La Esposa del Paralítico, no es mujer de piedra 2

ummm que rara sensación no se si fue el licor, no sé si fue la rapidez con la que sentí esta nueva sensación fue de tal manera que, me sentí desvanecer

LA ESPOSA DEL PARALÍTICO NO ES MUJER DE PIEDRA (2) – Ella narra su pasado-

Luego de lo sucedido con aquella hermosa dama ( ver: La esposa del paralítico no es mujer de piedra) me convertí en su amante empedernido, llegaba cada noche luego del trabajo y hacíamos miles de locuras con aquella dama, empezábamos a pasar límites de lo prohibido de tal forma que cuando yo estaba en casa, ella atendía a su esposo con falda y con nada debajo, le mandé a rasurarse el hermoso coño, y cada vez que salía de la habitación de su esposo le practicaba un delicioso sexo oral, mmmm que vagina aquella, y ella que viciosa que era.

Cierto día cuando nos disponíamos a tener sexo, le pregunté si alguna vez fue infiel a su esposo, a lo que ella me dijo que no, que como esposo nunca, pero si antes de ser su esposa, así, respondí, sí, dijo ella, y como fue ella me respondió lo siguiente:

Bueno, antes de casarnos, Juan no era el hombre que fue después de casarnos, él era un tipo muy respetuoso, luego me confesó que era respetuoso debido a que él siempre tuvo una imagen de mi de mujer decente, de mujer moralista, una chica de casa incapaz de tener deseos impuros.

Por mi parte cada vez que podía le trataba de incitar que mi cuerpo ya deseaba ser poseída, pues tenía en aquella época un cuerpo desarrollo y con necesidad de ser tocada, bueno de alguna manera quería sentirme ya una mujer, según tengo entendido, Juan siempre me vio como la futura madre de sus hijos, la mujer a la que no se le puede hacer ninguna malicia, la mujer a la que no se le debe meter pensamientos impuros y tratarla así, como la futura madre de su heredero.

Bueno el caso es que en aquella época yo venía haciendo mis prácticas en un estudio jurídico, en dicho estudio, laborábamos varias chicas, en verdad éramos un grupo de chicos y chicas, ahí trabajaba una amiga que también era compañera de mis estudios, la cosa que en el estudio jurídico, hubo un abogado que era muy atento conmigo, al parecer de alguna manera le abría gustado, la cosa es que se convirtió en la persona atenta que no era Juan por aquella época, ya que Juan según me contó luego, no se preocupaba tanto por mi, ya que andaba con otras chicas, y estaba seguro que yo, jamás le fallaría, en verdad por aquella época yo era virgen, aún mi cuerpo no había sentido las caricias de un hombre, ya que Juan lo único que hacia era darme besos ocasionales, y me buscaba de vez en cuando, por no decir casi nunca, el siempre estuvo muy seguro de mi y en el fondo yo también lo amaba mucho como hoy lo amo a él.

Este abogado era muy amigo mío, le llegué a contar que amaba mucho a Juan y que era el primer enamorado que tenía, le comenté que era todo para mi y que no quería jamás perderlo, ya que él era un caballero conmigo, me respetaba, me trataba muy bien y jamás se a excedido en sus tratos conmigo, esto al parecer fue un mejor motivo para que este abogado se fije más en mi. Eduardo, así se llamaba este abogado en cierta ocasión llegó declararme su amor pero yo en ese tiempo, solo tenía ojos para Juan, no podía quitármelo de mi mente ya que el era para mi el hombre con quien deseaba casarme y tener mis hijos; a esto y por casualidades de la vida, Juan venía muy poco casi nada al trabajo a verme, en verdad creo que fueron dos veces, en fin esto se debía a que Juan estaba estudiando en la universidad y el tiempo que tenía para dedicar a nuestra relación era muy poco, ya que él me comentaba que tubo una época de vivir la vida y de conocer las cosas de la calle y que ahora estaba por la época de madurar y dedicarse a estudiar, en fin yo le entendía, pero lo que no entendía era a como explicarle esto a mi cuerpo, ya que para ese entonces como toda chica de mi edad, ya experimentaba los primeros deseos de tener contacto con un cuerpo masculino, sentir el roce de sus manos a través de mi piel, en fin era una mujer y quería sentirme como tal, con Juan de este tema muy poco hablábamos, como dije, siempre fue un caballero y no creo que tendría en su mente esto, o al menos si los tenía no creo que pensará que yo también deseaba lo mismo.

