La esposa de mi amigo
De como, casi sin querer, me follé a la esposa de mi amigo
Hace más de 20 años coincidí con un chaval muy majo en una empresa en la que yo trabajaba. Nos llevábamos realmente bien y nos hicimos grandes amigos.
Con el tiempo él se casó y me invitó a su boda, yo conocía a su novia y, aunque ella era bastante más joven que él, hacían una muy buena pareja. Fui a su boda y me lo pasé muy bien, reforzando nuestro vínculo de amistad, tanto con él como con ella.
Tiempo después cambié de trabajo y me mudé a otra ciudad, nunca perdimos el vínculo porque éramos muy amigos. De vez en cuando yo iba a su ciudad o ellos venían a la mía a pasar un finde.
Fui invitado al bautismo de sus dos hijos, así como a la comunión de ambos. Ella había dejado de ser una chavala para convertirse en una mujer hermosa y adorable. Se los veía muy bien juntos y Jose (así se llama mi amigo) me comentaba que, a pesar de los años juntos, eran muy felices y se llevaban muy bien.
Volví a vivir en mi ciudad cuando sus hijos ya eran adolescentes. La empresa donde yo trabajaba había crecido y me destinaron a la nueva delegación que acababan de abrir. Al poco tiempo llegó la pandemia y todos lo pasamos mal.
Yo conservé mi trabajo, es más, mis condiciones mejoraron. No le fue tan bien a Jose. Él perdió su trabajo y para colmo Laia, su mujer, también.
Al quedarse sin trabajo Jose entró en una espiral depresiva, cada vez estaba peor. Laia encontró otro trabajo de medio día que les permitía sobrevivir. Pero la felicidad de antaño se había esfumado por los problemas económicos.
Un día hablando con ellos les comenté que tenía un amigo en una empresa de reparto de comida a domicilio y que a través suyo le podía conseguir trabajo a Jose. El problema era que no tenía movilidad, ni posibilidad de conseguir una por la delicada situación.
De todos modos yo contacté a mi conocido y me dijo que sí, que podía empezar a la próxima semana si conseguía un vehículo. Compré unas cervezas y fui a la casa de Jose y Laia a darles la buena noticia.
Al llegar Laia me comentó que Jose no estaba porque lo habían contratado ese día para realizar un trabajo. De todos modos le conté lo de mi conocido y que para la movilidad ya buscaría una solución.
Ella se emocionó mucho, fui a la cocina a buscar otro par de cervezas mientras le decía que yo le compraría una moto que había visto en una web de segunda mano. Que no se preocupara por nada, inclusive le pagaba el seguro de este primer año, lo importante era que Jose estuviera bien.
Cuando terminé de contarle todo esto yo ya estaba en el salón con las dos cervezas en la mano, de pie delante de ella que sentada en el sofá me dijo:
- No sé como agradecerte esto, de verdad
- Pues conozco un par de maneras, le dije sonriendo mientras desde mi posición admiraba sus hermosas tetas.
Juro que lo dije en broma, pero su desesperación hizo que lo entendiera mal. Me miró a los ojos y sin coger su cerveza llevó la mano a mi bragueta para comenzar a bajarla lentamente sin parar de mirarme, como esperando que yo le dijera que parara.
Pero no la detuve, dejé una de las cervezas sobre la mesa y con esa mano comencé a acariciarle la cara suavemente.Mientras ella ya había bajado mi bragueta e introducido su mano en ella para acariciarme la polla por encima del bóxer.
Yo abrí mi cerveza y le di un trago mientras disfrutaba de sus caricias. Realmente creo que ella deseaba que la hiciera parar pero yo me lo estaba pasando tan bien que la dejé seguir. Dejé la cerveza y me desabroché el pantalón, bajándomelo junto al boxer para liberar mi polla que ya estaba totalmente dura, no tanto por las caricias como por el morbo de la situación.
Ella comenzó a pajearme suavemente mientras acariciaba mis huevos, supongo que trataba de darme el máximo placer para acabar con aquello lo antes posible. Yo seguía disfrutando mientras de vez en cuando bebía un trago de cerveza. Hasta que cogí su cabeza con ambas manos para acercarla a mi polla. Ella me volvió a mirar como suplicando que no la obligara a chupármela pero la situación cada vez me daba más morbo y, quitando su mano de mi polla la cogí y la dirigí a su boca, dando un pequeño paso adelante para que mi capullo contactara con sus labios. Estuve unos momentos restregando mi polla contra sus labios hasta que abrió la boca y empezó a hacerme una exquisita mamada.
