La escuelita de fútbol (5)

Por la “carta blanca” que me dieron, se arma el equipo para las investigaciones. Leticia desgrana parte de sus problemas pero todavía no tiene cabida y surge otro “tiroteo amistoso”.

CARTA BLANCA - LETICIA - SANDRA.

Desperté cuando eran pasadas las nueve de la mañana, inusual para mí, aunque me noté relajado, tranquilo, descansado, hasta energizado por la tranquilidad de la casa y el entorno melodioso y envolventes del canto de distintas aves.  Fue evidente que en el día anterior se presentaron diversos factores que actuaron en mí físico y en mi mente para que me sintiera como si me hubieran dado una paliza.

La noticia del ascenso, con las responsabilidades que ello conllevaba, sacarme las ganas con Ivon , repetir más tarde con la adrenalina a mil, pensar en el funcionamiento de toda la empresa, no sólo en un área determinada, entrenar a los chicos, hablar con las mamás y “atender” los requerimientos de Diana e Irina tratando de “dar la talla” ante las dos, no había sido para tomarlo a la ligera.

Además, tenía un hambre como para cuatro, tal es así que luego de hacer mis necesidades e higienizarme, fui para la cocina a preparar mi vicio más entrañable, me urgía tomarme unos mates acompañados de unas medialunas de manteca que nunca faltaban en el freezer, admito que recién compradas en la Panadería tienen un sabor distinto pero éstas tenían el sabor de lo artesanal, me las preparaba la señora que venía los jueves y los viernes a limpiar y cocinar. Josefina era fenomenal, trabajaba desde hace muchos años en casa de mis padres y me trataba como a un hijo.

Al pensar en ella tomé conciencia de que me encontraba desnudo pero recién vendría el día siguiente y me quedé tranquilo, tomé cuatro medialunas, un golpecito de microondas y me senté frente al enorme ventanal que daba al parque y al sector de la piscina a disfrutar de mis mates dulces y a estudiar las carpetas que me había traído conmigo.

Descubrí que tres de las carpetas venían “con trampa”, noté que en las Direcciones de Mantenimiento, la de Logística y Transporte y la del área de Administración había mucho para solucionar, allí se daban casos que infringían las normas de la empresa expresamente establecidas por el Presidente de la misma y que eran totalmente incompatibles con el Nepotismo.

Salvo el caso del Director del área Contable que me había pedido que fuera yo el que hiciera las entrevistas con las aspirantes, cada Director tenía la potestad de contratar al personal a su cargo y luego pasaba los datos a la Dirección de Recursos Humanos pero ésta área no era la encargada de vigilar o de controlar la cantidad o calidad de los trabajadores de cada área y cada Dirección tenía otorgado su propio presupuesto y, si se quiere, su propia “cadena de mandos”.

Como ejemplo, vale decir que si se otorgaban “permisos especiales” o vacaciones o se modificaban los horarios de trabajo, se contrataba o se despedía a alguien, se cumplía informando a Recursos Humanos, éste lo dejaba asentado pero, como quedó dicho, no hacía controles sobre las decisiones de cada Director, sólo podía opinar al respecto si existían algún despido que pudiera perjudicar a la empresa con juicios o sanciones ministeriales.  Era evidente que el Presidente de la empresa delegaba pero no siempre delegaba bien y se lo pasaba por alto en varias cosas.

Pude notar que en esas Direcciones había “más caciques que indios”, con puestos o nombramientos que excedían el organigrama de cada sector, existían “Sub” en varios puestos que no estaban contemplados o “Encargados de Área” que no tenían razón de ser y/u horarios de trabajo “acomodados”.  Esto también afectaba el rendimiento o la eficiencia de la parte de Contaduría y Liquidaciones porque ellos no podían ignorar estos desfasajes.  Algo similar pasaba en la parte administrativa y en el área de Logística y Transporte el asunto era más engorroso y prácticamente delictivo.

La empresa de transporte que se contrataba para trasladar los productos a diversas provincias del país pertenecía al consuegro del Director y no saltaba porque los apellidos diferían completamente del Ejecutivo en cuestión, lo cual implicaba que la empresa que hacía los repartos en la capital y el gran Buenos Aires podría pertenecer a algún otro pariente disimulado en un apellido distinto y ni hablar de los precios que se manejaban o los posibles “sobreprecios” en los fletes.

Manejar una empresa que ya por su volumen de producción excedía el marco de “empresa familiar” implicaba no sólo tener “cara de perro” y/o mostrarse como “duro” porque por más “duro” que se quisiera demostrar uno, como era el caso del Presidente de la empresa, bastaba con que no se enterara de las trapisondas para poder actuar a sus espaldas.  Ese era el trabajo que se me había otorgado, sanear, pulir y limpiar lo que ya parecía ser demasiado evidente pues me había dado cuenta con sólo indagar en los datos que tenía…  ¡Lindo “muerto” me habían endosado!...  Muchas cosas deberían cambiar.

