La Esposa Masoquista (capítulos 09 y 10)

Una mujer descubre su deseo masoquista y terminará sometida por su marido, ansiando ser castigada y degradada hasta más allá de lo posible (Serie de 16 capítulos)

09 - LA ESPOSA MASOQUISTA (LA COMIDA)

El resto de la semana transcurrió con una rutina similar, al levantarse me venía a buscar para que le acompañase al baño, allí debía ser su urinario y mamársela hasta que se corría, esto lo tenía que hacer con él sentado en la taza del water y cagando, cuando el primer día me dijo que le limpiase dudé, al no obedecer a la primera me conminó a que cumpliese su orden de inmediato ó volver a nuestra vida anterior, incapaz de pensar, me lancé a lamer los restos de mierda de su culo, lo hice entre arcadas por el asco que me daba, pero aguanté como pude y no paré hasta dejar su ano absolutamente limpio, incluso metí mi lengua dentro para rebañar todos los restos. Los demás días no tuvo ni que decírmelo y aunque las arcadas no podía evitarlas, si que fueron reduciéndose con el paso de los días. A continuación le preparaba el desayuno mientras él se duchaba, tras terminar de desayunar, me sacaba el plug del culo, vaciaba mis intestinos en el cajón de arena y me limpiaba con unas briznas de paja que había en el rincón del cajón, me ponía de nuevo el plug en el culo, la mordaza en la boca y se iba a la oficina hasta el mediodía que venía a comer.

Una vez que volvía a casa ya no salía, pasábamos el resto del día de modo muy similar a como transcurrió la tarde del lunes, él me usaba a su antojo y yo simplemente obedecía todo lo que me ordenaba, cuando no me usaba permanecía a sus pies tirada en el suelo.

El viernes por la tarde fue diferente, mi marido me dijo que tenía que arreglar ciertas cosas después de comer y no volvió hasta la hora de cena, pero, para mi sorpresa, lo hizo con el hombre del chalet, por lo visto fue con él con quien hablaba el lunes y venía para usarme como le prometió mi marido que haría antes del fin de semana. No solo me usó él, lo hicieron los dos durante horas, mi boca les sirvió de urinario en varias ocasiones, me follaron el culo y la boca todo lo que quisieron, tanto juntos como por separado, no dejaron de humillarme verbalmente y de azotarme constantemente, además de los cien latigazos diarios antes de acostarme, que en esta ocasión recibí a manos de aquel hombre mientras mi marido observaba complacido mi castigo.

En cualquier caso, esa velada me sirvió para enterarme de algunos detalles sobre los planes de mi marido, una vez que terminase el fin de semana, ya que no dejaron de hablar como si yo no estuviese. Por un lado mi marido tenía claro que solo había dos caminos para nuestro matrimonio, uno volver a nuestra vida anterior, algo que le provocaba serias dudas sobre su viabilidad sin que lo sucedido desde que me llevó al chalet nos afectase, el otro consistía en seguir siendo su esclava, pero de ser así, yo debería desaparecer como su esposa ante todo el mundo. Escucharle decir eso me aterró, pero sabía que tenía razón, era imposible ser su esclava como lo estaba siendo durante esta semana y al tiempo tener una vida social como su esposa, además, sentía que él ya no podría verme de otra manera, por lo que a mi, volver a nuestra vida anterior, se me antojaba una quimera.

Por los comentarios que el hombre del chalet le hizo ante sus dudas, supe que opinaba como yo, había ciertas líneas que, una vez traspasadas, tan solo permitían avanzar y muy pocas personas lograban retomar sus vidas anteriores, también me enteré que el pasó por una situación parecida con su mujer un par de años antes, con la salvedad que en su caso fue él quien la convenció y manipulo para conseguir que su mujer desease convertirse en su esclava, a pesar de que ella no era ni sumisa ni masoquista. Todo eso hizo que durmiese intranquila, soñando cosas muy extrañas y angustiosas, a pesar de las cuales me desperté excitada y deseosa de sexo y dolor, por suerte mi marido no me defraudó en absoluto y la mañana del sábado fue muy intensa al respecto, para los cien azotes mañaneros utilizó los elementos que más dolor provocaban y con fuerza, tanto que antes de llegar la mitad de los azotes en mis nalgas, que fueron los primeros, empecé a llorar por el dolor.