Cierta ocasión decidimos entre un grupo de amigos del estudio jurídico realizar un viaje de excursión donde podíamos relajarnos y olvidarnos de tantos procesos legales que llevábamos hasta esas fechas.

La cosa que al salir del terminal de los autobuses, me tocó sentarme con Eduardo, el joven abogado que me pretendía, Eduardo estuvo muy conversador durante el camino, durante su platica estuvo entre enamorándome y contando las razones de por qué le parecía una dama muy atractiva, a medida que oía sus halagos, como que sentía cierto interés en la platica que manteníamos, en eso que él me dice

Flor, que te parece si nos brindamos por este viaje, después de todo nos queda cuatro horas de viaje, tomemos y si nos dormimos ya en el trayecto se nos pasará.

Uy, respondí yo, pero en verdad yo casi nunca he bebido, es más nunca me he mareado.

Vamos Flor, es un vino, además el vino no creo que te maree,

Bueno, si es vino si.

Yo ingenua por ese entonces, pensé que el vino no mareaba, o ¿qué tendría en mi cabeza?, la cosa es que a medida que tomábamos, me sentía dormir, mientras Eduardo aprovechaba para preguntarme cosas íntimas, como que si ya tuve relaciones sexuales con Juan, que por qué no lo había hecho, si era muy bonita y cualquier hombre no se retendría si tuviera a alguien como yo en frente, que si mi cuerpo esta para llevar al cielo a cualquier hombre, no te creo, me decía a lo que esto en mí causaba un efecto desconocido, y por último me preguntó si Juan era de los que le gustaba dar besos con legua, y yo le dije que no, que solo me daba besos tímidos y tiernos, a lo que él me decía pero si tienes unos labios para comerlos y cosas así.

La verdad ya ha esta altura de la platica y de beber vino me sentía deseosa de que él me de un beso, que me demuestre si en verdad mi cuerpo estaba para todo lo que él me describía, pero por otro lado estaba mi subconsciente diciéndome que no, que esto no debía ser ya que yo amo mucho a mi Juan, y que no lo cambiaría esta noche por nadie ni nada.

En eso no sé como y en que momento siento un beso de lengua, ummm que rara sensación no se si fue el licor, no sé si fue la rapidez con la que sentí esta nueva sensación fue de tal manera que, me sentí desvanecer, no tuve fuerzas para rechazar aquella boca intrusa, solo correspondí.

Eduardo era un hombre educado en cierto modo, pero con respecto al sexo, parecía que sabía lo que hacía, sabía que puntos tocar, como iniciar y donde terminar, la cosa es que por primera vez, mi cuerpo era recorrido, y no por las manos del hombre que amaba, sino por las manos de aquel amigo, que sabía que estaba en la edad de sentirse mujer. Durante el camino me beso y me toco por todo lado, debo repetir por todo lado, sobre todo se dedicaba a manosearme las nalgas, al parecer era la parte que más le llamaba la atención, valla manera de perder la cabeza entre tantos besos y toqueteos que en verdad en esas alturas no era yo, era simplemente una mujer.

Al llegar al lugar de destino salimos entre todos a pasear por la plaza de armas de la ciudad y hacer una breve caminata de madrugada, decidimos comprar unas botellas de licor, bebimos un par de horas más y nos fuimos entre todos a la casa de un amigo, quien era el que había promovido el viaje.

En la casa de nuestro hospedador habían pocas habitaciones disponibles, la cosa que nos tocó dormir en grupo de cuatro. Esa madrugada todos descansamos plácidamente, salvo un pequeño detalle, que mientras dormía sentí que Eduardo se acercó a mi cama y me tocó por encima, al ver que no decía nada continuó y cada vez sus toques eran mas provocativos, en verdad pienso que no respondí por que en verdad mi cuerpo no se controlaba, deseaba sentir esas caricias, mmmm aún al recordarla siento esa excitación que me produjo en aquel momento.

