La esposa de mi padre

Mi nombre es Paul, tenía 18 años en ese momento, vivía con mi padre y dos hermanas menores que yo, mi madre había fallecido un par de años atrás. Por supuesto que mi padre (57) se casó casi al cumplir mis 18, una hermosa mujer, de 32 años, llamada Amy, no me molesto su nuevo enlace aunque mis hermanas no estaban muy conformes que alguien ocupase el lugar de nuestra madre, pero bueno había que aceptarlo

La esposa de mi padre.

Mi nombre es Paul, tenía 18 años en ese momento, vivía con mi padre y dos hermanas menores que yo, mi madre había fallecido un par de años atrás. Por supuesto que mi padre (57) se casó casi al cumplir mis 18, una hermosa mujer, de 32 años, llamada Amy, no me molesto su nuevo enlace aunque mis hermanas no  estaban muy conformes que alguien ocupase el lugar de nuestra madre, pero bueno había que aceptarlo

Conformado el enlace, nuestra nueva “madre” comenzó a hacerse cargo de los quehaceres de la casa por supuesto que contábamos con María  la domestica, que estaba desde hacía bastante tiempo.

Amy era contadora, asi que por las tardes se dedicaba a su profesión.

Debo confesar que me atraía, su rostro y fundamentalmente su figura, por supuesto que debía de respetarla dado que era la esposa de mi padre, pero la atracción que me provocaba era difícil de anular.

Me limitaba a compartir determinados gustos, el baile era uno de ellos, dado que a mi padre no le atraía demasiado, así que en alguna que otra reunión familiar, lo  hacíamos, y en alguna que otra música lenta aprovechaba para abrazarla y juntar nuestros cuerpos, que aceptaba gustosa.

A veces la veía tomar sol con su bikini en la piscina de casa, a la que iba deleitándome de su cuerpo, efectuándole alguno que otro roce, o verla salir del baño envuelta con el toallón, tentándome de quitárselo, también cuando por la mañana nos preparaba el desayuno, con ese camisón transparente, que a través de su fina tela, se dibujaban sus pechos transparentándose sus pezones.

Una noche vi su hermoso culo en el momento en que entraba a su alcoba, realmente me fascinaba, y me atraía poderosamente.

No tengo dudas que debía sospechar de mi interés hacia ella, que no lo disimulaba en absoluto, pero nunca me reprochó o me dijo algo, solo una agradable sonrisa, ante esos momentos, digamos lascivos.

Tampoco sabía, que y como decirle algo respeto a mi sentimiento, creo que no  estaba a mi alcance, estaba así que trataría de sobrepasar esta situación. Mis hermanas habían hecho buena miga con ella, por consiguiente nos volvimos a convertir en una familia feliz.

Casi a más de un año del casamiento, una tarde de un miércoles había quedado en encontrar con unos amigos en el Shopping de la ciudad, había llegado demasiado temprano, así que me fui a tomar un café, mientras estaba sentado vi pasar a Amy, no me vio ni tampoco traté de llamarla.

Aun faltaba para mi encuentro, salí del café y camine por el lugar, cuando me topo con mi madrastra, siempre elegante, con un vestido abotonado, que marcaba muy bien su esbelta figura’

“Hola, que andas haciendo por acá? Mientras besaba mi mejilla.

“Me tengo que encontrar con unos amigos

“Que bien” me responde, cuando suena mi celular, para avisarme que estaban atrasados, puse una cara de descontento y Amy me pregunta:

“Algún problema?” , le comento lo sucedido, y me dice:

“Ya que estas libre, te invito ir al cine?”

“Ok, gracias, acepto la invitación.” le contesto, pensando que a falta de otro programa.

Amy ya tenía previsto que película íbamos a ver, entramos a la sala y realmente muy poca gente, dado que no era un horario, en el concurrían muy poca gente.

Nos sentamos algo atrás, dado que mi madrastra, tiene problemas con la vista.

La película no me atraía demasiado, cuando veo que estaba cruzada de piernas, y su vestido bastante levantado, dejando al descubierto sus hermosas piernas.

