La especialista capitulo vii
Final
No hay palabras que me disculpen lo suficiente para justificar la espera por éste capítulo, las únicas que tengo son la falta de inspiración derivada de acontecimientos en mi vida. Confió en que la musa que acudió en mi auxilio sea suficiente para que este último capítulo sea digno de su agrado y les haga olvidar la desmedida tardanza.
- ¡Qué lesbiana eres! –Exclamó Rodrigo cuando noto la mirada de Paula recorriendo la anatomía de la morena que pasó frente a ellos.
- Tú también la mirabas – afirmó riendo – ¿Por qué el tono de lamento?
- Porque eres mi amor platónico y cada vez que estoy contigo sufro – respondió en tono de broma.
- Será en otra vida.
- Sí, en otra vida en la que aprecies la anatomía masculina.
- No, en otra donde tengas el privilegio de nacer mujer; yo he decidido que en cada rencarnación volveré a ser mujer y lesbiana.
- Ya, hablando en serio; ¿Cómo vas? ¿Qué rollo con Claudia? ¿que onda con Zoe?
Paula llenó de aire sus pulmones e intentó sonreír, pero su expresión reflejaba total confusión.
Desde que regresó a México su vida se convirtió en un torbellino, había pasado por tanto y en tan poco tiempo, era como si de golpe se estuviera bebiendo la vida y lo disfrutaba -eso era innegable-, pero también sentía que iba para ningún lado y no lograba entender la fuente de su comportamiento, sobre todo porque por mas cambiada que estuviera había cosas que definitivamente eran parte de ella, su timidez por ejemplo, no se había ido, pero al parecer eso la hacía más atractiva, no eran pocas las chicas que querían algo con ella, algunas evidentemente solo un ligue, otras quizá algo mas… y estaba Claudia.
Aun cuando flirteaba, se dejaba cortejar y contadas ocasiones algo mas, por alguna razón desde su aventurilla en Europa, no había vuelto a tener ese tipo de contacto con alguien y es que no se le antojaba, es decir, salía, se divertía, con algunas chicas llego a besos, pero no pasaba de ahí.
A su regreso a su mundo y su medio; lo primero que descubrió es que su percepción de éstos era tan distinta como la que tenia de si misma; antes de su transición pensaba que sus amigas la acogieron como un acto compasivo, pero a su regreso se dio cuenta de que estas verdaderamente valoraban su amistad, la amaban ahora igual que antes y su trato no vario en absoluto, comprendió entonces que ellas la apreciaron tal cual desde un principio; en su trabajo la recibieron con agrado y sin comentario alguno con respecto a su aspecto actual.Y Claudia, su primer encuentro con ella tampoco fue lo esperado.
Una semana después de su llegada se encontraba sola en su departamento, ansiosa de un escape de la vorágine en que se había convertido su vida los últimos meses, sentada en la terraza bebiéndose una cerveza estaba dispuesta a sumergirse en sus recuerdos cuando el sonido del interpone interrumpió sus intenciones.
- Dime Mario.
- Señorita va subiendo una de sus amigas.
- ¿Cual de ellas?
- Disculpe señorita Paula, no la ubico por su nombre, ¿hay algún problema en que le permitiera pasar? Tengo entendido que esa es la indicación.
- No hay ningún problema Mario, Gracias.
En realidad no había problema alguno, era normal que las chicas llegaran sin previo aviso, simplemente se sintió contrariada, había llegado al punto de buscar esos momentos en los que podía abandonarse a la tortura de revivir cada instante que pasó con Zoe y ahora mismo la inesperada visita estaba truncando ese ritual.
Suspiró antes de abrir la puerta, se sacudió el desgano y dibujo una sonrisa que fue suplida por una mueca extraña ante la persona que se encontró detrás de ésta.
- Disculpa el atreverme a venir así, sin avisar, sin preguntar si podía – expuso Claudia después de varios segundos de un tenso silencio – pero temí que de hacerlo no me dieras la oportunidad… sé que… ¿podría pasar? ¿podemos hablar? – su voz sonó casi a suplica.
- Pasa - Paula señalo el interior con un ademán.
- Esto es mucho mas difícil de lo que imaginé –hablo Claudia después de otro largo silencio ya sentadas una frente a la otra en el living- Tengo muchos meses repasando en mi cabeza… viviendo en mi mente este momento, buscando las palabras correctas, las que expresaran lo que siento, lo que necesito que sepas… Tú mirada… no me lo estas poniendo nada fácil.
- ¿Por qué tendría que hacerlo? – cuestiono Paula con una tonalidad suave y firme, aun cuando tuvo que hacer acopio de toda su fortaleza para sonar así.
- Tienes razón, no tienes porque, ni siquiera merezco que me escuches… - su voz se volvió un murmullo.
- Pero yo si me lo merezco, saber que tienes que decir, escuchar que tienes que decir; no lo esperaba, pero aquí estas – señalo con un ademan, se cruzo de piernas y la miro fijamente, Claudia prosiguió añadiendo un ligero temblor a la voz.
- Estos meses han sido un infierno Paula… Desde que te conocí mi vida ha fluctuado entre el cielo y el infierno; no estaba en mis planes enamorarme, ni siquiera me di cuenta de como paso, pero paso, me resistí, de verdad que intente con todas mis fuerzas evadirlo, huir, negármelo, pero me enamore, estaba tan enfrascada en mi lucha contra ese sentimiento que no me importo lastimar y herir. – Lagrimas silenciosas escaparon bañándole el rostro-.
- ¿Un infierno para ti Claudia? ¿acaso no pudiste decirme?, Sé que lo que teníamos no era propiamente una relación, pero sabías lo que yo sentía por ti, ¿no merecía al menos que me dijeras que te habías enamorado y ya no me verías más?
- ¡No entiendes!…
- Entiendo muy bien, te enamoraste, el amor no es algo que uno pueda controlar, no se elige a quien amar lo sé muy bien, pero si puedes elegir ser honesta, respetar los sentimientos de los demás, sobre todo cuando el objeto de estos es uno mismo. Si te enamoraste tanto que decidiste unir tu vida a una mujer, ¡¿no merecía yo al menos una explicación?! ¡saberlo por ti, de ti!
- ¡No! ¡no entiendes!...¡yo no me fui a vivir con la mujer de la que me enamoré! eso fue parte de mi negación – Paula se puso de pie llena de confusión- y no podía hablarlo contigo, no podía decirte a la cara que me iba vivir con Susana.
- ¡En realidad tienes razón!, como podía yo exigirte un respeto que ni yo tenia por mi.
- ¡No es eso lo que estoy diciendo!…
- ¡Como esperar que valoraras mis sentimientos si yo no daba un centavo por ellos!
- ¡No era así! ¡no es así! ¡no podía enfrentarte! ¡a ti no podía mentirte mirándote a la cara! … No me hubiera alcanzado la fuerza, el coraje para hacerlo –su voz volvió a adquirir una tonalidad queda- una vez contigo todo el valor, la voluntad, la decisión se me desmoronaba.
- ¡Por Dios Claudia! ¿de que hablas?
- ¡Te estoy diciendo que me enamore de ti!...¡Estoy tratando de decirte que te ame casi desde que te conocí!… te amo Paula.
Paula aspiro aire profundamente y exhalo pausadamente, buscando controlar la rabia que la estaba invadiendo en ese momento.
- Será mejor que te marches ya.
- No, estoy decidida a que me escuches.
- Y yo a no escucharte más –acoto tranquilamente, casi con desgano.
- Te amo Paula, necesito que lo sepas, necesito que lo creas.
- ¡Necesito! ¡necesito! ¡necesito! eres tan egoísta, tan egocéntrica, ¡Tú quieres, tú decides, tú necesitas! ¡tú! ¡tú! ¡tú! respetaba de ti que no me mentiste, no hubo promesas falsas, fuiste cruel e insensible pero por lo menos honesta. – le grito perdiendo la calma completamente.
- No fui honesta, lo estoy siendo ahora.
- Okey – Paula sonrió con ironía- me amas, me amaste desde el inicio y me heriste, ¿Por qué? ¿solo porque en tus planes no estaba enamorarte?
- No, por mas duro que sea, y aunque no lo creas he venido decidida a no mentirte… Fue mi vanidad, no quería aceptar que…. – las palabras se atoraron en su garganta.
- Que sentías algo por una mujer fea, te avergonzabas ante la sola idea de que te relacionaran conmigo.
- ¡no!
- ¿No? – sonrió con sarcasmo.
- No eras fea.
- Pero te avergonzabas – Claudia no pudo refutar esta afirmación.
- Te amo Paula.
- Supongamos que te creo ¿de que sirve ahora?
- Una oportunidad, dame una oportunidad.
- ¿Una oportunidad de que? ¿una oportunidad para que?
- De demostrarte que soy digna de tu amor, para estar juntas.
- Ya no hay amor Claudia… ahora de verdad será mejor que te vayas.
Ese primer encuentro con Claudia fue la entrada al laberinto de emociones en el que se encontraba perdida ahora; fuerte, dueña de sí, segura, pero total y completamente perdida en esta confusión, en el instante que estuvo frente a Claudia reconoció que seguía sintiendo algo por ella, le mintió aquella noche, pero no se engañó a sí misma, por un instante pensó que sus sentimientos hacia Zoe menguarían, eso fue lo único que le produjo cierto alivio al descubrir que todavía sentía algo por Claudia, pero el paso de los días, semanas, meses, no trajeron olvido, seguía extrañado a Zoe, añorando todo de ella, soñando con sus caricias, sus labios, su voz, sintiendo que la amaba y la odiaba por amarla, la odiaba por haberla convertido en este ser frívolo capaz de amar a dos personas a la vez, pero sobre todo la odiaba porque no podía tenerla.
- Quizá si te dieras una oportunidad con Claudia – sugirió Rodrigo sacándola de sus pensamientos – la chava ha demostrado aguante cañón.¡No me mires como si te hubiera insultado!
- ¡Es que es casi un insulto Ro!
- Dale chance Pau, la chava te quiere de verdad, sí se equivocó, pero todos la regamos y tenemos derecho a intentarlo de nuevo, sobre todo porque tú también la quieres.
- Yo no sé que siento.
- Yo si.
- ¡Ilumíname Maestro! – Exclamo con fingida ceremonia.
- Estas enamorada hasta las cachas de una chava que puede que este a un chingo de kilómetros de aquí o a la vuelta de la esquina, vete a saber; definitivamente no tienes modo de encontrarla, según tú ella no siente nada por ti y no hay manera de que pase algo entre ustedes, y esta ésta otra chavita que se muere por ti y también te mueve el tapete.
- O sea, ¿inicio una relación con Claudia sin importar que según tú estoy enamorada de Zoe?
- Zoe no esta y no va a estar ¿o si?
- No, no estará nunca más.
No pasó mucho tiempo para volverse a encontrar con Claudia, esto resultaría muy difícil de evitar teniendo en común el mismo grupo de amigas. Inicialmente Paula reacciono ignorando su presencia; pero la persistencia de ésta empezó a dar frutos poco a poco, y ahora tenia hacia ella un trato casi amigable, en principio Daniela se mostro reticente ante esta nueva relación, pero al ver como Paula se dejaba cortejar por otras chicas, liándose con alguna que otra sin importar que estuviera Claudia o no, dejo de manifestar preocupación; sin embargo si hubiera podido ver el interior de su amiga no se habría tranquilizado.
