La Especialista Capítulo V
Quien ama tu Alma te ama de verdad
La Especialista
Capitulo V
Claudia
- ¿No te preocupa el que no se haya comunicado para nada contigo Dani? – dijo Martha con extrañeza.
- Tranquila tranquila, no estoy, bueno, en realidad si estoy, me da un tanto de sentimiento que ni siquiera una llamada, un mail, pero pienso que se debe a que se lo está pasando bomba, y cuando estas pasándolo genial pues no te acuerdas de nada ni de nadie ¿no?
- Además las malas noticias vuelan, si algo malo hubiera pasado tengan por seguro que ya lo sabríamos, es como dice Dani, si estas feliz y divirtiéndote, te concentras en eso y se te olvida el mundo – agregó Aura.
Claudia las escuchaba en silencio como siempre que hablaban de Paula, pero cada vez le resultaba más difícil no preguntar, no saber, no entender, y es que se cuestionaba si verdaderamente las chicas no sabían el paradero de Paula, si en realidad no se había comunicado con ninguna de ellas; sobre todo con Dani, pero tenía la certeza de que ninguna le diría nada al respecto así se animara a cuestionarlas; si bien nunca dijeron nada, ni le hicieron reproche alguno, tenía conciencia de que callaron por respeto y cariño a Paula, a ella hubieran deseado fulminarla, hacerla pedacitos o por lo menos no volver a hablarle, y es que todas habían terminado por querer muchísimo a Paula – y como no hacerlo, como no quererla, como no amarla – pensó, y es que ella en verdad intentó evitarlo, se esforzó en no hacerlo, lucho como una fiera contra el impulso desbocado que la atrajo hacia esa niña desde que la conoció. El recuerdo de esa noche vino a su mente tan claro como si lo estuviese viviendo otra vez.
Había decidido no ir, le apetecía algo más fuerte que una noche en el “antro” fresón de la condesa en el que quedó con sus amigas. Lo meditó toda la tarde, ya puesta frente al volante enfilo hacia la zona rosa, pero vete tú a saber porque casi al arribar giró de golpe y emprendió el camino hacia el lugar en donde la vida le cambiaría.
No noto la presencia de Paula de inmediato, fue la fuerte sensación de sentirse observada lo que provoco que dirigiera su mirada hacia ella; entonces la vio, se trataba de una chica insípida, cuyas ropas dejaban sin ganas a la imaginación, su piel contradecía a su atuendo y peinado con respecto a su edad, en definitiva se trataba de alguien que en otras circunstancias difícilmente notaria, pero algo en la mirada verde de esta niña a pesar de los gruesos cristales que intentaban difuminarla la incitaba atrayéndola de tal manera que en ese momento dejó que sus instintos obraran por ella; el primer contacto que tuvo con esa piel tan suave y tersa como la de un bebé le produjo una sensación rara, en principio decidió que era curiosidad estimulada por la insistente mirada de esa chica que a todas luces era bastante tímida y sin embargo la miraba casi con descaro; impulsivamente tomándola de la mano la llevo hasta la pista; el temblor de su cuerpo, su exacerbada timidez y la naturalidad de los movimientos de Paula le generaron un cosquilleo que la incomodó, pero en segundos decidió que el asunto le divertía así que el resto de la noche desplego todo su encanto con ella.
Aunque las miradas de sus amigas denotaban curiosidad, excepto la Daniela que reflejaba preocupación, ninguna expreso o cuestiono nada con respecto a sus atenciones con Paula al menos esa noche.
Contrario a su costumbre esa noche no se desapareció con un ligue casual o se marchó antes, durante toda la velada estuvo pendiente de Paula, esmerándose en que se sintiera integrada, y lo logro, en algún momento fue una más de ellas, divertida, riendo; en mas de un momento volvió a experimentar el incómodo cosquilleo y en cada ocasión lo deshecho de inmediato encontrándole diversas explicaciones.
No es que aquella primera noche se percatara del vuelco que daría su vida, en realidad después de ésta no pensó en Paula ni en las extrañas sensaciones que le sobrevinieron por su causa, ni siquiera definió estas últimas, simplemente se dejó llevar por una situación que le pareció agradable, divertida y después se olvidó de ella.
