La esposa puritana – el pintor ataca (parte 6)

El pintor Juanito, vio a la mujer de su cliente, Teresa, por la ventana, estirada en la cama bajo los efectos de somníferos, y alcanzó ver su muslo y una parte de sus bragas transparentes, se despertaría al mediodía como dijo su marido?

Llegué del trabajo poco después de la 1 de la tarde, para almorzar, Juanito estaba almorzando en el garaje. Lo saludé, todo normal, entré en casa y Teresa estaba en la cocina. Le pregunté si estaba bien y si había tenido algún problema con Juanito. Dijo que no, que habló con él cuando entró para calentar su almuerzo, todo tranquilo. Le hizo un poco de cosa verlo dentro de casa, pero como fue muy educado se tranquilizó después.

Le pregunté si había dormido bien y me dijo que normal, como siempre. Bueno, todo parecía normal. Estaba muy curioso, todo indicaba que no había ocurrido nada. Bueno, era sólo el primer día. Subí a la habitación, cambié el disco y lo guardé en mi maletín, almorcé y me volví al trabajo.

Como os podéis imaginar, lo primero que hice, fue poner el disco en mi portátil, desconecté el cable de internet, y me puse a ver las cámarás. Vi a Juanito mirando por la ventana, no se veía muy bien pero se vió desapareciendo rapidamente y no apareció más. Tenía una cámara en la entrada de la habitación enfocada hacía la puerta, con micrófono, hasta las 08:30 no tenía actividad, ahí se escuchaba la voz de Juanito gritando el nombre de mi esposa, con la voz cada vez más cercana. A las 08:31 se abría la puerta de la habitación, Juanito entraba y miraba hacia la cama llamando a Teresa, ninguna respuesta, claro.

Se acercó a la cama, por otra cámara se lo veía aproximándose de la cama despacio, el rosto de mi mujer estava de lado mirando hacia la puerta de la habitación, se agachó y la llamó de nuevo, le sacudió el hombro derecho un par de veces, la llamó de nuevo y siguió sin respuesta.

Se trasladó hacia la ventana, al lado del ventilador que estaba encima del tocador, próximo del lugar desde donde descubrió el lindo paisaje de las curvas tentadoras de mi mujer. Se sentó en la cama, al lado del muslo descubierto y se quedó mirándole las bragas, se le escapó una palabrota. Le dio un cachete en el muslo descubierto, lo hizo varias veces, lo apretó también, nada ocurrió. Desde la cámara montada en la mesa (las veía simultániamente en el mismo horario) vi como se ponía la mano en el paquete, ya debía estar empalmado y se la ponía en posición más confortable.

Se levantó de la cama y se puso de rodillas en el lugar en el que antes se había sentado, primero observó el rostro de Teresa, que continuaba impasible con sus ojos cerrados. La llamó, cacheteó su muslo de nuevo, siguió sin tener respuesta. Así que, finalmente, tendría la oportunidad de verle el culo a la doña, que nunca le había dado ninguna atención, aunque siempre le había tratado muy educadamente y con respeto. De hecho, ese fue parte del problema, como había dicho, mi esposa podía ser mal interpretada, su simpatía podía confundirse con coqueteo para aquellos con mentes malintencionadas, exactamente el caso de Juanito.

Apartó la sábana totalmente y pudo admirar un culo perfecto debajo de las bragas de encaje negro transparentes, es como si estuviera desnuda, las braguitas no escondián nada, sólo hacían que Teresa fuera todavía más deseable, bien diferente de su vieja esposa. Nunca imaginó que estuviera tan buena realmente! Se acordó de las tantas veces que se pajeó a su costa.