No iba a ser nada fácil esto pero, como comúnmente se dice, “metido en el baile, hay que seguir bailando” y lo primero que se me vino a la mente es comunicarme con el Presidente de la empresa para preguntar como venía esta historia.  Lo llamé y me pasaron con rapidez…

  • Hola Ignacio , ¿qué se le ofrece, hay algún inconveniente?
  • Buen día señor, no, inconvenientes no hay pero estoy seguro que los habrá.  Estuve estudiando lo de las otras Direcciones y se me hace que en el almuerzo no se habló todo lo que se debería haber hablado.
  • Por lo que me dice, creo que ha “desculado a la hormiga” más rápido de lo que pensé.  Voy a ser más que sincero con usted, no tengo descendencia, la salud no me está acompañando en la medida de lo que deseo y no es conveniente que me enfrasque en determinadas discusiones o peleas, el concepto de empresa que siempre manejé como “familiar” me ha superado y si pretendo mantener a la empresa con el mismo liderazgo al que hemos llegado, se necesita una sangre nueva que sepa tomar el timón con firmeza y usted es el indicado.
  • Le reitero que le agradezco la confianza pero si usted pretende un saneamiento como el que me imagino, va a ser necesario asesorarse debidamente en lo Legal y acumular pruebas en contra de los que hacen las cosas mal, esto para evitar una ola de juicios que dañaría la Economía y la imagen de la empresa.
  • Bien Ignacio , estoy de acuerdo, ¿qué es lo que propone?
  • En principio, el asesoramiento Legal lo tendré que buscar en otro lado, por lo que estuve viendo, ya no confió ni en mi espejo y lo mínimo es revisar contratos que se llevaron a cabo con los Abogados de la empresa.  En segundo lugar, tendré que armar un equipo de investigaciones ajeno totalmente a la empresa, el caso es nutrirse de pruebas que echen por tierra cualquier defensa, no se puede hacer una limpieza así porque sí como si fuera un capricho.  También hay que mantener de nuestro lado a los Sindicalistas para que la producción no decaiga y para todo eso hacen falta recursos que no sé si tengo.  Por lo pronto hay que cambiar algunas de las metodologías de trabajo, los Directores no pueden disponer del personal sin la conformidad exclusiva de Recursos Humanos y tampoco pueden contratar servicios de subsidiarias como si fueran dueños y aquí cualquiera decide lo que se le ocurra sin consultar a Presidencia.
  • Estoy de acuerdo en un 110% con usted pero no tengo ni quiero recomendarle a nadie para llevar adelante lo que propone, lo dejo todo en sus manos, respecto a los fondos, no sé de qué suma hablamos pero puedo abrirle una cuenta de uno o dos millones de dólares para que la maneje exclusivamente usted, completamente independiente de la empresa y nadie se enterará de esos fondos.
  • Me parece bien aunque creo que el importe es excesivo.
  • No se haga problemas, mañana mismo tendrá todo listo, yo lo tomaré como una inversión puesto que si todo sale como imagino, con la economía saneada y los gastos justos, ese dinero se recuperara rápido.
  • Bien, como guste, yo ya me pongo en campaña para comenzar a actuar, a menos que usted disponga en contrario.
  • Ni hablar, la pelota ahora está en su campo y tiene mi apoyo total, algo que refrendaré por medio de un Escribano porque no va a alcanzar el memorándum interno.  Proceda Ignacio , usted hace y deshace.

Terminamos la conversación y yo estaba con la adrenalina a mil, la cosa no era tan simple como para llegar, sentarme y ejercer funciones de Presidente sustituto, hasta pensé en tomar a un par de custodios personales habida cuenta que iba a meter los dedos en intereses un tanto oscuros y nadie con el “culo sucio” se iba a quedar tranquilo esperando a que viniera alguien a usurparle “su quintita” de ingresos mal habidos, menos que menos la empresa de transporte que movía un dineral en fletes por viaje.

Me puse a pensar en cuáles serían los primeros pasos y me encontré con los primeros escollos: ¿A qué Abogado de confianza podría contratar para interiorizarlo del tema y que, en principio, desmenuzara los contratos o confeccionara nuevos?...  ¿A quién debería recurrir para armar un equipo de investigación que supiera buscar pruebas para evitarnos los juicio?...  ¿Quién me podría recomendar a gente de suma confianza para que se constituyeran en mi custodia?...  Definitivamente, no iba a resultar tan fácil…

El mediodía ya se me venía encima y me dediqué a cambiar la ropa de cama que junto a la otra ropa sucia fueron a parar al cesto, ya se encargaría Josefina , me cambié y saqué del freezer una de las comidas ya preparadas de antemano, la calenté en el microondas y me puse a almorzar con la cabeza funcionando a full.  El sonido del celular me sacó de mis pensamientos y miré quien era que llamaba, resultó ser Elena y contesté enseguida…

