La espera

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La espera

¿Qué hacemos ahora? Mas bien… ¿Cómo le hago yo ahora? Y es que esto que siento por ti se me va de las manos, se expande ¿sabes? Porque por mucho tiempo te imagine conmigo, a mi lado…rozando, ni siquiera un contacto directo…solo un simple toque indiscreto que me permitiera sentirte un poco, en una milésima de segundo que solo se quedara ahí…entre el deseo y la realidad.

Había noches en las que la ansiedad me saturaba, la necesidad de ti me inquietaba el sueño. Y no era solo pasión. Era y es, aquel abrazo que se quedo en el aire, en la imaginación de las dos y que ahora se aloja en el breve, pero definido espacio en el que no quieres estar. Que comprendes y entiendes, pero que no te animas a dar, y a amar aunque sea, en lo simbólico de lo que ya es ayer.

A veces te quedabas, a veces te ibas y sin embargo estabas más presente que una distracción, que una fugaz pasión, que una mirada cualquiera que me pudiera tentar. Incluso sin ser nada, existías en esa trova que va al corazón. En la que ahora me escondo sin querer, a la que me aferro por no perder esa…la esencia del sentir que por miedo no dejas fluir.

Estaría mintiendo si dijera aquí que no lo siento ¿Cómo hacerlo? Si te hiciste parte de mis sesos, me bailas dentro como las hojas de los árboles en el viento de invierno. Me siguen y te siguen esperando que cambies de opinión, porque yo no puedo acostumbrarme aun, a estos días nublados sin ti…a estas noches vacías sin sentir tu abrazo mientra duermo ni a esas cosas indescriptibles, inexplicables que me haces aun sentir.

Aprendí contigo a gritarle a los miedos, a dejar atrás lo ya vivido aun sin dejar todo en el olvido y ahora… ¿Qué será si no estas? Me ayudaste a no seguir encadenada a una pasión que no daba nada y ahora mi corazón esta en mil pedazos ¿Será que no lo entendiste? ¿Es que acaso no me ves? Mi vulnerabilidad te extraña aun sin tener ya el derecho a nombrarte ni a pensarte.

Todo aquello que era importante se volvió insignificante. Y todo al final quedo en una lagrima tuya y una lagrima mía sin tener donde ir, donde terminar por descender volviendo mi voluntar pequeña, peor sin darse por vencida por ti en la espera.