Pasaron muchos días antes de que Claudia se volviera a encontrar con Paula; su amistad con Martha databa desde la adolescencia, se conocieron en la escuela secundaria y la atracción fraternal fue casi inmediata, nunca hubo nada romántico o sexual entre ellas, juntas vivieron confusión, temor y aceptación producto de su sexualidad, años después conocieron y entablaron amistad con Leticia, Aura y Daniela, formando un grupo de amigas bastante unido; pero Claudia era distinta, ave de paso, andariega, era bastante común que la perdieran de vista por largos periodos. Esa misma noche mientras se despedían quedaron de encontrarse en el mismo sitio a la siguiente semana, pero Claudia no se presento a dicha cita.
Una tarde de entre semana Aura le llamo para decirle que estaban planeando una escapada de fin de semana a Puebla.
- ¿Quiénes van? – cuestiono Claudia.
- ¿Cómo quiénes “wey”?, las de siempre… bueno quizá también Paula, la última vez que nos vimos estuvo, y es buena onda la chava ¿no?
- Si… es simpática.
- Tiernona ¿no?, bueno dime ¿vas o no?, necesito que lo asegures para ver si nos vamos en el coche de Leti o en mi camioneta.
- ¿Cuándo y a que hora?
- Saldríamos el viernes por la tarde y regresaríamos al domingo tempra, para evitar el tráfico de la tarde.
- Okey, va, ¿dónde nos vemos?
- En mi casa, Leti se viene conmigo desde que salgamos de la oficina y pasamos por Martha, Dani quedo de llegar ahí, y pues tú puedes dejar tu coche en mi garaje, ¿cómo ves?
- ¿Dani llega sola?
- ¿Cómo?... – dijo Aura desconcertada- ahhh si, pues eso dijo, que ella llegaba, además que no se donde vive desde que se mudó.
- Yo me refería a… olvídalo, dime a que hora exactamente tengo que llegar, nada mas que sea después de las seis de la tarde.
- A las siete la idea es salir antes de las ocho.
- Va caigo antes de las ocho.
- Pero antes chula.
- Si, si, antes, bye.
- Bye.
Hasta esa llamada no había pensando en Paula, ni siquiera la recordaba, pero la posibilidad de un encuentro detono de nueva cuenta la emoción contradictoria, agradable pero incomoda que experimentara desde que la conoció; aquel día evitó analizar lo que le pasó, decidió no darle importancia, pero ahora le resultaba difícil no hacerlo - ¿Qué le pasaba?, ¿se sentía atraída por ella?, no, es que eso no podía ser, la chavita tenia bonitos ojos si, pero a parte de esto no había nada que la destacara, es que ni frío ni calor, porque no era fea, pero bonita tampoco, bastante “X” la niña - sin embargo algo le pasaba con ella, quizás es que fue demasiado evidente que Paula se sintió muy atraída por ella; pero eso tampoco proporcionaba una explicación razonable, estaba acostumbrada a ser centro de atracción de mujeres de todo tipo.
- ¡Me da curiosidad! la niña es rara y me da curiosidad – dijo en voz alta tratando de sacarse de encima aquella inquietud.
Durante la semana se le presentó un plan bastante tentador, en otro momento con facilidad hubiera cancelado la salida con sus amigas en pos de este, y estuvo a punto de hacerlo y no precisamente motivada por la preciosidad que se lo propuso, no, es que no entendía como es que estaba casi contando los días para la dichosa escapada - ¡claro que no es por ella! ni siquiera hay seguridad en que vaya, quiero ir y ya, eso es – pensaba buscando una justificación.
La mañana del viernes estuvo lo suficientemente movida como para no darle tiempo de seguir pensando, una vez terminada la jornada laboral enfiló a su departamento, empaco dos cambios, se dio un baño, se arregló y antes de la siete de la tarde estaba ya en la puerta del edificio de Aura; ya se encontraban ahí Leticia y Martha.
- ¡Órale! Que milagro, tú llegando con tanta anticipación.
- Cualquiera que te escuchara diría que soy bien impuntual Martha.
- Y también informal, y es que contigo nunca se sabe, o llegas tarde o no llegas, eso comentábamos.