No pocas veces Paula se recrimino a sí misma el placer malsano que le producía la expresión de Claudia ante sus flirteos o ligues, estaba consciente de que esa deliciosa sensación era venenosa para si misma, pero no podía evitarla ni tampoco podía clasificarla, después de algunas semanas acepto para sí que Claudia era honesta con respecto a sus sentimientos, pero todavía seguía sin definir que sentía ella, la deseaba, se regodeaba viéndola celosa, sufriendo por verla con otras mujeres, pero todo esto podíaser derivado de la necesidad humana consciente o inconsciente de venganza; después de todo ella soporto infinidad de veces esa misma situación. Pero a parte del remordimiento que acompañaba a ese deleite también se sentía conmovida, al ver el dolor y la tristeza reflejada en el rostro de Claudia, no pocas veces tuvo que reprimir el impulso de abrazarla y decirle que todavía sentía algo por ella.
La situación dio un giro tan radical que Aura, Leticia y Martha cambiaron su actitud hacia Claudia intentando darle el cobijo que en su momento le brindaron a Paula; Leticia incluso abogaba constantemente en su favor con Paula –Realmente te ama, y tú la amaste tanto ¿de verdad no podrías darle una oportunidad de acercarse a ti de otra manera? ¿Darle chance de reconquistarte? ¿De plano no? – era uno de sus tantos argumentos .
Daniela sin embargo tenia sus propias ideas y conclusiones al respecto, claro que a diferencia del resto Dani era la única de sus amigas que tenia un panorama muy claro y amplio. La primera noche en casa, después de que se despidieron del resto, Daniela la abordo tal cual era su costumbre de manera frontal y directa – Okey MyLove ¿me vas a contar donde has estado? Y lo mas importante ¿Quién es ella? – por un instante pensó en evadir respuestas y explicaciones, hacerse la desentendida y no decir nada, conocía a Dani y estaba completamente segura de que no la forzaría a compartir nada que ella no quisiera y respetaría ese hecho, pero de inmediato agradeció que su amiga la conociera tanto como para percatarse de que había una “ella”. Quizá si no la hubiera cuestionado tan directamente no hubiera abordado el tema, no por falta de confianza, es que no sabia como, aun ahora no encontraba la manera, pero verdaderamente necesitaba darle salida a la represa de emociones contenidas durante tantas semanas .
- Se te nota nena – un día te dije que encontrarías el amor y que este echaría las puertas abajo si no le abrías.
- Yo ya no sé que siento por Claudia…
- No me refiero a Claudia MyLove, te pregunto por la chica que te hace brillar de esa manera solo con pensar en ella, por la que te dejó esa expresión de tristeza resplandeciente en la mirada, ese algo que no alcanzo a definir y que me esta haciendo ver y decir un montón de cursilerías… ¿Quién es? ¿Dónde la has conocido? ¿donde la dejaste?
- No se ni por donde empezar.
- Por responder a cada una de mis preguntas, de ahí yo te ayudo, porque seguramente te machacare con más.
- Es alguien irreal, una fantasía…Se llama Zoe; mi tía me hablo de ella en el peor momento de mi vida y la vi como vería un tablón alguien a punto de ahogarse, sin muchas expectativas fui hasta Oaxaca y desde el primer momento fue… ni siquiera se expresarlo con palabras Dani, no puedo explicar lo que me hacia sentir, el tiempo que pasé a su lado fue indescriptible, maravilloso, pero las fantasías se esfuman en la nada y Zoe se desvaneció – la expresión de Daniela fue una mezcla de confusión, sorpresa y curiosidad.
- Todo eso suena muy poético y así, pero me perdí Nena, no entendí nada, así que barájamela despacito y con detalles, porque ahora estoy más ansiosa por saberlo todo.
- La primera vez que me hablaron de ella me dijeron que era una sueño hecho realidad, y fue mucho mas que eso, se volvió tangible, vívida, se me metió debajo de la piel y me guio hacia afuera, descubriéndome a una Paula que yo tenía muy escondida. Estuve viviendo un sueño pero no me di cuenta de que no era real hasta que… te contare todo, necesito decirlo a detalle, revivirlo… a ver si así logro entender que me esta ocurriendo.
Primero hablo de la Especialista y poco a poco ésta le dio paso a Zoe, Paula fue haciendo un recuento tan detallado que se sorprendió al descubrir lo fresco de sus recuerdos, fue capaz de revelarlos sin obviar nada, ni los detalles más íntimos, reviviéndolos con intensidad, narrándolos y sumergiéndose a la vez en ellos.
- Fue tan difícil desprenderme de ella, tan difícil no salir corriendo de vuelta… y… y desde ese día siento que me ahogo, que me falta algo, es extraño porque nunca me sentí tan fuerte y segura de mi, pero me siento tan incompleta, no puedo dejar de pensar en ella Dani, me siento molesta conmigo y también con ella, estoy enojada con Zoe y es absurdo lo sé...
- No es absurdo mylove, te enamoraste, ella también y te encabrona no poder asumirlo.
- ¡No! … es decir quizá yo si traspasé una línea que no debía, pero Zoe es una profesional y actúo como tal.
- Pues yo creo que se enamoro de ti.
- Creo que es fácil confundirse, es tan buena en lo que hace que…
- Precisamente porque debe ser muy buena en lo que hace debe saber exactamente como evitar que sus clientes terminen enamoradas de ella. No, yo creo que lo tuyo se le salió de control, ¿A tú tía no le paso?
- No sé si en un principio experimento lo mismo que yo, en aquel momento yo solo me deje llevar sin preguntar nada, pero es evidente que si algo sintió ya se le pasó, está felizmente enamorada.
- ¿tu tía?, ¿en serio? ¿de quien, como, donde?, no, olvídalo, luego me cuentas eso, volvamos a lo importante. ¿tú asumes que te enamoraste?
- Sí, no… es que no lo sé Dani, a veces creo que estoy confundida, que es normal que sienta algo muy especial por ella después de todo lo que hizo por mí, que es lógico que este tan apegada emocionalmente a la primera persona que me hizo sentir especial, atractiva… y es que de verdad me sentía deseada… incluso cuando me dejaba llevar por las sensaciones… – no se atrevía a exteriorizarlo, se permitió pensarlo hacia tan poco tiempo, emanado de los momentos en que se hundía en evocar.
- ¿sentías que te amaba?
- A veces se tornaba tan genuino.
- Porque se enamoró de ti mylove.
- No, estoy segura de que no es así.
- Yo intuyo que si, y mi intuición no me ha fallado nunca.
- Esta vez si Dani.
Cómo le hubiera gustado creer que Zoe estaba experimentando lo mismo que ella, que la pensara constantemente y añorara el tiempo que pasaron juntas por lo menos la mitad de lo que ella lo hacia.
- Tienes razón Ro, Zoe no volverá a estar, pero Claudia...
- Por lo menos date el chance de sentir, no te reprimas… mejor cambiemos de tema porque terminaras asesinándome con esa mirada, ¿sales esta noche?
- Si, quede con las chavas en el Yan, ¿Tú tienes planes? ¿Por qué no te animas a venir?
- Ir a un lugar lleno de mujeres que apenas y me darán la hora, mmmm tentador, pero tengo plan.
- ¿Por fin saldrás con Liliana?
- Pues con ella y con un grupo de amigos, esta chava se me esta poniendo difícil.
- Mira, cada vez me cae mejor, lista la niña.
- Tú deberías ponerte lista… Hazme caso Weee, inténtalo hoy, déjate llevar por lo que sientas, solo hoy a ver que pasa.
- Pides demasiado Ro, pero lo intentare.
- Sale, me cuentas.
En el trayecto a casa pensó que quizá Rodrigo tenía razón y el camino a la cordura estaba en volver a dejarse llevar por lo que sentía sin analizar, -¿Cómo antes?- No, como antes no, ahora se sentía diferente, ella era distinta, tenia la capacidad de encontrar el justo equilibrio para su vida. ¿De verdad? ¿Y si por lo menos lo intentaba?
- ¡Vienes pa matar Nena! – Grito Martha al ver a Paula.
- Gracias amiga, ¿vas llegando también?
- Nop Salí a contestar mi cel, ya están todas, menos Dani que desde que anda con noviecita la perdimos.
- Ya se, dímelo a mí, casi no la veo y eso que vivimos juntas, le pego duro el amor.
Todas estaban de pie junto a la barra, Paula saludo a cada una con calidez incluyendo a Claudia.
- Que te pongo linda – cuestiono la chica tras la barra.
- Una negra porfa Kari.
- Sale preciosa – señalo poniéndole encima de la barra la cerveza.
Aura y Leticia partieron rumbo a la pista y Martha mirándolas con picardía les dijo
- No Digan que les conté pero Aura le va a pedir a Lety….
- ¡¿Casarse?! -Exclamaron al unísono Paula y Claudia.
- ¡aja!
- ¡órale! “esta padre no”, les va súper juntas –apuntó Claudia.
- Si la neta sí…. Ahí viene tú güerita Pau – se interrumpió Martha señalando a una
Chica rubia con la que Paula había tenido encuentros previos- como que ya van varios encuentros “casuales” ¿no? Será…
- Carolina ¿Qué tal? – saludo Paula sonriente.
- Feliz de encontrarte aquí¿Bailamos?
Paula se dejo llevar, al volverse hacia Claudia y Martha para decirles que regresaba observo sus expresiones, la de Martha oscilaba entre la curiosidad y compunción, la de Claudia de dolor. Carolina se hizo de su cintura una vez en la pista, atrayéndola hasta quedar muy pegadas, los movimientos se tornaron poco a poco sugerentes, seductores, Carolina la acariciaba con suavidad y Paula se dejaba hacer; como siempre que estaba en esa situación estaba al pendiente de las reacciones de Claudia, el sufrimiento de ésta se le volvió casi una adicción que le proporcionaba una sensación de malestar salpicada con un ligero toque de placer, pero en este momento solo podía advertir el dolor que se dibujaba en su rostro, sintió la necesitad de parar aquello pero en vez de eso dejo que su acompañante se hiciera de sus labios y correspondió mecánicamente el beso, no deseaba prolongarlo y se separo con delicadeza, en ese momento vio a Claudia caminado entre la gente hacia la salida y con un “lo siento” dejó a Carolina en la pista y salió corriendo tras Claudia, no la vio en la entrada del local, observando logro ubicarla caminando con lentitud en uno de los laterales, corrió hacia ella.
- ¡Espera por favor! - Claudia se detuvo, pero no se volvió, tenia la cabeza gacha, Paula se coloco frente a ella- Lo siento… Yo no… - balbuceaba Paula, Claudia levanto el rostro pero seguía sin mirarla, sus ojos estaban anegados, Paula le acaricio el rostro y acercándose lentamente hacia ella la beso.
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- ¿Me quieres decir que no has ido a buscarla? Eres desesperante Boss.
- Antes de buscarla tengo que saber algunas cosas.
- ¿Qué cosas?
- No me puedo presentar así nada mas Adriana, no es justo llegar y soltarle que estoy enamorada de ella.
- Pero si eso es lo que viniste a hacer.
- Si, si, pero no así nada mas, tengo que tomar en cuenta muchas cosas, en estos meses ella ha continuado con su vida y yo no quiero que se sienta comprometida a nada o que se sienta mal o incomoda con mis sentimientos.