Eso hizo queperdiese mi interés en la película, enfocándome en esos deliciosos y atractivos muslos, fui acercando lentamente, el dorso de mi mano rosando su extremidad, que al notar que no era rechazado, fui acercándome más que apoyé mi mano sobre ella, que inmediatamente la quitó.

Algo temeroso de que podría ofenderse o levantarse e irse, y a pesar de eso  volví a insistir, repitiéndose lo de la vez anterior, varios minutos después intente nuevamente, pero esta vez con mejor resultado. Por supuesto que eso me daba esperanzas de que algo le agradara, sin pensar si estaba bien o mal mi proceder..

Así que después de esa cantidad de intentonas, quedó mi mano apoyada sobre su  muslo, sintiendo la calidez de su exquisita piel, continúe avanzando, hasta animarme a desabrochar un botón, ante el riesgo de que se ofendiese o se fuera, pero nada de eso sucedió,  descubriendo mas su muslo, que sin dejar de acariciarlo me iba acercando a su ingle.

Por supuesto que rápidamente mi verga se alteró, cuando descruza su pierna quedando algo separadas, permitiéndome acceder a su entrepierna, sintiendo su calidez, me iba alterando con ese contacto.

Ella permanecía, estática, evidentemente permitiéndome esa intromisión, mientras miraba la película como si no pasase nada, aprovechando esa previa aprobación, seguí  avanzando, desabrochando otro botón, hasta que se veía parte de su braga, eso me fue alterando, estimulándome más, a medido en que iba incursionando.

Ya mi mano estaba en su entrepierna, acercándose a su sexo, que con el  canto de mi mano friccionaba levemente, mientras ella se abría mas de piernas, para oprimirla más enérgicamente,  en donde mi excitación y supongo que la de Amy debían de estar similares. Metí mi mano entre sus bragas rozando sus labios inferiores, para continuar bajándole su prenda intima, que ante mi sorpresa se levanto un poco del asiento, ayudándome a quitársela hasta casi las rodillas.

Como no podía separar las piernas demasiado, las bajé hasta sus tobillos, para continuar más abiertamente en ese lugar tan exquisito,  sin dejar de tocar sus piernas.

Realmente no creía en lo estaba sucediendo, pero lentamente seguía con mi labor, sentía la necesidad de  ver su cuerpo, así que me aventuré, a prolongar el desprendimiento del resto de sus ojales,  hasta abrir su vestido, deslizando su sostén para descubrir sus bellas tetas, que se movían ante la respiración entrecortada por su exaltación, a la vez que se quitaba los zapatos, para poder quitarse sus bregas de los tobillos.

No podía creer tenerla prácticamente desnuda a mi lado, intente besarla  pero se opuso, no volví a insistir, así que comencé a tocar sus pechos, oprimiendo sus rígidos pezones, mientras la respiración de mi madrastra era cada vez más intensa y continua, mi mano recorría su desnudo cuerpo hasta que las deposite en su sexo, abriéndose más de piernas, permitiendo introducirle mis dedos. Mientras contenía sus gemidos, agitándose su cuerpo a medida que socavaba en su húmeda vagina.

Su vestido abierto dejaba ver sus íntimas partes, lo separé todo lo que se podía, tentándome a llegar a quitárselo, pero solo atine a besar una de sus tetas, mientras manoteo mi bulto, tratando de bajar mi cremallera, llegando a un estado de total extasis, sin importar que estábamos en un lugar publico.

Continúe avasallando en su vagina hasta dejarla en un estado de excitación, donde apretaba mi mano con sus muslos a la vez que intentaba hacerla venir, conteniendo sus exclamaciones, cuando no tardó en producirle un fuerte orgasmo.

Mientras eso sucedía no dejaba de tocar mi bulto hasta que en ese intercambio de caricias y manoseos termine eyaculando.

No se lo que duró este encuentro, pero realmente fue inolvidable, cuando Amy comenzó a arreglar sus prendas, cuando minutos después, finalizaba la película.