- Híjole, que exageradas.
- ¿Exageradas?, te conocemos Clau – exclamó Leticia.
- No pongas esa carita amix – intervino Aura sonriente- sabes muy bien que seguido nos das plantón.
- Pues ya estoy aquí, ¿y Dani? ella si es muy puntual.
- Esa debe ser ella – dijo Aura ante el sonido del timbre.
Y ahí estaba otra vez ese cosquilleo, - ¿que rollo conmigo? ¿qué me pasa?- se preguntó mentalmente, pero todo cuestionamiento desapareció en el momento en que la vio entrar, a la luz del día sus ojos verdes, grandes y expresivos eran todavía mas bellos, esta vez nada mas cruzarse con los suyos bajó la mirada, las mejillas se le encendieron en un rubor intenso, no pudo evitar sentir ternura.
- Hola perdón por la tardanza pero entre el metro que a esta hora es un caos y lo difícil que es tomar un taxi en hora pico nos llevo muchísimo tiempo, le digo a “Mylove” que tiene que comprarse un coche y liberar a esta nena del trasporte del proletariado.
- En coche también pierdes un montón de tiempo Dani - señalo Martha a la vez que las saludaba con el clásico beso.
- Pero vas cómoda – agregó Leticia acercándose a saludar del mismo modo.
- Deberíamos aprovechar que milagrosamente estamos todas ya y marcharnos de una vez, así no llegamos tan tarde – inquirió Martha también saludando a las recién llegadas.
- ¡Llegaste antes que yo!, pero si no es ni la media – dijo Dani mirando simultáneamente a Claudia y su reloj.
- ¿Tú también? – Claudia aprovecho ese instante para acercarse primero a Daniela luego a Paula a quien tomo por ambos hombros antes de besarle la mejilla – hola, no les creas nada, les gusta hacerme mala fama, que gusto volver a verte – Paula sonrió con timidez.
- Hola a mi también me da gusto verte – el sonido de su voz suave y tembloroso incrementaron la sensación en el estomago de Claudia.
El trayecto hacia Puebla fue extrañamente fluido, llegaron pasadas las nueve de la noche, decidieron hospedarse en un hotel cercano a la Plaza de Armas, una vez instaladas decidieron ir a los portales, eligieron un lugar bastante bohemio donde un cantante amenizaba con baladas románticas a la luz de quinqués, Claudia tomo del brazo a Paula guiándola hacia dos sillas quedando una al lado de la otra, pasada una hora y después de dos copas de vino blanco observó como Paula fue relajándose y dejo de responder con monosílabos.
- ¿Qué tal les va a Dani y a ti viviendo juntas?
- Excelente, nunca en mi vida me sentí tan bien estando con alguien.
- ¿Ustedes están juntas? – la pregunta salió de su garganta sola y con un dejo de enfado producto del malestar que le produjo el entusiasmo que puso Paula en su respuesta.
- ¿Eh? … no, nooo, Dani y yo somos amigas, es como mi hermana…
- Okey, me agrada mucho saberlo - ¿estaba flirteando con ella? si lo estaba haciendo, y no estaba bien, pero cuando vio como se le ilumino el rostro a Paula se sintió invadida por una agradable emoción y decidió continuar con aquello.
Ese fin de semana se lo dedicó entero, hablaron por horas, o mejor dicho hablo ella, porque Paula la escuchaba con verdadera atención, su risa era franca cuando decía algo gracioso, su expresión era de asombro genuino cuando le hablo de cuestiones o situaciones sorprendentes, esta niña era real, trasparente; llego el momento en que cada gesto de su rostro le pareció bello, delicado; la trató con dulzura, y como aquella primera vez la llenó de atenciones; prácticamente se aislaron del resto, si bien estaban todas juntas, era como si una capa invisible las separara del mundo entero, nunca antes Claudia había vivido algo semejante, centrarse en una sola persona por tantas horas, hablar tanto de si misma con alguien, y sobre todo sentirse tan feliz y cómoda en su compañía, se encontraba en un estado de completa ebriedad emocional, las horas pasaron tan de prisa que cuando menos lo pensó estaban desayunando antes de emprender el regreso.