- Pero porque tendría que sentirse de ese modo jefa, saber que la amas no le puede hacer ningún daño, todo lo contrario, en el remoto caso de que no corresponda a tus sentimientos, mínimo se sentirá halagada.
- Paula es muy sensible, noble y está muy agradecida conmigo, siente que me debe mucho, yo no puedo ponerla en una situación conflictuada solo por mis sentimientos. Si ella esta con alguien no quiero interponerme.
- Otra vez decidiendo por ella, pensando por ella.
- No Adri, no; pensando en ella, lo que más quiero para Paula es que sea feliz.
- Tú la puedes hacer feliz; pero ya no te discutiré mas, en todo caso dime que vamos a hacer, si me has hecho venir es porque tienes un plan.
- Plan no… más bien necesito a mi amiga a mi lado, tengo miedo Adri, terror de lo que encuentre, de lo que sentiré y sobre todo de no tener el valor de hacer lo que debo. – Adriana abrazo a Zoe, nunca antes la vio vulnerable.
- Okey Boss, dime por donde empezamos, ¿tienes alguna idea?
- Si, esta noche… esta noche iremos y me encontrare con ella.
Las distintas sensaciones provocadas por las emociones acumuladas ya eran indescriptibles, el corazón le latía tan de prisa como si estuviera corriendo una maratón, el estomago le bailoteaba como si estuviera en una montaña rusa y todo su cuerpo temblaba, no había pasado un segundo sin que la pensara, sin extrañarla, y ahora ante la cercanía todo se había vuelto contradicción, por un lado el ansia, por el otro el temor.
Una vez en la entrada del sitio en donde estaba Paula, se sintió desfallecer, Adriana la impulsó para que entraran porque sus piernas parecían no obedecerla, una vez dentro Adriana la guio hacia la barra, no se atrevía a buscarla, deseaba tanto volver a verla pero tenía tanto miedo. Nunca antes se sintió tan desvalida, tan fuera de control de si misma y de sus actos, Adriana le puso una cerveza delante y automáticamente levanto la mirada, entonces sintió que la sangre se le iba de la cabeza a los pies y fue como si alguien la hubiera golpeado, se quedo estática por varios segundos, tras un leve suspiro dejo la botella de cerveza en la barra.
- Vámonos – dijo haciendo el ademan de encaminarse hacia la salida.
- ¿Qué pasa Zoe?
- No pasa nada, marchémonos ya por favor.
- No, le has visto ¿cierto?, ¿Dónde esta? – Zoe volvió a suspirar y miró de soslayo hacia la pista en dirección a dos mujeres que se besaban con intensidad- e…es ella, ¡por Dios!, está muy cambiada Zoe…
- Vámonos ya Adriana – insistió esta vez caminando, pero Adriana la tomo de la mano impidiéndole que avanzara.
- No, no Zoe, me dijiste que necesitabas de tú amiga esta noche, y como tu mejor amiga no te dejare irte sin hacer nada, el amor que sientes por esa mujer se merece al menos que hagas algo, y lo vamos a hacer.
- No hay nada que hacer, no voy a interponerme, se la ve tan feliz.
- Eres toda una profesional jefa, pero de amor no entiendes nada – de la mano con firmeza la guio hasta la pista.
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No es que estuviera mal, no, incluso podía decirse que a momentos lo pasaba bien, todo en su vida parecía haber encajado justo en su sitio, vista desde fuera podría clasificarse de idílica, lo tenía todo: éxito profesional, amistades, familia, su tía por fin se había establecido en la ciudad con Ángela, incluso su padre se estaba haciendo presente con bastante frecuencia, todo lo que la rodeaba parecía dicha, Dani con Irene – su novia- estaban hablando ya de vivir juntas, Martha feliz de la vida apoyando en los preparativos de la boda a Aura y Leticia, y Claudia no podía ser mejor novia, demostrándole siempre que la amaba, con ternura pero sobre todo con paciencia. Y es que las cosas desde adentro no podían ser mas diferentes, Paula lo intentaba, con todas sus fuerzas trataba de sentirse como antaño, desear a Claudia como antes, amarla de la misma manera, pero no podía evitar el recuerdo constante de Zoe, la añoranza se había adueñado de ella con más ímpetu. Y es que en todas las ocasiones en que las cosas se encaminaron a tener intimidad, no eran las manos de Claudia las que la acariciaban, no eran sus labios los que la recorrían buscando la excitación de su cuerpo, en esos instantes Zoe se apropiaba de su mente con tanta intensidad que casi podía sentir su aliento sobre su piel, pero cada vez que se abandonaba a esa sensación en los brazos de su novia le llegaba la culpa, el remordimiento y el acto siempre quedaba inconcluso, Claudia se mostraba comprensiva, afirmándole que no la presionaría, asegurándole que la entendía, culpándose a si misma por esto, diciéndole que le daría tiempo y todo esto la hacia sentirse aun peor, porque se sentía incapaz de sincerarse con ella, no quería lastimarla mas, sabia que cada vez que interrumpía la entrega lo hacia, pero decirle que no podía hacer el amor porque no era con ella con quien deseaba estar, que en cada uno de esos momentos estaba alguien ahí entre las dos sería demasiado cruel.
Aquella noche, después de besarla, quiso decirle tantas cosas, pero Claudia no la dejo porque ésta solo quería volver a besarla y tocarla una y otra vez, sentirla asegurándose con esto de que era real y que la vida le estaba dando de nuevo la oportunidad tan deseada, le pidió que dejaran todo atrás, intentarían empezar sin lastres, pero no pudo ser así, Paula estaba con ella pero la sentía ajena, lejana, distante. Inicialmente Claudia pensó que esto era producto de lo vivido antes y que se esforzaría para que Paula confiara y se entregara como antes; pero se hizo cada vez más evidente que no tenia nada que ver con aquello, había alguien entre ellas, alguien importante que se había adueñado de los pensamientos y el corazón de su novia, decidió que le daría una pelea a muerte a quien fuera, no estaba dispuesta a perderla.
- ¿Te ha hablado de ella? Es decir… ha mencionado algo.
- No, lo intentó, pero en ese momento yo no imagine que de eso quería hablarme, ahora sé que… es mejor así Martha, vamos de a poco, que derecho tengo yo a reprocharle nada.
- Es que no se trata de eso Claudia, no es cuestión de reproches, pero estar con alguien que esta enamorada de otra persona.
- Yo no he dicho que esta enamorada de otra persona – Martha la miro inquisitiva – bueno es evidente que hubo alguien en el tiempo que estuvo lejos y que no fue… -suspiro- creo que tuvo importancia, demasiada.
- ¿Importancia nada más?
- No lo se Martha, o no quiero saberlo, muero de los celos, me cuesta mucho controlarlo, pero no estoy dispuesta a perderla, no después de sentir que la recupere. Paula es todo para mí.
- El amor de verdad no es egoísta.
- No estoy siendo egoísta, yo simplemente estoy luchando por reconquistarla por completo, a momentos la siento mía de nuevo, pero luego es como si estuviera a miles de kilómetros aun teniéndola en mis brazos y me desespero porque no se con quien estoy librando esta pelea.
- Pregúntale, háblalo con ella, el que lo hagas no implica que terminen.
- Me aterra la respuesta, me muero del miedo de escuchar que ama a alguien mas, no quiero perderla, no estoy dispuesta a ello.
- Si la amas de verdad quizá te toque hacerlo Claudia, ayudarla a encontrar el camino hacia su felicidad.
- Su felicidad está conmigo.
El regreso de Paula con Claudia supuso poner fin a su confusión hasta cierto punto, quedo claro para ella que ya no la amaba, lo que sentía por ella era una intensa atracción, pero seguía sin comprender que le pasaba con Zoe, no podía explicarse porque después de tanto tiempo no podía sacársela de adentro, ¿si pasó con Claudia porque con Zoe no sucedía?, el sentimiento crecía en lugar de disminuir, lo mismo que el dolor de su ausencia, se aferraba a Claudia e intentaba con todas sus fuerzas volver a sentirla como antes, cualquiera que las viera a distancia daría por hecho que estaba locamente enamorada de su novia y feliz con ella, pero su tormento era cada vez mas intenso, nunca pensó volver a sentirse así, tan perdida, tan vacía, tan infeliz, tan incompleta.
Solo dos personas se percataron de su verdadero estado emocional, Daniela que era la única que sabia de su lucha interior y su tía, la primera le aconsejaba que lo hablara con Consuelo – quizá ella sabrá aconsejarte, de algún modo paso por lo mismo- le decía, pero era precisamente esto lo que la frenaba, fue por eso que esquivo una y otra vez los intentos que hizo su tía para saber que pasaba con ella, hasta que una tarde no pudo más y fue en su busca.
- Hola tía… ¿y Ángela?
- Salió, le pedí que lo hiciera, cuando llamaste pensé que sería mejor que estuviéramos solas.
- Gracias por eso Tía porque tengo… Quiero contarte lo que me sucede.
- Llevo meses esperando que lo hagas cariño, ven sentémonos ¿quieres tomar algo?
- Si… una cerveza por favor.
- Ya te la traigo – mientras Consuelo volvía Paula se hacia en la cabeza de una frase que le ayudara a iniciar lo que tenia que narrar – aquí tienes.
- Gracias tía- dijo tomando la botella-… no sé por donde empezar.
- Por el principio hija, siempre es mas fácil.
- Es que no se donde inicio esto.
- ¿Cuándo empezaste a sentirte así? Y es que has ido de menos a más, noté que había algo desde que te vi en Chile, durante nuestro viaje por Europa se hizo más evidente, pero a mi regreso a México te sentí peor y te veo cada vez más extraviada.
- Es que de la añoranza pase a la desesperación y ahora siento que me ahogo, me siento terriblemente vacía. Me enamore tía, amo con locura a una mujer que no existe, con la que no hay posibilidad alguna o creo que eso siento, temo preguntarte, he querido hacerlo desde que regrese, pero temo tanto a la respuesta, sin embargo ya no puedo mas, necesito saber, entender... encontrar…¿te sentiste enamorada de la especialista en algún momento? –espetó de repente.
- ¿te enamoraste de la especialista? – cuestiono Consuelo con expresión de sorpresa- olvida que pregunte eso; no mi amor, no me sentí nunca así, es decir si me sentía muy atraída, todo en ella me gustaba, se me volvió realidad una ilusión. Cuando concluimos me sentía feliz, libre, llena, y me despedí con deseos de salir a comerme el mundo. Hasta la fecha me siento muy agradecida por lo que hizo por mí.
- Yo me despedí de ella sintiendo que me rompía en dos pedazos y uno se lo quedo, pasé horas esforzándome para no regresar, me fui llena de sensaciones contradictorias, pensé que con el tiempo se me pasaría, pero con el paso de los meses su ausencia me pesa cada vez mas, la extraño a morir, no hay minuto del día que no la piense y no sé que hacer para olvidarla, para dejar de sentir lo que siento.
- Te llego el amor por primera vez Paula, o por lo menos ese amor que es único, el que no olvidas jamás.
- Ya estuve enamorada, pensé que moriría a causa de ese amor, pero logre superarlo, lo creía imposible pero paso y ahora por mas que me esfuerzo en ello no pasa, tía se supone que esto no tenía que suceder, yo iba a buscar alivio y ahora creo que estoy mas torturada que antes porque me siento impotente.