Consideraba a Laia una buena amiga, la quería y la respetaba. Hasta ese momento en el que el morbo de la situación pudo más que los años de amistad. Yo era el que controlaba la situación, mi dominio sobre ella era total marcando el ritmo de la felación con mis manos sosteniendo su cabeza mientras me follaba su boca. Comencé a darle órdenes, a insultarla, a disfrutar del dominio.mientras le espetaba
- Acariciame los huevos….
- Chupa así putita….
- Jose estará muy contento con el trabajo que estás pagando con tu boca…
- Te lo vas a tragar todo como una buena puta…..
Ella se esmeraba para que me corriera pronto, la verdad es que su mamada era espectacular y me excitaba mucho. Pero no podía quedarme ahí.
Durante años había admirado su cuerpo, sabía que su piel era suave y sus tetas redondas y hermosas, y quería disfrutar de aquel cuerpo, pero tenía que someterla más para minar cualquier tipo de resistencia.
Metía mi polla hasta el fondo de su boca y cogía fuertemente su cabeza para mantenerla allí unos segundos, luego la sacaba totalmente y la volvía a meter marcando el ritmo de la felación. A veces antes de volver a meterla la restregaba por toda su cara mientras le decía
- Así puta, disfruta de mi polla que se que Jose te tiene un poco abandonada
Acto seguido se la volvía a meter hasta el fondo. Jose me había comentado que por culpa de la situación ya no tenía ni apetito sexual, cosa que yo le recriminaba diciéndole que con lo buena que está Laia yo me la follaría a diario.
Decidí parar aquello porque mi excitación ya era muy fuerte. La cogí suavemente de la cabeza y le indiqué que se pusiera de pie. Nos abrazamos tiernamente mientras yo acariciaba su cabeza, Así estuvimos un par minutos y cuando ella estaba totalmente relajada le di la vuelta para abrazarla por detrás para empezar a acariciar sus tetas por encima del niki mientras le besaba el cuello.
- No, por favor, deja que termine la felación. Te prometo que me lo trago todo, me dijo
Yo hice como que no la había escuchado y mientras con una mano le seguía acariciando las tetas con la otra empecé a desabrochar su pantalón.
Laia no colaboraba pero tampoco oponía resistencia. Los besos en el cuello y las caricias en sus tetas habían comenzado a excitarla. Cuando ya había desabrochado su pantalón le subí el niki para liberar sus hermosas tetas que empecé a acariciar con mucho placer y ambas manos.
Luego de unos minutos acariciando sus tetas mientras seguía besando su cuello y mordisqueando sus orejas, le bajé el pantalón y comencé a acariciar su coño depilado por encima del tanga. Su excitación iba en aumento mientras le restregaba mi polla por su culo casi desnudo. Aún así ella me decía
- Por favor para, déjame que te la chupe
- Ya tendrás oportunidad de volver a chupármela y de que me corra en tu boca putita, pero ahora déjame que te siga acariciando.
Metí los dedos en su tanga y empecé a acariciarle el clítoris, suavemente, en círculos, para excitarla a tope. Así estuve un rato hasta que metí mi dedo medio en su coño. Lo hice sin avisar, a traición y casi de un golpe. Estaba empapada, y soltó un suspiro largo y profundo mientras con mi pulgar seguía trabajando su clítoris.
La obligué a apoyarse en el sofá para dedicarme a acariciar su culo mientras le restregaba la polla. Le bajé el tanga y mi capullo recorría todo su culo guiada por mi mano, pasando cada vez más cerca de su coño. Ahí si que opuso resistencia diciéndome
- No, eso no. Córrete en mi boca por favor
- Sí, sí, pero déjame que me masturbe un poco en tu culo. Le dije
Para reforzar mi argumento la solté y cogí mi polla con una mano para pajearme sobre su culo mientras que con la otra la seguía acariciando. Se relajó y me dejó hacer obedeciendo cada una de mis órdenes con el fin de que me corriera lo antes posible.
- Uff, que buena que estás putita. Estoy a punto de correrme.
- Mueve el culo un poco que eso me excita mucho….