A partir de ahí me folló una y otra vez, tanto por mi boca como por mi culo, procurando no dejar de golpearme para prolongar mi llanto, que parecía excitarle especialmente y, del mismo modo que me pasó el pasado fin de semana en el chalet, de repente sentí que todo ese dolor se daba la vuelta hasta que, a pesar de seguir llorando, empecé a correrme como un animal llegando a desmayarme. No se cuanto tardé en despertar, seguía en el salón, tirada en el suelo, mi marido sentado en sillón hablaba con alguien sobre que tenía razón, cuando me vio despertar colgó diciendo que era por qué me estaba despertando y me ordeno levantarme.

" Bien, comeremos fuera, pero antes más vale que te duches, apestas, además, en el chalet no les gusta usar esclavas sucias.

Vete al baño, dúchate y arréglate, pero antes mírate en el espejo de mi habitación, quiero que veas lo que eres realmente "

Cuando me dijo eso reparé que no me había visto frente a un espejo desde el lunes por la mañana antes de salir de casa ya que los únicos sitios de la casa donde teníamos espejos eran el baño y el dormitorio. En estos días, estaba tan concienciada de hacer solo lo que mi marido me había ordenado que ni siquiera había tenido curiosidad por verme, de hecho ni siquiera me había fijado bien en el aspecto de mi cuerpo y por supuesto ni me había lavado, ni me había peinado. Cuando estuve frente al espejo no me reconocí, esa del espejo era yo, pero ni mucho menos era la bella mujer que salió el lunes para comer con su marido, tenía el cuerpo lleno de marcas y moratones por los golpes recibidos, la cara era un poema, con ojeras, sucia, el pelo enmarañado, sucio de orines, babas y restos de semen.

" Como puedes comprobar, ese es el aspecto de una esclava. Sin maquillaje, sucia y despeinada no eres demasiado atractiva, además, de seguir como tal, los azotes irán estropeando tu cuerpo, tus carnes perderán tersura antes de tiempo, tu rostro dejará de tener un cutis suave y tu pelo llegará un momento que no habrá manera de desenredarle, este es otro de los motivos por los que ser esclava es incompatible con ser mi esposa.

¿Quieres hacer ó decir algo antes de ir al baño? "

Tenía razón, me miraba y me daba pena, pero lo único que fui capaz de decir en ese momento y después de que no haber dicho una sola palabra desde el lunes, fue:

" ¿Puedo masturbarme frente al espejo? "

Vi que mi marido se sorprendió al escucharme, pero disimuló y me dijo que tenía media hora para hacer lo quisiese, así que empecé a frotar mi coño, me era imposible llegar al clítoris ni meterme nada dentro ya que, además de bastante dolorido, seguía cosido, la otra mano la lleve a mis tetas y a pesar del dolor que me ocasionaba, no paraba de apretarlas y de pellizcarme los pezones, eso cuando no la llevaba a mi culo metiéndome varios dedos dentro ya que mi marido no me había vuelto a poner el plug mientras estaba desmayada, cuando sacaba los dedos de mi culo me los llevaba a la boca para saborearme a mi misma, en cuanto a mi coño, además de frotar cada vez con más ganas empecé a coger los labios y estirar de ellos, al hacerlo sentía que también presionaba mi clítoris y eso me encantaba. No se cuanto tiempo pasó, pero al final logré correrme varias veces y de tal manera que dejé un gran charco en el suelo. Cuando lo vi le pedí perdón a mi marido y sin darle tiempo a reaccionar me agaché recogiendo todo con mi boca y pasando mi lengua por el suelo hasta dejarle como recién fregado.