Salimos del cine, sin decir palabra como que ese encuentro estaba implícito en nuestro silencio, me dio un beso en la mejilla, mientras que con una sonrisa me dice::

“Nos vemos en casa”

Cuando quedé solo, mi mente no se podía ir de ese momento, mientras iba camino al baño a tratar de higienizar mi sexo y quitar la mancha del pantalón.

No tenía dudas que había logrado un gran paso.

Una vez en casa, solamente teníamos algún cruce, donde me regalaba alguna sonrisa, pero no se hablaba de lo sucedido en el cine, tenia temor por un lado y además suponía que fue un leve desliz que sería posiblemente,  mejor olvidarlo.

En una cena que vinieron los padres de Amy, se sentó a mi lado algo no común de hacerlo, a mitad de esa comida, me tenté de tocar su pierna, al notar que no tenia rechazo, continúe, deslizando la palma de mi mano sobre su entrepierna, hasta llegar a su sexo, descubriendo que carecía de bragas.

Mi sorpresa fue tal, que la miré asombrado, mientras giraba su cabeza esbozando una sensual sonrisa, mientras me decía:

“Algún problema Paul?”

“No, no todo bien” lo dije titubeando,

Por supuesto que mi erecciónfue inmediata, cada vez que tocaba su húmedo coño, cerraba sus piernas conteniendo mi mano en su sexo, lo repetimos varias veces, Amy parecía estar dispuesta a continuar este juego, pero  como un estúpido me contuve en mi intento, aunque de haber seguido podría haber terminado en un escándalo familiar. Por supuesto que esa noche me masturbe un par de veces.

Era evidente que me estaba dando carta blanca, solo que estábamos en una situación algo complicada. Aunque días después me la cruzo saliendo del baño, con su bata blanca, bastante abierta mostrando parte de su hermoso cuerpo.

No me cabían dudas que me estaba provocando, que por supuesto me atraía totalmente esa idea, la deseaba, quería tocarla, hacerla mía, a pesar de ser la mujer de mi padre.

Días después de aquella cena, una de mis hermanas no estaba y la domestica había salido, cuando sale Amy de su dormitorio con un cortísimo camisón, sin pensarlo la abrace levantando su atuendo apresando sus tetas, mientras la besaba, intentando bajar sus bragas, me detuvo, mientras me decía:

“Tranquilo, tranquilo:”, deteniéndome en mi intento cuando se arrodilla me baja el slip, para sorber de mi verga, en unos suaves y prolongados chupones, succionando mi glande, una y otra vez, lamiendo mis testículos, aspirando con total ahínco mi sexo completo, hasta que me llegó a provocar una abundante eyaculación.

Rápidamente se levanto para meterse en su habitación, cerrando la puerta, que quedé en el pasillo, tratando de recuperarme hasta que dirigí a la mía.

Sabía que tarde o temprano se produciría nuestro encuentro, pero en nuestra casa era muy difícil, siempre había alguien o iban venían, mi padre que no tenía un horario fijo.

Una mañana me levante algo más temprano que de costumbre, bajé a la cocina y estaba Amy preparando el desayuno, sigilosamente me fui acercando, sin que se percatase de mi llegada, cuando la abracé, besándole el cuello, que pegó un grito producto de sorpresa, diciéndome:

“Me asustaste, estúpido ” de una manera bastante indignada, era la primera vez que la vi tan enojada.

“Perdónamele respondo mientras la abrazaba más fuertemente, besando su cuello, lamiéndole el lóbulo de su oreja, volcó su rostro contra el mío, mientras, elevaba su camisón para apropiarle a sus bellas tetas, .jugueteando con sus pezones, notando como rápidamente se iba excitando.

Apoyada contra la mesada, la fui provocando con mis caricias, apoyando mi bulto totalmente erecto, sus gemidos delataban su estado, que sin dejar de actuar, comencé a deslizar su pantaloncito, acariciando su sexo, por cierto muy jugoso, en donde humedecí mis dedos para ponérselo en la boca.

