La esposa puritana – misión culo (parte 3)

Teresa había tenido varios novios antes de casarse conmigo, eran noviazgos largos siempre, de varios años, pero así el la vida. Nunca le pregunté al respecto, ni ella a mí, todo hacía parte del pasado y no tenia importancia

Teresa había tenido varios novios antes de casarse conmigo, eran noviazgos largos siempre, de varios años, pero así el la vida. Nunca le pregunté al respecto, ni ella a mí, todo hacía parte del pasado y no tenia importancia. Sin embargo, sabía que dejó de ser virgen a los 18 años, así que folló varios años en su pasado de soltera, no era tan radical en sus ideas religiosas en ese entonces, así que no quiero imaginar lo que haría con ellos. Pero una cosa es cierta, en las discotecas, cuando bailábamos antes de casarnos, le gustaba bailar de espaldas a mí mientras dejaba que me esfregase contra su culo al ritmo de la música, eso me llevó a pensar, después de las experiencias que conté después de casado, que ya conocía los placeres de darle el culo al novio de turno, una fuerte sospecha, ya que ciertamente debería haber descubierto que esa profunda y prohibida región de su cuerpo era muy erógena y placentera para ella.

Volviendo al asunto principal, el día anterior, una mañana de sábado especial, me follé a Teresa, totalmente desmayada por los somníferos y por lo visto ni se enteró. Era hora de tener más osadía, así que repetí el mismo ejercicio. Aún había mate limón en la botella, le duraria unos 3 días más, así que la sacudí en la nevera antes de cenar y dejé que la ciencia hiciera el resto. Puse el despertador a las 6 de la mañana, quien sabe tendríamos un inicio de domingo bien animado?

Teresa estaba con el mismo camisón y bragas del día anterior, bueno, me imagino que serían otras bragas pero como eran casi todas iguales… Intenté despertarla, la sacudí, hablé con ella, la pellizqué, y nada. Perfecto! Hoy intentaría follarle el culo, pero con mucho cuidado para que no le doliera después y me descubriera al despertarse, así que traje de la farmacia vaselina; todo listo para el nuevo experimento.

La desnudé por completo, la besé, le chupé los pezones (se le pusieron duros de inmediato), le chupé el coño y el culo, le metí un dedo bien untado en vaselina en su culito inmaculado, donde entró sin mayor dificuldad y fui dilatándole el esfinter poco a poco, sin prisa; ella permanecía quieta de barriga para bajo, inmutable a mis acciones. Cuando me pareció que estaba lista, la puse de lado, me unté el capullo con más vaselina y lo empecé a introducir con mucho cuidado en su apretado culo, estaba estrecho y difícil, seguro que no se lo habían follado muchas veces. Pero seguro que lo había probado y, como había dicho, sé que le gustaba, y mucho! Bueno, finalmente entró y después fue fácil, le folleteé el culo más de 10 minutos, mientras lo hacía introducía los dedos de mi mano derecha en su coño, sentía las embestidas de mi polla con los dedos en su interior en medio de sus abundantes jugos vaginales, la muy guarra se lo estaba pasando bien? Creo que se corrió, aunque no estoy seguro, escuché unos gemidos pero ni abrió los ojos, hablé con ella y no me respondió. Seguí follándomela y me corrí encima de su lindo chocho, pues ya la había puesto de frente después de parar de romperle el culo. Fue un coito muy intenso, estaba que me subía por las paredes. Me limpié, la limpié, estaba morcillona pero volví a ponerla de lado y se la fui metiendo de nuevo por el ojete, no estaba muy dura pero ese manjar prohibido por tantos años, me dejó de nuevo excitado y por algunos minutos me sentí en la gloria, hasta que me corrí de nuevo, esta vez encima de su culo. La limpié, le puse sus horrososas bragas y camisón, la cubrí y bajé al comedor para ver la tele.

Se levantó por eso de 11 y media, estaba de mejor humor que ayer, le pergunté si había dormido bien y le dije si era una buena idea tomarse los somníferos, que no eran muy buenos para la salud. Me dijo que por lo menos estaba durmiendo muy bien y no se despertaba cansada. Le pregunté si no le dolía la cabeza y algo así, y me dijo que no, que se levantaba bien dispuesta. Eureka, el plan realmente estaba funcionando a la perfección!