A mi marido le gustó lo que hice ya que, antes de ir al baño me folló la boca de nuevo metiéndome la poya más dentro que nunca, provocándome arcadas, algunas de las cuales me hicieron vomitar parte de lo que acababa de tragar. Cuando él terminó me fui al baño, no sin antes recoger mis vómitos del mismo modo que antes hice con mi corrida y me metí bajo el agua para ducharme, después de cinco días sin poder hacerlo. El placer de lavarme no fue el que cualquiera pensaría ya que tuve que ducharme con agua fría, a pesar de ello, una vez seca y peinada me sentí muy reconfortada. Fui al salón y mi marido me indicó la ropa que debía ponerme, eran unos zapatos nuevos, iguales a los que llevaban las esclavas del chalet y un vestido largo que ocultaba cualquier marca de mi cuerpo, pero muy ligero y bastante transparente, aunque al ser de color negro disimulaba las marcas de mi piel, cualquiera vería que iba totalmente desnuda.

Fuimos al mismo restaurante del pasado lunes, en el momento en que entré al restaurante me desnudé, el camarero saludo a mi marido ignorándome y nos acompañó a un reservado, en el que, para mi sorpresa, estaba el hombre del chalet y una chica de unos veinticinco años sentados a la mesa, en el suelo, desnudos y a cuatro patas, una mujer de unos cincuenta años, con algún kilo de más y de grandes tetas, por la posición y dado que estaba de espaldas a la puerta, pude ver que su coño tenía varios piercings que se le mantenían cerrado, en la misma posición y a su lado, estaba un chico, musculoso y con un cinturón de castidad en sus genitales, ambos estaban lamiendo los zapatos del hombre del chalet, mientras este se besaba con la chica.

Al vernos llegar dejó de besar a la chica y saludó a mi marido, le ofreció asiento, le presentó a la chica, quien por lo visto era la novia de su secretario, además de su amante y por el interfono ordenó que trajesen la comida. La comida transcurrió con normalidad, si se puede decir que lo normal era que tres de nosotros estuviésemos desnudos, a cuatro patas y comiendo una especie de puré sin un sabor definido del mismo cuenco como si fuésemos unos animales, mientras que nuestras parejas lo hacían cómodamente sentados y charlando tranquilamente. He dicho nuestras parejas por que, a lo largo de la comida, me enteré que la mujer mayor era la esposa del hombre del chalet y el chico su secretario y novio de la chica, los cuales estaban preparando la boda para el año siguiente.

Tras los postres, aunque en todo momento estuvieron hablando de sexo y esclavitud, fue cuando la chica quiso verme detenidamente, me ordenaron ponerme de pié frente a ella y estuvo un buen rato admirando y acariciando mis marcas, disfrutó tocando mi coño cosido y metiendo los dedos en mi culo que, tras el pasado fin de semana, el plug metido a todas horas y el uso al que le había sometido mi marido diariamente, estaba tan dilatado que no tuvo problema para introducir su pequeña mano, para mi desgracia, cuando la sacó, estaba un poco sucia y me vi obligada a limpiarla con mi boca, soportando algunas arcadas, mientras me insultaban por ser una cerda y no traer el culo bien limpio.

El caso es que ya eran las cinco de la tarde y el hombre del chalet le propuso a mi marido ir ya hacia el club para prepararme en vista de que mi culo necesitaba una limpieza, además se ofreció a llevarme él mismo, así mi marido tendría más tiempo libre. La chica apuntilló que, si a mi marido le apetecía, podrían pasar la tarde juntos, su novio también iba al chalet como sirviente y ella no tenía muchas ganas de orgía, prefería pasar la tarde follada por un buen macho a solas. No respondió de inmediato, pero no me sorprendió nada que aceptase ambas propuestas, así que me dejaba de nuevo en manos de aquel hombre, al que pidió poder usar a su mujer antes de irse, algo a lo que, evidentemente, no puso objeción de ninguna índole. Pensé que la follaría ó que usaría su boca, pero me equivoqué, se limitó a ponerla en pié, manosearla por todas partes, en especial sus tetas, bastante caídas por la edad y el tamaño, además de tener unos pezones enormes y anillados. Le vi disfrutar de lo lindo chupándolas y metiendo la cabeza entre ellas, además de confesar que los piercings le gustaban más para cerrar un coño que el cosido del mío. Poco después se fue con lachica abrazándola y besándola, no sin antes ponerse frente a mi para avisarme que esperaba no recibir ninguna queja por mi comportamiento.