- El amor no es algo que se pueda controlar cariño, tú no escoges a quien amar, el amor elige por ti, es caprichoso, a veces cruel e imposible, pero tampoco se trata de que tu vida se acabó, quizá no la olvides nunca, pero volverás a amar, no igual claro, cada amor es distinto y siempre en al vida hay uno que es especialmente único, soy un buen ejemplo de ello; amo a Ángela, pero en mi corazón siempre estará… ella –la mirada de consuelo se humedeció- llevo casi treinta años amándola, ni siquiera soy capaz de pronunciar su nombre de lo mucho que duele, pero es alguien que ya no esta, no hay posibilidad alguna de que vuelva a estar.
- Entonces estoy condenada a vivir así.
- No te condenes a ti misma, vive, date la oportunidad de amar a alguien más ¿Qué pasa con Claudia?
- Me siento bien con ella, creo que puedo volver sentir amor por ella, deseo que eso suceda, pero…
- Inténtalo, pero inténtalo de verdad, porque la otra opción seria que buscaras a… como sea que se llame, pero imagino que no tienes ni por donde empezar.
- Me dio su nombre real… y me dijo donde vive.
- ¡¿te dio su dirección?!
- No, solo me dijo que vive en Nueva York.
- Has considerado la posibilidad de que ella sintiera lo mismo que tú.
- Muchas veces he querido pensar que así era, pero no tía, cuando se esta enamorada es muy fácil auto engañarse, es una profesional… ella siempre se comporto así.
- Volvemos a lo mismo Paula, el amor es incontrolable, es muy extraño que te haya dado datos personales, es un indicativo de que ella también experimentó sentimientos por ti.
- ¿Y si así fue porque no decirme nada? Para ella debió ser muy evidente lo que yo sentía.
- ¿Qué te hace estar tan segura de ello? Que tal si no te dijo nada precisamente porque no se percató de tus sentimientos, o por ética profesional.
- Hay tía, especular sobre eso no me ayuda en nada, me confunde mas.
- Lamento profundamente no serte útil, quisiera poder decirte algo que de verdad te ayudara.
- Has sido de mucha ayuda, tener claro que estoy enamorada es un paso que no me había atrevido a dar hasta ahora, si algo aprendí de Zoe es que para superar las cosas hay que asumirlas como son.
- ¿Zoe es su nombre?
- Si, Zoe – sonrió al decirlo.
- Es un lindo nombre.
No es que antes no lo tuviera claro, no lo quería asumir y ahora que por fin lo había hecho, no significo un alivio, ni un desgaste del sentimiento, ahora libre al fin amaba a Zoe más intensamente, casi con violencia, porque estaba furiosa por amarla, decidió combatir con todas sus fuerzas este amor, se entregaría por completo a su relación con Claudia, sin reparos esta vez.
Estaban todas por primera vez en semanas, la dicha se podía respirar en el ambiente, tanto que casi la contagiaba, esta salida tenia por objeto festejar la despedida a la soltería de Aura y Lety, Dani les acababa de anunciar a todas las demás – Paula ya lo sabía- que Irene y ella habían alquilado un departamento y se irían a vivir juntas a mediados de la semana entrante, todas hablaban entusiasmadas.
- ¿Cómo te sientes con la mudanza de Dani nena?
- Triste por mí, la voy a extrañar horrores, pero feliz por ella – contesto Paula Sonriente a su novia- me acostumbre a su presencia y sabes que la adoro, pero mírala, ¿la habías visto alguna vez así de dichosa?
- Si se ve muy feliz, pero te quedaras solita.
- Te tengo a ti – le dio un pico.
- ¿te gustaría que viviéramos juntas?... bueno no ahora mismo, es decir…
- Si – afirmo Paula interrumpiéndola- yo creo Claudia que este puede ser un buen momento para dar ese paso.
- ¿de verdad? – pregunto con emoción.
- Si pero lo anunciaremos luego ¿va?
- Bueno, vamos a bailar, porque estoy tan emocionada que se me va a salir decirlo.
Se estaba dejando llevar, el esfuerzo no estaba resultando vano, seguía pensando en Zoe, sintiéndola, pero su recuerdo ya no la torturaba, había logrado por fin una relación sexual con su novia y estaba dispuesta a seguir en ese camino, amando por siempre a un espejismo, pero viviendo.
Mientras bailaba, se le vino a la mente que una de las pocas cosas que no hizo con Zoe fue bailar, sintió una inflamación en el pecho, se abrazó con fuerza a Claudia y busco su boca, se aferro a ella con desesperación y ésta le correspondió con la misma fuerza, después de un largo rato se separaron y continuaron moviéndose al ritmo atronador de la música, de repente sus tobillos trastabillaron al recibir un empujón mas fuerte de lo normal, al darse vuelta vio de frente a una chica con cara de angustia.
-¡Perdón, perdón, discúlpame por favor, no fue intencional, ¡que torpe soy! – exclamaba evidentemente avergonzada; sin embargo todo alrededor desapareció, fue como irse en segundos a otra dimensión, cuando descubrió detrás de la chica que se deshacía en disculpas, mirándola de frente, a Zoe; a pesar de su incapacidad de moverse, de hablar o reaccionar, esa mirada la envolvió como antaño.
- Hola Paula ¿Cómo estas? – Zoe se acercó a besarla en la mejilla haciendo un esfuerzo para actuar con naturalidad.
-Zoe, hola, ¿estas trabajando?, lo siento, no debí preguntar… lo siento.
- No, no esta de trabajo, estamos de vacaciones- intervino Adriana sonriente.
-¿Juntas? ¿De vacaciones juntas? – cuestiono Paula impulsivamente.
- si juntas claro, ¿pero ustedes se conocen? Que chiquito es el mundo ¿verdad?
-Paula ella es Adriana, Adriana ella es Paula.
Un gusto conocerte.
Ehhh, ahhh sí, mucho gusto.
Yo soy Claudia, Novia de Paula, mucho gusto.
Que tal – respondió Zoe al saludo al tiempo que pensaba ¿Claudia? Y no se trata de cualquiera, su novia es precisamente Claudia.
El gusto es nuestro, Claudia – señalo Adriana chispeante- Que bien encontrarse con amigas, siempre es más divertido estar en grupo.
Adriana no seas imprudente – Zoe estaba sintiendo que el mundo se abría bajo sus pies, sentía tanta rabia en esos momentos que por primera vez en su vida hubiera sido capaz de golpear a alguien.
¿imprudente porque?, solo estoy intentando socializar, hacer amigas, quizá un día ellas vayan y nos visiten en Nueva York.
Claro que no eres imprudente, nos encantaría que nos acompañaran, estamos con un grupo de amigas ¿vamos? – manifestó Claudia sin mucha convicción.
Pero Adriana reacciono a esta invitación como si se tratara de una súplica, se encaminaron rumbo a donde estaban todas, Paula seguía sin poder articular palabra y Zoe estaba concentrada en evitar la explosión de la bomba que sentía dentro de ella. Una vez que llegaron a la mesa y procedieron a presentar a las recién llegadas como amigas de Paula, todas las recibieron amistosamente, Martha incluso con evidente entusiasmo las invito a sentarse a su lado, pero para Claudia no paso inadvertida la reacción de Daniela al escuchar el nombre de Zoe, la mirada y la sonrisa que le dirigió al saludarla le hizo evidente que sabia de quien se trataba, que Paula le había hablado de esa chica y esas platicas habían sido muy relevantes, la alerta que se encendió en su mente al instante de verlas reconocerse momentos antes acababa de ser sustentada por el gesto que Daniela le hizo a Paula; su rival acababa de adquirir cuerpo y rostro, había dejado de ser un fantasma y la realidad le dimensiono lo peligrosa que era su contrincante, se trataba de una mujer de mundo, bella e interesante, con una seguridad en si misma fuera de lo común porque nada tenia que ver con vanidad; pero lo peor de todo no era el hecho de lo atractiva que fuese, la actitud de Paula la puso a temblar.
Zoe se encontró inmersa en el mundo de Paula sin preámbulos y sin saber cómo; una de sus amigas, Daniela, fue muy cálida con ella, el resto se comporto de manera que iba de la cordialidad a la curiosidad, pero fue obvio que para Claudia su presencia no resulto grata en absoluto – ¿será tan evidente para ti que estoy enamorada de tu novia? – analizó mentalmente al observar la mirada inquisitiva y expresión seria con que la observaba esta mujer. Paula sin embargo apenas podía sostenerle la mirada, parecía presa de una timidez agobiante, le recordó tanto a la chica con la que se encontró al pie de la playa, se negó a privarse del placer tan anhelado de llenarse de su imagen. Para paula la reminiscencia fue casi exacta, por lo menos en cuanto a las sensaciones que Zoe le provocaba, su sola presencia era capaz de envolverla de una manera única, que la llenaba de calma, de tranquilidad, de calidez, así se encontrara en medio de esta tormenta, hubiera querido mirarla hasta cansarse, pero Claudia la abrazaba con fuerza haciéndola recordar que su realidad y su vida estaban ahí y que Zoe no estaba ahí por ella, se trató solo de un encuentro casual, -¿Por qué ahora?- se preguntaba, era como si el destino se empeñara en regresarla al abismo. Daniela le había dicho al oído – hoy tú y yo solas, sin novias, sin pretextos- y como iba ella a poner objeciones a eso si lo que mas necesitaba era desahogarse, sacar todo lo que estaba sintiendo en ese momento, los minutos se hacían eternos, pero tan fugaces a la vez y es que necesitaba estar en donde pudiera gritar, estallar, pero también quería seguir respirando el mismo aire que ella, seguir compartiendo el mismo espacio.
- ¿Cuánto tiempo estarán en México? – pregunto Aura.
- Todavía no definimos el regreso, quizá unas dos semanas más o menos. – contesto Adriana.
- ¿Y tienen planes para mañana?
- No, ideas de hacer algo si, pero de fijo nada- respondió nuevamente Adriana.
- Ah pues nosotras nos vamos de fin a una casa en valle de Bravo y nos encantaría que nos acompañaran.
- Hay claro que si - acepto de inmediato Adriana- ¿ustedes nos indican como llegar?
- Pasa alguien de nosotras por ustedes – indico Leticia.
- Nosotras vamos por ustedes – se ofreció Daniela- Irene y yo pasamos por ustedes a eso de las once de la mañana, en donde se están quedando- pregunto directamente a Zoe.
- En el hotel Imperial, esta sobre reforma.
- Lo conozco – señalo Irene- entonces mañana estaremos ahí, va estar padrísimo este festejo – añadió.
- ¿Que festejan? – cuestiono Zoe, mas por interactuar que por verdadero interés.
- Nosotras nos casamos en una semana- respondió Leticia señalando con la mano a Aura y a si misma.
- Y nosotras decidimos vivir juntas, nos mudamos la próxima semana a nuestro depa. –puntualizo Irene.
- ¡Y que Paula y yo también viviremos juntas! – exclamo Claudia levantando su bebida y sonriéndole de manera extraña a Zoe, ésta sintió una punzada en el pecho a la vez que algo en su interior se desplomaba.
- ¡Hey! Eso es nuevo, ¿cuando pensaban decírnoslo? – grito Martha.
- Lo decidimos hace muy poco.
- Pues nos crecieron los motivos para festejar – dijo alegremente Aura.