  • Hola belleza, ¿a qué debo el honor?
  • Hola cielo, ¿te animás a venir a almorzar a casa?
  • Recién acabo de terminar de comer, lástima que me avisaste tan tarde, ¿no me digas que recién te levantás?
  • No, estoy desde temprano trasladando cosas, recién se fueron los chicos de la mudanza.
  • ¿Te estás mudando?, ¿no era que vivías en un piso de tu propiedad?
  • No es mía la mudanza, es de Leticia , se separó y fuimos a buscar algunas cosas de ella
  • Lo lamento, ¿se va a quedar allí contigo?
  • Si, esto es enorme y vamos a separarlo en dos para que pueda poner su Estudio con entrada independiente.  Le pedí a ella que hablara con vos para que la conectaras con otros empresarios.  -Al toque se me prendió la lamparita-.
  • En realidad, acabo de darme cuenta que ella es Abogada y estoy necesitando a uno con urgencia, tengo un lío tremendo con este tema de la empresa y estoy enfrascado en la papelería.  ¿Por qué no se vienen un rato para casa, le explicó lo que quiero y “cambiamos figuritas” para ayudarnos mutuamente?
  • Dale, ya le aviso, mirá que vamos bien de sport y con los trajes de baño.
  • Me van a matar de un infarto estando las dos juntas, vengan que las espero y luego nos vamos juntos a la Escuelita.

Recordé que Elena me había dicho que la hija hacía “Civil y Comercial” y si era “bicha” se podría hacer cargo ella de todo, de última me podría recomendar a alguien más competente.  No habían pasado veinte minutos y ya estaban en la puerta, el nene bajó del coche y corrió para abrazarme, me vino al pelo para apartar la vista de esos dos monumentos de mujeres enfundadas en remeras y shorcitos de jeans que se acercaban. Elena estaba muy bien pero Leticia la opacaba por su juventud aunque no tanto, la personalidad de la madre se imponía en muchas cosas.

Nos saludamos con un beso y como no habían almorzado me dijo de pedir algo, “ni loca, fijate en el freezer, está lleno de comidas listas para calentar”, -le dije y se adueñó de la cocina-.  No hice ninguna referencia al tema personal de Leticia y le expliqué rápido lo que necesitaba y el por qué de todo ello.  Se dio cuenta enseguida que eso era para llevarlo relativamente tranquilo y coincidimos en todos los pormenores, tampoco hizo falta explicarle lo del tema de tener un equipo de investigación para indagar más profundo, para determinados casos de su Estudio Jurídico anterior solía usar los servicios de una agencia dirigida por un Subcomisario retirado, eran cuatro, tres hombres y una mujer y si tomaban un caso se dedicaban sólo a ese hasta finalizarlo.

Esto me interesó pero antes de seguir le pedí que me hiciera los números por su trabajo, que preguntara si aceptarían y lo que me saldría el trabajo de investigación.  De inmediato llamó, habló con el “fulano” en cuestión y quedamos en reunirnos a las seis de la tarde con todo el grupo y en mi casa.  Mientras Leticia hablaba por teléfono me acordé de los custodias y le pedí que averiguara por cuatro custodios personales, a razón de dos por día, en principio por los treinta días en que ellos estimaban que duraría todo el proceso y que no fueran de agencias.

El nene jugaba en el parque y lo teníamos a la vista desde el ventanal, Elena se movía como si fuera su casa, preparó todo y volví a almorzar pero no paramos con la conversación.  Los honorarios de Leticia fueron del orden de los cien mil dólares, los investigadores implicaban un gasto de cincuenta mil más viáticos y los custodios en lo mismo, no implicaban un gasto exorbitante, de hecho mucho menor que lo que yo pensaba pero me aseguré hablando con el Presidente de la empresa que me contestó que yo era el que decidía y que el dinero para el adelanto estaba ya disponible en el banco, yo sólo tenía que presentar los documentos.

El operativo “limpieza” estaba en marcha, lo que faltaba por finiquitar era ínfimo y mañana mismo comenzarían con el trabajo, yo sólo tenía que darle la “punta del ovillo” diciéndole con cual persona empezar y ellos se encargarían de los llamados telefónicos, los ingresos, los egresos, el tren de vida, grados de parentesco y demás.  Por lo pronto, nos quedaban un par de horas para irnos a la Escuelita, las dos mujeres dijeron de aprovechar la pileta y fue el acabose para mí porque no tardaron en hacer su aparición unas tangas infartantes en que el culo de Elena se llevó las palmas.