10 - LA ESPOSA MASOQUISTA (LA SEGUNDA FIESTA)

Cuando se hubieron ido, el hombre del chalet llamó por el interfono indicando que preparasen el transporte y nos ordenó que le acompañásemos. Salimos del reservado, pero en vez de ir hacia la puerta, nos dirigimos hacia la cocina, la atravesamos desnudos, a la vista de todo el personal que estaba allí y salimos por la puerta de atrás, esta daba a un callejón donde nos esperaba una furgoneta con jaulas para transportar animales en la parte trasera, el chico y yo nos tuvimos que meter en ellas mientras que la señora, cubierta con una capa, se iba con el hombre del chalet en su coche.

Todo el trayecto le hicimos a oscuras pues la parte de las jaulas no tenía ninguna ventanilla, tampoco hablamos, aunque me habría gustado preguntarle muchas cosas, tuve miedo de meter la pata y ponerle en un apuro, así que me callé, pero como llegamos muy rápido tampoco nos habría dado tiempo a casi nada. Tras las maniobras abrieron las puertas y el encargado que nos recibió el primer día que me trajo mi marido nos indicó que saliésemos, estábamos en un jardín y nos ordenaron bajar por unas escaleras al sótano, una vez abajo comprobé que era el mismo sótano del fin de semana pasado, de nuevo se hicieron cargo de mi las dos chicas de la primera vez, me guiaron al sillón ginecológico y mientras me ataban apareció de nuevo el hombre del chalet para explicarme cual sería mi cometido en esta ocasión.

" Bueno, realmente es una gran satisfacción tenerte de nuevo aquí y para mis invitados también lo será.

Habrá una cuantas diferencias respecto a la anterior fiesta, para empezar, aunque llevarás una capucha, esta tiene una abertura superior que recoge tu pelo en una cola de caballo, muy útil, ya comprobaras por qué, tampoco tapará tus ojos, así que podrás ver todo lo que suceda y también a quienes estemos por aquí, además, no estarás inmovilizada, salvo los brazos que sujetaremos a tu espalda, lo que se mantendrá igual es que estarás obligada a realizar todo cuanto se te ordene, usaremos tanto tu culo como tu boca y servirás a hombres y mujeres sin distinción, por supuesto ingerirás tanto el semen, como la orina, como los fluidos de cualquiera que se te ordene.

De momento van a vaciar tus intestinos, a ciertos invitados no les agradaría ver que tu culo esta sucio por dentro, aunque a unos cuantos si que nos encanta ver lamer poyas sucias de mierda y por lo que he visto en el restaurante, tu llevas buen camino para satisfacernos.

Perras, ya sabéis que hacer con esta esclava, la quiero preparada para cuando empiece la fiesta y ponerla la capucha ya mismo, quiero que empiece la retransmisión de inmediato. "

Él se fue, las dos chicas hicieron lo ordenado sin perder ni un segundo, en cuestión de un minuto ya tenía mi cara oculta y un par de cámaras grabándome sin perder detalle.

Tenía muy claro que usarían lavativas para vaciar y limpiar mis intestinos, de hecho hacía tiempo que yo misma me las ponía para estar disponible, ya fuese para mi marido ó para mis clientes del burdel, pero nunca me imaginé el sistema que usarían conmigo.