Una vez que dejaron atrás la autopista y estuvieron sobre la calzada Zaragoza Daniela le pidió a Aura que las dejara sobre Tlalpan en alguna base de taxis.
- No, paso a dejarlas – respondió Aura.
- Es que las desviamos mucho, en serio amiga déjanos ahí.
- Oye de veras, no nos han dicho donde están viviendo – inquirió Leticia.
- Cierto, en la condesa, frente al parque España.
- Están en mi camino, las paso a dejar a ustedes y luego te dejo a ti Martha – intervino Claudia.
- Eso estaría bien – señalo Paula con voz suave pero cantarina, Daniela suspiro con expresión de resignación.
- Okey gracias Clau.
La mágica situación que envolvió a Claudia y Paula se rompió en cuanto pisaron el suelo de la ciudad, una vez ahí, dispuestas a despedirse, Martha subió al asiento del copiloto y Dani y Paula en la parte trasera, hicieron el recorrido prácticamente en silencio, de vez en cuando Claudia miraba a Paula a través del espejo retrovisor, al verla casi encogida, como niña regañada que no sabe que fue lo que hizo mal, le entraron ganas de bajar a las otras dos y escapar con ella.
Ese fin de semana fue el único que se permitió sentir y pensar con libertad, en que se dejo llevar por sus emociones; segundos después de que dejaran a Paula y Daniela tuvo por primera vez un enfrentamiento con ella misma, con su vanidad. Martha la conocía muy bien, era quizá la única persona que podía ufanarse de ello, y por eso pocas veces la cuestionaba o intentaba intromisiones en su vida, sabia muy bien que Claudia no le permitía esto a nadie, ahora en retrospectiva, al pensar en aquella tarde pensaba que si esa ocasión Martha se atrevió a hacerlo fue por la simpatía que le inspiró Paula desde el principio y le preocupaba su fragilidad.
- Clau ¿qué onda con Paula? – soltó en cuanto estuvieron solas.
- ¿Qué onda de que?
- Actúas como si te gustara, y si te gustara estaría bien, porque es obvio que a ella le encantas, pero tú y yo sabemos que no hay manera de que te guste.
Las palabras de Martha le martillaron el cerebro, y es que ni ella misma entendía que le pasaba con Paula- pero en efecto no hay manera de que me guste- pensó, pero la realidad es que no solo le gustaba, se sentía profundamente atraída por ella, sin embargo en ese momento decidió que no quería sentir eso, no podría estar con una chica como Paula, no a la luz publica, no después de que ella siempre lucia a su lado a las chicas mas bellas, mas deseables, además ella no era de relaciones a largo plazo ni de compromisos.
- Claro que no me gusta, me cae bien, es simpática, y lo único que quiero es que se sienta integrada con nosotros, sobre todo por Daniela, para Dani es importante.
- Es que parece otra cosa Clau… comprendo que es parte de tú forma de ser el gusto por sentirte admirada, tienes un sequito de mujeres que se babean por ti, es evidente que a Paula le pasa lo mismo, pero ella es demasiado sensible, puedes lastimarla mucho.
- Entiendo el punto Martha, pero ya te dije que fui amable con ella porque me cae bien y quiero su amistad, llegamos – su tono era ya de molestia y Martha supo que fue demasiado lejos y no dijo nada mas, solo se despidió.
Y en efecto Claudia estaba muy enojada, pero no con Martha, su enfado era con ella misma, no iba a pasar nada con Paula por mas agradable que le resultara su compañía, físicamente no le gustaba y ya estaba.
Esa semana inició su tortura interna, se decía a si misma que Paula no le gustaba ni un poquito, que seria incapaz de tener una relación con ella, pero no podía sacarla de su mente, mantuvo la comunicación trivial vía telefónica y mensajes con sus amigas, pero nadie menciono alguna reunión para ese fin de semana, se paso esperando que alguien mencionara el plan para éste, aun cuando se decía a si misma que no iría aun cuando lo hubiera, a partir del miércoles fue una verdadera tortura, lo mas fácil hubiera sido proponer algo ella, pero esto representaba dos inconvenientes, el primero que hasta donde recordaba eso era algo que nunca hacia y el principal, el temor a evidenciar un interés por Paula delante de las demás, esto verdaderamente la aterraba. Sin embargo el viernes por la tarde estaba casi decidida a hacerlo, era algo mas fuerte que ella, necesitaba volver a verla, escuchar su vocecita, mirarse en esos ojos, y era tan grande su necesidad que en su deseo de saciarla había ideado varios planes para que su propuesta de salida sonara intrascendente, pero el sonido de su celular la pondría a salvo, el nombre que parpadeaba en la pantalla le dio cierta esperanza.