Me senté debajo de una sombrilla y coloqué las dos carpetas que más me interesaban sobre la mesa de jardín y al verme con ellas Leticia me preguntó si necesitaba que me ayudara…

  • No, gracias hermosa, las estoy mirando sin ver, me sirven de excusa para no mirarlas de frente a ustedes dos, el brillo que despiden puede llegar a dañar cualquier retina.
  • Jajaja, mamá me dijo que eras un tipo galante y piropeador aunque éste te salió un poco cursi, sin embargo, te olvidás de algo importante.
  • Si me estás contestando es que entendiste el concepto, no los elaboro y salen como los pienso, además, ¿qué es lo que olvido?...
  • Te olvidás que soy lesbiana…
  • ¡Por Dios, qué cabeza la mía!, quise alabar tu belleza, el donaire y la gracia que exhiben dos mujeres hermosas y me olvidé de leer el cartelito que tenés en la frente, deben ser los años y las neuronas que se marchitan.
  • No me jodas, vos ya lo sabías.
  • No te jodo, son ustedes las que se confunden, un piropo sin groserías es un halago que, la mayoría de las veces, conlleva nada más que admiración por el sexo opuesto, las que reciben el piropo son las que le dan una connotación meramente sexual, aunque debo admitir que no son todas las mujeres, algunas sólo te sonríen o te dan las gracias por tenerlas en cuenta y no ofenderlas.  De todos modos, quizás tenés razón, prometo que la próxima vez, antes de decirle un piropo a una mujer le voy a preguntar qué clase de sexo practica o si es un exponente de la pelotudez del feminismo idiota que las aleja de lo femenino que verdaderamente las destaca en su mejor esencia.
  • Bueno, no lo tomes a mal, es raro recibir un halago de un hombre sin que conlleve algo sexual, yo no escucho lo que puede decir un hombre porque me gustan las mujeres.
  • Por lo menos en algo estamos de acuerdo, a mí también me gustan las mujeres…  Me hace pensar mal de tu inteligencia esa forma de otorgar roles determinados o preconceptos.  Un hombre que se acerca a vos por algo meramente profesional o solamente amistoso, no implica que no te vaya a mirar los ojos, las tetas o el culo porque vos decidís que DEBE convertirse en un ser asexuado.  Si se le llega a escapar decir: “qué bonita está hoy Doctora” pasa a ser considerado como alguien que te pellizca los pechos o te toca el culo sin permiso y merece ser destripado o brindarle un asesoramiento perjudicial…  Es para ponerse a pensarlo muy detenidamente…

La había puesto en un aprieto y admito que quizás sea un defecto que tengo, me molestan las idioteces y los pelotudismos en el modo de pensar de muchas personas, mucho más en aquellas personas que se han preparado para exponer conocimientos e inteligencia y que se suponen “conocedoras”.  Adoptan roles absolutos ya sea para su condición sexual y/o social y/o para su profesión y acaban por cometer errores desde un lado o desde el otro prejuzgando para la mierda.

En ese momento se acercó Elena sacando su cuerpo con un toallón y la hija no pudo contestarme sobre lo que yo expresaba…

  • ¿Qué hablan chicos, se puede saber?
  • Nos estábamos peleando amistosamente con Leticia, resulta que le dije un piropo respecto a que brillaban por la belleza que exponían y me contestó casi secamente que ella era lesbiana, le respondí que no le había visto el cartelito en la frente, según parece, decirle un halago es algo similar a intentar una violación.
  • Yo no dije algo así.
  • Es verdad, no lo dijiste pero… sonó a un casi, casi…  ¿A vos que te parece Elena, me asesorará bien o estará molesta por el tema del Género y del Patriarcado que suelen exponer las Feministas ante un machismo recalcitrante expuesto por el hombre que tienen delante?...
  • No sé qué decirte Nacho , me tomás por sorpresa, -me dijo “la abuela” echando chispas por los ojos al mirar a la hija, tratando de mantener la calma para no explotar-.
  • Nada, no digas nada mi cielo, no hay nada que decir, apenas si era un cambio de opinión, eso sí, le prometí que desde ahora, antes de decirle un piropo a alguien le voy a preguntar por sus preferencias sexuales, jajaja, mejor nos cambiamos porque se nos va a hacer tarde.

Entramos a la casa, Leticia fue a cambiar al hijo a uno de los dormitorios y Elena se acercó para pedirme que la disculpara a la hija porque estaba mal con el tema de la separación que había sido un tanto traumática y le contesté…