Se levantó de la cama y tiró totalmente la sábana, dejándola en el pie de la cama, se acercó y agachó, estando encima de la cama, para milarle el coño. El ojete no lo podía ver pues sus profundas y generosas carnes lo cubrían, pero podia intuir la rajita debajo de las bragas, no se veia muy bien, la verdad. Levantó la pierna abierta derecha, que había estado a muestra, y empujó la rodilla en dirección a la cabecera de la cama, para que se abriera un poco más el precioso culito ante él, pero aun así no se tenía una buena visión. Así que decidió vueltear a mi esposa, le bajó la rodilla y empujó su cuerpo, así que ahora estaba boca arriba, le puso la cabeza mirando hacia arriba, le dio un cachete en la cara y la llamó de nuevo, siguió sin respuesta. Se dirigió hacia la ventana y subió un poco la persiana, ahora sí que la visión era maravillosa, mejor que en su mejor y más salvaje sueño erótico, ninguna de sus pajas haría la mínima justicia a ese momento irrepetible. La parte delantera de las bragas era igualmente transparente, podia admirar el coño perfectamente rasurado, sus labios simétricos, cerrados y apetecibles, sólo había pelo en un pequeño triángulo donde acababa el sexo y empezaba la tentación de una barriga plana y ejercitada, que tanto había deseado acariciar cuando Teresa andaba de top (sin sostén) y pantalones ajustados de licra, con el ombligo para fuera, una deliciosa visión! Algunos de los pelos pubianos atravesaban el ligero y tímido tejido, no se lo podía creer! Levantó el camisón para verle el ombligo, podía medio ver la forma de sus pezones, continuó levantándolo hasta que apareció la parte inferior de los indefensos pechos de Teresa, para luego aparecer triunfantes y deseados sus preciosas pequeñas tetas, de mamilos rosados y aureola discreta, simetricamente elegantes y perfectos, en perfecto equilibrio con el resto del cuerpo escultural de Teresa.

En ese momento, se sacó su móbil del bolsillo y sacó unas fotos, eso no hacía parte del plan y no me gustó nada, pero nada podía hacer al respecto. No había pensado en esa posibilidad.

Le pasó la mano por los pezones, Teresa no se despertó como yo ya sabía, le puso la mano en el coño, por encima de las bragas, todo lo hacía con mucho cuidado para no despertarla. Como no hubo contratiempos, metío su enorme mano dentro de sus bragas y le acarició el vulnerable y expuesto chocho depilado, se olió los dedos y sonrió, se los chupó y ahora se los metió en la raja mientras observaba la expresión de su rostro, inmutable nuavemente. Eso le dio más confianza, así que le bajó las bragas hasta la rodilla y empezó a besarle y después chuparle el clítoris, Teresa siguió sin abrir los ojos pero el micrófono escondido en la cabecera de la cama captó pequeños gemidos: el cuerpo de la muy guarra estaba respondiendo a las manos y boca de un estraño?

Juanito la giró boca abajo ahora, siempre verificando si seguía impasiblemente dormida, sacó otras fotos en esa posición separó las piernas y levantó ambas rodillas hacia la cabecera, con las dos manos separó los glúteos y, finalmente, pudo ver su pequeño esfínter, perfectamente redondo y de color oscuro, limpio, perfecto y al acercarse percibió que también perfumado. Cómo olía bien esa mujer, como ya sabía hacia tiempo de olerle las bragas cuando nadie estaba en casa hacía años. Empezó a meterle la lengua y chuparlo con intensidad y con cada vez mas fuerza, levantaba su mirada y Teresa continuaba sin esbozar ninguna reacción.

Le dio la vuelta de nuevo y le abrió las piernas, quería ver la joya de la corona con más atención ahora, sacó unas fotos y le chupó el coño más de 10 minutos, se oían los gemidos bajos de Teresa hasta que se le oyó a Juanito decir: la muy guarra, se ha corrido!

Le puso en su posición original y se pajeó mientras le masturbaba el coño con la otra mano, se corrió en pocos minutos, se fue al baño imagino que a limpiarse (no tenía cámaras en ese punto), regresó y lo dejó todo como lo había encontrado, le besó la boca y le dijo: te voy a follar, guarra, te haré todo lo que desee y cuando lo desee, serás mi puta.

Cuando oí a Juanito profanar tales barbaridas, me puse muy furioso, pero al mismo tiempo me quedé empalmado y me tuve que pajear.