- Hola Leti.
- Hey, ¿tienes planes para hoy por la noche?
- Pues no sé, depende de lo que propongas.
- Pues nada extraordinario amiga, queremos ir al “Yan”, ¿te apuntas?
- ¿Quiénes?
- Pues todas, las de siempre
- Okey, pues si puedo les caigo ¿va?
- Sale, bye
- Bye.
Curiosamente luego de esa llamada dio inicio una lucha interna entre el deseo de ver de nuevo a Paula y su resistencia a éste; y es que para que verla, no tenia sentido, Martha tenia razón, esto no iba para ningún sitio, todo estaba en contra y seguramente lastimaría a esa chavita; es verdad que ella era una completa cabrona, mujeriega, pero no creía haber lastimado alguna mujer mas allá de su ego, y ni siquiera de eso se sentía responsable, ya que nunca se involucro con alguna que se pudiera calificar de inexperta o inocente; pero Paula era todo eso y más: frágil, dulce, tierna, sensible; además esta su amistad con Daniela, tenia plena conciencia del enorme cariño que sentía ésta por Paula, no, definitivamente no podía seguir dejándose llevar por lo que sea que le pasaba, tomo la firme decisión de no ir.
Casi a la media noche sus manos recorrían la espalda semidesnuda de la chica de turno, las cosas avanzaban rápido, se miraron, se atrajeron, estaban bailando y las caricias se tonaban mas atrevidas cada minuto, estaba a punto de besarla cuando se dio por vencida, y es que no podía concentrarse en sus actos si su mente estaba en otro sitio.
- Lo siento linda, pero me marcho – se despidió apresurada obviando cualquier reacción de su acompañante.
El desagrado por su falta de auto control se intensificó lo mismo que los latidos de su corazón cuando la ubicó entre todas sus amigas, tenia reflejada en su rostro esa expresión tan suya, cálida mirada y media sonrisa, se acercó con sigilo hasta el sitio donde se encontraban, aprovechando hasta el último segundo la oportunidad de observarla libre de las miradas de las demás; cuando se hizo presente sorpresivamente tal cual acostumbraba, el semblante de Paula se ilumino regalándole una gran sonrisa echando de golpe cualquier malestar, respondió mecánicamente a los comentarios por su llegada a esas horas, las dos horas que estuvieron dentro del sitio estuvo en automático, esa noche por primera vez sintió un deseo desmedido por sentir sus labios, de pronto éstos se le develaron carnosos, deliciosos y apetecibles; estaban ya fuera del local despidiéndose unas de otras cuando sin pensarlo, en un acto totalmente impulsivo en lugar del besito en la mejilla sus labios fueron directos a los de Paula, fue tan rápido, tan atropellado y sobre todo tan irracional que de inmediato se arrepintió, trato de actuar con naturalidad, esforzándose en que pareciera un acto accidental, mas en busca de su tranquilidad que en la de la propia Paula.
A solas escudriño su conducta, buscando una justificación para esta – tenia tentación y la satisfice, ya esta, ahora se me pasara, nadie saldrá herido, solo fue un besito inocente, seguro que ella no le dio tanta importancia – pero en el fondo sabia que Paula si le dio importancia, de lo que no quería enterarse es de la importancia que tuvo para ella, se negó a aceptarlo aun cuando paso días pensando en ese “insignificante beso”, en el sobresalto que le causó, pero sobre todo en la necesidad de repetirlo, pero quería mas, requería mucho mas que besar sus labios, quería explorar esa boca, poseerla y la ocasión se presento el siguiente fin de semana.