  • Aparte de las ganas que tengo de estar a solas con vos para que me dejes de cama gozando de tu piel y toda tu esencia de hembra, debo decirte que esa forma de proceder no la hace ver como muy profesional que digamos, trataré de hacerme el boludo e ignorar esto porque estás vos de por medio pero… hay mucho dinero en juego y me estoy jugando mi prestigio personal como para lidiar con una persona “cerrada”, creo que ya sabés que no soy un “baboso” que anda persiguiendo tal o cual culo, aunque también sabés que no me gustan determinados extremos, trato de respetar como cada cual maneja su propia sexualidad pero no trabajaré a disgusto con nadie.
  • Tenés razón y me pone mal porque la creía con más “roce”, debería tener una noche con vos para aprender y darse cuenta lo equivocada que estaba cuando se volcó de lleno a su pareja.
  • No señora, no me metas en ningún brete, a los únicos que me gusta enseñar es a los chicos del fútbol infantil, las mamás “amigas” ya saben todo lo que tienen que saber.
  • Esta noche me vengo a dormir con vos pero antes de “matarme a pijazos” me tenés que contar de Shui , no pude ir con ella debido a todo el lío en casa de mi hija.
  • Listo, te tomo la palabra, de paso, como entre “las mamás” parece que no hubiera secretos de alcoba, si te enterás de algo hoy, a la noche te cuento mejor.  Ahora, por favor, sé buena, sacame ese culo de mi vista porque me estoy poniendo “malo”.

Se fue rápido a cambiar moviendo el culo de forma exagerada y riéndose a viva voz mientras me tiraba besos con las manos, ¡qué diferencia enorme había entre una y otra!...  No me hubiera gustado estar adentro del auto de Elena , se me hacía que “el tirón de ovarios” sería monumental.

La clase se desarrolló normalmente, salvo por las risotadas del grupito de mamás que comandaba Elena , la cual, ya había dejado de lado la cara de enojada cuando bajaron del auto, enojada Elena porque Leticia tenía cara de cargar un gran peso en sus espaldas.  Decía de las risas de todas y menos mal que estaba la Abogada entre ellas y no podían expresarse tan abiertamente, de lo contrario nos echaban a todos del lugar.

Luego de la práctica me acerqué a saludarlas y les dije que no podía quedarme por mucho tiempo, debido a que tenía una reunión de trabajo en mi casa y aprovechó Leticia para decirme que ella debía cambiarse de ropa, pues le parecía mal ir a una reunión con la gente de la Seguridad vistiendo un short diminuto y, como tiempo sobraba, ella y la madre pasarían por su domicilio a cambiarse, “como gustes”, fue lo único que le contesté y me giré para escuchar a Sandra que me decía en voz baja, con una evidente doble intención, que le encantaría tener el mismo problema de Irina al sentarse.

Pensar en el culito de Sandra me tentó y sabía que Elena y ella no me pondrían remilgos pero… la presencia de Leticia arruinaría todo lo que se podría planear, por lo que tuve que alegar a que por esa semana no podría darse nada porque tenía una montaña de trabajo y en la casa habría gente que no era del entorno.  Lo aceptó sin decir más nada y ninguna opinó al respecto, tenían claro que cuando no se podía, no se podía.

Luego de saludarlas me retiré y ellas se iban a quedar un rato más porque estaban planeando la fiestita de entrega de premios para los chicos, amén de elegir los trofeos que se entregarían y finiquitarían otros detalles como contratar un fotógrafo, el alquiler del equipo de música y algún que otro trofeo especial que descollaba del resto, dado que en un mes más se terminaban las competencias inter-escuelitas.

Normalmente debería ser yo el que eligiera los trofeos y preparara la fiesta pero me pareció conveniente que las madres se juntaran y decidieran ellas, me sacaban un problema de encima porque, aunque los chicos esperaban esos trofeos, yo opinaba que no había cosa más aburrida que esas reuniones, lo que si era seguro es que los chicos tendrían muy buenos trofeos y pasarían un rato agradable.

Cuando subía al coche me llamó Sandra y me habló desde la ventanilla del auto:

  • Nacho , mi marido se fue de pesca con amigos y le puedo dejar el nene a mi hermana, tengo muchas ganas, la oportunidad se da justa y mi culito lo está pidiendo, jajaja…
  • Me encantaría que vinieras pero ya arreglé con Elena, aunque no es seguro porque está la hija, no sé qué decirte…
  • Con Elena no hay dramas y la Abogada está buenísima, no sé mucho pero yo no le haría ningún asco, ¿no te va que vaya a cenar a las nueve y media?...
  • Bueno, vení, veremos qué pasa.

Volví para casa con una erección que no esperaba, pensaba en las mamadas de Sandra y en como lo podíamos pasar y la cabeza de “mi amigo” parecía tener pensamientos propios.  Decidí que le diría a Elena que mandara a la hija para la casa o que se fueran apenas terminaba la reunión y que después regresara para que lo pasáramos bien los tres, si no se daba así, Sandra era número puesto y yo sería el que menos perdería.