Paula no pudo pronunciar palabra, al escuchar a Zoe decir –felicidades para todas- sintió una profunda tristeza, en su voz percibió algo extraño y de pronto sintió como si le estuviera siendo infiel, desleal, como si la estuviera decepcionando.
Con Irene no hubo problema alguno cuando Daniela informo que esa noche quería estar a solas con su hermanita, pero a Claudia no le agrado nada la idea.
- No entiendo porque les estorbo Dani, también soy tú amiga.
- Paula no es mi amiga, es mi hermana, mi familia y esta es la última noche que pasaremos juntas.
- Te mudas a media semana…
- Pues si, pero entre semana no tendremos tiempo de despedirnos como se debe, que posesiva eres Claudia, ni que te la fuera a robar.
Esta mini discusión se extendió hasta que estuvieron en la entrada de su casa, luego a Claudia no le quedo de otra que aceptar que esta batalla la tenia perdida, pero no la guerra; Sabía que Daniela quería estar solas con Paula para hablar de esa mujer, se le retorcía el estomago al notar las ansias de ambas por quedarse a solas y darle rienda suelta a esto, si por Dani fuera Paula nunca hubiera regresado con ella, nunca se lo dijo abiertamente pero era algo que se sentía, le pasaron por la cabeza mil cosas, todas y cada una de ellas le atormentaban; finalmente se dijo que hoy sería la ultima noche que estarían separadas, después de hoy no se separaría un milímetro de Paula mientras esa amenaza estuviera cerca.
La mirada de Daniela entre divertida y curiosa cuando por fin estuvieron a solas le provocaba mas confusión, aunque hacia unos momentos sentía la necesidad imperiosa de explotar, ahora mismo no sabía que decir y es que su mente era un completo caos y no encontraba la manera de ponerle orden.
- MyLove, habla ya por Dios…
- Es que de plano no sé que decir Dani, estoy en completo shock.
- ¿pero como te sientes?
- Feliz por que jamás pensé volver a verla, furiosa porque la vi cuando creía que finalmente estaba encontrando un poco de paz, apenada porque ahora esta enterada de que regrese con Claudia y no puedo evitar sentir que con eso la estoy decepcionando y furiosa porque no está sola.
- ¿y?
- ¿y?
- ¿enamorada?
- … uhhhh
- ¿Mylove?
- ¡hay Dany! Dime porque, porque carajos el destino se empeña en joderme así la vida.
- ¿el destino?... naaaaa, el destino nada, la chava te vino a buscar.
- ¿Con compañía? Como crees, este encuentro fue casualidad.
- ¡Ajaaaa! Si como no, y como en esta ciudad es taaaaaan fácil encontrarse por casualidad. No nena, la chava te vino a buscar.
- No, ella tiene todos mis datos, dirección, teléfono, no tenia problema alguno para encontrarme si me hubiera querido buscar, además ésta con esa chica.
- Hay nena en serio que eres muy lenta, mira, desde que me hablaste de ella siempre sentí que ahí había algo y ahora estoy completamente segura de que eres total y completamente correspondida, está enamorada de ti Mylove y en cuanto a la chava, a mí no me pareció que estén en plan de pareja.
- Creo que no eres objetiva, nunca estuviste de acuerdo en que retomara una relación con Claudia y quizá eso nubla tu juicio.
- “namas” porqué eres tú no me ofendo ni me enojo por lo que acabas de decir amigui. Mira Pau, yo no tengo nada en contra de Claudia, ya no, estoy segura de que verdaderamente te ama, pero sé también que tú ya no sientes lo mismo y yo quiero que seas feliz y con Claudia no lo serás porque el amor no se puede forzar.
- Al amor le gusta llevarme la contra, o yo le llevo la contra al amor, porque cuando amo no me aman.
- Zoe si te ama.
- Dani ¿Por qué lo aseguras con tanta firmeza?, no la conoces…
- La forma en que te mira.
- Esa mirada… -suspiro- me miró así desde el primer momento.
- Se enamoro de ti a primera vista.
- Que necia eres – aseveró riendo.
- La necia eres tú, en serio Mylove tienes la oportunidad de enfrentar tus sentimientos y los de ella, haz algo, no te quedes con la duda.
- Es que no tengo dudas, estoy completamente segura de que estoy enamorada de Zoe y también tengo la convicción de que ella no.
- Te equivocas, solo espero que te decidas a hacer algo, por lo menos por la certeza de lo que sientes tú.
- No viene sola.
- ¿y eso que?
No muy lejos del departamento de Paula, se encontraba Zoe dando vueltas en la cama; una vez se encontró a solas con Adriana se negó a pronunciar palabra, ensimismada en sus propios pensamientos apenas y escucho las especulaciones de su amiga; al llegar al hotel ésta comprendió que era mejor dejarla sola y cada una partió a su habitación; estaba agotada, sin embargo su mente seguía dándole vueltas a lo vivido esta noche, a las sensaciones experimentadas, la mezcla de sentimientos, el dolor punzante derivado de los celos infernales que experimento por primera vez en su vida, la necesidad imperiosa de mirarla a pesar de que la besaban otros labios, la acariciaban otras manos y estaba entre otros brazos, la rabia casi incontrolable que la sacudió toda la noche.
Lo lógico sería marcharse una vez encontradas las respuestas que fue a buscar, pero ahora era incapaz de ser lógica, la gobernaban sus instintos, se estaba dejando llevar por un impulso irrefrenable de experimentar más dolor, si ese era el precio por pasar un par de días más a su lado estaba dispuesta a pagarlo, era poco en realidad por una despedida digna y ridículo en comparación al que le acompañaría luego del adiós definitivo.
Una tenue luz se reflejo por la ventana, decidió darse un baño largo olvidándose de su conciencia ecológica, permitiéndose un pequeño placer. Apenas se estaba envolviendo en la bata cuando escucho que tocaban a su puerta, se sacudió el cabello y abrió.
- Ni siquiera preguntaste quien era… que tal si era un asesino serial jefa.
- Sabía que eras tú; aunque no hay mucha diferencia.
- ¿Estás furiosa conmigo boss?- inquirió Adriana entornando los ojos.
- Menos que ayer – le dirigió una media sonrisa- en realidad mi enojo es conmigo porque la masoquista soy yo, quería quedarme, quiero ir hoy con ellas, quiero seguir sufriendo.
- Sufres porque quieres jefa.
- ¿Porque quiero?
- Si claro, estoy segura que si le dices lo que sientes…
- Adri, acaso estuvimos ayer en lugares diferentes, Paula tiene pareja… y no cualquier pareja, esa es la mujer de la que ha estado enamorada siempre, esta feliz.
- ¿Lo dices en serio Zoe?, ¿de verdad la viste feliz?, yo vi a una chica en completo descontrol en cuanto te vio, se la paso turbada toda la noche, sin atreverse a mirarte a los ojos, fría con su novia –puntualizo esta ultima palabra haciendo comillas en el aire con los dedos- quién a propósito se empeño en demostrarte toda la noche que su relación es la mar de maravillosa y si hubiera podido te habría desaparecido con la mirada; esa mujer tiene muy claro que eres su rival.
- Será mejor que bajemos a desayunar, no tardan en venir por nosotras…
- Jefa no te hagas esto, no la dejes ir tan fácil.
- Nunca ha sido mía, nunca ha estado conmigo, no puedo retener lo que no tengo.
- Por lo menos dile lo que sientes, a eso viniste.
- Vine a verla, a intentar darle una oportunidad a lo que siento, pero también vine decidida a no desestabilizarla, a no hacerla sufrir.
- Dale con lo mismo… mira mejor vamos a desayunar, Zoe Elise NECIA Lever.
Paula tampoco pudo dormir, paso la noche entera pensando en Zoe. A diferencia de otras ocasiones sus pensamientos ahora no tenían coherencia, no remembro como tantas otras veces lo vivido, ni siquiera repasó lo que sucedió apenas hacia unas horas, simplemente pensaba en ella, en la sensación que la invadía siempre ante su presencia, en la caricia que significaba su mirada, la calidez con que la envolvía, pero sobre todo en el deseo de volver a sentirla, tocarla, besarla, no quiso pensar en lo imposible que era saciarlo, permitiéndose sentir.
Claudia llego temprano por ella, tanto que la encontró todavía organizando todo para la salida y a punto de bañarse, no fue fácil evadir los intentos de seducción de su novia; haciendo acopio de toda la delicadeza de que era capaz rechazó el intento de intimidad, volvía a sentirse incapaz de una entrega sexual. Resignada, Claudia se ofreció a preparar desayuno para las cuatro, Irene estaba por llegar.
Con el paso de las horas la ansiedad se apodero de ella ante la cercanía de Zoe, la noche anterior no hubo oportunidad de prácticamente nada, apenas y cruzaron unas palabras y sentía la enorme necesidad de robarle a la vida unos momentos a solas con ella, sabia que no sería nada fácil que Claudia lo permitiera, se estaba comportando de manera posesiva, no menciono nada en particular pero su actitud indicaba que notaba o intuía lo que estaba sucediéndole, el semblante de su novia revelaba tensión a pesar de sus intentos de disimularlo. Desde que llego por ella y durante todo el trayecto hacia Valle de Bravo la llenó de atenciones, estaba mas cariñosa que nunca, eso la hacia sentirse muy culpable y es que la simulación no era su fuerte y desde la aparición de Zoe su cambio fue evidente, no podía evitar el sentimiento y las sensaciones que la llenaron, le sorprendía que Claudia no cuestionara su actitud hasta que cayo en cuenta de que cuando amas y sientes que no eres correspondida le temes a las respuestas y eso la hizo sentirse todavía peor.
Cuando llegaron a la casa de campo ya se encontraban ahí Martha, Aura y Leti que estaban ya completamente instaladas y ellas procedieron a hacer lo mismo, luego fueron todas a sentarse en la terraza.
- Supongo que no habrá problema alguno en que Zoe y Adriana compartan habitación ¿no? – puntualizo Aura.
- En todo caso yo no tengo objeciones en compartir, mi cama, mi vida y mis quincenas con esa chulada – añadió Martha.
- ¿Con cual de las dos? – mas que a cuestionamiento la entonación de Paula resultaba amenazadora, todas se volvieron hacia ella con sorpresa y desconcierto en sus miradas, entonces sonrió y agregó intentando suavizar el efecto de su impulso- curiosidad la mía.
- Adriana obvio.
- Y porque obvio, Zoe esta ¡impresionante! – Exclamo Leti.
- ¡Epale! Oye que estoy aquí mi amorcito- dijo Aura divertida.
- Pero si tú también lo dijiste cariño.
- Pues sí, tienen razón, la chava esta buenísima, pero no es mi tipo, demasiado niño-niña, la chaparrita cuerpo de uva es más mi ideal.
- Pero si la chava exuda vibras bugas Martha.
- Mmm creo que tienes razón Aura, entonces retiro lo de compartir mi vida y mis quincenas, pero lo de la cama sigue en pie.
- Pues a mí me dio la impresión de que entre ellas hay algo – añadió Claudia.
- Mmmm, pues a mí no me lo parece, ¿Dónde y cómo las conociste Pau, no nos dijiste que hubieses estado en EU?
-
En ese momento cayo en cuenta de que no le había pasado por la cabeza que le hicieran esa pregunta, todas las miradas sobre ella, incluyendo la de Claudia, indicaban que de verdad estaban muy interesadas en su respuesta; mentir no se le daba, inventar tampoco, así que decidió decir la verdad.