Esa noche volvió a llegar tarde, cuando sitúo a Daniela, Aura y Paula dirigiéndose al baño tomo la decisión de no hacerse presente, espero en un rincón oscuro al acecho de una oportunidad, minutos después salió Aura, seguida por Daniela, el destino le jugaba a favor o en contra pensó, sus amigas pasaron frente a ella sin notarla, cuando Paula estuvo a unos pasos tomándola del brazo la atrajo hacia sí; en un primer instante se sobresalto y la mirada detrás de los cristales fue casi de pánico, el estremecimiento de su cuerpo fue inicialmente por el susto, cuando se dio cuenta de que se trataba de Claudia, sonrió levemente.
- Que susto me has dado…- Claudia la miraba fijamente, no dijo nada, se apodero de sus labios, acariciándolos, palpándolos por varios segundos, su lengua busco la de Paula sin premura, despacito, deleitándose en el momento, no supo cuanto duro el beso, se perdió en él, no quería que terminara, no solo por prolongar el placer que éste le producía, no quería regresar a la realidad, recuperar la conciencia, había cruzado una línea sin regreso y del otro lado había dolor.
Con reticencia terminó el beso, sus labios fueron directo al oído de Paula – no digas a nadie que me has visto, le dio un beso en la mejilla y sin mas se alejó.
Vinieron tanto besos después de éste, caricias cada vez mas intensas, siempre ocultas, furtivas, la sumisión a Paula ante esto le hacia sentir culpa, pero insaciable volvía una y otra vez.
La noche que la hizo suya por primera vez tampoco fue planeada, como un depredador a la caza, aprovecho la oportunidad de aniquilar a su presa, en un primer momento no lo sintió así, como siempre solo se dejo llevar por sus impulsos, sin embargo aun cuando inicialmente la besó, acaricio y desnudó con desesperación, una vez en la soledad de la habitación después de que Paula le hizo el amor con una devoción total, todo el deseo ansioso que le atormento durante meses se trasformo en infinita ternura y la poseyó llena de dulzura, la amo apasionadamente, con cada fibra de su cuerpo, con el alma, con el primer orgasmo de Paula suspiró conmocionada, pero la conmoción se trasformo en terror, en miedos y culpa segundos después, se vistió de prisa y salió huyendo.
A partir de ese momento dio inicio una lucha encarnizada entre sus deseos y su vanidad, esa era su realidad, Paula la atraía como un imán, pero se sentía incapaz de admitir eso públicamente; se ausentaba por largos periodos en un intento de ponerle fin a esa locura, pero siempre volvía y Paula la recibía sin reproche alguno, sin preguntas, entregándose a ella cada vez. En el intento de que fuera Paula la que terminara esto, cometió la crueldad de exhibirse frente a ella con otras mujeres, hiriéndola, y esas heridas la laceraban, pero continuaba haciéndolo.
Una noche alguien cualquiera, nadie importante le hablo de Paula refiriéndose a ella peyorativamente – ¿todavía no te cansas de tu experimento? ¿o es que no encuentras la forma de deshacerte de ella?- pero a pesar de la rabia interior que la invadió y las ganas de golpear a su interlocutora, solo sonrió, festejando la broma. Nunca en su vida se sintió tan ruin, tan baja, y eso la llevo a tomar la decisión que la tenia ahora en agonía.
Decidida a ponerle punto final a su situación se involucro por primera vez con una mujer, se forzó al compromiso pasados unos meses de ir y venir, le propuso a Susana vivir juntas, ella acepto, el paso estaba dado, para ese momento Claudia estaba segura que Daniela, Aura, Leticia y Martha estaban enteradas de lo que fuera que tenia con Paula, no dijeron nada, solo su actitud protectora con ésta y de reproche con ella se lo hicieron evidente, por eso un día las llamo a todas para quedar a comer; Martha no se presentó, en ese momento no tenia idea de porque, ella era su amiga mas cercana; demostró ser una excelente actriz, con efusividad inusitada las informo de su nueva situación de mujer comprometida en una relación monógama, les hablo de Susana como la mujer de su vida, de lo enamorada que estaba, ellas la escucharon con atención, la felicitaron sin entusiasmo, sus miradas denotaban tristeza, sabía que pensaban en Paula, pasado un rato se despidieron; estaba hecho, las conocía, ellas darían la estocada final.