Lo primero que hicieron fue introducirme una especie de especulo en el culo, no me le dilataba tanto como los plugs que había llevado los últimos días, pero la sensación de sentir mi culo abierto y vacío si que me resultaba nueva y excitante. A continuación sentí un chorro de agua caliente, tan caliente que al principio me quemó, fueron introduciendo el tubo en mi culo, despacio, cada vez más dentro, nunca me había metido nada tan profundamente, además, sentir el agua entrando y saliendo de mi culo constantemente, no solo le mantenía abierto, también era muy placentero. Sin poderlo evitar me estaba poniendo cachonda, muy cachonda, reconozco que tener las cámaras grabándome, saber que muchísima gente estaría viéndome y que se acercase para sacar primeros planos de mi cara encapuchada también me daba muchísimo morbo, incluso en ciertos momentos me habría dado igual no tener la capucha y que cualquiera me pudiese reconocer.

A pesar de tener mi culo abierto, sentía que parte del agua iba llenando mis intestinos y seguían empujando el tubo dentro de mi hasta que de repente, el agua dejo de salir y empezó a hinchar mi abdomen progresivamente de tal manera que esa hinchazón se podía apreciar visualmente. Justo antes de que empezase a ser insoportable sacaron el tubo de mi culo y me introdujeron dildo, no demasiado gordo pero si muy largo y untado con algún lubricante, con el que empezaron a follar mi culo suave y profundamente, pero la verdad es que, entre el especulo que mantenía abierto el tramo más cercano a mi ano y el agua que mantenía dilatado la parte donde llegaba el extremo del dildo, tan solo sentía su movimiento en la parte central y eso me estaba excitando tanto que empecé a gemir y a gritar evidenciando que no tardaría en correme.

Estaba tan cachonda que me daba igual todo y me concentré en correrme cuanto antes, pero sin saber por qué, mis tripas empezaron a moverse y sin poder hacer nada por evitarlo, mi ano se abrió expulsando todo el líquido que acababan de meter junto con una buena cantidad de excrementos de golpe, como si mi culo fuese un geiser, ese fue el detonante para correrme. Al estar atada no podía hacer nada, necesitaba sentir más y sin darme cuenta estaba suplicando que me azotasen y que follasen mi culo sin piedad, nadie me hizo caso, pasado un momento, cuando ya estaba un poco más tranquila y llorando de la impotencia, las chicas volvieron a repetir la operación unas tres veces más, aunque tan solo llegué a correrme de nuevo y no con esa intensidad, la última de ellas.

A continuación me limpiaron con una manguera de agua fría, la misma con la limpiaron a los cámaras, a ellas mismas y también el suelo y todo lo que había salpicado al vaciar mi culo con esa fuerza, secaron todo, incluida yo, con una bayetas, me soltaron, me ayudaron a levantarme y me situaron en el centro de la sala, de espaldas a las entrada, con mis piernas abiertas é inclinada hacia delante dejando mi ano bien expuesto a quien entrase, cosa que no tardó mucho en suceder.

Fue el hombre del chalet, no dijo nada, simplemente metió varios dedos en mi culo, les movió en su interior y los usó para abrir mi ano comprobando que estaba limpio, flexible y muy dilatado. Tras unos minutos mostró su aprobación, le escuché chasquear los dedos, la música empezó a sonar y casi instantáneamente pasos y murmullos de gente entrando a la sala. Desde mi postura no podía ver más que los pies de quienes estaban más cerca de mi, pero sentía que mi culo era penetrado una y otra vez por los dedos de diferentes personas que hablaban de mi como algo para usar y divertirse.

El hombre del chalet volvió a pedir silencio, tal y como hizo la pasado semana y comenzó a hablar.

" Hola a todo el mundo. Muchas gracias por venir a esta fiesta y como ya os comuniqué en la convocatoria, tenemos de nuevo al agujero de la semana pasada, pero en esta ocasión será mucho más útil.

Habéis podido comprobar que su coño sigue cosido, y digo sigue por que lleva toda la semana así, también como su culo está totalmente relajado y abierto gracias al uso intensivo por parte de su marido, junto los plugs que ha llevado toda esta semana y por supuesto al vaciado intestinal que hemos retransmitido hace un momento. "

En ese momento, sin dejar de hablar, me hizo levantar y ponerme frente sus invitados, deberían ser unas cuarenta personas, todas medio desnudas y de diferentes sexos, incluso algunos transexuales.