Amy estaba más que frenética, sin importarle demasiado donde estábamos, baje su prenda hasta las rodillas, para deleitarme tocando su culo, estaba muy alterado,  deseaba desnudarla y poder penetrarla, estaba levantando su camisón cuando oí los pasos de mis hermanas que bajaban a desayunar. Con total rapidez acomodamos nuestras prendas corriendo a sentar a la mesa.

Mi madrastra sirvió los desayunos, hubo algunos comentarios respeto a la escuela, y al rato llegó Raquel, la mujer de los trabajos domésticos.

Era lógico que en casa no era el lugar ideal, pero bueno siempre tenía alguna chica para pasar un lindo momento, aunque lo de Amy era una gran obsesión, por mi lado estaba dispuesto a hacerlo en casa, pero no desearía perjudicarla.

Un sábado, Amy y mi padre iban a una fiesta, mi madrastra estaba con un vestido de satén, largo, abierto en un costo, y un escote muy llamativo, marcándole sus apetitosos pezones, me despedí de ellos, saliendo un rato después para encontrarme con mis amigos.

No sé que me pasaba, pero tenía ganas de volver a casa, pensando en Amy,  llegue cerca de las 2 de la mañana, me extraño que no había nadie, habría llegado, posiblemente estarían muy entretenidos en la fiesta y recordé que mis hermanas estaban en casa de la abuela. Me di una ducha rápida y después de secarme me acosté mirando algo de TV antes de dormirme.

Como a las 4 de la mañana, unos zarandeos me despertaron, era Amy  me llamo la atención que estuviese en mi habitación.

“Tengo algo que decirte, recuerdas el día en el cine?”

“Como olvidarlo “le contesto.

“Creo que inconscientemente o no, te invite para estar solos, en la   oscuridad, no sé si con la idea que pasase lo que paso o que”

“Oh” conteste totalmente sorprendido.

“Debo confesarte que nunca me había puesto así, pero tu insistencia me    llevo a dejarte continuar, hasta que mi tentación y mi excitación, hicieron      que  te permitiese proseguir para quitarme mi vestimenta, me dio         vergüenza, pero        me alteraste las        hormonas de una manera             impresionante.”

“Habrías dejado de que te sacase el vestido?  Le pregunto.

“Es muy posible, nunca había estado en una situación de esa índole, era   como un reto, porque no lo hiciste?”

“Creo que fue como un respeto hacia ti, aunque estaba tentado” Le respondo

“Realmente eres un amor, muy caballero, pensando en la dama, pero de   confesarte que a partir de ese momento  te desee, sabía que estaba mal,        pero no te podía quitar de mi mente. Amo a tu padre, pero a ti, te deseo

“Realmente eres un caballero, y además  perdóname por no querer besarte,         por eso vengo a verte para que lo      hagas”

Sus confesión  me motivo, no tenía ni idea que me sucediese una cosa así a esa hora de la madrugada, me senté en la cama  acercando  mis labios a los suyos y nos besamos con gran pasión, rápidamente fui quitando su vestido hasta que quedó solo con sus bragas.

“Tenemos poco tiempo, tu padre tomó unas copas de más y esta     planchado,    durmiendo, así que espérame que ya regreso. Además esta     será la primera y última vez”

Estaba mas que impaciente en esa breve espera, cuando en minutos retornaba, con su corto camisón, que apenas se acerco se lo quité, volviéndonos a besar, mientras acariciaba su cuerpo de una manera alocada, mientras ella tocaba mi verga, las caricias fueron breves, cuando busque su vagina para introducirle mi erecto miembro, me rodeo con sus piernas y en un desenfrenado bombeo mi aparato entraba y salía de su cálida vulva de una forma alocada, mientras los gemidos de mi querida madrastra eran más que evidentes.

Era una gata en celo, apasionada, impetuosa, gimiendo a cada entrada de mi verga en su órgano vaginal, sus besos parecían succionarme, era un coito salvaje lleno de una sensualidad indescriptible, donde nuestros cuerpos se habían bañado de sudor.

No se cuando duro ese encuentro, pero cuando sentí que estaba a escasos segundo de eyacular acelere abrazándola sin quitar mis labios de los de Amy evacuando mi semen en su interior.