Pasaron muchos días antes de que alguna de ellas se comunicara, su desesperación por saber de Paula rayaba en la locura, tuvo que hacer acopio de una fuerza que no tenia para no buscar respuestas, la primera que le llamo fue Martha, su voz sonó seca y fría a través de la línea telefónica, a pesar de ello a Claudia le pareció música, necesitaba noticias, saber; quedaron de verse a la hora de la comida. Después de una charla trivial Claudia no pudo soportarlo mas y soltó la pregunta que le atragantaba.
- ¿Cómo esta Paula? – tras una mirada gélida Martha respondió.
- Muy bien, nos hemos despedido de ella ayer por la tarde, solicitó un sabático y se marcha fuera del país con su tía – aquello fue como un golpe en la boca del estomago.
- ¿A dónde se va? ¿cuánto tiempo? – Martha contuvo un momento la respiración para luego sin inflexión en su voz preguntar.
- ¿Y tú que tal la vida de pareja? ¿feliz?
- Martha ¿porqué obvias mi preguntas?
- Todas pensamos que así es, que estas muy feliz, y esta padre, por eso decidimos darte tu espacio, tú tiempo, esperamos que funcione para ti esta oportunidad que te estas dando, ya ves, parece que por fin Aura y Leti dejaran de hacerse locas y lo intentaran, Dani decidió dejar el trabajo en el hotel y buscar algo que la satisfaga mas, yo estoy pensando en regresar a la universidad y Paula se va buscando su tranquilidad y yo espero que encuentre algo mas que eso, porque es un ser humano precioso, que se merece lo mejor ¿no lo crees así?, ¿a que no te esperabas los de Aura y Leti? – concluyó guiñándole un ojo mientras se llevaba a los labios su taza de café.
Ni un reproche, ni un cuestionamiento, pero con aquellas palabras le hizo saber que todas crearon un circulo protector alrededor de Paula, un circulo al que ella no estaba invitada.
Su constante irritabilidad y sus recurrentes infidelidades terminaron por dar al traste con su intento de relación, y ni siquiera era incapacidad de ser fiel, porque tampoco es que tuviera muchas ganas de estar con otras mujeres o de saciar su necesidad de sentirse poderosamente atractiva, cada encuentro causal era un tropiezo con profundo dolor que produce la insatisfacción que viene después de no encontrar lo que buscas y es que en cada chica buscaba sentir un atisbo, una ínfima parte, un átomo de las sensaciones que Paula producía en ella, una tras otra conquista sin encontrar ni la más mínima emoción; ni un trozo de esa explosión que detonaba cuando hacían el amor; cuando cansada Susana se fue dejándola sola, sus relaciones casuales se hicieron mas frecuentes, buscando en cada cuerpo el aroma, el sabor, las formas de Paula; y cada una de esas mujeres solo le dejaba una sensación de vacío que la sofocaba, solo el caudal de lagrimas silenciosas le proporcionaba cierto alivio.
Demasiado tarde comprendió que se enamoró de esa mujer insípida y desgarbada, el pensar en ella seguía siendo una contradicción en su vida, recordarla, revivir los momentos a su lado era como un bálsamo para sus culpas, miedo y dolor, pero irremediablemente después de esto recordaba su cobardía, su vanidad, la cantidad de veces que la hirió, imaginarla sufriendo, martirizada por su recuerdo, hundida en la desesperación, entonces además del dolor se odiaba a sí misma; y aun sabiendo que no tenía derecho, rogaba por una oportunidad - ¡que vuelva! ¡Una oportunidad! Solo una para demostrarle que la amo frente al mundo entero – era su pensamiento cada noche y cada amanecer.
Las voces alegres de sus amigas resonaban lejanas mientras ella continuaba sumergida en la profundidad de sus recuerdos, emociones y sentimientos, solo el sonido estruendoso de un celular la volvió a la realidad.
- Nunca se donde lo meto – decía Daniela hurgando al interior de su bolso, una vez que tuvo en su manos el aparato su mirada se encendió - ¡My Loveeeee!
Todas gritaron emocionadas, todas excepto ella que sentía que el corazón se le salía del pecho.