" Lo mejor de todo es que ha sido ella misma la que le ha pedido a su marido que la esclavice y volver hoy aquí. sus dos agujeros libres pueden ser usados a discreción, como veis por sus marcas, ha sido azotada a conciencia durante estos días y tenéis libertad para comprobar hasta donde es capaz de soportar los golpes, su marido nos ha dado vía libre para disfrutar de ella a nuestro antojo y sin preocuparnos de las consecuencias. "

A partir de ese momento apenas estuve sin ser penetrada, azotada, insultada, ridiculizada, denigrada y usada por cualquier persona que lo desease. En varios momentos de la noche me tumbaron sobre una mesa boca arriba, las piernas abiertas para poder ser sodomizada, a veces por una poya, otras por un dildo y otras por la mano de alguien, al mismo tiempo mi boca era usada para mamar una poya, lamer un coño, un culo, raro que no estuviesen llenos de semen ó simplemente se meaban en mi boca como si fuese un retrete, en cualquiera de las combinaciones, lo normal es que alguien aprovechase la postura para castigar mi coño, mis tetas y mis pezones.

También podían ponerme de rodillas en el suelo, inclinada hacia adelante sobre la poya de alguien, al tener las manos atadas me era imposible levantar el torso, así que la poya entraba hasta mi garganta, por suerte siempre había alguien que usaba mi pelo para mover mi cabeza, no se si lo hacían para evitar que me ahogase ó para que el dueño de la poya recibiese más placer, el caso es que de ese modo podía respirar un poco, claro que la postura ofrecía mis nalgas perfectamente, ya fuese para penetrar mi culo como para azotarle ó para ambas cosa al mismo tiempo.

Durante los pocos momentos de respiro que me dieron, pude observar lo que sucedía a mi alrededor, la verdad es que era una orgía realmente salvaje, cualquier combinación que uno se pudiese imaginar sucedió en algún momento de la noche, incluso había quien alternaba entre someterse y dominar sin problema. He de reconocer que estaba disfrutando más que nunca, el dolor me generaba placer y en ciertos momentos, cuando pensaba en mi marido, me le imaginaba con la chica del restaurante, follándola, pero sin agresividad, con dulzura, con caricias, con besos, con todas esas cosas que yo había ido perdiendo por mi masoquismo, seguía enamorada de mi marido, creo que cada día más, pero pensar en que otra mujer ocupase mi lugar, mientras que yo me convertía en su eslava, me causaba un tristeza inmensa, que mi cerebro transformaba en placer.

Precisamente, mientras pensaba en mi marido, me prepararon para lo que sería el momento álgido de la noche. Estaba tirada en el suelo con un dildo grande metido en mi culo, acababa de tragar las meadas de tres mujeres y de recibir una veintena de golpes en mis tetas con una vara que me había levantado la piel de algunas zonas. Se acercaron tres esclavos cogiéndome en volandas y cuando quise darme cuenta estaba colgada de mis tobillos, con las piernas separadas y mi cabeza a tal altura que cualquiera que se acercase podría poner su sexo en mi boca; el dildo se había salido de mi culo, pero tampoco pareció importarle a nadie. En esa postura empezaron a balancearme y a girarme como si fuese un juguete, de vez en cuando me daban algún azote en las nalgas ó en los muslos hasta que el hombre del chalet se acercó y metiendo su poya en mi boca comenzó a follármela, al momento alguien empezó a azotar mi coño con fuerza, los golpes eran terribles, incluso más que los recibidos en mis tetas con la vara.

Para cuando se corrió, yo ya estaba llorando por los golpes recibidos, su semen me atragantó y lo que no pude tragar salió por mi nariz mezclándose con mis lagrimas y mis mocos, de inmediato alguien ocupo su lugar repitiendo la escena, creo que debieron ser más de cinco poyas las que follaron mi boca hasta que perdí el conocimiento a causa de la postura y del dolor de mi coño.