A la mañana siguiente todo el grupo decidió salir muy temprano, por mi parte deseaba dormir ya que fue la primera noche para mi que rompía con muchas tradiciones y había hecho tantas cosas que jamás había hecho, había experimentado tantas sensaciones que jamás en mi vida había sentido; Eduardo, no sé porque motivo se quedó conmigo, en su habitación. La cosa que al salir todos, creo que al minuto si no es exageración, toco mi puerta, yo me incorporé y le abrí la puerta, estaba ahí parado, con una botella de vino, creo que se dio cuenta como me puse anoche, luego de la primera botella de vino que bebí en mi vida, me dijo si podía pasar, le dije, que bueno, al ingresar a mi habitación me dijo, ya que estamos solos porque no brindamos por la buena noche que pasamos. Bueno brindamos, creí que durante este brindis debía aclararle muchas cosas para evitar confusiones más adelante. Le expliqué que amaba mucho a Juan y que no lo saco de mi mente, y lo sucedido anoche fue producto de las circunstancias, pero que yo no lo amaba a él, que bueno esperaba con esto que las cosas quedaran claro.

El aceptó como lo profesional que era, dando un discurso del cual comprendí que el estaba y estará siempre muy enamorado de mi, que siente envidia de Juan porque lo amo, que Juan era un tipo muy afortunado y cosas así que a medida que seguimos brindando puso a mi cuerpo con el mismo deseo que me puso durante el viaje, él creo que lo notó, que se acerco y me susurro al oído, te deseo Flor, me gustas, te deseo, quiero poseerte, te necesito, tienes un delicioso cuerpo, eres una hermosa mujer. Terminado de decir esto, ya estaba con sus manos sobre mis senos, y aún más, estaba sus manos directamente en mi piel, acariciando mis pezones, se inclino y empezó a succionarlos, mmm,, fue maravilloso, me olvide en esos momentos de lo que había dicho al inicio, simplemente cerré los ojos y deje que el haga lo que sabía hacerlo bien, mmm mientras sus manos empezaron acariciar mis nalgas, y el empezó a desnudarme, yo al inicio no quise, pero sus manos y sus besos fueron tan hábiles que al darme cuenta estaba completamente desnuda tirada sobre la cama, ofreciéndome por primera vez, en pieles, ante un hombre, al abrir mis ojos, observé que Eduardo también estaba completamente desnudo, con la cabeza perdido entre mis piernas, practicándome un delicioso y primer sexo oral que jamás en mi vida había experimentado.

Mmm vaya recuero, su lengua jugaba mientras sus hábiles dedos acariciaban la punta de mis senos, apretaban mis pezones, yo solo estaba ahí echada, desnuda, dejando que este extraño a quien había dicho que no lo amaba disfrute de la virginidad de mi cuerpo, era delicioso sentirme mujer por primera vez, en eso oigo una voz que me pregunta, así que nunca Juan a disfrutado de este deliciosos cuerpo, NO, NO, JAMÁS respondí, que pena, en verdad NO SABE LO QUE SE HA PERDIDO, eso me puso a mil, en verdad fue tan fuerte oír eso que me vine, en sus dedos, el sintió eso y se abalanzo sobre mi cuerpo, puso su pene a la entrada de mi virgen vagina, en verdad para la primera vez que veía uno así era, algo grande, algo grueso, luego descubrí que el de Juan era más grande, pero era la primera vez, mmm que placer,, era un mar de líquidos fluyendo de mi vagina.

En eso siento por primera vez la entrada de ese delicioso pene, al parecer Eduardo se percató ahí que en verdad era virgen, me susurro al oído,

Flor amor, en verdad eras virgen, que delicioso, mmm mi amor cada vez que hagas el amor me recordaras, recordarás que conmigo perdiste la virginidad.

Si, si,

Mm que tonto Juan debió haber sido el primero y ahora yo disfruto de tu cuerpo amor, que delicioso sentir tu virgen vagina,, así apretadita.

Y en verdad estaba apretadita, sentía como algo de mi se rompía en mi interior, el se movía como un desesperado, gemía del placer que se devoraba a un virginal cuerpo, mientras yo, por primera vez sentía lo que era sentirse mujer, me abandoné por completo, el succionaba mis senos, acariciaba mis nalgas no dejaba nada sin ser tocado mm vaya , que placer, en verdad no sé cuanto tiempo duro, solo sentí cuando el dijo:

vaya Flor, me corro, me corro amor

mmm Eduardo, mm Eduardo, por favor nunca lo digas esto a Juan, por favor,

no, no, esto será nuestro secreto, sólo quiero saber si te gustó ,

si si siiiiiiiii

mm mi amor, sólo eso deseaba saberlo.

Dicho esto, sentí un flujo de semen llenar el interior de mi vagina, sentí como de mi salía como un fuego, algo entre mis piernas me quemaba, no sé que, era libre, quería gritar, llorar, morderlo, no sabía que hacer me desesperé, y me corrí creo junto con él.