Mantuve mi miembro en su interior hasta que las convulsiones de Amy se hicieron presente, donde su cuerpo se agitaba intentando contener los gemidos de su fuerte orgasmo. Apenas acabó se volcó sobre mi quedando ambos abrazados en espera de recuperar nuestras fuerzas, nos dormimos un rato, cuando Amy se despertó me dio un beso y corrió a su alcoba.

A la mañana siguiente nos despertamos tarde, cuando fui a la cocina papá y Amy estaba desayunando, nos miramos con mi madrastra como recordando nuestro encuentro. A pesar de ir mi padre solo, a buscar a mis hermanas, pretendí hacer algo con Amy, pero prefirió que nos quedásemos tranquilos.

Paso un largo tiempo, solo nos besábamos o alguna que otra caricia, hasta el momento no habías tenido un sexo tranquilo y prolongado, cortos momentos en que aplacábamos nuestra calentura, le había propuesto ir a un hotel alojamiento, pero no quiso.

Una mañana estaba preparada para ir a la facultad, mis hermanas iban al colegio y después las pasaba a buscar la abuela para llevárselas a su casa, porque la domestica no venia y mi padre  tuvo que viajar de improvisto. Mi corazón latía de emoción, al presentarte esta gran oportunidad, igual fui a la facultad, para regresar cerca de las 3 PM, después que mi padre tomaría el avión.

Si bien no hable nada con Amy, suponía que estaba al tanto de los acontecimientos, apenas llegué a casa, la llame y no estaba, realmente me desesperé pensé que se había  ido con mi padre, no me animaba a telefonearla, pensando que se había ido, cerca de las  6 pm, oigo la puerta, era Amy, respire aliviado al verla, corrí a besarla, pero me dice:

“Tranquilo, mi querido hijastro no te arrebates, vamos a tener una cena       privada, con todo lo que traje, y toda la noche será nuestra”

Me prepare para ese acontecimiento, con mis mejores ropas, cerré bien la casa, apague los teléfonos, uní las dos camas  de mi habitación, mientras que Amy preparaba la mesa con velas. Cerca de las 7 pm nos reunimos en la mesa, Amy llevaba un vestido largo, muy sensual, estaba radiante.

Mientras cenábamos, nos contamos un montón de cosas, disfrutando de ese encantador momento, al terminar de comer, bailamos un rato, donde como dos adolescentes nos besamos más de una vez, Amy se quito las sandalias dejando ver esos pies tan sensuales para mí

Fui desplazando la cremallera de su vestido corrí sus breteles, deslizándose por su cuerpo hasta caer a sus pies mostrándome su desnudes, la alce entre mis brazos para dirigirme a mi habitación.

La deposite sobre la cama, me miró y cerró los ojos, quedando su cuerpo a mi entera disposición, con sus piernas algo separadas mostrando su sexo, y su pecho que subía y bajaba, dado su estado de alteración.

Besé su rostro bajando, para succionar esos pezones tan respingados su abdomen, hasta que separe mas sus piernas observando su vagina impregnada por la humedad que producía su conmoción.

De una manera desesperada comenzó a lamerla, percibiendo como un perfume que emanaba de su cuerpo, seguí, hasta que sus gemidos se hicieron muy evidentes, cada vez que mi lengua se iba incrustando en su cavidad vaginal, Su cuerpo se arqueaba, prediciendo ciertos espasmos, que a su vez me incentivaban para incrementar mi acoso oral.

Mi rostro empapado por el sudor y su flujo, lo mantenía adosado a su deseable cavidad, continúe hasta que su cuerpo parecía estallar por esas convulsiones que le estaba produciendo.

Entre gemidos y sollozos solo dijo:

“Cógeme, por favor”

Sin hacerme esperar demasiado termine de quitarme los bóxer, y con mi verga totalmente erguida, se la introduje rápidamente, abrazándome, rodeándome con sus piernas, y como un animal en celo, comenzó a moverse y abrazarme sin quitar su boca de la mía,  en ese momento nuestros cuerpos se fusionaron, creo que hasta nuestras almas se integraron.