- Conocí a Zoe a través de mi tía, durante mi viaje pase varios meses con ella, a Adriana me la presentaron anoche – Claro la verdad sin muchos detalles, pero sus amigas no se conformaron con esa escueta repuesta.
- O sea, pasaste unos meses con ella ¿como? – sondeó Martha, Aura abrió los ojos como platos, Claudia lanzo una mirada reprobadora a Martha y Leti removiéndose en su silla como preparándose a escuchar un jugoso chisme añadió.
- ¿Es decir amigui que tuviste un affaire con Shane?
- ¿con quien?
- ¡hay por favor no sabes quién es Shane!, nena eso es imperdonable.
- No… no sé quién es Shane…- murmuro Paula desconcertada pero sobre todo abrumada.
- Bueno eso no importa ahorita, volvamos a lo relevante, ¿tuviste algo con Zoe?
- A… algo, ¿algo como qué? – todas a excepción de Claudia la miraban expectantes y compendio que no se zafaría de esto- bueno ella fue muy especial para mi en momentos difíciles, me ayudo mucho, es una mujer extraordinaria de la que aprendí muchísimo, y…
- ¿y?
- Y aquí esta su novia que no quiere escuchar nada mas al respecto, Martha, Leti, déjenlo ya.
- Híjole que celosa resultaste Claudia – afirmo Leticia.
- Si, celosa, posesiva, intensa…
- Ahí vienen las chicas por fin, veo que se instalen y luego vemos lo de hacer el súper – concluyo Aura con el tema afortunadamente para Paula.
Paula hizo el intento de seguir a las demás que se acercaban ya a las recién llegadas pero Claudia se lo impidió, rodeándole por la cintura la atrajo para si besándola, ella correspondió el beso de inicio casi por inercia pero en su mente se encendió la idea de que estaba siendo observada por Zoe y se separo con cierta brusquedad; en ese instante a Claudia estuvo a punto de escapársele la rabia contenida, pero al final haciendo un gran esfuerzo la reprimió de nuevo, Paula sin mirarle le dijo que seria mejor que alcanzaran a las chicas. Lo único que vio Zoe de esta escena fue el principio, incapaz de soportarlo otra vez, volcó toda su atención en Aura que les indicaba el camino hacia en interior de la casa a fin de señalarles sus habitaciones, igual que la anoche anterior dejo que Adriana hablara por ambas, ella apenas abrió la boca, una vez dejaron su equipaje se volvieron a un espacio amplio que hacia las funciones de estancia en el que se encontraban todas incluyendo a Paula un tanto apartada del resto con Daniela; observo que Irene intentaba por todos los medios atraer la atención de Claudia quien miraba de soslayo a las dos primeras, quizá en otro momento Zoe hubiese sido capaz de comprender el significado de esta escena pero ahora su entendimiento estaba cerrado y solo sintió la tensión en el ambiente –o quizá la única tensa sea yo- pensó. Las primeras horas de la tarde transcurrieron entre un paseo por el centro de la población y compra de vivieres, durante estas las oportunidades de acercamiento entre Paula y Zoe fueron nulas, ésta última estaba tan ensimismada en observar a la primera que apenas fue consciente de que Adriana se comportaba extrañamente, su manera de tomarla de la mano, de mirarla, sus sonrisas, a pesar de estar al pendiente de cada movimiento de Paula tampoco reparo en la evidente expresión de disgusto mal disimulado que se dibujaba en su rostro; no fue hasta que estuvieron en la casa sentadas todas en el jardín, que le fue imposible no tomar en cuenta el tono casi seductor con que Adriana le pregunto si quería otra cerveza.
Cuando esta regreso con la botella y después de dársela se sentó a sus pies recargándose en sus piernas, no le quedó otra que regresar a la realidad, se inclinó hasta quedar muy cerca de su oído.
- ¿Qué se supone que estás haciendo? – Adriana echo la cabeza hacia atrás con coquetería, pegando los labios a su lóbulo.
- Lo que se supone que vinimos a hacer. Shhhht – y besándola en el mentón volvió de nuevo su atención al resto.
Para Paula la tarde fue totalmente diferente, con las emociones a flor de piel, sentía que iba a estallar en cualquier momento, Claudia empezaba a asfixiarla, era evidente que su novia presentía que algo le pasaba con Zoe, y a parte del hastío su sentimiento de culpa se incrementaba; aunque en principio no le dio esa impresión ahora parecía que en efecto la relación entre Zoe y Adriana no era de simple amistad, la chica revoloteaba alrededor de Zoe; sintió encenderse una llama en sus entrañas cuando juguetonamente le paso los dedos entre los cabellos, paso a llamarada después de un sinfín de caricias perdidas aquí y allá sobre esa piel que estúpidamente sentía suya, pero ahora al verlas hablándose al oído, todo su interior era un incendio, la furia rabiosa la impulsó a ponerse de pie y salió hacia los jardines, cuando Claudia hizo ademan de seguirla sin mucho tacto le espeto que la dejara respirar. -¡Caramba Claudia, me ahogas, dame un respiro¡ déjame un rato a solas ¿Es mucho pedir?– y con el fuego interior haciendo cenizas cualquier sentimiento de culpa se internó al fondo en la zona boscosa.
Para el resto del grupo fue imposible no notar ciertas cosas después de las horas juntas, quizá por eso omitieron comentarios al respecto de la intempestiva partida de Paula y no preguntaron nada cuando Claudia evidentemente descompuesta regreso, continuaron con una plática trivial.
- Vamos un momento a nuestra habitación y volvemos – les indico Zoe, tomando a Adriana de la mano; la mayoría asintió.
Después de dirigirse miradas disimuladas; Martha, Leticia y Aura, se esforzaron por seguir con una conversación; Claudia permanecía apesadumbrada y ausente, Daniela que era la única que sabía qué estaba ocurriendo, estaba silenciosa y pensativa.
-¿Adriana que te propones?
- ¡Por Dios Boss!, Eres capaz de entender y arreglar la vida del mundo entero pero cuando se trata de ti no tienes ni idea, en lugar de estar perdiendo el tiempo aquí conmigo, deberías de ir a buscarla, es evidente que logré mi propósito y Paula está furiosa y muerta de celos.
- ¿De eso se trataba?¿De provocar celos?, Adriana eso es tan infantil….
- ¡Hay Zoe! Tienes que entender que no todo se puede racionalizar, sobre todo los sentimientos, por favor ve a buscarla, esta es la oportunidad perfecta para que aclaren las cosas. Sal por la puerta de la cocina, yo me quedare aquí un rato para darles tiempo.
Sentada en un tronco frente al lago Paula hacia esfuerzos por tranquilizarse, nunca antes se había sentido así, en el pasado, cuando vio a Claudia con otras mujeres la hacía sentirse insignificante, pequeñita, le dolía, pero nada comparado con lo que estaba sintiendo ahora, el dolor punzante en el pecho provocado por la certeza de que ella nunca volvería a acariciar esa piel, su boca nunca sentiría de nuevo el placer de esos labios. El dolor se intensificaba al recordar la naturalidad de las caricias de Adriana, la pasividad con que las recibía Zoe, la interacción entre ellas fluía con simplicidad, nada tenía que ver con un contrato de servicios, lo que sea que hubiera entre ellas era real y eso era lo que más la atormentaba, nunca pensó que pudiera experimentar más sufrimiento que el que la llevo a conocer a esta mujer y ahora mismo su dolor es tan profundo que le parece que esta vez será irreparable, porque hoy por fin cayo en cuenta de que se enamoró de verdad, con toda la intensidad con que una mujer puede amar y ante la imposibilidad de su amor el dolor es infinito.
La voz ronca y dulce al mismo tiempo que antaño solía tener un efecto tranquilizante ahora la inquieta.
- Paula… ¿Está todo bien? – contiene la respiración y limpia las lágrimas con rapidez, su cerebro trabaja a mil revoluciones, lo que menos desea es poner a Zoe en un predicamento, que culpa tiene de que cometiera la estupidez de enamorarse de ella.
- Lo siento…- dice volviéndose, la mirada de Zoe sigue cubriéndola como una caricia y le da fuerzas- es solo que me siento un poco mal.
- ¿puedo preguntar porque?
- Es por ti…- soltó sin analizar, de inmediato rectifico- es decir, me siento como si te hubiera fallado de alguna manera al volver con Claudia – esto no era después de todo mentira, ya que desde que volvió con Claudia lo pensó.
- ¿Por qué sientes eso?
- Después de todo lo que paso entre nosotras… es decir Claudia y yo, todo lo que hable contigo… siento que estarás decepcionada de mi – eso tampoco está alejado de la verdad, de algún modo así se siente.
Zoe siente cómo algo le recorre de la cabeza a los pies para luego abandonar su cuerpo y ser llenado por una profunda tristeza, a eso vino después de todo y ahora podrá cerrar el círculo e irse además con la sensación de que pudo ayudar a Paula.
- No has fallado, ni a mí, ni a ti, alguna vez te dije que cuando volvieras a tu vida encontrarías las respuestas que te faltaban y las encontraste, eres una mujer maravillosa Paula, entera, integra, inteligente y sensible, si Claudia forma parte de tu vida nuevamente es porque con certeza la consideraste merecedora de ti. El amor verdadero – tuvo que hacer acopio de un enorme autocontrol para reprimir su deseo de acariciarla- es capaz de perdonar… y también de renunciar en pro de la felicidad de quien amamos – añadió sin que esto viniera mucho a cuenta- Te aseguro que estoy contenta de saberte plena y feliz. Me parece que deberías regresar con tu chica, lucía un tanto abatida.
- Si, tienes razón, estuve muy grosera con ella.
Son las cinco de la mañana, Zoe corre concentrándose en cada movimiento muscular, en su respiración irregular, en la atmosfera matinal, en todo aquello que le ayude a olvidarse de sí misma, de los mil pedazos en que se convirtió su interior; no tiene fuerzas para recuperar los trozos e intentar recomponerlos, son demasiados, las que le quedan apenas le alcanzaron para decidir marcharse en cuanto sea posible porque está a punto de desmoronarse y necesita correr a su refugio para hacerlo. En cuanto regrese a la habitación despertara a Adriana y le informara que se van. Está a unos pasos de la entrada principal cuando es interceptada por una voz que la llama con cierta agudeza.
- Zoe – al volverse se encuentra con la mirada oscura y fría de Claudia.
- Dime.
- Me gustaría que habláramos.
- Si, también a mí – responde con firmeza dirigiendo sus pasos hacia ella.
Caminan un trecho en silencio, una vez alejadas lo suficiente, Claudia se vuelve hasta quedar frente a ella, sus ojos están llenos de desafío.
- Voy a ir directa al grano – suelta Claudia un tanto temblorosa, aunque con firmeza- no sé quién eres ni lo que haya pasado entre tú y mi mujer, pero no estoy dispuesta a que desestabilices nuestra relación. La he luchado y sufrido mucho.