- Abre un poco más las piernas…..
- Ufff, me tienes a mil.
Estas frases hicieron que se relajara y colaborara para acelerar mi corrida. Con un poco de suerte ni siquiera me corría en su boca supongo que pensaba. Pero se equivocaba.
Cuanto Estuvo totalmente relajada y con las piernas abiertas mientras movía lentamente su culo aproveché y se la metí de un golpe en su empapada vagina. La cogí con ambas manos de las caderas para evitar cualquier tipo de resistencia.
Sus piernas flojearon en el momento de la penetración. Su cuerpo pedía a gritos un polvo pero su mente seguía negándolo.
- No, por favor, para, aghhhh
- Shhhh, calla putita y disfruta. Le contestaba yo
Estuve follándola durante unos 5-10 minutos, su resistencia había desaparecido y de vez en cuando le daba alguna palmada en las cachas. Aquel polvo estaba siendo increíble. Laia, mi amiga, la esposa de mi amigo estaba con los pantalones bajados hasta las rodillas, con el niki subido hasta los hombros y recibiendo mi polla desde atrás con total sumisión.
Se la saqué y le ordené que se desnudara. Quería disfrutar de aquel cuerpo a tope. Me obedeció sin oponer resistencia mientras yo también me desnudaba.
La tumbé sobre el sofá y metí mi cabeza entre sus piernas para comerle el coño mientras acariciaba todas las partes de su cuerpo a las que podían acceder mis manos. Su excitación era muy alta, tanto que me llevó muy poco tiempo hacer que se corriera arqueando su cuerpo mientras intentaba quitar mi cabeza de entre sus piernas para que parara.
Me incorporé y volví a metérsela ya sin prisas mientras la acariciaba y la besaba apasionadamente. Su cuerpo hacía rato que se había entregado, pero cuando comenzamos a besarnos supe que su mente también estaba entregada totalmente al placer. Estuvimos follando un rato más, cambiando de posición cada cierto tiempo.
Cuando me cabalgó tuve la oportunidad de acariciar sus tetas tranquilamente mientras ella marcaba el ritmo de la follada. Me pidió, más bien me rogó que no me corriera dentro. Estaba en sus días fértiles y no se podía quedar embarazada.
- Tranquila putita, te los vas a tragar todo como me prometiste. Le dije
La volví a poner de pie para follármela bien por detrás. Esta vez abrió sus piernas más ya sin la resistencia del pantalón en sus rodillas. Mi excitación ya estaba en su punto cúlmine así que se la saqué y le dije
- Chupa putita, chupa y acariciame los huevos para que me corra
No le costó nada obedecer. El morbo de la mamada por obligación fue sustituído por el placer de una mamada por vocación. Aquella mujer, Laia, mi amiga, la esposa de mi amigo, me la estaba chupando con mucho placer. Ella saboreaba cada gota de líquido preseminal, estaba disfrutando de la felación.
Hasta que exploté en una corrida más que abundante que Laia se tragó sin rechistar para seguir chupando un poco más hasta dejar mi polla totalmente limpia y seca.
Se puso de pie, nos abrazamos y nos besamos tiernamente. Habíamos disfrutado ambos del polvo y eso se notaba.
- Gracias, le dije. Ha sido increíble.
- Esto no puede volver a pasar, aunque lo hayamos disfrutado
- Tranquila, le dije. Esto no va a volver a pasar.
Le mentí. Ya conocía sus puntos débiles y pensaba aprovecharlos. Pero eso forma parte de otro relato.
Cuando estuvimos vestidos y justo al terminar de acomodar los cojines del salón entró Jose y nos miró un poco sorprendido. Supongo que el sexo se olía desde la esquina y nuestras caras de placer nos delataban. Pero Laia estuvo muy rápida y le dijo
- Jose, mi amor, Miguel tiene una excelente noticia. Cuéntale, me dijo
Me apresuré a contarle a Jose lo del trabajo y lo de la moto y se alegró muchísimo. Se abrazó a Laia y luego me abrazó a mí diciéndome.
- Gracias Miguel. Eres mi mejor amigo, una de las pocas personas en las que puedo confiar. Bueno, tú y Laia.
Supongo que la emoción de la noticia hizo desaparecer toda sospecha de su mente, ahora bien en lo de confiar no estuvo muy acertado el hombre.