Amy gritaba, esta desbocada, cuando mi esperma regó su útero, me abrazo con más fuerza gimiendo de una manera alocada.

Apenas acabamos me abrazó fuertemente, y se puso a llorar, me extraño su actitud, pensé que estaría arrepentida por haber engañado a mi padre, la besé y besé sus lagrimas, tratando de tranquilizarla.

“Estas bien?” atiné a decirle

“Si, amor, fue como un desahogo, toda la tensión que tenia acumulada, la             expulse en ese coito impetuoso, y después llorando”

“Crees que me ha sido fácil engañar con su hijo, a mi esposo, no creas que           me conquistaste en el cine, eso fue el detonante, creo que fue el primer día      que te vi, y como me mirabas y a veces me tocabas, trataba de evitarlo            pero me encantaba, y no estoy arrepentida.

La bese, y miré la hora, aun no eran las 11 pm, la noche recién comenzaba,

Nos despertamos cerca de las 2 am, tenia sed así que me fui a la cocina a tomar agua, a tras mío apareció Amy, con una bata abierta que revelaba que carecía de otra cosa, la abrace mientras nos besábamos.

Me encantaba mirar sus nalgas, que mantenían esa pomposidad contrastando con su delgada cintura.

Regresamos a la cama , le quité su bata e iniciamos, una serie de juegos previos, rápidamente mi pene estaba totalmente erecto, Amy jugó con él, besándolo e introduciéndolo en su boca, toque su vagina y ya la humedad la había invadido.

Beso su entrepierna mordisqueando sus labios vaginales, la seguí besando, hasta que me enfrasque en sus pezones, succionándolos con total devoción hasta hacerla gemir, pasando de uno a otro, en encantaba excitarla, llevarla a un estado de total enajenación.

Pase a sus pies, chupando sus dedos, lamiendo entre ellos, así la fui alterando, llevándola a un estado de vehemencia.

Por último la giré acariciando su espalda, arribando en esos apetecibles y cálidos glúteos, apretándolos hasta oírla gemir, los separaba hasta descubrir su ano, jugueteando por su borde, para desplazarme a su grieta mayor que no dejaba de supurar el flujo que producía producto de su estado.

Continua alterándola, hasta ver que elevaba su culo, volví a tocar su esfínter, introduciendo algo mi dedo, sus gimoteos, me incitaron a introducirlo mas profundo, moviéndolo friccionando las paredes de su membrana, me tenté a penetrarla con dos, que con algo de esfuerzo lo logré. Amy parecía enloquecer gimiendo y elevando sus posaderas.

Saque mis dedos jugueteando con el extremo de mi verga en su raya hasta que lo deposite en su abertura, le acaricie la espalda y como algo tácito entre ambos, lo hinqué en su orificio. Separó sus nalgas como en señal de aprobación, que sin perder tiempo fue empujando lentamente, y a pesar de sus quejidos no titubia en proseguir.

Tenia temor de hacerle doler, pero no me daba pautas de frenar esta acción, por lo tanto empuje con fuerza, oyendo su gemido,   hasta que la totalidad de mi verga estaba totalmente depositada en su entraña.

Bese su cuello, su espalda manteniendo mi miembro empotrado en su cavidad renal, hasta que comencé a efectuar un lento bombeo, rara convertirse en un frenético movimiento, donde los gemidos de Amy eran cada vez más intensos, aunque no parecía querer suspenderlo.

Me aferré a su cintura acelerando ese coito anal, nuestros cuerpos se llenaron de transpiración, con ese alocado apareamiento anti natura, mientras sentía como mi amada contraía su recto oprimiendo mi pene, duró varios minutos hasta que evacue mi semen regando su conducto renal.

Caí sobre su espalda permaneciendo abrazados, hasta que mi verga se fue contrayendo hasta salirse.

Abrace a Amy, temeroso de que no le habría gustado pero me beso mientras me decía

“Me encanto, amor”

Volvimos a tener otra copulación muy cerca de la madrugada, y nos dormimos profundamente.