- Tienes razón, te llevo ventaja en eso, aunque es la única ventaja que tengo sobre ti - responde Zoe con una sonrisa triste- yo sé quién eres y lo que hay entre Paula y tú. No - se adelanta interrumpiendo una protesta de la otra- no lo digo como una afrenta, es una realidad, y no he venido a desestabilizarla, he venido… en realidad eso ya no importa, está contigo; llego a mí porque te amaba y yo no la puedo tener porque aun te ama… No hay nada en el mundo que yo no haría porque ella…- calla al sentir como se rompe su voz- …tu mujer sea feliz – suspira profundo y sonríe por segunda vez con nostalgia y anhelo- ella no tiene conciencia de lo maravillosa que es, de lo que representa y trasmite, es luz, inocencia, bondad, pureza… Hazla feliz, por favor.
Se dio vuelta apresurando el paso hacia la casa, dejando a Claudia atónita y sin palabras; era ya superior a sus fuerzas, estaba a punto de estallar en llanto y no podía permitírselo. Le proporciono un poco de alivio encontrarse con Adriana ya bañada y terminando de arreglarse.
- Nos vamos -le informo.
- ¡No! Zoe… ¿Por qué?
- Por favor Adri, el propósito de esta visita se cumplió, no me hagas decir más, necesito irme. – La expresión de Zoe expresaba determinación, Adriana comprendió que sería inútil contradecirla.
- Bien boss, yo me encargare.
- Gracias, me doy una ducha rápida y nos marchamos lo más pronto que se pueda… sé que no estás aquí por trabajo, pero podrías hacerme una reserva en el primer vuelo hacia Huatulco.
- Claro Zoe – dijo abrazándola.
Daniela que prácticamente no durmió porque por la noche no hubo oportunidad de hablar con Paula, en cuanto vio a Claudia salir de la habitación fue en busca de su amiga y la encontró con la mirada hundida y más triste que nunca.
- Mylove – susurró- ¿qué pasa nena?, pensé que habías tenido oportunidad de hablar con ella.
- Si hablamos Dani… estaba tan furiosa, tan dolida y tan avergonzada de mí.
- ¿Por qué?
- Por tantas cosas, ayer morí de los celos y la rabia, ver a Zoe con una mujer, presenciar como es tocada y acariciada, verla en una relación verdadera, sentí que me ahogaba, la realidad se me vino encima, la amo Dani, la amo con locura, con desesperación, sobre todo con desesperación ante la impotencia, porque ayer confirme que para ella solo soy un caso.
- Yo no lo creo, es que todas nos dimos cuenta, mylove, no te quito los ojos de encima y la forma en que te mira, está claro que te ama. – Paula suspiro.
- No, no Dani, es fácil confundirse, esa mirada de Zoe es tan natural en ella, me miro así desde el primer momento.
- Porque te amo desde entonces, te lo he dicho antes.
- Anoche no me quedo duda al respecto, y no.
- ¿Por qué estás tan segura de eso?
- Cuando nos encontramos yo estaba… mal, y evidentemente no iba a decirle el motivo real, así que le dije lo primero que se me ocurrió, le hable de Claudia, le dije que sentía que le falle al volver con ella y su respuesta me dejo claro que tiene los mejores deseos para mí, que le importo como persona, pero en definitiva no como mujer.
- Hay mylove que bruta eres, creo que el problema de ustedes es en definitiva de comunicación.
- No creo que haya nadie en este mundo con quien me haya abierto tanto, que sepa tanto de mí.
- Pero no se han dicho lo esencial, te queda todo este día Paula, no dejes que te gane el miedo al rechazo o la culpa por lo que esto pueda significar para Claudia.
- No podría con eso, con ninguno de los dos – dijo soltando el llanto contenido.
- ¿y podrías vivir con la duda de lo que pudo ser mylove?
Adriana se presentó en el comedor en donde encontró a Martha, Leticia y Aura tomando café, les explicó que tendrían que marcharse, pretexto una llamada de emergencia desde Nueva York que reclamaba la presencia de Zoe de inmediato, estas se ofrecieron a llevarlas hasta México.
- No hay necesidad, desde el aeropuerto de Toluca nos enviaran un Taxi, les agradecemos infinitamente todas sus atenciones y espero que en algún momento podamos corresponder recibiéndolas en Nueva York.
- No tienes nada que agradecer, ha sido un placer conocerlas y esperamos seguir en contacto – manifestó Aura.
-
En cuanto Adriana regreso a la habitación Martha salió en busca de Claudia.
- ¿Dónde has estado mujer?
- Caminando, necesitaba aire fresco.
- ¿Cómo estás?
- Sabes que no estoy bien, todas lo saben, ayer fue bastante evidente lo que pasa.
- Si, lo fue.
- Que opinan, ¿qué es justicia divina, que lo merezco?
- Claudia, deja de auto flagelarte – espeto Martha chasqueando la lengua- nadie ha emitido una opinión, además tu rival está a punto de irse.
- ¿Qué? ¿se va ahora mismo?
- Sí; acaba de decírnoslo Adriana. Pero volvamos a ti, amiga sé que no te gusta que intervengan en tu vida, pero es demasiado lo que te estás jugando, lo que ambas, Paula y tú se están jugando, no puedes seguir dándole la vuelta, tienes que hablarlo con ella.
- Tienes razón, no me gusta que intervengan en mi vida.
- Pues lo lamento, pero esta vez no me puedo quedar callada, porque no solo se trata de ti, esta Paula de por medio.
- Tampoco tienes derecho a intervenir en su vida.
- La quiero Claudia… La ame casi desde que la conocí – le soltó Martha con voz temblorosa, pero determinación en su mirada.
- ¡¿Cómo?!... Martha…
- Eso no es lo que importa ahora Claudia.
- Claro que es importante, ¿Por qué no lo dijiste?
- ¿para qué?, desde un principio para Paula fui solo una amiga, como te dije mis sentimientos no importan ahora, salvo para darme el valor de enfrentarte Claudia, es necesario que hables con ella, que aclaren las cosas.
- ¡no quiero perderla!
- No se puede perder lo que es verdaderamente nuestro, ni tampoco lo que no se tiene, a la larga no vas a poder vivir con eso Claudia, ni ella, su vida puede convertirse en un infierno.
- ¿de verdad crees que Paula está enamorada de esta mujer?
- No lo sé, pero es evidente que algo muy fuerte las une, es tan intenso que sin palabras ni acciones nos dimos cuenta todas. Claudia, tienes que hablarlo con ella, salir de dudas y quizá dejarla ir, porque de una cosa si estoy segura y eso es de que esa mujer la ama tanto como nosotras.
- No puedo, moriría sin ella, no lo entiendes.
- Lo entiendo, créeme.
Paula prolongo lo más posible el baño en un intento fallido de que el agua de la regadera se llevara por la coladera todas sus emociones, se vistió con parsimonia, no se sentía preparada para enfrentarse a Zoe ni a Claudia, en cuanto se despidió de Zoe decidió refugiarse en su habitación y cuando Claudia llego fingió dormir profundamente, su propio dolor era todavía más fuerte que la culpa en ese momento, pero ahora ésta empezaba a reclamar espacio en el cumulo de sentimientos que la agobiaban; intentó infructuosamente cubrir las huellas de la noche de insomnio y lágrimas y llenó de aire sus pulmones antes de salir. Cuando llegó a la estancia estaban todas de pie, Daniela la miro de una manera extraña.
- Paula, te esperábamos, nos estamos despidiendo – aunque la voz de Zoe era cálida, sintió como si la golpeara en el estómago.
- ¿despedirse? ¿se van?...
- Si, se ha presentado una emergencia y tenemos que marcharnos, lamento muchísimo partir de esta manera tan intempestiva y me disculpo por ello; me ha gustado muchísimo verte – le sonrió y le dio un abrazo breve- cuídate mucho, de verdad ha sido maravilloso volver a verte…. Fue un placer conocerlas a todas – dijo finalmente dirigiéndose a la salida.
- ¿se van ya, ahorita?
- Si, nos espera un taxi, solo estábamos esperando por ti… para despedirnos; Bueno de nuevo Muchísimas gracias por su hospitalidad, Adriana… - añadió volviéndose a ésta apremiándola para salir.
- Me gustó mucho conocerte Paula – Adriana se acercó y la abrazo con fuerza y acercándose a su oído en un levísimo susurro le dijo –Ella como siempre ésta pensando en lo que cree es mejor para ti, este es mi número telefónico por si tienes alguna duda –le dio un apretón de manos colocándole un papelito– muchas gracias a todas de nuevo.
Todas salieron con ellas, pero Paula se sentía paralizada, era como si hubiese abandonado su cuerpo, como si fuera un espectador ajeno observando a una desconocida, Zoe se estaba yendo para siempre, no volvería a verla nunca, apenas fue consiente de los brazos de Claudia rodeándola por la espalda, cuando escucho el sonido de motor encendiéndose regreso de golpe a su cuerpo y con esto el dolor, las piernas débiles apenas la sostenían, Claudia la apretó con fuerza - ¡no puedes dejarla ir! ¡No!- gritaba su subconsciente, pero su cuerpo y su mente no obedecían a este grito, cuando sus amigas regresaron, con voz apenas audible pregunto.
- ¿Se ha ido?
- Si mylove– murmuro Daniela con una mezcla de tristeza y reproche en su voz.
Se soltó del abrazo de Claudia y miro el papel que tenía en la mano, todas la miraban expectantes, entendiendo sin comprender del todo, Daniela se acercó y la abrazó con fuerza y Paula se acurruco en sus brazos y empezó a llorar, todas excepto Claudia salieron de la estancia, unos instantes después también se fue.
Todo aparentaba normalidad, una llegada a su refugio como cualquier otra, un atardecer caluroso y húmedo, el cielo de tonalidades rojizas, el aroma fresco de la vegetación, la sonrisa cálida de Pedro y su abrazo fuerte, todo estaba ahí, menos la alegría que experimentaba en cada arribo. Fraccionada, rota, irremediablemente destrozada, atrofiada sin remedio; se despidió de Pedro.
Todo el lugar -su lugar- le recordaba a Paula, ese espacio que siempre le proporciono descanso y relajación ahora le intensificaba su dolor, sin embargo ahora lo sentía más suyo, más querido que nunca, saco de la nevera una cerveza y se dirigió hacia la playa, en el sitio exacto donde solía sentarse con Paula a observar la puesta de sol se derrumbó abandonándose en su sufrimiento y en un llanto silencioso.
Paula está encerrada en un mundo aparte en el que solo tiene cabida Daniela, sumida en su tristeza; su amiga insiste en que no todo está perdido; Paula abre la mano que tiene en un puño y contempla con aflicción el papel demasiado arrugado y humedecido que descansa en su palma.
- ¿Qué es eso? – cuestiona Daniela
- El teléfono de Adriana, me lo dio mientras se despedía… y me dijo…
- ¿Qué?
- Fue extraño porque lo hizo como si fuera un secreto.
- ¿Qué te dijo?
- Que era algo así como que era por mi bien.
- ¿Adriana te dio su número telefónico por tu bien?
- No… creo que se refería… - un recuerdo lejano acudió a su mente, una voz cantarina a través de la línea telefónica, diciéndole eso mismo- creo que se refería a Zoe, pero no tiene mucho sentido ¿no?
- Mylove yo creo que si lo tiene…- el argumento de Daniela fue interrumpido por Claudia.
- Dani, necesito hablar con Paula… por favor – agregó casi en una súplica ante la mirada de oposición de Daniela.
- Okey – se puso de pie y se marchó.
- ¿estas más tranquila? – inquirió Claudia sentándose junto a ella con cautela.
- Lo siento tanto… lamento de verdad mi comportamiento contigo… - Claudia negaba con la cabeza.