Como media hora antes de que llegaran todos apareció Leticia sola con su auto, me extrañó esto pero enseguida me dijo que la madre vendría más tarde, que ella había venido más temprano para conversar a solas conmigo y la hice pasar al living, nos acomodamos en los sillones individuales y le pedí que empezara…

  • En primer lugar quería pedirte disculpas porque me comporté como una chiquilla, no te merecías esas contestaciones.  Por esto tuve una discusión muy grande con mi madre y me hizo ver cosas que siempre me negué a ver.  Es largo de explicar, siempre tuve el problema y los celos de la atracción que mi mamá ejercía en los hombres y todo derivó en una relación que sabía que le molestaría, tampoco la escuché a ella cuando me dijo que las cosas, en algún punto, se darían como se dieron.
  • Es indudable que tu madre tiene experiencias en muchos aspectos y a vos te falta vivirlas.
  • Sin dudas pero tuve que golpearme feo para entenderlo, el tema explotó cuando encontré a mi pareja gozando del sexo con un hombre y me echó en cara que yo era muy cerrada para muchas cosas y que me ponía el “cartelito” para cerrarme a otras experiencias que a ella si le gustaba experimentar, por eso, cuando me dijiste lo del “cartelito”, se me cayó el mundo a los pies y no quisiera que por esto te hicieras una idea equivocada de mí.
  • Bueno, dejá de lado lo que pasó conmigo, hagamos de cuenta que no se dijo nada, yo no te voy a joder con el tema del sexo ni con piropos pero profesionalmente te voy a exigir, el trabajo es una cosa, el divertimento otra.
  • Seguramente, aunque debés tener todos los días ocupados…
  • Perdóóóónnnn…
  • Es que las amigas de mami son terribles, primero trataban de disimular, hasta que me tomaron por una más y se soltaron con varias cosas que me movieron toda la estantería, tenés todo un harem allí, con mamá incluida.
  • No sé lo que te habrán dicho, tampoco lo quiero saber ni opinaré al respecto, suelo ser una tumba para mis cosas, aunque es evidente que la discreción entre mujeres tiene bastante elasticidad, lo que si te puedo asegurar es que no corro detrás de nadie ni le exijo nada a nadie, me encantan las mujeres, sólo las mujeres y si ellas quieren que esté, yo voy a estar tratando de darles lo mejor y con el mayor de los respetos, que lo logre o no, es harina de otro costal, yo no me hago propagandas ni hago de los “cuernos” un culto, no me llegan porque no hago compromisos y no acepto dramas, la mujer es siempre la que decide.
  • Ni falta que te hacen que las propagandas te las hagas vos y debo decirte que sentí un poco de envidia de todas ellas.
  • Ya hablaré yo con todas ellas pero, por lo pronto, nuestra relación será absolutamente profesional, en una de esas te sacás el preconcepto de “macho cabrío”.  Mirá ya llegó un auto que no conozco, en otra oportunidad la seguimos.
  • Gracias Nacho , tendré todo en cuenta.

No lo voy a negar, esa charla con intimidades incluidas me llevó a pensar en hacer algún tipo de intento aunque enseguida me arrepentí de esto, Leticia estaba más que bien, te calentabas con sólo mirarla pero tenía un matete tremendo en la cabeza y no era conveniente ninguna insistencia, si tenía que darse, se daría y de seguro que lo pasaríamos muy bien…

El coche era del Subcomisario retirado con las otras tres personas que trabajarían con él, los saludé al recibirlo, se presentaron todos ellos y nos fuimos para el living a tratar lo que nos competía.  Se notó en todo momento que conocían perfectamente de lo que hablaban y como se debían mover, incluso se pusieron de acuerdo para comenzar a actuar desde el día siguiente, previo a esto nos habíamos puesto de acuerdo con sus honorarios y me acompañarían al Banco a retirar los adelantos pactados.

Cuando estábamos por terminar aparecieron, el auto de Elena y el de los cuatro hombres que cumplirían las funciones de custodios recomendados por el Subcomisario que estaba de reunión con nosotros (según me dijo, los había hecho llegar más tarde para no mezclar los trabajos y la información), dos pertenecían a las Fuerzas Especiales de la Policía Federal y los otros dos igual pero de la Gendarmería, sus curriculum los dejaban bien parados y su presencia física demostraba que no se podía joder con ellos, el mayor de ellos tenía veintiocho años, el menor, dos años menos.

Dejé clara algunas cosas con ellos, nada de trajes oscuros ni de anteojos para el sol, deberían pasar lo más desapercibido posible, preferiblemente, de elegante sport y los horarios quedaban a criterio de ellos, no me importaba quien cumplía tal o cual turno, yo quería un custodio cada doce horas a mi disposición pero sin estar continuamente pegado a mi culo, podría conducir o ir de acompañante y cero comentario con nadie de mis movimientos, les dije que me bastaba con levantar la vista y ver que estaba, lo de los horarios lo aclaré porque si surgía alguna dificultad con el trabajo otro lo cubriría.

En la casa tendrían un departamentito que estaba alejado unos treinta metros de la casa y en el semipiso de la capital, el cuarto más alejado del dormitorio principal.  Me iba a costar adaptarme a ellos porque nunca había estado necesitado de custodios pero para mí, tendrían que estar sin demostrar que estaban, a menos que surgiera algún problema que ellos tuvieran que resolver.  Hubo una conformidad absoluta.  En principio el servicio se brindaría por dos meses cobrando tres mil dólares limpios por mes, cada uno.

