones laterales y los dejó en el fondo de la casa, para montarlos después. Dio una vuelta por la parte externa de la casa y se puso manos a la obra. Le dije que podía usar el lavabo de abajo, que ya conocía, entró por el comedor hacia el lavabo, se puso la ropa de trabajo, guardó la otra en la mochila y la puso en la furgoneta. Todo listo!
Se olvidó de traer papel de lija, sabía que acostumbrábamos a tener en casa y pensó, si estuviera Teresa despierta, le podría preguntar a ella, no quería molestarme pues sabía que no tenía mucho tiempo para conversación en mi trabajo (bueno, eso no era totalmente cierto, claro). Así que fue a husmear lugares probables y no econtró nada. Cambió los planes y pensó que lo mejor sería empezar a pintar la parte externa, aprovechando el buen tiempo, empezando como de costumbre por la parte alta de la casa y por los fondos, donde se necesitaba menos altura de andaimes debido al tejado del comedor. De hecho, había traído pocas piezas de andaime, así que no podría pintar las partes laterales de la casa, todavía.
Entonces, lo mejor sería empezar por la pared del fondo encima del tejado, no necesitaba andaime, sólo subir con una escalera en el tejado y utilizar un extensor para los puntos más elevados si fuera necesario, la pared parecía estar en buen estado, así que sería posible pintarla directamente sin mucho más trabajo de preparación.
Y eso hizo, se subió en la escalera y se acercó a la pared, dio una ojeada, todo bien y, claro, quién no miraría por la ventana? La curiosidad mató el gato, dicen. Juanito era muy alto y como la persiana estaba un poco bajada, se tuvo de agachar, aún así entraba muchísima luz en la habitación. Vio a Teresa en la cama, como era de esperar, pero su sorpresa fue verle la pierna y el muslo hacia fuera y una parte de sus bragas; no podía ver la raja del culo pero se dio cuenta que las bragas eran transparentes, o eso parecía. Se le puso la polla dura de inmediato, hacía tiempo que no veía a Teresa pero se acordaba de las tantas veces que se folló a su esposa pensando en ella o pajeándose imaginando que se la follaba en la casa que varias veces pintó. Ya vio su ropa interior secando al sol, inclusive ya abrió algunos cajones cuando no había nadie en casa y encontró lingeries maravillosas, las olía y olían a perfume de mujer preciosa. No sabía qué hacer… A sus casi 60 años, tomaba sus cuidados, pero oportunidades así no aparecen siempre en la vida. Se acordó de mis palabras: “Aun que quisiéramos despertarla ahora, seguro que no lo conseguiríamos”.
Bien, Teresa se levantaba al mediodía, eran casi las 8 y media, seguro que los somníferos harían todavía efecto hasta por lo menos las 10. Sólo quería verle el culo, lo máximo que había visto era el formato del coño cuando llevaba unos tejanos apretados y, claro, el formato del culo con ropas de gimnasia. Pero de bragas?
Entró en la casa y se asomó a la escalera que sabía a las habitaciones, gritó el nombre de Teresa varias veces, no tuvo respuesta.