- No mi amor, yo lo siento…
- No Claudia…
- Déjame hablar ahora que tengo el valor de hacerlo, esto es muy difícil para mí; te amo tanto Paula que me aferre a la idea de que podía recuperarte, de que me amaras como antes… no me interrumpas por favor, desde que volvimos sentí que había algo más, la sensación se intensifico con el paso de los meses y tuve la certeza de que había alguien que tenía tu amor, pero aun así me empeñe en recuperarte, yo era quien estaba a tu lado me decía, estabas conmigo, pero entonces llegó ella y te vi resplandecer en su presencia, cada poro de tu piel irradiaba amor, me llené de terror ante la idea de perderte, decidí que no permitiría que nada te arrebatara de mi lado, seguí firme en esa decisión a pesar de que te vi padecer de celos, a pesar de tu sufrimiento de estas últimas horas, a pesar de verte desfallecer ante su partida.
- Claudia yo…
- Pero no puedo verte así, tu dolor multiplica el mío, te amo tanto Paula, tanto como tú la amas, tanto que estoy dispuesta a renunciar a ti, como ella.
- ¿Cómo ella?
- Esta mañana la enfrente, dispuesta a todo la encaré, quise hacerle saber que pelearía por ti con uñas y dientes, pero ella dijo que no tenía que preocuparme, “era yo quien tenía tú amor” me aseguró y yo me aferre a creerlo y ella solo deseaba que fueras feliz. Te ama Paula…. me dijo que llegaste a ella por tu amor por mí y que por tu amor por mí no podía tenerte.
- Claudia, yo lo siento tanto.
- Vete, Irene y Daniela deben estar esperándote para llevarte, quizás la alcances – se abrazaron con fuerza.
- Gracias Claudia.
- Quiero que seas feliz… anda vete ya.
La vio partir corriendo, feliz, y dolía que esa felicidad no fuera por ella, pero lo que más dolía era saber que fue ella quien le entrego un amor que fue suyo a otra persona.
Fuera Paula se encontró con el resto de sus amigas, Aura le entrego su bolso y su celular.
- Dentro va tu cepillo de dientes.
- Las quiero a todas.
- Anda sube ya – la apuro Martha.
Casi volaron hasta el aeropuerto de Toluca, una vez ahí Paula y Daniela bajaron y corrieron al interior de partidas, las pantallas no les daban un indicio de hacia donde habrían partido, no había ni un vuelo que indicara a Nueva York como destino y Paula empezó a ser presa de desesperación.
- Oye mylove ¿tienes el papel con el teléfono de Adriana?
- Eh… hay no por favor no, ¡que estúpida! No supe que hice con él.
- Calma, búscalo en los bolsillos del pantalón, yo llamare a Aura para que lo busque por la casa.
- Paula… ¿qué haces aquí? – cuando se volvió y descubrió a Adriana frente a ella y le volvió el alma al cuerpo.
- Adriana, ¡gracias Dios!, ¿dónde está Zoe?
- Su vuelo despego ya…. ¿Tienes alguna duda? – inquirió Adriana sonriente.
- Solo una… ¿A dónde tengo que volar?
Salvo la refrescante brisa marina, su cepillo de dientes como único equipaje y Pedro esperándola, todo es tan diferente esta vez, el cielo esta estrellado y no recuerda haberse sentido tan plena y feliz nunca en su vida, el recorrido hasta Mazunte le parece eterno, cuando Pedro la deja frente a la pequeña cabaña toda ella tiembla de pies a cabeza, de nervios, ansiedad, emoción, deseo, felicidad; introduce la llave para abrir la puerta con sigilo, suspira antes de entrar, todo está cual lo recuerda, en silencio y aparentemente vacío como su primera vez ahí, igual que aquella vez detalla todo el espacio, sube las escaleras con lentitud, sin llamarla, no la encuentra ahí, sobre la cama descansa una maleta, y al pie de la cama el calzado de Zoe, se descalza también y baja para ir en su busca, instintivamente sabe a dónde dirigirse, y la encuentra sentada en la playa acompañada por una cubeta llena de cerveza y una botella en la mano, no la siente llegar lo que le permite observarla unos segundos antes de revelar su presencia.
- Sabes, desde que me fui supe que era un error, todavía no estaba lista, en ese momento pensé que necesitaría por lo menos otros cuatro meses, pero reconsiderándolo, creo que me llevara mucho más tiempo – dijo sentándose a su lado, Zoe la miraba como si fuera una alucinación, respiraba con intensidad y su corazón latía desbocado, quería decir algo, pero estaba paralizada – porque mi problema es mucho más grave que el que me trajo a ti la primera vez; estoy completamente segura de que no tengo remedio, pero como tú eres infalible para resolver estas cosas quizá puedas hacerlo, claro que en la remota posibilidad de que lo logres me parece que te llevara toda la vida, aunque sin ánimo de ofender tus habilidades dudo que puedas hacer algo al respecto, porque estoy convencida de que estoy completa, irremediable y enloquecidamente enamorada de ti.
La miraba deleitándose en cada detalle, su mirada, su sonrisa, la forma en que le caían algunos mechones sueltos en la cara, su cuello, no se atrevía a tocarla por temor a que se desvaneciera. Con movimientos lentos, temerosos, acerco la mano hacia su rostro, suspiro aliviada al sentir su piel en las yemas de los dedos y comprobar que seguía ahí; Paula profundizo la caricia aprisionando su mejilla contra la mano de Zoe quien volvió a suspirar y ambas manos se apropiaron por completo de su rostro, acercándose hasta quedar las caras muy juntas, nariz con nariz, aspirando su aroma, sintiendo su piel, las manos siguieron camino hasta la nuca aprisionándola, buscando sus labios.
- De verdad estas en problemas, graves problemas, porque no quiero hacer nada para que eso cambie, hace tiempo que no soy muy profesional con respecto a ti, incluso antes de que te fueras he luchado contra el impulso de detenerte, fue tan difícil dejarte ir, quise correr tras de ti desde ese día, extrañándote cada segundo, muriendo por volverte a ver, porque sin poder evitarlo te amé desde el momento en que te vi, así que es imposible que yo haga algo para que dejaras de amarme.
Sus bocas por fin se entregaron en un beso suave, delicado, dulce, que se profundizo al ritmo de su respiración, como aquel primer beso, con hambre la una de la otra, deseaban hacerlo eterno perdiéndose en él, sin conciencia del tiempo o del espacio, un beso intenso aderezado con todos los te amos contenidos por tanto tiempo. Se besaron hasta que las sorprendió el amanecer y como aquella primera vez se durmieron entrelazadas.
Epilogo
Se despidió de los marchantes del mercado de prisa, como siempre se le fue el tiempo charlando con ellos, así que con canasta en mano salió disparada a su casa, a lo lejos la vio correr internándose en el mar, pies en punta y levantando los brazos como si fuera la primera vez que lo veía, su cabello ondeaba al ritmo de la brisa y su cuerpo al de las olas, se acercó con sigilo hasta ella y la llamo.
- Hola princesa.
- Hola amor.
- Traigo pescado y mariscos – ¿Qué prefieres?
- Mmm… Las tlayudas que acaba de dejar Otilia para nosotras en la cocina.
- Okey, pero no te salvas, hoy comemos mariscos. – sentenció Zoe tomando de la mano a su mujer.
Desayunaron como todos los días desde hacía tres años, Paula volviendo loca a preguntas a Zoe, Zoe riñendo a Paula por negarse a comer la verdura y poner demasiado picante en su comida y beber refresco en lugar del jugo, el café o la leche que descansaban en la mesa. Diciéndose te amo y besándose entre preguntas y regaños.
Aunque Vivian en Nueva York, donde Zoe empezó a ejercer su profesión de una manera más convencional -Paula Dejo su trabajo en México y colaboraba en una investigación de células madre contra el cáncer con un grupo de afamados médicos, químicos y biólogos- pasaban varios periodos al año en Mazunte.
- Mañana llegan Dani, Irene, Aura, Leti y Martha; que bien que se terminó la construcción de la cabaña contigua, porque no había manera de acomodarnos todas aquí.
- Si, si fue Difícil con Consuelo y Ángela, Aun con la habitación que añadimos. Por lo menos come papaya.
- Sabes que no me gusta la papaya.
- Comete el Plátano entonces.
- Hoy por la noche llegan Rodrigo y Liliana – añadió dándole un mordisco a un plátano.
- Y Pasado mañana Adriana, Kyle y Jay, serán unas vacaciones muy interesantes; te comentaron algo las chicas con respecto a Claudia.
- Solo Dani, dice que le va bien, pero no está preparada para verme – no pudo evitar ruborizarse.
- No puedo evitar sentir que es lo mejor, yo tampoco estoy preparada para que la incluyas en nuestra vida.
- ¿Sientes celos de Claudia todavía?
- Siempre, es un sentimiento inmaduro, ridículo, irracional, pero tratándose de ti no puedo evitarlo, y con ella es mucho más intenso, solo recordar que estuviste casi a nada de quedarte con ella.
- Eso fue por tu culpa – dijo haciendo un mohín - Aun no entiendo porque te fuiste sin decir nada Zoe.
- Paula te encontré con novia, y no cualquiera, ¿te haces una idea de lo que sentí al encontrarte precisamente con ella?
- Pues me dijiste que estabas la mar de feliz de verme con ella.
- Pues te mentí, la odie.
- ¿y a mí me odiaste?
- Un poco… sí.
- Pero igual no dijiste nada.
- Ni tú
- Tú llegaste con compañía.
- Con Adriana, eso fue casi como llegar sola.
- Aja, como no, me volvió loca tocándote, acariciándote, hablándote al oído, y tú a ella. Me trasforme en un monstruo verde de celos, todo mundo se da cuenta menos tú, y vas y me dices “que bonito que soy tan feliz”.
- Yo también me estaba muriendo de los celos y además que podía decir después de lo que dijiste tú.
- Deberías haber dicho “déjate de tonterías, es obvio que estas mal porque estas celosísima y estas enamorada de mí y yo también te amo Paula”.
- Oye soy psicoterapeuta no adivina bebé.
- Oye que no se necesitaba ser adivina, todo mundo se dio cuenta menos tú, ahí no había nadie especialista en comportamiento humano, salvo Usted.
- Creo que Adriana tiene razón, cuando se trata de mí no tengo ni idea de la vida; por lo menos me queda el consuelo de que tú tampoco tenias mucha idea, todas se percataron de que yo estaba loca por ti, menos tú.
- Cierto, Dani tiene razón el amor vuelve bruta a la gente.
- Ya que estamos a mano ¿vale si te lo digo ahora? Te amo Paula, te amo desde el primer instante que te vi – la rodea con sus brazos y la besa.
- Te amo Zoe, siempre.
- Siempre.
A todas y todos los que me han favorecido con su compañía en esta entrega, leyendo, comentando y calificando. Muchas gracias.
Gracias a ti espejo por tu amistad, pero sobre todo por las palabras exactas en el momento justo.
Cris, gracias por mostrarme el camino hacia mi felicidad y por cruzar el atlántico para darme un abrazo, a ti Güera gracias por acompañarla, un millón de te quieros para las dos.
Conejo, gracias por el café de las mañanas, el cigarrillo de las tardes, por compartir mi cama y mi vida. ¿Sabes una cosa? Siempre.