Cuando se despidieron nos quedamos solos con Leticia y Elena que había llegado un poco más tarde porque se demoró al ir a comprar unos sándwich de miga que se ocupó de poner en la mesa junto con bebidas gaseosas apenas llegó.  La “abuela” era y se desenvolvía como una reina y su reino era el lugar en que se encontraba, algo que me hacía mirarla con mejores ojos.

Leticia me explicaba cómo iba a ser la estrategia que iría armando para presentar en su momento las denuncias correspondientes pero ésta tenía que formarse a medida que los Investigadores acercaran pruebas del mal proceder de los Directores, me hablaba y, tanto la madre como yo, nos dimos cuenta que lo que hacía era dar vueltas para no irse, esto le duró hasta que Elena se paró detrás del sillón en que yo me encontraba, se agachó a besarme el cuello y acariciándome el pecho con sus dos manos, le dijo:

  • Tenés que ir para casa a buscar a tu hijo está en casa de la vecina del segundo piso, te espera a tal hora porque tiene que salir.
  • Bueno, igual tengo un poco de tiempo, ¿vos vas a venir enseguida?
  • No, no lo creo.
  • Quería decirte que ya había hablado con Nacho y está todo bien, no volverán a presentarse diferencias.
  • Me alegro por vos, fijate que en el freezer hay comida preparada.
  • Bueno… pero yo…
  • Leticia, lo que tu madre quiere darte a entender y no se anima a decírtelo de frente, es que va a pasar la noche acá y parece que no lo entendés o sintonizás otro canal.  Disculpame Elena, somos adultos y me parece una tontería dar vueltas.
  • Ya está, no me digan más, ya entendí, pásenla bien…

Se fue después de saludarnos a ambos y por los gestos y las miradas le quedaron un montón de interrogantes, aunque prefirió tragarse las dudas.

  • ¿Qué le dijiste a mi hija?, me pareció que quería quedarse con nosotros y animarse a más pero no estoy preparada para “compartir” lo tuyo con ella.
  • Creo que la “película” no es por lo que yo le dije, es por lo que hablaron entre ustedes de “lengua-sueltas” que son al estar todas juntas, ¡me cago en la discreción!...
  • Ya me di cuenta de eso, ya pensé que mañana sin falta tengo que hablar con todas las chicas y hablando de ellas, antes de salir me llamó Sandra para decirme que venía para acá, con esa “petisa” sí que me animo.
  • Vení, sentate encima de mis piernas y preparemos el ambiente.

No tardó nada en dar la vuelta al sillón sacándose la remera que fue a parar al sofá junto con el pequeño sostén (es lo que era, sostenía sus tetas por debajo, dejando las redondeces al descubierto y en contacto con la ropa que vestía en ese momento), nos besamos con ganas, nos acariciamos y luego de un rato de mimos, sabiendo que le encantaba, me prendí a sus tetas deliciosas. Elena gemía y se retorcía tratando de sacarse el jeans y la ayudé a ello levantando sus piernas y tirando de los camales, quedó  con la espalda apoyada en el asiento del sofá.  La posición era grotesca y nos causó gracia.

De inmediato se acomodó y se sacó la tanga que revoleó y desde allí me bajó los pantalones a mí, los que, junto con el boxer quedaron enrollado en mis tobillos para que yo me arreglara porque, posando las manos por mis nalgas, me las apretó y absorbió mi “carne en barra”, se sintió atorada cuando un poco más de la mitad de la misma quedó en su boca y se salió tosiendo.  El “impasse” lo generó el bocinazo del auto de Sandra y ella se levantó para dejarle la puerta entornada y regresar rápido a mi lado.

“Primero yo” me dijo y puso las rodillas a los costados de mis muslos, me besó profundo y comenzó a descender despacio para que mi erección desapareciera en su interior.  El “sííííííí” que no quiso contener se mezcló con el casi grito de Sandra que dijo: “hijos de mil, no me esperaron”.  De reojo me pareció ver que vestía una pollera tableada pero cuando estuvo a nuestro lado besándonos y apretando los pezones de Elena ya estaba totalmente desnuda.

Más rápida que los bomberos, la “petisa” se puso detrás de Elena y apoyó sus tetas en la espalda transpirada de “la abuela”, subía y bajaba por allí besando el cuello, los hombros y la nuca de ésta, gozaba ella y hacía gozar a la mamá de Leticia que se expresaba con gemidos y hacía trabajar a sus músculos vaginales trasladando su placer a todo mi tronco.  La “ensartada” ya no pudo ni quiso aguantar y entre temblores, contracciones y una especie de aullido tuvo un orgasmo espectacular.

Sandra no la dejaba “aflojarse”, seguía con los besos, a la par que sostenía las tetas “veteranas” con las dos manos y apretaba los pezones con cierta presión de sus dedos, luego de unos instantes le pidió que la dejara a ella y ayudó a Elena a salir.  Era evidente que me estaban cogiendo entre las dos y a mí me encantaba dejar que se procuraran el placer, ni hablar de disminuir la erección, esas dos “maquinitas” me mantenían en lo más alto y haciendo esfuerzos para no llenarlas de leche.

No se sentó enseguida, agachó la cabeza y dejó el culito apuntando a una Elena que miraba asombrada como Sandra hacía desaparecer a “mi amigo” en el fondo de su garganta y gemía guturalmente mientras apretaba su nariz en mi pubis.  Entró y salió dos o tres veces así, hasta que se lo sacó de la boca, lo dejó lleno de saliva y la miró a “la abuela” diciendo: “Me encanta el sabor de tus jugos, nunca estuve con una mujer pero pienso esmerarme con vos”.

No dijo más, se ubicó en la misma posición en que había estado Elena y se penetró despacio con el ariete mientras me besaba sin guardarse nada y llevaba mis manos a sus tetas, más chicas pero más duras que las de la “veterana”.  Movía las caderas favoreciendo la penetración y me sorprendí pensando en que las cogidas que se procuraban me encantaban porque no eran ni violentas ni apuradas, gozaban y me hacían gozar de su calidad de mujeres demostrando una entrega llena de cariño.

El gemido de placer y sorpresa en Sandra me dio la pauta respecto a que algo agradable le estaba haciendo Elena en la parte de su cuerpo que yo no podía ver, aunque supe enseguida lo que era, primero porque sentí los dedos de Elena que tocaban mi tronco y se empapaban de los jugos de la “petisa”, además se confirmó lo que pensé cuando ésta le dijo girando la cabeza…  “Sííííí, me gusta, tratá de abrirlo un poco más porque lo tengo prometido”.  Otra vez me tuve que aguantar cuando Sandra comenzó a temblar y tomándose fuerte de mis hombros, gritó entregándose al orgasmo provocado por las sensaciones al tener sus “agujeritos” ocupados.

Dijeron de irnos a la habitación y les contesté que primero teníamos que cenar porque había más noche por delante, lo aceptaron pero las dos vieron que aún estaba a pleno y se arrodillaron a cada uno de mis costados para dedicarse a jueguitos linguales y penetraciones bucales que, con calma y sin apuro, me fueron llevando por dónde ellas querían, hasta que lograron “secarme” momentáneamente, luego de esto y riendo satisfechas, las dos se fueron a bañar porque quedaron goterones enredados en sus cabellos y sus tetas.

Después de la cena, que fue bastante liviana, fue Elena la que tomó las riendas para seguir con los mimos porque Sandra parecía bastante inhibida ante su presencia, no se demostraba con su “chispa” habitual y le entregaba a Elena un determinado “primer lugar” reconociendo implícitamente un cierto ascendiente para conmigo y el lugar.

Como fuere, en la habitación se equiparó todo y la “cosa” se puso más movida, “la abuela”, con el culo parado y en cuatro, volvió a convertirse en una “camionera” que pedía a gritos y sin vergüenzas, “reventame el ojete Nacho , hay que demostrarle quien manda” y, seguido de esto, incrustaba su boca en la entrepierna y hacía delirar a Sandra que abría las piernas casi a 180° y orgasmaba como posesa.

Cuando las posiciones se invirtieron, Sandra gritó como una marrana con el ariete incrustado en lo más profundo de su recto, había pedido que fuera “de una y hasta el fondo” porque ella se lo aguantaba y no fue tan así la cosa, le había errado a los cálculos.  Tuve que amarrarla con fuerza desde las caderas y Elena amortiguó sus exclamaciones porque tomándola de la nuca le llevó la cabeza hasta su entrepierna hasta dejarla atrapada también por sus muslos y sólo movía su cuerpo lo suficiente para dejarla respirar.

Cada una de ellas recibió una descarga en el fondo de sus tripas y quedé para el olvido, no quería más y ellas parecían haberse potenciado con cada uno de sus orgasmos, me besaron, me mimaron, me chuparon y no había “tu tía”, al poco rato, ni problema que se hicieron, se enfrascaron en un “69” no apto para cardíacos.  Mi cansancio le ganaba a la “calentura” y recordé los “juguetes”…  Saqué el strapón y un consolador con vibrador, los dos más o menos de mi tamaño y los dejé sobre la cama diciendo: “Tomen chicas, para que recuerden algo de mí, yo me voy a dormir a otra habitación” .

Lo último que recuerdo fueron grititos medio histéricos, risas a toda voz y, ya entre sueños, algunos gemidos que expresaban placer, después, se me apagó la luz…

Continuará…

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